-Sumire debemos tener cuidado, la dueña de esta casa no parece normal - mencionó una chica pelinegra de manera temerosa.
-Lo entiendo Sarada - asintió una pelimorada de manera seria mientras desenfuntaba un arma.
La chica llamada Sarada dio una sonrisa tranquila mientras veía a su amiga.
Se conocían desde la infancia, una infancia dura. Pero lograron salir adelante, pronto empezaron su negocio.
Este trabajo, por llamarlo así, le trajo mucho dinero y por más loco que suene también le trajo felicidad.
Este sería el último trabajo que realizaría, muy pronto se casaría con su ahora prometido llamado Boruto.
Este era su chico dulce, se sentía feliz de haberlo conocido. Tal vez la vida no sería tan mala de ahora en adelante.
Aunque gran parte de ella se sentía culpable, ella no le había dicho la verdad de su trabajo y planeaba nunca decirlo.
Se contentaba con que este trabajo sería el último, después de esto todo terminaría, iría a otro país en donde iniciarán una nueva vida, donde crearan su familia.
-El objetivo está en la sala, se encuentra solo - Sumire y Sarada escucharon a su compañero Kawaki que les hablaba por la radio.
-Entendido - Sarada respondió, de su cintura sacó una pistola y un silenciador. Sumire hizo lo mismo y lo colocó en su pistola.
La pareja se dio una mirada tranquilizadora y comenzaron a entrar a la sala.
Allí vieron a una mujer pelinegra tomando un vaso de licor caro, ella se encontraba mirando una película, ajena a su destino.
La mujer era Kiri, postulante a la presidencia de Konoha, una buena mujer o eso piensa la mayoría de seguidores.
Pero la verdad no es tan santa, con cualquier político tiene sus negocios turbios. El trabajo fue ordenado por uno de sus adversarios.
Sarada se acercó lentamente hacia la mujer, esta estaba muy concentrada en la película que no noto nada.
La pelinegra apuntó a la cabeza de Kiri y apretó el gatillo. Un sonido casi imperceptible salió del arma.
Kiri cayó hacia adelante, estrellándose en el piso, tenía un orificio que atravesaba su cabeza.
La alfombra se manchó de rojo, Sarada miró a su víctima y se dispuso a salir.
-El objetivo ha sido dormido - Sumire habló a su comunicador.
-Entendido - les respondió Kawaki. - Salgan del lugar y largemon.. -
Sarada y Sumire se miraron, ambas se pusieron alerta y buscaron un lugar para cubrirse, algo andaba mal.
Las dos chicas no notaron que de la ventilación salía un gas verde hasta que fue demasiado tarde. Ambas cayeron inconscientes.
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-¡Lo siento! , no me fije en el camino, perdón - un chico pelirrubio se disculpó con la persona que había chocado por accidente.
-Deberías fijarte por donde vas - respondió una pelinegra mientras se levantaba con la ayuda del chico.
Ahí vio una identificación de estudiante, el chico se llamaba Boruto.
-¡En verdad lo siento! - se disculpó temeroso Boruto. - Tengo un examen importante y no se -
El chico hablaba de manera rápida y no se entiendia, le pareció un poco lindo a Sarada.
-Bueno, entonces déjame darte un aventón - sugirió la pelinegra, se sorprendió de sus propias palabras.
Boruto se quedó congelado por un momento y trató de poner excusas pero al final aceptó.
La pelinegra ayudó a juntar las cosas del rubio y lo dirigió a su auto que estaba cerca.
-¿Por qué no tomas el autobús? - preguntó la pelinegra mientras conducía.
-Es que no tenía para el pasaje y el de mi universidad no llega por donde vivo - respondió Boruto un tanto avergonzado.
El transcurso del viaje fue muy tranquilo para la pelinegra, el chico le agradaba.
-Gracias señorita.. - dijo Boruto mientras bajaba del auto.
-Sarada, así me llamo - dijo la pelinegra con una sonrisa que sonrojo a Boruto.
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-Sabes, eres un chico increíble, siempre espero los fines de semana para poder disfrutarlos juntos - Sarada dio una bocanada de humo de su cigarro.
-Yo también.. Pero es un poco vergonzoso - decía Boruto mientras se cubría con las Sábanas.
Sarada dejó el cigarro de lado y con una sonrisa quitó las sábanas qué cubrían a su Boruto.
Boruto miró sonrojado a Sarada, en su mirada había amor y lujuria al ver el cuerpo desnudo de su novia.
La pelinegra también aprovechó la vista mordiéndose el labio de vez en cuando. Ciertamente disfrutaba de aquella vista.
El momento fue interrumpido por el sonido de mensaje del teléfono de Sarada. Soltando un suspiro frustrante tomó su teléfono.
-Lo siento amor, pero tengo trabajo - mencionó la chica mientras se levantaba y buscaba su ropa para cambiarse.
Boruto observó la vista y tragó saliva, Sarada era un ángel de lujuria.
-¿Te gusta lo que ves? - preguntó Sarada mientras hacía una posición sensual, sonrojando más a Boruto.
Sarada sonrió y se dirigió a su armario. Allí abrió un compartimento secreto y sacó un fajo de billetes.
Se dirigió a su novio y le dio un beso. - Ten esto y no quiero que lo ahorres, gastalo para ti, tengo más -
-Siento como si estuvieras pagando por mis servicios - dijo Boruto mientras tomaba el dinero y lo dejaba a un lado.
Aunque a él no le gustara que Sarada haga eso, la pelinegra siempre lo hacía.
-Jujuju, espero que la próxima estés disponible - dice Sarada con lujuria.
Ambos se miran y sonríen juntos, luego Sarada termina de vestirse y da un último beso y se va de allí.
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-Entonces creo que si me contrataran, espero poder ganar dinero y tal vez comprar una casa para nosotros - dice Boruto mientras toma la mano de Sarada.
Sarada sonríe amorosamente ante las palabras de su novio.
-Amor, el dinero no es un problema para mí, solo te necesito a ti - dijo Sarada.
Boruto dio una sonrisa y tomó un sorbo de vino. - Bueno, aun así no entiendo por qué motivo estamos en este restaurante caro -
Sarada dio otra sonrisa - Adivina -
-Nnn, aniversario no es, cumpleaños tampoco, no tengo idea - dijo después de pensarlo un poco.
-Bueno el motivo es otro, sabes que me has cambiado la vida, te amo mucho por eso - mencionó Sarada mientras se levantaba de su asiento. - Yo creo que es momento de dar el siguiente paso, antes que te pierda -
Sarada tomó un respiro y dio unos pasos hasta ponerse al lado de Boruto, confundiendo a este.
Sarada se arrodilló y abrió su mano, en ella había una caja pequeña que contenía un anillo.
-¿Te casarías conmigo? - preguntó de manera nerviosa.
Las personas alrededor se quedaron sorprendidas, miraron a Boruto en espera de respuesta.
Boruto miró sorprendido el anillo, estaba muy feliz, él también quería proponerlo, pero al parecer Sarada se adelantó.
-Si, siempre será un sí - dijo mientras dejaba que Sarada pusiera el anillo en su mano, causando que las personas alrededor de ellos festejaran.
Sarada se levantó y ambos se dieron un beso, poniendo el ambiente aún más romántico.
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-¡Despierta ya! - Una voz fuerte hizo que Sarada se despierte.
Ella miró a su alrededor, borroso al principio, pero luego mejoró.
Vio la sala en donde había completado su trabajo. También vio el cuerpo de la mujer y de su amigo Kawaki tirados en el piso.
El pánico, ira, tristeza y miedo invadieron su persona. Tomando un poco de aire para tranquilizarse dio vuelta su mirada hacia la derecha.
Allí vio a su amiga Sumire con el rostro ensangrentado, un corte en su cuello y sangre no tan fresca saliendo de él.
-Bonita escena no - dijo la voz frente a ella, Sarada dirijo su mirada y vio a una mujer de cabello blanco y piel casi pálida.
Sarada buscó en su mente a dicha mujer, tratando de entender el motivo de esta venganza, más aún no encontró nada.
-Te debes estar preguntando, ¿quién es esta mujer? - dijo la peliblanca mientras sostenía un cuchillo ensangrentado en su mano.
-¿Quién te pagó? - preguntó Sarada de manera fría, sus manos trataban de liberarse, pero notó qué no podía.
Se arrepintió de la vida que había llevado, sabía de las consecuencias, pero jamás imaginaba que eso pasaría.
Su mente pensó en su prometido y sintió algo de alivio, al menos él no tendría un final malo.
-jejeje, nadie querida… Esto es venganza - mencionó la peliblanca.
Su sonrisa era siniestra, el cuchillo en sus manos le daban más puntos de peligro.
-Hace un año me arrebataste a mi prometido - dijo mientras sacaba una foto y la mostraba - Me arrebataste lo que más amaba. - dijo con ira.
Sarada miró la foto y reconoció al hombre, él era un empresario exitoso qué estaba a punto de casarse, pero la envidia no permitió eso.
Su mente recordó el expediente, el nombre de la prometida era Kaguya.
Dio una sonrisa irónica, la vida era una perra, ahora ella también tendría ese destino.
La peliblanca, Kaguya, soltó un gospel en la cara de Sarada al ver aquella sonrisa.
-¡Maldita!, ¿crees que es gracioso?, no tienes idea del sufrimiento que te espera -
Kaguya tomó a la fuerza a Sarada y la arrastró por el lugar, hasta llegar a una habitación.
Abrió la puerta con mucha fuerza y llevó a Sarada a la silla que estaba frente a una cama matrimonial. Ella tuvo un mal presentimiento.
Trató de soltarse, pero no lo consiguió, Kaguya dio una última bofetada y salió del lugar.
Los minutos pasaron y los ruidos fuera de la habitación se presentaron, alguien estaba forcejeando.
La puerta fue abierta y entró Kaguya con un chico que estaba tomado del pelo. Estaba amordazado y golpeado.
-¡Boruto! - grito Sarada desesperada, - ¡Suéltalo, él no tiene nada que ver en esto! - suplicó la pelinegra.
Kaguya soltó a Boruto en la cama, tomó unos grilletes y los puso en en cada costado de la cama.
Boruto miró a su prometida, un rayo de esperanza se presentó en él, tratando de liberarse, pero su cuerpo estaba demasiado cansado.
-¡Esto es entre tú y yo, Kaguya! - Volvió a hablar Sarada desesperadamente.
-Sarita, deberías saber que dejar a tu prometido solo es malo, alguien podría robarlo - Dijo Kaguya con gracia.
Tomando a Boruto de las manos, le acercó a uno de los grilletes, antes de eso tomó un pañuelo y lo puso por unos segundos en la boca de Boruto.
Sarada continuaba hablando, pero Kaguya estaba ocupada con su trabajo. Esposo cada extremidad a su lugar correspondiente.
-Será mejor que disfrutes del espectáculo que te daré, pero en silencio - Kaguya se acercó a Sarada y tapó su boca con una cinta.
-Disfrutare de esta comida - dijo Kaguya con lujuria mientras tomaba una jeringa inyecta el contenido en Boruto.
Kaguya procede a desvestirlo, mostrando así los moretones y mordidas qué tenía.
Sarada miraba impotente, culpandose por no poder evitar esto, por no estar con su novio cuando esa loca fue por él.
Kaguya se desvistió lentamente. Dirigió sus manos al cuerpo de Boruto, tocándole y masajeando. Volteando su mirada a Sarada, le dio una sonrisa burlona.
Continuando con su trabajo, Kaguya empezó a besar al Boruto, pegando su cuerpo con el de él, logrando la excitación no deseada por Boruto.
Dando un suave masaje se posicionó sobre él y empezó a rebotar, los sonidos de carne chocar empezaron, Kaguya disfrutaba de aquel ejercicio.
Kaguya movía las caderas de manera rápida, disfrutando esta dulce venganza, la vida es muy buena.
Los gemidos de Kaguya causaban ira y tristeza en Sarada y Boruto, Sarada se lamentaba, solo quería una oportunidad. Pero esta nunca llegaría.
Luego de unas horas Kaguya llegó a su clímax y se recostó sobre su amante obligado.
Luego de recuperarse se levantó un poco temblorosa, se dirigió hacia la mesita y sacó una pistola.
Tomándola se dirigió hacia Sarada.
-Mira querida, tu situación es terrible - dijo Kaguya de manera burlesca, recibiendo una mirada de ira.
-Voy a disfrutar de tu novio por un tiempo, luego lo venderé, es bueno complaciendo - soltando una risita, Kaguya apuntó a la frente de sarada.
Sarada forcejeó, pero nada funcionó, sus ojos se llenaron de lágrimas, pidió perdón a Boruto muchas veces, ahora él sería condenado por sus acciones.
-Toda la culpa será tuya, cada mujer disfrutará mucho de tu prometido, me aseguraré de ello - diciendo esas palabras Kaguya apretó el gatillo.
Un sonido ensordecedor llenó la habitación, Boruto soltó lágrimas de ira, tristeza e impotencia.
Kaguya se acercó al rubio y cubrió su boca con un pañuelo. - Dentro de poco disfrutarás tu luna de miel conmigo - mencionó cruelmente.
Boruto sintió como su conciencia se desvaneció, esperó que cuando despierte todo sea un mal sueño, y si no lo era, él esperaba ya no despertar nunca.
"Fin"
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Próximo capítulo: BORUINO (Boruto x Ino)
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