Hacía mucho tiempo atrás, la familia Baker estaba comenzando, Liam Baker era apenas un niño de tres años, y estaba junto a su hermano Tom, de dos años. La vida era sencilla por aquellos tiempos, para Liam y Tom, pero para la señora Baker era un intenso tema aparte.

Una tarde de esas, el pequeño Liam se acercó a su madre, que estaba sentada en el sillón de la sala, leyendo un libro sobre maternidad.

-mamá, quiero verla – dijo el pequeño, con una cinta VHS en la mano

-quieres verla? – la señora Baker dejo un libro al lado, y tomo la cinta – pues la estás viendo, ¿no?

-quiero verla – Liam apunto a la televisión, que era de caja y de tamaño mediano

-ah… eh… caray, me olvide cómo funciona está cosa – la señora Baker ajito un poco la cinta – y yo que decía que estudios muggles no servía para nada

-mamá, ponla – volvió a decir Liam

-eh… y si mejor esperemos a que llegue papá?

-no, quiero verla ya! – Liam dio un saltito – ponla, ponla!

-hijo, es que…

-ponla! – repitió Liam, entonces Tom se acercó

-qué pasa? – pregunto

-mamá no pone la película! – dijo Liam – mamá es mala!

-mamá mala! – repito Tom

-mamá mala! – Liam empezó a dar pisotones

-hijo, tranquilo, tranquilo! – la señora Baker se puso de pie rápidamente, se acercó a la televisión y analizo la videocasetera

-quiero verla! – alego Liam – QUIERO VERLAAAAAAA!

De repente, la ventana de la sala empezó a romperse, a la par que Liam gritaba, apoyado por su hermano. La señora Baker miro sorprendida a la ventana, pero Liam parecía no calmarse, así que regreso su atención a la videocasetera. Consiguió prender la televisión como su esposo le había enseñado, pero cuando quiso cambiar de entrada, se confundió y cambio de canal. Para fortuna de la señora Baker, la puerta de la casa se abrió, y el señor Baker anuncio su llegada.

-estoy en casa! – dijo

-papá! – Liam corrió a recibir a su padre

-hola, Liam, ¿qué tal? – el señor Baker se agachó y abrazo a Liam

-mamá no nos quiere – le dijo Liam – no quiere poner la película!

-ah sí? – el señor Baker río un poco

-hola, cariño – suspiro la señora Baker – que haces en casa tan temprano?

-bueno, quise darme una escapada de la oficina – contesto el señor Baker – como eh estado haciendo un buen trabajo, mi jefe me lo permitió, es muy agradable

-genial – la señora Baker miro la televisión – oye… podrías…

-ya voy – el señor Baker se acercó a su esposa, tomo la cinta y prendió la videocasetera, inserto la cinta y cambio de entrada – bien, niños, siéntense

-siii! – Liam corrió al sillón, y se sentó de un salto, ayudo a Tom a subir

-soy pésima en esto – suspiro la señora Baker en la cocina

-no, no lo eres – dijo el señor Baker – con todo eso de los magos… ah, y hablando de magia, rompiste la ventana?

-no, fue Liam! – dijo la señora Baker emocionada – te juro que fue el, espero que sea un mago!

-mago o no, tenemos que enseñarle a no gritar para pedir las cosas – el señor Baker tomo una fruta

-no tengo corazón – dijo la señora Baker cabizbaja

-podemos hacerlo los dos – el señor Baker tomo la mano de su esposa

-nos queda un largo camino, Michael – la señora Baker suspiro y le sonrió al señor Baker