Nota de la autora: Encantamiento anti-litigios: Ninguno de los personajes me pertenece. Pertenecen a JK Rowling, quien dejó que toda mi razón para leer la serie de Harry Potter se desangrara en el suelo de la casa de los gritos. Estoy construyendo un mundo mejor.
Este fue un capítulo muy difícil de escribir y, en ocasiones, puede resultar una lectura dura, pero espero que permanezca conmigo porque, querido lector, siento que apenas estoy comenzando. Este es el principio del fin.
Y como siempre, un agradecimiento especial a la reina de las betas, stgulik, la beta más paciente, más inteligente y más rápida del mundo. Gracias, stgulik, por lanzar la Maldición Asesina a todos mis errores.
Nota de la traductora: creo que tendrás mucho que decir sobre el viejito y Harry phoenix1993 en este capítulo y los dos siguientes, espero que disfrutes. Gred-y-Feorge me da mucho gusto tenerte de vuelta, ya me estaba empezando a preocupar por ti =( me de gusto que estés bien y que llegaras a tiempo ya que este y los próximos dos capítulos son super importantes en esta historia. Y bueno, abrochense los cinturones y agárrense fuerte, que este va a ser un viaje turbulento.
La venganza es un plato que se sirve frio
No hay dolor, te estás desvaneciendo; como un barco lejano, como humo en el horizonte.
Tú solo vienes en oleadas. Tus labios se mueven pero no puedo escuchar lo que dices.
Cuando era niño tenía fiebre; Mis manos se sentían como dos globos.
Ahora tengo ese sentimiento una vez más, no puedo explicarlo; No lo entenderías.
Así no es como soy.
Cuando era niño, vislumbré algo fugazmente por el rabillo del ojo;
Me volví para mirar pero ya no estaba; No puedo señalarlo ahora.
El niño ha crecido, el sueño se ha ido.
Me he adormecido confortablemente.
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Juntos, Severus y Hermione utilizaron la red Flu desde el estudio de Dumbledore hasta las habitaciones de Severus. Se volvió hacia ella, consternado al ver la miseria en su rostro. Mientras Hermione se sonaba la nariz y respiraba temblorosamente, Severus les sirvió a ambos un vaso grande de whisky. Cuando ella se resistió, él pacientemente le sujetó la nuca y vertió la mitad del contenido del vaso en su garganta.
Mientras ella se ahogaba y farfullaba, Severus dijo: "Sé que no bebes, pero yo voy a hacerlo y ya no tengo ganas de beber solo. Además, estás tan enfadada que te has puesto enferma." Bebió su propio vaso de un trago y se sirvió otro. "Bebe el resto de tu whisky". Su voz era indulgente, como la de un padre que insta a su hijo a terminar su leche.
Se sentaron juntos en el sofá, mirando el fuego como si esperaran adivinar las respuestas que buscaban en las llamas moribundas. Finalmente, Hermione se volvió hacia su marido. Al ver la preocupación y la resignación en su rostro preocupado, sonrió débilmente. "Lamento haberme vuelto loca allí. Mi arrebato fue infantil e inútil".
"Lo fue", asintió suavemente, frunciendo el ceño ante su vaso. "También cumplió un propósito. Albus sabe que no puede mantener a Potter en la oscuridad para siempre. No le señalaste su mentira, por lo que todavía cree que tiene la ventaja".
"¿Mentira?"
Severus le dio una mirada ligeramente reprensiva. "Esa mierda de exponer nuestro matrimonio y hacer que te expulsen. No hemos roto ninguna regla escolar. En realidad, no puede expulsarte, especialmente si todavía espera que yo haga ese pequeño y atroz trabajo por él. Sólo estaba tratando de intimidarte".
Hermione resopló. Para su sorpresa, Severus se rió. "Él sabía que cualquier comentario sobre negarte tu educación te intimidaría. No te sientas mal", añadió, ante su expresión abatida. "Yo también me lo creí, hasta que me di cuenta de lo que estaba diciendo. No es que importe, a largo plazo".
Se alejó de Hermione, con los ojos entrecerrados. "Cuando yo... mate a Albus, tendré que huir". Su tono era de disculpa. "¿Preferirías…?" Se detuvo de repente y tomó un gran trago de su bebida, haciendo una mueca mientras tragaba el licor ardiente.
Hermione lo miró desconcertada. "¿Preferiría qué, Severus?" Su fuerza la abandonó, haciéndola sentir sacudida y vacía. El whisky se le volvió amargo en el estómago.
Desvió la mirada, con los hombros encorvados como si se preparara para un golpe. "¿Preferirías quedarte aquí?"
Asombrada, Hermione respondió: "¿Por qué querría hacer eso?"
Severus parecía incómodo. "Estaré huyendo. Si... cuando me ordenen regresar aquí, no sé qué me estará esperando. Podría ser muy peligroso para ti".
Hermione enderezó los hombros. De repente, su malestar anterior fue reemplazado por ira. "Juramos protegernos el uno al otro, Severus. Te paraste en el casco quemado de la casa de mis padres y dijiste que me cuidarías la espalda. ¿Crees que te abandonaría en el momento en el que me necesitarás más que nunca?"
Él frunció el ceño ante su ira y se puso a la defensiva, hosco. "La gente dice cosas que no quiere decir cuando está angustiada". Se encogió de hombros y trató de parecer indiferente. "Luego, con la mente clara -"
Sorprendida, Hermione retrocedió ante él. Sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. "¿Estás diciendo que has cambiado de opinión?"
Los ojos de Severus se agrandaron y sacudió la cabeza. "¡No! ¡Dije cada palabra en serio! ¿Cómo puedes preguntar tal cosa?" Por un momento pareció que iba a llorar. La derrota parecía dibujar una silueta irregular a su alrededor. "Quise decir... es decir, me preguntaba si tú... es mucho pedir..."
Los hombros de cayeron Hermione, comprendiendo. Ella se deslizó hasta el suelo y se agachó frente a él. Tomó sus manos heladas entre las suyas y las besó. Al levantar la vista, vio a un hombre pálido y esbelto mirándola con desesperación y amor en sus ojos. En la penumbra, sus esperanzas eran enormes y dolorosas. Su cabello, graso después de un día de sudar en clases, caía hacia adelante para ocultar su rostro; su cortina y escudo para protegerse de los golpes que el mundo le había lanzado desde pequeño.
Hermione sabía que la mayor parte del mundo mágico veía a Severus Snape como un mago oscuro, lleno de amargura, grosero y enojado. Un hombre que odiaba al mundo. Un hombre sin ningún rasgo redentor. Un hombre desagradable, poco atractivo, indiferente, infeliz y que no merecía ser amado. Hermione pensó en todas las cosas que él le había contado sobre su vida, revelándole cosas que nunca le había contado a nadie más. Él había tenido miedo, estaba enojado, sospechaba de todos y aun así se lo había contado. Pensó en su valentía, su pasión, su amor y dedicación hacia ella, y su corazón se rompió por él.
"Severus, mírame", susurró, y tomó su rostro entre sus manos. Sus ojos oscuros y atormentados se encontraron con los de ella, y ella entró en su mente con la delicadeza de un bebé que intenta agarrar los dedos de su madre por primera vez. Ella entró en su mente sólida, fuerte e inflexible; Las imponentes paredes que había levantado en el interior eran de acero cepillado y ennegrecido. Nada pasaría a menos que él lo permitiera. Incluso el Señor Oscuro no podía navegar a través de este laberinto sin el permiso de Severus.
Con toda su disciplina y fuerza, Hermione se abrió a él, abriendo su mente hasta abarcar la suya por completo y dio vida a los largos corredores y pasillos. Ella lo inundó con su amor, su fuerza, su pasión. Sintió que sus mentes se fusionaban, con una intensidad que nunca antes habían alcanzado, ni siquiera cuando hacían el amor. Empoderada con esta intensidad, ella derramó luz, risa y esperanza en él, tanto como él pudo soportar, tanto como necesitaba. Ella se abrió a él hasta que sintió que él se alimentaba de ella. Él estaba siendo nutrido, y habiéndose alimentado de esta luz, ahora podría también alimentarla a ella.
Sintió la devoción de él por ella, su profundo y permanente orgullo por su inteligencia e ingenio. Ella sintió la excitación sexual que le daba su toque. Sobre todo, sintió su dolorosa esperanza, temblorosa, temerosa, a punto de estallar. Se abrazaron en silencio. ¿Cómo? Su voz susurró en su mente, hermosa y tierna con anhelo. Su aliento chirrió ásperamente contra su oreja. Sacudió la cabeza, como si fuera incapaz de creer que el amor que estaba recibiendo realmente le perteneciera o que se lo mereciera.
Él la miró con sus ojos oscuros llenos de asombro. Con una voz como miel dorada, dulce, rica e invaluable, dijo: "¿Por qué me amas tanto, pequeña?"
Ella lo acercó más y rodeó con sus brazos su esbelta figura. "¿Cómo podría no amarte?" ella respondió. "Nunca tendrás la espalda desprotegida mientras yo esté viva, Severus. No voy a dejar que pases por esto solo. Si no hago nada más antes de dejar esta tierra, de alguna manera te convenceré de que eres digno de ser muy amado. Al final, pase lo que pase, estaré a tu lado. Y cuando esto termine y seamos libres…"
El miedo volvió y él se alejó de mala gana. Él se puso de pie y la puso de pie. Cuando habló, su hermosa voz estaba oscurecida por la tristeza. "Sé que es pedir demasiado. Serás vilipendiada. Es posible que te encarcelen". Él la miró y la sombría desesperanza en sus ojos casi hizo que Hermione perdiera su propia esperanza. Presionó sus labios contra su frente. "Que los dioses me perdonen por atraerte a esta vida conmigo. Siento que te he condenado, pero no puedo soportar la idea de estar sin ti. Soy un tonto egoísta y codicioso. Pero te necesito. No puedo evitarlo."
Ella habló mientras él pasaba sus manos por su cabello y la acercaba. "Terminaremos esto como lo comenzamos. Juntos." Ella miró su rostro asustado y el miedo, la fuerza y el deber que vio en sus ojos la fortalecieron. "Prometiste ser mío y yo prometí ser tuya. Esta noche te esconderé. Nunca te encontrarán". Ella dio un paso atrás y él la miró, desconcertado por sus palabras. Ella sonrió. "Tú y yo tenemos que empezar a planificar esto, en lugar de quedarnos sentados aquí como corderos esperando el matadero. Tenemos que prepararnos para afrontar el futuro, en lugar de esperar a que venga por nosotros".
Severus miró a su pequeña leona y sintió una ola de su magia, suave y poderosa, bañarlo como un escudo protector. Ella sonrió sombríamente. "Necesitamos estar preparados".
Él la miró durante un largo rato, luego sonrió y luego se rió entre dientes. Calmado por el amor que ella había derramado en su alma, se rió con nostalgia. Le dio un fuerte beso en la frente. "Antes de hacerlo pequeña, debemos hacer algo con ese lazo del diablo que llamas cabello. Está todo desordenado. ¡Empezó a crujir en la oficina del director!"
Los ojos de Hermione se agrandaron y antes de que pudiera llevarse las manos a su cabello loco, Severus sacó su varita y murmuró: "Teresdec Orocuros". La encantadora sensación de su cabello alisándose y desenredándose nunca dejaba de deleitar a Hermione, y puso sus brazos alrededor de su cintura mientras los rebeldes mechones se deslizaban y pulían ante la orden de Severus, envolviéndose alrededor de su espalda y brazos. Varios rizos se enrollaron coquetamente alrededor de su varita como zarcillos de una enredadera, hasta que casi lo ató a ella con los mechones de su cabello.
Severus sonrió. "¿Por qué este hechizo en particular siempre funciona con todos los demás menos contigo?" Puso los ojos en blanco cuando otro rizo se insinuó alrededor de su cuello, como una pequeña y atrevida cuerda. "Cada vez que estoy seguro de que he acertado con la inflexión y el movimiento de la varita, todavía termino retenido por tu cabello como si fuera su prisionero".
Hermione se rió y los rizos temblaron con su risa, haciéndole cosquillas agradables en el cuello a Severus. "Te lo dije, mi cabello está tan enamorado de ti como yo". Con un rápido movimiento de su varita, las masas de rizos obedientemente se desenrollaron de Severus y se acomodaron en su lugar. Él la miró, y en ese momento encantador, Hermione podría haber jurado que parecía un poco desconsolado por la pérdida de sus hirsutas enredaderas.
Mientras observaba a su pequeña bruja sacudir sus mechones ligeramente domesticados para volver a colocarlos en su lugar, la tristeza brotó dentro de él con tanta fuerza que lo dejó sin aliento. Él no se merecía esto. Ella tampoco. Con voz suave, cargada de un anhelo inconmensurable, dijo: "A veces, Hermione, me despierto en medio de la noche y te miro, dormida a mi lado, y por un momento finjo que no hay guerra, ni Señor Oscuro, ni Dumbledore, ni Potter. Que no le debemos nada al pasado, y no tenemos nada que temer del futuro. Me imagino que el único conflicto en nuestras vidas es si pasar las vacaciones en Skegness o en Llandudno".
Él tomó su cabeza entre sus manos y la miró con tal amor que a Hermione le dolió el corazón, y ella extendió la mano y tomó sus muñecas entre sus manos para mantenerlo en su lugar. Él cerró los ojos y su voz sedosa e hipnótica la invadió como un hechizo. "Hago como si tú y yo nos fuéramos a despertar, y después de hacer el amor nos levantaremos y daremos un paseo por la playa o por un jardín, y nadie sabrá quiénes somos ni qué somos. Somos sólo dos personas que queremos vivir nuestras vidas en paz". Él tragó el nudo en su garganta. "Daría mi alma para que eso fuera real, pequeña". Abrió los ojos. "Es sólo un sueño que tengo". Él le dedicó una sonrisa tan triste que Hermione sintió que las lágrimas le picaban en los ojos.
Con más coraje en su voz que en su corazón, Hermione respondió: "Voy a aferrarme a ese sueño, Severus Snape. Sólo que, en mi versión, tendremos un niño de ojos negros caminando entre nosotros, tomándonos de la mano, y una niña de cabello revuelto a la que cargo apoyándola mi cadera". Sus lágrimas la traicionaron, pero las apartó con una sonrisa feroz y quebradiza. "Ese es nuestro futuro. Lo he decidido".
Como había esperado, Severus sonrió y le dedicó una de sus risas silenciosas. "Siempre tan mandona." Le soltó la cabeza y le atrapó las manos mientras se deslizaban lejos de sus muñecas. "Que así sea, pequeña. Ese es nuestro futuro".
Se sentaron y comenzaron a planear, y Severus sintió que la pura formalidad del estudio y la investigación actuaba como un bálsamo para su espíritu hastiado. Durante mucho tiempo habían estado sentados, asustados, enterrando sus cabezas en la arena, silbando en la oscuridad, rogando esconderse el uno al otro para mantenerse a salvo. Era como si la niebla de miedo que los había paralizado todo este tiempo finalmente se hubiera disipado y, por primera vez, Severus pensó que estaban listos para ser proactivos, no reactivos. Si tuvieran que esconderse, primero tendrían que construir el escondite.
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A la mañana siguiente, Hermione caminó penosamente por el gélido pasillo hacia la Sala Común de Gryffindor. El amanecer estaba helado y como solo tenía su túnica escolar para cubrirse, caminar desde las mazmorras era un ejercicio miserable. La escarcha cubría las ventanas y el viento helado se colaba entre las piedras. Estaba temblando cuando llegó al retrato de la Dama Gorda; todo lo que quería hacer era entrar en la Sala Común y permanecer junto al acogedor fuego.
Mientras se apresuraba a cruzar la puerta y entrar a la Sala Común, vio a Harry sentado allí, obviamente esperándola.
"¡Harry! Te levantaste temprano", dijo, con un brillo en la voz que estaba lejos de sentir. Él la estaba mirando, sin sonreír, y Hermione sintió una repentina punzada de miedo helado que no tenía nada que ver con la temperatura.
"Tú también te levantaste temprano", respondió Harry con firmeza, mirándola de cerca.
"¡Oh, he estado despierta por mucho tiempo! Estuve en la biblioteca revisando un libro que pensé que podría ayudar…"
"Acabo de regresar de ahí. No está abierta. Madame Pince no se encuentra bien hoy. La puerta estaba cerrada".
Hermione maldijo interiormente por haber sido atrapada tan descaradamente en una mentira. Por un momento, simplemente miró a Harry, tratando de decidir cómo debía reaccionar. Usando una de las tácticas de Severus, simplemente esperó hasta que Harry habló. Quizás sus siguientes palabras le dieran una pista de cómo responder.
"Quería hablar contigo sobre algo anoche, pero no pude encontrarte. Y cuando terminé de hablar con Dumbledore, ya pasaba de la hora de dormir, así que pensé en esperar hasta la mañana.
Hermione asintió. "Bueno." Ella notó que Harry estaba temblando notoriamente y se dio cuenta de que estaba enojado; enojado, molesto y confundido. "Tenía rondas que hacer -"
Su voz era baja y mortalmente tranquila. "Justin me dijo que habías cambiado las noches con él. Anoche no hiciste rondas."
Hermione parpadeó, pero Harry siguió adelante, como si todas las palabras estuvieran unidas en un discurso preparado y no quisiera perder el hilo. "Recorrí toda la escuela buscándote. Fui a la biblioteca, al Gran Comedor, a la Enfermería y al baño de los Prefectos. Finalmente, me di cuenta de que iba a llegar tarde al toque de queda, así que pensé: ¿Cuál es la mejor manera de saber dónde está Hermione?". Él la miró profundamente a los ojos, como si le exigiera que respondiera su pregunta.
Hermione sintió que el corazón le golpeaba el pecho y la adrenalina bombeando en su torrente sanguíneo hizo que la habitación de repente pareciera incómodamente cálida y cargada. Le sorprendió lo nivelada y agradable que sonaba su voz. "¿El Mapa del Merodeador?"
Harry asintió. "El mapa, sí. Entonces lo miré. Y luego tuve que hacer los deberes, pero luego lo revisé otra vez. Y justo antes de acostarme, lo revisé de nuevo. Luego me levanté esta mañana y lo miré una vez más". Él se puso de pie y caminó hacia ella, y Hermione se obligó a no dar un paso atrás. Se acercó a ella hasta que estuvo cerca y Hermione tuvo que mirarlo. Se obligó a mirarlo a los ojos.
En voz baja, temblando por mantener el control, Harry dijo: "Y ahora me gustaría que me lo dijeras, Hermione. ¿Me gustaría que me dijeras por qué pasaste toda la tarde, toda la noche, hasta el amanecer en las habitaciones de Severus Snape?"
Ardía. Estaba demasiado cerca y ardiendo. Hermione resopló. "¿Las habitaciones del profesor Snape?" Bufó. "Debe haber habido un error. No -"
La voz de Harry era baja e insistente. "El mapa no miente, Hermione. Tú lo sabes." Por un momento, simplemente se quedaron mirándose el uno al otro. Los ojos verdes de Harry destellaban fuego y ella podía ver la traición en ellos.
Por primera vez en mucho tiempo, Hermione no tenía idea de qué hacer o decir.
"¿Qué está sucediendo?" Los dos se giraron para ver a Ron entrando arrastrando los pies a la Sala Común, bostezando y estirándose. Él los miró con recelo. "Ustedes dos se levantaron temprano".
Hermione sonrió. "No hay descanso para los malvados. Me levanté temprano para estudiar un poco". Antes de que Harry pudiera responder, Hermione se volvió hacia él. "Hablaremos de esto esta noche, ¿de acuerdo, Harry?" Ella lo miró profundamente a los ojos desconfiados y en silencio deseó que aceptara.
Finalmente, asintió brevemente. "Claro, Hermione. Esta noche, después de cenar." Él la miró por un momento, con la mandíbula tensa. "Si no estás aquí, iré a buscarte". Sus ojos eran amargamente acusadores. "Sé dónde estarás".
Hermione se obligó a mantener la calma. Ella le devolvió el gesto y se dirigió a su habitación. Una vez allí, cerró los ojos y mentalmente contactó a Severus para contarle lo sucedido.
Quizás sea lo mejor. La voz en su mente sonaba resignada.
Estaba pensando lo mismo. Quizás ahora sea el momento de decirle la verdad. Si Dumbledore no lo hace...
Encontraremos tiempo para discutir esto. Mientras tanto, debes evitar que le cuente a todos en Gryffindor que pasaste la noche conmigo.
Hermione negó con la cabeza, olvidando que era inútil hacerlo ya que él no podía verla. No se lo dirá a nadie.
¿Estás tan segura, pequeña? ¿Qué te hace pensar que no irá a charlar con Minerva?
NO lo hará. Tienes que creerme en esto. Aunque te cueste imaginarlo, Harry puede ser tan reservado como tú.
Ella sonrió con tristeza mientras sentía el disgusto entrelazado en sus patrones de pensamiento. Por favor, NO compares a Potter conmigo, Hermione. Me estás haciendo perder el apetito.
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El día pasó tan lentamente que Hermione estuvo tentada a creer que el tiempo se había ralentizado mágicamente sólo para su beneficio. Quizás fue una suerte que los Gryffindors no tuvieran clases de DCAO, evitando a Hermione la aprensión de la posibilidad de otra confrontación entre Harry y Severus. Aun así, a Hermione le hubiera gustado hablar con su marido, aunque sólo fuera por su presencia sólida y reconfortante. La única vez que lo vio fue durante el almuerzo, y allí tomaron todas las precauciones en sus respectivas mesas para ignorarse cuidadosamente, optando en cambio por comunicarse en silencio.
¿Qué diablos estás comiendo, Hermione? Parecen ingredientes de pociones.
Ensalada de brócoli y espárragos. Está bastante buena, en realidad. Deberías probar un poco. Vas a almorzar algo verde hoy, ¿verdad, Severus?
Casi podía oírle suspirar. Espinacas en una especie de salsa de crema. ¿Feliz?
Ella trató de reprimir una sonrisa. Mucho. Aunque sea el día más largo de la historia. Merlín, ¡desearía que el día terminara y pudiera tener mi reunión con Harry de una vez!
Pasará más pronto de lo que quisieras. Después de todo, no puedo imaginar que tengas tanta prisa por decirle a Potter que tiene que morir.
Sorprendida, Hermione se atragantó con su ensalada de brócoli. Una mano firme pero amigable comenzó a golpearla en la espalda. Tosiendo y farfullando, se volvió para ver a Harry, con una expresión de preocupación en su rostro. "¿Está bien, Hermione?"
Hermione se aclaró la garganta y tomó un gran sorbo de jugo de calabaza. "Lo siento, sí, estoy bien". Ella tosió de nuevo. "S-se fue por el camino equivocado".
Harry sonrió forzadamente. "Pero estás bien, ¿no?" Hermione lo miró a los ojos esmeralda y, a pesar de su sospecha y enojo anteriores, vio amor y preocupación genuinos por ella. El conocimiento de lo que ella y Severus debían decirle a Harry la golpeó como una bludger.
Merlín, tengo que decirle a este chico agradable, dulce y solitario que es un Horrocrux y que la única forma de derrotar a Voldemort es que muera. ¡Oh, dioses, Harry!
Se cubrió las lágrimas tosiendo de nuevo. Ella puso su mano sobre su brazo. "Gracias, Harry. Estoy bien. De verdad." Ella le dio un apretón amoroso en el brazo. "Gracias."
Esta vez su sonrisa fue genuina. "Seguro. Ten cuidado, ¿está bien?" Soltó una breve risa. "No vayas a caer muerta sobre mí, ¿de acuerdo?"
Hermione logró devolverle una sonrisa y apartó su plato. "Lo tomaré como una señal de que ya he comido suficiente. Esos libros no se van a estudiar por sí solos". Miró a su viejo amigo y cubrió su mano con la suya. "Nos reuniremos más tarde, justo después de cenar, ¿de acuerdo?" Él sonrió y asintió, luego volvió a su almuerzo.
Hermione se levantó de la mesa y salió del Gran Comedor sin mirar atrás. Podía sentir los ojos de Severus sobre ella y rápidamente le comunicó que tenía un recado que hacer. Apenas llegó al baño de chicas, se encerró en el cubículo del fondo y lloró como si se le fuera a romper el corazón, y cada lágrima fue derramada por Harry y Severus – y por ella misma. Severus había tenido razón. Se les estaba pidiendo demasiado a todos ellos.
Cuando pudo funcionar sin estallar de nuevo en lágrimas, Hermione dejó el cubículo y fue al lavabo, salpicándose agua en la cara. Se miró en el espejo e hizo una mueca. Era un desastre: nariz roja brillante, ojos hinchados y enrojecidos, labios hinchados y cara sonrojada. Una persona ciega podría darse cuenta de que había estado llorando. Un glamour menor ocultó los peores estragos. En luz tenue, probablemente podría pasar por normal. Le explicó en silencio a su desconcertado marido que necesitaba un tiempo a solas. No quería que él supiera que había estado llorando; añadiría otra carga a la muy pesada que ya llevaba.
Luego, mientras lanzaba sus encantamientos refrescantes, tuvo el comienzo de una idea. Una vez que salió de los baños, corrió de regreso a su dormitorio. Por lo general, ella no era de las que faltaban a clases, pero el profesor Binns difícilmente se daría cuenta de que faltaba a Historia de la Magia, y esto era mucho más importante.
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El interminable día escolar finalmente concluyó, y poco después de la cena, Hermione terminó su tarea y fue a buscar a Harry. Ella y Severus habían decidido que inicialmente hablaría con Harry a solas, luego juntos se unirían a Severus y él llenaría los espacios en blanco sobre todo; desde su relación con la madre de Harry, pasando por la profecía, hasta el horrible asunto del Horrocrux.
Lo más preocupante es que Hermione no pudo encontrar a Harry por ningún lado. Ahora era su turno de añorar el Mapa del Merodeador, mientras buscaba por todas partes a su amigo. Nadie, ni siquiera Ron, estaba seguro de dónde estaba.
Cuando Hermione dobló la esquina cerca del estudio del director, vio a Harry corriendo hacia ella. Desde lejos parecía tenso y apresurado. "¡Ahí estás!" dijo ella, sonriendo, y caminó hacia él para acortar la distancia. "¿Dónde está-"
"¡Tu precioso Snape mató a mis padres!" Él bramó, acercándose a ella y agarrándola por los brazos. Estaba temblando de rabia. "¡Él fue quien le contó a Voldemort sobre la profecía!" Aturdida, Hermione intentó apartarlo, pero el agarre de Harry era demasiado fuerte. "¡Él ha traicionado y matado a TODOS los que han significado algo para mí, y tú te lo estás cogiendo!"
"¡Harry! ¡Baja la voz!" Hermione siseó, liberándose de su agarre. "Quién – qué…" Ella se tambaleó, presionando su palma contra su frente confundida. "¿Qué está pasando? ¡Se suponía que tú y yo nos encontraríamos hace treinta minutos!"
Harry estaba jadeando de rabia. "Recibí un mensaje de Dumbledore. Quiere que vaya a algún lugar con él esta noche. Creo que tiene que ver con un Horrocrux". Respiró hondo, pero todavía estaba demasiado agitado.
Hermione negó con la cabeza. "Pero... pero ¿qué tiene eso que ver?"
"Me encontré con Trelawney mientras intentaba encontrarte. Me dijo que mientras guardaba sus botellas de jerez en la Sala de los Menesteres, escuchó a Malfoy allí: ¡estaba celebrando!" Los ojos de Harry ardían. "¡Piensa, Hermione! ¿Por qué Malfoy estaría feliz?"
Antes de que ella pudiera formular una respuesta, él continuó. "¡Porque ha terminado lo que sea que Voldemort le encargó hacer! Él y Snape van a hacerle algo horrible a Dumbledore y a esta escuela... ¡por orden de Voldemort!"
"¡Harry, para! ¡Lo que dices no tiene ningún sentido!" Hermione casi gruñó de frustración. "Si me dejaras explicarte…"
Harry se volvió hacia ella y, por un momento de terror, Hermione pensó que en realidad podría golpearla. "Y mientras Trelawney seguía parloteando sobre tratar de encontrar un lugar donde esconder su jerez, me contó que, hace muchos años, mientras Dumbledore la entrevistaba para su trabajo, ¡Snape fue descubierto al otro lado de la puerta, escuchando a escondidas! ¿No lo ves, Hermione? ¡Snape escuchó la profecía y corrió directamente hacia Voldemort!" Jadeó, al borde de las lágrimas. "¡Por su culpa, mi madre y mi padre están muertos!"
"¡Harry, no es así! Si nos dejaras explicarte…"
"¡La única explicación que quiero escuchar es cómo terminaste follándote a mi enemigo, Hermione!" Harry rugió, apoplético por la furia. "¡También podrías estar en la cama con Voldemort!"
Ella lo abofeteó entonces; una bofetada genuina, al estilo Hermione, que hizo que Harry se balanceara sobre sus talones y le hiciera girar la cabeza hacia un lado. El sonido resonó en el pasillo vacío como un disparo, y la mano de Hermione picó por la fuerza del mismo.
¿Hermione? ¿Qué está sucediendo? ¡Háblame!
Ignorando la orden de Severus, Hermione se acercó a Harry. Su voz era baja e intensa de ira. "No sabes de qué diablos estás hablando, Harry. ¡Ahora, por el dulce amor de Merlín, escúchame y mantén la boca cerrada y sabrás la verdad! ¿De verdad crees en la palabra de una vieja borracha como Trelawney sobre la de tu amiga?"
Harry la miró y luego sacudió la cabeza en silencio. Continuó sacudiendo la cabeza durante varios segundos, como si le hicieran una pregunta con un rotundo "no" como respuesta. Hermione pudo ver la huella roja brillante de su mano contra su rostro blanco y se sintió como un monstruo.
Finalmente, dijo en voz baja: "Tú no eres mi amiga. Una amiga no me traicionaría. Una amiga no me mentiría. Una amiga no encubriría a un asesino. Una amiga no se acostaría con el enemigo". Él la miró con lástima. "Sabes, realmente espero que Snape te haya lanzado un Confundus, porque si estás haciendo esto por tu cuenta, nunca te perdonaré".
"¿Incluso si supieras toda la verdad? ¿Incluso si te lo digo todo y pudieras entenderlo todo y ver la imagen completa desde el principio?"
Pequeña, me estás preocupando. ¿Qué pasa?
Harry solo sacudió la cabeza y se volvió hacia la entrada de la oficina de Dumbledore. Hermione, sintiéndose enferma y más desesperada de lo que jamás podía recordar, dijo: "Por favor, Harry, solo escúchame. No conoces la historia completa. Te lo contaré todo. Si me das esa única oportunidad, te daré toda la información que necesitas. ¡Sabes que nunca haría nada que te lastimara!"
Se detuvo en la entrada, pero no se dio vuelta. "Ni siquiera sé quién eres, Hermione". Volvió la cabeza hacia un lado. "Voy a contarle a Dumbledore sobre ti, Snape y Malfoy. Si yo fuera tú, preferiría enfrentarme a Voldemort que a Dumbledore, una vez que se entere."
"¡Él lo sabe, Harry!" Hermione gritó y Harry se quedó helado. Entonces se dio la vuelta.
"¿Él sabe qué?"
Hermione respiró hondo. "Él sabe sobre Severus y yo. Él sabe sobre Draco. Él sabe muchas cosas que no te dirá, cosas que Severus y yo queríamos que supieras."
Él bufó, "Oh, ahora es 'Severus', ¿verdad? ¿Es así como lo llamas cuando te folla?"
"¡No seas estúpido, Harry!" Hermione espetó, sin paciencia. "¡Estás despotricando sobre cosas de las que no sabes nada y que no importan, en lugar de cosas que derrotarán a Voldemort y te salvarán la vida! ¿No dijiste tú mismo que Dumbledore te mantenía en la oscuridad? ¿Alguna vez le has preguntado por qué – o simplemente confías ciegamente en todo lo que dice, como lo hiciste con Sirius?"
Harry se estremeció. "¡Dumbledore nunca haría nada que me lastimara!"
Hermione casi sollozó: "¡Yo tampoco!"
Harry replicó: "¡Él tampoco me mentiría nunca!".
Esto no es divertido, Hermione. Voy a buscarte.
"Probablemente no, pero ¿qué pasa con las cosas que no te ha contado, como por qué ocultó toda la verdad sobre lo que Sirius me hizo, o el verdadero significado de los Horrocruxes, o la verdad sobre Severus y lo que pasó la noche en que tus padres fueron asesinados?"
Harry corrió hacia ella de nuevo. "¡No te ATREVAS a mencionar a mis padres!" siseó y Hermione retrocedió. Ya no se parecía a su amigo. Se parecía... se parecía el Señor Oscuro.
"¿Qué esta pasando aquí? ¡Señor Potter, señorita Granger, tengan la amabilidad de explicar el significado de este disturbio!" Hermione se giró para ver a la profesora McGonagall caminando hacia ellos. Parecía perturbada al ver a sus Gryffindors estrella prácticamente a punto de lanzarse uno sobre el otro. "¿Discutiendo en los pasillos? ¡Esto es de lo más indecoroso, por no decir poco característico! ¿Por qué no están en su Sala Común?"
La oscuridad salvaje y malsana se desvaneció de los ojos de Harry y volvió a ser él mismo. Malhumorado, Harry respondió: "Tengo una cita con el director, profesora".
Mientras hablaba, escucharon pasos descendiendo del estudio del director, y el corazón de Hermione comenzó a latir con fuerza al reconocer el corte familiar de los pantalones de Severus cuando apareció a la vista. Agarró el brazo de Harry en señal de advertencia, justo cuando Severus salía de la escalera.
La profesora McGonagall estaba diciendo: "Oh, sí, recuerdo que mencionó que ustedes dos estarían fuera esta noche". Se volvió hacia Hermione. "Eso lamentablemente no la excusa a usted, señorita Granger. Por favor regrese a su dormitorio y permita que el Sr. Potter se ocupe de sus asuntos. Estoy segura de que cualquier desacuerdo que tengan se resolverá mañana".
Harry le dio a Severus una mirada asesina. Hermione le suplicó en silencio a Harry, pero él simplemente liberó su brazo, le dio la contraseña a la gárgola y subió las escaleras. Hermione lo vio irse, sintiendo como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.
"¿Señorita Granger?" La voz de McGonagall era muy poco paciente y, de mala gana, Hermione volvió su atención a su Jefa de Casa. Afortunadamente, Severus dio un paso adelante, fingiendo desdén.
"Aunque no había planeado caminar en esa dirección general, profesora, supongo que puedo asegurarme de que la señorita Granger regrese a su dormitorio, ya que parece bastante insegura de cómo proceder por su cuenta", dijo Severus con frialdad, sonando de la forma pasivo-agresiva que usualmente caracterizaba al maestro de pociones.
McGonagall sonrió forzadamente. "Gracias profesor. Eso es muy amable. Andando, señorita Granger."
Severus frunció el ceño en su dirección general, y Hermione lo siguió dócilmente por el pasillo.
Cuando doblaron la esquina, se miraron y luego las rodillas de ella se doblaron y él la tomó en sus brazos. Hermione estaba temblando tanto que entrelazó su mano con la de ella y suavemente puso su otro brazo alrededor de su cintura para estabilizarla. Ella le permitió conducirla como un animal herido. No vieron a nadie mientras caminaban hacia las mazmorras. Hermione se dio cuenta de que, incluso si lo hubieran hecho, no habría hecho ninguna diferencia. Eran incapaces de soltarse el uno al otro.
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Mientras Hermione caminaba hacia la oficina del director, buscando a Harry, Severus ya estaba allí, habiendo sido llamado por Dumbledore poco después de la cena.
Los instintos del director, una vez más, habían sido asombrosos. "Creo que encontré uno de los Horrocruxes, Severus", había dicho, mirando por la ventana. "Sin embargo, es un trabajo de dos hombres. No puedo destruirlo solo".
"Bien. ¿Cuándo te gustaría partir?" había preguntado Severus, girándose para irse. "Le diré a Hermione-"
"Tendrás que quedarte aquí, Severus. Cosas malvadas están en marcha esta noche. Me llevaré a Harry conmigo".
Severus miró a Dumbledore con incredulidad. "¿Potter? ¿Te llevarás al chico? Eso es peligroso-"
"Creo que esta noche puede ser una mala noche, Severus. Me sentiré más tranquilo sabiendo que estás aquí, ayudando a proteger Hogwarts de nuestros enemigos".
Algo en el tono del Director hizo que el estómago de Severus se revolviera. "¿Albus? ¿Qué estás diciendo? ¿Qué sabes?"
En lo profundo de su mente, Severus sintió un dolor agudo y al instante reconoció que era Hermione. Estaba en apuros. Él la llamó: ¿Hermione? ¿Qué está sucediendo? ¡Háblame!
Dumbledore le dedicó una sonrisa al hombre más joven. Por un momento, pareció el poderoso mago de antaño. "¿Saber? Poco. ¿Sospechar? Bueno, se rumorea que el señor Malfoy ha estado trabajando en un proyecto que ahora ha llegado a buen término. Si es así, esta noche puede ser la misma noche en que veamos los frutos de su trabajo".
Severus miró al director en estado de shock. "Entonces, ¿por qué abandonas la escuela si sospechas que hay problemas? ¿No deberías estar aquí, con nosotros, asegurándote…?"
"No confío en nadie más que en ti, Severus, para mantener a raya al enemigo hasta que yo regrese. Pero este Horrocrux es muy importante. Los demás pueden ser encontrados, pero este podría permanecer oculto para siempre y, como dije, es un trabajo de dos hombres. Al menos tengo que intentar recuperarlo antes de que me maten".
Escuchar a Dumbledore decir esas palabras con tanta calma hizo que a Severus se le apretara el estómago. "Entonces…" comenzó, y tuvo que aclararse la garganta. Luchó contra sus emociones; Luchó contra su miedo y su repentina ira. Tragó en seco. "Entonces, ¿crees que será esta noche?"
"Severus", comenzó Dumbledore, y Severus jadeó ante la emoción que escuchó en el tono del viejo mago. "Los mortífagos entrarán a Hogwarts esta noche. A donde voy, existe la posibilidad de que muera antes de que regresemos. Este Horrocrux no quiere ser liberado". Hizo una pausa para lograr el efecto. "A Regulus Black se le asignó la tarea de ocultarlo".
Sus palabras golpearon a Severus como un martillo en su pecho. La ira y el resentimiento salieron de él, para ser reemplazados por horror. "¡Oh, Merlín, no!" Gritó Severus y se arrodilló junto a su director. "La poción. Oh, dioses, Albus", gimió entrecortadamente, mirando a su viejo amigo con impotencia. Sacudió la cabeza, enfermo de culpa. "No he pensado en esa poción en años. Yo nunca -"
Miró a Dumbledore suplicante, como rogando que le creyeran. "Nunca supe por qué El Señor Oscuro me ordenó crearla. Reg nunca me dijo lo que estaba haciendo…" Severus no pudo terminar la frase. Oh, esto dolía. Tragó el nudo en su garganta. "No sobrevivirás, Albus".
Los brillantes ojos azules de Dumbledore estaban suaves por la comprensión. "Tampoco lo deseo, muchacho. Por lo que recuerdo, era una poción desagradable". Desvió la mirada por un momento. "Pobre Regulus".
Severus bajó la cabeza. "¡Oh, Albus! Lo siento mucho." Sintió la mano del anciano suavemente sobre su cabeza, sintió el amor que una vez había sentido, como un hijo por su padre, y también sintió como si estuviera muriendo un poco.
"No, no derrames lágrimas por mí, Severus", dijo Dumbledore suavemente, y abrazó al joven mago. Con fervor dijo: "¿Ves por qué tengo que ir? Alguien debe beber la poción para recuperar el Horrocrux. Soy el candidato perfecto. Ya me estoy muriendo, muchacho, ¿me oyes? Me suicidé en el momento en que me puse el anillo de Sorvolo en el dedo".
La voz de Severus estaba atascada por las lágrimas. "El dolor será indescriptible, Albus. Potter no podrá ayudarte".
El mayor asintió y dio un paso atrás. "Sin duda será desagradable. Pero escucha, Severus. Debo regresar al castillo para traer a Harry de regreso a un lugar seguro. Si los Mortífagos llegan antes de que regresemos, tendrás la oportunidad de repelerlos sin tener que preocuparte por Harry. Sé que mantendrás a los estudiantes a salvo, Severus".
El agudo zumbido en la cabeza de Severus creció, empeorando el dolor detrás de sus ojos. Pequeña, me estás preocupando. ¿Qué pasa?
Dumbledore respiró hondo y, en ese momento, toda su vitalidad lo abandonó y parecía frágil, pensativo. Miró al mago más joven. "No tengo miedo de morir, Severus. Pero lo siento. Por tantas cosas."
Él suspiró. "Lamento obligarte a hacer esto. Lamento haber sido tan duro con tu esposa; sé cuánto la amas. Sobre todo, lamento que tu oportunidad de encontrar la felicidad se haya..." El anciano se dio la vuelta. "Hace mucho tiempo que perdí mi oportunidad. No le deseo esa pérdida a nadie; Especialmente a ti, mi querido muchacho."
Severus se sintió extrañamente entumecido y agradeció que sus sentidos estuvieran adormecidos. Dudaba que pudiera sobrevivir de otra manera. Soltó un sollozo y se apartó el pelo de los ojos. "Entonces te dejaré, Albus. Hay que hacer preparativos. Necesito hablar con Hermione tan pronto como pueda". Se levantó para irse y miró al viejo mago. El dolor inundó su corazón. "Albus, a tu manera, has sido como un padre para mí".
Dumbledore miró a Severus y sonrió. "Y te he amado como a un hijo, Severus. Lamento haber tenido que usarte tan duramente y no haberte tratado tan bien como merecías, pero esa culpa fue mía. Y esto, lamentablemente, será sólo el principio del fin, no el final del principio. Haz esto último por mí, mi querido amigo. Dale un poco de paz a un anciano y perdóname. Me harás un favor, recuérdalo." Miró a los ojos oscuros de Severus y sonrió. "Haz esto porque me amas, no porque te haya dado muchos motivos para odiarme".
Severus asintió, incluso cuando la ira y el miedo de Hermione lo invadieron nuevamente, y jadeó en voz alta. Esto no es divertido, Hermione. Voy a buscarte.
Enfrentado a las turbulentas emociones tanto de Hermione como de su propio corazón palpitante, Severus luchó contra cada instinto interior para no llorar. Miró a Dumbledore por última vez como a un amigo. "La próxima vez que nos veamos, sólo tendré dos palabras que decirte, Albus. Así que me despediré ahora".
Los dos magos se miraron de frente. Por un breve momento, Dumbledore pareció asustado, luego él también encontró su fuerza. "Adiós, Severus. Hasta que nos volvamos a encontrar, mi querido amigo". Miró a Severus con cariño, y en ese momento Severus estaba tan nervioso que no podía decidir si odiaba a Dumbledore o lo amaba. Nunca nadie había usado a Severus con más precisión o con más afecto genuino.
Severus se giró y bajó las escaleras para encontrar a Hermione.
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La Marca Tenebrosa quemaba el cielo como si fuera el Ángel de la Muerte. Filius Flitwick bajó corriendo a su habitación. "¡Severus! ¡Severus! ¡Mortífagos en Hogwarts! Tenemos que dar la alarma…"
El sorprendente hechizo noqueó a Filius tan rápida y silenciosamente que Severus pudo atrapar al diminuto mago antes de que cayera al suelo. Dejando suavemente a Filius en su sofá, Severus salió corriendo de sus habitaciones, justo cuando Hermione y la chica Lovegood bajaban corriendo las escaleras hacia las mazmorras. Ella estaba en su dormitorio cuando él la llamó y le rogó que se reuniera con él en su estudio.
"¡Señorita Granger, señorita Lovegood! El profesor Flitwick se ha desplomado en mi habitación. La tensión", dijo, escuchando los inconfundibles sonidos de pánico y caos en los niveles superiores de la escuela. "Quédense con él hasta que llegue la ayuda. No lo dejen solo".
Cuando se dio la vuelta para irse, miró a su esposa a los ojos. Ella parecía reprocharle; como si estuviera enojada por haber sido encerrada en las mazmorras mientras la peor parte de la lucha estaba en otra parte. Quédate aquí con Filius. Cuando todo esté hecho, volveré a recogerte. Ten todo listo. Debemos actuar rápido.
Es demasiado peligroso para ti volver aquí. Dejaré a Luna con el profesor Flitwick. ¡Sólo estás haciendo esto porque crees que no puedo cuidar de mí misma!
¡Por Merlín, bruja! ¡Por una vez, haz lo que te digo! ¡No quiero que lo veas, pequeña! ¡No quiero que me veas hacer esto! ¡Por favor!
Estaba subiendo las escaleras corriendo, corriendo con adrenalina, cuando las palabras: ¡No te atrevas a dejarme atrás, Severus Snape! Casi lo hicieron tropezar, y se rió, una risa aguda que hizo que varios estudiantes lo miraran con inquietud.
¡Solo quédate quieta! Niña tonta, y espérame, ¡por supuesto que volveré por ti!
Subió corriendo las escaleras de la Torre de Astronomía. En esa alucinante carrera por los innumerables escalones, dijo en voz alta: "¿Cómo se supone que voy a sobrevivir de otra manera?"
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Irrumpió en las almenas, varita en mano, respirando con dificultad y captó la escena en un rápido momento. Vio a los despreciables e incestuosos Carrows, mirando de reojo hacia un lado, junto a Fenrir Greyback. El hedor del hombre lobo había asaltado las fosas nasales de Severus incluso antes de que lo viera. Severus reconoció al mortífago restante como el mago rubio que lo había escoltado a su último encuentro con el Señor Oscuro. Severus no le dio más que una mirada de pasada.
Draco estaba a un lado, parecía como si estuviera paralizado, su varita temblando como la rama de un árbol. Él y los Mortífagos que había dejado entrar a Hogwarts estaban todos frente a una figura acurrucada apoyada contra el parapeto. Severus siguió su mirada y vio a Albus Dumbledore, sin varita, con una palidez espantosa, apoyado contra la pared. Jadeaba como un animal herido y su rostro estaba gris por el cansancio y el veneno que había ingerido.
"Ah, Snape", dijo Amycus Carrow, su voz era un gemido chirriante en los oídos de Severus. "Tenemos un problema. El chico no parece capaz…"
La mirada de Severus estaba fija en Dumbledore. Tenía un aspecto espantoso; su cuerpo temblaba por el esfuerzo de mantenerse ligeramente erguido. Parecía haber envejecido cien años en las últimas horas.
"Severus", dijo Albus, con voz ronca y asustada. "Por favor."
Como un sonámbulo, Severus levantó su varita y la apuntó al corazón de su amigo... su mentor, su carcelero... sintió su magia surgir dentro de él... pensó en la crueldad de Dumbledore... la forma en que trató a Hermione. ... ¡ella se interpuso entre tú y Dolohov!... el brazo de su varita estaba firme... Albus y su Bien Mayor... para lanzar un Imperdonable tienes que decirlo en serio...
"¿Severus?" Albus jadeó y lo miró con ojos suplicantes y llenos de lágrimas "¡Severus, por favor!"
Severus era piedra... su varita era piedra... era fuego... era sangre... vio a Dumbledore, diciéndole que su madre estaba muerta... Regulus Black estaba muerto... Lily estaba muerta... Los padres de Hermione están muertos, todos estaban muertos, muertos, muertos... di las palabras... dilas... tienes que decirlo en serio... dilas...
"¡Vamos, Snape, o lo haré yo! ¡Oye!" Severus escuchó un movimiento detrás de él, pero su concentración estaba completamente enfocada en Dumbledore.
Su varita era una extensión de sí mismo, un dedo acusador que señalaba... Dumbledore, defendiendo a los Merodeadores... los chicos son chicos... ese mocoso es igual que su padre... Sirius Black escapó... Potter no sería castigado por lastimar a su esposa... su esposa…Prefiero no poner todos mis secretos en el mismo cesto, sobre todo tratándose de un cesto que pasa tanto tiempo colgado del brazo de lord Voldemor... su varita vaciló minuciosamente... sintió la magia arremolinándose, como la magia que lo había curado...
"¡Avada Kadavra!"
La brillante luz verde brilló en la noche, iluminando la torre. Severus observó aturdido cómo el cuerpo de Dumbledore volaba desde el parapeto como un pájaro, cayendo hacia abajo. Los Mortífagos estaban extrañamente silenciosos para haber visto a su enemigo jurado ser abatido.
Severus bajó su varita y se giró a tiempo para ver la luz verde desvanecerse de la punta de la varita de Hermione. "No, pequeña. No", susurró, mientras miraba los ojos aterrorizados de la asesina de Dumbledore.
Nota de la autora: Palabras de apertura – Comfortably Numb – Roger Waters
Este capítulo también está dedicado con disculpas a LaurieLove, quien usó un recurso argumental similar en Out of the deeps, cuando otro personaje buscaba a Hermione.
Nota de la traductora: Se esperaban eso?
La historia que menciona la autora en su nota ha sido traducida por ontzilore con el título Fuera de las Profundidades, lo pueden leer en Wattpad, en FF y en AO3. Si lo quieren leer aquí en FF pueden buscarlo en mi lista de favoritos.
Espero que sigan disfrutando de esta historia, díganme que les pareció este nuevo giro.
