Pareja: Haruno Sakura [Hombre] x Uzumaki Karin.
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❀ ═══════ • Pertenencia I • ═══════ ❀
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En la tranquila noche, dos personas se encontraban en la habitación del baño termal de aquella posada, ubicada en una ciudad remota del País del Fuego.
Atraídos por la soledad que les proporcionaba el horario, la joven pareja se entregaba a la lujuria con esmero. Estar rodeados por el vapor del agua, sus cuerpos desnudos y el sentimiento de adrenalina que les producía estar en un lugar público, solo aumentaba el morbo y el deseo carnal de ambos.
Los gemidos de ella resonaban sin pudor alguno por el lugar, acompañados de los gruñidos de placer de él y el sonido de sus cuerpos húmedos golpeando bruscamente entre sí. No les importaba en lo más mínimo que pudieran ser descubiertos.
—Falta poco... para que me venga —habló él, entrecortadamente, mientras la penetraba desde atrás—. Solo aguanta un poco más.
La mujer quiso protestar cuando él se separó de ella, pero no pudo más que gritar del placer al sentirlo llenarla nuevamente luego de cambiar de posición. Él se sentó en el borde de la fuente y la sentó en su regazo, su espalda apoyándose contra el fuerte torso masculino. La penetró de una sola estocada y ella rápidamente lo comenzó a cabalgar como si no hubiera un mañana. Las manos de él cobraron vida propia por todo su cuerpo, tomando sus pechos, apretándolos, frotando sus pezones y acariciando su clítoris con maestría.
—Ah~. Ah~. Ya no... Ah~. Siento que... Yo —balbuceó ella cosas sin sentido. El placer nublaba su mente a tal nivel que no podía pensar con claridad, solo sentir.
La mano que apretaba uno de sus pechos abandonó su tarea para tomarla del rostro y girarla para así iniciar un apasionado beso, donde sus calientes lenguas se frotaron entre sí de manera por demás erótica, lo que los encendió aún más. Un espeso hilo de saliva quedó entre ellos luego de separarse para tomar aire.
Siento que voy a perder la cabeza. Mi cuerpo se siente tan bien, se decía a sí misma. Aún no entendía cómo la saliva escurría de su boca con tanta facilidad con la cantidad de gemidos que salían de ella, debería tener la garganta seca.
Él la abrazó por la cintura y marcó el ritmo que los llevaría a la cúspide del placer. Era consciente de que ambos estaban en el límite y llegarían a un arrollador orgasmo pronto.
—Ah~. Ah~. Ah~ —gemía a viva voz. Con la profundidad y la rapidez de sus estocadas ya se sentía rozando el paraíso con la punta de los dedos. Entonces escuchó los gruñidos y gemidos de él en su oreja, y fue la gota que necesitaba para alcanzar su deseado clímax—. ¡Aaaah!
El interior de ella se contrajo alrededor de su miembro debido al orgasmo y lo succionó de una manera tan deliciosa que solo le bastaron algunas estocadas más para alcanzar su propia liberación y derramar todo su semen en grandes cantidades dentro del útero de su amada.
La mujer se desplomó contra el pecho de su amante, exhausta y disfrutando de los espasmos remanentes de su interior. Podía sentir el semen comenzando a escurrir por entre medio de sus sexos aún unidos, cayendo en el agua.
Las manos de él volvieron a acariciar su cuerpo, pero esta vez de forma más suave y delicada, haciéndole mimos. Sintió un amoroso beso en la coronilla de su cabeza, lo que la hizo derretirse ante él.
—¿Estás bien, Karin? —preguntó susurrando en su oído, una vez que apartó los húmedos cabellos pelirrojos del rostro de ella.
Esto era lo que más amaba de su chico; él podía convertirse en un amante apasionado y salvaje como a ella le gustaba, pero una vez terminado el acto, él la mimaría y la acariciaría con la suavidad de una pluma, como si fuera lo más valioso que existía y que temía romper. La hacía sentir amada de todas las formas.
—Uh-huh —musitó en afirmación. Se dejó rodear por los fuertes brazos una vez que él salió de su interior, sacándole un pequeño gemido ante su hipersensibilidad.
Ambos se quedaron así por varios minutos, disfrutando de la cercanía de sus cuerpos desnudos mientras recuperaban fuerzas para regresar a su habitación en aquél hospedaje.
—¿Crees que deberíamos advertirles sobre usar los baños termales? —cuestionó él, para luego comenzar a repartir pequeños besos en su mejilla sonrojada. Pensar en la forma en la habían "ensuciado" el agua solo logró que su cuerpo comenzara a reaccionar una vez más.
—Tal vez —musitó con una risita, intentando no desconcentrarse por sus caricias, mientras ella misma masajeaba la nuca de él, donde iniciaban sus cabellos rosados. Entonces recordó algo que la hizo cambiar de parecer—. Tal vez no. Quizás a Sasuke y Juugo. ¡Pero definitivamente no al maldito dientes de tiburón! —exclamó ofuscada—. ¡Eso se gana por interrumpirnos el otro día! ¡Suigetsu bastardo! —Pataleó con fuerza sobre el agua, salpicando todo a su alrededor, demostrando su enojo para con su compañero de equipo.
—Tienes razón —coincidió y soltó una carcajada al ver el cambio de humor tan repentino de su mujer—. En ese caso... Hagamos que valga la pena su castigo —habló de manera seductora para tomar las piernas de ella, elevarlas desde la parte interior de sus rodillas y así poder penetrarla de una sola vez. Los fluidos de ambos le facilitaron el trabajo, deslizándose hasta el fondo sin ningún problema.
Ella gimió con sorpresa al sentirlo nuevamente duro en su interior, pero no menos gustosa. Estaba lista para una tercera ronda, la noche aún era joven, igual que ellos y sus hormonas.
—Espera, Sakura —suplicó en una media orden, los húmedos besos que sentía en su cuello la estaban llevando a perder la cordura otra vez—. Quiero ver tu rostro.
Sakura la soltó ante su demanda, dejándola hacer lo que quisiera con él en ese momento.
Karin se levantó y dio la vuelta, colocando sus piernas a ambos lados de las de él y se sentó a horcajadas. Con una mano rodeo los hombros de su amante y con la otra tomó su pene erecto, masajeándolo. Arriba, abajo, arriba, abajo, arriba y abajo; repitió el ciclo un par de veces, deleitándose de las muecas placenteras en el rostro de él. Amaba lo expresivo que era; Sakura era tan distinto a Sasuke.
—Vas a matarme si sigues así —gruñó el peli-rosa con los dientes apretados, mientras la tomaba del trasero y la acercaba hacia su cuerpo para besarla de manera intensa. Amasó sus redondas nalgas mientras la mecía para que sus sexos se rozaran.
—Sakura~ —gimió entre el beso. Parecía que quería devorarla por completo. Sin separarse de sus labios, Karin levantó sus caderas y se auto-penetró bruscamente. Comenzó a moverse encima de él con una necesidad hambrienta—. Eres mío, Sakura —sentenció con placentera locura. Lo abrazó del cuello, pegando sus cuerpos hasta el punto de que sus pechos se aplastaban y rozaban con el pecho de él—. Eres mío. —Con una mano lo tomó de los cabellos rosados para profundizar aún más su beso—. Mío... Mío.
Quería fundirse con él, que sus cuerpos fueran uno para siempre. Porque Sakura era suyo, ella ya lo había marcado, reclamado para sí misma al punto de la locura. Se sentía enferma de solo imaginarse a su peli-rosa con otra persona que no fuera ella, él le pertenecía. Sasuke nunca se lo iba a arrebatar.
—¡Ah~! ¡Ah~! ¡Ah~! ¡Solo mío! —gritó extasiada, sus palabras fueron dichas con intención en ellas. En un momento de lucidez había detectado el chakra de su líder del otro lado de la puerta.
Sentir como el chakra del Uchiha se perturbaba de forma oscura, iracunda, celosa, provocaba que su cuerpo se encendiera tres veces más ante la victoria de esa pequeña batalla. Era una lástima que él no se hubiera atrevido a husmear, de esa manera podría sonreír con orgullo y presumir en su cara de ser ella la elegida por el peli-rosa.
Gimió como una perra en celo al sentir a su amado succionar sus pezones con fuerza mientras seguía penetrándola sin descanso.
Estaba demente. Había caído en la completa locura por culpa de Sakura.
—¡Más! ¡Más! ¡Eres mío!
Sakura los levantó a ambos sin romper la unión y la recostó en el suelo. Tomó sus piernas, las separó y flexionó todo lo que daban y arremetió contra su sexo a un ritmo que los enloquecía de placer a ambos. Observó a Karin con deleite: rostro sonrojado, ojos idos, saliva escurriendo de su lengua fuera de sus labios hinchados, sus pechos rebotando salvajemente debido a sus estocadas rápidas. Bajó más la mirada y vio cómo su pene entraba y salía de la vagina de ella. La imagen completa de la pelirroja era una obra de arte erótica.
Metió dos dedos en la boca de Karin para llamar su atención y rápidamente fueron lamidos y succionados por ella. Se miraron a los ojos, nublados completamente de lujuria.
—Dilo, Karin, ¿qué soy para ti? —demandó dominante. Al ver que ella no respondía, apartó sus dedos y los llevó a su hinchado y sensible centro de placer, frotándolo—. Dilo.
—Ah~. Ya no... Ah~. Me... Voy a... —Su mente la había abandonado, solo podía gemir y gemir y gemir.
—Quiero oírte, mi amor —susurró en su oído, jadeando. Estaban a punto de llegar, juntos, otra vez.
—¡Eres mío! ¡Eres mío! ¡Sakura! —Su orgasmo llegó arrasador como un tsunami ante las frenéticas penetraciones en su vagina que tocaron el punto exacto en su interior.
Aún con los espasmos de su liberación, quería más. Movió las caderas al compás de las de su amante, para así prolongar su placer. Quería más, más.
—Dámelo todo, Sakura~ —exigió con voz aguda. Quería todo de él—. ¡Aaah! —Para su sorpresa, otro orgasmo la azotó con violencia al sentir cuando él se derramó en su interior con una fuerte estocada. La sensación del semen caliente llenando su interior hasta el punto de rebalsarse y escurrir fuera de ella era simplemente exquisita, la volvía loca de placer.
Estaba demente. Él la llevaba a la locura. Solo podía pensar en Sakura y que quería más de él. Quería sentirse amada por Sakura. Que solo la amara a ella, porque le pertenecía.
¿Cómo fue que terminamos así? ¿Cómo fue que terminé obteniendo tanto placer, tanta plenitud, tanta felicidad? ¿Cómo fue que terminé cayendo por Sakura?, se preguntó a sí misma.
Su respiración era demasiado agitada, sentía retumbar su corazón en sus oídos. Creía que podría desfallecer ahí mismo, pero no le importaba. Solo podía pensar en Sakura y en lo demente que la volvía.
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