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Había cedido ante Terry, todos esos días que estuvo luchando para no encontrarse con él ya eran historia, había tenido miedo de verlo con quien creía, tal vez, ya era su novia; pero ahora sabía que todo aquello era un malentendido; aunque se lo había aclarado esa misma noche, su terquedad hizo que se negara a aceptar lo escuchado. Bueno, ya no importaba más, él estaba besándola y ella le estaba correspondiendo. Sí, no importaba nada más, ni sus estúpidas reglas ni la prohibición de su madre, sólo quería seguir con Terry, así, disfrutando de aquel ansiado y delicioso beso.

No podía creer lo que estaba sucediendo, la estaba besando! Sentir sus labios carnosos, suaves y de un sabor dulce, lo estaban extasiando. Le mordía el labio inferior cada vez que se separaba un poco para tomar aire; pero inmediatamente tomaba preso el labio superior; lo hizo así, de manera alternada durante unos minutos, que gratamente parecieron horas.

-Lo siento. – dijo sin soltar su rostro y apoyando su frente en la de la joven.

-Se arrepiente de haberme besado? – pensó Candy, no podía decirlo en voz alta ya que no quería que la viera como a una tonta niña enamorada. – eh…

-Por hacerte creer hace rato que Karen y yo teníamos algo – vio la duda en el rostro femenino, por eso aclaró a que se debía su disculpa. – cuando dijiste que era mi novia, no lo negué.

-Oh… no… no te preocupes por eso. – bajó la mirada con una leve sonrisa, estaba completamente sonrojada.

-Lo que dijiste hace un momento… - levantó el rostro femenino de manera delicada – fue en serio?

-Sí. – aceptó mirándolo a los ojos – el beso que me diste…

-Es porque de verdad me gustas Candy – había seguridad en su voz – desde el primer día que te vi, te metiste aquí – señaló su sien. – y siento algo más aquí – ahora señaló su pecho.

-Tú también me gustas Terry – aceptó finalmente en voz alta – desde el primer día, me gustaste mucho. – aquel sonrojo no se iría nunca, es más, creía que se intensificaba mucho más – ahora qué va a pasar?

-Sí me aceptas… - sonrió ante la impaciencia y dulzura de la rubia – desde ahora podemos ser novios.

-Yo… nunca he tenido novio – informó algo avergonzada; el castaño se preguntó sí eso era posible, pues Candy era hermosa, era imposible que nadie se le haya declarado antes. – Mamá… me lo prohibió, dijo que era más importante pensar en mi carrera y en mi futuro que en un chico. – aclaró al ver duda en el rostro masculino.

-Y ahora… - le tomó la barbilla para que levantara la cabeza y lo mirara - qué piensas?

-…Qué… quiero ser tu novia. – dijo tímidamente.

-Seré el primero entonces; tu primer… - sonrió levemente - y espero, único novio - besó sus labios mientras la rubia sonreía ampliamente; el castaño aprovechó aquello para besarla con más intensidad.

Ambos estaban contentos, Candy finalmente aceptó lo que sentía por el castaño, le gustaba y estaba segura que en poco tiempo lo amaría. Terry, estaba más que feliz, había visto como era la rubia con sus amigas cuando iban a la cafetería, era una joven alegre y amable; estaba seguro que ya la quería y haría todo para enamorarla.

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Otro día más de clases y prácticas, todo parecía seguir con la rutina; pero en esta ocasión, Candy no estaba como siempre, había una enorme sonrisa en su rostro, la cual no pasó desapercibida por sus compañeras.

-Qué pasó ayer con Anthony?

-Con Anthony?

-Sí, Annie dijo que te quedaste con él y ahora eres toda sonrisa.

-No pasó nada… - dijo sin perder su sonrisa – te cuento después. – susurró al ver a Juliette ingresar al salón.

-Todas atiendan por favor! – dijo aplaudiendo para llamar la atención de las estudiantes. – hoy perfeccionarán l'écartée y practicaran hacer el escorpión en pointé, sin ayuda. – la maestra les enseñó la pose, les mostró la postura que debían tener, la posición de las manos, cuello y piernas. – está claro?

-Sí – contestaron en coro.

- Annie, ven al frente por favor – llamó a la morena – muéstranos primero l'écartée.

-Sí – se acercó, se veía algo insegura y nerviosa.

-Ok, levanta más el brazo – la ayudó a posicionarlo correctamente – no bajes la pierna… la cabeza siempre en alto, recuerda que el cuello debe verse largo, elegante…

-S-sí… - perdió el equilibrio. – lo lamento.

-No te preocupes, hazlo nuevamente. – fue comprensiva y al ver que esta vez sí lo hacía correctamente sonrió – ahora muéstrame el escorpión. – Annie intentó hacerlo correctamente; sin embargo, tuvo muchas dificultades, mostró dolor en su rostro al hacer el pointé y al final no tenía la pose perfecta.

-Lo lamento – se disculpó casi con lágrimas.

-Sigue practicando, le dijo donde habían sido sus fallas – Susana, al frente.

-De acuerdo - La rubia se había reído burlonamente de Annie cuando regresó a su lugar.

-Muy bien, los brazos están bien; pero la posición de la cabeza no es perfecta – la rubia lo corrigió rápidamente - estira más el cuello… perfecto. – Susana sonreía airosa de haberlo conseguido casi enseguida – ahora el escorpión.

-Sí. – realizó la pose, tomó su pierna y la estiró correctamente, sin embargo, no pudo hacer el pointé en esa posición. – lo siento.

-Sigue practicando hasta perfeccionarlo. Debes estirar el cuello hacia atrás, no debes mostrar dolor al hacer el pointé – la rubia regresó a su lugar. – Michelle – llamó a otra estudiante mientras algunas practicaban y otras observaban atentamente - Tengan cuidado con sus gestos – dijo con un suspiro cansado – deben mostrar una pose elegante y fresca, no una dolorosa y difícil. Su mente y cuerpo deben estar conectadas para recordar las posiciones de manera natural.

-Lo siento. – se disculpó la joven, de reojo vio que Elisa y Luisa se estaban riendo.

-Candy, pasa al frente. – la rubia obedeció – perfecto! – dijo contenta – observen, no deben perder la postura ni el equilibrio – mientras hablaba Candy seguía manteniéndola. – observen el ángulo de la cabeza, los brazos y la pierna – señaló - gracias querida, regresa a tu lugar. Camila, tu turno.

Candy había hecho un perfecto escorpión en pointé, sin mencionar que l'écartée ya lo había perfeccionado la clase anterior. Cuando la rubia regresaba a su lugar, sus compañeras, a excepción de Paty y Annie la miraban con celos y rabia. Aunque Annie la miraba con un poco de envidia.

-Lo hiciste bien, felicidades!

-Gracias Paty. – sonrió a su amiga, miró de reojo a Annie, quien seguía intentando realizar correctamente la pose. – sigamos practicando.

-Sí, podrías ayudarme? – la rubia asintió. Paty admiraba la destreza con la que Candy realizaba aquellas posiciones, para ella eran difíciles, pues tenía problemas con su equilibrio, más cuando tenía que levantar la pierna sobre su cabeza y ahora tener que añadir el pointé para realizar aquella pose, era su tormento; por suerte su amiga estaba ahí para ayudarle, ninguna se miraba con celos o envidia, ambas se colaboraban entre sí.

-Ok, la clase terminó – habló Juliette – deben seguir practicando, recuerden que son posiciones que ya conocen, sólo las están perfeccionando. – tenía que alentar a las jóvenes que estaban teniendo dificultades – oh! Algo más, vayan practicando caminar en pointé, es esencial que lo dominen. – las miró - Recuerden que si quieren conseguir una plaza para el nivel avanzado y ser bailarinas profesionales, deben perder esos nervios que les están quitando puntos – todas asintieron.

Robert y los maestros sabían que las jóvenes bailarinas eran buenas y entendían que los nervios estaban jugando en su contra, ya que en ese momento estaban en una competencia para ganar un lugar en la compañía y seguir con su carrera de bailarinas; pero si no hacían algo para incentivarlas y motivarlas a seguir adelante, no tendrían buenos elementos en su compañía ese año, bueno a excepción de unas cinco bailarinas que se destacaban, entre ellas estaba Candy.

-Nos vamos? – Paty tenía su bolso en el hombro. - Annie? – miró a la morena.

-No, vayan ustedes me quedaré un poco más. – la morena planeaba practicar durante el descanso.

-De acuerdo, nos vemos en la siguiente clase. – se acercó a la morena – ah… ya arreglé lo del pastel.

-Muchas gracias Candy – la morena agradeció sinceramente. Las amigas vieron a Annie repetir los ejercicios desde el inicio.

-Hay mucha competencia y poco tiempo, verdad? – miró a Paty - no debemos tener errores.

-Bueno, tú no debes preocuparte por eso, eres muy buena.

-Tú también lo eres – señaló - pero sabes que nadie lo tiene seguro.

-Tal vez, tú sí lo tengas – escuchó a Susana detrás de ella.

-Ah, lo dices porque he demostrado ser mejor que tú? – dijo orgullosa causando la rabia y celos en la rubia lacia.

-Si hubiera sabido, que ser cercana a los maestros ayudaba, le hubiera pedido a mi papá que los invitara a cenar, él es amigo de Robert y Trevor. – dijo sonriendo.

-Ni eso te habría ayudado. – la miraba fijamente sin mostrar ninguna emoción.

-Así es – se unió Paty – no pueden hacer milagros con quien tiene pies de pato. – sin poder evitarlo Elisa y Luisa soltaron sus risas logrando enfurecer más a Susana.

-No te metas, mejor ve a comer una hamburguesa antes de decir estupideces!?– gritó furiosa – vámonos chicas. – salieron de la sala sin dar oportunidad a que le contestaran.

-Paty… - la rubia se acercó a su amiga – estás bien? – hace un año, Paty había tenido problemas con su peso.

-Sí, no te preocupes, yo la herí más. – dijo sonriendo. – cómo estás tú? Lo que dijo de…

-Es una estúpida. – dijo enojada - No te preocupes siempre usa lo mismo, no me importa.

-No sabe cómo te esfuerzas para llegar hasta donde estás. - Sólo Paty sabía que Candy se esforzaba bastante, siempre practicaba antes de dormir, dos o tres horas intentando sacar perfectamente las posiciones y mejorar su técnica.

Candy, había sentido entusiasmo por el ballet cuando era pequeña, le había gustado aquel mundo mágico y se alegró bastante cuando su madre la apoyó e incluso ayudó a iniciar su sueño. En su antigua academia logró ser la mejor de su grupo. Sus maestras siempre le decían que tenía un futuro prometedor como bailarina, sus compañeras apoyaban aquella afirmación, siempre eran muy amables entre sí, hasta que hace tres años, cuando Susana se incorporó a la clase, todo cambió; aunque sólo fue ella y Elisa quienes la molestaban; sin embargo este año era diferente, desde el inicio sintió hostilidad de parte de algunas de sus compañeras, las había oído decir que ella gozaba del favor de Juliette y Robert, sólo porque eran conocidos de su madre. Algunos de sus profesores, le habían dicho que era afortunada al haber nacido con pies de bailarina, nunca alababan el esfuerzo y dedicación que le daba a sus prácticas.

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-La odio!

-Tú tienes la culpa – dijo Elisa – aunque me cuesta reconocerlo, sabes que ella siempre fue buena.

-Es cierto – secundó Luisa – recuerda que la señorita Miller siempre la felicitaba por sus interpretaciones y baile – recordó las clases en su escuela anterior – es por eso que siempre ganaba los papeles principales para las presentaciones, ni que decir de cuando Robert y Juliette la invitaron a participar en la presentación del año pasado.

-De parte de quien están? – dijo roja por la furia.

-Ya cálmate – dijo Elisa – pero la próxima vez no ataques con cosas que sabes que perderás.

-Yo no... – no supo que decir, sus amigas tenían razón y eso aumento su coraje – ya sé que haré. – sacó su celular y marcó, Elisa y Luisa se miraron con una sonrisa maliciosa. – ya está – colgó feliz.

-Ok, ahora que estás mejor… - dijo Elisa – tenemos que planear como acercarme a Anthony.

-Escuché que Candy lo rechazó – dijo Luisa - debe estar herido, aprovecha eso – Elisa la miró furiosa.

-Esa estúpida lo rechazó?

-No lo sabían? – miró a sus amigas – fue el día que se fueron temprano; pero al día siguiente todos hablaban de eso.

-No todos, porque tú no nos contaste nada. – dijo Susana.

-Bueno… - miró a Elisa – creí que te sentirías mal si lo decía.

-Como sea… - quiso ocultar que le hirió enterarse de aquello – mejor pensemos una excusa para hablar con Anthony.

Las amigas comenzaron a planear la estrategia que les serviría para hacer que Anthony se enamore de Elisa. Poco después el maestro ingresó a la clase y ya no pudieron hablar más del tema. La pelirroja miraba a Candy con rabia, no podía creer que haya rechazado a un hombre como Anthony.

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-Ahora me contarás qué pasó ayer? – dijo sonriendo, las amigas estaban en la entrada de la academia.

-Bueno… Terry y yo nos hicimos novios.

-En serio!? – dijo emocionada – era muy claro que ambos se atraían, muchas veces cuando fuimos a la cafetería, lo vi observarte de reojo y disimulaba cuando se daba cuenta que lo descubría.

-Me dijo algo parecido – dijo sonriendo – me contó que siempre que íbamos al café solía observarme.

-Y tú?

-Yo qué?

-Le dijiste que también le observabas o buscabas con la mirada nada más entrabamos al local?

-Yo no hacía eso!

-Sé honesta con él Candy, va a gustarle saber que tú también estabas interesada desde el principio. – sonrió juguetonamente – siempre noté que lo hacías cuando íbamos.

-Ohj! – la empujó un poco – ok, lo acepto. Creo que se lo contaré antes de que tú lo hagas.

-Jajaja de acuerdo – rió con ganas – bueno, te dejo Stear ya llegó por mí – miró llegar el auto de su novio – iremos a cenar y luego me llevará a casa. – informó feliz.

-Ok, suerte.

Las amigas se despidieron, vio a su amiga correr para entrar en el carro. Le parecía tierna aquella relación, pensó si ella se vería así cuando Terry la recogiera para alguna cita.

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-Puedo hablar contigo?

-Claro, dime. – el joven dejó los vasos en el fregadero.

-John me contó que ayer pasaste mucho tiempo encerrado en la oficina de Dorothy y… que no estabas solo.

-No, no estaba solo, Candy estaba conmigo.

-Candy?

-Sí, Candy – afirmó - ella aceptó ser mi novia.

-Qué? – quería creer que había escuchado mal, pero la mirada del ojiazul y el comportamiento que había tenido todo el día, le confirmó que lo que le decía era verdad – Terry…

-Lo siento Karen, desde el inicio te dije que no estaba interesado en ti de esa manera, yo sólo te veo como amiga, nada más.

-Tienes razón – evitó que las lágrimas escaparan – siempre fuiste honesto… – salió rápidamente del cuarto.

La castaña estaba en la barra atendiendo los pedidos que eran para llevar, aunque su mente estaba en otra parte, ella deseaba que el día terminara pronto para ir a su casa y soltar el llanto que estaba reteniendo.

-Buenas tardes. – escuchó la voz de un cliente y levantó la cabeza para atenderla.

-Buenas tardes, bienvenida a… - se quedó callada al reconocerla.

-Hola. – se sintió algo incomoda ante el mutismo repentino de la encargada - Estoy buscando a…

-Si buscas a Terry, está ocupado – fue cortante y fría al interrumpirla. - su turno aún no termina.

-Oh… de acuerdo, creo que lo esperaré allá. – señaló una mesa, no le gustó como le había contestado la castaña; aunque supuso cual era el motivo, pues era la misma chica que había besado a Terry en la fiesta de Stear.

-Puedo pedir su orden princesa? – escuchó la voz de su novio cerca de su oído. Nada más saber que estaba junto a ella le devolvió la sonrisa.

-Pues, quisiera un beso de mi novio, si eso es posible? – jugó un poco.

-Estamos aquí para servirle señorita – sonrió ante la petición de su novia – lo quiere con azúcar o con miel?

-Con miel me parece perfecto.

-Con miel será. – se agachó hasta su rostro y la besó, no le importó estar en su trabajo, le dio aquel beso que él también ansiaba; por suerte no había muchos clientes y de los que había, nadie les prestaba atención, o eso es lo que él creía.

-A qué hora sales? – cuestionó con los ojos aún cerrados, saboreando lo que quedaba de aquel beso.

-En menos de veinte minutos – respondió - me esperas? te llevaré a casa.

-De acuerdo. – acarició sus labios con su dedo, algo que le gustó al castaño y lastimó a Karen, quien no perdía de vista a la pareja.

-Te traeré un café. – la rubia solo asintió mientras le sonreía.

-Terry, sabes que hacer eso en horas de trabajo está prohibido. – escuchó la voz de Tom.

-Lo sé y no se volverá a repetir… hoy.

-Terry! – el castaño sólo sonrió – agradece que no está Dorothy, porque te hubiera ido muy mal. – tenía el ceño fruncido - por favor no hagas que lo reporte.

-Sólo bromeaba – golpeó su hombro mientras iba a preparar el café de su novia – no seas un cascarrabias.

Candy observaba a su novio trabajar, era muy profesional con sus clientes y cada vez que pasaba cerca de ella le sonreía dulcemente o le guiñaba el ojo.

-Lista para irnos princesa? – Terry se había cambiado el uniforme de trabajo y estaba listo para irse con su novia.

-Sí, listísima. – le extendió la mano de manera elegante para que le ayudara a ponerse de pie.

-Qué te parece si antes de llevarte a casa te invito a cenar?

-Me encanta la idea. – aceptó gustosa quería conocer a Terry y que mejor que durante una cena.

Terry le puso el casco y cuando la rubia se subía a la parte trasera de la moto de su novio, vio a su padre ingresar a la cafetería, por suerte él no la había visto.

-Lista? – escuchó la voz de Terry.

-Eh… sí, ya vámonos. – trató de modular su voz a una más animada.

Candy le contaba que inició en el ballet cuando tenía cinco años, que vivía con su madre, pues sus padres se habían divorciado. No quiso ahondar el tema del estado civil de sus padres. Le habló sobre sus gustos y hobbies, que por sus prácticas eran casi nulas, pues se dedicaba de lleno al ballet.

Terry le informó que estaba por terminar su carrera en medicina. Le habló sobre su gusto por la fotografía, la guitarra y la batería. También le contó que fue criado por sus abuelos paternos, pues sus padres nunca llegaron a casarse ya que su padre había contraído nupcias antes de enterarse que él estaba en camino, y su madre, pues prefirió seguir su carrera que cuidar de él.

-Tú elegiste ser doctor o fue tu abuelo quien decidió?

-No pueden ordenarte seguir una carrera, eso tiene que venir de ti mismo. – la miró - ya sabes, pones tu pasión en eso, sientes eso cuando bailas, no?

-Eh… sí, es algo que me gusta y le pongo empeño.

-Para mí la medicina es lo mismo, es algo que me gusta y le pongo todo mi empeño y pasión.

-Pronto serás doctor. – lo miró con admiración – y serás uno muy bueno.

-Gracias. – tomó su mano – y tú? supongo que tu meta es ser la mejor bailarina de ballet. – vio que la rubia hizo una mueca – Candy…?

-En realidad… - no sabía si debía decirle – también me gusta el teatro, hubo un tiempo que quise dejar el ballet y estudiar actuación; pero mamá no lo permitió.

-Y ahora…? – apretó ligeramente su mano - qué es lo que deseas ser, bailarina o actriz?

-…Bailarina, por su puesto. – tardó un poco en responder.

-Candy, si tu sueño es ser actriz deberías intentarlo, creo que lo mejor siempre es hacer lo que nos gusta y disfrutamos.

-Estoy bien con el ballet, además ahí también hay actuación, así que tengo ambas cosas. – señaló – cuando hagas la residencia estarás más ocupado, verdad? – decidió cambiar de tema.

-No para ti. – acarició su mano, notó algo de tristeza en su voz; aunque no supo cuál era el motivo, si era el tema de la actuación o que no tendría tiempo suficiente para ella.

-Te lo recordaré en ese momento. – sonrió finalmente.

Decidieron cambiar completamente de tema, ahora hablaban sobre sus amigos y comidas favoritas, la cena fue amena para ambos.

-Es tu mejor amigo?

-Lo es – respondió - Te agradará cuando lo conozcas.

-Ya quiero conocerlo, cuándo llega?

-Creo que dentro de un mes. Nunca es seguro con él.

-Terry… - él la miró con más atención – le contaste a Karen… sobre lo nuestro?

-Así es. – respondió sin dudarlo – John le contó que ayer estuvimos en la oficina – acarició la mejilla femenina al ver que se sonrojaba – sólo se lo confirmé.

Candy sólo asintió con una sonrisa, no le contó cómo la trató cuando llegó a la cafetería ni lo hostil que fue con ella.

-Sinceramente me alegra oír eso. – Candy le contó la relación que tenía con los hermanos Cornwell y Anthony.

-Eres celoso? – dijo sonriendo.

-Algo… - la miró sonriendo, confirmándole a la rubia que ese algo, significaba mucho. - Y tú?

-Yo qué?

-Eres celosa?

-Mmm… – pensó por un momento – nop. – dijo desviando la mirada.

-Mentirosa. – dijo riendo.

-Ok, ok… - rió con él – Paty dice que sí lo soy. – Terry levantó la ceja de manera inquisidora, algo que a la rubia le pareció sexy – Está bien, lo aceptó. Sí, soy muy celosa; pero recién lo supe.

-Recién? – ya tenía una idea de cuándo.

-En el cumpleaños de Stear – confesó – lo supe cuando te vi con Karen.

-Lamento eso. – volvió a explicarle lo que sucedió aquella noche – yo también me puse celoso cuando te vi con aquel chico rubio.

-Anthony? – lo sabía – ya te dije, él es sólo un amigo, es primo de Stear y Archie.

-Se conocen desde hace mucho.

-Sí. – ahora fue ella quien acarició su mejilla – nuestras madres son amigas, ellas bailaban ballet juntas. – la rubia le contó algo más sobre su familia.

-Que bueno que se haya ido de viaje.

-Supongo que sí – le pareció tierna de la actitud infantil del castaño. Después de eso dejaron el restaurante.

– Ya llegamos princesa. – detuvo la moto – Candy, por qué no puedo dejarte en la puerta de tu casa? – estaban en la esquina de la calle, la rubia se bajó y se quitó el casco.

-Mi mamá aún no sabe que tengo novio. – le contó que su madre no le permitía novio – pero se lo diré. – dijo al ver la seriedad en el rostro del castaño.

-De acuerdo – sonrió levemente – espero que lo entienda.

-Lo lamento – bajó la cabeza – mamá siempre fue estricta con ese tema… - explicó bajito – desde pequeña me ha repetido que no debo distraerme con novios… siento ser tan complicada.

-No eres tú – dijo comprensivo - ya lo dijiste, es tu madre quien piensa de esa manera.

-Voy a decírselo hoy mismo, no es justo que esconda lo nuestro.

-Gracias… - le sonrió antes de atraerla hacia él y darle un beso de despedida. – te veo mañana.

-Te espero en la cafetería. – Terry la observó mientras caminaba hacia su casa, y antes de ingresar, la rubia miró hacia donde estaba su novio e hizo un ademan de despedida; al saberla segura, el castaño puso en marcha su moto para volver a su departamento.

El día había sido perfecto a excepción de aquel pequeño detalle de esconder su relación. No estaba de acuerdo con hacerlo; pero de alguna manera lo entendía, no era Candy, sino su madre quien pensaba de aquella manera; así que sería paciente y esconderían su relación por un tiempo. Por ahora estaba feliz, al día siguiente la vería de nuevo, habían acordado verse a la hora del almuerzo ya que el castaño tenía clases por la mañana y una práctica en la tarde, sería la única hora libre.

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Disculpen que recién publique, tuve mucho trabajo hoy acabo de llegar a casa, esperaba publicarlo más temprano… espero que les haya gustado el capítulo. Tengan un buen fin de semana.