¡Saludos, queridos lectores!

Continuando con las historias que no había podido actualizar en la semana, les traigo esta, la cuál, espero siga siendo de su agrado.

Para no hacer larga la introducción, sólo me queda decir que la historia corresponde al Día 27: "Mi única luz" del calendario 2 del SasuKarin Month Junio 2024


Sasuke se sentía contento con esa salida a desayunar, pues aun cuando de vez en cuando salía a colación el tema de que había un pago de por medio por esa especie de cita, él podía notar que a pesar de todo, aún tenía esperanzas para acercarse a ella de nuevo, y aunque pagarle a la pelirroja para tener oportunidad de enamorarla no era precisamente su plan, no quería desperdiciar ninguna oportunidad, pues aún si al final las cosas no salían bien, esperaba que en esta ocasión, él pudiera decir que había hecho todo lo que estaba en sus manos.

Al caminar a la mesa con el vaso de jugo de naranja de la pelirroja, Sasuke notó que Karin estaba en una llamada, algo a lo que no le dio la mayor importancia, sino hasta que vio la cara de la mujer palidecer. Cuando estuvo enfrente de ella, gritó algunas groserías a la persona del otro lado de la línea.

—Tengo que irme —dijo ella tomando su bolso apresuradamente antes de tomar camino fuera del restaurante.

—¿Qué ocurre? ¿Te puedo ayudar? —preguntó el azabache tras dejar el vaso de jugo en la mesa y siguiéndola por detrás.

—Debo volver a casa rápido —respondió sin mirarlo.

—Te llevo —se ofreció.

—Sasuke, no tengo tiempo para pelear contigo, necesito…

—Llegarás más rápido si me dejas llevarte —él la había tomado de la muñeca para detenerla y aunque al principio ella iba a gritarle, al oírlo, sólo pudo asentir.

La elección de Karin en cuanto a dejar que Sasuke la llevara fue acertada, pues no tenía dinero para un taxi y en transporte público se habría hecho al menos una hora, principalmente porque estaban en una zona donde había muy poco transporte público que tardaba en pasar. Era una zona de gente de dinero que tenía más de un coche.

Con la ayuda de Sasuke, la pelirroja llegó al edificio de su departamento en quince minutos y durante todo el camino ella estuvo enviando mensajes y tratando de llamar a la persona que le había marcado en el restaurante, pero no le contestaba.

Al llegar frente al edificio, ambos pudieron ver algunos muebles en la calle y Karin salió a toda prisa a gritarle a un hombre que parecía supervisar a otros hombres que seguían sacando muebles y cosas del edificio.

No fue difícil para Sasuke darse cuenta de lo que estaba pasando, mucho menos cuando ella no dejaba de repetirle al hombre que hacía de coordinador, que le pagaría la renta en tres o cuatro días.

—No puedo seguir esperando, mucho menos cuando ya encontré inquilinos que van a pagarme más de renta —respondió el hombre.

—No puede hacer eso. Es ilegal —Sasuke intervino.

—No, no lo es. Ya le he dado el aviso de desalojo hace cuatro meses y ella se amparó, pero sus oportunidades se han terminado —respondió el que Sasuke intuía, era el casero.

—Pagaré su deuda ahora mismo.

—Sasuke no…

—Perfecto, pero aún así, ya no la quiero de inquilina. Está por cumplir el año sin pagarme la renta completa y ocho meses sin pagarme nada. Sabía que una mujer sola, no podría mantenerse.

—Pagaré lo que debe y un año entero de renta para que la deje quedarse —respondió Sasuke irritado por la actitud tan arrogante del hombre, y especialmente por su comentario.

—Sasuke, basta, no…

—No, sólo no la quiero de inquilina. Si es su novio, esposo o lo que sea, mejor llévela con usted —respondió el casero dándole la espalda al azabache para acercarse a uno de los cargadores a preguntarle algo.

—¡Él y yo no…! ¡Agh! —exclamó frustrada porque el hombre ni siquiera la volteó a ver y aunque en otro tiempo habría ido detrás de él para seguir reclamando, sólo se quedó ahí parada derramando lágrimas de frustración.

— Voy a…

—No, no lo hagas. Lo último que quiero es tener que volver a tratar con él y si es posible, no quiero tener que volver a cruzarme con él —ella lo detuvo, pero él podía notar cómo la pelirroja trataba de contenerse.

—¿Hay algún sitio al que puedas ir?

—Oto, pero si regreso allá, perderé el trabajo en la universidad de Konoha y…

—Son ochenta y ocho mil ryōs de lo que debe —el hombre regresó dirigiéndose a Sasuke y sin mirar a la pelirroja. Le ofreció una tarjeta en la que había anotado un número de cuenta.

—¡A mí es a quien tiene que dar los datos! —exclamó Karin.

—Prefiero tratar con alguien capaz.

—¡Usted es el imbécil!

—Espero la paga y por favor, controle a su mujer —el hombre miró al azabache antes de irse

—¡Es usted un…!

—Tranquilízate. Si lo agredes físicamente, puede levantar cargos en tu contra —Sasuke se interpuso en el camino de la pelirroja que quería seguir al maldito misógino.

Ella definitivamente estaba fuera de sus cabales por el enojo y frustración de la situación, y no la culpaba de ello, pero tampoco era buena idea que ella se desquitara de esa forma y mucho menos dadas las circunstancias.

—¡Lo que está haciendo es…!

—Lo sé, pero no le des esa satisfacción.

—¡Tu ya le has dado la satisfacción al ofrecerte a pagar todo cuando nadie te lo pidió! —reclamó ella soltándose a llorar— ¡Estoy harta de tanta mierda de los hombres! ¡¿No pueden darme aunque sea una pequeña tregua!?

Sasuke la vio tan destrozada, que más que pensar en sus palabras, su primer impulso fue abrazarla, y aún cuando llegó a creer que Karin lo rechazaría, ella escondió su rostro en su pecho llorando.

Mientras Uchiha veía como los cargadores sacaban el último mueble y se iban tras recibir su paga, acarició el cabello de la pelirroja.

—Lo siento. Sólo quería ayudar —él comentó cuando sintió que ella comenzaba a tranquilizarse.

—Eres la última persona que esperaba que me ayudara… bueno, quizá no la última, pero tú me entiendes —respondió ella empujándolo para secarse las lágrimas— Lamento meterte en esta mierda, y gracias por quedarte, pero como verás, tengo un asunto importante que atender.

—Déjame ayudarte.

—No, este es mi problema y yo saldré de esto sola —dijo tratando de dejar de gimotear, pero le era imposible— Dame la tarjeta que el casero te dio, la necesito.

—Karin, yo puedo…

—Sí, sé que puedes, pero el problema es mío. No voy a dejar que los hombres sigan pisoteando mi orgullo —estiró la mano para recibir la tarjeta, pero Sasuke ni siquiera dió algún indicio de querer hacerlo— No estoy tan mal como crees, ya me las arreglaré, siempre me las arreglo sola y sabes que no estoy mintiendo.

—Lo sé, pero no es necesario que lo hagas.

—Sasuke, no voy a…

—¿Qué planeas hacer? Necesitas pagarle a alguien para que lleve tus cosas a dónde sea que vayas a quedarte, lo que te costará al menos unos tres mil ryōs, los cuales puedo darte por el desayuno como acordamos, pero además de eso ¿a dónde irás? ¿Buscarás donde rentar? ¿Un hotel? ¿Tienes dinero para ello? Y aún debes pagar la renta atrasada.

—¡Eso a ti no te importa! —exclamó enojada.

—Por favor, acepta mi ayuda. Considéralo como un pago por el daño que te hice en el pasado.

—No seas tan ególatra. ¿Qué te hace pensar que me hiciste un daño tan grande de más de ochenta mil ryōs? Sólo fue un corazón roto de la adolescencia —quiso arrebatarle la tarjeta del casero de la mano cuando la vio, pero él se lo impidió.

—Antes de empezar a salir, éramos amigos. Al menos acepta mi ayuda para mover tus cosas por esa vieja amistad —él insistió y le extendió la tarjeta— También puedes quedarte conmigo en lo que consigues otro sitio donde vivir o puedes quedarte hasta que te estabilices.

—¿Por qué insistes en humillarme? —preguntó la pelirroja tomando la tarjeta, pero parecía desganada más que enojada.

—No quiero humillarte, lo que quiero es ayudarte —respondió el azabache con firmeza— El orgullo te ha llevado a salir adelante tu sola, pero por experiencia te sugiero que aprendas a reconocer cuando necesitas ayuda —le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja— Todos necesitamos aunque sea un poco de apoyo.

—¿Sabes lo molesto que sería aceptar tu propuesta y tener que aguantar tus cortejos porque no tengo otra opción por el momento?

—Te estoy invitando a quedarte conmigo como amigos, así que no haré nada de eso —le aseguró con firmeza y ella quedó pensativa unos instantes.

Ya no lloraba, pero su gesto mostraba que se había rendido a su situación. Esto Sasuke lo confirmó cuando, sin mirarlo a los ojos ella asintió.

—Pero me iré a la primera señal de querer aprovecharte de mí, no importa las circunstancias —ella le advirtió de repente. Estaba rendida pero aún quería aparentar rudeza.

—Prepara las cosas que necesites para ir conmigo a casa y mételas al carro —le entregó las llaves de este mientras sacaba su celular— Yo me encargo de los muebles y el resto de las cosas para que no se queden aquí.

—Sasuke, aunque tú departamento es enorme, meter todo esto…

—Las llevaré a una bodega que tengo. Hay suficiente espacio y se conservarán mejor allí —respondió el hombre y casi de inmediato le hizo un gesto a la pelirroja para que fuera a buscar lo necesario, pues la persona del otro lado de la línea ya le había contestado.

De reojo, Sasuke vio a la pelirroja que se veía incomoda, pero resignada, y definitivamente debía tener muchas cosas encima si no se había opuesto vehementemente a su propuesta.

La conocía, era demasiado orgullosa y sólo cedía si veía que podía manejar las cosas o si se había rendido.

—¿Sí, jefe? —oyó la respuesta de Sato en su celular, su asistente— ¿Qué se le ofrece?

—Necesito que mandes una mudanza a la dirección que voy a enviarte para cargar todos los muebles de una casa mediana —respondió Sasuke en una orden— Consígueme una bodega lo más cercana a mi departamento para meter todo y llévame allí la llave en cuanto esté todo acomodado.

—Claro. ¿Alguna hora y fecha en especial?

—Necesito que hagas todo apenas tengas la dirección. Me encuentro en medio de la calle con los muebles y no puedo moverme de aquí hasta que se recojan —respondió el azabache— También envía a algunos guardias de inmediato a la misma dirección. Necesito ayuda para vigilar las cosas. No quiero que haya incidentes ni que se pierda nada.

—Entendido.

—Una cosa más: necesito que investigues a Takeuchi Genma y me envíes toda la información relacionada a sexismo o acoso que encuentres de él —indicó el azabache que había memorizado el nombre del casero de la tarjeta con los datos de su cuenta bancaria— También necesito que lo mantengas vigilado en caso de que haga algo así de nuevo y de ser posible, que se generen evidencias de esa vigilancia.

—Sí, le daré prioridad a la seguridad y la mudanza y después me pongo a con la investigación —respondió el asistente como forma de repaso de las órdenes y Sasuke colgó para apresurarse a enviarle su ubicación.

En todo momento, Sasuke se mantuvo en vigilancia de las cosas que habían quedado en la calle por el desalojo, pero por sobre todo estaba al pendiente de Karin, pues ese barrio, si bien no era el más peligroso de la ciudad, había que tener cierto cuidado por si las dudas, y claro, Uchiha quería evitar que la pelirroja tuviese más motivos para estresarse.

—¿Quieres que te ayude en algo? —Sasuke se acercó a ella que empacaba una maleta con sus enseres personales.

—¿No crees que yo puedo empacar mi propia maleta? —preguntó en reclamo, pero sin mucho ánimo.

—Pronto vendrán por tus cosas para dejarlas en la bodega. En cuanto llegue mi gente, podremos volver al departamento —respondió el azabache sin tomarse a pecho lo dicho por la pelirroja, y esta asintió en silencio.


¿Cuánto tiempo Karin aceptará quedarse con Sasuke? ¿Sasuke cumplirá en sólo ser un amigo mientras ellos vivan juntos, o aprovechará el momento para conquistarla? ¿La presencia de Karin en su departamento cambiará los planes de Sasuke con su hija? ¿Karin confiará en Sasuke después de ver lo dispuesto que está a ayudarla? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?

Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n

Esta noche estaré actualizando todo lo de la semana, así que sean pacientes para poder subir todo n.n

Sin más por el momento, me despido por ahora n.n

¡Hasta la próxima actualización!