VIII

I'm all fucked up

El dia de la boda

Eadlyn. 12:07 am.

Dejo que Kile conduzca de regreso a Palacio.

Conseguimos unas gasas para mi pierna en el botiquín del auto y ahora sólo estamos a unas cuadras de los terrenos del castillo..

Kile manejó lo más rápido que pudo, aunque yo le pedí que esperaramos a Eiko, por si llegaba con ayuda, pero no quiso hacerlo. Creo que tiene miedo de que me desangre lo cual es absurdo pues estoy bien.

—Voy a llamar al general Leger para que podamos entrar en Palacio lo más rápido posible —dice deteniéndose, con tono serio.

—Kile—empiezo

—Me tomará un minuto

—Kile ¿qué te pasa?

Suspira lentamente y se frota los ojos con la mano en puño.

—No te cases Eady— me suplica.

—Sabes que no podemos hacer esto.

—¿Por qué no, Eady?— Me pregunta, alzando un poco la voz.

Odio que me llame así. Ese apodo hace que sienta algo raro en el pecho. Esa clase de dolor hermoso de cuando algo te agrada tanto que no puedes pensar en perderlo.

—Al pueblo le molestará haber comprado todo este espectáculo para nada.

Suelta una risa irónica.

—¿Pero de qué estás hablando Eadlyn? El pueblo de Illea me adora. Querían que yo fuera el elegido, así que no sé qué es lo que te da tanto miedo.

—¿Por qué dices eso?— le pregunto molesta.

—Yo he visto lo que tu no—explica sencillamente—. He tratado con más gente este año que tú en toda tu vida. Y sé que lo que más les enfadó fué el final de la Selección.

»¿Piensas que era importante que no te reconocieran a tí? Debí haber sido yo quien saliera con la cara cubierta y escondiéndome del mundo, porque es más probable que me reconozcan a mí, yo soy uno de ellos. Soy un Tames. En la Selección de tu padre mi mamá era la preferida y en la tuya lo fuí yo, así que no entiendo por qué no intentarlo.

—Es una locura Kile, por eso.

—Pues yo no voy a dejar que te cases con Erik. Eady, el tipo te dejó desangrada a la mitad de la nada y tu vienes y me dices que te vas a casar con el mañana. No lo entiendo.

Empiezo a llorar.

—Eikko fué por ayuda.

—Esa nunca fue su intención Eadlyn— me dice agobiado—. Me lo inventé para que estuvieras tranquila, pero en cuanto ocurrió el accidente se fue. ¿Sabes cuánto tiempo pasamos ahí? Debió regresar, pero nunca lo hizo.

—¿Y qué esperabas que hiciera?—le pregunto, volteando la cara. Ahora no quiero verlo.— Te estaba besando a tí, por supuesto se molestó.

—No le busques excusas, sólo aceptalo. Esto hace las cosas más sencillas.

—¡No, Kile! Nada es más sencillo— grito desesperada. Se supone que es la única persona que me entiende, hace no mucho pensaba eso—. Todo se está yendo a la mierda delante de mis narices.

—¿Pero qué se está yendo a la mierda Eady? Miralo desde esta perspectiva: Tu y yo nos queremos, Erik se ha dado cuenta. Todavía están a tiempo de arrepentirse y nosotros podemos vivir nuestra historia de amor al fin.

—¿Cuál historia de amor? Siempre nos la pasamos discutiendo, ignorándonos; de repente nos acostamos y de vuelta a empezar. Pensé que ya eras consciente de ello. Los círculos no son una historia de amor.1

Digo todo sin pensar y me arrepiento al instante. Sobre todo porque no es verdad. Luego veo a Kile, que empezó a sollozar con una mano tapándose los ojos y me doy cuenta de que para él, este círculo sin fin fué lo mejor.

Tal vez incluso para mí lo fué.

—Tienes razón—me susurra—. Vamos a casa antes de que te desangres aquí. Si no, no va a haber boda.

Está intentando bromear, pero con los ojos llenos de lágrimas no le queda.

—No quería decir eso, pero ya sabes que "los traidores nunca ganan".2

—Está bien Eady, yo nunca quise ganar esto ¿sabes?— me toma de la mano y empiezo a ver a mi chico de nuevo. Valiente y orgulloso, siempre dispuesto a hacer lo correcto. El chico del que sigo enamorada, pero al que no le puedo hacer esto. — Tú lo amas a él y está bien.

—Y tú mereces mucho más.

Kile. 12:30 am

Llamo al General Leger para poder entrar a Palacio de la manera más sencilla posible. No queremos que nadie se dé cuenta de todo esto. Ni el doctor. Ni las doncellas. Ni los guardias.

Cuando llegamos no hay nadie haciendo guardia en la entrada, sólo están Ahren, Camilla y el General.

—¿Qué pasó Kile?— me pregunta Aspen, mientras entramos al estacionamiento.

No les expliqué nada por teléfono. Sólo mencioné que hubo un accidente y que Eadlyn necesitaba ayuda. No quería preocuparlos de más, pero creo que eso fue exactamente lo que hice.

Tampoco sabía hasta qué punto meter a Erik en esto. Quiero decir, esto no fué culpa suya, pero añadió un estrés adicional a Eadlyn. Algo que se pudo haber evitado si no nos hubiera perseguido como un maniático celoso por toda la ciudad.

—Unos periodistas nos siguieron en una camioneta. Eady iba conduciendo y nos hicieron chocar contra una arboleda.

—Tengo lastimado el brazo y la pantorrilla. Kile ya me ayudó con el primero, aunque tengo un moretón, pero estoy sangrando mucho de la pierna y tengo miedo de que se infecte. Me lastimé con el freno.

Habla entrecortada, jadeante aún del dolor.

Cada vez está más pálida y me da miedo que hayamos perdido mucho tiempo discutiendo , en lugar de haber corrido hasta aquí.

—Tranquila Eadlyn —le dice el General, y me doy cuenta de que sólo tiene miedo. No está tan malherida, pero nunca había estado en esta situación, tan fuera de control—. Kile y Ahren te llevarán a uno de los refugios. Ahí están tus padres con ayuda. Estarás bien.

Asentimos con la cabeza y mientras me bajo del coche y me acerco a Ahren. Vamos a la puerta de Eadlyn e intentamos sacarlo con cuidado.

Cada vez tiene más sangre en el pantalón y ella se intenta agarrar de nosotros al cuello, aunque la fuerza de sus dedos parece un chiste. Ahren me mira con miedo.

Subimos con Aspen y Camille abriéndonos las puertas, al frente de la comitiva. Tenemos que ir hasta la biblioteca de la planta baja. Una vez ahí, vamos a ir al refugio de la familia real a través de un gran pasadizo. Es menos difícil de lo que pensé.

Cuando llegamos nos encontramos con un montón de personas. Están America y Maxon, por supuesto, pero también mis padres, Josie y Kaden, Neena, Lady Brice y Lucy. Veo que Eadlyn no está muy feliz con la situación, pero qué se le puede hacer. A mí me tranquiliza que haya tantas personas ayudando. Al menos así sé que vamos a estar bien.

—¿Estás bien Eadlyn?—pregunta America llevándonos a una cama, donde la dejamos acostada, con la pierna apoyada en unas almohadas.

—No—contesta en medio de quejidos—. Ya no aguanto la pierna.

—¿Qué fue lo que pasó?— me pregunta mamá, pero Eadlyn se apresura a contestar.

—Yo iba manejando cuando unos periodistas estúpidos nos siguieron . Me puse muy nerviosa y choqué. Me lastimé con el freno y me caí en la puerta. Lo siento, no quería preocuparlos.

—Ambos lo sentimos—digo yo en un susurro.

—Bueno, las frutas no caen muy lejos de los árboles— interfiere Maxon—. ¿Cómo ves esa herida Lucy?

—Por fortuna no es un balazo— dice sonriendo a America. —No se podrá mover mucho mañana, pero Eadlyn se recuperará en cuanto limpiemos y cerremos.

—Lo que temía oír—Se burla America.

—Por cierto, saben algo de Eikko? ¿Cuando llegó a Palacio con sus padres?

Josie se me queda viendo y yo le volteo los ojos, como queriendole decir que Erik me ganó, pero no sé si me entiende.

—Creo que llegó alrededor de las 11:00— le contestó a Eadlyn, pero sin quitarme la vista de encima. —los vi llegar por la ventana de mi habitación.

—Él también nos iba siguiendo. —aclara Eady— por su culpa chocamos.

No me puedo creer que diga eso. Al parecer todos los demás tampoco, porque todos la miramos fijamente, hasta que Lady Lucy decide que es momento de actuar.

—Espero que sea suficiente lo que hay en el botiquín—dice preocupada—voy a necesitar que todos salgan de aquí, solo quédense conmigo America y Marlee. Puede que olvide algo porque yo no soy Anne, así que necesito que me lo recuerden todo.

—¿Me puedo quedar?— pregunto.

—No, yo sé lo que te digo Kile. —me responde Maxon—. No es agradable estar adentro cuando todo eso empieza.

Así que me sacan del refugio.

También me sacan de nuevo de la vida de Eadlyn.

Eadlyn. 12:54 am.

—Esto te va a doler nena— me dice mamá, pasándome una mano por el pelo. No sabía cuanto necesitaba ese contacto ahora mismo—. Vamos a darte un sedante. Tienes suerte porque te vamos a inyectar, así que no tendrás que tomar la cosa horrible que Marlee hizo que yo bebiera. ¿Recuerdas la historia?

—Si— le respondo con una sonrisa, en un susurro.

—Tranquila Eadlyn — me consuela la tía Marlee— Esto no se ve tan mal como la herida de Mer.

Mientras siguen consolándome, la tía Lucy prepara la solución con el sedante y las gasas nuevas para después de limpiar.

—Esto no te va a doler nada, corazón— me dice mientras me inyecta en la pierna.

Supongo que sólo consiguieron anestesia para la zona, así que estaré despierta para ver como me limpian la herida. Un escalofrío me recorre la espalda , puesto que no es lo que tenía en mente. Para nada.

Sigo la técnica que Kile utilizó cuando me curó el brazo y me pongo a divagar para no sentir que veo como me revuelven los seson las limpiar. Tengo buen público, pues aunque Lucy y Marlee están manos a la obra, mamá se queda a mi lado, al parecer temerosa de que me duela demasiado; pero no siento casi nada.

—No sé por qué Eikko decidió seguirnos— empiezo, aunque al parecer le toma por sorpresa a mamá.— Bueno, eso no es cierto. Sé por qué lo hizo. Pensó que le estábamos viendo la cara y no es la primera vez: en mi cumpleaños, cuando Kile vino a la fiesta, pasó lo mismo y también en Navidad. Pero en esas ocasiones no pasó nada, lo juro.

»Yo no quiero engañarlo, pero una parte de mi lo desea sólo porque sabe que lastimará a Kile al mismo tiempo. La verdad es que no quiero hacerle daño a nadie.

En este punto empieza a dolerme la pierna otra vez. Siento como si escarbaran en ella y tomo de la mano a mamá. No es una sensación agradable.

—¿Y si al no hacerles daño me lastimo a mí misma? Ya sé que soy una maldita egoísta, pero no sé qué más puedo hacer. ¿Qué sería lo más conveniente para los tres? Creo que el que merece más la felicidad es Kile. Se merece ser libre y encontrar a una persona que no sea como yo, sin tantas responsabilidades.

»Hoy me decepcioné mucho con Eikko, y de mi misma no puedo ni hablar. Nos merecemos el uno al otro. Kile, por otro lado, debería tener a una chica linda en todos los sentidos. Con grandes ideales y sentimientos a la altura de quién es el. Que comparta con él su gusto por el diseño y que no se moleste porque lleva un libro a todos lados.— Empiezo a llorar, por el dolor que crece en mi pecho y en mi pierna—. Con la que pueda tener aventuras divertidas, o que se junte con sus amigos los domingos para charlar. Yo sería una candidata perfecta si no hubiera sido tan tonta.

Es ese tipo de dolor, el que quema por dentro mientras crece como un globo, lo que me hace gimotear y gritar en medio de mi llanto. Es un alivio que todos se lo atribuyen a la herida física y no a la herida en el corazón, que es la que en realidad me destruye, porque no quiero aceptar lo que está pasando.

Kile. 01:45 am.

Estoy sentado en la oscuridad, junto a Josie. Los pasillos hacia el refugio son fríos e inmensos; no obstante, no son del tipo de los que aparecen en las películas y dan miedo, sino del tipo que no puedes dejar de ver, porque sabes que siempre te llevarán a un sitio mejor.

—¿En qué piensas?— Me pregunta mi hermanita, mientras apoya la cabeza en mi hombro. Mi primer pensamiento es que debe estar aburrida, pues Kaden subió a revisar que Osten no se despertara y Neena entró a ayudar con la herida de Eadlyn. Está entre mayores y Josie odia cuando nadie la toma en serio.

Pero luego me doy cuenta de que está preocupada. Maduró mucho este año. Me hubiera gustado estar aquí para verla crecer.

—Es una tontería.— digo quitándole importancia.

—Vamos Kile, habla.

—Es que yo me aseguré de que estuviera bien—le confieso en voz baja, frustrado—. Le curé el brazo y la traje a Palacio para que ella me diga "Lo siento, pero me voy a casar con otro, con el tipo que me abandonó mientras me desangraba en un lugar desconocido para mi". Lo peor —Pero le va a terminar pesando— continua—, no porque yo se lo desee, sino porque la conozco. Cuando tu hagas tu vida con otra persona y ella descubra que confundió la idea del amor con un capricho que sintió hacia Eikko le va a doler. Así es el amor, a todos nos duele de vez en cuando. Así es como te das cuenta de que lo que sientes es real.

Suspiro sin darme cuenta. También bostezo, porque estoy cansado y solo quiero que esta noche termine. Entre más rápido pase lo que tenga que pasar, mejor.

—No sé si podré encontrar a otra persona pronto Josie. Mi corazón sigue latiendo, por supuesto, pero al ritmo de un solo nombre.

—Tampoco seas tan cursi— se queja ella con cara de asco.

En eso se abre la puerta enorme del refugio.

—¿Quieres llevar a Eadlyn a su alcoba Kile?— Me pregunta America


1 y 2. Lineas de Getaway Car, de Taylor Swift