Nota de la traductora: jajaja la versión mejorada de Bella XD phoenix1993, no lo había visto así pero siempre había notado ciertas similitudes, por eso los fics en donde Hermione es la hija perdida de Bella me gustan bastante. El capítulo pasado fue de mucho estrés Gred-y-Feorge, este también tiene muchas emociones, aunque de otro tipo. Que lo disfruten!
Nota de la autora: Encantamiento anti-litigios: Ninguno de los personajes me pertenece. Pertenecen a JK Rowling, quien dejó que toda mi razón para leer la serie de Harry Potter se desangrara en el suelo de la Casa de los gritos. Estoy construyendo un mundo mejor.
Un agradecimiento especial a la reina de las betas, stgulik, por sus incansables esfuerzos para evitar que los moderadores de Ashwinder me lanzaran un Avada por mis habilidades gramaticales (o la falta de ellas). Ella merece una Orden de Merlín, Primera Clase. Sin ella, este capítulo no tendría el brillo de una perla. Ella es un tesoro. Cualquier error que esté ahí es porque no pude resistirme a jugar un poco más con él antes de publicarlo. Lo siento, stgulik, ¡pero quería que tuvieras algo que esperar y que aún no hayas leído!
Canción de boda
Ahora debo estar entre ustedes respondiendo al llamado de sus corazones; tengan la seguridad de que este trovador está actuando de parte de Él.
Bueno, un hombre dejará a su madre y una mujer dejará su hogar, viajarán hacia donde los dos deberán ser uno.
Bueno, entonces ¿cuál será la razón para convertirse en marido y mujer? ¿Es el Amor lo que te trae aquí o el Amor lo que te da vida? O si amar es la respuesta, ¿a quién se lo darás? ¿Crees en algo que nunca has visto antes?
Hay amor; oh, hay amor.
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La calle de la Hilandera no fue la primera opción de Severus para llevar a Hermione, pero había querido alejarse del Señor Oscuro rápidamente, y era el único lugar seguro que se le ocurrió además de Hogwarts. Por alguna razón, la idea de regresar a la escuela era aborrecible; le dijo a Hermione que se sentía igual de protegido en la Hilandera. La sincera verdad era que simplemente quería estar a solas con ella, y éste era el único lugar en el que se sentía seguro.
Podía sentir a Hermione temblar bajo sus dedos y comprendía su reacción completamente. Regresar ileso de una audiencia con el Señor Oscuro siempre dejaba un resbaladizo sentimiento de violación en su alma; era esa sensación de haber tocado algo podrido y rancio, lo que le dejaba sintiéndose impuro. Hermione también lo sintió y ahora estaba temblando en reacción a la mancha que le había dejado su audiencia con Voldemort.
Severus se sintió tremendamente orgulloso de ella; había logrado engañar a uno de los Legeremantes más grandes que el mundo había visto jamás, y habían vivido para contarlo. También estaba asustado al saber que lo había engañado haciéndole creer que Hermione estaba embarazada. Esto era algo que tenían que discutir e intentar encontrar una solución rápidamente.
Si Severus era completamente sincero (y este es un momento para verdades, ¿no?, pensó con tristeza), circulando por su conciencia estaba el alivio estimulante de sobrevivir a la audiencia del Señor Oscuro, y la corriente subterránea de lujuria que siempre la seguía. Mirando a Hermione, Severus sintió el mismo oscuro deseo que lo había llevado al Callejón Knockturn hace tantos meses atrás, buscando una puta con cabello rizado castaño.
Ahora lo imbuyó de un deseo casi irresistible por Hermione. Sería una noche larga, según sus cálculos. Había esperado tanto tiempo; sería lo suficientemente disciplinado como para esperar hasta mañana. Su voluntad simplemente tendría que ser más fuerte que los impulsos de su cuerpo, sin importar cuán irresistible fuera la tentación.
Una vez que cerró la puerta y la protegió con sus más fuertes encantamientos, Severus y Hermione se miraron y se relajaron. Severus suspiró, se dejó caer en una silla cercana y le tendió la mano. Como la pequeña bruja obediente que era, Hermione cruzó la habitación para tocarlo. Él miró su rostro, que era tan encantador para él que el de Lily jamás se le podría comparar. Dioses, la estoy enviando a las fauces de la muerte, y ella iría allí felizmente... por amor a mí. Cuando llegue el momento, déjenme ser digno de esta bruja. Por favor, no me dejen fallarle.
"Bienvenida, querida", dijo con una sonrisa y un movimiento irónico de los largos dedos de su mano, "a la venerable mansión de la familia Snape".
Una vez más serio, la atrajo suavemente hacia él, hasta que estuvo entre sus rodillas. "Hermione, vengo de la nada; Ni siquiera el estatus de sangre pura de mi madre podría eliminar de mí la mancha muggle de Toby Snape. Así que cultivé un acento elegante e imité la forma en que los sangre pura se vestían y actuaban. Aprendí a ponerme y quitarme ese personajes como si fueran mis primeras túnicas, que por cierto me las regaló una organización benéfica. Tengo poco dinero" -añadió, y miró alrededor de la triste habitación con una mirada de desdén. "Esta casa es la única posesión que realmente tengo además de mi varita, mi ropa y mis libros. He cometido tantos errores en mi vida que ya ni siquiera sé cómo catalogar las cosas que hago bien. El Señor Oscuro me usa porque soy una herramienta útil; cuando ya no sea útil, me descartará. Ahora que estás asociada conmigo, él también te descartará".
Hermione vio la desolación y el miedo en sus ojos. Impulsivamente, tomó sus manos entre las suyas y miró su rostro preocupado. "Solías creer esas cosas sobre ti mismo. Entonces te atreviste a creer la verdad, y como empezaste a tener esperanza, Dumbledore cruelmente te la apagó como si fuera una vela. Ojalá pudiera maldecirlo por matar la esperanza que Voldemort no había sido capaz de siquiera tocar."
Ella lo miró a los ojos con tanto amor que se le hizo un nudo en la garganta. Con voz llena de convicción y seguridad, declaró: "Reavivaré esa esperanza. Y en lo que respecta a tu Señor Oscuro, seremos indispensables para él. Nunca pensará que ha dejado de necesitarnos". Su voz se suavizó. "No me hago ilusiones, Severus. Me has contado tus orígenes; Sé que no tienes mucho dinero y no me importa. Ya escuchaste al abogado de mis padres; Tengo suficiente dinero para mantenernos cómodos y cuando esto termine podremos decidir qué queremos hacer con él. Y en cuanto a la posición social, nunca he sido de las que se preocupan mucho por esas cosas; El mundo mágico rompió eso la primera vez que Lucius Malfoy me despreció por ser nacida de muggles."
Ella se sentó en su regazo y sus brazos la envolvieron automáticamente. Al mirar su rostro severo y duro, Hermione suspiró. "Te amo, Severus Snape. Para bien o para mal. Te tomaré como mi esposo. Una vez me dijiste que siempre me cuidarías la espalda…" Se le quebró la voz y las lágrimas brotaron de sus ojos color ámbar. "Que siempre lucharíamos uno junto al otro, hasta que no hubiera más enemigos contra quienes luchar, y que juntos ganaríamos. Por separado, mi amor, no podemos hacerlo. ¡Pero juntos podemos hacer cualquier cosa, porque el amor nos mantendrá a salvo! ¡Es todo lo que nos queda!"
Hermione se dio cuenta de que Severus la estaba abrazando con fuerza y sollozó: "Ayúdame, Severus, ya estoy demasiado involucrada. Tienes demasiado de mí ahora. No se trata de vivir como tu viuda. Es cuestión de vivir, punto. Y con mucho gusto enfrentaré la muerte si eso significa que sigues caminando por esta tierra".
Sacudiendo la cabeza con incredulidad, gritó: "¿Qué te hace pensar que querría caminar por la tierra sin ti a mi lado?" De repente, la apretó contra su pecho con tanta fuerza que apenas podía respirar. Tomando su rostro entre sus manos, besó frenéticamente las lágrimas de sus mejillas, murmurando: "Seguiré luchando junto a ti... lo haré..."
Hermione le devolvió los besos con igual fervor, y en algún lugar, en medio de esta reafirmación, su letanía cambió de "Lo haré... lo haré..." a "Lo haremos... Lo haremos..."
De repente, un fénix plateado irrumpió en la habitación y Hermione saltó del regazo de Severus, incluso cuando él se movía para protegerla del Patronus. Sintió una breve y salvaje oleada de satisfacción porque Albus había estado demasiado impaciente para esperarlo. La maldición ya estaba afectando la mente de Dumbledore, haciéndolo un poco mas impredecible de lo habitual. Severus todavía confiaba en que su propio poder sobre el mago mayor era suficiente para mantenerlo bajo control. Era un juego peligroso el que estaba jugando con el director.
El glorioso Patronus dijo: "Severus, me alegra saber que has regresado sano y salvo, querido muchacho. Necesito hablar contigo en privado." El Patronus desapareció en un remolino de magia reluciente. Severus miró fijamente el lugar donde había estado el fénix, tratando de decidir si complacer o no al anciano. A la mierda; se sentía generoso.
Severus se giró hacia Hermione, su sonrisa se desvaneció en sus labios. Con un sobresalto, se dio cuenta de que la chica estaba casi dormida de pie. Ella lo miró con la expresión suave y vacía de un niño exhausto, y su corazón le dolía debido a una ternura que alguna vez se había creído incapaz de sentir.
Sin decir palabra, la tomó en brazos y la llevó a su dormitorio. Ella no protestó, simplemente apoyó la cabeza en su hombro. Los acontecimientos del día habían sido agotadores; cualquier tiempo pasado en presencia del Señor Oscuro era agotador, como si su esencia misma absorbiera la felicidad y energía de la habitación. Más de una vez Severus había regresado de una reunión y había dormido un día completo; Incluso Dumbledore fue incapaz de despertarlo en esas ocasiones.
Severus besó la frente de Hermione y la recostó en su cama, arropándola. Ella lo miró adormilada y extendió los brazos como una niña. Él la abrazó, una feroz protección inundó su ser. Una vez más, prometió hacer cualquier cosa para mantener a salvo a esta mujer, su mujer. Besó sus suaves labios con tanta ternura como sus propias emociones turbulentas se lo permitían, y maldijo a Dumbledore y al Señor Oscuro por obligarlo a pasar un segundo lejos de ella.
Suavemente, le acarició la mejilla y murmuró: "Tengo que hablar con el director. Las protecciones de esta casa son irrompibles, así que no intentes atravesarlas, incluso si viene alguien. Es poco probable, lo sé, pero no abras la puerta. Las barreras aguantarán".
Ella asintió y bostezó. "Date prisa en volver." Sus ojos se abrieron de golpe. "¡Severus! ¿Podrías tomar algo de mi habitación en Hogwarts y traerlo contigo?"
Desconcertado, dijo: "Por supuesto. ¿Qué deseas?"
Ella sonrió adormilada y se recostó. "En mi cama hay una bolsa de cuentas. La necesito de verdad."
"Hecho." Severus se levantó y se arregló la túnica. "Lo confieso, estoy intrigado. ¿Qué hay en esta bolsa que es tan importante?"
Ella sonrió secretamente. "Todo."
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Una hora más tarde, Severus regresó, agarrando la bolsa de cuentas en una mano y su temperamento en la otra. Nunca antes había tenido una conversación tan infructuosa con el director. Albus había escuchado su actualización, frunciendo el ceño cuando Severus le contó sobre el truco del embarazo de Hermione, luego simplemente se encogió de hombros como para indicar que pensaba que todo el asunto era de poca importancia.
Se negó alegremente a responder las preguntas de Severus sobre el extraño conocimiento de Albus sobre la misión de Draco de matar al director, simplemente repitiendo su edicto anterior de que requeriría la ayuda continua de Severus para mantener la maldición a raya hasta que se presentara el momento adecuado para quitarle la vida. . A Severus le dio escalofríos y enfureció que Albus pudiera hablar de forma tan casual del asunto.
"Albus, ¿cómo esperas que te ayude si me haces luchar a ciegas?" Severus estaba furioso, sus ojos oscuros brillaban. "¿Por qué no me dices lo que necesito saber para mantener a todos a salvo?"
Albus le dio unas palmaditas en la mano casi con cariño. "No es necesario saber esas cosas ahora, querido muchacho. Con el tiempo, todo será revelado. Debes aprender a confiar en mí".
Frustrado, Severus se giró para irse. "Puedo ver que estás de humor para ser caprichoso. Sé que ahora no recibiré nada de ti". Se giró para mirar al director. "Pero si tu cautela causa daño a Potter, que sea sobre tu cabeza".
Los ojos de Dumbledore se abrieron. "Nunca pondría en peligro a Harry, Severus. Todo lo que estoy haciendo es prepararlo-"
"¿Para qué, Albus? ¿Qué pasará con el chico? ¿Qué significa la profecía? ¿Por qué no me lo dices?" Severus podía sentir la bilis subir a su garganta, su frustración por la reticencia de Dumbledore lo hacía sentir mal.
Casi pacientemente, el director respondió: "Todo será revelado en el momento oportuno, Severus. Sé que al final lo entenderás".
Severus miró fijamente a Albus por un largo tiempo, luego se giró nuevamente para irse, sacudiendo la cabeza con ira y frustración. Mientras se acercaba a la red Flu, Albus dijo: "¿Severus?"
Severus se volvió una vez más hacia el hombre que había sido su amigo, su carcelero, su salvador, su amo. Albus lo estaba mirando con atención. "Supongo que tus inminentes nupcias todavía se llevarán a cabo en la mañana".
No dispuesto a discutirlo, Severus asintió brevemente. Albus le devolvió el asentimiento. "Muy bien. Si vas a hacer esto, sólo te pido que tú y yo encontremos una manera de mantenerlo oculto al cuerpo estudiantil. Sospecho que Voldemort también lo desea, o te habría hablado públicamente de ello."
Con más compostura de la que creía capaz, Severus respondió: "De hecho, tuvo mucho cuidado de asegurarse de que no hubiera nadie en la habitación excepto Hermione y yo. No quería que te enteraras de la noticia, probablemente por miedo a que me encerraras en Azkaban antes de que acabara el día."
"Y lo haría si no te necesitara tanto", replicó Albus, su tono inusualmente petulante. "No lo apruebo, pero tengo las manos atadas". Suspiró y miró al mago más joven con atención. "Reconozco que ustedes dos comparten un vínculo mágico como rara vez he visto. Me veo obligado a confiar en ello. Me veo obligado a creer que tú y la señorita Granger están haciendo esto porque es el mejor recurso".
Severus apretó los labios. Finalmente dijo: "¿Eso es todo, Albus? Tengo un día muy largo por delante y no me gusta dejar sola a Hermione en este momento".
Dumbledore parecía desconcertado. "¿Por qué no? ¿Seguramente los Mortífagos te dejarán en paz en la Hilandera?"
Severus lo miró estupefacto. El continuo desprecio del hombre mayor por las necesidades de Hermione, su seguridad- incluso su palabra de honor como víctima de la casi violación de Sirius Black- de repente asombró a Severus sin medida.
"Albus, ella ha perdido a sus padres. Se está recuperando de una maldición que puso en peligro su vida y yo soy todo lo que tiene en este mundo".
"Ella tiene a sus amigos. Tiene a Harry y a Ronald…"
"¡Oh, sí, director, ciertamente poseen la sabiduría y la madurez para ayudarla! Si Potter no hubiera ido sin pensarlo al Ministerio en una quijotesca misión de rescate, su familia y su salud estarían bien".
"No, tú causaste sus muertes, Severus. Tú fuiste la razón por la que ella se interpuso entre tú y Dolohov." Albus levantó su mano ennegrecida y retorcida. "No te estoy juzgando, querido muchacho. No estoy tratando de lastimarte".
Severus, tembló con una ira repugnante, sabiendo que cada palabra que Albus había dicho era cierta, y gritó: "No, no estás tratando de lastimarme, Dumbledore. Lo estás logrando". Sus ojos negros brillaron y Albus se echó ligeramente hacia atrás mientras Severus caminaba hacia él. "Sí, me conoces muy bien, Albus. Sabes que la mejor manera de destruirme es con la verdad". Su voz estaba llena de desprecio. "Bravo, bien jugado, Albus. Sí, yo fui la razón por la que mataron a sus padres. Yo fui la razón por la que casi muere". Severus se irguió entonces y en lo más profundo de su ser la sintió allí con él, diciéndole que no se avergonzara. "Y yo también soy la razón por la que ella está viva. Y te diré algo antes de irme".
Con más amor y pasión en sus ojos de lo que Albus había visto en años, Severus dijo: "Ella también es la razón por la que todavía puedo levantarme de la cama cada mañana, Albus".
Cerró los ojos, como para imaginarla, acostada en su cama. "Ella es la razón por la que todavía puedo luchar y todavía puedo ayudar a tu precioso Harry Potter. Ella es la razón por la que todavía puedo enfrentarme al Señor Oscuro, sabiendo que estoy a un paso de la muerte. No tú, no Lily. Hermione".
Albus sólo pudo mirar en silencio. Había visto a este niñito enojado convertirse en un joven enojado luego en un hombre enojado. Lo había visto apoplético de rabia, hirviendo de resentimiento, escupiendo de odio. Hasta ahora, Albus nunca lo había visto arder con fuego moralista, arder con vida.
Severus se burló de la expresión de asombro del director, dando un discurso de despedida mientras caminaba hacia la red Flu. "Felicítame, Albus. Me casaré en unas horas y mañana a esta hora seré el hombre mejor follado de la Gran Bretaña Mágica."
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Hermione había estado durmiendo pacíficamente cuando Severus regresó de Hogwarts. Sus rasgos duros se suavizaron al ver a la encantadora chica acostada en su cama. Suspiró, repitiendo la escena en la oficina del director. Dumbledore podría intentar seguir arrojándole el pasado a la cara a Severus para sus propios propósitos, pero Severus finalmente, finalmente se sentía libre de las limitaciones de la culpa. El pasado quedó atrás. A partir de ahora se concentraría en el presente y el futuro.
Miró la inocua bolsa que tenía en la mano, preguntándose divertido por qué Hermione había insistido tanto en que trajera una cosita tan pequeña con él. Curioso, Severus la abrió y miró dentro. Y miró. Y miró de nuevo y luego metió la mano. Enterró el brazo hasta el hombro dentro de la bolsa y todavía no podía tocar el fondo.
Retiró su mano y, usando su varita, murmuró: "Lumos", y metió su varita en la bolsa. Severus miró hacia las profundidades del bolso de Hermione; Parecía una bóveda en Gringotts y contenía tantos objetos que lo asombraron. Libros, pociones, pergaminos, frascos de tinta y plumas. Suministros médicos, equipo de primeros auxilios muggles, ropa, viales vacíos, pasaportes, incluso la pequeña caja que había tomado de la habitación de sus padres. Todo esto en una bolsa tan liviana que la había pensado vacía.
Severus sonrió y reprimió una risa. Después de todo, realmente se iba a casar con la bruja más inteligente de su generación.
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Decidieron que lo más sencillo era aparecerse en una estación de tren muggle y tomar el primer tren hasta Gretna Green. Hermione, renovada y con los ojos brillantes después de su siesta, encontró una de las viejas túnicas formales de Severus en el destartalado armario de arriba y la transformó en un elegante vestido muggle de color verde oliva. Se las arregló para transfigurar sus zapatos por elegantes zapatos de tacón bajo sin demasiado problema. Para su diversión, Severus se negó a mirar su obra.
"Pensé que era de mala suerte ver a la novia antes de la boda", dijo.
"Es sólo el vestido, no toda la novia", se rió.
También se negó rotundamente a dormir con ella durante el resto de la noche. «En la biblioteca hay un sofá bastante cómodo. Dormiré allí y tú seguirás usando mi dormitorio".
Exasperada por esta repentina insistencia en adherirse a la etiqueta matrimonial muggle, Hermione puso los ojos en blanco. "¿Desde cuándo te preocupas por las supersticiones?" Se permitió hacer un pequeño puchero. "Tenía la esperanza de que pasaríamos la noche juntos".
Severus la miró con una mirada torva. "¿Y qué imaginabas que haríamos, pequeña? ¿Hablar?" Él se burló. "Hummm. Y no te pongas de mal humor; es muy impropio. Quiero pasar mi última noche de soltero solo, porque... es mi última noche de soltero". Él le dirigió una mirada evaluadora. "Por cierto, ¿lo obtuviste?"
"¿Que si obtuve qué?"
Severus sonrió y Hermione pensó que debía estar relajándose un poco, para permitir que su sarcasmo natural se filtrara. "El visto bueno de Madame Pomfrey. Ahí es donde estabas esta mañana, ¿no es así?"
"¡Oh!" Hermione se rió, sonrojándose intensamente. "En realidad así fue. Y también obtuve más que eso". Ella le dedicó una pequeña sonrisa y Severus se sintió intrigado a pesar de sí mismo. Una sola ceja, delicadamente levantada, hizo la pregunta por él.
Hermione, luciendo bastante satisfecha consigo misma, abrió la bolsa de cuentas mágicamente expandida. "Dónde está- Accio frasco azul!" Se escuchó el suave sonido de un frasco de vidrio golpeando su palma. Hermione sacó una pequeña botella azul de la bolsa. "Ella me dio esto". Hermione bajó la barbilla y miró a Severus a través de sus pestañas, casi con coquetería. "Por si acaso."
Severus supo el contenido inmediatamente sólo por la forma y el color de la botella. Brujita descarada. Algo de la alegría de Hermione pareció brillar dentro de él y suavizar algunos de los eventos del día. Cruzándose de brazos con fingida autoridad, Severus miró a su prometida. —"¿Y qué es eso, me lo dirás, querida?"
Hermione se mordió el labio inferior. "Es... erm, es una poción anticonceptiva". Ella puso los ojos en blanco ante su intento desesperado de parecer indiferente.
Un pequeño diablillo se posó detrás de la oreja izquierda de Severus y miró a Hermione con atención. "Ya veo. ¿Y conseguiste esta... poción hoy? ¿Cuánto tiempo llevas planeando proponerte matrimonio, Hermione?"
Ella se quedó paralizada por un momento y comenzó a tartamudear. "Bueno, yo – bueno… por supuesto que no lo sabía… quiero decir – "
Decidió sacarla de su miseria. Levantando una mano para detenerla, él sacudió la cabeza. "Oh, pequeña, una de las primeras cosas que tendrás que hacer como esposa mía es acostumbrarte al sentido del humor de tu marido". Fue su turno de poner los ojos en blanco. "¿Cuánto tiempo hace que me conoces?"
Sus ojos se abrieron de par en par y Hermione de repente se rió, sonrojándose furiosamente. "¡Debería haber sabido que no harías las cosas fáciles!" Miró al hombre con el que se casaría mañana, pero él simplemente se quedó de pie, mirándola, con una sonrisa torciendo sus labios.
De repente a Hermione se le ocurrió que estaba hablando de su profesor de Pociones. Severus Snape, el mago que la había distraído en clase a lo largo de los años. Ella se casaría con él mañana. Iba a hacerle todas esas cosas sobre las que había leído en los libros de su madre, y eso la hacía sentir calor y frío al mismo tiempo. "Supongo que todavía tengo mucho que aprender sobre ti, Severus Snape. Esposo." Ella bajó los ojos. "Estaba tan nerviosa por mostrarte la poción que no pensé que terminarías burlándote de mí por eso".
"¿Nerviosa? ¿Por qué diablos estarías nerviosa conmigo, pequeña?" La postura de Severus se relajó y su expresión se suavizó. "Sabes más sobre mí que nadie que haya vivido jamás. No tienes motivos para preocuparte a mi alrededor".
"A menos que estés siendo un idiota".
Hizo un pequeño gesto de concesión. "Es cierto."
"No lo eres muy seguido. Excepto en clase".
"Yo también lo creo, futura señora Snape".
Hermione le sonrió con cariño, y una vez más Severus recordó cuánto se estaba sacrificando esta pequeña bruja para protegerlo. Ella era tan buena, tan fuerte y tan hermosa. Sacudió la cabeza con asombro.
"Me honras, bruja", dijo, su voz se volvió plata líquida, y vio que su caja torácica se elevaba, como si recordara otro momento, un momento en el que él le hablaba en esos tonos melosos para calmarla y conmoverla. Se sentó en el borde de la cama y le tendió los brazos.
"Ven", entonó solemnemente y acercó a Hermione a su regazo. Él le levantó las piernas con fuerza, hasta que estuvo completamente rodeada por sus brazos, sentada en su regazo. Ella se apoyó contra él y suspiró, deleitándose con su calidez, su aroma, su solidez.
Él la miró y ella levantó la vista hacia él, hacia esos ojos negros líquidos e insondables. Su voz era rica y cálida. "Qué día tan terriblemente largo. Apenas puedo comprender que fue esta mañana cuando fuiste a visitar a Madame Pomfrey, luego sobrevivimos a una audiencia casi mortal con el Señor Oscuro, y para colmo, Albus Dumbledore me convocó para otorgarme la feliz tarea de acabar con su vida".
Hermione negó con la cabeza. "Severus, no-"
"Escúchame, pequeña. Hemos vivido toda una vida en las últimas veinticuatro horas. En muy poco tiempo empezamos una nueva vida. No puedo esperar saber qué nos depararán los próximos meses".
Sus rasgos severos parecían duros y angulosos a la luz de la lámpara. "Mañana por la noche es nuestra noche de bodas, Hermione. Si estás lista, deseo hacerte mía. Lo único que quiero es mostrarte cómo un mago hace el amor con la bruja a la que desea."
Le plantó un suave beso en la frente y se abrazaron, sintiendo que sus cuerpos se agitaban el uno por el otro. Con voz suave, endulzada por el anhelo, canturreó: "Te deseo, Hermione; Te he deseado durante tanto tiempo. No hay nada sobre mí que esté oculto para ti. Y cuando te tome como mi esposa, no descansaré hasta que sepas cuánto eres apreciada y deseada".
Severus ahuecó suavemente su mejilla contra su gran palma y ella se apoyó en su mano con una mirada de felicidad suavizando sus rasgos. Volvió a besar su suave frente. "A decir verdad, quiero dormir solo esta noche para mañana recordar cómo era estar sin ti y saber que nunca más tendré que estarlo".
Le acarició el pelo distraídamente y Hermione se volvió hacia él. "Sé que dolerá cuando... cuando rompas el himen..." dijo rápidamente, con una loca prisa por decirlo sin sonar completamente tonta. "Pero lo entiendo. No tengo miedo".
Él la honró con una de sus raras y preciosas sonrisas, y Hermione sintió que su cuerpo lo anhelaba. Él ronroneó: "Bueno, al menos uno de nosotros no tiene miedo. Nunca antes he estado con una virgen y me aterroriza hacerte daño."
Hermione sonrió. "Está bien, Severus. Seré suave contigo".
Él la miró sorprendido y luego la recompensó con un beso prolongado que amenazó con encender una llamarada de pasión, pero se alejó de ella a tiempo. Era demasiado fácil ceder ante los encantos de la pequeña bruja.
"Descansa ahora, pequeña. Quiero que ambos estemos descansados y preparados, para que cuando regresemos mañana no nos espere nada más que placer".
Los ojos de Hermione se cerraron en un lento parpadeo, mientras su voz la envolvía. Una pequeña y dulce y cálida bola de deseo floreció baja y fundida en su vientre, y supo que estaba más que lista para entregarse a este hombre. "Yo también quiero eso, más que nada. Quiero que mañana podamos dejar fuera al mundo".
Severus inclinó su barbilla hacia su rostro y plantó el más suave de los besos en sus labios. "Entonces permíteme esta indulgencia, pequeña, y mañana por la noche, todo lo que me exijas será tuyo". Sintió que su respiración se aceleraba y sonrió contra su cabello mientras ella presionaba su cuerpo contra el suyo. "Todo lo que exijas será tuyo, pequeña mía".
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Había algo en esta pareja que realmente le gustaba al oficiante del registro Leo Keown. Se lo mencionó a su esposa más tarde esa noche, y cuando ella le preguntó por qué le había gustado tanto esa pareja en particular, honestamente no pudo decírselo. Él simplemente sabía que así era.
El hecho real del asunto era que le había gustado tanto esta pareja porque Severus lo había Confundido para que le agradaran. Hizo que el procedimiento de papeleo y burocracia prácticamente desapareciera.
El registrador Keown era optimista y romántico; Sabía que muchas parejas venían a Gretna Green para una "boda rápida", pero albergaba el secreto sentimiento de que él tenía algo que decir sobre la longevidad del matrimonio. Realmente creía en el poder de los votos matrimoniales y esperaba que cada pareja que se presentara ante él y pronunciara las palabras permaneciera unida. No se molestaba en averiguar cuántas parejas se divorciaban, pero estaba haciendo apuestas consigo mismo a que esta pareja inusual llegaría hasta el final.
Ambos eran inteligentes y astutos; eso se podía ver en sus ojos. Cada uno era gentil y cortés con el otro, y los pequeños toques, como la mano del hombre en su cintura, el agarre de la mujer en su brazo, todo le dijo al oficiante que estos dos eran una pareja sólida. Su propia esposa le diría que no fuera tan tonto, pero él lo creía.
Keown se paró frente a estas dos personas y pronunció las palabras que ya había dicho cuatro veces esa mañana, pero por alguna razón, parecían significar mucho más para esta pareja. Por un lado, parecían muy devotos el uno del otro. Por otro lado, había algo en ellos que rompió un poco el corazón del oficiante; era como si los dos sintieran que su amor era tan precioso que casi estaban asombrados por él. Tenían la sensación de que sabían que la vida era demasiado corta y querían atesorar cada día que pasaban juntos. O tal vez Keown era simplemente el viejo tonto que sus compañeros siempre lo acusaban de ser.
El oficiante miró su tarjeta de ceremonia y comenzó. "Amigos, estamos reunidos para celebrar el matrimonio de Severus y Hermione. Han venido hoy aquí para declarar su deseo de unirse en matrimonio y les deseamos buena suerte en su viaje juntos como marido y mujer. No entran en esto a la ligera, sino con toda seriedad y respeto mutuo, y tenemos la suerte de ser testigos de su unión".
Keown miró al hombre severo de cabello oscuro y rasgos pálidos y estéticos, y sonrió. "¿Tú, Severus Tobias Snape, tomas a Hermione Jean Granger como tu esposa, para honrarla y cuidarla desde este día en adelante, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, para amarla, respetarla, protegerla y serle fiel hasta que la muerte los separe?"
El hombre severo miró a su novia y su expresión oscura e inquebrantable se suavizó hasta el punto de volverse casi guapo. Le dio un suave apretón en la mano. "Haré todas estas cosas, hasta que la muerte me separe de ti", respondió, y su voz recorrió la habitación como incienso en una iglesia. Keown y los demás testigos miraron al hombre con nuevo respeto. Su voz al hablar era verdaderamente maravillosa; baja y vibrante, llena de poder y belleza, cada palabra tenía profundidad, significado y peso.
La joven le sonrió a su novio, el amor y el deseo florecieron en sus ojos. Mientras el oficiante repetía los votos, mantuvo su mirada fija en el rostro del novio y dijo: "¡Haré todas estas cosas, hasta que la muerte me separe de ti!"
Mientras decía sus votos, Hermione mentalmente impulsó su amor, su devoción, su confianza y su fe inquebrantable hacia Severus. Casi se tambaleó con las emociones que lo invadían y su mente susurró: Está bien, pequeña. Ya no tengo miedo.
Las lágrimas llenaron los ojos de Hermione y le envió un pequeño mensaje. Ojalá mamá y papá estuvieran aquí. Lo aprobarían, ¿sabes? Lo habrían entendido. Deslizó el anillo de su padre en el dedo de Severus y él colocó el anillo de su madre en el de Hermione. Parecía lo correcto para ambos.
El oficiante Keown sonrió a la pareja. "Lo que se ha unido hoy aquí, que nadie interfiera ni amenace". El asintió. "Con orgullo los declaro marido y mujer". Fijó su mirada en el imponente novio. "Puede besar a su esposa ahora, Sr. Granger-Snape".
Severus, sintiéndose incómodo frente al oficiante y los dos testigos anónimos y ya olvidados que literalmente habían tomado de la calle, tímidamente se volvió hacia Hermione. Ella lo miró con una mezcla de amor y esperanza. Debajo había un susurro suave y confiado de sensualidad inocente. Fue esa lujuria confiada e inexperta la que le hizo olvidar todo excepto a Hermione, y Severus se inclinó hacia adelante y besó a su esposa con labios suaves que le prometían todo lo que quería.
Severus se volvió hacia el oficiante y levantó la cabeza imperceptiblemente. Era un hombre nuevo, con una vida nueva ahora. Todo estaría bien.
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Cuando regresaron a la calle de la Hilandera, ya era primera hora de la tarde. Habían caminado hasta el punto de Aparición casi en silencio, cada uno de repente muy consciente del otro y de su estado de recién casados. Severus robaba miradas ocasionales a su joven esposa. Parecía tranquila y serena, incluso feliz. Como si fuera consciente de su atención, ella se giró y le sonrió. Había una mirada traviesa en sus ojos color ámbar. "Esposo. Mi esposo, Severus Snape."
Él respondió: "Severus Granger-Snape, si no te importa, esposa".
Ella sonrió de nuevo, un tinte rosado en su piel perfecta. "Gracias de nuevo. Tomar mi apellido fue…" se volvió hacia él, con los ojos brillantes de emoción, "bueno, significa mucho para mí".
"Lo sé." Él asintió y la atrajo hacia sus brazos. "Podríamos habernos quedado en Escocia a pasar la noche". Él le dirigió una mirada sombría. "Te debería dar una luna de miel adecuada. Merlín sabe que no fue exactamente una ceremonia vinculante adecuada. O una boda adecuada, en todo caso."
Hermione le rodeó la cintura con los brazos y lo acercó más. "Era lo que quería".
"Tu mereces más."
Hermione miró el rostro pálido y austero de su marido. Él la estaba mirando, sus ojos de obsidiana eran tan oscuros que parecían reflejarle los colores del mundo. Su corazón clamaba por este hombre, en todos los sentidos. Era como si ahora no fuera más que una criatura de sensaciones, ansiando sentirlo, conocerlo, estar tan cerca de él que nunca más se sintiera solo otra vez. "Es lo que quería. Quiero que seamos marido y mujer. Comenzando nuestra vida matrimonial en tu casa".
Severus la miró. "Ahora es 'nuestra' casa, Hermione. A partir de hoy, te pertenece tanto a ti como a mí." Miró a su esposa y la besó en la frente. "Todo lo que soy es tuyo".
Hermione se presionó contra su pecho, escuchando los fuertes y constantes latidos de su corazón. "Te he deseado durante tanto tiempo que casi no recuerdo un momento en el que no lo haya hecho".
Aturdido, Severus apoyó su frente contra la de ella. "Mi esposa. Hermione Granger-Snape. Su sonido me agrada, como pocas cosas lo han hecho alguna vez".
Podía sentirla temblar y le levantó la barbilla para que sus ojos se encontraran con los de él. "Estás temblando. ¿Tienes miedo de mí, pequeña?" Bromeó, su voz suave y tierna. Él le sonrió y había algo tan cálido e íntimo en su mirada que Hermione se quedó sin aliento.
"No", dijo, con la boca repentinamente seca, y sus pensamientos vinieron a su cabeza: Sexo. Estamos hablando de sexo. Tiene experiencia; yo no. ¿Qué pasa si no soy buena en esto? ¿Qué pasa si no lo satisfago?
Sus ojos se entrecerraron y Severus se rió entre dientes. "Te das cuenta de que tus pensamientos me gritan, ¿no, pequeña? ¿Que "escuché" cada palabra de esa pequeña crisis de fe?"
Hermione jadeó y sintió que la humillación la invadía como una lluvia fría. Por un momento, estuvo tentada de darse la vuelta, llorar o correr al baño y cerrar la puerta detrás de ella.
Entonces, el coraje interior, la valentía que había determinado su lugar en su Casa, que había engañado al Mago Oscuro más poderoso de la creación, que había reforzado la voluntad del hombre que tenía delante, le puso rígida la columna y dijo: "Bueno, como sea, ten por seguro, esposo mío, que lo que me falta de experiencia lo supliré con entusiasmo, te lo prometo."
Severus la miró fijamente por un momento, luego echó hacia atrás la cabeza y se rió. Se rió por primera vez en la memoria de Hermione; risas profundas que la hicieron sacudir la cabeza con asombro. Las lágrimas brotaron de sus ojos y se dejó caer en un sofá hundido, secándose los ojos. "Oh, Hermione", dijo varias veces, como si esto fuera a la vez una declaración y una súplica. "Oh, Hermione."
Su cabeza cayó hacia atrás, respiró hondo y temblorosamente y se pasó una mano temblorosa por los ojos. "Oh, Hermione". Su voz cambió, se volvió más suave, más dulce y más tierna. En ese momento, Hermione se dio cuenta de que se había casado con un hombre sorprendentemente guapo.
Finalmente miró a su esposa, que todavía permanecía clavada en el lugar, desconcertada. Invitadoramente, se dio unas palmaditas en el regazo. "Ven aquí, esposa", ronroneó, todavía sonriendo. "Ven aquí y cuéntame todo acerca de tu maravilloso entusiasmo".
Nota de la autora: Título y primeras líneas de The Wedding Song (There Is Love) de Noel 'Paul' Stookey.
Nota de la traductora: siempre es bueno poder ver a la pareja a través de los ojos de alguien más, y me gustó mucho que la perspectiva que tuvimos de la boda fue la de un desconocido que sin saber los detalles de su historia, puede percibir ciertas cosas que nosotros por supuesto entendemos de forma más profunda. No se ustedes, pero a pesar de la sencillez de la boda a mí me pareció preciosa, es por mucho mi segunda boda Sevmione favorita en el mundo de los fanfics (la primera es la que aparece en mi otra traducción Corrigiendo el destino, y aunque aún no hemos llegado a esa parte, si la empiezan a leer ahora probablemente se emparejarán a tiempo).
Qué les pareció Severus tomando el apellido de Hermione? Yo creo que, la razón principal fue ella, honrar a la familia que perdió y que la crió para ser la mujer que hoy es, pero también creo que lo hizo como un símbolo de lo que menciona y que también le dijo a Albus al principio. Él es ahora un hombre nuevo, dispuesto a dejar ir y seguir adelante; si, el toma sus responsabilidades e intenta enmendar sus errores, pero el pasado ya quedó atrás y la culpa ya no tiene cabida. La verdad, esto es algo que me hubiera encantado que pasara en canon.
Y bueno, nuestros muchachos ya son marido y mujer y lamento mucho dejarlos esperando para ver la noche de bodas, pero en mi defensa, no es mi culpa que Severus esté tan chapado a la antigua XD aunque honestamente a mí me pareció adorable. Los espero en el próximo capítulo, ciao!
