Ranma 1/2 no me pertenece. Todos los derechos están reservados a su autor original, Rumiko Takahashi. Esta obra es escrita sin fines de lucro.
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Entre amores y karate.
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Capítulo 5.- Entre cerezos y sorpresas.
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Akane respiraba agitadamente, mientras limpiaba el sudor que escurría por su frente. Definitivamente llevar el cabello corto fue la mejor decisión de su vida.
La kata Chinte que practicaba junto al equipo femenino del torneo era demasiado compleja, aún hasta para ella. De hecho, sus compañeras de equipo se encontraban más descompuestas. Sus jadeos eran marcados, y contrastaban demasiado con la quietud del gimnasio.
—Bien, les diré la verdad. El desempeño de la kata ha estado regular. Necesito que la practiquen de manera más constante, porque sus movimientos aún se miran desequilibrados.
Una de las compañeras de Akane, Miyo, bufó abrumada. —Sensei, esta Kata es muy complicada de seguir. Nuestra capitana la puede hacer, incluso si le es difícil, pero nosotras no.
—Sé que esto puede resultar agotador, pero de verdad no sé desanimen. Aún tenemos un año por delante de entrenamiento. Eso sí, deben tener en cuenta que la practica es constante. Es todo por hoy, pueden irse a descansar a casa.
El resto del equipo soltó un suspiro derrotero. Estaban entusiasmadas por competir y representar a su universidad, pero la presión empezaban a sentirla aún si todavía llevaban poco tiempo de entrenar. Akane distinguió esa aura de negatividad, y por poco se contagia de ella. Pero no lo haría. Ella era la capitana del equipo, ella debía ayudarlas a mejorar, y motivarlas para que pudiesen presentar los mejores resultados. La profesora Matsuda se retiró inmediatamente del gimnasio, pero aún quedaban las integrantes del equipo, descansando un poco antes de irse al vestidor.
—Oigan, creo que Matsuda sensei tiene un buen punto.— Dijo Akane.
—Pero tu entrenas desde siempre. Para ti es más fácil decirlo.— Comentó Miyo, estirándose los músculos de la espalda, disipando las tensiones.
—Además, me parece un poco injusto que nos hayamos tenido que quedar más tiempo que los chicos.— Tomoyo, la otra integrante del equipo, sobaba sus piernas intentando quitar el entumecimiento propio del esfuerzo al que estuvieron sometidas.
—Pareciera que nos tiene poca confianza. Mira que decir que no hemos estado entrenando cuando si lo hacemos.— Natsume, la tercera compañera de Akane, miraba su celular, intentando distraerse de todo.
Akane suspiró. No sería fácil convencerlas, pero lo intentaría. —Escuchen. No fue fácil para mí entrenar y llegar al nivel donde estoy. Cuando empecé, tenía tan solo cinco años. Yo le pedí a mi papá que me enseñará, pero él se negaba completamente. Veía mal que una mujer se dedicara totalmente a esto. Pero tras insistir, lo aceptó. Y, ¿Saben? le he demostrado lo que he sido capaz de lograr. Pero no solo a él, también me lo demostré a mi misma. El camino no será fácil, pero creo que si trabajamos en equipo podremos lograrlo. Demuestren lo que pueden lograr, no a la sensei, ni al mundo entero, si no a ustedes mismas.
Las tres chicas se miraron entre si. Después, a Akane, y sonrieron. ¡Cuánto agradecían tenerla de capitana!.
—Tienes razón, Akane. ¡Podemos hacerlo mejor!— Gritó Tomoyo, alzando el puño decididamente.
Akane las observó, orgullosa de haberles infundado un poco de motivación. —Bien, les daré un plan de calentamiento que me ha servido.
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Ranma caminaba por las calles de Nerima, usando una sudadera bastante más ligera. En tan solo dos días florecerían los cerezos, por lo que pudo observar como mucha gente se preparaba para observar ese acontecimiento tan especial para el país. Las niñas de secundaria no dejaban de cotillear sobre invitar a sus intereses amorosos, mientras que los adultos mayores mencionaban los planes en familia que tendrían para verlos florecer.
Aún con todo el bullicio de las calles, su mente divagaba en preguntarse que estaba haciendo Akane en esos momentos. La profesora Matsuda le pidió al equipo femenino quedarse otras dos horas más de entrenamiento. Y es que, al menos para él era demasiado obvio que les faltaba bastante que pulir en cuanto a técnica y agilidad. No es que a Akane le hiciera mucha falta trabajar más en ello, pero si querían ganar debían esforzarse más.
Recordó la conversación con su madre, luego de lo sucedido con Shinnosuke. Y, atando cabos, Nodoka le sugirió que posiblemente a Ranma le empezaba a gustar Akane, y que por eso se sentía un poco "desubicado" con su presencia. Ante esa revelación dicha por un tercero que resultó ser su propia madre, negó todo de manera escandalosa, logrando que su mamá desistiera de la idea, según ella, "por ahora".
Sacudió su cabeza. "Maldito cerebro de mierda, ya deja de pensar en esa tonta. ¿Por qué no puedes dejarme en paz con ese tema?"
A lo lejos escuchó gritos de una chica. Al voltear a la dirección de dónde provenía el sonido pudo observar como un automóvil se acercaba a máxima velocidad. La pobre chica que gritó estaba intentando desatascar su bicicleta atorada en una alcantarilla sin tapar, sin embargo, aquel vehículo estaba a pocos segundos de impactarla. Sin pensarlo, el de trenza corrió lo más rápido que pudo. Con un movimiento ágil tomó a la joven de la cintura y la atrajo hacia el, llegando ambos a la acera sin mucha dificultad, y mirando como ese auto deshacía en pedazos la bicicleta, para luego alejarse por las calles aledañas.
—¿Estás bien?— Preguntó el de trenza, con ella aun en brazos.
Ella lo miró, un poco confundida por lo que sucedía. De pronto, sus ojos captaron los del chico que la sostenía. No podía creer lo que veía, porque aquella mirada, tan azul como el agua mas clara era hipnótica. Se fijó en todo lo que en su rostro había: mandíbula varonil, nariz respingada, pelo azabache sedoso, unos labios irresistibles. Y el perfume que el usaba... ¡Cuánto empezó a adorar aquel aroma! Se estaba volviendo un placer el hecho de tener a ese apuesto chico ahí, sosteniendola.
Sin embargo, su ensoñación se truncó porque a su memoria vino que ella es parte de la tribu amazona en China. Y como parte de las reglas de sociedad en aquel lugar, era mal visto que un hombre ayudara a una amazona que estaba en peligro, por la simple razón de que ellas son tan fuertes que pueden salir de los problemas que enfrenten solas. Es por ello que, inmediatamente recordó aquello, se liberó de su agarre. Y cambió su expresión de maravilla por una de desagrado. —Suéltame.
Ranma estaba confundido. ¿Acaso le había respondido de manera grosera? —¿Que?
Ella ladeó su cabeza, con un gesto que intentaba aparentar frialdad. —Soy fuerte, no necesitaba tu ayuda.
Parecía que se había topado con otra chica de temperamento fuerte. Alzó las palmas de las manos en señal de paz. —Vale, pues perdona por salvarte.— Es entonces que Ranma abandonó el lugar, caminando hacia su casa.
"Este mundo no necesita otra Akane." Pensó.
Mientras tanto, Xian Pu se mantenía estática, admirando como aquel desconocido de cabello azabache y una inusual trenza se alejaba. Dentro de ella algo empezó a asomarse, y su piel se erizó al momento de recordar el tacto de esas manos tan fornidas y a la vez tan suaves. Nunca le había sucedido algo así, ni siquiera con el estúpido interés romántico que iba tras ella desde que era niña. Echó un último vistazo a la bicicleta, que se encontraba hecha pedazos desperdigados. Pensó que quizá tendría que pagarle al dueño por ella, y si más se fue en dirección a donde estaba hospedándose.
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Ya en pleno sábado Ranma se encontraba parado frente al grupo de niños pequeños a los cuales debía dar clases. Si, él solo, sin su compañera.
Akane le dijo que debía ir por su amiga más temprano de lo previsto, por lo que no podría dar las clases. Y cancelarlas no era opción para ella, por lo que le solicitó obligatoriamente a Ranma que se encargara. Lo malo, es que no sabía exactamente que hacer con los niños. Vamos, claro que le gustaban y le simpatizaban, pero ciertamente no se imaginaba enseñando las técnicas sin la ayuda y paciencia de Akane.
—Bienvenidos a la clase, chicos.— Anunció Ranma ante la atención de los pequeñines. —Hoy haremos nuevamente calentamiento.— Esperaba no equivocarse con la rutina de ejercicios que les daría.
—¿Dónde está la sensei Tendo?— Preguntó una de las pocas niñas del grupo.
—Tiene un compromiso, así que la clase la daré solamente yo.
—Sensei, ¿No extraña a la sensei Tendo?— Preguntó otro de los pequeños.
—No entiendo a qué se refieren.
Satori, el niño prodigio de la clase, sonrió malévolo. Tenía unas ganas enormes de molestar a su sensei, porque pensó que sería divertido. Era un niño suspicaz, y pudo notar la química que existía entre ambos chicos, química que al menos ese muchacho se negaba a aceptar. —Se refieren a que si no extraña a su novia, sensei. Porque es lo que son, novios.
—¿Novia...?— Ranma al inicio no captó, sin embargo, en cuanto su cerebro conectó todo las mejillas se convirtieron en unos grandes tomates rojos. Rápidamente negó con un movimiento de cabeza exagerado. —No es mi novia.
—Sensei, no debe fingir con nosotros. Yo los vi dándose un beso.— Picó Satori, como el diablillo que era.
Ante todo esto, los niños empezaron a reír frenéticamente. Los papás de todos está vez se encontraban esperando a sus hijos afuera del dojo, por lo que Ranma estaba solo en esa lucha entre él y las criaturas.
—¡Al sensei Saotome le gusta la sensei Tendo!— Gritó otra de las niñas. Ante esto, los demás empezaron a corear la misma frase.
—¡Que no! !Mocosos malcriados!— Dijo Ranma, empezando a irritarse. ¿Por qué no se comportaban así con Akane? —Bien, ya basta de esto, vamos a iniciar la clase.
Aunque había dicho esto, los niños seguían saltando de emoción mientras reían y seguían coreando "Los sensei se besan, se toman la mano y tienen un hijo."
Ranma miró a ese mocoso que había iniciado el desastre. Satori le correspondió, sonriéndole con una mezcla entre travesura y soberbia. Se acercó a él. —Oye, tu iniciaste esto, ahora cálmalos.
—Yo solo soy un niño, eso le corresponde a usted, sensei.— Soltó burlonamente.
Ranma volteó a ver el desastre de los niños. Ahora no solo coreaban mientras corrían alrededor del dojo, si no que también algunos de ellos se le empezaron a pegar en las piernas, suplicando que los adoptara, porque querían tener unos padres que sabían golpear gente. —Por favor, si no saco la clase adelante Akane me matará. ¿Qué quieres a cambio?
El niño se lo pensó, jugando con la paciencia de su sensei. —No lo sé...
—¡Ya deja de jugar y dime!
—Dulces gratis por un mes.
—Bien, trato hecho, ahora ayúdame.
Satori aplaudió y enseguida todos los pequeños se detuvieron. —¡Sensei Saotome nos promete dulces a cambio de que aprendamos mucho hoy! ¿Quieren esos dulces?
—¡Si!— Exclamaron todos. Enseguida, el montón de pequeños huracanes se posicionó rápidamente en sus puestos, sin emitir ningún solo ruido ante el de trenza.
Ranma, con un tic en el ojo, observó furioso a Satori. Eso que dijo no había sido parte del trato, por lo que ahora no solo le debía dulces a aquel niño, sino que ahora debía comprar demasiados para la clase entera. "Estúpido mocoso." Pensó.
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Akane estaba esperando en la estación del metro, de pie afuera de los andenes. Llevaba un par de wide leg jeans de color negro, un top blanco y encima un cardigan color rojo. Iba bastante cómoda para recibir a su amiga, pues le ayudaría a cargar su equipaje durante su trayecto a casa. Según le comentó su amiga, tendrían que ir a casa de Akane, pues ella no tenia a la mano su propio juego de llaves, además de que sus padres estarían fuera hasta la noche.
En las bocinas se anunció la pronta llegada de los siguientes trenes, así que tan pronto como logró escuchar aquello mandó un mensaje a su amiga.
Akane_kane~
Akari, estoy esperando en el puesto de golosinas que tanto te gustan c:
Akari_piggy
¡Vale! te veo ahí
Akane_kane~
Veo que cambiaste tu apodo en Line...
Akari_piggy~
Ya sabes que me encantan los puerquitos, además de que me enteré que mis padres adoptaron uno nuevo. Ya quiero verlo T-T
Akane_kane~
No sabía eso :0 cuando llegues a tu casa me mandas fotos c:
Akari_piggy
Y yo espero ansiosa a que me cuentes de Shinnosuke, los mensajes en texto no son suficientes para mí alma del cotilleo
Por cierto, ya voy a bajar del vagón.
Akane movió la cabeza, negando divertida. Sabía que le esperaba una gran entrevista con su amiga, sobre todo después de haberle confesado que dejaría de esperar a que pasara algo entre Shinnosuke y ella. Akari le había preguntado las razones, pero Akane decidió contarle en persona para que entendiera mejor todo el asunto.
La marea de gente empezó a verse, por lo que Akane se apresuró a buscar con la mirada a su amiga. Recordaba que la última vez que se vieron por videollamada, Akari tenía el pelo pintado de verde, con dos mechones rosados a los costados, así que se preguntó si seguiría con el mismo estilo. Y en efecto, ahí la vio, batallando en arrastrar dos maletas mientras en su espalda cargaba una mochila gigantesca. Se acercó a su amiga para ayudarle con su tarea, sin embargo, antes de poder ayudarle, Akari se quitó la mochila de la espalda y rodeó a Akane con sus brazos, riendo emocionada. Akane le correspondió con la misma euforia.
—¡Bienvenida, Akari!
—Cuanto extrañaba a mi amiga favorita.
Se separaron, riendo con emoción. Es en ese momento que la de pelo largo miró con detenimiento a su amiga. Sus ojos se abrieron demasiado debido a la impresión, y la tomó de los hombros. —¡Tu pelo!
Akane, un poco apenada, tocó las puntas de su cabello corto. —Lamento si te gustaba más largo, pero tengo mis motivos para volver a cortármelo.
—Oye, Tendo Akane, ¿Estás bromeando?
—¿Eh?
Akari empezó a dar saltitos de emoción frente a su amiga mientras la tomaba de las manos. —¡Te queda divino! Realmente me encanta más como te luce.
La de pelos cortos sonrió. —Muchas gracias. La verdad, es que ya lo extrañaba.
—Además, resalta mucho tus facciones, y te hace ver más sexy.
—¡Akari! ¿Qué cosas dices?
La aludida cambió su semblante de repente. Miró a su amiga, algo preocupada. —Oye, ¿Estás bien con lo de Shinnosuke?
Le sonrió. —Estoy bien. Realmente ya lo dejé ir, así que vivo en paz.
—Me alegro que sea así. Ahora ya vamos a tu casa, quiero saludar a tu mamá.
Akane tomó la mochila y se la puso en la espalda. Era, sin duda, el objeto más pesado que pertenecía a su amiga, por lo que prefería cargarlo ella al tener más fuerza para soportar el peso. —¡Esto está pesado! ¿Cómo hiciste para soportarlo todo el viaje?
—Créeme que no lo sé, mi espalda baja me está matando.
Ambas rieron mientras salían de la estación, gastándose bromas y recordando viejos tiempos.
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Xian Pu tenía la destreza suficiente como para poder esquivar todos los obstáculos que se le presentaban en aquella arena de entrenamiento. Lanzaba patadas y puñetazos certeros, saltaba y esquivaba con rapidez, como si fuese una ninja experta. Sin embargo, en su mente revivía una y otra vez el encuentro con el chico de ojos azules. No dejaba de pensar en él, desde que la había "rescatado" de salir herida algo había cambiado en ella. Normalmente con el chico que la pretendía era muy esquiva, rechazaba todo tipo de contacto con él, y no le permitía que le ganara en algún combate. Pero en cambio, a ese desconocido le permitiría todo lo que él quisiera. Y cuánto deseaba saber su nombre.
Respiraba agitadamente. Había terminado el recorrido en la arena de entrenamiento, sin ningún solo rasguño en su piel. Atrás de ella, se oían los aplausos de un hombre.
—Te felicito, Xian Pu. Eres una guerrera excepcional. Has completado el circuito sin alguna lesión.— El hombre trajeado se encontraba realmente impresionado. Había realizado una gran elección al reclutar a aquella chica para el torneo de artes marciales. Con ella, aseguraría el exito de su dojo.
—Y no solo eso, señor. Mi nieta realizó movimientos precisos y certeros. Como se esperaba de una amazona de alto rango como ella.— Wu Kuo Long, la abuela de la chica, era una mujer suspicaz. Si, los movimientos que su nieta había realizado fueron precisos y había esquivado todos los obstáculos, pero realmente no estaba concentrada. Algo la tenía en otro lugar.
—No cabe la menor duda, mi estimada.
Xian Pu realizó una referencia de agradecimiento. —Gracias por su aprecio.
—El placer es mío. Bien, creo que por hoy acabamos el entrenamiento. Permitan que mi sirvienta les indique dónde está el baño para que se asee, y si me lo conceden, quisiera invitarlas a comer.
—Se lo agradecemos mucho.
Mientras el hombre se retiraba, la sirvienta apareció para indicarles que la siguieran. Caminaban detrás de ella, por lo cual Kuo Long le habló en chino a su nieta.
—Xian Pu, algo te sucede. No estabas concentrada totalmente. Él no lo notó, pero sabes perfectamente que yo si.
La chica suspiró. —Nada se te escapa. Está bien, conocí a un chico.
—Asi que un chico, ¿Eh?
—Si. Ya sé que somos de aquí y que nuestras reglas nos rigen, pero de verdad creo que me gustó.
—¿Te derrotó? Porque si lo hizo, podemos fácilmente comprometerlos.
—Me salvó.
—¿Que? ¿Cómo pasó eso?
Para cuándo llegaron al baño, la sirvienta permitió a Kuo Long que pasará con su nieta. Xian Pu, resignada, la dejó entrar, aunque sabía que lo que le esperaba sería una plática muy dura. Entró a la mampara que dividía el vestidor del baño.
—El día que quise salir de paseo en bicicleta. Fue en ese día. No estaba atenta al entorno, la estúpida bicicleta se atoró e intentaba despegarla de donde estaba, pero un coche venía a alta velocidad sobre mí. Ese chico me salvó de salir herida.
—Xian Pu, deberías concentrarte más. Una amazona siendo salvada por un hombre.— Soltó una risa irónica. —Por favor. Incluso si estamos fuera de nuestras tierras, recuerda que nosotras somos de las amazonas de más alto rango. Imagina que dirían de ti si se enteran de esto.
—Ya sé, abuela. Es solo que no he dejado de pensar en él. Es extraño. Con Mu Tsu no me pasa esto.— Gritó desde la tina.
—Entonces creo que te flecharon. ¿Y cuál es su nombre?
Soltó un pequeño grito de frustración. —¡No lo sé! Le dije que no necesitaba ser salvada y se alejó.— Escuchó desde su lugar la risa exagerada de su abuela. —¡No te rías!
—Mi querida nieta. Te has enamorado en serio. No te daré falsas esperanzas, pero si se vuelve a cruzar en tu camino tienes que vencerlo en combate. Solo así tendrás la oportunidad de que sea tuyo.
—¡Lo haré!— Xian Pu se hundió en la tina, jugueteando con la espuma que la cubría por completo. "Yo siempre consigo lo que quiero. Y te quiero a ti." Pensó, a la vez que reía juguetona.
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Akari y Akane llegaron al dojo Tendo, después de un rato en el taxi. Bajaron las maletas y las dejaron en el recibidor de la casa.
—¡He llegado junto a Akari!— Anunció Akane mientras se colocaba las pantuflas.
Escucharon pasos de dos personas. Por un momento ambas pensaron que serían Kasumi y su mamá, sin embargo, no esperaban encontrarse a dos individuos inesperados. A su encuentro salieron Ranma y el pequeño Satori, peleando entre ellos.
—¡Niño malcriado!
—¡Adulto sinvergüenza!
—¿Ranma? ¿Satori? ¿Que hacen aquí?— La cara de Akane era un poema. Le extrañó verlos aún en su casa, siendo que las clases en el Dojo ya habían acabado.
—Akane, ¿Quiénes son?— Preguntó la muchacha de cabellos verdes.
—Ah, Akari. Ellos son Saotome Ranma y Kobayashi Satori. Ranma es mi colega de entrenamiento en el dojo. Satori es nuestro alumno de la clase infantil.
Para Ranma no pasó desapercibido que Akane ya no se haya referido a él por su apellido. Sintió una pequeña emoción por dentro, aunque su pausa se vio afectada por el tono algo meloso en el que él malcriado se dirigió a Akane.
—Akane-san, gracias por presentarme.
—¡Que niño tan lindo!— Exclamó Akari, abrazando inmediatamente al pequeño. En cuanto terminó, dirigió una mirada un tanto sospechosa a Ranma.—Entonces este chico es el degenerado petulante al que te referías, ¿Cierto, Akane?
Akane no quiso una discusión ahora mismo. Estaba tan feliz por el regreso de su amiga que intentó derivar la conversación en otro tema. —Bueno, ¿Qué hacen los dos aquí? Se supone que las clases acabaron hace rato.
—Mis padres avisaron que vendrían más tarde por mi y el sensei Saotome quedó a cargo de mí. Espero que no haya inconvenientes, estimada sensei.
—No me quedó de otra más que hacerlo.—Se quejó el de trenza.
Kasumi apareció en la entrada, secándose las manos con su delantal. —¡Akari! Cuánto tiempo sin verte.
—Lo mismo digo, Kasumi. ¿Y Nabiki?
—Nabiki está en el trabajo, pero ella ya sabe que regresaste. Te manda saludos.
—¡Akari, bienvenida!— Exclamó el patriarca Tendo, mientras bajaba las escaleras en compañía de la señora Tendo.
—¡Señores Tendo!— La jovencita se dispuso a saludar a ambos, sobre todo a la mamá de Akane, quien ese mismo día se encontraba bastante bien.
Kasumi sonrió alegremente. En ese momento, en el hogar se respiraba mucha paz y tranquilidad, algo que no pasaba hace mucho tiempo. —Ya está lista la comida. Todos vamos al comedor.
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Ya era domingo, y por fin era el día tan esperado para Akane. Se reuniría con sus amigas para poder observar el florecimiento de los cerezos, tal como era costumbre en esos días para muchas personas. Se había arreglado sencilla, con un maxivestido de color azul cielo, un cárdigan blanco y sus tenis blancos. Su pelo corto estaba adornado por un par de prendedores del mismo color del vestido, y llevaría una tote bag blanca.
Había acordado en conjunto con sus amigas que todas llevarían algo para comer. Sin embargo, sus habilidades culinarias no eran las mejores, por lo que ella se ofreció a comprar paquetes de sakura mochi para compartir. Aún recordaba la conversación que sostuvo con Akari, quien la había acompañado a comprarlos el día anterior.
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Akari y Akane se encaminaban en dirección a la tienda de mochis que Nabiki les había recomendado, pues según ella, eran los mejores de la zona. Akari se había quedado a comer, al igual que Ranma y Satori, así que eso dió tiempo para que la chica de pelo verde le conociera a fondo. Sus padres irían por ella hasta la noche, entonces decidieron aprovechar el tiempo e ir a comprar los aperitivos para el día de mañana.
—¿Entonces renunciaste al konbini?
—Si. Lo medité seriamente, y el domingo pasado renuncié.
—Es mejor. Así no te sobre exiges demasiado.
—Claro.
—¿Sabes? Me parece genial que hayas decidido ya no insistir con Shinnosuke. Es un buen chico, pero no creo que sea justo para ti estar envuelta en un amor unilateral.
—Lo sé. No me gusta admitirlo, y menos enfrente de él, pero todo es gracias a Ranma.
Akari detuvo sus pasos, impresionada por lo que dijo su amiga. —¿Eh?
Akane suspiró. —Lo digo de verdad. No es por alzarle el ego, pero... gracias a él, entendí que no debía aferrarme a algo que no avanzaría. Y, bueno, él me... me consoló.
—¿Es verdad eso?
Para Akane no era sencillo hablar de ese tema. Cuando estaba en el instituto los chicos solían acosarla demasiado, pidiéndole citas y regalándole distintos objetos para intentar llamar su atención. Así que su orgullo se veía un poco machacado por admitir que, en cierta forma, había sido consolada por un chico distinto a su mejor amigo. —Si.
—Quiero detalles.
Suspiró. —Me abrazo, y m-me permitió llorar en s-su hombro. Además de decirme que no fuera tan dura conmigo misma. Creo que se comportó muy... dulce...
Akari se impresionó con la afirmación de su amiga. Emocionada, se posicionó frente a ella. —¿Y que piensas de eso?
La de pelo corto no entendió a qué se refería. —¿Eh?
La chica tomó las manos de su amiga. —Akane, sabes que eso no es algo normal, ¿Cierto?
Temió un poco por lo que estaba a punto de decir su amiga. —¿A qué te refieres?
—Me refiero a que no es normal que un chico te consuele de esa forma. Ahora que se quedó a comer en tu casa, noté ciertas cosas...interesantes.
—¡Eh! ¿Qué insinúas?
—Akane, se molestan mutuamente, lo vi todo el día de hoy en el comedor. Llámame loca, pero creo que hay una especie de química entre ustedes dos. Fácilmente podría decirle a un par de desconocidos que ambos son novios y me creerían.
Akane se escandalizó. No supo a qué se debió, pero un pequeño chispazo la recorrió enteramente, y sintió como sus mejillas ardieron levemente. Era verdad que quizá lo que pasó podría llegar a un malentendido incluso, entre ambos, pero no pensaba en él como un novio. Aún así, el nerviosismo se hizo presente en ella. —¡Exageras! Ni de chiste me gustaría un egocéntrico como él.
Akari no pudo evitar reír ante lo que dijo su amiga. Aún así, en el fondo estaba segura de que, al menos por parte del chico de trenza, había algo muy importante escondiéndose ahí. —Bien, si tú lo dices. Aunque, te advierto, hay muchas chicas que seguramente querrán una oportunidad con él. Yo que tú aprovechaba que tienes toda su atención.
—No creo, el lo ha dejado en claro. No soy de su agrado.
—Ay por favor, seguramente lo dice porque está intimidado con tu existencia.
—Lo dudo, honestamente.
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De cierto modo, esa conversación le había removido un poco su sentir. ¿Ranma Saotome, enamorado de ella? Ni en sus peores pesadillas lo creería. Pero... ¿A ella le gustaría?
Sacudió su cabeza enérgicamente. Miró de nueva cuenta la imagen que el espejo le devolvía, una imagen distinta a la que solía portar con el cabello largo. Akari tenía razón, de cierta forma el cabello corto la hacía ver muy atractiva, como si tuviera un sex appeal atrayente hacia el género masculino, o al menos, para la mayoría de las personas, no por nada sabía sobre como tenía babeando a muchos en la universidad. Sin embargo, este chico era diferente, porque no parecía estar de acuerdo con los demás. No, el siempre dejaba en claro que no era su tipo, que no era linda,
Y vale, era guapo...Mucho, demasiado, y llamaba la atención de muchas chicas, pero no sentía nada al saber esto, ¿Verdad?
Volvió a negar enérgicamente. No, claro que no. Solo eran colegas, solo eso. Así que, repitiendo esto como si se tratara de un mantra, salió de su casa rumbo al lugar donde había quedado de verse con sus amigas.
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El cielo estaba precioso y totalmente despejado. La temperatura en el ambiente era agradable, permitiendo que las personas pudiesen apreciar los cerezos con mucha calma. En todo el lugar había una gran variedad de gente. Las familias se entretenían, los ancianos no paraban de hablar maravillas de la tradición japonesa que no había cambiado, las parejas pasaban un gran tiempo compartido, y los grupos de amigos hacían ruido, demostrando que la felicidad emanaba en ese día tan especial.
Para Akane no era la excepción. Se la estaba pasando de lo mejor con su grupo de amigas. Yuka y Sayuri no dejaban de atosigar a Akari, preguntando con mucho interés como le había ido en ese año de intercambio. Akane simplemente las observaba, contenta de tener a todas sus amigas reunidas.
—Y es todo. Realmente no pasó nada más allá de unas cuantas citas.— Dijo Akari mientras comía su sakura mochi.
Yuka no podía creer que la pequeña historia de amor de su amiga terminara de esa forma tan abrupta. —No nos digas eso...— Se lamentó, haciendo un puchero.
—Estoy segura de que ese chico solo te quería para una cosa.— Declaró Sayuri, para después beber té de su termo.
Akari se sonrojó furiosamente. —Pues... creo que si hubiese pasado, no me arrepentiría.
Esa confesión les dejó sin habla a todas. Las caras de las tres chicas restantes pasaron de un sonrojo leve a uno bastante marcado y furioso. Sayuri casi escupe su té, Yuka se atragantó levemente con su trozo de sakura mochi, y Akane... bueno, ella era todo un poema. Si se fijaba uno bien, parecía que estaba a punto de salir vapor de toda ella. ¿Desde cuándo su amiga era de hablar de esos temas?
—¡Akari!— Gritaron las chicas, tratando de no llamar la atención de la gente a su alrededor.
—Solo digo la verdad. Si un chico guapo y atento se les acerca, siendo algo considerado y juguetón, ¿No aprovecharían? Siento que sería una experiencia única. Además, a ese chico le llamé la atención. Se la pasaba hablándome demasiado.
Akane tragó un poco de saliva. Pensó en que, si algo pasaba entre ella y Shinnosuke, no estaba segura de dar ese paso tan confiada. Cielos, ni siquiera había pensado en como se sentiría si un chico apuesto y que también te atrae te invita a pasar la noche juntos. Y a su mente llegó lo que le había comentado Akari el día anterior.
"Yo que tú aprovechaba que tienes toda su atención."
Vale. Ranma era un chico guapo. Muy guapo, debía admitirlo. Recordaba como las chicas de todas las clases en las que coincidían siempre estaban hablando de como les encantaría que él siquiera les dirigiera la palabra. Y a ella si que la molestaba. Lo que es más irónico, de todas las chicas de la universidad, ella era la única a la que Ranma le hablaba tan suelto, hasta se tomaba el descaro de molestarla. Quizá si el fuera más amable...
¡No! ¡¿Que demonios estaba pensando?! ¡Definitivamente no funcionaría algo entre ellos! Son muy incompatibles. Si, eso, no funcionaría.
—Oye, Akari, ¿Y a ti no te dolió que las cosas no se dieran entre tú y él?
La pregunta que lanzó Sayuri a su amiga la tranquilizó. Ninguna se dio cuenta de la guerra que libraba por dentro. Mejor así, no estaba segura de poder contestar preguntas referentes a su compañero.
Akari sonrió. —La verdad es que no. Quiero decir, después de la última relación que tuve, no sentía que estuviera preparada para otra. Aunque si ahora mismo un chico llega a mi vida, no me opongo.
Yuka y Sayuri suspiraron, deseando que pronto encontraran un amor de verdad. Mientras tanto, Akane luchaba por no pensar en él tonto chico de trenza.
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Ranma se encontraba junto a Ryoga, Hiroshi y Daisuke. Los juntó y ahora se arrepentía de hacerlo, pues los tres se habían caído tan bien, que ahora mismo eran tres idiotas que solo parloteaban de modelos nacionales, idols de la tan llamada ola hallyu y de las chicas que observaban, todo mientras estaban sentados en una mesita del parque cercano. El de trenza solo los observaba, mientras sorbia un bubble tea de mora azul, aburrido de la plática de los chicos.
—¿Pero han visto lo preciosa que es Noh Sung Ji? Sin duda le gana en visuales a Asakura Ayumi.— Declaró Hiroshi mientras reproducía un vídeo de dos chicas, aparentemente idols, bailando un challenge bastante popular en esos días.
Ryoga se sonrojó furiosamente. Ambas chicas vestían de una manera algo... provocativa, al menos para él. Nunca había estado demasiado interesado en la farándula, pero gracias a los chicos empezaría a estarlo. Estaba considerando seguir a ambas chicas en las redes sociales.
—De verdad eres un cerdo, Ryoga.— Recalcó burlonamente el ojiazul.
Ryoga, quien salió de su trance, le propinó un pequeño golpe en la cabeza. —Calla, idiota.
—Oye, Ranma.— Daisuke llamó la atención de su amigo. —¿Es enserio que no te gusta alguna de estas chicas?
—Me parece que es una perdida de tiempo.
—Deberían disculpar a mi amigo. Él siempre ha sido así.— Dijo Ryoga.
—¿No será que Ranma en realidad voltea hacia el lado opuesto?— Preguntó Hiroshi, poniendo una sonrisa burlona.
Ranma enrojeció, no sabía si de furia o de pena. —¡¿Que demonios?! ¡Por supuesto que no!
—No es eso, es solo que a el le importan más las artes marciales que las chicas.— Excusó Ryoga, palmeando la espalda de Ranma para tranquilizarlo.
—Pues que aburrido.— Dijo Hiroshi.
Ranma, ya un poco más calmado pero aún así ofendido, colocó su mano en su mejilla. —No es aburrido...
—Por cierto, Ranma...¿Cómo está Akane?— Preguntó Ryoga, curioso por saber que había sido de la joven Tendo.
—¡¿Akane?!— Preguntaron el par de bobos, impresionados de que el nuevo amigo supiera de la existencia de su crush. —¡¿Akane Tendo?!
A Ranma se le había olvidado todo lo que ese par le había contado cuando recién llegó a la universidad. Y cayó en cuenta de que ninguno de los dos sabía sobre lo de dar clases en el dojo. —Está...bien...
Hiroshi se adelantó hacia Ranma, tomándolo de los hombros y sacudiendo su cuerpo lentamente. —¿Cómo no nos dijiste que hablas con Akane?
—¿Por qué tendría que decirles?
—¡Amigo, es Akane!— Gritó Daisuke. —Estamos hablando de la diosa Akane, la chica con la que media escuela quiere algo, ¿Lo recuerdas?
—Lo sé, pero no se ilusionen. Solo le estoy ayudando con su dojo. Es todo.— Dijo Ranma, cruzándose de brazos, un poco nervioso de que su amigo lo atosigara.
—Asi que en la escuela es popular, ¿Eh?— Mencionó Ryoga, con una sonrisa de lado.
—No tienes idea de cuanto. Nosotros quisiéramos una oportunidad para salir con ella. Es amable, muy talentosa, y muy bonita.— Dijo Hiroshi sonriendo como un bobo.
—Y su cuerpo es lindo... ¿Han visto su trasero?— Secundó Daisuke.
—Sus caderas... y sus pechos...—Siguió Hiroshi.
—Cuando la hemos visto competir en algunas disciplinas nos encantaba verla. Ese uniforme de Furinkan le quedaba demasiado bien, resaltaba todo su ser.
—Me encantaría saber que se siente llegar a tercera base con ella.
—Debe besar bastante bien, con esos labios que tiene para morder...
Para este punto, a Ryoga y Ranma se les empezaban a subir los colores al rostro. Los escenarios y las cosas que los otros dos chicos mencionaban iban escalando de nivel. Ciertamente había dos cosas que posiblemente sean seguras: ese par tenía las hormonas demasiado alborotadas, o realmente Akane era una bomba sexual para la mayoría de los chicos. Y al menos la segunda cosa no le gustó demasiado a Ranma, porque sintió una sensación amarga al saber cómo la chica estaba siendo verdaderamente deseada. Si bien había escuchado un par de comentarios inocentes de parte de los chicos, el descubrir que ellos querían otras cosas con ella era, por no decir mucho, escabroso.
—¡Hey!— Interrumpió el de trenza, sumamente nervioso. Tomó a Ryoga de los hombros. —Ryoga y yo vamos a comprar unos bocadillos en uno de los puestos que hay por allá. Esperen aquí. Regresamos en un momento.
Y sin dejar que sus amigos replicarán algo de apresuró a tomar a Ryoga y llevarlo a rastras con él hacia un puesto móvil de golosinas que vió desde lo lejos.
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En un despacho ubicado dentro de una mansión, un hombre se encontraba en compañía de otro hombre con vestimenta mas tradicional. Los vasos pequeños llenos de sake indicaban que la junta que ambos sostenían era muy importante. Los cerezos de la mansión bañaban el suelo de pétalos rosáceos como un suave manto, ¿Para que salir a admirar a los cerezos en la calle, si había un espectáculo hermoso visible desde el ventanal grande de aquél lugar?
—Me alegra que sus cerezos hayan florecido tan frondosos. El año pasado recuerdo que no fue una floración tan bella como la de ahora.— Aquel hombre de vestimenta tradicional sonreía ante la bella visión de los cerezos cayendo y siendo arrastrados por el viento.
—Muchas gracias por sus palabras, señor Ueda. Me hubiese gustado que su hermano y sobrino estuvieran aquí, hace mucho tiempo que no los veo.
—Bueno, ahora que mi sobrino está estudiando arte el tiempo es lo que menos sobra. En fin, señor Kumon, ¿Cómo está su hijo?
—Mi hijo está bien. Sobresaliendo en karate, como siempre. A propósito de eso, este año espero perfilarme como el mejor dojo de Japón. Entre mi hijo y la nueva adquisición que realicé, podremos poner en alto nuestra escuela.
El señor Ueda tomó su pequeño vaso de sake, de cerámica fina y acabados delicados. Dió un sorbo a su bebida, disfrutando de la sensación rasposa de la buena bebida tradicional. —Y no lo dudo, señor Kumon. Aunque, si le soy sincero, su competencia este año será bastante fuerte.
—Me temo que no sé a qué se refiere, señor Ueda.
—¿No se ha enterado? Soun Tendo decidió reabrir su dojo. Solo que ahora es su hija quien está dando clases. Me mandaron un documento solicitando que se les permitiera registrarse para el torneo de artes marciales.
—Vaya, no estaba al tanto de ello.
—Además, eso no es todo. Su hija es una muchacha fuerte, pero al parecer, Soun Tendo se asoció con un amigo de antaño. El hijo de aquel señor es también un experto en artes marciales, incluso el más grande que se ha visto en mucho tiempo.
—Por favor, no creo que sea tan fuerte como dicen.
—Bueno, según el propio Tendo, aquél muchacho entrenó en China durante periodos de tiempo grandes. Y está estudiando precisamente Karate. Obviamente la especialización del dojo Tendo es el Kempo, pero bueno, yo no me confiaría demasiado.
Está afirmación no le gustó al señor Kumon. —Señor Ueda, le aseguro que mis armas son lo suficientemente fuertes para combatir con esa escuela.
—Pues eso espero. Será mejor que me retire. Mi esposa no deja de enviarme mensajes de texto diciendo que me apresuré a llegar a casa.
El señor Ueda se levantó de su asiento, y el señor Kumon lo siguió. Abrió la puerta de aquel despacho, dónde una sirvienta estaba esperando. —Por favor, acompañe al señor a la salida. Fue un gusto recibirlo por acá.
—El gusto es mío. Que no se le olvide asistir.
—Estaremos ahí.
En cuanto aquel hombre se retiró del lugar, el señor Kumon pidió a otra de las sirvientas que llamara a su hijo. Se sentó en su escritorio, terminando de un solo trago el contenido que le restaba del vaso de sake. El dojo Tendo, aquel lugar que brilló intensamente hace varios años ya. ¡Tonterías! Necesitaba encontrar a aquel muchacho dotado de talento. Tocaron a la puerta, y con voz autoritaria pidió que pasaran.
—Padre.
—Ryu, hijo mío. Gracias por venir a mi llamado.
—¿Que quieres?
El señor Kumon se levantó de su asiento. Se acercó al gran ventanal, admirando nuevamente el paisaje que su propia riqueza le brindaba. No permitiría que se le negara. —Necesito que tú y Xian Pu entrenen más. Hay un dojo que directamente es nuestro rival.
—¿Solo para eso me llamaste? Sabes que si me lo propongo, destrozó a quien se me cruce enfrente. No hacía falta que me lo dijeras. — Ryu dijo esto con voz confiada, sin embargo, su semblante era bastante serio y frío.
El señor Kumon sonrió. —No solo para eso. Necesito que investigues quien es el muchacho que trabaja en conjunto con el dojo Tendo. Y si lo encuentras, me dices.
Ryu rodó los ojos. —No soy un investigador privado. Pero, supongo que no me queda de otra. En cuanto sepa quien es, te avisaré.— Dicho esto, salió de la habitación, dejando al señor Kumon bastante satisfecho con la repuesta que recibió.
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—No hacía falta que me usaras como pretexto para huir de tus amigos por un rato.— Dijo Ryoga mientras caminaba con Ranma hacia el pequeño puesto de dangos que señaló anteriormente.
—Yo no entiendo de donde la ven tan atractiva.— Masculló.
—Te dije antes que es linda.
—Silencio.
Llegaron a la pequeña fila que había en el puesto. No eran muchas personas, pero aún así debian esperar un rato. Ryoga se cruzó de brazos, miró los alrededores, viendo como todo el florecimiento era diferente a cuando vivían en Kyoto. Recordó como solía pasar ese día en compañía de sus padres, y se dio cuenta de que ahora era diferente. Aún así, el recuerdo de ver a sus padres juntos, disfrutando de ambos le incitó a querer encontrar a ese alguien que pasara su vida junto a él. Lástima que la persona a la que a él le interesaba que fuera, sería la que más le hizo sentir miserable. —¿No te gustaría encontrar a alguien a quien amar?
La pregunta que Ryoga le lanzó lo tomó desprevenido por completo. —¿De que hablas?
—Algún día, quiero tener a alguien que mire los cerezos junto a mí.
Un poco turbado, Ranma lo miró atentamente. Si bien en el rostro de su amigo la ensoñación se manifestaba, él, por dentro, no pudo evitar pensar en Akane. ¿Que se sentiría estar junto a ella, mirando los cerezos? Sacudió su cabeza, tratando de alejar todo pensamiento. —Ya, bueno, espero que lo encuentres.
—¿Y que hay de ti?— Ryoga quería asegurarse de que su amigo dijera la verdad sobre Akane, porque estaba pensando en pedirle una cita a ella, para probar solamente.
El de trenza miró hacia otro puesto donde vendían bebidas refrescantes. —Yo iré a comprar unas bebidas. Quédate aquí.
Ryoga no dijo nada, solamente suspiró y negó con la cabeza, soltando una pequeña risa. Sabía que su amigo estaba esquivando algo, pero no lo presionaría. Igualmente, pensaría seriamente en si pedirle una cita a la joven Tendo. Afortunadamente para él, la espera para comprar los dangos no fue muy pesada. En cuanto fue su turno, pidió los bocadillos que necesitaría.
Sin embargo, la suerte puede ser toda una bromista.
—¿Cuánto cuestan los dangos?
—Cuestan 100 yen cada uno, señorita.— Respondió amablemente el vendedor.
Aquella voz femenina le hizo mirar con recelo a la emisora. Ukyo estaba ahí, de pie, preguntando por el precio de las golosinas. Y, por desgracia, la condenada chica seguía viendose igual de linda que antes. La falda larga de patrones florales negra y el sueter rosa le daban un aire coqueto. Sin mencionar que ese pelo castaño, largo y lacio, recogido, se le veía espectacular. —Ukyo...— Masculló un poco aletargado.
La casataña lo miró, seria. —Ryoga, cuanto tiempo sin verte...
—Ukyo, amor, perdona la demora.
Aquél chico que se acercó a Ukyo se le hizo reconocido a Ryoga. Su cerebro conectó, y a su memoria llegó la imagen que Akane le había mostrado. Era el tal Shinnosuke. Lo miró, analizándolo, y se dio cuenta del por qué a las jóvenes les atrajo. Un chico guapo, con un tono de voz bastante amable. Alto, delgado pero fornido. Vaya suerte tenía Ukyo.
—No te preocupes, Shinno.— Para la castaña era un poco incómodo todo, pero trató de disipar aquello. —Mira, te presento a un amigo antiguo. Su nombre es Ryoga Hibiki.
A Ryoga se le estaba dificultando no decir algo que pudiese dejar mal parada a Ukyo. Tenía unas tremendas ganas de soltar un comentario tipo "Si, yo soy el sujeto al que solo ilusionó y usó para darle celos a su verdadero interés, te hará lo mismo a tí.", pero no lo haría. En él tendría que caber la prudencia. —Hola, mucho gusto.
Shinnosuke sonrió sinceramente. —Me llamo Shinnosuke Ueda. Me alegra conocer a los amigos de mi novia.
Estaba a nada de decir algo, pero una voz femenina y conocida le salvó el pellejo.
—Ryoga.
Akane había divisado a Ryoga desde lo lejos. Le pidió a Akari que la acompañara a ayudar al joven Hibiki. Akari, aún sin entender del todo se levantó junto a ella. Cuando llegaron, le sorprendió ver a Shinnosuke con su novia. En su mente, a la peliverde le pareció poca cosa la castaña. En fin, Shonnosuke se perdía de tener a Akane.
Para Ukyo fue divertido ver a esa chica. La última vez la notó descompuesta, triste, incluso podía jurar que por lo mismo se cortó el cabello. Así que le haría pagar por haberla intentado humillar aquél día donde se conocieron. —Mira amor, tu amiga llegó.— Dijo con voz melosa, mientras se colgaba del brazo de su novio, intentando que la de ojos castaños se sintiera mal.
—Akane, hola.— Saludó Shinnosuke alegremente. Luego de esto, miró a Akari. —¡Akari! No sabia que llegabas tan pronto.
—Acabó mi periodo de intercambio, así que estoy de vuelta molestando a mis amigas.— Mencionó Akari.
Ukyo observó a Akane, sin embargo, se extrañó al no verla afectada por como abrazaba a su amigo. La encontró muy tranquila, sin ninguna pizca de melancolía, como si ella ya lo hubiese superado. —¿Vienen juntos ustedes tres?
Para la peliverde no pasó desapercibido el tono de voz de la castaña, observó fugazmente al pelinegro conocido como Ryoga. No sabía que estaba pasando, pero dedujo que algo no tan agradable. Tomó valor, y se sostuvo fuertemente del brazo de aquel desconocido aún para ella. Sonrió dulcemente, provocando que ese pelinegro se sonrojara levemente. —De hecho lo estábamos buscando. Venimos juntos como una cita.
La cara de Akane era un poema, Ryoga tenía el rostro sonrojado, y Ukyo estaba en shock. —¿De verdad?— Preguntó incredulamente la castaña.
Ryoga estaba a punto de objetar, sin embargo, Akari le miró. Entendiendo todo, soltó carcajadas algo tímidas. —Si, es que Akane y yo nos conocemos también. Me contó que su amiga vendría, y yo acepté co-conocerla para una ci-cita.— Volvió a reir, esta vez nerviosamente, esperando que la castaña no pensara que era una mentira.
—Me alegro mucho por ti, Akari.— Dijo Shinnosuke.
—Bueno, apenas nos estamos conociendo. Pero es una maravillosa cita.
Ukyo, quien para ese momento se encontraba callada, frunció el ceño ligeramente. Si trataban de humillarla nuevamente, no lo permitiría. Así que, mirando a Akane, soltó un comentario mordaz. —Oh, pero... seguramente si es alguna cita, ¿No es un poco incómodo para ti?
Akari sabía que esa pregunta era para dar a entender que su amiga estaba siendo mal tercio. —En realidad estamos en una doble cita.— Dijo rápidamente, sin tomar en cuenta el peso de sus palabras.
Shinnosuke y Ukyo miraron con los ojos desorbitados a la pobre chica de pelos cortos. Akane se sonrojó furiosamente, y empezó a jugar con los dedos, tratando de controlar su nerviosismo. "Vaya manera de ayudar." Pensó.
—¿Es eso cierto, Akane?— Preguntó Shinnosuke, sorprendido.
—Ehm, b-bueno, s-si...
Ryoga divisó a Ranma, quien se acercaba hacia la bola de personas con unas dos bebidas en la mano. Lo miró con un gesto claro de ayuda, así que el de trenza se apresuró a caminar, viendo la presencia de los involucrados ahí.
—¡Es el!— Señaló Akari apresuradamente.
En cuanto Ranma llegó, Akane lo tomó del brazo, o al menos lo suficiente como para fingir que eran más cercanos. Esta acción por parte de la de cabellos cortos puso nervioso al muchacho. Ranma no sabía que estaba pasando, claramente el gesto de su amigo no era el mejor y por eso había apresurado sus pasos, y ahora, su tormento le estaba agarrando del brazo como si ellos... cómo si estuvieran saliendo.
—Si. Shinnosuke, Ukyo, ya conocen a Ranma. Es amigo de Ryoga también, así que ambas quisimos planear una cita doble.— Mencionó Akane para que Ranma entendiera entre líneas el contexto de la situación.
Aún así, el implicado estaba parado ahí, totalmente rojo y sin saber que decir. Ryoga le dió un codazo para que reaccionara. Y funcionó, porque de pronto abrió la boca para hablar. —Ah, s-si... estamos e-en una d-doble c-cita...
Akari se encontraba divertida de la cara que puso esa muchacha tan antipática. Estaba echando chispas por los ojos, solo que no sabía a quien de todos, si al ojiazul, a Ryoga, a Akane o a ella. Por otra parte, notó como Shinnosuke se tensó bien no abandonó la expresión serena, parecía como si saber aquello no le agradara nada.
—Vaya, no lo esperaba...—Dijo Shinnosuke, impactado por lo que veía.
—B-bueno, así son las cosas...— Soltó Akane, riendo nerviosamente. —En fin, debemos irnos. Espero que disfruten el florecimiento.
Ni bien dijo esta frase tomó a Ranma del hombro y lo arrastró junto a ella, empezando a caminar hacia una dirección diferente. Akari y Ryoga se despidieron con una reverencia corta y siguieron a la pareja, tratando de caminar lo más rápido posible para alcanzar al otro par.
Los cuatro llegaron hacia uno de los cerezos. Akane y Akari soltaron a los chicos, quienes estaban avergonzados.
—Akane, ¿Que está pasando con esa chica?— Preguntó Akari, sabiendo que algo raro sucedia.
—Esa la novia de Shinnosuke. Los conoce a ambos.
Ranma, saliendo de su estado de shock, dejó las bebidas en un banquito que por suerte estaba desocupado. —¡¿Que fue eso?!
—No vayas a malinterpretar las cosas. No lo hice porque quisiera, era para ayudar a Ryoga.— Dijo Akane un poco molesta. Que falta de tacto tenía el de trenza como para preguntar en ese tono.
—Ya, pero, ¿Por qué yo debería fingir que estaba en una cita contigo?— Preguntó con las mejillas rojas.
—Eso fue idea mía.— Mencionó Akari, haciendo que la atención de los tres muchachos se dirigiera hacia ella. Hizo una reverencia hacia los tres. —Perdonenme.
A Ryoga se le hizo un poco tierno el como la chica que estaba frente a ellos se disculpaba. Sonrió amablemente, y le tocó el hombro a aquella extraña que, al menos, intentó ayudarle. —No te preocupes. Te agradezco por la ayuda.
Para Akari, los ojos de aquél muchacho la atraparon, la hicieron sentir alguna especie de magia. Sus mejillas se sonrojaron, y no pudo evitar que una sonrisa tímida pareciera en su rostro.
Ranma carraspeó, sacando de esa atmósfera tan inusual a los dos chicos. —Bien, creo que tenemos cosas que explicarnos. Todos.
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Shinnosuke y Ukyo caminaban en dirección a donde la joven se estaba hospedando. Iban sumidos en un silencio profundo, pensando en la plática que sostuvieron con el resto de chicos.
Ukyo estaba en un mar de emociones y pensamientos. Por una parte, detestó que su Ran-chan estuviese saliendo con Akane, o al menos, lo que ella creía. Aunque, por otro lado, el ver a Ryoga siendo feliz con otra chica le género una amargura un tanto inusual. Definitivamente estaba más que confundida.
Por otro lado, Shinnosuke no dejaba de darle vueltas a que Akane estaba saliendo con Saotome. Es decir, nunca se lo imaginó así, y estaba feliz por ella. O al menos eso es lo que creía. Cuando la vio ahí, con una gran sonrisa y sus mejillas sonrojadas, su corazón Dio un vuelco. Además, no pasó desapercibido para él que se había cortado el pelo. Y debía admitirlo, se le veía diferente a su amiga, la veía linda.
—¿Qué sorpresa, verdad?— Mencionó la castaña, tratando de hacer que el ambiente se sintiera menos pesado.
—¿Eh?
—Me refiero a lo de tu amiga y mis amigos. Fue algo inesperado saber que salen.
El hecho de escuchar la palabra "salir" con respecto a su amiga, no le gustó. Sin embargo, no quería que su novia sospechara cosas que no. —Si, fue muy inesperado. Espero que Saotome la haga feliz.
Eso dejó un poco celosa a Ukyo. —Ran-chan es un buen chico, no deberías de ser muy sobreprotector con tu amiga.
—Tienes razón. Lo lamento.
—¿Cuando podré conocer a tu familia?
Shinnosuke suspiró. —Preguntaré que día podemos cenar juntos.
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Akane estaba entrando a su casa después de un día agotador. Tras lo ocurrido, hablaron entre los cuatro para aclarar el tema. Después de ello, Akari y Akane regresaron a su grupo de amigas, mientras que Ranma y Ryoga al suyo.
Aún así, no podía dejar de sentir leves escalofríos al recordar como había sido tan osada para tomar el brazo del de trenza de ese modo tan familiar. Y cuando Ranma captó todo y le siguió el juego, su corazón pareció dar un vuelco gigante. Aunque luego ella misma se daría de tope con la realidad. Solo había sido algo fingido para salir de aprietos, así que no debía hacerse ilusiones. Así es, debía ser centrada.
Y, por alguna corazonada, parecía que ella no era la única. Pudo notar un leve brillo en la mirada de Akari al conocer a Ryoga. Con una risita algo juguetona dejó en el zapatero el par de tenis blancos que usó ese día.
—¡He llegado!— Anunció al entrar.
Enseguida apareció su padre, con una cara de felicidad absoluta. —¡Akane! Lo hemos logrado, el director del comité de dojos nos ha aceptado dentro. Y nos entregaron esto.
Soun extendió un sobre en dirección a su hija. Akane, algo impactada, recibió ese elegante sobre. Al leer las letras escritas en dorado, se impresionó demasiado.
Cordial invitación al baile de presentación de Dojos.
Quien lo diría, los cerezos ese día entregaron muchas sorpresas.
¡Hola a todos!
Lamento mucho la tardanza, no tengo excusas para ello. En fin, espero que el largo de este capítulo compense toda la espera.
Este es un capítulo con algo de relleno, pero estoy dando pistas muy importantes sobre lo que nos deparará el resto del fic. Déjenme decirles que el drama amoroso está a nada de comenzar, así que prepárense. Por otra parte, ya tendremos la participación de Shampoo en este fic al igual que de Akari y de Ryu. Se vienen cosas grandes, créanme.
Pasando a otro tema, ¿Ya supieron las buenas y excelentes noticias?
¡Tendremos remake del anime!
Inserte meme del gato diciendo volví tonotos*
Está vez no es broma. Es real, la propia Rumiko nos dió la confirmación en su cuenta oficial en X. Habrá que estar pendientes, el 17 de Julio habrá un en vivo en la página oficial del anime anunciando más noticias sobre ello. Yo soy fanática total del manga, así que realmente esperaría ver una adaptación totalmente fiel, y por qué no, uno que otro relleno que nos dé nuestros momentos RanKane. Nos lo merecemos.
Cuéntenme en los reviews que opinan de esta noticia, que esperan que haya y que no les gustaría ver.
En fin, nuevamente, agradeciendo todo el apoyo que me han dado. Los follows, reviews, favoritos o incluso sus lecturas silenciosas me alegran tanto, es un gusto escribir para ustedes. Los amo.
Espero que en estos días estén bien, les deseo lo mejor.
Con amor, Sandy.
