Fraternal
Sala dio un pequeño salto en su lugar, la acompañó un jadeo de sorpresa y sus manos tapando su boca. La sorpresa había sido inmediata.
- ¿Q-Qué cosa? ¿Hablas... esto es en serio?
El primero en reaccionar por impulso fue Mickey, se inclinó hacia Viktor preguntando con voz dubitativa e impulsiva; como si quisiera preguntar mucho más pero su cabeza no ordenara bien las palabras y aquello provocara su balbuceo inconexo y luego su silencio atento.
Viktor no sabía que aquello afectaría tanto a los hermanos. Por el momento no sabía si había impactado de buena o mala forma, pero era por eso mismo que su sorpresa también lo había callado ante las preguntas repentinas de Michelle que siempre era el más calmado de los dos y el que siempre se pensaba dos veces las cosas antes de decirlas.
- Soy serio - afirmó.
Sala aún no decía nada y eso lo estaba poniendo nervioso, ¿acaso estaría haciendo mal? ¿a los mellizos no les agradaba la idea? Viktor sentía que era lo único que podía hacer y lo que estaba a su alcance para demostrarles cuánto les importaba ellos y Yuuri; que para él esos niños eran tanto su familia como sus hijos.
- Pero es tu apellido, ¿está bien que nosotros...? - la muchacha al fin alzó la voz - d-digo, somos familia, pero tu apellido, ehm - parecía igual de conmocionada que Michelle, que seguía mirándolo como si se hubiera vuelto loco - nosotros no tenemos tu sangre.
Por un momento Viktor creyó que los estaba insultando, que quizá los hermanos apreciaban ser Crispino aunque nunca supieran sobre su linaje o su familia; algo tan común para ellos como para la mayoría que nacían fuera de un clan o familia bien situado y renombrado, reconocido por un apellido y por antepasados. Justo como Viktor.
Era aquel el punto, Viktor ya empezaba a entender.
Sala y Mickey podían verse como unos chicos carismáticos por fuera, pero por dentro eran muy reservados. Casi ni se metían en los asuntos ajenos, no opinaban demasiado en temas serios, contadas eran las veces en las que habían sido impulsivos. Ellos se reprimían mucho, pero eran buenos observadores. Conocían el mundo, pero se preocupaban de no mezclarse con él. Sabían, pero no lo decían.
No era que les molestara ser Sala Nikiforov y Michelle Nikiforov, de hecho, les emocionaba. Pero sentían que no era justo porque ellos eran simples huérfanos, no tenían conexión sanguínea con Viktor o sus antepasados, ¿sería lo correcto recibir tal apellido? ¿ellos?
En algún punto de su infancia, tal vez lo anhelaron, pero mantuvieron sus deseos a raya convirtiéndose en simples sueños olvidados.
- ¿Por qué tiene que importar la sangre? - preguntó abrupto, esta vez, Viktor.
Los otros dos no supieron contestar. Aunque bien tenían el concepto desarrollado en su cabeza, no lo supieron sacar con palabras.
- La gente tras mi apellido está muerta y la sangre es solo es líquido que se va a descomponer cuando yo también me muera. Nunca supe lo que era nacer con un apellido ordinario porque nunca tuve uno. Siento que está muy sobrevalorado el aprecio a un apellido reconocido, pero es lo único que les puedo regalar para demostrar cuánto los considero mis hijos y, si salimos de esto, puedan prosperar cuando yo no esté.
- ¿Qué significa eso?
- Yo sé que entienden en lo que estamos metidos, todo este problema, por qué estamos huyendo, son inteligentes - les sonrió fugazmente - no sé si podamos escapar por siempre, pero en el caso de que el clan perdure, me gustaría que mis hijos siguieran liderando. Es solo una propuesta, está bien si ustedes no quieren hacerlo.
Los -última vez- Crispino se miraron como en clave. Un código que Vitya ni Yuuri nunca podrían entender, porque solo los hermanos podían leerse de aquella forma.
- Lo haremos - dijo mientras asentía Sala - ¡Lo haremos, papá! - Mickey también aceptaba en un frenético asentimiento.
- Lo harán bien porque serán los dos, no estarán solos. Si uno falla, estará el otro para apoyarlo. Los lobos no perduramos solos.
Ambos asintieron, pero Sala sonrió algo avergonzada con el corazón latiendo rápido y una calidez asentándose en la boca de su estómago. Alternó la mirada un par de veces antes de decidirse abrazar a Viktor tan fuerte como sus brazos se lo permitían. Viktor correspondió riendo, con su diestra recibiendo a Mickey a su lado, acurrucándose con timidez y discreción. Lo rodeó por los hombros con la misma firmeza que a Sala y acarició su cabeza.
Los errores que él había cometido, no quería que sus hijos los volvieran a cometer. Cuando se sintió solo, sin ayuda para tomar medidas, ellos no tendrían que pasar por eso.
Viktor quería demostrar que amaba tanto a esos niños como para regalarles algo que en ese mundo era valioso: su apellido, pero para el mayor, más que eso, era darles un "sí, te reconozco como mi hijo, como mi familia, como algo que quiero y aprecio". Sentía si era muy poca cosa, pero esperaba que con los años sus hijos pudieran comprender sus verdaderas intenciones en aquel momento.
Si hubiese podido hacer lo que acababa de hacer antes, lo hubiera hecho, pero jamás se le pasó por la cabeza, no hubo necesidad, o al menos él no la vio y eso jamás influyó en el afecto genuino que se desarrolló en él para con Sala y Michelle.
La promesa se le hacía firme, incluso mucho más que cuando se lo prometió a sí mismo silenciosamente. Cuidaría a ambos niños, a Yuuri también, porque eran su vida, la única familia más cercana al corazón que le quedaba y quería mantenerlos a su lado por largos años más.
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Su miedo de acercarse a los omegas había disminuido, no dejaba de estar, pero ya no era tan tormentoso como lo había sido en un inicio porque justo ahora, Otabek paseaba de la mano con Luka.
Habían estado jugando hacía poco rato, el menor parecía irradiar alegría y se la contagiaba a Beka de manera positiva. Luka, para él, era mirar un día soleado con un café en la mano por la mañana; cálido, prometedor, o así lo sentía, todo lo que le recordara el calor le hacía sentir a gusto y tranquilo sobre todo con el clima de mierda que hacía.
- Papá - inevitablemente, ese apodo le entibiaba el corazón. Miró al menor para hacerle saber que le escuchaba - ¿están enfadados, papá y papá?
No necesitaba preguntar a quién se refería, con Yuri solía referirse tanto "mamá" como "papá". Y eso le parecía aún más bonito. Pero la pregunta que acababa de hacer no era tan bonita, ni cómoda.
Pasar de Isabella y sus preguntas era una cosa, intentar hacerlo con Luka y esos enormes ojos azules era algo muy diferente. No podía hacerlo.
-Mmh, no diría enfadados, yo no estoy enfadado con él, pero quizá papá esté molesto conmigo.
Luka asintió y siguieron caminando por la hierba que poco a poco se poblaba de hojas marrones caídas de los árboles. El menor tenía que procesar la frase, o eso le pareció a Beka que hacía porque sus cejitas levemente fruncidas le indicaba que aquel tema no estaba zanjado para su cabecita de infante. Aunque, ni para Yuri ni Otabek estaba zanjado del todo.
Decidió volver a hablar para aclarar lo que sea que el pequeño pensaba.
- Es un problema que se va a solucionar - "¿y cuándo?" se preguntó mentalmente, por supuesto, no lo sabía... ni estaba muy seguro de ello - Yura y yo nos queremos mucho.
Afirmó aquello para sacudirse de las dudas como un perro lo hace por las pulgas... en vano, porque las pulgas se adherían a su piel y eliminarlas requería de algo más. En el caso de las dudas de Otabek: una conversación o acuerdo con Yuri.
Otra vez, Luka no pareció muy convencido y eso inquietaba a Beka que podía oler la duda del infante. Sin embargo, no era exactamente aquello que rondaba la mente de Luka.
Abrió y cerró la boca. Últimamente Luka hacía ese esfuerzo de tomarse su tiempo para preparar bien lo que iba a decir, para formular bien sus frases, así que Otabek esperó paciente, pero demasiado curioso.
- Yuko dijo que hay que cuidar Yuri... ¡ah! cuidar a Yuri.
Otabek sonrió asintiendo cuando Luka lo miró dudoso de si lo había dicho bien.
- Todos los estamos cuidando a ti, a Yura y a Yuuri porque son distintos.
Pero entonces el menor negó rápido ante esa respuesta. No, eso no era a lo que se refería. Por supuesto que el tiempo y la naturaleza de los olores se había encargado de enseñarle quién era como él y quién era distinto, de quiénes debía cuidarse y con quiénes tenía que estar. A eso no se refería, Yuri era distinto, no sabía qué tenía, pero cuando lo hacía dormir lo podía sentir en su tacto, en su barriga, y Yuko le había dicho que había que cuidarlo, por aquello era, ¿no? porque Yuri era diferente a todos los demás ya fueran omegas o alfas.
- Papá es... uhm - no sabía la palabra, no sabía describirlo, no sabía expresarlo y mucho menos preguntarlo - está como...
Altin lo miraba con curiosidad, el menor parecía batallar para poder explicarse. Lamentablemente no logró hacerlo. Se habían acercado lo suficiente a donde acampaban y Otabek desvió su atención a quien les había gritado.
-¡Otabek! - uno de los alfas le hacía señas para que bajara - ¡es urgente, baja con el niño!
- Algo pasó - murmuró el mayor.
Mientras obedecían, en la momentánea ignorancia de ambos y otros más que llegaban también para reunirse, Emil Nekola yacía corriendo montaña abajo de regreso al corazón del clan, donde Jean lo esperaba por las buenas nuevas.
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