"Sin mirar atrás"

Lady Supernova


Prefacio


Manhattan, Nueva York, 19 de julio de 1922.

Susana sonrió débilmente mientras Terry la observaba con un dejo de desconcierto e impotencia, pues, él no sabía qué más hacer, para tranquilizarla.

—Terry... ya no me queda más tiempo... —le hizo saber con la voz entrecortada, en tanto que, estiraba su delicada mano para ofrecérsela, esperanzada en que él la tomara y se acercará hasta la cama para que pudiera escucharla—. Tienes que prometérmelo... —añadió, con mucho esfuerzo.

Terry la miró nervioso y titubeando respondió:

—Susana... escúchame, yo tengo algo importante que decirte...

—¡Por favor, Terry! Prométemelo... —volvió a rogar Susana—. Promételo... hazlo, por favor... lleva al bebé con ella... ella es muy buena y lo querrá.

Terry permaneció inmóvil, mirando al pequeño ser que se removía entre sus brazos. Se encontró con sus inocentes ojos e inevitablemente, sintió que su corazón, comenzaba a latir de una manera acelerada.

¿Por qué Susana le pedía eso? ¿Por qué estaba hablando como si fuera a morirse?

—¿Terry? —insistió Susana, con el firme propósito de arrancarle aquella promesa.

—Lo prometo —respondió el actor, dirigiendo su mirada hacía los ojos de la cansada mujer—. Te lo juro, Susana. No debes preocuparte, yo me haré cargo... pero, por favor, cálmate para que puedas recuperar el aliento.

—Gracias... muchas gracias... —respondió la ex actriz, haciendo un último esfuerzo por mostrarse serena.

Ella se llevó una mano hacia el corazón, tratando de atesorar ese hermoso recuerdo. Ver a su bebé, en los brazos del hombre al que tanto amó, sin duda, era uno de los mejores regalos que la vida le daba antes de marcharse... era una maravillosa visión, que confirmaba las palabras que él le había prometido. Él se haría cargo del pequeño... lo llevaría con ella y todo estaría bien...

Susana sonrió con felicidad y finalmente se rindió ante la terrible sensación que intentaba arrastrarla hacia la oscuridad.

Mirando por última vez a su hijo, suspiró dolorosamente y entonces, se dejó llevar por una desconocida fuerza que, había llegado hasta allí, para reclamarla y llevarla consigo hacia otro plano.