Monologo de Marco.

Es Difícil Sentirse Bien.

Imaginar que puedo alcanzar la paz me resulta complejo. Hace tanto tiempo que llevo sufriendo que sentirme bien provoca que mi corazón se contraiga y busque formas de mermar esas emociones.

Creo que algún día tendré que pagar por los pecados que he cometido. No sé cuándo sea, pero sin duda deberé pagar por ellos. Tengo a ambas chicas entre mis brazos, a mi princesa, a quien amo tanto. A Emilia, quien ha sido una gran amiga.

Sé que ambas no buscarán traicionarme, sé que ambas no buscarán desaparecer de mi vida. Tengo que protegerlas, por eso he entrenado y entrenado.

Pero este mundo no es tan simple; la muerte está a la orden del día. Sin duda, este mundo es vil y cruel. Irónicamente, ha sido el mundo el que me ha traído a grandes personas.

Las presiono en mi pecho, sintiendo su calor.

Ojalá pudiera traer a mis padres, ojalá pudiera mostrarles que su hijo está bien.

Ojalá pudiera decirles que pueden descansar, o siquiera despedirme de ellos. Ni siquiera pude despedirme antes de que ambos murieran.

A medida que el caos del mundo continúa rugiendo afuera, siento una determinación férrea. No importa cuán arduo sea el camino hacia la felicidad, lucharé por ella. No permitiré que el odio y la adversidad me definan.

En mi interior, guardo la esperanza de que, al final del camino, encuentre la paz que tanto anhelo, no solo para mí, sino para aquellos que sostengo en mis brazos y para los recuerdos de quienes ya no están.

Por eso, debo proteger lo que tengo. No importa si tengo que dar mi vida; lo que importa es proteger a quienes quiero.

No sé qué haría si las llegase a perder.

Prologo

Lo que no está Escrito.

El viento me envuelve con sus suaves caricias desde la cesta del globo aerostático.

Las aclamaciones y la emoción están en su apogeo, Irlam ha experimentado un crecimiento sin precedentes. La producción, la academia y los comercios, todos han alcanzado un nivel de organización que ha suscitado un aumento en el interés de la población externa.

Irlam parece cada vez más una ciudad, un lugar que ha florecido gracias a la derrota del culto y su conexión con la ballena, así como al brillante inicio de Emilia y al poder de la máquina de vapor.

La única razón al rápido crecimiento es claramente las fábricas, he logrado generar una gran cantidad de empleo de diferentes formas, por lo que la gente viene con la intención de cambiar su vida.

Todos contemplan a Irlam con un inmenso potencial.

Un pueblo que alguna vez careció de todo, donde la única ambición era ascender para llegar a la capital. Irlam era una localidad sin medios para defenderse, donde cualquier error mínimo podría resultar en tragedia.

Irlam ahora resplandece con calles de hormigón y piedra, nuevas viviendas, negocios en auge y casas en construcción.

Desde este punto de vista, puedo abarcarlo todo: la gente, las casas y las fábricas. Esto es apenas el principio. Contemplo el cielo con gratitud hacia mi mundo, sus avances y el esfuerzo que decenas de millones de individuos han invertido en inventar, descubrir, crear e innovar.

Todo esto me ha servido para avanzar velozmente en este universo.

El conocimiento es la fuente de la verdad; la humanidad debe reconocerlo. En este mundo, la mayoría no persigue el conocimiento, sino el poder físico o mágico.

Los pocos que poseen conocimiento alcanzan el poder, agravando la brecha.

Es tiempo de cambiarlo, la sociedad debe transformarse y el mundo también.

—¡Observen! —apunto hacia una columna cubierta con mantas que el ejército sostiene. Es la evidencia de nuestra victoria sobre la ballena, la prueba de que Irlam puede avanzar, la constancia de que he fortalecido mi ser.

Los soldados retiran el manto que cubre la imponente estatua, que se exhibe ante todos. Las miradas de la gente se llenan de asombro, y los adultos alzan a sus hijos en hombros para que también la contemplen.

Sí, así comienza todo invento, así comienza cada acto, así comienza cualquier momento en nuestras vidas.

Es probable que todos estén reflexionando acerca de la identidad del hombre, pero evidentemente, nadie aquí la reconocerá. Este momento, esta situación, es la que encarna lo trascendental.

Fue un arduo encontrar la estatua perfecta, pero de una u otra forma, esta representa la verdad.

—Alguien meditando. —Observo a todos. Mientras sus miradas permanecen fijas en la estatua, añado—: la raza, la etnia, el origen, la morfología, el género, la edad.

Inhalo profundamente, para concluir con este punto, es hora de que verdaderamente todos aportemos nuestro granito de arena. Combatir el racismo, combatir el odio ha sido una labor laboriosa y compleja, pero creo que es factible.

—¡Somos una sociedad pensante! —exclamo con vigor—. Somos una sociedad que no se deja llevar por los instintos. —Extiendo mis brazos, contemplando el firmamento—. Lo que nos diferencia de las bestias es la razón; cualquiera que la posea tiene el legítimo derecho a ser respetado de igual manera que tú lo buscas.

Es una detención que obstaculiza el progreso.

—Por ello, como seres razonantes, tenemos una responsabilidad, la de orientar a todos aquellos que lo necesitan. —El globo empieza a descender, acercándome a ellos. Con la magia del viento, controlo el descenso, reduzco la presión interna y planifico su caída.

Todos me observan mientras desciendo. Una vez que el globo toca tierra, salgo de la cesta, uniéndome a todos.

La gente comienza a aproximarse, todos parecen emocionados y jubilosos.

Ellos hacen espacio y yo avanzo hacia la estatua, utilizando la magia para elevarme y posicionarme sobre ella.

—¡Irlam es un epicentro del ingenio! ¡De la creación! —levanto mi puño, uniendo a todos en este momento—. Aquí, nadie será reprimido por progresar, por crear.

Sí, aquí no oprimiremos a quienes se esfuerzan por mejorar el mundo.

No truncaremos sus vidas ni las de sus seres queridos.

—¡Aquí premiamos al creador! ¡Fomentamos el conocimiento! —grito con fuerza— ¡Aprendan! ¡Esfuércense! ¡Trabajen! ¡Busquen su mejor versión cada día!

Coloco mi mano en mi pecho, mirando a mi pueblo, contemplando todo lo que he logrado.

Comencé sin nada, pero ahora, ahora tengo un principio.

—¡Seremos tan grandiosos que el mundo no podrá ignorarnos!

—¡Viva Irlam! —gritan todos con entusiasmo.

Las miradas orgullosas de cada individuo, los clamores emocionados de los niños, todo se fusiona en un coro que ahoga cualquier sentimiento negativo. Una sensación revitalizante me envuelve, una sensación indescriptible, casi como si el simple hecho de estar todos conectados me fortaleciera.

Los ojos de todos resplandecen con un fuego ardiente, mirándose mutuamente con un orgullo palpable mientras entonan "Viva Irlam" en un grandioso coro.

Regreso al escenario con una sonrisa, mis ojos se posan en Emilia y Beatrice, quienes me aguardan con entusiasmo.

—¡Fue impresionante! —exclama Emilia, extendiendo su mano hacia mí. Acepto el gesto y ambos dirigimos nuestras miradas hacia el frente.

Ya no podemos retener por más tiempo la información sobre el acero; esta se ha filtrado entre los nobles, y antes de que ellos lo utilicen en su propio beneficio, lo liberaremos al mundo.

—Como todos ustedes sabrán, ha comenzado a circular el rumor de que Irlam ha logrado la producción de acero, un metal codiciado que hasta ahora solo se forjaba en las grandes herrerías de diferentes naciones. —Dirijo mi mirada a la audiencia, alzando mi puño—. La fábrica de acero de Irlam lleva cinco meses en funcionamiento.

Como estaba planeado, los herreros avanzan hacia el escenario, subiendo a la tarima con orgullo.

Aquellas almas que padecieron bajo el dominio de quienes ostentan el poder, aquellos que entregaron su corazón y se esforzaron por sobreponerse. Los que derramaron su sangre en su sueño, a pesar de haber perdido todo.

Baltazar se coloca a mi lado, y el resto de los herreros se mantiene detrás de nosotros, erguidos y con sonrisas radiantes en sus rostros.

—¡Hoy! ¡Anunciamos el nacimiento del gremio de Herrería de Irlam!

Un gremio que muy pronto se transformará en una entidad formal.

—Poseemos un acero notablemente más resistente y duradero, un acero que no tiene parangón con el de la capital.

No permitiremos que nos roben ni que nos critiquen.

No les daremos la oportunidad.

—Todo gracias a las personas que en su momento fueron desterradas por aquellos que se oponen al progreso, por aquellos que desean que todo quede en el olvido.

Baltazar da un paso adelante, dirigiéndose a la multitud.

—El gremio de herrería de Lugunica expulsó a todos mis colegas, los utilizaron para apoderarse de toda la capital, vivimos en las sombras sin saber si al día siguiente tendríamos algo que comer. —Baltazar aprieta el puño con furia, mientras el resto observa impacientemente—. Se adueñaron del acero y lo monopolizaron, pero no contentos con su dominio, llevaron a cabo artimañas maliciosas para aniquilarnos.

Los ojos de todos brillan con intensidad mientras él observa a la multitud, esbozando una sonrisa.

—Ahora que los hemos superado, no tendrán otra alternativa que competir. Esto es tan solo una evidencia de que todos podemos lograrlo.

La coherencia con la que Baltazar se expresa me sorprende; parece que realmente sentía esas palabras.

—Hemos creado la máquina de vapor, hemos desarrollado la máquina de escribir, hemos utilizado el metal para inventar dispositivos que facilitan la vida de las personas, y también hemos concebido dispositivos que pueden acabar con ella. Continuaremos creando y avanzando, pero solo si ustedes siguen innovando y creando. —Baltazar eleva su voz—. Cualquier solicitud de un invento que puedan tener será bienvenida; recibirán un trato equitativo. De esta manera, Irlam seguirá prosperando.

Baltazar se señala a sí mismo con el dedo y muestra una sonrisa de confianza.

—¡Soy Baltazar! Soy el líder del gremio de herrería de Irlam. Esos individuos tendrán que suplicarnos a nosotros. ¡JAJAJA!

Sonrío, reconociendo que este es el mismo Baltazar que conozco.

Baltazar me mira, como si estuviera al borde de sus emociones. Le sonrío mientras aprieto la mano de Emilia.

Ella levanta la mano y se dirige a todos, con una sonrisa tan radiante que eclipsa al propio sol.

—¡Todos podemos progresar! ¡Todos podemos sonreír! —Emilia alza su voz con un toque de magia—. Esto es solo el principio. Yo, Emilia, como candidata al trono de Lugunica, haré todo lo que esté a mi alcance para crear un mundo en el que todos puedan sentirse seguros, un mundo en el que todos tengan la oportunidad de prosperar sin importar su origen.

Las celebraciones recobran su apogeo, la gente aplaude con orgullo ante las palabras de Baltazar y Emilia, y en este momento, el racismo hacia ella ha disminuido considerablemente.

Varios demihumanos llegan a Irlam en busca de oportunidades, ya que este es un lugar donde cualquiera puede alcanzar una posición de poder, y el trato general es mucho más amigable.

Aunque la competencia es feroz.

La gente evoluciona, las ideas cambian a través de pruebas y compromisos, incluso en el caso de Emilia, quien ha demostrado ser una excelente líder.

El día continúa con su emoción hasta que la noche llega, y nos encontramos celebrando en el quiosco con unas botellas de vino.

Crusch, Emilia, Beatrice, Roswaal, Rem y Ram.

Otto y Luan están celebrando en el pueblo. Para mi plan, es imprescindible que Roswaal nunca se cruce con Otto, por lo que lo excluí en esta ocasión.

—Ha sido un discu~urso grandi~~oso —asevera Roswaal, mientras deleita su paladar con un sorbo de vino.

Cada día comprendo con mayor profundidad las expresiones de Roswaal; últimamente, parece más jubiloso de lo habitual, como si aguardara algo con gran expectación.

En este punto de la narración, el único adversario por el que tendría que preocuparme son los conejos.

No obstante, con la gente que me rodea, creo que es factible tomar medidas. El dilema es que está ocurriendo algo inusual; la alta nobleza guarda un inquietante silencio, y Miklotov no ha logrado obtener información alguna.

—Ha resultado divertido —afirma Emilia, dando un pequeño sorbo al vino mientras Beatrice se aposenta en sus piernas.

Crusch y Emilia sostienen una conversación animada, mientras que yo permanezco dialogando con Roswaal acerca de los pasos a seguir.

—Ahora que el acero se ha vuelto público, es imperativo llevar a cabo lo que te mencioné.

Roswaal se toma la barbilla, rascándosela ligeramente.

—Resulta un desafío. —Roswaal me entrega una carta—. El "alcalde" de la ciudad de la Sa~~nta Montaña de Pardo~~chia desea reunirse contigo. Considero que estable~~cer relaciones con él resulta esencial para tu plan.

Necesito comenzar a establecer conexiones con el exterior; inicialmente, tenía la intención de aprovechar los contactos de Roswaal, pero él argumenta que son escasos los que poseen influencia significativa en otros países.

Lo que busco es la posibilidad de fundar empresas en naciones extranjeras y, de manera gradual, incrementar la influencia de Irlam.

La máquina a vapor constituye el pilar fundamental de todo, aunque en la actualidad, la máquina de escribir está cobrando relevancia, ya que se ha popularizado entre funcionarios y nobles.

—Hermod... —Un individuo misterioso, desconocido para mí en la novela. Roswaal afirma que es un conocido que se ha interesado en la máquina a vapor, por lo que viaja a Irlam con la intención de forjar relaciones comerciales.

Si puedo comenzar con él, ya será un paso adelante. Espero que sea una persona íntegra y no una artimaña de Roswaal.

Burr, Burr.

El metía vuelve a vibrar, así que esta vez lo tomo y lo abro. Al hacerlo, lo primero que capto es la expresión de Miklotov, quien parece preocupado, con las cejas fruncidas y una mirada tensa.

Me percato de que no se trata de un asunto trivial, así que me levanto de la mesa.

—Permítanme retirarme por un momento; debo atender un asunto —anuncio a todos, dándoles la espalda.

En el último instante, lo noto: las cejas de Roswaal se arquean y una sutil sonrisa se dibuja en su rostro. Mi cuerpo comienza a sentir la rápida circulación de la sangre por mis venas, mientras la ansiedad aumenta.

Una vez que estoy lo suficientemente alejado, Miklotov comienza a hablar.

—Lo que temía ha sucedido —dice, tomando un papel de su escritorio y comenzando a leer—. La ciudad industrial de Costuul solicita a la comunidad de Irlam la entrega de los planos de la creación del acero, la máquina a vapor y la máquina de escribir, bajo la acusación de que estos planos fueron robados directamente de la ciudad de Costuul.

Una vena en mi frente comienza a palpitar con fuerza mientras escucho a Miklotov concluir su relato. Suspiro, luchando por no permitir que mis emociones me dominen.

—¿Y? Ya hemos anunciado todos estos inventos al mundo. Todos saben que Irlam los produjo para derrotar al culto. El acero es algo que acabamos de dar a conocer públicamente, antes de que esta notificación se hiciera pública.

Miklotov continúa.

—Las sospechas apuntan hacia el ejército revolucionario, el causante de la guerra entre demihumanos y humanos. Se cree que están ocultos en Irlam. En Costuul, se produjo un ataque secreto donde los planos fueron sustraídos del castillo. Por lo tanto, se solicita una minuciosa investigación en Irlam.

Cada vez resulta más absurdo y carece de sentido. Parece que se están quedando sin argumentos. Roswaal sigue siendo el gobernante de Irlam, bajo su amparo, no debería haber lugar para dudas.

La posición y el honor de Roswaal no pueden ser mancillados.

Además, Roswaal en teoría es bastante aliado de Costuul. No hay forma que tomen acciones en su contra, ya que él es quien ayuda con las maquinas mágicas.

Esto no tiene sentido, tiene que haber algo más.

—El consejo de sabios ha decidido aprobar la solicitud de revisión, sin embargo, por mantener el honor del marqué Roswaal L Mathers se nombrará a Marco Luz dueño de las tierras de Irlam, esto ha sido aprobado por el marqués Roswaal L Mathers y se le otorgo a este la ciudad de Hanumas, como compensación por la decisión tomada.

¿Roswaal lo aprobó?

Pero nunca lo vi irse, las cartas que llegan a Irlam ninguna fue dirigida a él de parte de la capital.

¿Un contacto secundario?

No...

Fue desde entonces, ha estado esperando, ese maldito.

Desde que fue a la capital después de la reunión de la selección real.

No tiene caso decirle algo, después de todo el solo va a actuar de acuerdo a su maldito libro.

—Pero, entonces si vienen a robar todo Irlam ¿Cómo lo detengo? —pregunto a Miklotov, sabiendo que él sabe más sobre estas cosas que yo.

Si alguien sabe sobre todo el apartado político completo de este mundo es él. Normalmente me alegraría por tener a Irlam, pero ahora es simplemente algo estúpido.

Una artimaña de los sabios para pasar el manto, echarme la culpa y destrozarme por completo. Es tan estúpido que incluso sus alegatos lo son.

Es como en mi país de origen, donde dicen cualquier cosa con tal de cumplir sus objetivos, sin importarles lo que pensará la gente.

Mera codicia.

Esperar a que el nombre de Irlam este en lo alto solo para robar todo.

Miklotov piensa un tiempo. Los minutos pasan y mientras intento pensar una solución este me interrumpe.

—La única forma, es que rechaces la solicitud. —Miklotov me muestra un papel, con una sola palabra—. Entrarás en guerra con la ciudad industrial de Costuul.

—¿Una guerra civil? —cierro mis ojos un instante, pensando si de verdad es una solución o si es parte de los planes de Roswaal.

Miklotov afirma, este parece seguro de lo que dice, y, aunque su expresion sigue siendo la de una profunda tensión, su voz viene cargada de una profunda introspección.

—Si aceptas te robaran todo y usaran alguna alimaña para aprisionarte, ten eso seguro, pero si declaras la guerra a la ciudad de Costuul entonces tendrás tiempo en lo que las decisiones del consejo se toman. —Miklotov saca un libro y empieza a explicar—: En el reino de Lugunica las decisiones se toman por el gran rey, sin este, el consejo de sabios toma el poder de tomar decisión acerca de los acuerdos entre diferentes ciudades.

—En caso de una confrontación, el consejo de sabios debe tomar la decisión de si aceptar o no el acuerdo de guerra.

Lugunica se jacta de ser una nación pacífica, no obstante, también cuenta con legislaciones para situaciones belicosas. Los conflictos internos solo se autorizan si se alcanza un acuerdo, mediado por los líderes de la nación.

—Las decisiones serán tomadas con el consejo ejerciendo su rol mediador —proclama Miklotov al cerrar el libro—. Los enfrentamientos entre ciudades están terminantemente prohibidos, a menos que se trate de situaciones extraordinarias, y en este caso es probable que se haga una excepción.

Irlam se encuentra en el centro de la atención; actualmente, Costuul está sufriendo económicamente debido a los costos de producción increíblemente más altos en comparación con los de Irlam.

Esta perspectiva me permite comprenderlo mejor.

La ley en Lugunica no lo permite, pero el consejo de sabios tiene la capacidad de decidir, a menudo con motivaciones burocráticas. Es como una guerra entre naciones, donde el asesinato es ilegal, pero en tiempos de conflicto es aceptado.

En este momento, debo reflexionar profundamente. Los engranajes vuelven a moverse, y una vez más me encuentro en el centro de la tormenta. Roswaal parece estar tramando algo, y no puedo revelarle mi relación con Miklotov en este momento.

Aunque, sospecho que él ya lo sabe.

La forma en que actúa el libro de la sabiduría aún es un misterio.

Si lo que él conoce son mis acciones, entonces debo asegurarme de ocultar esos detalles. Su libro debe estar anticipando lo que planeo hacer con él, es decir, cómo influir en sus acciones.

Debo evitar esto a toda costa.

Beatrice me explicó que los libros de la sabiduría de cada uno revelan las acciones que llevarán a cabo en beneficio de su madre, así como aquellas que los guiarán por "el mejor camino en sus vidas".

Es evidente que Echidna debe tener planes futuros, y su resurrección también debe estar profetizada, aunque tal vez no sea el momento adecuado para que Roswaal lo descubra.

—Permíteme reflexionar; te daré una respuesta lo más pronto posible —suspiro, meditando sobre la decisión que debo tomar.

—Considera cuidadosamente la guerra; trataré de prolongarla todo lo posible para que puedas prepararte adecuadamente —se despide Miklotov y cierra el metia, dejándome con el suave murmullo de las risas de la gente en el quiosco.

Me siento en el césped y contemplo el cielo.

En este momento, el ejército de Irlam está en constante expansión; la producción de rifles de acero continúa, y se han fabricado balas y varias granadas con la intención de fortalecer el poderío de Irlam.

No siento temor ante los caballeros, si tan solo fueran caballeros comunes.

El verdadero peligro radica en si traen a alguien como Julius o mercenarios ocultos, individuos que se mantienen en las sombras como fuentes de poder.

Costuul se encuentra al otro lado de la montaña, y debo considerar cuidadosamente este motivo aparentemente absurdo; debe haber una forma de contrarrestarlo.

Sé que la gente no creerá de buenas a primeras, pero estamos inmersos en una batalla política, y cualquier rumor puede afectarnos considerablemente. Si realmente deseamos derrocar esta acusación, tal vez debamos aceptar que vengan a investigar.

Sin embargo, existe el riesgo de que roben nuestros planos, ya que no tenemos derechos de autor que los protejan.

También debo recordar que, aunque Irlam esté bajo mi control, Roswaal sigue siendo una figura importante que debe mantener su prestigio.

Aunque él parezca no darles importancia a estos asuntos, debe mantener las apariencias hasta que su extraño libro le dé indicaciones.

Si todo esto está sucediendo y Costuul nos está presionando de esta manera, es porque buscan que nos rindamos, ya sea para proteger el honor de Emilia o para eliminarla a ella y a mí.

Me pongo de pie, iluminado por la brillante luz de una gran luna menguante.

Aprieto los puños, reflexionando sobre lo que debo hacer.