¡Saludos, queridos lectores!
Continuando con las historias que no había podido actualizar en la semana, les traigo esta, la cuál, espero siga siendo de su agrado.
Para no hacer larga la introducción, sólo me queda decir que la historia corresponde al Día 25: Traición del calendario 1 del SasuKarin Month Junio 2024
El desconcierto en la cara de Ichiro ante la seguridad de Sasuke fue muy evidente, pero rápidamente se compuso porque pensó que sólo estaba blofeando para mantener su imagen frente a él y Karin. Incluso pensó que antes de la subasta, convencería a la pelirroja de irse con alguna excusa para salvar su imagen.
—Los veo en la subasta —Ichiro se despidió de la pareja en la puerta del despacho.
—Sasuke, debimos decirle que no podíamos quedarnos. A ti ni siquiera te gustan las fiestas —replicó la pelirroja en voz baja mientras caminaban de regreso a la fiesta— Además, ni yo gano lo suficiente para pujar por algo de esa subasta y ese hombre sólo intenta…
—Hay algo que podemos hacer para que te deje en paz por lo menos un tiempo, porque no tardará en descubrir que le mentimos.
—¿Cómo podría descubrirlo? —preguntó incrédula.
—Ese hombre envía a gente a espiar a enemigos y aliados a placer según lo que quiera saber, pero siempre ha sabido con quién no meterse, así que debió haber enviado a alguien para que te espiara y conseguir información sobre ti —explicaba Sasuke— Ahora que le hemos mentido, va a volver a hacerlo para asegurarse. Cuando descubra la mentira, querrá terminar los acuerdos que tiene con nosotros, pero tengo una idea para retrasar ese momento e incluso quitarle la posibilidad de hacerlo.
—¡Qué asco! ¿Qué tal si envió a espiarme desde antes? —a Karin le entró un escalofrío de sólo pensarlo.
—No se metía conmigo y mi gente cuando estaba como CEO en Hebi. Tampoco creo que lo haya hecho cuando la empresa estaba en crisis porque tiene un estándar mínimo para interesarse en alguien y no le gusta la gente con problemas —respondió el azabache— Esto es algo más reciente y estoy seguro que sabe que nos tiene del cuello con el cobre, así que querrá usarlo para someterte. Hay que evitarlo porque si cedes aunque sea un poco y después te retractas, cancelará todos los tratos.
—¿Y qué se supone que debemos hacer?
—A su padre no le gustan esas acciones inmorales —él sonrió— Sólo hay que hacer que le ponga un alto.
Sasuke le habló de su plan a Karin. Si todo salía bien y ella seguía haciendo un buen trabajo como hasta ahora, él le aseguraba que ese hombre iba a mantenerse a raya, por lo menos hasta que ella pudiera conseguir otro proveedor y en el mejor de los casos, llevar a la empresa a un mejor puesto para que él no quisiera meterse con ella.
—¿Y vas a soportar toda la fiesta estando aquí para llegar a la hora de la subasta? —preguntó Karin contenta con el plan del hombre, pero dudando de que pudiera quedarse todo ese tiempo— Aún recuerdo cómo salías huyendo de cada evento social al que te acompañaba.
—Te dije que podías usarme en esto, sólo aprovéchalo —respondió Sasuke— Además, esto también es por beneficio de la empresa.
—¿Sabes? Eso tampoco se oyó bien —Karin rió divertida— Pero vale, voy a usarte.
—Deja de hacer eso —pidió avergonzado y ella sólo pudo reír más.
—Bueno, señor Uchiha, ya que debemos quedarnos en la fiesta, vas a tener que invitarme a bailar —dijo la pelirroja cuando dejó de reír. El aludido se miró confundido— Es lo que un novio haría y te recuerdo que fuiste tú el que dijo la mentira.
—No quiero bailar.
—Vamos, no nos quedaremos toda la noche mirando a la gente bailar mientras tomamos copas de champagne caro y postres finos —comentó Karin llevando al azabache a la pista de baile, pero antes de llegar, le vino una idea a la mente— ¿O vas a decirme que no sabes bailar? No recuerdo haberte visto en ninguna pista de baile en ninguna fiesta.
Cuando Sasuke era el director ejecutivo y Karin lo acompañaba a las fiestas con los socios, era ella quien solía encargarse de las relaciones públicas, pues cuando se trataba del trabajo, ella podría comportarse como la persona más simpática y amable del planeta. Sin embargo, una vez que ella dejaba contentos a los socios y clientes y se concluían los acuerdos verbales, se retiraban de los eventos porque a Sasuke no le gustaban.
Asimismo, las veces que tuvieron que quedarse todo el evento, ella era invitada a bailar por los mismos socios que quedaban encantados de tratar con una mujer tan simpática en lugar de lidiar con la frivolidad del azabache, por ende, Sasuke nunca tuvo que salir a la pista de baile, ni siquiera para satisfacer a las socias y clientas femeninas, porque aunque él se negara a ser simpático, bastaba con su linda cara para que ellas no se negaran a seguir haciendo tratos con él. Eso, sin mencionar que cuando Suigetsu o Juugo asistían, eran ellos quienes se encargaban de mantener esas relaciones.
De los tres Karin había sido su mayor apoyo en aquellos años, era bastante inteligente y astuta para moverse en las negociaciones, por lo que jamás se sorprendió de saber que ella, con el apoyo de sus otros dos compañeros, lograran mantener la empresa a flote, pero ahora si que le sorprendía que ella estuviera teniendo problemas con el heredero de los Sou.
—No es que no sepa, sólo no me gusta —respondió el hombre siendo sincero.
—Dijiste que podía usarte por hoy y quiero bailar, así que no puedes retractarte —advirtió la pelirroja— Si quieres, puedes tomarlo como una orden directa de tu jefa.
Sasuke miró alrededor, encontrándose con muchas caras conocidas. Desde que llegaron, todos ellos no dejaban de mirarlos, pues no había empresario en el mundo que no supiera lo que él había hecho y a eso se le sumaba a toda persona que siguiera los chismes de espectáculos, pues a alguien se le había ocurrido tratar su vida como si él, en lugar de empresario, fuera un artista.
Nadie en esa fiesta iba a acercarse a él si no era para burlarse o quizá para sacar alguna información y mientras Karin no se separara de él, al no querer quedarse sola con Ichiro, tampoco tendría oportunidad de mantener una conversación ni social ni de negocios.
Había sido una mala idea ofrecerse a ir y no lo vio sino hasta ese momento. Iba a arruinar de nuevo las oportunidades de la empresa con sólo su presencia.
—¿Sasuke?
—Si vamos a la pista de baile, se va a hacer más evidente que estoy contigo en la empresa —señaló el aludido al llamado de la pelirroja— Nadie va a querer negociar contigo si saben que trabajo con ustedes. Ni siquiera debiste contratarme.
—¿Eso es lo que te preocupa o sólo es una excusa para no bailar?
—No importa, sabes que tengo razón.
—¿Crees que no pensé en eso cuando decidí contratarte? Obviamente todo se está haciendo más difícil para abrirnos camino, no sólo porque te haya contratado, sino por todo lo que dejaste atrás cuando te fuiste —respondió la pelirroja— Pero eso no quiere decir que vaya a ser imposible hacer crecer a nuestra pequeña empresa y si lo que te preocupa es la reputación que puedas darnos, entonces sólo has bien tu trabajo y no vuelvas a cometer los mismos errores.
—Pero…
—No vas a convencerme de lo contrario, así que no gastes saliva. Recuerda quiénes éramos nosotros cuando te conocimos. Los chicos y yo sabemos lo que es querer una segunda oportunidad cuando nadie te la quiere dar y lo importante que es tenerla.
Sí, Sasuke sabía de los pasados poco legales de Karin, Juugo y Suigetsu a pesar de lo jóvenes que eran cuando se conocieron y a pesar de ello, él vio en ellos su potencial en muchas áreas y confió en ellos para fundar Hebi Inc, la empresa que se supone tenía que ser mejor que Akatsuki Incorporation y que así como él se encargó de fundarla, estuvo a punto de destruirla.
Quizá, si no hubiese sido impaciente ni se hubiese dejado persuadir por Obito, habría conseguido su objetivo sin haber traicionado a los suyos. Sin embargo, eso ya estaba en el pasado y no podía quedarse sumergido en el hubiera, mucho menos cuando Karin y sus viejos amigos parecían tener más confianza en él de lo que él se tenía a sí mismo.
—¿Estás segura? —preguntó una última vez y no precisamente refiriéndose al baile.
—Claro que estoy segura. Estás hablando con la CEO más guapa e inteligente del planeta —respondió Karin sonriendo, para luego acercarse al oído de Sasuke— Además, tengo preparadas dos estrategias que nos ayudarán más de lo que te imaginas.
Sasuke volvió a mirar a su alrededor. Los cuchicheos que iban entorno a él no paraban, pero parecían más insignificantes al ver a Karin tan segura de sus planes.
—Voy a confiar en tus planes, pero si ves que no funciona, no dudes ni una sola vez en despedirme, porque si no lo haces, yo renunciaré —respondió el azabache ofreciendo su mano como invitación a bailar.
—Castigándote de esa forma, no arreglas nada —aceptó la mano que él le ofrecía— Sólo haz tu trabajo para que nadie vuelva a dudar de ti.
El azabache llevó a Karin a la pista de baile y no pudo evitar sonreírle cuando con una mano tomó una de las suyas y con la otra le tocó suavemente la cintura. Jamás pensó que volvería a bailar en una fiesta de ricos después de haberse salido de su casa y mucho menos pensó que tendría una compañera de baile que le agradara.
Más de una vez la pareja se integró a la pista de baile, haciendo pausas para descansar, tomar alguna bebida o comer algún bocadillo. Incluso hubo gente que, tal como Sasuke había pensado, se acercó a ellos para tratar de enterarse de cómo vivía su vida actualmente, dejando salir algunos comentarios poco gratos. Sin embargo, haciendo uso de sus habilidades sociales, Karin lo defendió mejor de lo que él sentía merecer sin insultar a nadie.
—Estoy muy impresionada de lo bien que bailas —comentó la pelirroja sonriendo cuando salían de la pista de baile— No entiendo por qué no lo haces más seguido.
—Porque no me gusta.
—¿Y cómo aprendiste?
—Mi madre decía que si quería conseguir una novia tenía que aprender a hacerlo —confesó avergonzado y descontento.
—¿Estabas enamorado de alguien? —preguntó Karin sorprendida.
—No. Mis padres querían nietos, así que cuando cumplí trece, tuve lecciones de baile al igual que mi hermano porque mi madre creía firmemente que nadie se casaría con nosotros si no sabíamos bailar.
—Lo más parecido a eso que he escuchado, es que un hombre que baila bien, es bueno en la cama —comentó Karin echándose a reír cuando Sasuke, sonrojado, la miró acusadoramente— No me lo inventé, de verdad que lo he oído. Debe ser algo así como las danzas de apareamiento de las aves.
—No somos aves —protestó el azabache.
—No, pero ¿sabes? ¿De qué sirve saber bailar si no sacas a las chicas a la pista? Creo que a tu madre se le escapó ese detalle —Sasuke había tomado un par de copas que ofreció un mesero y le entregó una a Karin.
—Mis padres nos obligaban a bailar con las chicas que iban a las fiestas de la casa —dijo en un tono amargo por el recuerdo antes de beber de su copa.
—Vaya, por tu expresión, debió ser toda una tortura —la pelirroja reía— ¿También ha sido tan malo bailar conmigo?
Sasuke dirigió la vista hacia su compañera y no se atrevió a decirle que si había accedido a bailar más de una vez con ella, era porque le había parecido agradable hacerlo.
—Ya casi es hora de la subasta. Vamos a mirar los objetos para que la gente piense que pujaremos —desvió el tema dejándole su copa ya vacía a uno de los meseros.
—Tu madre debió decirte que dijeras "fue un placer bailar con usted, linda señorita", al menos por cortesía —refunfuñó Karin imitando la acción de su acompañante.
—Vamos —Sasuke le ofreció su brazo y ella, aunque aceptó, hizo un mohín.
Ambos miraron los artículos de la subasta fingiendo estar muy interesados en algunos particulares y comentando sobre otros, pero justo cuando miraban un armario de caoba negro que se presumía, tenía ya cien años de antigüedad, Sasuke notó un collar muy particular que lo hizo caminar hasta la vitrina donde lo exponían.
—Es un armario muy grande para el poco espacio que… ¿Sasuke? —Karin lo siguió cuando se dio cuenta que se iba— ¡Oye! ¡Te dije que no me dejaras sola! ¿Por qué…? —ella dirigió la vista al artículo que él veía— ¡Qué bonito collar! Tienes buen gusto. ¿Es un rubí?
—No. Es un diamante rojo.
—¿Un diamante rojo? No sabía que existían.
—Son muy raros —respondió el azabache mirando la ficha del artículo.
El monto de apertura de ese collar era de treinta millones de ryō. Una cifra completamente fuera de sus manos y que de hecho, seguía sin hacerle justicia al verdadero precio del collar, no sólo por lo raro que era encontrar un diamante rojo tan grande con una historia de casi cien años, sino el valor sentimental que representaba para él.
Frustrado, Sasuke soltó un gruñido y salió de la fiesta.
—¿Sasuke? Oye qué…
—¿Le gusta ese collar, señorita? —Ichiro se había interpuesto en el camino de Karin que había intentado ir tras de él— Tiene muy buen gusto.
—Lo siento, tengo que ir a ver a…
—Debería dejarlo solo, debe sentirse frustrado de no poder recuperar el collar que perteneció a su familia por muchos años.
Karin estaba preocupada por la reacción de Sasuke, al mismo tiempo que enojada por haberla dejado de esa forma, pero lo peor de toda la situación, es que el tal Ichiro parecía haber estado esperando el momento para atraparla sola. Sin embargo, lo que ese hombre dijo, le llamó la atención.
—¿Esto le perteneció a su familia?
—Si. Los Uchiha poseían algunas minas y se dice que encontraron el diamante rojo más grande de la historia. No sé los detalles, sólo que de ese diamante sacaron este collar al que llamaron "Corazón de sangre", unos pendientes y un anillo —explicaba el hombre— El conjunto fue heredado a cada mujer de la familia por varias generaciones, hasta hace unos años en que los Uchiha perdieron su fortuna a causa de su hijo mayor. Debe ser frustrante perder unas joyas tan valiosas y volver a verlas estando lejos de su alcance.
—Gracias por la información —dijo Karin y salió corriendo a buscar a Sasuke.
Ichiro fue detrás de ella, pero la perdió entre la gente, pues aunque él la llamaba, la pelirroja nunca volteó.
Después de un rato, al no encontrar a Sasuke por ningún lado, Karin pensó que la había dejado sola en la fiesta, especialmente porque tampoco le contestó el celular, por lo que entre enojada y preocupada, decidió irse, pues sin él, el plan que habían trazado no podía realizarse. Por otro lado, ella no quería tener que hablar con ese hombre de nuevo a solas, por lo que si ya no tenía acompañante, lo mejor era retirarse.
Estando en el jardín de la mansión, buscando en su bolsa la ficha para el valet parking, Karin comenzaba a creer que Sasuke se la había quedado, lo cual, sería un gran problema, porque aunque podría pedir un taxi, tendría que volver por su auto en otro momento.
—Karin —oyó una voz masculina y al voltear, la aludida vio a Sasuke.
—¿Dónde estabas? Me tenías preocupada. ¿Estás bien? —se acercó a él.
—Vamos a la subasta. Empezará en menos de diez minutos —le ofreció su brazo para volver a la mansión.
Karin quería saber cómo estaba después de haber salido corriendo de esa forma. Estaba segura que debía sentirse terriblemente mal si todos los recuerdos de su familia afloraron al mirar ese collar. Sin embargo, también sabía que él era una persona muy cerrada y que aún si ella insistía, no le diría nada si no quería.
—Ya no quiero ir. Me prometiste que no me dejarías sola y tuve que lidiar con ese tipo cuando…
—Te seguirá molestando si no hacemos esto. Es mejor hacerlo de una vez o no tendremos otra oportunidad.
—¿Estás seguro?
—Si, vamos —respondió Sasuke, porque sabía que el hecho de que Karin intentara irse, no tenía nada qué ver con Ichiro.
Podía notar en su mirada, que ella intentaba alejarlo de la subasta, alguien debió contarle la historia de la joya, pues todos en el círculo de la alta sociedad conocían al menos una parte de la historia. Empero, él estaba avergonzado por haberse dejado llevar por sus emociones, especialmente cuando el plan que tenían entre manos no sólo iba a ayudar a la fémina a no tener que lidiar con alguien molesto, sino que les daría soporte en las negociaciones.
Él estaba decidido a poner toda su energía en compensar lo que había hecho, dejando en segundo plano la venganza contra su hermano que había desaparecido, junto a otros, cuando Akatsuki Corporation cayó.
—No vuelvas a dejarme de esa forma. Si ya no quieres estar allí, sólo dímelo —pidió la pelirroja después de suspirar y tomó el brazo del varón— Por cierto ¿tu te quedaste con la ficha de valet parking?
—Si, me la diste a guardar —respondió el azabache y Karin dio un suspiro de alivio— No te abandonaría así.
La pelirroja se sonrojó ante aquellas palabras, pero al poco sacudió sus ideas y comenzó a caminar junto a Sasuke de regreso a la fiesta.
¿Cuál es el plan de Sasuke para poder deshacerse de Ichiro? ¿Sasuke podrá resistir estar en la subasta sin alterarse cuando vuelva a ver el collar de su familia? ¿El plan de Karin funcionará para poder levantar la empresa? ¿Habrá más objetos de la familia Uchiha en la subasta? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?
Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n
Esta noche estaré actualizando todo lo de la semana, así que sean pacientes para poder subir todo n.n
Sin más por el momento, me despido por ahora n.n
¡Hasta la próxima actualización!
