Permanecieron así durante un buen rato, no se sabe cuanto, pero se comenzó a hacer tarde.
-Quédate aquí- le suplicó el muchacho
-Sabes que no puedo- replicó ella en un susurro
-Te esperaba desde ayer- mencionó en calma acariciándole el cabello, ella sólo desvío la mirada -Creí que no querías venir porque de nuevo te habían hablado mal de mi- la muchacha se incorporó sentándose junto a él sobre la camilla
- No creo poder hacer lo que me pides, Draco-
-¿Porqué?-
-¿Porqué?- cuestionó sarcástica- Por qué son mis amigos, no puedes prohibirme algo así- habló con cierta exasperación
-No lo hago por celos, ni por prohibirle nada, lo hago porque sé que si siguen hablando mierda de mi, otra vez tendrás dudas y discutiremos- inquirió rodando los ojos
-Te he dicho que no pondré de nuevo en tela de juicio quien eres, ¿No confías en mi?- él resopló
-Quisiera poder hacerlo, pero si ellos...- lo besó
-Podrán decir cientos de cosas sobre ti y yo buscaría millones de razones para estar contigo, sin importar nada- el chico le miró y sonrió
-Bien, solo prométeme que si comienzan a decir estupideces no te quedarás a escucharlas- ella sonrió y asintió para después besarlo de nuevo, la puerta de la oficina de Madame Poppy se abrió y la chica se apartó de inmediato poniéndose de pie, la mujer no prestó atención a los jóvenes, comenzó a sacar vendajes de una vitrina para atender a Draco
-Me tengo que ir- él negó con la cabeza y la tomó de la mano haciendo un puchero como un niño pequeño -Debo volver para terminar una tarea y luego sigue la cena, si no voy, podrían sospechar- mencionó a susurros para que la mujer no los escuchara, la realidad es que quería saber lo que había ocurrido con Harry -Vendré a verte mañana temprano- le dió un beso rápido, la mujer se acercó y se despidieron con una sonrisa
Durante la cena no vieron a Harry ni al profesor Dumbledore, se fueron a la cama y a la mañana siguiente, la chica no fue al comedor para desayunar, se dirigió a la enfermería para saber cómo había amanecido su chico.
-¡Buenos días!- saludó efusivamente y lo besó, él sonrió y la abrazó fuertemente, olvidando que estaba herido y eso le hizo dar un respingo al contacto- Cuidado mi amor te lastimas- sonrió
-No me importa nada cuando te miro- la tomó de las mejillas y la besó
-¿Porqué no haz probado el desayuno?- mencionó a modo de reproche observando la bandeja sobre la mesita junto a la camilla
-No tengo hambre, la poción matutina me hace sentir un horrible sabor en la boca-
-Pero debes alimentarte, no puedes estar sin comer-
-Creí que Madame Poppy había ido al gran comedor- habló sarcásticamente esbozando una leve risita, ella frunció el ceño y le apretó una mejilla, el chico apartó la cabeza, sonriendo ampliamente
-Me vas a obligar a darte en la boca- se inclinó para tomar una tostada con mermelada y la colocó cerca del rostro del rubio, quien hizo un mal gesto negando con la cabeza- Anda, no me iré hasta que comas, o más bien me iré, lo que funcione mejor- el jóven rodó los ojos sonriendo y dió un mordida a la tostada que la chica sostenía frente a él, posteriormente le acercó el jugo de calabaza y él bebió para luego darle un pequeño beso en los labios
-Me gustan más tus cuidados que los de madame Poppy- habló pícaramente y le apretó un glúteo a la castaña, la cual dió un leve sobresalto, derramándo un poco de jugo sobre el suelo, ambos rieron y ella dejó el vaso de nuevo en la bandeja, sentándose de frente a él sobre la camilla y pasando su brazo a través del pecho del chico, cruzó sus piernas y él aprovechó para acariciar su muslo por debajo de su falda, ella sonrió y lo miró fijamente- Sin importar lo que pasé quiero que nunca dudes de lo mucho que te amo- le hizo saber, ella le acarició la mejilla dulcemente y lo besó
-Yo también te amo, demasiado- inquirió en voz baja colocando su frente sobre la de él
-Me gustaría que las cosas fueran diferentes, no sabes lo que daría por cambiar algunas cuestiones que están sucediendo en mi vida y poder ser feliz contigo- venía a su mente la misión que debía cumplir, Hermione pensó que se refería a la situación de su padre
-Todo va a estar bien y como ya te lo había dicho, yo siempre voy a estar contigo- le sonrió y lo besó para después fundirlo en un largo y profundo abrazo, el chico no pudo evitar derramar un par de lágrimas al saber que eso no iba a ser posible pues sus planes eran otros, cerró sus ojos y besó la cabeza de su castaña, se limpió las lágrimas y ella se incorporó para sujetar sus mejillas -No es necesario que ocultes tus lágrimas, eres la única persona con quien me puedo mostrar vulnerable, ¿Porqué no puedes hacerlo conmigo tu también?- la frente del rubio se arrugó y comenzó a llorar de nuevo, desvío la mirada de ella y Hermione lo abrazó una vez más, él se quebró sobre sus brazos, estaba sufriendo en silencio y no podía hacer nada al respecto, se sentía atrapado
-Quiero darte algo- mencionó a su novia, sacó su varita del cajón de la mesita y con un leve movimiento, hizo aparecer un pequeño racimo de flores "No me olvides", ella sonrió y lo besó.
Más tarde, Harry, Ron y Hermione se encontraban en la sala común de Gryffindor y el moreno les explicaba a sus amigos lo que vió en el recuerdo del profesor Slughorn.
-A ver si entendí, ¿Dices que esos "Horrocruxes" son objetos en los que "quien tu sabes" colocó una parte de su alma?- preguntó Ron
-Exacto, parece imposible creerlo pero, es así-
-¿Y entonces tú y el profesor Dumbledore irán a conseguir uno de ellos?- él asintió, el muchacho sostenía el mapa en sus manos y lo observó, Draco seguía en la enfermería
-Hace tiempo tenía la sospecha de que Malfoy había estado saliendo del castillo-
-¿Porqué lo dices?- quiso saber el pelirrojo
-Lo había visto aparecer y desaparecer del mapa-
-Eso es imposible, nadie puede salir del colegio hoy en día- inquirió la chica rápidamente -El mapa debe estar mal-
-Eso pensaba yo, pero el mapa no se equivoca, Hermione- habló pensativo- ¿La sala de menesteres es imposible de trazar?- cuestionó
-Si uno quiere, ¿Porqué?-
-Eso explicaría Porqué pensé que él estaba saliendo del castillo, cuando desaparecía del mapa, sólo estaba entrando a la sala de menesteres-
-Y eso explicaría lo del armario que tu y Ginny vieron en la sala- agregó Ron -Ésta mañana recibí una carta de papá, el de Borgin y Burkes sigue ahí-
-¿Y si hay dos armarios evanescentes?-
-¿Qué pasa si los hay?- se intrigó la castaña
-No lo sé- respondió Harry y volvió a inclinar la mirada al pergamino entre sus manos -Debo irme, Dumbledore y yo quedamos de vernos en la torre de Astronomía, ya está saliendo de su oficina- se incorporó y sus amigos lo acompañaron a la puerta de la sala
-Buena suerte, amigo- le deseó Ron
-No necesito suerte, estaré con Dumbledore- afirmó con seguridad, dió media vuelta y se alejó ante la mirada preocupada de sus amigos.
Hermione estaba angustiada, nunca logró averiguar cómo era que funcionaba el armario evanescente, ¿Desaparecía en cuanto la persona se introducía en él?, pero después recordó que la ocasión en que vió a Draco salir de él, el mueble no se movió a ningún sitio, pero entonces ¿En qué consistía, y si le preguntaba al rubio?, se podría molestar, ya podía escucharlo decir "¿Qué pruebas tienes?, De nuevo te están poniendo en mi contra", buscaba algún indicio pero nada podía inculparlo, o quizá no quería hacerlo, en lo personal para ella ese armario siempre le dió miedo, debía dejar las cosas así y esperar a que Harry y el profesor volvieran para saber si cumplieron su objetivo, pasaron algunas horas, se empezó a oscurecer, no había señales de su amigo, comenzaba a sentirse ansiosa, intentaba apartar su mente de todo leyendo pero el ruido de los dedos de Ron repiqueteando sobre la mesa no la dejaban concentrarse, el pelirrojo también estaba muy nervioso, éste se puso de pie y se dirigió a la ventana, lo siguió, ella alzó la mirada para imitar su acción, el cielo tenía un aspecto diferente al habitual, como si esa noche fuera más oscura que de costumbre, como si fuera un presagio de algo realmente horrible, su corazón empezó a latir con fuerza, no pudo soportar la espera.
-Debo ir al baño- mintió para que Ron no la siguiera
Salió de la sala común y se fué lo más rápido que pudo a la enfermería, al entrar, la camilla de Draco estaba vacía, sintió un vuelco en el estómago, se giró y dió un sobresalto al ver a madame Poppy de pie, justo detrás de ella
-Madame Poppy, ¿Sabe dónde está Draco Malfoy?- cuestionó algo alterada
-Eso mismo te iba a preguntar, aún está en recuperación, no se supone que debería andar por ahí- se alteró más.
Salió corriendo de la enfermería y se fue en dirección a las mazmorras, pero justo a esa hora, los alumnos se dirigían a sus salas comunes y los pasillos se encontraban abarrotados por doquier con estudiantes de todas las casas, por lo que le era difícil avanzar entre la multitud.
-¡Compermiso!, ¡Compermiso por favor, llevo prisa!, ¡A un lado!- expresaban entre empujones intentando abrirse paso, llegó a un pasillo cercano a las mazmorras y vió a Pansy con Astoria y Daphne Greengrass, no lo pensó, estaba desesperada por encontrarlo, fue directo a ella
-¡Parkinson!, ¿Dónde está?- cuestionó entre jadeos tratando de recuperar el aliento, la chica le miró con una sonrisa maliciosa y una ceja arqueada, sabía perfectamente a quién se refería
-Tú sabes bien en dónde está, querida- expresó con superioridad, la leona le miró fijamente un momento y la morena se acercó para decirle por lo bajo -Te lo dije- habló burlona
La Gryffindor dió media vuelta y se echó a correr, fuera lo que fuera que el rubio pretendiera hacer, debía impedirlo, llegó a la pared donde aparecía la puerta a la sala de menesteres, por el nerviosismo que tenía, tardó unos minutos en convocarla, cuando lo logró, abrió la puerta despacio, se fué a hurtadillas hasta donde sabía que se encontraba situado el armario, se ocultó detrás de una enorme silla que había cerca de ella y vió al joven parado frente al armario, se puso de pie para acercarse, pero entonces observó que la puerta del armario se abrió por sí sola y de éste emanaba una especie de humo negro, sintió escalofrío y de nuevo se agachó para esconderse, después vió que Draco se estaba acomodando la manga de su camisa, sintió su corazón contraerse al notar la marca tenebrosa grabada en el brazo izquierdo del Slytherin, se llevó la mano a la boca rápidamente sin poder dar crédito a sus ojos, los cuales empezaban a encristalecerse por la impotencia, Harry tenía razón y ella jamás pudo darse cuenta de ello, el rubio, se apartó del mueble y salió rápidamente de la sala, ella dió un vistazo al armario, sintió temor al notar a la mortífaga que se había encargado de acabar con la vida de Sirius Black, Bellatrix Lestrange, al hombre lobo y a otros seguidores del señor tenebroso haciéndoles compañía, se quedó completamente inmóvil, o al menos su cuerpo no respondía, más que para comenzar a temblar, los mortífagos, se encaminaron fuera de la sala también, ella se quedó unos minutos ahí sin poder moverse aún, su mente trataba de asimilar lo que acababa de acontecer, volvió en sí, debía hacer algo al respecto, se limpió las lágrimas y se puso de pie, salió con cuidado del sitio y avanzó a la torre de astronomía para informarle a Harry en cuanto llegara, subió lo más rápido que pudo, estaba muy asustada, no había nadie alrededor, el profesor y Harry no llegaban y estaba temiendo lo peor, ya había pasado un buen rato, ¿Y si ellos ya habían vuelto?, se cruzó ese pensamiento en su mente, bajó otra vez e intentó correr, de pronto vió una cabellera rubia frente a ella a la mitad del pasillo, él se quedó helado al verle
-¿Qué haces aquí?- cuestionó el muchacho, ella no podía hablar, le miraba con rencor y no podía evitar sentir el nudo en la garganta -Debes irte- le advirtió, ella dió un bufido irónico entre las lágrimas que brotaban por sus mejillas y las limpió desviando la mirada
-Así que todo era verdad, tanto me pediste que confiara en ti y hasta el final, vengo a comprobar que mi desconfianza hacia ti estaba justificada, todo éste tiempo, me mentiste-
-No tienes idea de lo que está pasando, las cosas no son como piensas que son- habló fríamente
-¡Cállate, ¿Cómo tienes el descaro de seguir mintiendo cuando yo misma te ví, te atréves a burlarte de mi hasta el último momento- le gritó impotente entre llanto, el muchacho solo la miró con sus ojos llorosos y pasó saliva en seco tratando de contener el sentimiento -Te encargaste de tejer una red de mentiras y me manipulaste para hacerme parte de todo ésto, ¿Cómo puedes ser tan desalmado?, no sabes cuánto dolor me estás causando Draco, te amaba con el alma, perdí mi dignidad por ti y nada de eso te importó- el rodó los ojos intentando apartar lo que sentía de su ser
-¡Ahí vas de nuevo con tus dramas!- mencionó exasperado -¿Pretendes hacerte la víctima de nuevo, de verdad?, tú sabías bien a lo que te atenías estando conmigo, no te obligué, intenté dejarte muchas veces y volvíamos, nada te ataba a mí, ¿Crees que eres mejor que yo?, no soy el único que traicionó, desde el momento en que decidiste ocultar lo nuestro estabas aceptando ser parte de todo ésto, no vengas ahora con tus lágrimas y a querer dar lastima porque no la tendré de ti, tu lo decidiste- El Draco del principio regresaba
-Dime una cosa, ¿Tú fuiste el responsable de lo que le pasó a Katie y de que Ron casi muriera envenenado, verdad?- quiso saber hablando con voz quebrada
-Ya lárgate de aquí- escupió de mala gana
-¡Contesta!, al menos merezco que me digas toda la verdad ahora- exigió
-Así es y si no fuera por tu gran ayuda, hubiera sido más difícil para mi- se burló
-Es increíble hasta dónde llega tu cinismo- habló sorprendida
-Tú pudiste evitar todo ésto si hubieras aceptado irte conmigo, te lo pedí en más de una ocasión, no quisiste hacerlo-
-No busques excusas para inculparme, sabías bien lo que ibas a hacer desde el principio, lo planeaste todo-
-No somos tan distintos, Granger, ni eres mejor persona que yo, ¿Qué dirían tus amigos si supieran que eres mi cómplice en ésto?- la chica no pudo evitar que su frente se arrugara y empezaran a emanar sus lágrimas
-No sabes como quisiera odiarte por todo lo que me hiciste- inquirió con un hilo de voz - le miró fijamente, el corazón del muchacho empezó a latir con fuerza le dolía en el alma escuchar esas palabras de la mujer que amaba -Pero no puedo- su voz era casi inaudible -No hagas ésto, por favor- suplicó -Tú no eres como ellos, no eres una mala persona, si decides quedarte conmigo yo te voy a proteger, te lo juro- habló honestamente, el Slytherin negó con la cabeza y apartó la mirada de ella, sentía que si la veía a los ojos rompería en llanto y desistiría de la decisión que había tomado
-No puedes salvarme, nadie puede hacerlo, tu mayor error fue confiar tanto en el amor que tienes o que tenias por mí al grado de pensar que me podrías salvar, pero no es así- tomó aire para poder seguir hablando, su voz se estaba quebrando también -Aún así, te agradezco que no perdieras la esperanza conmigo hasta el último instante y lamento aún más el haberte fallado, estás convencida de que aferrándote a luchar por mi, conseguirás que yo cambie mi decisión, pero la realidad es que siempre haz estado sola en esa guerra, porque yo nunca estuve dispuesto a pelear por ti- mintió en esas últimas palabras
-Mi mayor error no fue amarte, porque no me arrepiento de eso, mi mayor error fue haber confiado en ti y en tus palabras- afirmó
-Al menos te queda una enseñanza de eso, serás parte de mi vida para siempre, Granger- le aseguró
-Supongo que ésta es la despedida, ¿No es así?- le miró -Es increíble que después de tanto amor que nos dimos, o más bien, que yo te dí, tengamos que terminar así, cómo si nunca hubiesemos existido el uno para el otro- mencionó con una sonrisa pero las lágrimas al borde de sus ojos y su mirada reflejaban un profundo dolor, el muchacho no se atrevía a observarla a la cara, luchaba internamente para mantenerse firme en su decisión y sus palabras
-¿Podrías hacerme un último favor?- cuestionó el muchacho, ella dió un leve bufido sonriendo sarcásticamente, limpiándose las lágrimas de sus ojos y desviando la mirada casi incrédula de escuchar aquello -¿Podrías borrar de mi mente todo lo que vivimos juntos?- habló con voz quebrada mientras continuaba con su visión al suelo
-Yo bajo ninguna circunstancia permitiría que alguien me borrara el recuerdo de los momentos más hermosos y felices que he pasado en mi vida aunque todo fueran más que mentiras-
-Si me quedo con ellos, será aún más difícil y doloroso para mi- le hizo saber y las lágrimas empezaban a correr por su rostro
-Pues entonces nos tocará sufrir a los dos, a ti por los recuerdos y yo por no volverlos a vivir- el Slytherin frunció el ceño y lloró amargamente en silencio, ella se acercó y le tomó las mejillas para mirarlo a los ojos por última vez -Fué un placer haber sido efímeramente el amor de tu vida, Draco-
-Prométeme que buscarás ser feliz, aunque no sea conmigo, busca ser feliz con otra persona- Hermione lograba darse cuenta que Draco no mintió cuando le decía que la amaba
-No nos hagamos promesas que no podemos cumplir porque no creo poder amar a nadie tanto como te amo a ti-
-Entonces miénteme porque sólo sabiendo que no destrocé tu corazón me dejare de sentir como la mierda que siento que soy ahora- expresó el jóven llorando, ella negó con la cabeza
-Toda mi vida he analizado cada situación que he vivido hasta encontrarle una explicación que tenga lógica, pero por más que he intentado a lo único que no le encuentro un porqué es a ésto que tenemos o más bien, que teníamos-
-Y yo toda mi vida me juré a mi mismo que no iba a dejarme llevar por lo que sentía porque sabía que tú no serías eterna en mi vida y que amarte me haría sufrir, debía evitar a toda costa el dolor y vé, me tragué mis palabras porque no sabes cuanto me duele esta despedida- se besaron por última vez, como si quisieran detener el tiempo y congelárlo a ese momento para siempre
-Quédate a mi lado, te lo imploro, Draco- el labio inferior del muchacho temblaba al igual que todo su cuerpo, cerró sus ojos para evitar ver los de ella y negó con la cabeza
-No puedo, no, vete por favor- le pidió
-No me iré sin ti- aseguró decidida y lo abrazó, Draco se limpió las lágrimas y la apartó de él
-Si ellos llegan te mataran, vete ahora- la sujetó de las mejillas
-¡No me importa!- alzó la voz -Solo me iré si nos vamos juntos- le hizo saber
-No estoy jugando, debes irte ya- ella negó con la cabeza, llorando con el ceño fruncido -Haz lo que quieras, no tengo tiempo para ésto- se dió la media vuelta para subir a la torre
-¡No, no dejaré que hagas ésto!- lo sujetó del brazo con fuerza impidiéndole avanzar, el chico se giró de nuevo y sin detenerse a pensar antes de actuar, propició una bofetada a la castaña, la cual dió un breve grito cayendo al suelo, el blonde le miró atónito sin poder creer lo que le había hecho, se sintió culpable pero ya era tarde, había sucedido, ella sólo lo miró con lágrimas en los ojos tocándose la mejilla donde había recibido el golpe, él la levantó del suelo bruscamente y la empujó
-¡Lárgate de aquí de una vez por todas!- exigió, ella negó con la cabeza llorando -¡Vete, vete de aquí!- le gritó y sacó su varita apuntándole, sintiendo que su alma se destrozaba en mil pedazos por la forma en que la trataba pero no podía permitir que le hicieran daño, no más que el que él le hizo, ella no desistió, seguía negándose a retirarse llorando entre sollozos con el ceño fruncido, el chico perdió la paciencia, bajó su varita y se acercó para empujarla en repetidas ocasiones, la muchacha gritaba levemente y seguía sin dejar de llorar -No quiero verte, ya vete de aquí- le dió un último empujón y extendió su varita de nuevo, ella le miró entre su amargo llanto y alzó su mano a la altura de su propio pecho frotó los dedos contra la palma de su mano e hizo aparecer las flores que Draco le había dado unas horas antes, arrojándole el pequeño racimo de flores "No me olvides" a los pies.
-Si algo no voy a olvidar nunca, será éste momento, no mereces nada, Draco- se alejó de ahí rápidamente llorando desconsolada y abiertamente para dirigirse a la sala de Gryffindor implorándose a si misma calmarse para evitar que la vieran entrar en ese estado al castillo y recordando que había enemigos en el mismo, por lo cual debía estar alerta.
El rubio por su parte rompió en llanto al verla alejarse y tomó el pequeño racimo del suelo, las estrujó en su mano sin poder evitar el dolor de perderla, para después tirarlas al suelo, de pronto escuchó la voz del profesor Dumbledore provenir de arriba en la torre de astronomía, se limpió las lágrimas y subió, era un hecho que debía cumplir con la misión, los mortífagos ya estaban ahí, no había vuelta atrás, no la perdería por nada, alzó su varita y vió al anciano hombre parado cerca del barandal del mirador de la torre.
-Buenas noches, Draco- saludó Albus al verle, él muchacho estaba muy nervioso, todo su cuerpo temblaba, había evitado a toda costa ese momento y se había vuelto realidad -¿Qué te trae aquí en ésta bella noche de primavera?- cuestionó amablemente
-¡¿Con quién está?, lo escuché hablar!?- cuestionó amenazante sin bajar la varita
-Suelo hablar solo en voz alta, me parece extraordinariamente útil- expresó tranquilamente con sus manos entrelazadas sobre su abdomen -¿Alguna vez te haz hablado a ti mismo, Draco?- cuestionó metafóricamente, el muchacho tenía el corazón acelerado, se lograba escuchar su respiración por lo bajo -Draco, tu no eres un asesino- mencionó con seguridad
-¿Cómo sabe lo que soy?, he hecho cosas horrendas-
-¿Como maldecir a Katie Bell, esperando que a su vez, ella me entregara un collar maldito?, ¿Cambiar una botella de agua miel por una adulterada con veneno?, perdóname Draco, pero pienso que esas acciones fueron tan débiles que no las hiciste de corazón-
-¡Él confía en mí!- expresó con la voz quebrada -Fui elegido- se descubrió el brazo izquierdo mostrando al profesor la marca
-Déjame facilitártelo- alzó su varita, él rubio vió ésto como una amenaza
-¡Expelliarmus!- la varita del anciano hombre salió volando
-Muy bien, muy bien- inquirió Dumbledore tratando de calmarlo, al instante se escuchó un ruido en la parte posterior del lugar, alguien se acercaba -¡Ah!, no estás solo- Draco, sintió temor de que se tratara de Hermione, no tendría entonces el valor de hacer lo que pensaba realizar, aunque en el fondo, esperaba que ella fuera a impedirlo -Hay otros, ¿Cómo?- entendió que no se trataba de ella
-El armario evanescente en la sala de los menesteres, lo estuve reparando- le hizo saber aún sintiendo temor
-Supongo, que tiene un hermano, un gemelo- el rubio asintió
-En Borgin y Burkes- le informó -Forman un pasaje
-¡Qué ingenioso!- mencionó asombrado -Draco, hace años, conocí a un joven que tomó muchas decisiones equivocadas, permíteme ayudarte- le ofreció una oportunidad más para redimirse
-¡No quiero su ayuda!- alzó la voz, aunque su rostro y su voz, imploraban lo contrario -¿Qué no lo entiende, debo hacer esto- expresaba entre sollozos tratando de convencerse más a sí mismo que a él -Debo matarlo, o él me matará- su voz se quebró y los mortífagos llegaron al lugar
-¡Vaya, qué tenemos aquí- expresó la mujer en tono burlón -Bien hecho, Draco- felicitó a su sobrino, dándole un beso en el hombro, el jóven estaba muy asustado pero debía aparentar lo contrario
-Buenas noches, Bellatrix- saludó también a la tía -Ésto amerita presentaciones, ¿No crees?- preguntó sarcásticamente
-Me gustaría, Albus, pero me temo que no tenemos tiempo, ¡Hazlo!- ordenó dirigiendo su mirada a su sobrino
-No tiene las agallas, igual que su padre, expresó uno de los mortífagos que los acompañaba a modo de burla -Déjame hacerlo a mi manera- le pidió a la mujer
-¡No!, el señor tenebroso dijo que el niño debe hacerlo, éste es tu momento, Draco, ¡Hazlo!, ¡Adelante, Draco, ahora!- alzó la voz cuán desquiciada, la mano del rubio temblaba, no deseaba hacerlo, era obvio, venía a su mente la imágen de Hermione suplicando que no lo hiciera, su llanto, el anhelo que tenía de salvarlo, estaba seguro que ella en verdad quería ayudarlo, no podía evitarlo, nadie podría salvarlo ahora, no había escapatoria, resonaba en su cabeza la voz de ella, se arrepentía de no haberles hecho caso tanto a Hermione como a Dumbledore cuando tuvo la oportunidad, su mano temblaba aún y un sudor frío le recorría el cuerpo, no podía pensar en nada, sin darse cuenta estaba bajando su varita.
-¡No!- expresó una voz a sus espaldas, el chico se giró y observó a Snape aproximándose para pararse junto a él, el blonde bajó su varita completamente, se hizo un silencio sepulcral, el anciano miró fijamente a los ojos al maestro y habló con un tono tranquilo
-Severus... por favor-
-¡Avada Kedavra!- le apuntó y el rubio sólo observó un encandecente resplandor en color verde, para después mirar como el cuerpo del profesor Dumbledore, caía a través del barandal del mirador, sintió desmayarse, su rostro empalideció por completo, no podía creer lo que había ocurrido, sus oídos estaban aturdidos, no se dió cuenta en qué momento su tía había conjurado la marca tenebrosa en el cielo, alguien lo tomó del brazo para que bajara de la torre por las escaleras, caminaba como si estuviera fuera de sí, por inercia, siguió la ruta de los mortífagos, sin caer en cuenta del todo sobre lo que ocurría a su alrededor, para cuando acordó, iban cuesta abajo por el oscuro bosque, las flamas sobre la casa de Hagrid, lo hicieron dar un sobresalto, la voz de Snape exigiéndole que se fuera, lo hicieron alejarse, sin poner atención a Harry, quién le gritaba a Severus con profundo odio, él sentía en su pecho un profundo vacío, trás cada paso que daba, más se alejaba de ella y su andar se aproximaba a la muerte.
Hermione estaba sentada sobre un sillón de la sala, observando cómo bailaba el fuego de la chimenea, con un semblante lúgubre que preocupaba a Ron y Ginny pero por más que insistían, ella no les expresaba nada, Granger, no encontraba consuelo en nada, cada bocanada de aire que aspiraba le hacían sentir el agujero dentro de su corazón, ya no había lágrimas, el dolor era interno, profundo e insoportable pero no podía decir nada, debía sufrirlo a solas y en silencio, la profesora Mcgonagall entró a la sala común de Gryffindor, algo terrible había ocurrido, todos en la sala común estaban consternados al saber el deceso del profesor Dumbledore, la muchacha se quedó pasmada en su lugar, mientras todo los demás alumnos salían de la sala.
-Hermione, Hermione ven con nosotros- le pidió Ginny preocupada al verla de esa forma, siguió a la multitud y se abrió paso para ver el cuerpo inerte del director del colegio, alcanzó a ver una figura que se abría paso también y se acercaba para colocarse de rodillas junto al profesor, unos segundos después, cayó en cuenta de que se trataba de Harry, a minuto, Ginny Weasley le hacía compañía y lo consolaba en silencio, la profesora Mcgonagall alzó su varita al cielo, para hacer desaparecer esa horrible marca plasmada en el mismo con un "Lumos máxima", todos los presentes imitaron la acción de la mujer, alzando sus varitas y conjurando el hechizo para disipar las tinieblas que opacaban la noche, ella sacó su varita y la alzó hacia el cielo, mientras las lágrimas se apoderaban de su rostro, sufría por la gran pérdida del profesor, sufría porque no había podido evitarlo, sufría por la culpabilidad del suceso, sobre todo sufría por él y por la idea de no volver a verlo nunca más...
Al funeral del profesor Dumbledore asistieron muchos magos y brujas del mundo mágico, aunado a criaturas magicas de todo tipo, su despedida fue emblemática y nostálgica a la vez, sin lugar a dudas las cosas no serían las mismas trás su ausencia tanto en el colegio como en la sociedad mágica.
Una tarde, mientras se encontraban en la torre de astronomía, Harry les mostró a Ron y Hermione el "Horrucrux" que él y Dumbledore consiguieron aquel día durante su travesía, el moreno les hizo saber que era falso y que un tal "R.A.B" había firmado la nota por si el señor tenebroso lo encontraba, Harry se notaba triste, sentía que él había muerto por nada.
-¿Crees que Draco, lo hubiera hecho?- cuestionó a su amigo
-No- afirmó -Él estaba bajando su varita- ella le miró un momento y luego desvío la mirada al horizonte pensando en él, esperando que donde quiera que se encontrara, estuviera bien, el moreno volvió a hablar haciéndola salir de sus pensamientos
-No volveré, Hermione, tengo que terminar lo que Dumbledore empezó, no sé a dónde me llevará eso, pero les avisaré cuando pueda, dónde estoy- ella bufó levemente al escuchar aquello, su amigo le observó confundido ante ese gesto
-Siempre admiré tu coraje, Harry, pero a veces eres muy tonto, ¿No creerás que irás a buscar los "Horrocruxes" tu sólo, verdad?- le dio una leve sonrisa- Nos necesitas- le hizo saber, se hizo un breve silencio
-Nunca me había fijado en lo pacífico que es éste lugar- mencionó en calma, escucharon de pronto el cantar de un ave en el cielo, alzaron la mirada para verle, se aproximaron al otro lado del mirador los tres, observando a la enorme y hermosa ave, sabiendo que el próximo año, sería el inicio de su siguiente gran aventura, la cual, estaban seguros que sería la mayor odisea de sus vidas.
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ESPEREN LA SEGUNDA PARTE DE ESTA HISTORIA, MUY PRONTO
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Travesura Realizada... ¡Nox!
