Disclaimer: Resident Evil ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Capcom.
Aclaraciones: Este fic está situado, finalizando los hechos de Resident Evil Vendeta, tomando hechos de Resident Evil 6 y su saga, podría contener ¡Spoiler! sin más espero disfrutes la lectura.
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~Podemos Empezar de Nuevo ~
Capitulo Siete:
Entre el pasado y el presente
Apartamento de Claire Redfield, 6:30 AM
Agitada, envuelta en una soledad fría, su corazón martilleaba con fuerza en su pecho, entre las sabanas hechas girones a su alrededor, inquieta intento calmar la terrible sensación que le dejaban sus amargos sueños, con parte de las sabanas cubriendo su pecho y las piernas desnudas, buscaba consuelo en el calor que estas le ofrecían, como sin con aquel calor que le producían fuera suficientes para ahuyentar el escalofrió que había recorrido su cuerpo. Miro al otro lado de la cama, que se encontraba vacío y sin rastro alguno de compañía, eso en realidad la tranquilizo momentáneamente, solo por un instante lo recuerdos vividos la trasportaron al pasado. A su lado el ventanal ofrecía vista con los primeros rayos de sol filtrándose entre los edificios llamaron su atención, antes de dejar caer sobre sus antebrazos, apoyados sobre las rodillas, un suspiro de alivio, escapo de entre sus labios. Perdida en sus pensamientos y recuerdos del sueño reciente, Claire se sumergió en el silencio de la mañana.
2013, Washington.
Hangar Militar, Pista de aterrizaje de la DSO.
Las fuertes y heladas ventiscas a las afueras de aquella pista de aterrizaje sacudían su corta cabellera añadiendo un toque un tanto más descuidado a su seguramente ya desalineada imagen, poco ahora le importaba, era el incesante latir de su corazón en pecho, ansioso que apenas le permitían concentrarse, martillaba tan fuerte que podía sentirlo sobre sus oídos, desde el momento que aquel avión de corte privando había comenzado con el proceso de aterrizaje, su corazón palpitaba listo para saltar de su pecho, abrazándose a sí misma, intento serenar el temblor que recorría su cuerpo, aunque no sabía exactamente el origen de tal, ¿acaso era producto de la ansiedad o una reacción natural ante la baja temperatura a la que estaba expuesta?, un poco más de ambas, a tan altas horas de la madrugada y ella apenas vestía una delgada camiseta a tres cuartos de color rojiza y unos Jeans ajustados, siendo lo primero con lo que había salido corriendo tan pronto de casa de los Burton cuando le informaron de la noticia al teléfono, una llamada de parte de la agente especial de la DSO, quien pese a estar rompiendo la reglas de estricto control de seguridad establecido, se había tomado la molestia de contactarle.
Claire dejo escapar un pequeño suspiro entre sus labios, en un intento de serenar aquello y junto a él, la suave mano que delicadamente se posaba sobre su hombro dándole un pequeño apretón en consuelo, Ingrid Hunnigan la morena de gafas y rasgos finos quien le acompañaba junto a media docena de agentes esperaban el descenso de las aeronaves que traerían a los soldados y agentes después del incidente en China.
Era verdad que la DSO no había querido dejarle involucrar conociendo perfectamente a la organización que pertenecía y los seguramente los muchos problemas que después les ocasionaría, sin embargo agradecía de aquello a la morena que consciente de la estrecha relación que mantenía con uno de los agentes principalmente involucrados, había solicitado a sus superiores le permitieran estar ahí, había abogado por ella como "prometida" del hombre al que recibirían, mentían por supuesto, pero solo Hunnigan había entendido su necesidad de verle más que el respirar mismo, porque tan pronto las falsas noticias de su culpabilidad y su fallecimiento en los ataques de Talk Oaks habían corrido por cadena nacional, se había sentido a desfallecer, como un golpe seco y sin previo aviso sobre el estómago que te deja sin aire y completamente desprotegido, era incluso ahora pese a que se encontraba en la pista con una confirmación verbal de las buenas nuevas, aun necesitaba comprobar que el hombre que bajase de aquel avión fuese el mismo el cual había despedido hacia un par de días en su departamento, con el cual había jurado tener tiempo de sobra a su lado.
Finalmente con las rampas abajo del gran avión, dos siluetas se vislumbraron, gracias a la tenue luz de la luna y el par de reflectores instalados de improviso reconocieron sus figuras, una mujer de pelo castaño le acompañaba, mientras que el, estoico vestía una maltrecha camisa desabotonada color azul marino y un pantalón gris rasgado y cubierto de tierra y sangre, la pelirroja le observo bajar a paso casino, lucia desalineado y con una mano sosteniendo firmemente su costado seguramente tratándose de alguna lesión menor, fue cuando sus miradas hicieron contacto que de nuevo, aquellas perlas azules se posaron sobre ella, su respiración se congelo y sin poder permanecer un segundo más de pie, corrió tan rápido como sus temblorosas piernas se permitieron a su encuentro, estrechándolo en sus brazos y sentir los suyos rodeando su cintura se permitió a su alma volver al cuerpo, fue entonces sus pulmones volvieron a impregnarse de aquella ahora casi imperceptible loción que solía amar, haciendo su mejor esfuerzo por contener el par de lágrimas que corrían por su mejillas escuchó la voz apagada del agente susurrar su nombre.
—Claire…
En un susurro Leon correspondiendo a la fémina, aferrando su cuerpo en su regazo, sintiéndole temblar, sus miradas se cruzaron de nuevo y en un instante antes poder pronunciar palabra alguna, fueron sus labios asaltados por la calidez de la pelirroja, quien con un beso lleno de anhelo, le decía cuan preocupada estaba y lo feliz que estaba de tenerle de nuevo, eran aquellos tibios labios los que le recibían en suave y calmado tacto, para cuando el oxígeno no fue suficiente y la conmoción seso, el tenue un susurro abandono sus labios antes de posar una cálida sonrisa.
—No vuelvas a marcharte...
[ACTUALIDAD]
Intentando distraerse, Claire parpadeo un par de veces y dirigió su vista hacia el espectacular paisaje que se extendía frente al ventanal los lujosos rascacielos que era bañados por la ligera llovizna que acompañaba los primeros rayos del sol matutino, dando la bienvenida a un nuevo día, el sonido de las gotas golpeteando al unisonó, contra el cristal le ayudo a relajarse.
—Leon…
Aquel nombre escapo de entre sus labios teñido de añoranza, delatando sus pensamientos y todas sus preocupaciones, fue entonces que de nuevo se vio pensando en él y en un acto aventurero, consciente de sus recuerdos relamió su labio inferior como si con ello pudiese borrar las sensaciones restantes que le abrumaban. Aun podía sentir la cálida presencia de sus suaves labios sobre su piel con aquella tristeza retumbando sobre su pecho mientras tragaba saliva. Se pregunto cómo, casi cuatro años de ello, aun pudiese recordar cada detalle, cada sensación de aquella lejana noche, negó para si ocultando su rostro intentando alejar con ello todas esas preguntas que comenzaba a formarse, pues era la idea de volver besar al agente le parecía tan impropia, dolorosa incluso, especialmente después de la noche anterior, por la forma en como aquellos cristalinos orbes se habían posado sobre los suyos, atentos a sus atenciones, esa mirada que pedían una disculpa silenciosa, ante su sombría culpa, de igual forma era la sensación latente sobre su pecho que martillaba cuando él le pidió quedarse y su manos se entrelazaron, cuando su rostros se encontraron tan cerca, que sus respiraciones pudieron sentirse sobre sus pieles.
La verdad era, tras colgar en la video llamada con Sherry y la constérnate noticia pese al cansancio físico que pesaba sobre sus hombros, no había podido conciliar mucho el sueño anqué que lo había intentado claro, solo había terminado por dar vueltas sobre el colchón, observando el girar las aspas del ventilador sobre el techo en la habitación y para cuando finalmente había caído ante los encantos de Morfeo era los residuos de sueños tan vividos los que haba terminado por descartar con cualquier oportunidad de volver a dormir tranquila. Cuanto tiempo permaneció en aquella posición, no lo supo, ni siquiera se había tomado la molestia de revisar el reloj despertador, hasta que el incesante llamado a la puerta principal irrumpió su calma, tallando sus ojos en un intento de deshacerse de los restos de cansancio que albergaba, resignada termino por levantase, descalza sobre las tibias baldosa de su apartamento atendió al llamando, sin tener la menor idea quien pudiese estar tras su puerta a lo que suponía tempranas horas de la mañana.
—¿Chris?...
Soltó con sorpresa aun adormecida la pelirroja, de encontrarse con el hombre de cabellos negros y torso fornido, quien vestía como de costumbre el pulcro uniforme a colores verdes con el logo de la BSAA bordado sobre sus hombros, aunado a el olor especialmente fuerte que desprendía su colonia, se notaba acaba de tomar una ducha.
—¿Por qué has tardado tanto?, esto va a enfriarse—Dijo Chris en cuanto la puerta se abrió, interrumpió no esperando un segundo para adentrarse de una vez por todas al departamento, ante la clara mueca interrogante de su hermana le mostro el par de bolsas a papel marrón con el logo de algún un restaurante. —Traje algo para el desayuno, hace tiempo que no te veo; acéptalo como una disculpa por la llamada del otro día. — Ante la evidente falta de palabra muy poco usuales el mayor de los hermanos esta vez con un tono mucho menos alegre, y más preocupado interrogo notando el semblate pálido con el que su hermana le recibía, no parecía haber dormido y si lo había hecho seguramente había sido por muy poco tiempo.
—Claire ¿está todo en orden? —
Saliendo del ensimismamiento, volviendo al, ante la imagen de su hermano con el entrecejo fruncido que mantenía su mirada en ella en espera de una respuesta, la joven Redfield respondió con una sonrisa cálida, antes de cerrar tras si la puerta del apartamento.
—Si, solo he tenido una mala noche, es todo…—
Chris asintió con una leve sonrisa, por segundo había imaginado de vuelta a aquella pequeña niña tan solo un par de años llamaba a la puerta de su habitación por las noches después de alguna pesadilla le asechase y al igual que aquellos días, depositando un fugaz beso sobre la frente de la menor respondió. —Todo está bien, solo ha sido un mal sueño… — la hubiese estrechado en brazos de no haber tenido las manos ocupadas.
En respuesta con la mejillas recuperando su tono rosado y de un mejor humor, por supuesto con una tenue sonrisa de lado, la activista contenta sintió un latir en su pecho inundada por la ternura en el comportamiento de su hermano, que sin duda en ocasiones lograba sorprenderla, parecía que el convertirse en padre a próximas fechas comenzaba en ablandarle el carácter, con incluso un menor ceño fruncido, queriendo dejar su preocupaciones en cama, más tranquila dejando por olvidado el mal trago con el que había despertado, tomo entre sus manos una de las bolsas que cargaban los fornidos brazos de su hermano, dando media vuelta se encamino rumbo a la barra de la cocina, seguida por el morocho, quien al notar el sonido que las plantas de sus pies descalzos hacían contra las baldosas reprendió notando la vestimenta poco abrigadora.
—¿Sabes que no deberías estar descalza? y tampoco vestida así, podrías resfriarte y con el clima tan fresco seguro lo harás.
—Está bien Chris— le restó importancia mientras hurgaba entre el contenido de las bolsas cual niña, buscando el origen del delicioso aroma que despertaba su apetito —…ni siquiera esta tan fresco, así es el clima en Nueva York, es perfecto…por dios, todo esto huele delicioso ¿Qué tanto has traído? — intento cambiar el tema.
—Como digas…— el capitán soltó por lo bajo negando ante el descuido de su hermana, antes continuar con la charla y dar por terminada con la discusión —Traje un café, donas y un par de esos sándwiches calientes de la 47st, del restaurante italiano, comentó mientras tomaba asiento en uno de los bancos de frente, observado a la chica sacar el contenido de las bolsas.
—Vaya que te has lucido, supongo que puedo aceptarlo como una disculpa.
—Sabes de sobra que tengo motivos porque hacerlo, pero reconozco, no era contigo con quien debí descargar mi furia esa noche, mucho menos después de lo que seguro pasaste por ello.
—Chris…— pronuncio su nombre en advertencia.
—No hablemos del idiota de Kennedy, ¿está bien? — el morocho respondió sin mucho ánimo, mientras tomaba una dona glaseada de entre la caja.
—¿Acaso has discutido con él, por aquello de nuevo? — interrogo curiosa por saber cuál era la historia tras aquel despectivo comentario, que por su tono de voz suponía se tenía que ver con lo sucedido después de la llamada fúrica en plena madrugada y ella estaba interesada en saber los detalles del regreso de la espía.
—No. — esta vez fue el quien corto tajante la conversación.
—Vamos Chris también sé que cuando estas ocúltame cosas, tu iniciaste esta conversación ahora dime ¿qué sucedió?
Un suspiro casino abandono los labios del capitán, resignado a responder la inevitable pregunta de una vez por todas, conocía a su hermana y no pararía de indagar hasta que lo hiciese, tomando uno de los vasos de café expreso aun humante sobre la barra, después de tomar un sorbo, continuo.
—Después de que te llame, salí camino a las oficinas de la DSO, para exigir algunas respuestas a Leon, resulto que la agencia tenía conocimiento, ellos pidieron perdón presidencial para Wong, al igual que el derecho de integrarla a testigos protegidos, a cabio ella entrego la información sobre el paradero de muchos de los ex empleados de Umbrella y Tricell, también algunos miembros de la familia de Simons que lograron ocultar su rastro de las agencias, resultaron en un buen golpe hubo arrestos importantes y que desmantelasen varios laboratorios secretos, pero como es costumbre con aquella mujer nada es tan simple, Wong desapareció meses después, de una de las casas de seguridad y ya te sabes lo que sigue, es un maldito cuento sin fin.
Claire al escuchar atenta el relato de su hermano sintió un pinchazo sobre su pecho, como un balde de agua fría cayese sobre ella, todos estos años había tenido la curiosidad incesante de saber que había sido de entre ellos después de aquella noche, donde le otorgo su libertad, muchas más noches en vela se preguntó si ambos habían seguido frecuentándose, si habían mantenido alguna relación o si él dormía solo por la noches, sin embargo, nunca había tenido el valor para indagar en ello y ahora lo sabía, el en verdad había estado dispuesto a dejarlo todo por aquella mujer, dispuesto a acompañarle a cualquier lugar lejano del mapa y por cuenta nueva ella solo le había abandonado, era ahora aunado con el deceso de Helena y su unidad, que comenzada a entender el tamaño del peso de culpas que cargaba sobre sus hombros y lo que el ocultaba tras las botellas de Dannel's .
—Claire…— llamo el pelinegro al notar el ensombrecido sobre el gesto que había opacado la dulce sonrisa en el rostro de su acompañante hacía unos segundos.
—N-no lo sabía— dijo intentando restar importancia, mientras bebía un corto sorbo de la caliente bebida—…entonces supongo que la BSAA de nuevo levantara órdenes de captura internacional, debes de tener mucho trabajo con ello.
—Es un hecho, todas las agencias lo han declarado, pero aun así la prioridad no es encontrarle necesitamos dar por terminada la cuarentena en la cuidad y seguir el rastro antes de que se enfrié sobre de los compradores de Arias. — Chris era consciente del peso que sus palabras significaban para ella, prácticamente le había confirmado que el hombre en quien confiaba había mantenido una relación con la espía, en algún punto después de que ellos terminasen lo suyo.
— Y ahora que, si ya he saciado tu curiosidad, podríamos tan solo charlar de cualquier otra cosa. — pidió condescendiente el mayor de los Redfield.
La pelirroja asintió y tomando entre sus manos uno de los emparedados de la charola con su nombre mal escrito en plumón indeleble, cambio de tema a uno mucho más ameno, no deseando iniciar una discusión con el mayor y arruinar por completo el buen detalle que había iniciado, entre burlas y risas intentaron ponerse al día sobre lo que había sucedido en su días, sin tocar el trabajo de nuevo, hablando sobre lo bien que la remodelación había hecho al departamento, el cómo la Valentine le mantenía despierto por las noches de insomnio, llamándole constante solo para quejarse acerca de cuan inquieto era él bebé que comenzaba a patear dentro del vientre, solo la cotidianidad en su vidas.
—Barry dijo que sales con el CEO de Terrasave — menciono mientras limpiaba la comisura de sus labios con una servilleta, ocultando su pequeña sonrisa ladina.
—¡Que! — tocio un poco en respuesta atragantándose con un trozo de papa frita — No, yo no estoy saliendo con nadie, digo no es algo formal ¿Es que acaso has venido a eso capitán, en una misión de investigación? — replico la activista fingiendo indignación.
— Negativo, he tratado con él últimamente, lo conozco y solo quería decir que me agrada que estés rehaciendo tu vida.
La chica simplemente denegó, divertida sería inútil contradecir lo que las suposiciones del viejo Barry, seguramente influenciadas por Moira y ahora su hermano daban por seguro. Ante la situación, en ambiente ameno divertido con la reacción de su hermana, el capitán hablo después de echar una mirada rápida al reloj sobre su muñeca
—Comienza a hacerse tarde ¿Te llevo? —
Fue ante el cometario del morocho que recordó ambos debían volver al trabajo y era ella la que aún permanecía vestida con aquel holgado suéter con el que apenas cubría sus muslos, levantándose de manera presurosa, dando un último sorbo al restante liquido dentro su vaso, respondió.
—Espera, tomare una ducha rápida y nos iremos, puedes mirar televisión en tanto — ofreció gritando del otro lado del departamento adentrándose al cuarto de baño presurosamente.
Hotel Four season, Nueva York 11:30 AM
Con sus labios entre abiertos en un suspiro apenas audible, apoyado con ambas manos sobre los fríos azulejos, con la cabeza gacha, bajó la lluvia constante de la regadera de canceles de cristal y baldosas aperladas había permanecido estático durante lo parecían horas, dejando de las gotas recorrieran su espalda cansada, proporcionándole un alivio fugaz. Entre la caliente temperatura y el sonido monótono del agua, sus pensamientos se deslizaban hacia los recuerdos de anoche.
Su mente divagaba de nueva cuenta en los hechos de esta mañana cuando despertó buscándole, pronunciando su nombre en la soledad de su oficina, al darse cuenta del vacío algo retumbo dentro su pecho misma sensación que hasta ahora se negaba a abandonarle, le abrumaba, incluso que había pensado desilusionado en que los últimos hechos se trataban no más que de otro de esos sueños tan lucidos, que últimamente le embargaban aunque esta vez su subconsciente había sido condescendiente para reconfortarle, sentado sobre aquel sofá donde había caído rendido ante las atenciones, confortantes caricias y palabras condescendientes, intentado buscarla, miro sin rastro alguno, de no ser por las compresas aun pegadas sobre su frente y pecho no lo hubiese creído, sin embargo el entorno lucia pulcro comparado como lo que recordaba, aquello logro plantar tranquilidad que necesitaba, ella se había encardado no solo de él, sino también del lugar, la nota que encontró después sobre su escritorio se lo había confirmado, esa era Claire Redfield la mujer que arreglaba los desastres por gusto propio y ahora eso lo incluía a él.
Sabía anoche ambos se habían aventurado a pasar de aquella puerta abierta, en aquel casual encuentro, ambos se habían sincerado y de alguna manera de nuevo aquella relación tan complicada, había encontrado equilibrio, un nuevo punto de partida, del cual no estaba seguro como continuar, fue entonces cuando aquella sensación, esa que estaba molestándolo se había plantado de forma creciente como una necesidad, la misma que había tenido cuando escucho de ella en el helicóptero hacía unos meses, verle de nuevo, como ese algo que se es prohibido y se anhela aún más por ello.
Ahora, ahí estaba de vuelta en la habitación donde se hospedaba, bajo aquella ducha lavando el olor a licor sobre si, debatiéndose lo que sería apropiado o no, si era el momento indicado para llamarle, empezando por la petición sutil de la licorera pensando en complacer a la pellirroja en aquella petición después de todo no había sido la única en pedírselo, suponía que el dejar el whiskey era un buen paso para avanzar algún lado. Rendido ante la maraña de pensamientos, aun apoyado con ambas manos en la fría pared de azulejos dejo escapar de nueva cuenta su nombre.
—Claire…
como si con hacerlo la sensación latente en su pecho disminuyera sin embargo esta parecía negarse a abandonarlo, dando por concluida la ducha y suficiente el desvariar de sus pensamientos, termino por cerrar el grifo de la regadera seguido de envolver una de las blancas toallas sobre su cintura, dejando al descubierto su torso, con los pies descalzos sobre los azulejos salió topando de frente a su reflejo en el gran espejo sobre el lavamanos, donde aquella cicatriz a un costado de su abdomen atrajo su vista, sobresalía aun en tonos rosados indicando su no muy lejana adquisición, más que acostumbrado a ella como una de tantas heridas de guerra, salió del cuarto liberando con ello el vapor que se había acumulado, sobre el frio mármol, emprendió camino a la recamara, no sin antes posar su vista de camino en una de las botella de Dannel's, medio vacía sobre la barra de la que por supuesto pensó en tomar un trago de aquel whiskey, quizá un poco de valor liquido era lo que necesitaba para aclarar sus ideas, más descarto negando para sí mismo, como indeseable, recordando la nota que había encontrado esta mañana, cuando se encontró buscando su licorera, por el contrario desecho en el sesto de basura la botella, una vez dentro de la habitación rebuscando entre la ropa de su maleta se vio interrumpido por el PDA que vibraba con insistencia sobre la mesa de noche, el agente verifico esperanzado un nombre sobre la pantalla antes de responder.
Barry Burton.
Tan pronto llevo el aparato sobre su oreja no se hizo esperar la voz al otro lado de línea.
— Leon, pensé que te encontraría en la oficina de nuevo, ya es algo tarde ¿acaso te ha corrido la limpieza nocturna? — hablo la voz del agente de la BSAA con un vivaracho estado de ánimo.
—no, yo…— aclaró la garganta un tanto antes de responder, esperando con ello esconder su decepción —… decidí regresar por una ducha y algo decente para el desayuno, supongo no estabas tan mal con ello, pero dudo que solo hayas llamado para revisar mi asistencia cuando usualmente eres tú el que llega tarde, no te preocupa releer los mismos papeles de siempre, así que dime ¿Sucedió algo? — termino, un tanto más animado.
—Creo que finalmente tenemos algo, Chris acaba de entregarme un par de archivos nuevos que me gustaría revisar contigo antes de salir a campo.
Tan pronto aquellas palabras cruzaron el comunicador, el agente recordó de manera inmediata la pequeña nota sobre su escritorio y los extraños números en ella... — Salgo para haya, también tengo algo. — menciono en un tono mucho más serio del que quiso y sin dar más detalles u tiempo a una respuesta colgó de inmediato. Presuroso por su salida, sin querer retrasarse más tras echar una inspección de sus pertenencias aun adentro de la maleta de viaje, opto por vestirse rápidamente con una simple camiseta a tonos azules de la que solo abrocho un par de botones dejado suelto aquellos restantes sobre su cuello, un par de jeans a color oscuro y la cazadora del mismo tono, los considero suficientes para el fresco día que pintaba fueras, tan pronto acomodo su arma dentro de la pistolera, tomando las llaves de auto sobre la barra del comedor salió presuroso de nuevo rumbo a la oficina.
Oficinas de la DSO, Sala de juntas. 1:30 PM
El sonido de los finos dedos que tocaban sobre la mesa, a un compás impaciente delataban su incomodidad, de saber que tendría que visitar la DSO hubiese pensando mejor su atuendo esta mañana, se sentía observada por las docenas de agentes que mientras trabajaban, sobre sus cubículos los miraban curiosos, como los extraños tras los grandes ventanales de la oficina, que parecían dar cero privacidades. Simplemente no entendía como siendo una agencia de "seguridad", todo aquello parecía lo contrario, con su mirada inquieta no puedo evitar pensar en a cierta oficina y el sí con quien había estado anoche se encontraba ahí, a tan solo un par de cubículos más adelante.
—Vas a hacer un surco sobre el mueble Claire, te conocía impacienté, pero me pareces más inquieta, ¿todo está en orden? — hablo el hombre a un lado suyo, mientras tomaba de manera gentil su mano.
—Todo en orden, — afirmo con una pequeña sonrisa— solo que tuve una larga noche…
—Espero que no tan larga…—jugueteo antes de colocar un suave beso sobre el dorso de la mano de la pelirroja, quien sorprendida por la osadía intento responder viéndose interrumpida en el proceso por la morocha que entraba presurosa, haciendo eco con el sonido de sus altos tacones sobre el suelo de madera en la habitación.
—Buen día, me disculpo por la tardanza, tuve que atender de primera mano algunos asuntos de coordinación con la BSAA.
—Por supuesto directora, aunque no lo parezca nosotros también estamos ocupados, entre las labores para restablecer la ciudad y la vigilancia en aplicación de vacunas, la ayuda en los hospitales, por ello no entendemos, la urgencia del porque la DSO nos ha llamado a esta junta, los reportes han sido entregados y las dudas ante cualquier inconveniente han sido atendidas por mi personal de confianza. — Explicaba seriamente el hombre de cabellos azabaches, mientras tomaba el par de nuevos archivos que la directora entregaba con premura, sobre la mesa en la sala.
—Lamentamos las molestias que todo esto puede ocasionarles, director Hotchner al igual que para la directora Redfield, tratare de ser breve y no quitarles mucho mas de su tiempo, lo necesitaran, como podrán encontrarlo dentro los archivos — menciono tomando asiento a la cabeza de la mesa — después de la llamada que he tenido con el presidente de los Estados Unidos, me ha pido contactarles, pues han recibido invitaciones para ser sus asesores y conferencistas, en cumbre e informe de armas biológicas para la OMS que se dará el día de mañana en Washington.
—¿El Presidente está pidiendo nuestra ayuda? — susurro asombrada la joven Redfield mientras examinaba, el montón de archivos que le habían asignado.
—El país se ha visto obligado presentar datos sobre lo que ha ocurrido tras el ataque a la ciudad y cree que el CEO de Terra Save al igual que la directora de sede donde se ha situado el atentado son las personas correctas para hablar sobre los estragos que ha dejado en la población y el restablecimiento exitoso de esta, en conjunto con la doctora Chambers, por supuesto, dentro de los archivos encontraran el número de reservación del hotel de hospedaje, así como el pase a la conferencia.
Todo aquel bombardeo información les había dejado fríos, era sin duda una gran oportunidad, aquello que se les estaba ofreciendo pues posicionaría a TerraSave como una organización de alto prestigio y confianza internacional, que afectaría en buena medida sus actividades, pues de hacerlo lograrían que se le recibiese con aun más seguridad en los países necesitados y seguramente encontrarían a mayores inversionistas interesados en ayudar con la causa, una oportunidad como aquella no podía simplemente negarse.
Al otro del pasillo, justo al final del corredor un par de cubículos más más adelante dentro una gran oficina, dos agentes charlaban calurosamente, mientras revisaban los archivos tras el monitor en el escritorio del rubio.
— Estos son los archivos que se encontraron en el dispositivo encriptado de Patricio, no soy ingeniero u arquitecto, pero sin duda Chris y yo creemos que son planos y apostaría que son de una instalación secreta de los iluminados, por las especificaciones entre puertas, esos números que hablan sobre de presión, el tipo materiales de construcción involucrados…— el viejo Burton se vio interrumpido por el agente a su lado quien examinaba con cautela los planos.
—No es algo terrestre, es una base submarina, eso explicaría porque no tenemos rastro de ellos por ningún lugar. — completo Leon, sorprendido de lo que sus ojos veían, de ninguna manera se había topado con alguna instalación así, la última vez que tuvo contacto con los iluminados, no eran más que un conjunto de viejos pueblos repletos de ganados infectados, con escaso armamento y organización militar, esto lucia diferente, mucho más avanzado, preparado y eso tenía sentido si ahora contaban con capital para pagar por armamento biológico a alguien como Gleen Arias.
—Exacto, esos bastardos han estado ocupados, el lugar es gigantesco, con varias millas de profundidad, lo que para nuestra desgracia no hay especificación sobre el lugar, coordenadas, nada, no tenemos manera de saber su ubicación.
Fue entonces que dentro de aquellas palabras la razón entro a Leon, quien finalmente encontraba claridad dentro del significado a la nota que había recibido anoche, presuroso de entre la pila de archivos recién acomodados cortesía de Claire, bajo la mirada expectante de su compañero, saco de nuevo aquel pequeño trozo de papel.
—Anoche hable con Ada…— soltó en respuesta a las incógnitas que se dibujan en un gesto de confusión sobre el viejo Burton.
—¿C-cómo?¡¿Cuándo sucedió esto?! — sorprendido ante tales declaraciones, respondió con urgencia.
—Anoche, cuando llegue al departamento note que alguien había estado ahí y encontré la nota sobre la barra. — Entrego la nota en manos de su compañero, quien de inmediato tomo silencio esperando el desenlace de aquel relato. — supongo que ella debió encontrarse lo suficientemente cerca, como para saber que había encontrado nota, llamo a mi teléfono, no dio explicaciones sin más.
—Pero debió decir algo…— susurro el hombre mientras observaba la marca rojiza del labial sellado sobre el papel.
Tras un momento de silencio, sabiendo lo que implicaba aquella respuesta hablo.
—Dijo somo los planetas, atraídos por la fatalidad… después de eso colgó, salí en su búsqueda, pero el hotel está rodeado de tres edificios de al menos trescientos ventanales con vista a mi habitación, era imposible rastrearle, después eso regresé a la oficina…— hizo una pausa omitiendo por razones obvias la visita de la pelirroja, antes de volver su atención sobre el papel que el viejo Barry sostenía. —…intente buscarle algún significado de entre los archivos, pero no tengo nada, pero creo que pueden ser coordenadas, o un fragmento de algunas.
Convencido por la sincera respuesta de su compañero el Burton hablo de nuevo —La frase que lleva escrita tu nota de amor es de Julio Verne, veinte mil leguas de viaje submarino, después de estos planos no creo que sea casualidad, no viniendo de esa mujer. — Explico burlonamente Barry — pero los números de atrás no son coordenadas, aunque sin duda lo parecen, pero… te importa— se detuvo mientras tomaba un marcador, dio una pequeña mirada en búsqueda de queja ante su intención de rayar la nota, al notar el asentimiento continuo. —…si los dividimos en grupos. "32Lk-495665-NVO4-3" me parece familiar, es el número de registro de un bote, cuando anclas un bote al puerto debes llenar un registro, con la matricula del barco, el número de muelle y esto es idéntico.
—Entonces que esperamos, ¡vayamos!, Nueva York solo tiene dos puertos pediremos lo registros y con suerte encontraremos el correcto. —Hablo el rubio sin poder evitar sonar entusiasmado, al ver finalmente avances en al caso que comenzaba parecerle extenuante.
—Hoy estas animado ¡eh!, esa siesta te ha sentado bien muchacho— insinuó divertido el viejo Barry.
—Mas que una siesta…— susurro por último el agente más para sí mismo, que como respuesta para su compañero.
Tomando rápidamente la chaqueta de detrás del respaldo y asegurarse de llevar consigo lo necesario, Leon la vistió presuroso antes de salir por la puerta, dejando de tras unos segundos al pelirrojo quien se había distraído en desechar con pesar sobre el cesto de basura, los restos de su ahora frio café del que había estado disfrutando con anterioridad, listo para emprender marcha aprisa tras su exaltado compañero, sin embargo fue al salir que de la oficina caminando por el corredor que Leon detuvo en seco y sin previo aviso sus pasos al notar a los invitados que salían de la sala de conferencias acompañados de Hunnigan, se trataba de nada ni nada menos que de Claire quien estrechaba la mano de la morocha en una cordial despedida, con una sonrisa gentil en el rostro, haciendo que los coloretes sobre sus mejillas resaltaran en un rosa providente.
Fue entonces que sintió de nueva cuenta un latido punzante sobre la opresión de su pecho, concentrado en los actos de la activista, gruño en cuanto noto al hombre de cabellos azabaches obstruyendo su vista, le reconoció de inmediato, como el mismo hombre con el que la había visto anteriormente en aquel puente de Central Park, en respuesta su mandíbula se tensó y su ceño se frunció aún más, llevándose consigo todo el buen humor que tenía. había tratado de ignóralo, de no poner un nombre especifico aquello que sentía, intentando pasarlo por desapercibido, pero la molestia que le ocasionaba aquello, no podía tener otro nombre, fue la forma en que noto la mano del hombre se envolvía dominante detrás de la cintura de la activista atrayéndola celosamente hacia su regazo lo que termino con lo último de su autocontrol, las palabras de Barry resonaban de nuevo en su cabeza "sale con alguien". la sensación saltando en su pecho terminó por hacerle soltar un ronco gruñido de disgusto al exhalar, un sonido que estaba seguro media DSO a su alrededor había podio escuchar.
— Oh, qué sorpresa, Claire está aquí … — escucho detrás suyo al sorprendido Burton quien hablo tras notar la razón del repentino cambio de humor de su compañero —¿Por qué no vas a reportar nuestra salida con la directora? necesito recoger mi placa y unas cosas que olvide en mi cubículo, te veré en el estacionamiento.
Barry se excusó observando la esta vez la más evidente molestia que provocaba en su compañero ver Claire junto otro hombre, nunca había sido cupido de nadie y tampoco le había interesado meterse en las relaciones amorosas de los demás, ni siquiera entre sus más allegados compañeros como Chris y Jill, incluso cuando esos dos había tenido muchos problemas para expresar lo que sentían, pero esta vez era distinto había visto lo que existía entre esos dos, aquella noche de cena en casa Chris, hasta el más ciego lo hubiese notado, demás Leon no lo había mencionado nada esta mañana y él tampoco había querido preguntar por ello, sin embargo cuando había llegado a la oficina esta mañana, se había encontrado una nota escrita sin duda por la caligrafía de pelirroja y sospechaba ella era la razón de peso que finalmente había convencido a su terco compañero de ir a tener una noche de descanso decente fuera de la oficina, quizá solo quizá si empujaba un poco más, algo más de ese bien sucedería.
Leon asintió rápidamente apenas prestando atención a las instrucciones de Barry encaminado su paso rumbo al encuentro, a medida que se acercaba la mirada de la peliroja se posó sobre el con sorpresa, como si quisiera preguntar algo, si es que todo permanecía en orden.
— Buen día…— saludo cortésmente dedicando una mirada a la pelirroja en asentimiento, que no pasó desapercibida por el hombre quien termino el agarre sobre la cintura de la activista, antes de responder cortes ofreciendo su mano libre.
—Hotchner, CEO de Terra Save, tú debes ser el agente qué va a escoltarnos— saludo mientras le observada con detenimiento.
—Leon Kennedy — ambos estrecharon sus manos. — aunque lo lamento, pero creo que debe haber una equivocación.
—Efectivamente, es una confusión el agente Dawson será su escolta mañana por la mañana en el aeropuerto en Washington— corrigió la morocha quien miraba confundida la repentina irrupción de su agente. —En cuanto al agente Kennedy, la razón de su presencia es...
— Nada, estaba por partir junto a mi asesor, encontramos algo y quería…notificártelo — se excusó, apenas encontrándose con aquel gesto de la morocha que casi pudo leer como un ¿desde cuándo Leon S Kenney pedía permisos?, sin embargo había sido en lo único que por fortuna, podía encubrir su impulsivo acto, ni siquiera había pensado en ello, habían sido solo sus pasos y el nudo en su pecho, quienes le habían traído presuroso por un encuentro con la activista quien también le miraba divertida, tampoco sin creer mucho en sus palabras, ellas le conocían bien —…pero parece que interrumpí en un mal momento, así que me retiro — Se disculpo sin poder ocultar gustoso la una tenue sonrisa que surcaba la comisura de sus labios al notar la ahora considerable distancia con la que Claire se preocupaba por mantener entre las manos del morocho y su cintura, antes de continuar su presuroso paso, no pudo evitar dirigirse una última vez a la pellirroja en despedida.
—Me dio gusto verte por aquí Claire.
La activista, apenada sintiendo el calor por sus mejillas correr y el rubor adornar su rostro, no supo, ni pudo responder a tiempo, salvo una genuina sonrisa que escapo de entre sus labios ante tan inesperadas palabras, con aquellos jades fijos tras la espalda del agente, Claire le siguió distraída hasta donde su vista le permitió verle desaparecer tras el final de pasillo, le suponía camino al estacionamiento. de vuelta a la conversación por la voz del hombre quien aseguraba los últimos detalles entre despedidas formales se enfocó sobre la morocha quien le ofrecía en una mirada cómplice y un par de folders con más archivos que probablemente necesitaría para elaborar su informe.
—Esperemos que este sea uno más de tantos tratos, en los que podamos contar con su colaboración, les deseo un agradable viaje a ambos. — Ofreció Ingrid Hunnigan.
—Por supuesto, siempre y cuando los intereses y valores sean en semejanza, el país y el presidente Truman puede contar con TerraSave. — Respondió Hotch, mostrando su notable desconfianza ante las organizaciones gubernamentales.
—Me gustaría acompañarlos a la salida, pero tengo asuntos que no pueden postergar más mi atención. — se disculpó la morena antes de atender de nuevo atender el insistente vibrar de su PDA.
La reunión había sido corta y no había mucho que arreglar u hacer en contrapropuestas, el presidente Truman lo había pensado bien, era un hombre listo que sabía hacer negocios, el trato ofrecido era una excelente propuesta, en un principio Hotch no había tomado bien que se necesitasen más poco más de siete días para la cumbre pero ello no era un tema sujeto a cambio, estaba predispuesto por la OMS como una norma y se debía acatar el comunicado, por demás , costos de viáticos estaba completamente cubiertos y se daría un incentivo a TerraSave, por su participación, dinero que sería bien recibido para la inversión en nuevos centro de atención sobre las zonas de atención y conflicto en África e India, el trato estaba cerrado.
El sonido de la campanilla del elevador anuncio su llegada, sacando a Claire de su ensimismamiento; desde la aparición repentina de Leon, había perdido la concentración, realizando sus acciones automáticamente. Entro acompañada por el pelinegro, quién tan pronto las puertas del elevador se cerraron, no dudo en abordar el tema que lo incomodaba.
—Fue Kennedy... — susurro derrotado, lo suficientemente alto para que llegase a los oídos de la activista. —…él es quien te ha lastimado, ¿verdad? por quien te niegas a darme una oportunidad ¿o es acaso que me equivoco? — reclamo el Hotch, receloso por la forma en que tan pronto el agente había hecho su aparición, ella había evitado el contacto.
Claire trago en seco, desviando la mirada, hacia el tablero del asesor, sin poder esconder lo evidente.
—Es verdad, Leon y yo tuvimos un pasado, pero eso no tiene nada que ver con lo que sucede entre nosotros, tu eres mi jefe y eso ya complica las cosas demasiado Hotch, ya pasé por eso una vez…— dudo calculando el peso sus siguientes palabras, no tenia intensión de iniciar una discusión, no cunado iban a pasar las próximas semanas trabajando juntos. — …Iré por un café y revisare los documentos, para preparar mi parte del informe, nos vemos mañana en el aeropuerto.
—Espera Claire, no tenía intención de sonar posesivo o ser el tipo celoso, déjame acompañarte…— Intento decir Hotch, pero fue interrumpido por las firmes palabras de Claire, quien abandonaba el elevador apresuradamente
— No creo que sea buena idea, Que descanses Hotch.
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Puerto de la Bahía Upper,NY. 4:30 PM.
Mareado producto de constante y suave vaivén, derivado a la alta marea, dentro de aquel camarote, en un pequeño y no muy ostentoso velero, un bufido cansino salió de los labios de mayor de los agentes presentes, mientras revisaba el último de los cajones de los archiveros.
—Argh, odio los botes, olvídalo Leon, aquí no hay nada más que nos sea de utilidad, dudo que podamos encontrar algo, llevamos horas revistando las baratijas dentro de estos cajones, no hay nada que contenga información que no sepamos ya, sin duda es el lugar correcto. — se detuvo señalando, el pequeño porta retrato, tendido sobre el pequeño catre, una adorable fotografía, una mujer y una niña de cabellos azabaches sonreían, mientras sostenían una pequeña liebre blanca en lo que parecía ser una hermosa paradera. — Esas dos de acuerdo a los archivos son la difunta familia de Patricio, esto sin duda le pertenecía, pero dudo que encontremos algo más de estos archivos, son obsoletos, una copia de lo obtenido de la memoria del teléfono que te entrego.
—Barry, tiene que haber algo más, lo sé, Ada no se hubiese esforzado en traernos hasta aquí para, encontrar nada, solo debemos buscar tiene que haber algo más. — aseguro Leon mientras, inspeccionaba uno a uno las los archivos y mails dentro del ordenador portátil.
—¿De verdad confías en ella? — Soltó un tanto escéptico, el viejo pelirrojo, asombrado por sobre la manera en que su compañero parecía creer ciegamente sobre las dudosas y confusas palabras de la espía, no estaba de acuerdo con Chris, pero sin duda, tampoco podría apostar por confiar en las palabras de la morocha.
—No precisamente, llevó años, siguiendo este juego, nunca es directa pero la mayoría de las veces me han conducido a caminos que usualmente son los correctos, ella siempre está un paso adelante, pero le gusta dejarme migajas…— se vi interrumpido pues, la respuesta a uno de los e-mails que revisaba llamo su atención, no contenía remitente, pero el mensaje era revelador.
[Mensaje]
La BSAA ha intervenido antes de lo planeado, Arias no ha sido cauteloso con el manejo de los recursos que le proporcionamos, necesitamos garantizar la detonación del NEST 04, cuando el corazón de la nación arda, comenzara, las nuevas instalaciones están listas para recibir el producto. El equipo Delta, abordara la nave, tan pronto la señal sea enviada y el producto recuperado.
—El corazón de la nación, ¿habla del ataque a Nueva York? — interrogo Barry, en un comentario, más para sí mismo que para su compañero, sin embargo, este pronto le corrigió en un signo de negación.
Leon, sintiendo el aire abandonar sus pulmones y por un segundo su costado arder como aquella noche, lo entendió, intentando controlar el temblor que su cuerpo en reacción presentaba, ignorando la creciente presión sobre su pecho expreso.
—…No, Nueva York, el laboratorio, la bomba que detono en DC era un laboratorio subterráneo, la mayoría de la evidencia se perdió con la detonación, pero…estoy seguro que dentro vi escrito la palabra NEST y las numeraciones TL-04.
Evitando pensar más en aquello, levantando la vista, lejos de la brillante pantalla del computador, los azulados orbes del agente se posaron sobre el aquel extraño cuadro, frente a él, la pintura de dos planetas que colisionaban dejando una bríllate aura de estrellas por las cuales dos pequeños botes navegaban llamo su atención, no podía ser coincidencia.
Barry sin notar la conmoción en la mirada del agente a su lado, concluyo deseoso por abandonar la embarcación lo más pronto posible —Bueno, esto confirma entonces que la bomba también formaba parte de la operación Krauser y Arias, pero…no veo como nos ayuda a avanzar en la investigación y el cómo encontrarlos.
Antes de poder continuar u decir algún comentario al respecto, impresionado vio al agente con ayuda de la navaja en mano intentar arrancar el muy sospechosamente bien e inamovible el cuadro de planetas.
—Somos los planetas. — susurro Leon.
—¿Que? — pregunto, el Burton esta vez mas confundido sobre los balbuceos e intenciones de su compañero.
—La nota, decía "lanza dos planetas al espacio y se caerán uno sobre otro…creí que se trataba de algo personal, pero, quizá se trata del cuadro, lo que buscamos está detrás de este cuadro.
Tras forcejear sobre las esquinas de aquel marco, el sonido hueco de la madera desprendiéndose finalmente los descubrió, se trataba de un pequeño compartimiento, no mayor a las ocho pulgas de ancho, dentro, un par rollos y carpetas, esperaba ocultas.
—Mierda — Expresó con asombro, mientras examinaba el interior del compartimiento. — De verdad había algo detrás de esto, toma todo y salgamos de aquí, lo revisaremos en la oficina más tarde, si paso un minuto más dentro de esta balsa, devolveré mi desayuno antes de lo esperado, llamemos al equipo pericial y mandemos a desarmar el barco, quizá tenga muchas más sorpresas para nosotros.
—Estoy de acuerdo — asintió, viendo al mayor abandonar la embarcación a toda prisa, llevaban cerca de una hora y media buscando dentro, sin pista alguna, conocía al viejo Barry, sabia el odiaba navegar y el pálido color sobre su rostro le delataba cuan ansioso se encontraba por abandonar aquello. Asegurándose de no olvidar nada dentro, el rubio tomo cada uno los expedientes y siguió el paso de su compañero, quien recorría a paso presuroso el muelle mientras, atendía al teléfono.
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Starbucks, Quinta Avenida, Nueva York, 6:20 PM.
Inmersa en el tan común pasar de la gente, al cruce las concurridas calles, la activista de TerraSave, sentada en una pequeña mesa al rincón de establecimiento, observaba frente al gran ventanal, apenas podía creer que hacía poco de unos meses la cuidad había pasado por una catástrofe de nivel biológico, una sonrisa esperanzadora surcaba sus mejillas ante tal pensamiento, tanto se había avanzado finalmente en la lucha contra esas malditas cosas que era gracias a ese tipo esfuerzos que había comenzado tras la fatídica noche, hacia veinte años, los sacrificios de todos sus conocidos, familia y amigos e incluso ella misma era que cosas como Raccon City o Lanshiang no habían vuelto a repetirse, melancólica recordó el precio que se había tenido que pagar, demasiadas pedidas, héroes, amigos, habían dado su vida a la causa, tan pronto como la sonrisa había vuelto a sus mejillas se desvaneció con un gesto sombrío que ahora acompañaba su rostro, el nombre de aquella castaña de nuevo le entristecía, aun recordaba aquella primera vez que ambas coincidieron, le había conocido en las pista de aterrizaje, la noche después de la contingencia en Lanshiang, cuando preocupada asistió al recibir a Leon, el rostro desencajado con el que parecía mirarla, confusa le habían parecido extraño, con el paso del tiempo cuando esta se volviese compañera de su entonces novio, ambas congeniado bien, teniendo incluso la oportunidad de trabajar juntas un par de veces más, aun después de su ruptura ambas habían mantenido contacto, como aquel día en que le confesaba sus disculpas.
[Flashback]
—No tienes por qué ser condescendiente Helena, enserio, supe que el director mandando a llamar al Agente Kennedy, al "experimentado agente de campo" necesitando que viniese dar capacitación de defensa al campo, es obvio que no acepto, por eso estas tu aquí, ¡está evitándome!, no le culpo de estar en su lugar, solo… — Trato de explicarse, la pelirroja mientras andaban por los pulcros pasillos, de la sede, rumbo al salón de entrenamientos.
— No está evitándote Claire, él solo…no está la sede, el presidente le ha dejado un encargo especial, ahora descansa en una lujosa cabaña, haciendo trabajo de custodio, a las afueras de colorado — la morocha callo por un segundo, antes de lo que pensó seria soltar la lengua de más, prefiriendo cambiar de tema. — Mejor veamos a esos novatos tuyos, Leon no fue el único sobreviviente a un desastre biológico, o es que acaso, me vas a poner a hablar de tu ex todo el día, es decir digo, no creo que sea sano. — reía con ironía la joven castaña.
—¡Claro que no!, solo pregunte ¿por qué no estaba aquí? No que me contases todo sobre él, a decir verdad… hay cosas prefiero no saber. — El rostro sombrío de la joven pelirroja, denotaba su tristeza ante el tema, demasiado reciente para su gusto.
Deteniéndose en seco, sobre el pasillo, con las manos de la castaña sobre el hombro de la pellirroja le detuvo antes de cruzar la gran puerta. Esta vez con mucha más seriedad pronuncio.
—Claire, enserio, yo lo lamento muchísimo, aun sigo pensando que ha sido culpa mía, cuando te vi aquel día en la pista y supe que tenías algo con él, no pude evitar sentirme mal, aun lo hago.
—¿No entiendo? Interrogo confundida, mientras afianzaba con fuerza sobre su regazo, el montón de archivos sobre sus manos.
—Durante toda nuestra ventura en China yo note en él, algo junto a ella, podría jurar que ambos sacaban chispas, en nuestros encuentros con aquella mujer, yo no deje de incitar a Leon a buscarla que se sincerase en cuanto sus sentimientos sobre aquella misteriosa mujer, la forma en que ambos charlaban, la mirada cómplice, la forma que él llamaba por ella, fue conocerte supe de inmediato que había metido la pata.
Atónita ante el relato de la morocha frente a ella con pesadumbre, dejo caer sus hombros, Claire soltó un suspiro cansino y respondió. —No tienes la culpa de nada Helena, esa mujer ha sido por mucho tiempo una sombra de la que Leon no ha tenido interés por dejar atrás, a veces me pregunto que habrá sido lo que ella dijo o hizo aquella noche en Raccon City para retenerle por siempre. Leon decidido aquella noche sobre lo que prefería o que en verdad necesitaba y esa no era yo, insistieses en ello o no, no creo que eso cambiase la forma en esa mujer siempre ha rondado en su cabeza.
Un silencio invadió el espacio entre ellas, mientras la mano de la joven agente se posaba ahora sobre la del activista, busco brindándole consuelo, ante lo que sabía estaba removiendo doloras cicatrices.
— Si soy honesta Helena, yo aun preguntó por él, porqué aun me preocupa, no importa lo que sucedió la historia entre nosotros no desvanecerá, es como parte de mi familia, aun miento a mi hermano a por él y espero que la decisión que Leon ha tomado finalmente le lleve a donde tanto desea, que esa mujer finalmente le ofrezca ese algo que siempre ha buscado.
—Linda, Kennedy fue un idiota al dejarte ir, no te preocupes más por él, prometo que cuidare de él por ti, con lo idiota que es, sé que lo necesitará, seguro ahora podrías darle una oportunidad al guapo de ojos azules, con el que hable esta mañana, Hotchnner, un poco odioso, pero es un buen partido. — Le aseguro con una sonrisa sobre rostro, antes de adentrarse finalmente, al gran salón.
[Fin de Flashback]
Ante el incesante vibrar del teléfono celular, aun lado del portátil terminó por salir de aquella ensoñación, en la que se había encontrado inmersa desde lo que supo reconocer varios minutos, sin tomarse la molestia de mirar el nombre del contacto sobre la pantalla, respondió tajante.
—Redfield…—
—Vaya sí que estas un tanto enfadada, eh, ¿tan mal ha ido la reunión? ¿o es acaso es el jefe quien te sacado de ánimo? — escucho atenta la voz de la femenina, tras el otro lado la linea.
—¡Moira! — respondió con sorpresa, esta vez, ignorando por completo aquel comentario sobre el morocho antes de suavizar su tono y disculparse por tan mal contestar— Perdona, no, yo no estoy enfadada, de hecho, la reunión ha ido espectacular, es solo…no quise sonar grosera, estaba un poco ocupada, debo terminar un informe para la OMS, que debo presentar junto con el director, los próximos días en la casa blanca.
—¿La casa blanca? ¿Irán a la cumbre contra las Bio-Armas? Pensé que solo era para organizaciones gubernamentales. — interrogó curiosa, dejando pasar la falta de respuesta de su compañera.
—Ya no más, digamos que el presidente sabe negociar y nos quiere en su equipo, para nuestro infortunio necesitamos lo que nos ofrece. — respondió mientras hojeaba los informes sobre la mesa.
—Vaya, supongo que tienes entonces mucho por hacer, podría volver a la cede y ayudarte con eso, pero he venido al aeropuerto a recoger a Natalia, ahora que han levantado la cuarentena en la cuidad, papá nos ha invitado a dar una vuelta y a cenar, ella está muy emocionada.
—Está bien, no te preocupes Moira, de cualquier manera, no estoy en la cede, salí a despejar la mente antes del viaje, un par de tasas de café me harán terminar esto pronto, disfruta el tiempo con tu familia, sabemos que últimamente han sido escasos. — Concedió, lo sabía estas últimas semanas habían sido duras, para todos, el poco tiempo y las muchas labores habían dado poca cabida a la familia, de no ser porque trabajaba en la misma ciudad con su hermano y amigos rondando, seguramente hubiesen pasado al menos un par de meses antes de volver a reunirse como aquella noche, a veces tenían que buscar tiempo robado, para dedicar a la familia.
—Está bien, pero sabes cualquier cosa puedes marcarme, ¿verdad? — Finalmente cedió, la morocha no muy complacida.
—Lo sé.
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Oficinas DSO, Estacionamiento 7:00 PM
Con la mirada, fija sobre el parpadeante cursor de texto en el PDA, la mente del más joven de los agentes a bordo del auto, se debatía incesante, inseguro de su proceder, si es que debía seguir al corazón o la razón, era verdad que tan pronto como había amanecido esta mañana, al verse solitario dentro de aquella oficina, se descubrió anhelando su tacto y compañía, llamándole entre sueños, había surgido en su pecho tan fuerte como aquel día la necesidad de verle, de reencontrarse una vez más, de encontrar aquella calma, que solo junto a ella descubrió podía serenar el incendio que estaba consumiéndolo, ardiendo en su pecho todo este tiempo; aquel pequeño encuentro hace unas horas no había hecho más que alimentar a ese sentimiento, como una brasa que aviva una llama ardiente. Había querido llamarle u escribir aquel mensaje, más pensó no sería apropiado, después de todo ¿qué iba a decirle?, tendría que contarle y no estaba seguro si quiera poder pronunciar su nombre frente ella, no sin el nudo que se formaba en su garganta y la forma en que su cuerpo temblaba.
Fue cuando el motor y la radio del auto se detuvieron, Leon tuvo que tomarse un segundo antes de enfocar de nueva cuenta con claridad, ante el cambio iluminación, ya no recorrían más las calles de la concurrida cuidad, se encontraban ahora en el frio y húmedo estacionamiento de las oficinas de trabajo, que estaba escasamente iluminando, su mirada por primera vez en lo que estaba seguro, era bastante tiempo, se enfocó en su compañero quien le llama.
—¿Todo en orden? pareces un tanto preocupado chico— interrogo mientras observaba al rubio, guardar con prisa el aparato que había estado mirando con interés, para enseguida desabrochar el cinturón de seguridad.
—Si— le aseguro el Kennedy antes de abrir la puerta de auto y enfocar su vista en las dos jóvenes chicas de cabellos marrones, quienes esperaba a la entrada de las instalaciones, las conocía.
— Trajiste a la familia. — señalo a su compañero.
El viejo Barry asombrado, al reconocer a las jóvenes que, al notar su presencia, saludaron alegres, esperando se reunirán con ellas, reprendiéndose mentalmente, por casi olvidarlo respondió.
— Mierda, si, lo lamento, ahora que la ciudad oficialmente está dejando el estado de cuarentena, le prometí a Natalia que comeríamos la pizza de la 49st como celebración por su graduación, no pude estar ahí la semana pasada, prometí compensarlo, la llevaría a dar una vuelta por el time square.
Leon lo entendía, no tenía que escusarse, ambos habían estado ensimismados con la investigación, que no había tenido tiempo, ni cabeza para tratar otros asuntos, aun así, la familia era importante, sobre todo para un padre familia devoto como lo era Barry, sin dejarle explicar de más, replico mientras andaban.
—En ese caso, adelante, no te preocupes, ve con tu familia yo revisare los documentos, te pondré al tanto mañana, yo puedo trabajar un rato por su padre; no es así señoritas— hablo esta vez un poco más alegre, para saludar a las jóvenes.
—No me digas que papá ha olvidado de nuevo que vendría Natalia a la cuidad. — replico la mayor de las castañas, mientras correspondía alegre el saludo, del apuesto agente.
—No lo ha olvidado, solo ha estado un poco ocupado. — excuso por su compañero, quien abrazaba efusivamente a la menor de sus hijas.
—Por supuesto que no lo olvidaría, por quien me han tomado. — se defendió el pelirrojo, antes de responder al tan amable ofrecimiento de su compañero. —Por qué no vas a descansar también Leon, comer algo decente o acompaños, a ellas no les molestara ¿Verdad? — Incluyo a las presentes, quienes asintieron, sin dudar — El descansar te ha sentado bien.
—Gracias, pero, no, no podría, ya has planeado algo y no quisiera ser mala compañía. — titubeo por un momento mientras veía a la familia Burton dar media vuelta listos para alejarse por el corredor, antes de siquiera sobre pensarlo, las palabras salieron de su boca — Espera…Moira, perdona, pero, ¿sabes si Claire está ocupada o si cubre algún turno en la sede?
sorprendida ante la pregunta, pero sumamente contenta que fuse el rubio que preguntase por su amiga, tras una sonrisa socarrona Moira respondió.
— Ella no está en la sede, pero puedes encontrarla en una de las cafeterías cercas de la 5ta avenida la reconocerás por lo grandes ventanales le encanta trabajar en ese lugar frente a central park, puedes alcanzarla ahí, seguro le hará bien la compañía.
Esta vez mucho más decidido, Leon asintió en agradecimiento, sin embargo, antes de poder pronunciar algo más, fue interrumpido por Barry quien en un movimiento rápido y sin aviso le había arrojado las llaves del auto, por suerte tenia buenos reflejos.
—Llévate el auto muchacho, nosotros daremos el paseo por el subterráneo— explico el pelirojo con una sonrisa socarrona en su rostro, contento que finalmente su compañero hubiese decidido dar un paso a un nuevo encuentro con la menor de los Redfield, después de todo le había visto intentar llamarla por al menos veinte minutos mientras estaban en el auto de regreso.
Agradecido por el detalle y sin decir una palabra, Leon dio media vuelta y entro de nueva cuenta al auto emprendiendo camino a las ajetreadas calles de la cuidad, conocía el lugar del que habla Moira, había sido en muchas otras ocasiones en las ambos solían ir ahí, tras sus largas caminatas por el parque, ella solía convencerlo de entrar, solo para poder tomar asiento frente aquel ventanal, solía decir que la ventana apuntaba directo al corazón de la ciudad, ambos solían charlar por horas en aquel lugar, se alegraba de saber que Claire aun frecuentaba esos lugares y no los había olvidado como parte de su historia. nervioso aparco el auto al otro lado de la acera, no pudo contener la sonrisa que surco sus labios al vislumbrarla tras el ventanal, ahí estaba ella llevaba puesto un par de gafas y vestía solamente aquella blusa color azul marino, no llevaba puesta la chaqueta roja de esta mañana, trabaja frente al portátil y lucia ese pequeño ceño fruncido, que hacia cuando trataba de concentrarse en algo, le pareció lindo verla así, sin la sonrisa tensa y la mirada preocupante que solía dirigirle últimamente, aunque no era para menos, con todo lo que había sucedido, ella tenía motivos suficientes para ello, palmo sus bolsillos, tras corroborar que no olvidaba nada dentro del auto, cruzo la calle finalmente decidió salir a su encuentro.
Leon empujo la puerta del café, sintiendo una punzada de nostalgia al entrar, esté lugar siempre había sido especial para ellos, el familiar aroma a café inundo sus sentidos tan pronto se encontró dentro, la suave melodía que se filtraba por los altavoces lo trasportaron a tiempos más simples, se sintió aliviado por no tener que lidiar con gran cantidad de personas, la barista le lanzo una sonrisa de reconocimiento mientras tomaba su pedido: un capuchino de vainilla y café del día. tan pronto como su orden fue entregada, tomo un sorbo de su vaso, esperando el calor y el sabor amargo que recorría su garganta terminase con ese nudo de nerviosismo, antes de llamar su atención.
Acercándose a la mesa, colocó el café de Claire frente a ella, Le vio apartar su mirada del portátil, sus ojos brillando con sorpresa para finalmente sus labios se surcasen en una sonrisa tenue, Leon sintió el calor recorrer sus mejillas, con familiaridad entre ellos se deslizo en el asiento frente a ella, sonriendo.
—Espero no interrumpir en algo… — llamo suavemente.
Claire parpadeo sorprendida.
—¡Leon! ¿c-cómo? —
Antes de que pudiera terminar la pregunta, León levanto su café en un gesto de camaradería.
—No pensé que aun frecuentaras este lugar, —comento, dejando que la nostalgia suavizara sus palabras.
se sinceró, no habían hablado más sobre recuerdos de su relación desde aquella noche en el pórtico, sobre todo no cuando le había asegurado maldecía cada día de su relación, simplemente habían decidido ignorarlo como un capítulo más del libro que estaba escrito en sus historia, como si ya no tuviese importancia, sin embargo, después de lo que había visto esta mañana él era egoísta y deseaba hacerle saber que no todo había sido malo y el aun aun recordaba cada memoria junto a ella y este lugar formaba parte de ello.
Claire sonrió, con su mirada volviendo al ventanal por un momento antes de regresar a él.
—Es difícil encontrar vistas como estas en otro lugar, es como una capsula en la que aun en el bullicio de la cuidad aún hay lugares en los que podemos ser solo espectadores de la vida —respondió calmadamente, no había pasado por alto el hecho que el aun recordara este lugar, sin embargo, decidía ignóralo, no necesitaban hablar más de un pasado juntos, si es que intentan reconstruir algo nuevo, si era honesta consigo misma pasaba de tocar esa herida de nuevo, quizá un día podrían hablar de ello, pero no ahora. Bebió un sorbo de su nuevo café. — Además, siempre me ha gustado este café.
Leon asintió, sintiendo una cálida familiaridad envolviéndolos.
—Pensé que un café seria buena excusa para vernos, — dijo tratando de mantener la conversación ligera. —Tal vez el café, no se tan malo para remplazar el whiskey.
Ambos permanecieron en silencio, un momento sin saber exactamente a donde debía seguir la conversación, de pronto aquella bebida caliente entre sus manos, se volvió más interesante de observar para la pelirroja, sin embargo, el Kennedy parecía decidido, el silencio no se sentía como una gran opción tras lo sucedió anoche, el estar aquí y ahora con ella, era todo lo que deseaba, tan pronto como el vacío de su presencia lo había inundado al despertar esta mañana, se encontró anhelado su compañía nuevamente. Lo había pensado toda la mañana, solo con ella era libre, solo cuando se trataba de ellos dos le era más fácil dejar aquella mascara, junto a ella casi sentía que podía ser una mejor versión de si, una mas optimista una a la que el peso de sus responsabilidades y culpas no le devoraban, con ella le era más fácil respirar.
— Claire…sobre lo de anoche, solo quería agradecerte, he repetido tantas veces que no tienes motivos para preocuparte y parece que solo termino dándote más motivos para hacerlo…yo, anoche dije cosas que no fueron muy amables y aun así tu…
Aventurado y necesitado por algo más que solo palabras, deslizo su mano en busca de la de ella sobre la mesa, frotando delicadamente su pulgar sobre el torso de su mano, el tan solo rose de sus pieles, fue suficiente para llamar de nuevo su atención, ella volvió a mirarle manteniendo el contacto con sus hermosos jades orbes.
—no tienes que, de verdad fui honesta contigo anoche, se que haces lo que necesitas y no te juzgo por aquello solo quería recordarte que no estás solo en esto.
Leon asintió poco más que agradecido por las palabras de Claire, sentía el calor de su mano bajo la suya ese simple gesto le atraía de nuevo sobre su pecho la presión que había estado sintiendo toda la mañana, añoranza, respiro hondo, encontrado la valentía que necesitaba para continuar.
— Se que no estoy solo. — su voz era suave, casi un susurro, solo…a veces es difícil recordar eso en este trabajo, yo…no quiero volcar mis problemas, esa mierda en ti…no no sería justo.
Claire negó con la cabeza. No necesitas discúlpate, ya te lo dije todos llevamos nuestras cargas y si hay algo que he aprendido, no tenemos que cargar con ellas solos— su mirada era firme y llena de determinación, quería hacerse saber que de verdad sentía cada palabra.
—Estoy aquí para ti, siempre lo he estado, incluso cuando todo se haya vuelto complicado entre nosotros.
Leon sonrió, una sonrisa pequeña pero genuina, sus ojos se encontraron con los orbes esmeraldas de la peliroja una vez más, en ese momento el ruido del café y el bullicio de la cuidad se desvanecieron para él, solo eran ellos dos compartiendo este momento.
El corazón de Claire retumbaba sobre su pecho, no había esperado que, tras los eventos de anoche, el volviera a buscarla de esta manera, la cercanía de Leon, el calor de su mano, todo hacían sonar las alarmas en su cabeza, acaso estaban cruzando de nuevo una linea diferente, una que no estaba muy segura de querer cruzar de nuevo. El pánico comenzó a invadirla era este tipo de acciones lo que justo temía, cuando había decidido querer ayudarle, esa era ella, la que no podía evitar que sus sentimientos interfiriesen, se sentía como una tonta. La mano de Claire tembló ligeramente mientras retiraba la suya de la mesa, rompiendo el contacto.
—Debería, irme— murmuro, recogiendo sus archivos y su bolso con movimientos rápidos y un tanto torpes, —Tengo tengo que terminar este reporte, y-y— su voz se apago sin saber como terminar la frase.
Mas antes de que siquiera pudiese levantarse, los dedos de Leon se aferraron a los suyos con suavidad, pero con firmeza, él no la dejaría marchar, Claire levanto la vista no esperando encontrarse de nueva cuenta con sus ojos, aquellos le miraban con una mezcla de desesperación, seguramente lo que estaba por decirle, ya estaba tomando mucho de su propia fuerza de voluntad.
—Espera…—la voz de Leon era un susurro urgente, ella se tuvo estática ante la tan inusual forma de llamarle, entonces lo supo, el estaba listo para compartir su carga con ella.
— Es Helena.. — su voz temblaba ligeramente, — La perdí junto a toda la unidad Claire y ahora siento que estoy perdiéndome a mí mismo también, el agente ha comenzado a devorar al hombre…
Tan pronto aquellas palabras fueron soltadas por el agente bajo aquel atardecer que comenzaba a teñir el cielo a tonos naranjas y rosados, con la luz del día desvaneciéndose lentamente por el ventanal, la confesión de Leon lleno el silencio entre ellos, Claire no pudo evitar sentir compasión y dolor por él, su corazón latía con fuerza, este era el momento que había estado esperando, desde aquel momento en que le vio en el televisor, cuando decidió que aquel extraño, no era su mejor amigo, ni siquiera el hombre del que había estado enamorada, si no más que un cascaron roto, bajo el peso de su cargas y era ahora que finalmente había decidido después de tanto insistir, aquí estaba, no había tiempo para pensar en sus propias emociones, a sus ojos con lágrimas a punto de desbordarse, no pudo evitar tomar su mano de nuevo, esta vez acercándose a él un poco más, animándolo a ponerse de pie.
—Lo se…— la chica susurro apenas audible — Porque no tómanos un paseo, como antes, anda, necesitaremos un poco de aire fresco, ¿no crees? — Ella le ánimo, esta vez su voz era firme, dispuesta a escuchar todo lo que el agente necesitase decirle.
Tras el leve asentimiento del algente a la joven frente a él, reconociendo finalmente el apoyo que estaba brindándole, se puso en pie junto a ella, sintiendo el peso de sus palabras y el alivio de poder compartir sus carga, juntos salieron de la cafetería, dejando atrás del bullicio de la cuidad, mientras se adentraban en el fresco anochecer, el aire fresco acariciaba suavemente sus mejillas mientras ambos caminaban a paso sereno por las calles cada vez mas iluminadas por las farolas de la cuidad, sintiendo sus dedos entrelazarse al contacto un pequeño acto tan natural e inconsciente, guiado quizá por la costumbre, ambos ensimismados en su pensamientos, la peliroja caminaba a su lado de nuevo, en silencio, esperando darle el tiempo y el espacio que necesitaba, anduvieron por un par de calles conocidas, hasta adentrarse sobre Central Park, donde el sonido de las hojas anaranjadas secas y quebradizas de los árboles, producto del otoño, le dieron confidencia de irrumpir el silencio entre ambos.
—Se que ella falleció— susurro finalmente deteniendo su paso frente una pequeña banca aun lado del camino— ella falleció, junto con el resto de tu unidad en el ataque de Washington.
—Eso esta en los archivos, no está el cómo sucedió, no el cómo falle, el cómo no pude salvarla. —Leon rompió el silencio, con voz serena.
Leon se detuvo junto a Claire en medio del sendero, bajo el ahora cielo oscuro salpicado de estrellas débiles y las luces dispersas de la cuidad, el aire fresco de la noche jugaba con sus cabellos Claire asintió, escuchando con atención, mientras seguían su andar por el sendero iluminado por las farolas.
—Cuando nos dimos cuenta de la trampa, había sido demasiado tarde, la mitad de la unidad murió en la explosión, los demás se contaminaron, los laboratorios donde estábamos comenzaron a desplomarse, una de esas cosas me hirió el costado, perforándome un pulmón, buscando mantener el paso Helena me arrastro hasta el último elevador funcional, mientras subíamos…—Leon se detuvo un momento buscando las palabras adecuadas para describir la escena. Aquel recuerdo estaría grabado en su mente. — Ella se dio cuenta antes, mientras el metal bajo nosotros crujía, ella me hizo cruzar primero, empujándome fuera de las puertas del elevador. Traté de alcanzarla, extendí mi mano…el suelo cedió bajo sus pies, el maldito elevador se desplomo arrastrándola consigo mientras yo…— La voz del agente se quebró levemente, sintiendo de nueva cuenta la impotencia de aquel momento. —No pude hacer nada, nada, Claire.
La voz apenas audible y cargada de culpa que lo consumía, tocaron a la peliroja que caminaba a su lado sintiendo el peso de historia dicha llenaba el aire entre ellos, pensando en que podría decirle en aquel momento de vulnerabilidad, Claire cerro los ojos por un momento intentado contener el llanto que amenazaba con desbordarse había sido difícil escuchar aquello, no podía imaginarse cuán difícil había sido para el rubio, revivirlo de nuevo. Claire miro hacia adelante, hacia el oscuro paisaje del parque, buscando reunir sus pensamientos, luchando con las emociones que amenazaban con desbordarse y el nudo en su garganta, después de todo ella también había sido su amiga. Claire apretó suavemente la mano de Leon. sintiendo la tensión en cada musculo de su cuerpo, sabia que no había respuestas fáciles, ni palabras mágicas que pudieran el peso del corazón del agente en este momento, ella solo podía estar allí, ser su apoyo en medio de la tormenta, Claire permaneció en silencio junto a Leon, sintiendo cada palabra resonar en al aire nocturno, como un eco de dolor y perdida.
El parque estaba desierto, solo interrumpidos por el suave susurro del viento entre los arboles y las farolas que proyectaban las sombras alargadas sobre el sendero tenuemente iluminado, como una señal divina las nubes densas que cubrían la luna, finalmente dejaron una repentina y fina lluvia que comenzaba a empapar lentamente el suelo. Leon se detuvo, alzando la mirada perdida al cielo, mientras las primeras gotas tocaban su rostro cansado bajo la brisa nocturna que jugueteaba con sus cabellos, Claire también detuvo su paso, en respuesta, volviéndose hacia el asegurándose de encontrar sus miradas, donde sus ojos esmeraldas reflejaban la luz de las farolas y la lluvia que comenzaba a caer con mas fuerza, humedecía sus cabellos.
—Leon— susurro con voz suave — lo que paso con Helena no fue culpa tuya, no pudiste haber previsto que iba a suceder, hiciste lo que pudiste en medio del caos, ella era valiente y decidida, no había idea que hiciera cambiar de opinión, A veces las misiones salen mal, el tomar decisiones difíciles es parte del trabajo y si ella decidió salvarte es porque ella decidió que valías la pena ser salvado.
El agente esta vez cautivado por sus palabras, la miro atreves de las gotas de lluvia, sus pensamientos mezclados con el sonido del agua golpeando suavemente el suelo.
—Se que intento hacer lo correcto, pero sigo viendo su rostro, su sacrificio, su…— fue cuando su voz se quebró incapaz de continuar.
En sus ojos verdes de Claire se reflejaba la compresión ante sus palabras, ella sabía de lo que hablaba pues creyó sentir lo mismo ante su sacrificio de Moira cuando fueron capturadas en la isla, esa culpa. Pero Moira había vuelto; Helena no lo haría, Claire acorto su distancia hacia él, cada paso resonando suavemente en el sendero mojado. Sin decir una palabra más, extendió su mano hacia él, colocando una mano reconfortante sobre su mejilla, sintiendo el frio del agua y el calor reconfortante de su tacto. Juntos se quedaron ahí, enfrentado la tormenta y sus propios pensamientos, ella podía ver la lucha interna de Leon sobre sus ojos, sosteniendo su mirada con compresión, dejando que sus palabras fluyeran entre ellos, en un acuerdo silencioso, siempre había sido así, no necesitaban hablar para que el otro entendiese lo que necesitaba escuchar.
Finalmente, ella se acercó, sin dudarlo un segundo más, se lanzó sobre él, ofreciendo un cálido abrazo, envolviéndole con ternura, Leon vacilo un momento ante su toque, pero finalmente cedió, aferrándose a ella como si fuese el ultimo salvavidas disponible, ante la cálida sensación del cuerpo de la chica, la había extrañado tanto aquel tacto desde aquella vez que se encontraron de nuevo, lo había anhelado, la paz, el confort que solo en sus brazos había podido encontrar.
No supieron cuánto tiempo pasaron así, sosteniéndose el uno al otro, enfrentado la tormenta y la carga de sus propios recuerdos, Claire noto como el peso de los hombros de Leon parecía haber disminuido ligeramente mientras la lluvia seguía cayendo alrededor de ellos, creando una especie de refugio intimo en medio oscuro y silencioso parque. Ambos se mantuvieron cerca el uno del otro, bajo la lluvia que aun empapaba sus ropas, la joven peliroja temblaba ligeramente por el frio que comenzaba a calar sobre sus huesos.
—Vas a resfriarte— susurró Leon con preocupación, sintiendo el temblor de Claire contra su pecho.
—Eso no importa—respondió Claire en un susurro, sin soltar el contacto que ambos se negaban a abandonar.
Leon la miro con preocupación sus ojos azules, reflejando el dolor y la ternura que sentía en ese momento, se dio cuenta cuanto significaba para el tenerla a su lado, en estos momentos.
—Claire…yo…Se que tú y ella era buenas amigas... —
—Está bien— Le interrumpió suavemente, anticipando las palabras que Leon quería decir.
el agente asintió con un gesto leve, deshaciendo el contacto finalmente, decidiendo que era suficiente, sentía la necesidad de protegerla, de mantenerla a salvo, aunque fuera solo del frio, sin decir nada rápidamente se deshizo, de su cazadora, para deslizarla con cuidado sobre los hombros de la joven, asegurándose de que estuviera abrigada del frio persistente. Ella acepto el gesto con gratitud, sintiendo el calor reconfortante de su prenda sobre su piel fría y mojada por la lluvia.
—Gracias— murmuro Claire, mirando a Leon quien mantenía sus manos sobre sus hombros, ajustando la chamarra a su alrededor.
Leon le ofreció una sonrisa tenue, reconociendo el dolor compartido y el consuelo que encontraban el uno en el otro, ambos continuaron caminando en silencio por la acera mojada, el sonido de sus pasos apenas audible sobre el susurro de la lluvia.
—¿Entonces…Mañana partirás a Washington? — pregunto Leon con una voz suave y cargada de interés genuino, rompiendo el silencio después de un tiempo andando hacia la avenida principal, comenzado a sospechar que el tiempo con ella se deslizaba entre sus dedos.
—Si, todo está preparado, tu jefe ha sabido como convencernos, solo espero terminar el reporte a tiempo— respondió Claire con una leve sonrisa.
Llegaron a la calle principal, donde las luces de la cuidad brillaban atreves de la lluvia, Leon miro a Claire con la preocupación volviendo a sus ojos.
—Deja que te lleve a casa, en auto esta a un par de calles más, no quiero que te quedes aquí empapada esperando por un taxi.
—Aprecio la oferta, Leon pero estaré bien, Voy a llamar a un taxi— respondió la pelirroja sacando su teléfono de su bolso.
—Claire…— Leon dudo por un momento queriendo insistir más se contuvo y asintiendo levemente.
—De verdad estaré bien, Además tu también necesitas descansar, ha sido un día largo— Leon suspiro, sabiendo que Claire era tan terca y no la convencería de lo contrario, sin discutir más en el tema le envolvió en brazos, de nuevo de aquella manera tan familiar, esta vez más breve.
—Cuídate, Claire. Y te un buen viaje.
—Gracias, Leon Tu también cuídate, podremos vernos cuando regrese— respondió ella sintiendo el calor de su chamarra aun alrededor de sus hombros.
Un taxi se acerco y Claire hizo una señal para que se detuviera, cuando el coche se estaciono junto a ellos Leon abrió la puerta para ella, asegurándose de que estuviera cómoda, antes de cerrarla con suavidad, Claire le dio una última mirada, reflejando en su mirada algo que no pudo descifrar con exactitud.
El auto partió sin demora tras las intrusiones de la peliroja en tanto él se quedó ahí, observando como el taxi se alejaba y sus luces traseras desvaneciéndose en la distancia, le vio partir hasta que a la lejanía aquel auto termino por perderse entre la multitud que atravesaba el tráfico en Nueva york. Claire siempre había estado ahí para él, y él lo sabía que haría cualquier cosa por ella, no volvería a fallarle, ahora lejos de tu tacto, le invadia nuevamente un sentimiento de gratitud y algo más profundo se instaló sobre su pecho, la melancolía, extrañando lo que sea que habían tenido momentos antes, la familiaridad de sus actos, se sorprendió a si mismo pensando de nuevo en ella, como la amante a la que le había hecho mucho daño, lo lamento tanto, no volvería hacerlo de nuevo, no ahora que estaban reanudando su amistad, estaba recuperando a su mejor amiga, con suspiro, finalmente se dio la vuelta emprendió camino hacia su propio destino con la lluvia ocultando sus propias lagrimas que no habían dejado de caer.
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CONTINUARA…
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N/A:
Woow este si que ha sido un capitulo increíblemente largo no? Supongo que lo merece puesto que ¿Cuántos años de hiatus? Buah, mejor no contarlos.
Bueno si es que aún hay alguien aquí para leer mis desvaríos, espero que hayan disfrutado de la lectura y este capítulo y cumpliera, aunque sea un poco con lo que sea que habían imaginado como continuación, Ahora que su autora está desempleada y aburrida y la vida de adulto finalmente le ha dado un respiro, y los dioses decidido que era muy mejor guerrera, tal vez tenga algo de tiempo para continuar los borradores que encontré en el ordenador sobre esta y otro tanto de historias, que nunca han abandonado mi cabeza.
Perdonarme si se siente un poco extraña la narrativa al final, me ha costado volver a retomar el estilo, pero sigo practicando.
Como sea si todavía hay alguien ahí, me encantaría saber que opinan, leerlos siempre me da muchos ánimos.
Hasta la próxima actualización. Cambio y fuera Hunnigan….,
