Capitulo 43
Ya ha pasado una semana desde el final de la "Guerra" Santa entre el Santuario y el Inframundo, en donde los guerreros enviados han podido recuperarse y volver a sus deberes.
En ese tiempo hubieron varias llamadas de parte del Santuario a sus conyugues. Seiya y Shoko no estaban nada felices de saber todo lo que pasaba en el Santuario mientras ellos estaban en el Inframundo Bíblico. A pesar de sus protestas, las ordenes de Athena seguían siendo las mismas de permanecer en el lugar, al menos hasta que termine la reunión de los Jóvenes Demonios, que para la fecha actual, sería en una semana.
La razón de la insistencia de Athena en mantenerlos allí era porque, aunque se estableció una alianza entre las Tres Facciones y el Santuario, y sus líderes estaban de acuerdo en apoyarse y mantener esa alianza por los beneficios de trabajar juntos, y de la paz que evitaría el derramamiento innecesario de sangre, eso era más por el lado político. Por el lado social, habían muchos individuos de poder político y social en las Tres Facciones que no estaban muy felices de hacer alianza con sus enemigos. Era imposible esperar que siglos de guerra se borraran solo por firmar un papel y ya.
La ideología de Kokabiel de comenzar una nueva Gran Guerra, y su raza ser los gobernantes del Panteón Bíblico era algo compartido por muchos entre las diferentes razas. Sobre todo los que han vivido desde la época de los Maou originales y de los jóvenes engreídos que por tener talento y poco cerebro, creen merecer el mundo.
Y eso, sin contar el disconforme que esos mismos individuos deben sentir al saber que su raza están afiliadas al Santuario. Un grupo que, aunque dirigido por una Diosa, estaban compuestos de humanos que eran vistos como ganado.
Por ser muy cerrados con el Mundo Sobrenatural durante siglos, casi todas estas personas y el Mundo Sobrenatural fuera del Panteón Griego y Nórdico en general, desconocían cuan poderosos eran los Santos, solo los líderes, sus más allegados de confianza, y unos pocos más tenían una mínima idea. Incluso en el Panteón Sintoístas, solo los Dioses Principales del Panteón, y unos pocos cercanos a ellos sabían cuan fuertes pueden ser los Santos de Athena.
Debido a todo eso, Athena quiere comenzar a proyectar una imagen de su Santuario y sus guerreros en las diferentes razas. Primero empezó con la Facción de Demonios por ser la que más problemas daría, y porque los Demonios fueron la primera raza con la que ellos hicieron contacto.
La razón de que Seiya y Shoko sean los representantes en lugar de otros más calificados, como Shiryu o Marín, era porque Seiya era conocido por el Mundo Sobrenatural por sus hazañas contra los Dioses, y Shoko era la líder de las Saintias de Athena, siendo por eso, una autoridad superior incluso entre sus camaradas de Plata. Ambos eran individuos importantes para el Santuario, y tenerlos como representantes demostraba cuan seria era respecto a esta alianza. También proyectaría fuerza, ya que sabía que Seiya y Shoko eran, en paciencia, mechas medio cortas, así que si cualquiera se atrevía a insultarlos, o insultar al Santuario o a ella misma...
Bueno, era obvia la respuesta. Sabía que se controlarían lo suficiente para no matar a nadie, pero si dejarles claro que no permitirían burlas.
Pero la charla con sus Santos fue la más amable, a comparación de la que Athena tuvo con su Padre.
Zeus no estaba nada feliz, no solo con Perséfone por haber salido ilesa por intervención de Hades, sino con ella por haber aceptado esa alianza. Esa furia no se disminuyo cuando le conto lo que Hades le informo.
-Lo que Hades dice son delirios para engañarte. Pontos no regreso, ni regresará jamás-.
-Pero Padre, creo que debemos tomar en cuentas las palabras de Hades por si son ciertas, tal vez...-.
-¡Silencio, Athena!- La callo con un grito. -No solo te dejaste engañar fácilmente por las tonterías de mi hermano, sino que no me trajiste a Perséfone como te lo ordene. Cuando pasen los meses restantes, quiero que la lleves hasta Artemisa para que me la traiga. No es una petición, es una orden como Rey del Olimpo-.
-Pero Padre...-.
-Esta conversación termino-.
Athena encontraba hilarante la actitud de su Padre. Entre el Olimpo, estaba prohibido hablar de los Titanes y los Primordiales en público o en frente del Gran Zeus. Era una regla no escrita entre las doradas columnas que todos los Dioses de Segunda Generación para abajo seguían. Por lo que saben, la Guerra entre los Titanes y los Dioses fue demasiado caótica y violenta. Su Padre ignoraba la mayoría de conflictos entre sus hijos, porque comparaba a la guerra que tuvo con su propio padre, lo de ellos debía parecerle una discusión de niños pequeños, sin importar las víctimas humanas.
Pero no creía que era solo desinterés o miedo lo que impedía que su Padre no actuara ante el posible gran peligro, sino que también había seguridad. Como si el Rey del Olimpo de verdad estuviera seguro que un Primigenio nunca regresaría. Esa seguridad es del tipo que se tiene con hechos y pruebas.
¿De que tipo sería esa seguridad que tiene su Padre? Solo esperaba que su negación a investigar les saliera caro.
Issei se tiro al suelo agotado. Su ropa de gimnasia estaba hecha jirones y le costaba respirar para recuperar el aire. El ocaso del atardecer se había vuelto algo precioso para él, ya que significaba el final de su entrenamiento.
Un entrenamiento que solo consistía en correr mientras Tannin lo perseguía lanzándole fuego y esquivar de vez en cuando bolas de fuego o golpes de garras ocasionales.
¡¿En donde estaba el entrenamiento en esto?! Él había esperado una secuencia de entrenamiento como los animes: donde discípulo y maestro peleaban entre si y el primero aprendía una nueva técnica. No ser perseguido como personaje de caricatura noventera.
-Buen trabajo, mocoso. Tu velocidad a aumentado bastante comparado a cuando comenzamos, y tu resistencia también. Pudiste soportar bien el toque de mi garra-.
-¡Me golpeaste y casi me aplastas!- Reclamo, levantando la parte superior de su cuerpo.
-Ni siquiera puse fuerza en ese movimiento. No seas llorón- Tannin brillo y su cuerpo se encogió al tamaño de una persona de un adulto, siendo una cabeza más alto que Azazel. -Tenía mis dudas al escuchar que ni siquiera tenías dominado el Balance Breaker, pero si tienes potencial de mejora. A partir de mañana cambiaremos la sesión de entrenamiento-.
-¿En serio?- Por un lado, a Issei le aliviaba saber que ya no tendría que ser perseguido. Por el otro, le asustaba saber lo que le esperaría.
Tannin asintió. -Se termino lo de correr. A partir de mañana te voy a comenzar a atacar y tú tendrás que esquivar mis golpes. Claro, eres libre de correr si quieres, pero te perseguiré-.
-¿En que se diferencia de lo que hemos hecho hasta ahora?-.
-En que solo te perseguía lanzándote llamas débiles y tú las evitabas. Ahora, te atacaré de manera física y aunque no lo parezca, soy un experto en el estilo de pelea que los humanos llaman "boxeo"-.
Issei trago saliva.
-Esto te servirá para que aprendas sobre las peleas con puños. Según lo que Azazel me dijo, todos tus combates los has ganado por suerte o con ayuda, y como el Dragón Emperador Rojo, no puedes permitirte ser tan débil. Dependerá únicamente de ti si terminas con los huesos destrozados o no en el entrenamiento-.
Issei quiso decir algo para replicar la afirmación del dragón sobre que sus victorias fueron de suerte o con ayuda, pero al pensar más en ello, no puedo encontrar nada para contradecirlo. Su primera pelea real fue cazando un Demonio Renegado junto a los demás, y había sido más un espectador que un participante. Su primera batalla en solitario fue contra Raynare después de que le robara la Sacred Gear a Asia. Y aunque se puede decir que gano, Raynare había recibido un solo golpe de su parte que no le hizo mucho daño, mientras que él estaba casi muerto por las heridas y el desangramiento, mientras que la Ángel Caído estaba en buenas condiciones para seguir luchando, de no ser por la presencia y poder superior de Rias.
Y durante el Rating Game contra Raiser, había tenido a alguien con él durante las luchas. Al inicio fue Koneko contra esas Torres, luego Kiba contra Ravel y sus acompañantes, y cuando alcanzo a ir hasta donde Raiser y Rias luchaban, termino golpeado hasta la inconsciencia por el rubio.
Y en la revancha, aun con la armadura, Raiser seguía siendo más fuerte a él. Fueron la Cruz y el Agua Bendita que guardaba Asia lo que le permitieron la victoria.
Después, la única lucha remarcable había sido contra Freed, en donde no lo golpeo ni una vez y contra Kokabiel no hizo nada porque Kiki se encargo de todo sin problemas.
Lo que Tannin decía era cierto: ninguna de sus victorias puede llamarla "suya", porque siempre hubo un factor ajeno a él para apoyarlo. Ya sean sus amigos o las herramientas de la Iglesia. Nunca gano genuinamente un combate.
-...Entiendo-.
Tannin pareció notar la realización que el chico tuvo con sus palabras. Eso estaba bien. Ese era el propósito de sus palabras: hacerle darse cuenta que, a pesar de tener una de las 13 Longinus, aun era muy débil y tenía mucho camino para volverse más fuerte. Para los Dragones, ser fuerte significa todo. Si no eres fuerte, no podrás ser reconocido por nadie, ni podrás proteger tu tesoro. En cuyo caso de ser débil, tienes que fortalecerte. Parecía que Issei lo entendía por instinto. ¿Será la influencia de Ddraig en su ser, o su propia naturaleza como individuo? Al final no importaba.
-Entonces asegúrate de descansar. Me aseguraré que traerte algo de carne para que comas bien esta noche- fueron sus últimas palabras antes de volver a su tamaño original y salir volando.
Una vez estuvo solo, Issei volvió a acostarse contra el suelo, mirando el cielo naranja que lentamente perdería su color. Le asombraba lo parecido que era el cielo del Inframundo con el que hay en el Mundo Humano. Incluso tenían estrellas, o luces que parecían ser estrellas. Verlas les recordaba esos momentos que iba de vacaciones con su familia a visitar a su abuela en el campo.
Tal vez por estar por recordar sus batallas anteriores, por las palabras de Tannin, o por todo eso, Issei recordó las luchas de Kiki y Seiya. Era increíble la gran diferencia de poder que había entre los dos Dorados y el resto de gente poderosa que conocía. Como si la distancia fuera entre el cielo y la tierra. Sabía que era por esa energía que ellos manejaban, pero aun sin ella, sabía que su compañero y su Profesor eran guerreros muy capaces.
-Oye, Ddraig…-.
-[¿Si?]- Respondió el dragón sellado en su Sacred Gear.
-¿Qué significa ser fuerte en realidad?-.
-[Mmmn… ¿por que preguntas eso tan de repente. ¿Fue por lo que Tannin dijo?]- Sonaba curioso.
-Bueno... Seiya-Sensei y Kiki-san son fuertes para proteger a su Diosa y a las personas en la Tierra, ¿verdad? La Presidenta quiere ser fuerte para lograr salir de la sombra de su familia y destacarse por quien es, y los demás quieren ayudarla. También esta Sirzechs-san y Tannin, que son muy fuertes, y también están esos Demonios Nobles como Raiser, pero que a diferencia de la Presidenta, son muy egoístas y despiadados con los demás. Al final, todos tienen diferentes motivos, pero todos quieren ser más fuertes. Así que me pregunto... ¿qué significa ser fuerte en realidad?-.
-[Para serte honesto, es la primera vez en toda mi larga vida que me preguntan eso, y no se como responderte, ya que siempre fui fuerte]- respondió Ddraig. -[Desde mi nacimiento, era un Dragón de poder de Clase Alta, y a medida que crecía, solo me hacía más fuerte hasta obtener el titulo de Dragón Celestial. Claro, hubo veces que perdí, pero cada vez perdía menos, hasta ser por lo que fui conocido. De hecho, entre los Dragones, solo Albión me igualaba, y por eso teníamos una gran rivalidad, ya que entre todos los Dragones, nosotros dos estábamos en la cima. Sin contar a Ophis y Gran Rojo por supuesto, que rara vez eran vistos por ese entonces]-.
-Entiendo...-.
-[Lamento de verdad no poder darte una respuesta que te satisfaga; pero la fuerza, para muchos, varia. Para la mayoría de seres sobrenaturales, incluyéndome, la fuerza es el poder que uno tiene en combate y que usa para derrotar a todo aquel que enfrente. Para otros, la fuerza viene de la mente, el conocimiento, como dice el dicho: "el conocimiento es poder". Para otros, la fuerza depende de la voluntad de uno, o puede que todo lo anterior sea "fuerza". Al final, depende de la perspectiva de uno. Creo que con el tiempo, tú mismo encontrarás una respuesta para tu pregunta]-.
-Ya veo...- aunque no le pudo responder, Issei estaba satisfecho. -¿Sabes? Antes pensaba que dabas miedo y te daba igual todo, pero ahora me doy cuenta que eres amable conmigo-.
-[Eres de los pocos portadores que me hablan y no me tratan como una herramienta de poder, así que lo menos que puedo hacer es corresponder el gesto]- Ddraig sabía que podía ser irracional referente a las batallas, al punto de ser bruto, pero sabía corresponder los buenos gestos que otros tenían hacía él... la mitad de las veces. -[Además, eres el primero en tenerme y ser tan débil, así que puede que haya ganado un interés en ver que tan lejos puedes llegar. Más te vale no decepcionarme, chico]-.
Issei sonrió. -De acuerdo. ¡Ya me siento con más energías para mañana! ¡Que venga el entrenamiento!-.
Es muy posible que se arrepienta de sus palabras al día siguiente, pero ahora no importaba.
(Dos días después)
Seiya se sentó, casi tirándose al sofá de la sala de la mansión Gremory. Había terminado de supervisar al Clan Sitri, y tenía que admitir que estaban mejorando a un buen ritmo. Sobre todo Saji, quien tenía todas las partes de Vitra y estaba aprendiendo a controlarlas. Aunque no avanzaban a pasos agigantados como estaba mal acostumbrado, para los estándares de su raza, iban bien.
Solo les quedaba una semana a los Jóvenes Demonios para entrenar, ya que en la siguiente semana sería la fiesta donde no solo sería el anuncio para el torneo de los Jóvenes Demonios, sino que, Sirzechs le acaba de confirmar, el mismo Dios Odín iría para platicar sobre una posible alianza con las Facciones.
La idea de que un Dios viene le da escalofríos a Seiya. Y no cualquiera, sino un Dios que domina el Cosmos y esta a la par con el mismo Zeus. Por todo lo que sabe, puede casi asegurar que Odín no era como Poseidón y Hades; era un Dios con el que se podía dialogar, y hasta bromear con los que era cercanos, pero podía tener una actitud más fría y dura que Iceberg más grande de la Tierra.
Odín era un Dios que se preocupaba por sus tierras. Si veía que la Alianza era beneficiosa para su Panteón, entonces se uniría, sino, los rechazaría, y aunque no parece probable que fuera un enemigo, un Dios que domina el Cosmos era un Dios de tener cuidado.
-¿Pero como vendrá a la reunión? ¿A través de su representante?-.
En la actualidad, era Hilda de Polaris la representante de Odín en la Tierra. Así que sonaba lógico que ella viniera, ya que parecía que el Panteón Nórdico estaba más conectada con el mundo sobrenatural que el mismo Olimpo.
Ahora que se pone a pensar en ello, recuerda una conversación que tuvo con Hyoga hace años sobre las tierras de Asgard, el pueblo fundado en la zona Norte más lejana de Escandinavia. Hyoga era el emisario entre el Santuario y el pueblo de Asgard, no por ser un Caballero Dorado, sino por ser quien controla el hielo entre todos, y además de tener una fuerte amistad con la hermana de Hilda: Fler.
FLASHBACK.
Estaban en la Casa de Sagitario, bebiendo un par de copas después de una misión exitosa en evitar un golpe de estado en un país pequeño. No se preocupaban por la situación del país, ya que el Santuario y la Fundación Graad habían comenzado a enviar suministros para las personas más necesitadas.
Otro día en el trabajo.
-¿Y como te va eso de ser el emisario del Santuario con Asgard, Hyoga?- Pregunto Seiya para sacar un tema de conversación. -Debe ser difícil resistir un clima tan frío como el que tienen, aunque para ti no debe ser problema-.
-Es agradable. Me recuerda un poco al tiempo cuando entrenaba con mi maestro Camus- respondió Hyoga, bebiendo un poco de su vaso. -Aunque el clima ya no es tan frío como lo era cuando fuimos- menciono.
-¿Ah no?-.
-No. De hecho, cuando fui la última vez, el Sol estaba brillando completamente y aunque aun había mucha nieve, se podía ver algo de pasto verde en los alrededores-.
-¿En serio?- Seiya sonaba sorprendido. No era extraño. Asgard era una tierra llena de nieve con fuertes fríos en el que el sol casi nunca se soma, así que su sorpresa estaba fundamentada.
Hyoga asintió. Él tuvo la misma reacción. -Cuando le pregunte a Hilda y Fler sobre eso, dijeron que fue gracias al Dios Odín el mejoramiento del clima de Asgard. Aunque...- Hyoga pareció pensativo un momento. -Había algo en sus palabras que me hace pensar que no lo dijo solo por alabanza, sino que de verdad estaba segura que fue gracias a Odín-.
-Pues me alegro por ellos. Así vivirán mejor- Seiya no le tomo la misma importancia que su hermano al tema y bebió de su vaso.
FIN FLASHBACK.
Puede que de verdad el Dios Odín haya ayudado al pueblo de Asgard con su clima. Antes, el pensar que un Dios ayudaría genuinamente a los humanos le era difícil de creer, pero tras conocer a Amaterasu, aprendió que había más Dioses aparte de Athena que se preocupan por los humanos, y Odín parecía ser uno de ellos.
-Hola. Te estaba buscando- Azazel entro en la sala, seguido por Penemue.
-¿Qué pasa?- Pregunto Seiya al escuchar que el Ángel Caído lo buscaba.
-Es sobre la investigación del Cosmos. Parece que la energía es más compleja de lo que creí en un inicio, así que necesito mejor equipo para estudiarla, por lo que iremos a Grigory a buscar equipo o estudiarla ahí mismo. ¿Te interesa venir?-.
-¿Al hogar de los Ángeles Caídos? Claro, suena genial- acepto sin problemas. -¿Cuánto tiempo nos iríamos?-.
-Un día, dos, a lo mucho-.
-Bien. Le avisaré a Shoko- se puso de pie para buscar a la pelirroja.
Cuando salió de la sala, Penemue se dirigió a su líder. -¿Estas seguro de querer llevarlo?-.
-¿Por que no lo haría?-.
-Sabes que aunque no todos estaban a favor de la filosofía de Kokabiel, hay muchos Caídos que ven a los Humanos como juguetes para usar, ya sea por poder o de manera sexual-.
Aunque Kokabiel y sus seguidores podrían ser considerados extremistas por los Ángeles Caídos, no cambia que varios de sus seguidores solo se unieron a él para hacer lo que les plazca sin miedo a recibir algún castigo de Azazel u otro Cadre. Caídos como Raynare y su grupo no eran los primeros, ni probablemente los últimos Caídos en usar a los humanos como peones para querer ascender en las filas de Grigory, o para su retorcido placer.
Llevar a un humano podría crear algunas controversias. Penemue no pensaba que hubiera problemas, pero si generaría varias cejas levantadas. El Inframundo no era el único lugar con problemas con sus habitantes y sus líderes, aunque los de los Caídos eran menores.
-Descuida. Puede que muchos, sobre todos las mujeres, intenten acercarse a Seiya, pero nadie será tan estúpido para provocarlo. En cualquier caso, tu estarás ahí para vigilarlo, ¿no?- Dijo Azazel despreocupadamente.
Penemue suspiro resignada. Él siempre dejándola con trabajo.
Sin que lo notarán, una figura los estaba viendo desde lejos a través de las ventanas de la Mansión Gremory. La figura hizo aparecer un Círculo Mágico en su oído.
(1 Hora después)
Azazel, Penemue y Seiya aparecieron en una nueva ubicación tras usar un Círculo Mágico para teletransportarse.
-De acuerdo, Seiya. ¡Bienvenido a Grigory!-.
Seiya abrió los ojos mientras observaba un puente delante suyo y elevaba la mirada, donde se alzó una gran muralla de unos 10 metros de alto, esculpida de un blanco brillante. Pero eso no era nada comparado al enorme castillo de una apariencia extremadamente gótica del tamaño de una ciudad que se extendía por todo el terreno. Alrededor de la base del castillo, habían seis torres. El castillo tenía un diseño Ingles. Por el aire se podían ver a cientos de Ángeles Caídos volar.
-¿Qué dices? La forma del castillo tiene base en los castillos de Inglaterra, donde fue que se estableció la primera base de los Caídos antes y durante la Gran Guerra- Azazel se mostraba orgulloso.
-Es impresionante...- comento Seiya.
La sonrisa orgullosa de Azazel solo se ensancho por esas palabras. -Lo se. Cuando la Guerra Civil en el Inframundo termino y pude establecer una tregua con Sirzechs para construir la nueva sede de Grigory aquí, nos aseguramos de aprovechar el terreno. Aparte del castillo, hay otras sedes alrededor del mundo que tienen como propósito entrenamiento militar e investigación de los distintos tipos de Magias y Sacred Gear, aunque el departamento de investigación principal esta en el castillo, y obviamente yo soy el líder de ese departamento-.
-Baraquiel, a quien viste con nosotros durante la reunión de Jóvenes Demonios, es el líder militar de Grigory. Shemhaza es quien se encarga de las relaciones y documentos dentro de Grigory. Hay otros Cadres que se ocupan de otros puestos, los conocerás con el tiempo- explico Penemue.
-¿Y que haces tú?- Pregunto Seiya a la Caída.
-Un poco de todo. Principalmente soy la Secretaria en Jefe de Azazel, pero cuando él se pone de flojo y Shemhaza no esta disponible, soy quien hace su papeleo, y a veces ayudo a Baraquiel con la formación de los soldados, sobre todo con los más revoltosos-.
El grupo de tres comenzaron a caminar por el puente hacía una gran muerte que estaba en la muralla.
-¿Para que una muralla y una puerta si todos tienen alas?- Pregunto Seiya.
-Este sigue siendo el Inframundo. Cuando se construyo la sede, la muralla fue construida para protección, y las torres que están alrededor del castillo son para vigilancia, tanto dentro como fuera de la ciudad- explico Penemue.
-¿Pero alguien no podría volar encima o aparecer a través de un Círculo Mágico en medio de la ciudad?-.
-No se ve, pero la muralla no es solo de protección de tierra. También tiene un domo mágico que envuelve todo lo que esta dentro de la muralla, lo que impide a todos teletransportarse al interior por un Círculo Mágico, así que están obligados a llegar afuera de la muralla, donde al ingresar, un equipo de inspección tiene que darte permiso para entrar-.
Con las palabras de Penemue vinieron acompañadas de Ángeles Caídos uniformados acercándose, pero al ver a su líder se quedaron quietos. Azazel les indicio que el humano (Seiya) venía con él, así que abrieron la puerta, permitiendo entrar.
Al abrirse la puerta y entrar, se pudieron ver diferentes locales pequeños de comida, ropa, armas y demás cosas en los lugares libres. La sede parecía más una Metrópolis con el castillo como edificio principal. Aparte del estilo y del castillo, la única diferencia sería que no había calles para vehículos, ya que los Caídos no los necesitaban.
-Iré a ver como se encuentran los anillos. Creo no necesito decirte esto, pero no dejes que ninguna Caída se lo lleve. Lo último que quiero es que una Diosa de la Guerra nos declare la guerra por una estupidez- lo último lo dijo como amenaza a Azazel.
Azazel tan solo miro a un lado con una cara de póker. -Le quitas lo divertido a la vida...-.
Con un "hmph" saliendo de sus hermosos labios, la pelinegra extendió sus alas y se elevo del suelo. Le dirigió una mirada neutra a Seiya, para luego levantar y agitar su mano sin mucha energía, despidiéndose.
Eso hizo que Seiya sonriera, ya que Penemue se había vuelto un poco más abierta con él desde aquella noche, si tenía en cuenta que apenas se dirigían la palabra los primeros días de conocerse.
-¿A que anillos se refiere?-.
-Lo siento, eso no puedo decírtelo. Secreto militar- respondió Azazel.
Seiya entendió. A pesar de ser ahora aliados, aun habían secretos que debían mantenerse ocultos.
Penemue se dirigió hacía una de las 6 torres que rodeaban el castillo, para ser más exactos, la torre que estaba en el lado Oeste, y era la más cercana de donde había salido volando. Aterrizo al suelo, frente a la puerta. Los guardias la reconocieron y la dejaron entrar sin siquiera decir un "hola".
En el interior, Penemue fue a un ascensor, donde entre los botones, presiono el único botón rojo. Eso llevo el ascensor a bajo suelo. Cuando las puertas se abrieron, la llevaron a una sala donde en el centro flotaba un anillo del tamaño de un balón de basquetbol, y otro que estaba en su interior del tamaño de un balón de futbol. Ambos anillos eran dorados con cristales incrustados que giraban a gran velocidad mientras levitaban. En el interior de los anillos estaba una esfera de mana del tamaño de una pelota de tenis.
Estos anillos, así como otros iguales, eran los que mantenían el domo para evitar que cualquiera se teletransportara al interior de Grigory. Eran artefactos que Azazel diseño durante la Gran Guerra para impedir que los Demonios y Ángeles aparecieran de la nada con un ejercito en su territorio. Después de la guerra hasta la actualidad, son usados como defensa para el mismo propósito pero de manera pasiva.
La manera en que funcionan estos anillos era bastante simple: cada Mes, la esfera en el interior de los anillos se debe recargar de mana para seguir manteniendo la barrera. El problema era que cada dispositivo requería una gran cantidad de mana en total que dejaría a cualquier otro agotado con sólo cargar una de estas, así que son los Cadres los encargados de recargarlas.
Este mes le toca a ella, y sus reservas mágicas son de las más altas entre los Cadres. Fácilmente puede cargar los anillos de todas las torres y no verse agotada.
Cuando termino de cargar la primera esfera, subió al ascensor para volar a la siguiente torre. Pero cuando las puertas se abrieron, Penemue vio a alguien que no quería ver.
-Oh...- un sujeto de estatura pequeña abrió la boca sorprendido, probablemente por no esperarse encontrarla. Cerró la boca para dar una sonrisa repugnante. -Pero que sorpresa verte aquí, Penemue. Pensé que estarías más tiempo con Azazel en el territorio de Demonios-.
-Azazel vino por equipo para el estudio que esta haciendo actualmente, y puede que trabaje un poco aquí y yo lo acompaño. Además, este mes es mi turno de recargar los anillos- respondió Penemue secamente.
-Siempre tan responsable, Penemue. Es un gusto tenerte entre nosotros... de diferentes formas- comento, mirando el cuerpo de la Caído.
-Parece que te has vuelto arrogante desde que tomaste el puesto de Kokabiel como Cadre, Samyaza- Penemue lo miro de reojo, frunciendo ligeramente el ceño.
-Y tu eres tan caliente como siempre, mi querida Penemue- los ojos del ahora reconocido como Samyaza se detuvieron en los pechos de Penemue, incrementando un poco más su sonrisa.
Samyaza fue uno de los primeros Ángeles Caídos en existir, siendo parte de la rebelión de Lucifer contra Dios. Samyaza también fue el primer Caído en ir al Mundo Humano, y fue quien convenció a otros Caídos de visitarlo.
En Grigory, después de la Gran Guerra, fueron 8 los Cadres que lideran a los Ángeles Caídos. Luego de la expulsión y asesinato en batalla de Kokabiel, se tenía planeado que los siete que quedaban lideraran Grigory, pero debido al pequeño caos que se genero por la muerte de un Cadre, aun si este era un rebelde, además de que con su muerte, genero un pequeño espacio vacío que cualquier Caído intentaría llenar. Para prevenir eso, Azazel voto por elegir a un Caído que reemplazara a Kokabiel como Cadre.
Y entre los candidatos, Samyaza fue elegido por voto de mayoría 4-3. Los tres que estaban en contra eran Azazel, Tiamel, y ella misma.
Además de su estatura baja, Samyaza era un hombre que aparentaba treinta y tantos de cabello rubio con mechones negros y ojos color ámbar. Casi siempre usaba un traje de etiqueta Ingles del siglo XVIII, como era el que usaba ahora.
La razón de que Samyaza fuera elegido como Cadre era porque entre los Caídos más antiguos, él era muy influyente, no solo por ser parte de la rebelión de Lucifer y ser de los pocos en no corromperse, manteniendo su ser Angelical, sino que fue él quien motivo a los Caídos a ver el Mundo Humano, haciendo que por consecuencia, también descubrieran a los portadores de Sacred Gear y más cosas.
Aunque las razones para motivar a otros Ángeles Caídos a ir a la Tierra haya sido solo para acostarse con mujeres, a la larga, trajo beneficios más allá de los placeres.
Otra razón era su poder. Aunque físicamente no era un guerrero, Samyaza dominaba casi todos los tipos de Magia, incluyendo las de otros Panteones. Las únicas que no practicaba eran las Magias prohibidas.
Por esas razones fue elegido como el nuevo y Octavo Cadre, aunque personalmente, Penemue no quería estar cerca de él más de lo necesario.
-Mis ojos están arriba, idiota- le dijo cortante, pasándolo de largo y dirigiéndose a la puerta. -Recuerda que la paciencia no es uno de mis dones-.
-Siempre tan borde... ¿por que te reniegas de tu verdadera naturaleza? Tú y Azazel aun les gusta pensar que siguen siendo Ángeles-.
Al escuchar esa última parte, Penemue se detiene.
-Y no solo ustedes, también Baraquiel. Desde que conoció a esa humana que murió hace años, ya no acepta las invitaciones a las orgias. Se ha vuelto aburrido, más de lo que ya era- se encogió de hombros.
Penemue gira un poco su cabeza, mirándolo de reojo. -Es cierto que ya no somos Ángeles, pero tampoco somos idiotas que se dejan llevar por sus deseos más terribles y mundanos- la Cadre miro hacía al frente, donde ya estaba delante de la puerta. La abrió, pero le entrego unas últimas palabras. -No seas tan egocentrista, Samyaza. Estoy segura que no quieres terminar igual que Kokabiel, así que no cometas sus mismas tonterías- concluyo, para luego estar fuera de la torre, extender sus alas, y salir volando.
Samyaza la observo marcharse, para luego poner una mano en su rostro con una pequeña sonrisa.
-Y pensar que te dejas influenciar por un muerto... que tontería-.
(Dentro del Castillo)
Si Seiya pensaba que la mansión de la Fundación Graad y los Templos del Zodiaco eran finos y elegantes, el interior del castillo de Grigory les daba competencia.
A diferencia de su exterior gótico, el interior era elegante y brillante, teniendo unas escaleras centrales y ascensores que llevaban a los pisos de arriba. En el primer piso, que era donde estaban, debajo de estas mismas escaleras, se encontraba una puerta. Entre medio de las escaleras, un enorme estandarte digital de un ala negra se alzaba con imponencia. Después, una gran cantidad de muebles y decoraciones modernas provenientes de Inglaterra y otras partes del mundo quedaban a la vista, pareciendo más un Museo exhibicionista bastante glamuroso.
Y el espacio era muy grande, a pesar de ser solo el primer piso. También era bullicioso, ya que muchos Ángeles Caídos subían y bajaban, pasando al lado de ellos. El castaño noto que muchos lo miraban y susurraban entre si. Debe ser porque no estaban acostumbrados a ver a un humano en su territorio, o no a uno acompañado de su líder.
-El lugar si que esta bastante movido- comento Seiya.
-Es por todas las cosas que se están trabajando, pero normalmente no es tan agitado. Cuando no se esta trabajando en un experimento o entrenando, la mayoría van al Mundo Humano o se quedan en sus habitaciones. Creo que no hace falta decir para que- respondió Azazel.
Si. Con todo lo aprendido de los Ángeles Caídos, Seiya no necesitaba más información.
-Vamos por el equipo. El laboratorio en el que suelo trabajar esta en el quinto piso del castillo- Azazel hizo un movimiento de mano para que Seiya lo siguiera.
Subieron a un ascensor, donde también estaban subiendo dos mujeres Caídas. Mientras subían, Seiya se sintió un poco incomodo por como esas mujeres lo miraban. Suerte que se bajaron en el tercer piso, aunque no se perdió como le guiñaron el ojo o balanceaban sugestivamente sus caderas.
-Todos los Ángeles Caídos son así?- Pregunto tras soltar un suspiro cuando las puertas se cerraron.
Azazel se rio burlonamente. -Los que tienen menos de un siglo, si. Pero los más antiguos saben comportarse, aunque aprovecharan cualquier oportunidad para soltar sus deseos-.
-¿Te incluyes en esa lista?-.
-Si-.
-...no deberías decirlo de una manera tan orgullosa-.
-Aun tienes mucho que aprender del mundo sobrenatural y de mi raza, chico-.
Llegaron al quinto piso y caminaron por el pasillo para dirigirse a una entrada de doble puerta hecha de metal.
Azazel abrió la puerta de manera dramática. -¡Volví!-.
¡BOOM!
Una explosión se escucho, y Azazel fue cubierto por el humo. Seiya no pudo contener la risa al ver a Azazel todo lleno de humo y ceniza, casi como un personaje de caricatura después de una explosión.
-¡¿Pero que demonios?! ¡Este traje es de mis favoritos, y no es precisamente barato!- Reclamo Azazel, quitándose el polvo de su ropa.
-¿Oh? ¿Eres tu, Azazel? No esperaba verte tan pronto- quien hablo fue un hombre joven con bata blanca y lentes gruesos. Su estatura es más baja que la de ellos y tiene cabello alborotado. Su aspecto es el aspecto que toda persona tiene al referirse a un científico.
-Claro, debí suponer que era tuyo, Sahariel…- dijo Azazel medio fastidiado, aun quitándose el polvo encima.
-Perdón por eso jefe, pero no creí que la maquina explotaría de esa manera- se disculpo el identificado como Sahariel, acercándose.
-Pero si sabías que explotaría de igual modo, ¿no?-.
-Si-.
-Sigues igual que siempre...- suspiro con una media sonrisa.
-Umm... ¿y este es...?- Seiya hizo notar su presencia.
-Ah, es cierto, ahora los presento. Sahariel, este es Seiya de Sagitario, Caballero Dorado de Athena. Seiya, él es Sahariel, uno de los líderes de Grigory. Se encarga principalmente sobre la Luna y la magia relacionada con esta, y también es mi compañero al estudiar ciertos Sacred Gears- presento Azazel a ambos hombres.
-¿Eres un Caballero Dorado? He escuchado muchas cosas de ti, es un placer conocer a uno sin que intente matarme- Sahariel se acerco a Seiya y le extendió la mano.
-Un gusto- Seiya aceptó el apretón de manos. Aunque algo que dijo el Caído llamo su atención. -¿A que te refieres sobre conocer a uno que no trata de matarte?-.
-Oh... ¿Azazel no te ha contado?-.
-Eso es innecesario ahora mismo- Azazel de repente se mostró nervioso e intento cambiar el tema. -Venimos a estudiar y por equipo. Tomaremos el equipo que necesitamos e iremos a otro laboratorio para no molestarte-.
-¿Y desde cuando a ti te importa no ser una molestia?- Cuestiono Sahariel, levantando una ceja. -Oh, ya entiendo. No quieres que sepan como fuiste humillado aquella vez...-.
-No es eso...-.
-Ok, ahora si estoy interesado por saber- dijo Seiya con una sonrisa.
Sahariel le lanzo una sonrisa malvada a Azazel, antes de dirigirse con una sonrisa normal a Seiya. -Pues fue hace unos siglos. Cuando escuchamos sobre los Santos de Athena y la energía que usan, nos interesamos por saber más y comenzamos a estudiarlos en secreto. Hasta que nuestro ilustre líder se volvió codicioso y nos convenció para infiltrarnos en el Santuario y estudiar más de cerca el Cosmos-.
-Maldito enano...- Azazel tenía una sonrisa escalofriante y miraba con odio a Sahariel. -Juro que me las pagaras-.
Sahariel felizmente lo ignoraba.
-No termino bien, ¿verdad?-.
Sahariel asintió a la afirmación de Seiya. -Uno de los Caballeros Dorados nos descubrió y nos ataco, aunque sin matarnos. Pero fue Azazel quien se llevo la peor parte, ya que fue dejado medio muerto a solo golpes. Tuve que llamar a Penemue y Baraquiel para sacarlo de aquí, y solo fue porque el Dorado tenía un aprendiz que lo calmo lo suficiente para dejarnos ir con una amenaza-.
-Te lo mereciste- le dijo acusadoramente Seiya a Azazel. Ahora entendía mejor su preocupación por él. La paliza que le dieron debió dejarle un pequeño trauma.
-¡Cállate! ¡Penemue ya me regaño lo suficiente! ¡Y el resto de idiotas no me dejo olvidarlo por el resto del siglo!- Se quejo Azazel.
-¿Y que Caballero Dorado fue?- Pregunto el castaño con curiosidad.
-Se que se presento, pero no me acuerdo de su nombre, aunque si se que era el de Leo- respondió Sahariel. -¿Hay un Caballero de Leo en la actualidad?-.
Seiya asintió. -Es mi medio hermano Ikki. A diferencia de mi y del resto, él es bastante feroz. No se contiene con nadie y atacara de inmediato. Aunque también es del tipo callado que le gusta hacer las cosas solo y parecer genial-.
En el Santuario, Ikki estornudo, para sorpresa de su León Kaiser.
Siguieron hablando un poco más, hasta que Azazel decidió cortar todo y volver al asunto para el que vinieron. Sahariel dijo que era su último trabajo del día y se retiraría, así que tenían el laboratorio para ellos.
Cuando el otro Cadre se retiro, Azazel decidió estudiar en el laboratorio con Seiya de inmediato en lo que Penemue tardaba en regresar.
No había prisa, ni que los necesitaran en la Mansión Gremory.
(En la Mansión Gremory)
Rias estaba disfrutando de un dulce Té con su madre. Koneko y Grayfia las estaban acompañando, aunque la loli solo comía dulces y la peliplata estaba en su papel de Maid. Shoko estaba en su habitación después de ir a revisar el progreso del resto de su nobleza. No le pudo decir nada en detalle, pero parecía que sus siervos estaban en buen ritmo. Su padre no estaba porque estaba en su trabajo, negociando territorios con otros Demonios.
Lo que nadie sospechaba, eran las figuras que estaban afuera de la Mansión Gremory. Detrás del grupo había un rastro de cadáveres de los guardias.
-Bien...- una femenina y seductora voz hablo. -Es hora de que sacar a los invitados-.
Levanto la mano, y lanzo una esfera de Cosmos que golpeo la mansión. El edificio no dependía solo de los guardias, ya que también tenía sellos Mágicos invisibles como defensa para ataques.
Y todos esos sellos se destruyeron con ese impacto, pero evitando que la Mansión se destruyera.
-¡¿Qué esta pasando?!- Rias se puso de pie de golpe, así como el resto al sentir el impacto.
Una Maid del Clan corrió apresuradamente hacía Grayfia. -¡Grayfia-sama, esto es malo! ¡Hay un grupo hostil afuera, y se pueden ver los cadáveres de los guardias!-.
-¡¿Cómo dices?!- La normalmente estoica Grayfia endureció su expresión al escuchar eso.
Unos fuertes pasos resonaron por las escaleras y un brillo se hizo presente por un segundo. Todas vieron a Shoko con su armadura puesta correr hacía la puerta.
-¡No se les ocurra salir!- Grito con emergencia la pelirroja. Su tono de voz indicaba que ella también estaba alarmada.
-Shoko-san, que...-.
-¡Es una orden!- Shoko interrumpió a Rias, antes que pudiera formular una palabra. -¡Esto no es un entrenamiento! ¡No salgan de la mansión, y si hay alguna salida trasera, váyanse por ahí! ¡Este no es un enemigo que puedan enfrentar!-.
Tras terminar de decir eso, abrió la puerta y la cerró de golpe. Al estar afuera, la Saintia vio al grupo atacante.
-Tu debes ser la Saintia que esta en el lugar, ¿verdad?- Quien hablo fue una mujer de cuerpo curvilíneo con una armadura roja que se apegaba a su cuerpo. Su cabello era violeta hasta encima de los hombros con dos mechones a los lados del rostro y tiene ojos rojos que combinan con su labial. En su espalda tenía lo que parecían ser seis colas con puntas afiladas.
No venía sola, venía acompañada de un grupo de guerreras, todas usaban armaduras del mismo color, y todas eran mujeres.
-Esas armaduras rojas... ¿acaso son Berserkers?- Pregunto Shoko.
-¿No es obvio?- Dijo la mujer que hablo con tono condescendiente. -Soy Lothis de Lamia, la Sub-comandante del Batallón de la Llama, esta son mis lindas subordinadas- se presento la Berserker.
-¿Qué hacen en territorio de Demonios?- Shoko entrecerró los ojos. -¿Vienen a matarme?-.
-Hmm… si, pero tu no eres nuestra prioridad. Tenemos ordenes de matar a la heredera Gremory, y sabemos que está dentro de la mansión. Así que se una buena chica y apártate- respondió Lothis.
-¿Vienen por Rias? ¿Por que? No tiene sentido que Ares venga por un Demonio cuando la Guerra es contra Athena- pensó confundida. -Realmente son tontas si vienen a atacar a alguien que esta protegida, no solo por la líder de las Saintias, sino por un Caballero Dorado-.
-Sabemos que Seiya de Sagitario no esta en la Mansión, sino que esta a varios kilómetros muy lejos de aquí. Para cuando sienta nuestro Cosmos, ya nos habremos ido-.
-¿También saben eso? ¿Nos estuvieron espiando y esperando el momento adecuado para atacar? ¿Cómo es posible que no hayamos sentido sus Cosmos? ¿Lo estaban ocultando de alguna manera?-.
-Puedo ver las preguntas que te haces en tu pequeña cabeza, y aunque me gustaría divertirme contigo, soy una mujer ocupada, pero estoy de buen humor, así que te estoy dando la oportunidad de retirarte- dijo Lothis.
-Como si fuera a creer en la palabra del enemigo, y aunque dijeras la verdad, no dejaré que se acerquen a Rias. Ella es una de mis estudiantes- negó Shoko rotundamente.
Lothis suspiro. -Bien... que no digan que no ofrecí oportunidad de escape- miro a las mujeres que la seguían. -Acábenla-.
Las chicas asintieron y se lanzaron con sus Cosmos encendidos hacía Shoko. Shoko también encendió su Cosmos, provocando que Lothis entrecerrara los ojos.
-¡Meteoros de Equuleus!- Shoko lanzo los meteoros azules a una velocidad superior a la que las soldados femeninas esperaban. Todas recibieron los meteoros de golpe, siendo lanzadas a volar y chocar contra el suelo.
Lothis vio a las guerreras que trajo en el suelo, algunas estaban inconscientes y otras solo heridas, pero ninguna muerta o con heridas mortales. Aun así...
-La fuerza y velocidad de tu ataque me sorprendió. Eres más fuerte que un Santo de Plata estándar al parecer-.
Shoko sonrió orgullosa. -No soy la líder de las Saintias por nada. Vete y llévate a tus camaradas. Será mi única advertencia-.
-Piedad... ciertamente los Caballeros de Athena son estúpidos- escupió Lothis con veneno. -No te sientas orgullosa por derrotar a algunos soldados. Es hora de que te demuestre lo que pueden hacer una verdadera mujer guerrera-.
Lothis elevo su Cosmos, rodeándose por un aura carmesí. Shoko se puso en guardia, elevando su Cosmos también. Su aura celeste rodeo su cuerpo.
-¡Ejercito Sangriento!-.
Lothis junto sus manos que brillaban de Cosmo-energía, dando un fuerte aplauso, frente a Shoko aparecieron varias copias de Lothis extendiéndose desde la entrada hasta los extremos del terreno de la mansión.
-¡¿Clones?! ¡No! Son ilusiones- identifico Shoko, manteniendo la calma. -¿Manejas ilusiones?-.
-¿Para que gastar fuerzas en atacar con puños y patadas? Eso dañaría mi piel- dijo Lothis condescendientemente. -Solo una bárbara ataca así, y ese parece ser el caso-.
Una vena se formo en la frente de Shoko. -Veremos si sigues sonriendo. ¡Meteoros de Equuleus!-.
Reiterando su técnica, los meteoros celestes golpearon a las ilusiones de Lothis, esperando golpear a la verdadera. Pero cuando un meteoro golpeaba una clon y esta se desvanecía, otra aparecía en su mismo lugar de forma inmediata. Shoko dejo de lanzar los meteoros al ver que ninguno golpeó a la verdadera.
No solo eso, los clones que golpeo, al desvanecerse, liberaron un humo violeta que rápidamente se extendió por el área. No se acercaban a la mansión, pero le preocupaba ese humo porque no era normal.
-¿Qué pasa? Ya no te ves tan segura como antes- Shoko escucho la voz de Lothis, pero no pudo identificar de donde salió. -Te mostraré la diferencia entre nuestras fuerzas-.
Cuando la voz susurro directamente en su oído, Shoko abrió los ojos como platos y giro su cuerpo para dar un puñetazo hacía atrás. Su golpe fue detenido cuando una de las colas de la armadura de Lothis se envolvió en su brazo del que lanzo el golpe.
Con una onda de Cosmos, Lothis empujo a Shoko hacía el grupo de sus clones. La Saintia arrastro los pies por el suelo antes de detenerse y ver a su alrededor. No tenía nada de que preocuparse, ¿verdad? Solo eran ilusiones, así como ella no podía dañarlas, ellas tampoco podría dañarla.
Ese pensamiento se rompió cuando una de las copias la golpeo en el rostro, y le dolió. Luego otra le dio una patada en la espalda, pero Shoko respondió con una patada giratoria que golpeo a otra Lothis, que se desvaneció y salió humo.
Shoko tosió un poco por el humo que salió y le dio en la cara, pero sus oídos estaban bien y escucharon los pasos acercarse. Se agacho, esquivando un puñetazo de una Lothis antes de darle un opercut, levantándola del suelo unos centímetros antes que cayera de espalda.
Al sentir el golpe que le dio y ver que no desapareció, supo inmediatamente lo que pasaba: -Estas son tus soldados. Las haces parecer igual a ti y creaste todas estas ilusiones de ti para que pasaran desapercibidas y me golpearan-.
Se escucharon unos aplausos. -¡Maravilloso! No muchos se dan cuenta de eso tan rápido. Veo que eres más que una bruta- dijo Lothis en alguna parte entre sus clones.
-¡Sal y pelea como una guerrera!- Exigió Shoko.
-No. A diferencia de mi líder, yo prefiero un enfoque más... misterioso-.
Mientras hablaba, Shoko no se dio cuenta que las colas de la armadura de Lothis estaban elevándose lentamente a su espalda. Solo lo supo cuando una se clavo en una parte expuesta en su espalda, sacándole un grito. Intento girarse, pero una de las soldados disfrazada por la ilusión como una Lothis, la golpeo en el rostro de repente y paso sus brazos debajo de sus axilas, impidiendo su movimiento.
-¡Ahora, Lothis-sama, acábela!-.
-Buen trabajo, dulzura- felicito la verdadera Lothis, elevando su Cosmos. -Ahora has que se quede quieta- dijo, viendo como Shoko luchaba para soltarse.
Elevo las colas de su armadura y las lanzo para dar golpes mortales que matarían a Shoko, pero a último segundo, la Saintia, con su Cosmos, supero la fuerza física de su enemiga, se soltó de su agarre y se tiro al suelo, evitando que las punta de las colas la tocaran. En cambio, atravesaron por completo el cuerpo de la soldado.
Lothis chasqueo la lengua y retiro sus colas, lanzando el cadáver de su subordinada a alguna parte. No tuvo tiempo de retroceder para usar sus ilusiones como escudo, ya que Shoko estaba a centímetros suyo.
-¡Cometa de Equuleus!- Cargando rápidamente su Cosmos, Shoko lanzo de su puño en meteoro que golpeo directamente a su enemiga, quien uso las manos para cubrirse, pero salió volando por lo cerca que estaban.
Lothis se elevo en el aire y cayo de espaldas al suelo, quebrando la zona donde se impacto.
-¡Lothis-sama!- Las ilusiones de Lothis desaparecieron, mostrando solo a las soldados restantes que vieron preocupadas el sitio donde cayo su líder.
-Tú...- la voz de Lothis sonaba furiosa mientras se levantaba. Para sorpresa de Shoko, tenía algunos rasguños en su cuerpo y armadura, pero ningún daño importante a pesar de recibir la técnica de frente. -¡¿Cómo te atreves a dañarme, a dañar mi hermoso cuerpo!? ¡Te mataré de la forma más lenta y dolorosa posible!-.
La furia de la mujer estallo, así como su Cosmos que había contenido. Shoko quedo con el aliento en la garganta al sentir su nivel Cósmico... un nivel que se acercaba a los Caballeros Dorados.
-¡Aguijón Sangriento!- De las puntas de las colas, se lanzaron pequeños rayos rojizos que apenas se podían ver y tocaron a Shoko.
Al inicio, ella no sintió nada... hasta que grito de dolor y cayo de rodillas agonizante.
-¿Qué...?- Se apretó los dientes al sentir un fuerte dolor recorrer por todo su cuerpo.
-Aguijón Sangriento dispara pequeñas agujas que al hacer contacto con tu cuerpo, te causan un dolor insoportable. Un humano ordinario ya estaría muerto a este punto- explico Lothis con sadismo. -Veo que lo soportas bien. Me alegro. Te haré sufrir mucho más por atreverte a dañarme, perra-.
La tensión en la pelea aumenta a cada segundo, así como la dificultad.
N/A: Hasta aquí el capitulo. Vimos varias cosas. Zeus ignorando la advertencia de Athena, Issei cuestionando el significado de la fuerza, y sobre todo, Seiya fue a Grigory, donde aparecieron ciertos personajes interesantes. En el canon de DxD, después del encarcelamiento de Kokabiel, solo Azazel y los otros Cadres se hicieron cargo de Grigory, pero aquí decidí incluir a un nuevo Caído para que tome el lugar de Kokabiel. Es un Ángel Caído que si existe y tendrá un papel a jugar mucho más adelante.
Y ahora los Berserkers atacan la Mansión Gremory y Shoko les hace frente, pero no parece tenerla fácil, ya que su enemiga no solo es usuaria de ilusiones, sino que su Cosmos es cercano al de un Dorado.
¿Por que Ares quiere matar a Rias? ¿Shoko despertará el Séptimo Sentido en esta lucha, recibiendo su Power-up? ¿Azazel se aterrara cuando conozca a Ikki? Preguntas que tendrán respuesta a su tiempo.
stargaryen wolf: Me alegra que te gusto el arco y es un gusto tenerte en los comentarios. Espero verte más seguido.
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
