¡Saludos, queridos lectores!
Continuando con las historias que no había podido actualizar en la semana, les traigo esta, la cuál, espero siga siendo de su agrado.
Para no hacer larga la introducción, sólo me queda decir que la historia corresponde al Día 26: Vampiros del calendario 1 del SasuKarin Month Junio 2024
Tanto Itachi como Mikoto dudaban en beber del té, pues ambos desconfiaban de Doa, quien era la que lo había preparado y servido. Sin embargo, si no bebían, ambos sabían que pondrían en alerta a la sirvienta de la Duquesa.
—¿Y bien? —preguntó la pelirroja entusiasmada de oír la respuesta de sus anfitriones tras haber probado la bebida.
—Es muy rico —respondió Itachi sonriendo.
—Es bueno, pero quizá me gustaría más con miel —comentó Mikoto pidiéndole a su sirvienta con una señal que la trajera.
—¿De verdad? Yo pienso que es lo suficientemente dulce sin ser empalagoso —respondió Karin dándole un sorbo a su taza— Pero supongo que cada quien prefiere diferentes grados de dulce.
—Por cierto, Duquesa. ¿Bebe muy seguido este té, incluso en su nación? —preguntó Mikoto.
—Sí. Sé que aquí acostumbran el café más que el té, pero en Uzushio es al revés, y el preferido de todos, es el té de Eiyō* —respondió la joven Duquesa— Además, no sólo es nutritivo, sino que también hace maravillas para mantener la suavidad y firmeza de la piel.
—Suena milagroso —bromeó Itachi.
—Puede burlarse todo lo que quiera, señor, pero si conociera a la gente de mi país, usted no sabría cómo exactitud la edad de la mayoría —respondió la pelirroja con tono de indignación.
—Me encantará comprobarlo. Hasta no ver, no creer —respondió el varón, y con una mirada, le hizo saber a la pelirroja que verdaderamente deseaba visitarla.
—No escuche a mi hijo, Duquesa —pidió Mikoto interviniendo— Le aseguro que no dudamos de su palabra.
—En efecto, no dudo de su palabra, Duquesa, pero espero que se haya dado cuenta de mi entusiasmo por conocer su patria.
—Lo noto, y si no supiese que una invitación particular a usted, podría ser malinterpretada aquí, con gusto lo haría.
—Pensé que no le importaban los malentendidos.
—No me gustan cuando vienen de personas que deben meterse en sus propios asuntos, pero la Condesa no parece cómoda con la idea —respondió Karin dándole un sorbo a su taza.
—A tu padre no le gustará nada si se hablan cotilleos de nuestra familia —respondió Mikoto mirando a su hijo.
—Y yo no puedo permitirme causarles problemas —dijo la pelirroja.
—Es una lástima, pero espero que al menos podamos continuar con nuestra apuesta —comentó Itachi.
—Por supuesto, pero sólo si usted me asegura que ya está en óptimas condiciones.
—Claro que ya lo estoy. Cómo dije, su té es milagroso —respondió Itachi con una sonrisa.
—Cuando le gane, deberá dejarse de burlar de mí —contestó la pelirroja y ambos se prepararon para el juego.
En esta ocasión, la partida se realizó únicamente con algunos diálogos retadores, pues además de que ambos estaban concentrados en la partida, Karin y Mikoto intentaban evitar más insinuaciones del varón e Itachi, estaba mayoritariamente concentrado en identificar si había algún efecto por haber bebido el té que esa sirvienta les había dado.
—¡Jaque mate! —exclamó la joven Duquesa con alegría tras haber movido a su Reina.
—Lo admito, esta ha sido una partida difícil en comparación al resto —comentó Itachi con sinceridad, pues aún si buscaba síntomas del té, no quitaba su enfoque de querer ganar— Me veré obligado a concentrarme más para la partida del desempate.
—No me gusta perder, así que no será tan fácil —respondió la pelirroja sonriendo con un mirada de desafío.
—A mi tampoco me gusta perder —contestó Itachi con la misma mirada, pero su sonrisa se veía más bien seductora.
—No pensé que se divertirían tanto con la apuesta —intervino Mikoto para tratar de apaciguar el ambiente, y no es que se sintiera violento, sino que desde hacía un rato, percibía la atención de su hijo mayor hacia la joven Duquesa.
—Tener competencia motiva al desafío —contestó Itachi reacomodando las piezas del juego— Esta vez ganó, le tocan las blancas.
Karin comenzó a acomodar las piezas bastante motivada a ganar, pero poco antes de que terminaran de organizar el tablero, un sirviente de la casa llegó apresurado.
—Carta para la Duquesa de Kūki de parte de Su Majestad, la Reina Imperial.
—¡Oh! ¡Su respuesta ha llegado más rápido de lo que pensé! —comentó Karin recibiendo la misiva— Tendrá que esperarme unos instantes, Señor Itachi.
—Por supuesto.
Karin abrió la carta y la leyó para sí, mientras el resto en la habitación la miraba a la expectativa.
—La Reina me recibirá mañana para tomar el té al mediodía —anunció la pelirroja sonriendo— Y me sugiere llevar una acompañante femenina. Supongo que para mantener las costumbres del Fuego —miró a su anfitriona— ¿Duquesa, sería mucha molestia pedirle que me acompañe?
—No, para nada. Iré encantada —aseguró Mikoto para después hacer una pausa— Pero si es así, debemos prepararnos para la visita —hizo a un lado la tasa de té y se levantó de su asiento— Debemos ir de compras.
—Le agradezco la atención, Duquesa, pero creo que tengo lo adecuado para la visita —respondió la pelirroja.
—¿Está segura? Porque también sería adecuado llevar algún obsequio casual para presentar sus respetos —insistió la mujer haciendo un discreto gesto para pedirle a su hijo que la apoyara.
—No creo que a la Reina le guste que le lleve un obsequio que ella misma puede conseguir en su propio país —comentó Karin pensativa de si tenía algo en su equipaje para obsequiar— ¿Es alguna costumbre de aquí llevar un obsequio en este tipo de visitas? Porque no estoy aquí con fines políticos.
—Bueno, usted misma lo dijo, quizá la Reina le proponga hacer un matrimonio por conveniencia, así que rápidamente se convertiría en una reunión política —comentó Itachi obedeciendo a su madre— Como iniciará como una visita casual, no importará que lleve un obsequio de aquí mismo. Es más, si tomarán el té, podría llevar algunos bocadillos.
—A la Reina le encantará si llevamos pastelillos de la tienda Sweet. Es el lugar más popular del país.
Karin siguió pensativa unos instantes.
—Supongo que si es necesario, tendremos que ir de compras —la pelirroja suspiró y miró a Itachi— Pero admito que me gustaría más tener nuestra última partida.
—No se preocupe, Duquesa, podemos tenerla después de la cena —sugirió el varón para sonreírle seductoramente— Es tiempo suficiente para cumplir con la apuesta. ¿No le parece?
—Por supuesto. Debo dormir temprano para mí visita a la Reina —respondió la pelirroja confiada.
Mikoto no estaba muy segura de haber entendido la respuesta, pero decidió enfocarse en que su invitada había aceptado salir.
La insistencia de la matriarca Uchiha para hacer salir a la joven, era no sólo para dejar de beber el té servido por la sirvienta, sino que con ello, tratar de alejar a dicha mujer de la Duquesa, en caso de que necesitara ayuda. Es decir, entre las sospechas que ella e Itachi tenían de la dama de compañía de la pelirroja, es que ella era consciente del daño que le hacía, pero por la presencia de la sirvienta, no podía pedir ayuda.
En menos de veinte minutos, ambas mujeres salieron de casa para hacer las compras, unas que se extendieron porque Mikoto se inventaba el querer ir a algún lado, tratando de alejar a Doa de Karin. Sin embargo, esa mujer siempre encontraba una excusa para mantenerse cerca.
Aquella salida de compras, agotó mucho a Karin, no sólo por el hecho de que se gastó energía del anillo para poder salir bajo el sol, energía que de por sí, había sido consumida al ponerse celosa durante la plática con sus anfitriones, sino que Mikoto la había hecho caminar mucho aún dentro de las mismas tiendas.
De no ser por Doa que se mantuvo cerca de ella para ayudarla a mantenerse con su magia, quizá el sol ya la habría quemado.
—Le agradezco mucho por el paseo, Duquesa, y sobre todo con la ayuda para el regalo para la Reina —comentaba Karin cuando finalmente habían vuelto a casa— Sin embargo, he quedado agotada y me gustaría descansar un rato en mi habitación si no le molesta.
—En absoluto. En realidad, debería disculparme. Sé su condición y aún así la he presionado mucho el día de hoy —Mikoto se lamentaba con sinceridad— Espero que esto no impida que vayamos al palacio mañana. Lo mejor es que descanse todo lo que necesite.
—Muchas gracias. Le prometo que lo haré y de verdad espero que mi condición no afecte los planes de mañana —respondió la pelirroja— Realmente me entusiasma mucho poder visitar el palacio y conocer a Su Majestad la Reina.
Tras algunas palabras más, ambas se separaron, yendo Karin directo a su habitación para dejarse caer en la cama.
—No hemos podido revisar a todos los habitantes de la casa por causa de esta salida —comentó Doa frustrada.
—No esperaba que la Duquesa fuese a llevarme a tantos lugares —comentó Karin.
—Hay que buscar una excusa para mirar a todos los habitantes.
—Quizá sirva fingir buscar a Sasuke —la joven se sentó en la cama con entusiasmo.
—Mi señora, de nada sirve saber si él Señor Sasuke es de confianza o no, cuando él no parece tener las mismas intenciones que él Señor Itachi, de lo contrario no estaríamos en este dilema —señaló la joven bruja, sabiendo que su ama deseaba saber si las flores aparecerían en la frente de aquel chico.
—Sólo es una sugerencia, ya que rara vez me lo encuentro por la casa —Karin se defendió cruzándose de brazos.
—Aun si es así, debe esperar un poco, mi señora. Usted comentó que iba a descansar y podría llamar la atención si no lo hace —señaló Doa— También se requiere de una excusa para buscar al Señor Sasuke o no dejar malos entendidos. ¿Tiene algo en mente?
—Yo… La verdad no sé. Querría darle el obsequio que le prometí como excusa, pero con el envío retrasado, no tengo nada que ofrecer.
Karin volvió a dejarse caer en la cama mientras ella y Doa permanecían pensativas.
—¿Por qué no lo busca para retarlo en el ajedrez? —propuso la joven sirvienta de repente.
—¡Es una gran idea! —exclamó la Duquesa— Podríamos hacer una apuesta.
—Mi señora, le recuerdo que buscar al Señor Sasuke es la excusa para mirar la frente de los habitantes de la casa, no es para tratar de acercarse a él.
—¡Eso ya lo sé! No me estoy olvidando del objetivo —exclamó Karin nerviosa— Es sólo que quiero aprovechar la excusa.
—¿Y qué exactamente apostaría con el Señor Sasuke, si él aceptara su reto? —preguntó Doa curiosa a sabiendas de que su ama, aún tenía algún tipo de esperanza a pesar de todo.
—Pues… estaba pensando que proponerle lo mismo que él Señor Itachi me ha propuesto —ella confesó a sabiendas de que su sirvienta sabría de inmediato si le mentía.
—¿No se arriesgaría mucho al hacerle esa propuesta? —preguntó Doa— El Señor Itachi es el único que parece entender nuestras costumbres, aunque quizá sólo sea por obtener una ventaja. Sin embargo, proponerle algo como eso al Señor Sasuke, podría arriesgar nuestra estadía con los Duques de Kokutan —hizo una breve pausa pensativa— Aunque como ya revisamos su libro, quizá no importe demasiado.
—Bueno, tienes razón, no puedo ser tan directa, ya que él es más reservado, pero podría solicitarle una charla a solas y ver cómo reacciona. ¿No te parece?
Doa vio a su ama sonreír esperando una afirmativa por su parte, y aunque ella prefería que la Duquesa se olvidara del joven y aprovechar la propuesta del hermano mayor, sabía de antemano que ella haría lo que quisiera.
—¿Le gustaría que prepare un estimulante para ese encuentro?
—¡No! Bueno… sí… Bueno, quizá… —se notó contrariada para después suspirar resignada— No. Si ocurre, quiero que suceda por iniciativa propia. Me he rehusado a usar magia en él porque de usarla, sería todo falso —suspiró de nuevo— Un afrodisíaco no es tan diferente de la magia.
—Antes que nada, deberá convencerlo de aceptar la apuesta y ganarle —señaló Doa cuando su ama quedó pensativa.
—¡Voy a hacer todo lo posible para convencerlo y ganarle! ¡Necesito intentarlo! —exclamó efusiva, para luego oírse más apagada— Aunque admito que después de nuestra última charla, no sabría cómo convencerlo.
La joven sirvienta se acercó a uno de los baúles para abrirlo y sacar un camisón interior transparente, vaporoso, y muy revelador para la sociedad en que vivían.
—Él rechazó lo ocurrido hace años, pero no quiere decir que no pueda intentar seducirlo en la actualidad —le acercó la prenda— Ya que está tan aferrada a él, aún puede intentar cambiar ese sentimiento de odio que nos reveló el postre.
—Tienes razón. Debo intentarlo —dijo la pelirroja con decisión— Aún no uso todos mis recursos —se levantó de la cama tomando la prenda— Al menos no los normales.
—Aun así, considere aceptar al Señor Itachi, al menos como respaldo para poder controlar su ansia.
—No. Primero le ganaré la apuesta, después retaré a Sasuke. Si Sasuke me acepta, bastará, pero si no… entonces aceptaré la propuesta del Señor Itachi.
—Espero que su plan funcione, mi señora, porque si él Señor Itachi llegase a sentirse herido con la derrota, quizá ya no acepte su propuesta. Recuerde que un ego herido pesa.
—Lo sé, lo sé, pero no creo que sea el caso. Él mismo aclaró que si le gano, sólo no me insistiría por una respuesta, no que lo consideraría como rechazo —respondió Karin fingiendo que se probaba el camisón por encima— No estoy segura si él intenta envolverme por un matrimonio por conveniencia o si dice la verdad y sólo quiere diversión, pero no parece que vaya a desistir tan fácil.
—Espero que sea así, porque si no encontramos a nadie más con las flores en la frente, será difícil encontrar otras alternativas —señaló Doa preocupada.
—¡Las flores! —exclamó Karin que lo había olvidado— ¡Vamos! Tenemos que buscar a Sasuke —dejó en la cama el camisón dirigiéndose a la puerta. Incluso olvidó que se suponía que estaba fingiendo que buscar al azabache era sólo una excusa para ver las frentes de otras personas— ¡Vamos Doa!
La joven sirvienta siguió a su ama fuera de la habitación sabiendo que ya no había más remedio, pero justo en el pasillo, se encuentran con Itachi.
—¿Está todo bien, Duquesa? —preguntó el joven al notar la premura.
—¿Qué? Sí, todo bien —respondió la pelirroja que al principio, su mente estaba tan enfocada en el más joven de los hermanos, que él abrupto encuentro, provocó que le fuera difícil entender su entorno.
—¿Segura? Parecía llevar prisa.
—Mi Señora estaba entusiasmada por encontrar al Señor Sasuke para retarlo en el ajedrez para una apuesta —respondió Doa cuando notó que a su ama le era difícil centrar su mente en ese momento. Además, se suponía que esa era la excusa para buscar al más joven de los Uchiha y quizá él podría indicarles donde encontrarlo. Sin embargo, la intervención de la sirvienta, alentó los malos pensamientos que ya tenía de ella.
—¿Debo tomar eso como que en realidad prefiere a mi hermano? —preguntó Itachi tratando de notar si había algo más.
—Si quiere hacerlo, está bien —Karin al fin pudo centrar su mente y se encogió de hombros— De cualquier manera, yo cumplo mi palabra, así que no tema con respecto a nuestra apuesta —aseguró la fémina— Si gana, le daré su premio.
—Confío en que así será. No dudo de su palabra —aseguró Itachi— Sin embargo, hay algo que quisiera agregar a la apuesta.
—¿Qué podría ser? —preguntó Karin sorprendida y curiosa al mismo tiempo sobre la respuesta.
—Me gustaría que cuando me diera esa oportunidad de hablar con usted, me asegure que estaremos solos usted y yo.
—Por supuesto. Aún si quisiera tener a alguien más de Konoha en la habitación, no creo que me sea fácil encontrar un voluntario —respondió Karin riendo— Pues aún si estuviese interesada en alguien en particular, no creo que haya muchos hombres de este país que vean con buenos ojos estás actividades.
—Me alegra saber que no había considerado algo como eso, pero yo más bien me refería a evitar la compañía de cualquier otro ser vivo —comentó Itachi dirigiéndole una breve mirada a Doa.
—¡Oh, entiendo!
—Espero que no sea un inconveniente o que no me tenga la suficiente confianza para permitirme ese encuentro —Itachi insistió.
—Para nada. Si gana, le concederé su petición —aseguró Karin.
—En ese caso, yo deberé ofrecerle a cambio, si usted gana —comentó Itachi— Quizá quiera que simplemente retire mi oferta completamente.
—¡No! —exclamó Doa para después de dar un paso atrás.
—Lo que Doa quiere decir es que no quiero que retire su oferta. No he tomado una decisión.
—Entonces, ¿qué puedo ofrecerle? —preguntó descontento con la acción de la sirvienta.
—Pensaré en algo y se lo comunicaré antes de nuestra última partida —respondió Karin— Entre tanto, ¿sabe dónde puedo encontrar al Señor Sasuke?
Itachi no parecía del todo contento, especialmente porque todas las acciones de la Duquesa parecían ir conducidas por la sirvienta, pero tras una pausa respondió.
—Pasa la mayor parte del tiempo en la biblioteca, así que quizá esté allí.
¿Karin podrá ver las flores en la frente de Sasuke? ¿Sasuke aceptará el reto de ajedrez que Karin le propondrá? ¿Karin realmente podrá ganarle a Itachi? ¿Itachi descubrirá algo sobre Doa? ¿Cómo le irá a Karin en su reunión con la Reina? ¿Karin logrará conseguir el libro que necesita de la Reina? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer este capítulo?
Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n
Esta noche estaré actualizando todo lo de la semana, así que sean pacientes para poder subir todo n.n
Sin más por el momento, me despido por ahora n.n
¡Hasta la próxima actualización!
