Al llegar, abrió lentamente la puerta y logró divisar solamente la luz encendida de la lámpara de la mesita, el rubio se encontraba sentado en el suelo recargado en el sillón, dormido, junto a una botella de vino vacía y a unos pasos del desastre que había tirado, aún tenía la foto de ellos sobre su pecho, la chica encendió la luz y dio unos pasos hacia adentro, cerrando la puerta, el chico despertó de un sobresalto y al verla creyó que estaba soñando

-Regresaste- dijo quitando la foto de su pecho

-Solo vine por algunas cosas y a informarte algo de lo que me enteré- le hizo saber

-¿Qué cosa?- le miró fijamente, Hermione no sabía como decírselo, no quería dañarlo a pesar de que aún estaba herida por lo ocurrido

-Los dementores le van a dar el beso a tu padre... le sacarán el alma- expresó sin más, con la voz entrecortada, Draco desvío la mirada al suelo, sintió un aguijón en el pecho al escuchar aquello y el impulso de llorar, pero se contuvo y desvío la mirada para que ella no lo notara, de todos modos, la castaña logró ver que el chico intentaba hacerse el fuerte ante ella, él tomó aire y trató de hablar lo más indiferente que pudo

-¿Quién te lo dijo?- quiso saber

-Escuché una plática entre Harry y Ron- le informó

-Cómo si no se lo mereciera, me da igual- mintió sin dirigirle la mirada

-Bueno, yo solo quería que lo supieras- replicó la Gryffindor mirándole de soslayo -Voy por mis cosas- se encaminó a la habitación, el rubio le siguió con la mirada sin levantarse de donde estaba, con la cabeza inclinada al suelo, unos momentos después, la leona salió con la misma maleta que había preparado para el viaje -Te dejaré las llaves de la casa sobre la mesa de la cocina, avísame cuando estés aquí para venir por el resto de mis pertenencias- le pidió colocando las llaves sobre la mesa

-Dámelas, mañana no sabré donde quedaron- le extendió la mano pidiéndolas, ella se acercó para entregárselas y cuando estuvo lo suficientemente cerca, el rubio la tomó del brazo y la acercó a él, se incorporó de rodillas y la abrazó de la cintura fuertemente, comenzando a llorar abiertamente con amargura y dolor, la muchacha no pudo contener el llanto también y lo abrazó acariciándole la cabeza

-No me dejes solo, no te vayas, no puedo estar sin ti- le decía entre sollozos, Hermione no respondía solo lloraba y sollozaba, el jóven se incorporó y la tomó de la cabeza mirándola fijamente -Por favor, sé que no lo merezco pero, quédate conmigo al menos ésta noche, solo quiero sentirte cerca de mi- seguía llorando

-Draco...- inquirió con voz entrecortada

-No haremos nada, solo por favor quédate, regálame ésta última noche junto a ti- le pidió, ella bajó la mirada y asintió, el Slytherin la abrazó con ímpetu como si no quisiera soltarla nunca más, mientras dejaba las lágrimas caer por sus mejillas

Al cabo de un rato, ambos estaban recostados sobre el sillón, Draco estaba profundamente dormido sobre el pecho de Hermione, para él no había mejor lugar en el mundo para descansar, escuchar sus latidos le daban paz, tras toda la angustia que tenía, había llorado por ella, había llorado por su padre, por no poder cambiar la vida a la que él mismo se había condenado, ella le acarició la cabeza, velando su sueño, quería cuidarlo y aliviar su dolor, ambos estaban solos en la vida, solo se tenían mutuamente, le besó la cabeza y siguió acariciándole la espalda, reconfortándolo, ella no durmió en toda la noche, su cabeza daba vueltas pensando en él, en sus padres, su enfermedad, en lo que les espera a los dos.

Al amanecer, Draco abrió sus ojos y se quedó tranquilo escuchando el corazón de su amada, que era música celestial para él, ella le acarició nuevamente la espalda, una lágrima cayó de sus ojos al pecho de la jóven bruja, mientras éste mantenía su rostro inexpresivo

-Perdóname- le pidió con sinceridad sintiendo un nudo en la garganta- Gracias por quedarte conmigo y de nuevo darme tu paz, esa calma que solo tengo cuando estás conmigo- suspiró y colocó su barbilla sobre el pecho de la castaña para mirarle, ella no lloraba solo lo miraba fijamente y le quitaba algunos pequeños mechones de cabello del rostro -No me abandones- pasó saliva, la leona no sabía qué hacer, por un lado no se sentía lista para olvidar todo pero por otro amaba profundamente a Draco, recordó las palabras que Harry le decía sobre el peligro de seguir junto a él y se cuestionó un momento si debía o no continuar con su relación, pero después, lo miró y supo que sin importar nada estaba dispuesta a correr cualquier riesgo solo por amor, le tomó las mejillas y lo besó

-No lo haré- le respondió en un susurro -Pero ya no quiero más mentiras- le pidió y el muchacho asintió

-Te lo prometo- la besó apasionado

-Lo que te dije ayer, no fue todo lo que escuché- le hizo saber y Draco sintió un escalofrío -Ron mencionó que tu padre está en Azkaban por ti, ¿Quieres explicarme porqué dijo eso?- cuestionó, el Slytherin se incorporó y se sentó sobre el sillón, la muchacha imitó la acción, su novio tomó aire y habló

-Te diré todo, pero debes prometer que me escucharás hasta que termine, sin interrumpirme, solo así entenderás las razones que tuve para hacerlo- le pidió y ella asintió, el chico continuó -Yo fui quien le hizo saber al ministerio dónde se encontraba mi padre- Hermione sintió un escalofrío por su espalda- Cuando estábamos escondidos, mi padre comenzó a tener episodios en los que se tornaba agresivo, se estaba volviendo loco, mi madre y yo vivíamos atemorizados, ya no sabíamos si era preferible que nos matara él, los aurores o los mortífagos que quedaron vivos, llegó a golpearme y a atacarnos, tuvimos que esconder su varita, su paranoia le hacía creer que nosotros estábamos conspirando en su contra, que Voldemort seguía vivo y que en cualquier momento nos iba a encontrar para matarnos, nos dijo que si nos atrevíamos a traicionarlo nos buscaría para matarnos él mismo, no quería abandonarlo, pero si no lo hacíamos tarde o temprano iba a terminar asesinándonos a mi madre y a mi, ella tampoco quería dejarlo, pero cambió de parecer el día que se atrevió a ponerle una mano encima a ella, enloquecí, me le fui encima y lo golpeé, ya no podía más con sus maltratos, ya no quería seguir escondido, estaba harto de todo eso, ya no estaba dispuesto a seguir así, por ello escribí una carta de mi puño y letra, la firmé yo mismo, de otra forma, el ministerio no iba a creer que fuera verdad, había muchos que afirmaban saber dónde estábamos, pero solo mentían para intentar cobrar la recompensa que ofrecían por nosotros, me aseguré de estar lejos del mundo mágico antes de enviar la carta, sabía perfectamente que Lucius no se quedaría de brazos cruzados y nos buscaría, debía impedirlo y fue por eso que lo entregué- empezó a sollozar- No hay día en el que no me arrepienta de eso, porque cuando mi mamá lo supo su salud empeoró y murió en mis brazos en el hospital, tuve que enterrarla con otro nombre y en otro país, no quería dejarla, no podía parar de pedirle perdón en sus últimos momentos, nunca quise que pasáramos por ésto, nunca debí enviar esa carta, los perdí a los dos y todo fue mi culpa- rompió a llorar, Hermione lo abrazó a su pecho y lloró con él

-No fue tu culpa- lo tomó de las mejillas para mirarlo a los ojos -Escúchame, no fue tu culpa, ella no era feliz al lado de tu padre, ni tu tampoco, solo querías una mejor vida para ella- mencionó, el chico cerraba sus ojos llorando

-Ahora le van a sacar el alma, ¡maldita la hora en que mandé esa carta!, todo es culpa mía- expresó con voz entrecortada entre sollozos

-Mi amor, ustedes no merecían esa vida, tu eras muy joven para tomar buenas decisiones pero tu padre no, él fue responsable de lo que eligió para si mismo y no puedes pasar el resto de tu vida lamentándote por algo que no estuvo en tus manos, tarde o temprano él iba a terminar con sus vidas, nada de ésto es tu culpa- lo consoló

-No quería hacerlo, créeme, en verdad, no quería, si no hubiera mandado la carta, quizá las cosas serían distintas-

-O quizá los hubiera matado a ambos si no huían, no te lamentes por lo acontecido, querías evitar un mal para ti y para ella, no habría cambiado nada de lo contrario- el Slytherin desvío la mirada pensando, Hermione lo abrazó del cuello, él la sujetó del brazo y recargó su cabeza sobre la de ella -¿Estuviste bebiendo?- quiso saber, el muchacho solo se encogió de hombros -Hay que limpiar éste desastre- se pusieron de pie y ella lo miró directo a los ojos -Prométeme que no volverás a tomar la botella como consuelo- le pidió

-Lo haré si tu me haces otro favor- la chica asintió -No vuelvas a huir de mi lado, sin escuchar explicaciones y mucho menos de noche-

-De acuerdo, lo lamento- se disculpó y sellaron sus promesas con un beso, ella lo abrazó del cuello y él la sujetaba de la cintura mientras se miraban sonriendo -A veces siento que mi amor por ti, es tan grande que dudo que haya iniciado cuando nos volvimos a encontrar- le hizo saber la Gryffindor

-¿Osea que te gustaba también en Hogwarts?- preguntó picaramente el mago

-Va mucho más antes que eso, siento que te he amado desde siempre- lo miró inexpresiva y sus ojos brillaban

-Quizá sea verdad esa leyenda muggle del hilo rojo del destino, la había escuchado, pero siempre creí que era una tontería hasta que llegaste tú y muchas cosas cobraron sentido para mí-

-¿Cómo cuáles?- cuestionó ella mientras lo abrazaba de la cintura y él entrelazaba sus dedos abrazándola de la espalda

-Cómo la música muggle, las cenas, la cama, la mesa, la casa, las duchas, los lugares a los que salimos, el asiento del copiloto de mi auto, en fin, nada de eso tiene sentido si no lo comparto contigo, mi preciosa Granger- la muchacha sonrió enternecida y lo besó

-Adoro cada cosa de ti, verte dormir, tu aroma, tu piel, el calor que desprende tu cuerpo cuando te abrazo, la forma en la que me hace temblar al verlo desnudo y estallar cuando estás dentro de mi ser, te haz convertido en mi sueño más recurrente y hermoso o mi pesadilla preferida, como quieras verlo- ambos sonrieron

-A mi me encanta hacerte el amor, el olor de tu cabello se volvió mi perfume favorito, tu pecho en la almohada más suave, tu corazón es el único sitio en donde quiero descansar, mi cielo, me fascinan esas pequitas que tienes- empezó a darle pequeños besos en sus mejillas, la chica sonrió

-Lo que no me gusta es que a veces roncas- se cruzó de hombros haciendo berrinche juguetona

-Y a mi que me quitas la sábana mientras duermes, pero, ¿Sabes qué?, incluso eso me tiene loco por ti- la besó

-Haz tenido una vida muy difícil, mi amor, lamento que hayas tenido que sufrir tanto- inquirió Hermione

-Estaría dispuesto a vivir de nuevo todo ese dolor, millones de veces, si al final del camino, el destino me llevara nuevamente hasta ti- la besó otra vez

Los días pasaron, siguieron juntos y trabajando, tanto en sus respectivas profesiones como en mejorar su relación, todo estaba bien, al fin de nuevo reinaba la paz en ese hogar, una noche; La castaña tuvo que quedarse hasta tarde por cuestiones de trabajo, le envió un mensaje a su novio para avisarle que su compañera la llevaría a casa, pasó por un par de hamburguesas para cenar con su rubio, pero al llegar a casa, se llevó una desagradable sorpresa, la casa estaba completamente desordenada y Draco se encontraba inconsciente y muy golpeado en el suelo, ella tiró al piso la cena y su maletín, corrió inmediatamente hacia él, sintiéndo dardos en su interior

-¡Draco!, ¡Draco!- gritaba alterada, el jóven mago entre abrió sus ojos tratando de recuperar la conciencia -¿Qué fue lo que pasó?, amor por favor responde- el chico solo negaba con la cabeza y tosía- Debo llevarte a urgencias, de prisa, ven- lo ayudó a levantarse, el muchacho con dificultad se incorporó y ella se pasó un brazo de él por los hombros y lo tomó de la cintura, para subir a su auto y trasladarse lo antes posible al hospital