La segunda guerra mágica había terminado, pasaron varios años desde entonces; Hermione había optado por regresar a su vida en el mundo muggle, intentando llevar un ritmo más sedentario, decidió estudiar y ejercer la carrera de derecho en una prestigiosa universidad de Londres, las cosas con Ron no habían funcionado en su romance fugaz de unos meses pero seguían siendo amigos y permanecían en contacto tanto con él como con Harry, quien junto a Ginny esperaban a su primer hijo, ambos, Weasley y Potter ahora eran reconocidos aurores en el ministerio de magia. La vida para todos era más tranquila desde que el descenso de El- que- no- debe- ser- nombrado- sucedió.

Una noche, la chica se encontraba recostada intentando dormir pero un dolor en el pecho le impedía conciliar el sueño, intentó no darle importancia pero la molestia le costaba respirar por lo cual, al amanecer decidió agendar con su médico de cabecera y cancelar las citas que tenía con algunos clientes para dejarlo a manos de sus compañeros en el bufete de abogados del cual ella estaba a cargo.

Sin poner tanto interés en su arreglo personal pues el dolor no se lo permitía, con dificultad condujo hasta la clínica en donde sería atendida.

-Buen día, llamé hace una hora para agendar cita- informó tocándose el pecho con incomodidad.

-Pasé por aquí, por favor- le informó la chica que atendía la recepción abriendo la puerta del consultorio, una jóven se encargó de revisar el expediente médico y actualizar algunos datos, así como hacer anotaciones de los síntomas que Granger presentaba, lo dejó sobre una mesita con ruedas que estaba cerca de la puerta de entrada al consultorio.

-El doctor Stevens está de vacaciones, pero la puede atender el médico especialista, tiene poco que volvió de intercambio- le sonrió la enfermera, Hermione no estaba muy convencida pero se rehusaba a permanecer con el dolor en el pecho; por lo que solo asintió con una leve sonrisa, bajó su mirada al suelo haciendo presión con su mano en el pecho.

De pronto se escuchó a alguien entrar por la puerta y saludar.

-¡Buenos días!- la chica sintió un vuelco en el estómago al reconocer aquella voz, levantó la mirada para llevarse una gran sorpresa, el joven rubio sostenía la tabla con el informe de su paciente frente a él y al mirar el nombre escrito en el papel llevó sus ojos hacia donde ésta se encontraba, se sorprendió un momento y luego rodó los ojos haciendo una mueca, y maldiciendo por la bajo, posteriormente cortó distancia hasta donde se encontraban ellas.

-Siéntate- le pidió la enfermera que estaba junto a ella con una sonrisa, al parecer no lograba percatarse de lo que estaba ocurriendo, Hermione lo miraba atónita, ¿Qué hacía Draco Malfoy en el mundo muggle?, ¿Cómo es posible que ahora fuera doctor?, ¿Había quedado en el pasado la vida que llevó en Hogwarts?, más y más preguntas similares rondaban por su cabeza, inconscientemente se sentó y no quitaba la mirada de encima del chico quien se negaba a mirarla a los ojos mientras la revisaba.

-Deja de mirarme, Granger- expresó casi en un susurro pero ella hizo caso omiso, el Slytherin sacó un estetoscopio y escuchó los latidos de la leona los cuales hacían parecer que el corazón se le iba a salir del pecho, dada la velocidad de su palpitar, él perdió la batalla y la miró fijamente, sorprendentemente sus latidos se sincronizaron con los de ella.

Al notarlo, el chico se incorporó para continuar con las revisiones, levantó el mentón de Hermione, quien no perdía detalle de sus actos y le metió un abatelenguas en la boca, reviso su temperatura y la presión arterial.

-¿Haz tenido dolores de cabeza, temperatura,mareos, desmayos, náuseas o vómitos?- preguntó indiferente, ella sólo negó con la cabeza, sujetó los hombros de la chica y le irguió la espalda, ella se estremeció ligeramente al contacto, empezó a tocar el pecho de Hermione.

- Respira por la nariz y exhala por la boca- le indicó y ella obedeció, tocó con las yemas de sus dedos el área donde ella sentía el malestar y colocó el estetoscopio ésta vez en la espalda de la jóven.

-Bien, la presión y el ritmo cardíaco son normales, al parecer el dolor puede que sea provocado por sometimientos a estrés, de cualquier forma mandaré la orden para que se te realicen estudios, por ahora, te daré un relajante arterial, por medio de intravenosa hará su efecto más rápido, deberás quedarte un par de horas en lo que el suero se termina y te recetaré un medicamento por si el dolor vuelve, procura hacerte los estudios lo antes posible para descartar algo más severo- explicó mientras acomodaba su material de trabajo- Alia, ¿Podrías redactar la orden y surtir la receta?- pidió a la enfermera la cual asintió y salió del consultorio con una hoja de papel en su mano.

El rubio sacó su equipamiento para continuar atendiendo a Hermione.

-Recuéstate hacia atrás- la chica dió un bufido irónico, el chico la miró- ¿Qué?

-¿Qué ahora vas a fingir que no me conoces?- cuestionó sarcástica

-Ojalá así fuera- respondió fríamente, la jóven sonrió irónica y negó con la cabeza

-Ese es el Malfoy que conozco- afirmó de mala gana

-Tu no me conoces, Granger- se acercó e introdujo la aguja en la mano de ella

-¡Auch!- se quejó y le miró despectiva, el joven se mantuvo inexpresivo y continuó en su labor- ¿Me puedes decir que haces aquí?- quiso saber

-Intento atender a una paciente quejumbrosa- mencionó hostil

-Sabes a que me refiero, ¿Porqué no estás en el mundo mágico con los sangre pura a donde perteneces?- agregó con una mueca de desagrado

-Eso no es de tu incumbencia- inquirió de malas sacando el medicamento para inyectarlo en el suero

-¿Cómo llegaste hasta aquí y ahora resulta que eres médico?, ¿Qué hay de la vida que llevabas junto a tus padres?- siguió interrogando

-Ya te dije que no te interesa, deja de hacer preguntas estúpidas, mi vida personal es independiente del trato profesional que tengo con mis pacientes, tan pronto como se termine el medicamento, no tendré que volver a verte la cara, el doctor Stevens te dará el resultado de los estudios- se acercó para decirle aquellas palabras lo más despectivo y directo que pudo.

-Si incrementáras la dosis, podrías asegurarte de que así fuera- respondió de la misma forma, la muchacha notó que él se veía cansado y ojeroso

-Las ganas no me faltan, sangre...- se detuvo al ser consciente de las palabras que estaba por decir- dió un suspiro exasperado- veré si ya esta lista la orden y el medicamento me enerva compartir el aire contigo- concluyó dando media vuelta para salir del lugar.

La joven se quedó mirando con expresión incrédula cómo él se iba, reclinó su cabeza sobre el sillón en el que se encontraba con los ojos fijos en el techo intentando analizar las posibilidades de la razón de la presencia de Draco en el mundo muggle, sabía que después de la guerra no se había sabido nada de él y su madre mientras que Lucius se encontraba en Azkaban; o al menos eso fue lo que leyó hace años en el diario "El Profeta",¿Cómo es que Draco llegó al mundo muggle sin tener idea de cómo es la vida ahí?, ¿Cómo llegó a ser doctor sin saber nada sobre la medicina?, Más aún, ¿Cómo ha podido vivir sin magia todo éste tiempo?.

Por más que buscaba una explicación, no llegaba a nada en concreto, sin darse cuenta el suero se había terminado y el dolor en su pecho se había desvanecido.

-Aquí está la receta surtida y la orden- le avisó la enfermera entrando por la puerta mientras le extendía una hoja de papel y un par de frascos de pastillas.

-Gracias- se limitó a decir sujetando ambas cosas, salió del consultorio y observó el papel que le fue entregado, una conversación ajena la hizo salir de concentración.

-Muy bien, trata de tener más cuidado al bajar las escaleras, ¿De acuerdo?- escuchó a Draco decirle a un niño de unos diez años con un yeso en el brazo

-Muchas gracias doctor Smith- agradeció la madre del menor y se retiraron, Draco realizó anotaciones en una tablilla que llevaba en la mano

-¿Smith?- preguntó extrañada para si misma y se acercó al muchacho

-¿Doctor Smith?- le cuestionó y el chico le miró- ¿Cambiaste de mundo y de nombre también?- le miró; Draco al instante miró al rededor con nerviosismo para asegurarse de que nadie la había escuchado

-Granger, cállate- la sujetó del brazo y la llevó al consultorio de enfrente volviendo a echar un vistazo para que no los vieran entrar- Maldición, creí que ya te habías largado- expresó de malas una vez adentro cerrando la puerta tras de sí.

-¿Qué es lo que pretendes?, ¿Te estás haciendo pasar por otra persona?, ¿Qué fué lo que me pusiste?- se alteró levantando un poco la voz, el rubio de inmediato la hizo callar colocándole una mano sobre la boca

-Cierra la maldita boca, idiota- respondió arrastrando las palabras en voz baja - No digas estupideces, claro que sé lo que hago y te advertí que no te metieras en mis asuntos- agregó amenazante, la muchacha le quitó la mano que tenía sobre ella con violencia.

-¡Dime qué es lo que estás haciendo aquí o le diré a todos allá afuera que eres un impostor!- advirtió

-¿Ah, si?, ¿Y qué les vas a decir?, ¿Qué soy un mago y que vengo de otro mundo?- mencionó con sarcasmo burlándose de ella- Hazlo y verás como sales de éste lugar con una camisa de fuerza directo al manicomio- sonrió con suficiencia

-Correré el riesgo- lo retó, el muchacho río con fuerza y se acercó a la puerta haciendo un ademán con la mano invitándola a salir- Sé que estás aquí por algo- se colocó las manos en la cintura, el chico imitó su acto siguiendo la burla contra ella

-Si, por si no sabías, aquí trabajo- sonrió- No pierdas tu tiempo, Granger, será mejor que te vayas- le aconsejó cruzando los brazos tranquilamente

-Pues para tu desgracia seguiré viniendo, en ésta clínica me atiendo- se acomodó la bolsa y se dirigió a la puerta

-Y para mi fortuna ya no seré yo quien te atienda- dio una leve sonrisa levantando la ceja, la chica se limitó a dar un bufido exasperado y terminó de retirarse

Se dirigió a su auto y se quedó unos minutos analizando lo ocurrido pensó que lo mejor sería escribirle a Harry y a Ron tan pronto llegara a casa para hablar con ellos en persona sobre lo ocurrido.

El jóven rubio también se quedó pensando en aquello y río por lo bajo al ver lo aferrada que es Hermione, como si la gente fuera a creerle alguna cosa de lo que hubiera dicho; nadie mas que en el mundo mágico podría dar crédito a sus palabras... un momento, eso le hizo caer en cuenta

-Potter y Weasley...- susurró para él mismo por lo bajo- No puede ser, se los dirá- salió corriendo del consultorio y abrió la puerta de la clínica pero ya no había rastro de la jóven el chico comenzó a ponerse nervioso, nadie por ningún motivo en el mundo mágico debía saber su paradero, las consecuencias podrían ser fatales para él.