IV

Thoughts, Blah

(Parte 2)

Kile. 2:30 p.m.

Cuando Eady tenía 4 años estaba obsesionada con su abuela.

Todos los días iba a ver un cuadro de la Reina Amberly que colgaba del pasillo y se pasaba horas admirandolo junto a Ahren y yo, sus fieles seguidores. Cuando cumplió los 5, sus padres le regalaron una copia de ese cuadro, en pequeño, para que lo colgara encima de su tocador.

El problema fué que Eadlyn no quería el cuadro pequeño. Ella quería el que estaba en la primera planta, que debía medir medio metro y estaba enmarcado en oro. Era impresionante.

—Pero si le digo a mamá que lo que quiero es este cuadro,— dijo la Eady pequeña, señalando— no va a querer darmelo.

—¿Por qué no simplemente lo tomas?— pregunté— Eres la futura reina, así que este cuadro te pertenece.

—No puedo hacerlo tonto. ¿Cómo lo subo a mi habitación?

—La suite de la princesa tiene un pasadizo secreto con el que puedes bajar o subir a todos lados.

Así que Ahren y yo cargamos el cuadro por todo el pasillo misterioso hasta la habitación de Eady cuando los guardias no estaban de ronda.

Ese mismo día hubo un pequeño caos a causa del hueco que ocupaba el lugar del cuadro perdido. Todos pensaron que los sureños habían entrado a robarlo y matarnos a todos, hasta que el General Leger entró a buscarnos a la habitación de Eadlyn para llevarnos a un refugio. Entonces vió el cuadro en la cama de dosel, apagó la alarma y llamó al Rey Maxon, quien dijo que su hija debía acompañarlo al estudio.

Cuando Ahren y yo entramos a darle apoyo moral a Eady, la encontramos sentada en las rodillas de Maxon, quien estaba llorando, mientras América hablaba sobre la gran mujer que fué Amberly.

Pero Eadlyn apenas me vió y dijo:

—Fué culpa de Kile, él me convenció.— desatando una carcajada de parte de sus padres.

Y

Seguimos a Maxon y America al despacho.

Es extraño ahora que no somos niños y ellos no son los reyes. Cuando llegamos, hacen llamar al General Aspen y cuando este llega, empiezan las consecuencias:

—¿Qué tan lejos han ido ustedes dos?—pregunta America.

Eadlyn se pone roja como tomate, pero yo conservo la calma y contesto que a ningún lado.

—¿Están seguros?¿Qué fue todo eso del Gran Salón?

—Es sólo que Kile y yo nos dimos cuenta de que seguimos sintiendo cosas. Eso es todo. Pero no puede pasar nada porque yo me caso mañana.

—Que bueno que están conscientes de ello— dice Maxon viéndonos a los ojos.

—No queremos lastimar a nadie, pero tampoco podemos evitarlo — añade Eadlyn, con la mirada de cachorro que siempre pone a sus padres de su lado.

—¿Saben por qué estoy aquí?— pregunta Aspen.

Negamos con la cabeza.

Entonces nos explican el triángulo amoroso Leger—Singer—Schreave.

—Yo me equivoqué —termina America— y en el proceso también lastimé sin querer a dos personas que tuvieron la bondad de perdonarme y quererme a pesar de todo. Pero eso no significa que haya estado bien.

»Y es injusto, porque los hombres lo hacen todo el tiempo, pero la sociedad decide ser más dura con la mujer y castigarla, como si fueran los tiempos de la Inquisición o algo así; no obstante, debes saber Eadlyn, que eres la cabeza de toda una nación. Se busca en tí a un modelo de conducta.

—Ya lo sé— responde Eady con un suspiro. Bonito discurso feminista, por cierto.

—Nunca te obligariamos a casarte Eady. — Maxon la toma de la barbilla y la obliga a mirarlo a los ojos— Pero en este punto, lo mejor desde el punto de vista político es que sigas adelante con eso.

El general Leger la toma del brazo.

—Si después de casada descubres que no soportas esa vida, la vida sin Kile; yo mismo te ayudaré a divorciarte y buscaré a este chico— dice señalándome— hasta el fin del mundo si es necesario, para traerlo a tu lado.

Eady recupera su seguridad y con los hombros atrás y el mentón levantado les dice que no se preocupen, que se va a casar y tendrá un matrimonio feliz. Eso en cierto modo rompe mi corazón. De nuevo. Aunque es algo que ya sabía y estaba de acuerdo.

—Ahora, —empieza America levantándose de su asiento— ¿Cuál es el plan para esta noche y por qué no estoy invitada?

Les explico mi plan, lo que me ayuda a que Eadlyn se entere también. Bueno, en realidad es el plan de Camilla, pero me lo debe por ayudarle a salir de aquí con Ahren hace más de un año. Espero que Eadlyn nunca se entere de eso.

—Kile, sólo una pregunta— dice America cuando voy terminando — Pudiste pensar en un plan para burlar la seguridad de todos los guardias, con ayuda de Ahren y Camilla, claro. ¿Pero no se te ocurrió, por un momento, que lo que están haciendo está mal? Quiero decir, tus padres estarían orgullosos de todo.

Hace que todos se rían, al menos.

—¿No necesitan ayuda?— ofrece Maxon.

—Puedo decirles a los guardias que se volteen a otro lado para que no los vean salir— bromea Aspen.

—Gracias, pero lo queremos hacer de nuestra forma— contesta Eady. Y cuando lo dice siento algo desmoronarse aún más. "Nuestra forma" debió tener más oportunidades.