Autor: Leah
Pareja: SasuSaku
Advertencias: Menciones al acto sexual.
Sugerencia: Escuchar "The Way I love you - Taylor Swift".
The way I love you
But I miss screaming and fighting and kissing in the rain
And it's 2AM and I'm cursing your name
So in love that you act insane
And that's the way I loved you
.
-Enserio, frente, ¿Dónde lo has conseguido? simplemente necesito el dato-
La sonrisa que tiró a su boca no llegó a sus ojos, al menos no de la manera en que debería llegar considerando que, en realidad, Ino estaba tirándole un alago; La chica de cabellera rubia, su mejor amiga desde que tenía memoria, nunca había tenido pelos en la lengua a la hora de mirar mal -o mirar bien- a cualquier persona que apareciera en su órbita.
Entonces, definitivamente, si ella estaba alagándolo, es porque genuinamente sentía que el chico que acababa de irse valía completamente la pena.
"-él te hará llorar, Saku-"
Sí, su amiga nunca había sido realmente del tipo que censuraba sus propias ideas respecto a una persona u otra, independiente de que eso realmente pudiera causarle algunos problemas.
-No lo sé, ¿tal vez la fortuna decidió sonreírme sin más? -
Devolvió, tratando de ignorar en el fondo la punzada dolorosa dentro de su corazón, y si la chica rubia notó el vació en su propia respuesta, no dijo nada, al igual que la persona a su lado, la tercera chica de su pequeño grupo: no tuvo la energía de mirar a Hinata, porque algo le decía que ella sí lo había notado, que vería la preocupación en sus ojos perla, siempre fue la más perspectiva respecto a cosas del corazón.
Ino era muy buena juzgando, analizando e incluso sacando secretos de las personas… Hinata era más del tiempo silencioso, con alguna capacidad curiosa para descubrir cosas que a los ojos de los demás escapaban.
¿Ella? Quizá era la que podía considerar más directa… y apasionada, tal vez.
"- ¡Eres un idiota! ¡Un completo im-be-cil! -"
El súbito recuerdo de esas palabras, de a quien se las gritó, removió algo dentro suyo, especialmente cuando vino acompañado de la situación fugaz que apareció después: un beso que le había quitado el aliento, el primero de muchos.
Movió la cabeza hacia los lados, tratando de apartar los recuerdos, de centrarse en el presente, en el hoy, en la calle donde se encontraba parada junto a sus dos amigas. -C-creo que deberíamos partir, Sakura, ¿No mencionaste que debías entregar un trabajo pendiente a la Señora Tsunade? -
La voz suave pero amable de Hinata la hizo pestañear, retomando a la realidad como una bofetada que la hizo brincar en su sitio, chillando un: ¡Es cierto! Que la hizo tirar a correr con las otras dos pisándole los talones, dirigiéndose al enorme edificio a la distancia que representaba el campus universitario donde las tres estudiaban.
Que fuera su sobrina no quitaba que su tía era estricta por igual con todos los alumnos de su facultad de Medicina, y definitivamente no iba a darle concesiones por el lazo sanguíneo, al contrario: ella parecía esperar mucho más de su persona.
Bien, era mejor correr antes de lidiar con la furia de la mujer.
.
-Oh, ahí estás, les presento a mi novia, Sakura. -
Sonrió, tímida, con un suave sonrojo en las mejillas por el orgullo que él demostró a la hora de presentarla ante su grupo de amigos, en un gesto de quien infla el pecho, mirándola con absoluta adoración.
Era la primera vez que alguien la presentaba como su novia así, era definitivamente una situación completamente nueva para sí misma, a pesar de que ya era toda una mujer adulta técnicamente hablando, hasta ahora, nunca la habían presentado a un grupo de amigos como la chica oficial.
Tampoco tenía en la memoria el recuerdo de la imagen de un hombre con esa expresión tan devota, esa sonrisa que gritaba a todas luces de que ella era lo único que existía.
No, mentía.
Quizá si había una sonrisa que recordaba… esa sonrisa orgullosa, que aparecía siempre que ella decía algo brillante, algo especial, esa sonrisa de lado.
Los recuerdos tormentosos querían golpearle el cráneo, se obligó a empujarlos muy al fondo del baúl de su propia mente, intentando prestar atención al chico rubio de coleta frente suyo, al tipo raro con piercings en su rostro y a…
Esos ojos negros le devolvieron la mirada con el brillo del conocimiento, de tal forma en que dio un paso hacia atrás casi que instintivamente.
-Hola Saku-
La expresión obvia, tácita del grupo, el: ¿Se conocen? implícito provocó que Itachi simplemente sonriera, como quien es inocente de la situación, cubriendo la respuesta que ella misma no tenía de donde demonios sacar. -Conozco a Saku desde que era una niña- explicó, suave, causando que asintiera aún muda.
-Aún recuerdo cuando llegaba a casa junto al gruñón de mi hermanito y su amigo bocón, los tres repletos de tierra por haber hecho alguna travesura-
Añadió, riéndose, provocando la diversión del grupo.
-Mamá la adora, definitivamente has conseguido una novia perfecta, Sasori-
No hubo malicia en el comentario de Itachi, aún si sus ojos seguían clavados en ella, como si realmente quisiera decirle miles de cosas, pero no las decía: él siempre había sido así, desde niña, lo recordaba bien.
Porque había crecido yendo a su casa, porque le tocó incluso conocer a su novia Izumi cuando apenas la presentó a la familia: incluso abogó por él cuando un Sasuke más joven filtraba esa vena posesiva suya con todo lo que le rodeaba.
Sí, había pasado tantas tardes en su casa que simplemente era imposible no tener al hombre frente suyo presente, el cariño estaba ahí, latente, a pesar de que no lo había visto desde hace cuatro años ya.
Y parecía que en realidad era recíproco, que independientemente de que ella hubiera dejado de aparecer en su casa después de aquel día, el hombre no había cambiado su percepción de ella, no había decidido odiarla por solo esfumarse de sus vidas.
Es más, podía ver aquel brillo que siempre había tenido cuando los veía a todos.
Itachi era tan misterioso como protector, los había cuidado a los tres a medida que crecían, se había asegurado de que incluso con sus travesuras nada malo les pasaría, él…
Él y Naruto habían sido los únicos que supieron de su relación con Sasuke.
Aún si al igual que el rubio, no sabía cómo había acabado aquello.
.
-Eres hermosa, absolutamente hermosa-
Susurró contra su boca, uniendo sus labios en un beso que correspondió lo mejor que pudo, dejando que sujetara su cabello y la mantuviera conectada a su boca.
Desnudos como estaban, con ella montándolo, con sus manos sobre su pecho para darse soporte, la sensación relajante después de la actividad física le bajo por la espalda…
Y entonces la culpa la golpeó, con fuerza.
Sonrió cuando la soltó, cuando sus labios dejaron de estar unidos, besó su boca en un último beso corto antes de levantarse en dirección al baño, a sabiendas de que él se aseguraría de tirar el condón y acomodar todo para que pudiera volver a la cama a dormitar.
Fingir, fingir y seguir fingiendo.
Era preocupante lo buena que estaba volviéndose en fingir, era atemorizante el que incluso fuera capaz de simular que su orgasmo fue más intenso de lo que en realidad fue de una forma tan buena, especialmente porque nunca había necesitado hacerlo, cada vez que ella había estado con Sas…
Cerró la puerta tras suyo mientras el primer hipido escapaba de su garganta.
Caminó con pies de plomo hasta el lavamanos, restregándose con el agua jabonosa casi que, con desesperación, y para cuando se dio cuenta, ya estaba prendiendo la ducha, deseosa de lavarse, de limpiarse, casi como si deseara que el aroma de Sasori no quedara en su piel.
Los recuerdos llegaron como una bofetada, todos y cada uno de ellos, con desesperación, con malicia mal intencionada.
Las peleas, los gritos, cuando se regañaban mutuamente, cuando se retaban uno al otro… y luego cuando se besaban, como locos, desesperados, cuando la arrinconaba contra la pared y la tomaba sin un ápice de delicadeza, cuando su mano cubría su pequeño cuello antes de besarla desesperado, cuando apretaba sus caderas, cuando la abordaba en cualquier pequeño rincón con una pasión que la encendía rápido, directo y sin contemplación.
Intoxicante, frustrante, como si ambos necesitaran chocar y luego desahogar ese mismo choque mordiéndose las bocas, arañándose el cuerpo, marcándose mutuamente la piel con los dientes.
Apretó la boca cuando sintió perfectamente la humedad entre sus piernas a pesar de la ducha, y fue imposible no acariciarse así misma con los recuerdos, con la memoria, traicionando prácticamente a la persona que la esperaba en la otra habitación.
No fue sino hasta después, cuando salía de la ducha, secándose con una frondosa toalla blanca, que la furia llegó a sus ojos verdes mientras el ¿Por qué? Gruñía tras su cerebro.
Sasori era bueno, era atento, prestaba atención a lo que necesitaba, no la presionaba ni discutían, incluso tenía el favor de su tía como un alumno destacado de su facultad.
Entonces.
¿Entonces por qué?
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-Sakura-
Se congeló, en el acto, en el momento, el mundo dejó de tener sentido en ese preciso segundo.
A pesar de estar en una calle repleta de personas, a pesar de que el mundo seguía girando a su alrededor, incluso con la ligera llovizna mojando su cabeza, esa que le había advertido que lo mejor que podía hacer era correr rápido a casa.
Se quedó quieta, completamente, esperando que la voz que escuchó fuera una ilusión.
Porque lo reconocería en cualquier parte, no importaba si su tono había bajado algunas octavas por el paso de los años, era irrelevante el mero hecho de que incluso ya hubieran pasado al menos cuatro años.
Su cerebro simplemente no iba a borrar nunca de su memoria el tono de la voz de Sasuke cuando decía su nombre.
No quiso girar, tenía miedo, no quería verlo, no quería que los recuerdos que de por sí la venían molestando desde hace demasiado tiempo atrás regresaran con más fuerza, no quería ver sus ojos oscuros y saber que en realidad aún lo quería.
Porque era una idiota por quererlo, por amarlo, por seguir recordándolo.
Ella tenía una relación con un hombre bueno, con una persona que uno podía proyectarse como pareja, con un hombre que le daba su lugar, que esperaba por ella, que incluso se había ganado a su familia, no un idiota que solo le discutía y la retaba, con quien se había gritado bajo la misma lluvia de pura frustración al enterarse de que se iría a estudiar muy lejos, que había decidido irse rompiéndole el corazón.
¿Entonces porque su corazón latía como loco de una forma en que jamás había latido por Sasori?
Nunca se había odiado tanto así misma.
Fue peor cuando sintió la mano firme sobre su hombro, trayéndole a la memoria de nuevo demasiados recuerdos.
-Sakura-
-No-
-Mírame-
-No-
Su convicción fallaba, lento, muy lento, como una montaña que había subido demasiado y ahora quería caer en picada, de tal forma en que siguió sin ser capaz de voltear a mirarlo, sacando el brazo de su hombro con un movimiento brusco antes de empezar a caminar… a correr.
Si avanzaba, si seguía avanzando, llegaría a la casa de Sasori, al lugar donde había vivido, a ese sitio que debería ser seguro, sin Sasuke, sin su corazón latiendo como loco.
No alcanzó a avanzar demasiado, no esta vez.
Porque a diferencia de aquel día esta vez un par de manos la agarraron de la cintura, con fuerza, sujetándola aún bajo las gotas que caían del cielo empapándola.
Casi quiso insultar en voz alta cuando el pensamiento de que "esta vez si la detuvo" le golpeó el cráneo, apretó los labios, frunció la boca…
Y cuando Sasuke la giró, se topó con la imagen total del dolor: sus ojos verdes estaban empañados por las lágrimas, que resaltaban aún con la llovizna, su cabello rosa se pegaba a su rostro, su boca tenía la misma mueca de dolor intenso que había visto en ella cuando la había dejado en un escenario dolorosamente similar a este.
-Suéltame, por favor-
Rogó, quedito, con un tono que le demostraba que a pesar de todo los años no habían pasado tanto: se veía más madura, más mujer… pero seguía teniendo ese tono dulce que de niño le había parecido molesto, y de adolescente lo había llamado como loco, que lo había perseguido en más sueños de los que estaba dispuesto a admitir.
Afirmó su rostro con las manos, con sus palmas acunando sus mejillas, limpiando las lágrimas con su pulgar: ella era tan pequeña en comparación a él.
-Estoy con alguien-
Balbuceó ella, causando que él hiciera una mueca, lo sabía, claro que sí: Itachi se lo había dicho luego de regañarlo con sus ojos apenas volvió a casa, porque siempre había dicho y dado por hecho que la causa de la ruptura de ambos era suya.
Equivocado no estaba.
.
Era doloroso mirarla de lejos, verla caminar de la mano con él, era como un golpe a su estómago demasiado intenso para ser normal.
No ayudó investigarlo, preguntar a Itachi, a Naruto, quien era él, que tenía de bueno.
Tenía todo de bueno el maldito imbécil.
Hasta él podía aceptar ese hecho tácito, pero, así como lo aceptaba, sabía que en realidad no era el destino de ella, nunca lo sería, porque simplemente ambos estaban destinados uno al otro, eso era algo que incluso él mismo podía saberlo.
Lo veía en sus ojos verdes cuando cruzaban miradas, cuando llegaba al campus para buscar a la novia de Itachi como favor, lo había notado cada vez que los ojos de la chica conectaban con los suyos.
Ella lo extrañaba con la misma intensidad que él lo hacía.
Y la recuperaría, eso era simplemente un hecho.
Porque ambos se necesitaban, como respirar, como el aire, porque la única razón en que decidió tirar a la borda el esfuerzo que había hecho en el extranjero fue por ella.
Nada tenía sentido si estaba solo, los logros no llenarían el vacío que la chica había dejado por su propia culpa, no cuando sabía que miles de mejores soluciones había que simplemente abandonarla, dejarla, romperle el corazón.
Lo haría bien, esta vez lo haría bien.
Por él, por ella, por ambos.
Volvería a recuperar su corazón.
Y aquel pensamiento en su cabeza fue el que provocó que continuara yendo, continuara buscando acercarse, continuara incluso apareciendo en su radar cada que le era humanamente posible.
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Pero tardaría, no sería una tarea sencilla, ella no corrió a sus brazos, ni le dejó todo en bandeja, cerrándose bajo muchas llaves protectoras.
Más, una noche, una noche de lluvia, una noche muy lejana en que ella misma llegó a gritarle a su cara por qué seguía sin querer salir de su mente, de su corazón…
La besó.
Y ella le correspondió.
Porque ambos se necesitaban demasiado uno al otro.
Esa era la manera en que se amaban.
¿Qué puedo decir? Me encanta Taylor
