Sesshomaru, si bien mantenía su compostura exterior, por dentro sentía cómo la cercanía de Rin encendía una pasión ardiente dentro de él. Deseaba liberar esa sensación de calor que lo quemaba por dentro, pero luchaba por mantener el control.

Cuando Rin seguía desajustando su kimono para dejar que el viento la refrescara, Sesshomaru no pudo evitar un breve vistazo, sintiendo cómo su pulso se aceleraba ante la visión.

Sesshomaru podía sentir la mirada de Rin sobre él, pero ella no podia ver a través de su estoica fachada y percibir la pasión que ardía en su interior. La cercanía de Rin lo abrumaba, despertando una necesidad que luchaba por contener.

Rin, inconsciente del efecto que su presencia tenía en él, se acercó aún más. Sesshomaru podía sentir la tentación de ceder a sus impulsos, de romper las barreras que se había impuesto y dejar que la pasión los consumiera. El viento que soplaba por la ventilación que propiciaba Jaken no era suficiente para bajar su calentura.

Aún asi, el demonio se mantuvo firme, recordándose a sí mismo de la necesidad de mantener el control. Y así pensó seguir el tiempo que haga falta, hasta que la voz de Rin volvió a sonar.

-¿Puedo tocarlo? -las pupilas del demonio se dilatan y su boca se siente seca-Es que parece tan fresco y...

Se detuvo cuando su sirviente abrió la boca como si le hubieran quebrado la mandíbula.

-Como se te ocurre...

-Tocame... -le permitió anhelando tanto su tacto que estaba seguro que sino se lo pedía, él tarde o temprano aunque intentara resistier, su piel y su piel se iban a encontrar.

Con el permiso otorgado, la mujer acercó lentamente su mano hasta que las yemas rozaron el dorso de su mano.

-¡Estas frío! -exclamó sorprendida como se podía notar en sus ojos, que le maravillada del contraste marcado con el calor abrasador que la rodeaba. Movida por un impulso, ella acercó su mano titubeante y rozó suavemente el brazo del demonio.

La suave caricia provocó un ola de placer a través del cuerpo de Sesshomaru. Su mirada se encontró con la de Rin, reflejando el deseo que ardía en su interior, a pesar de su compostura externa, porque a pesar de su exterior frío, en el interior estaba muy caliente. Ella lo ponía caliente.

Sesshomaru permaneció inmóvil, pero su respiración se volvió más profunda. La voluntad de mantener el control se debilitaba con cada caricia de Rin, cuando estuvo a punto de sucumbir. Su sirviente y no sabría decir si fue una bendición o infortunio ya se encontraba gritando y quejandose.

-¡Ya es suficiente! ¿Cuánto más piensas en manosearlo?

Sesshomaru que aún seguía caliente y deseando más, a pesar de no debía ceder a sus impulsos ya se encontraba fulminando con la mirada y pensando miles de maneras para deshacerse de él.

Rin avergonzada se alejó. El demonio gruñó irritado, pero antes de que la jale del brazo y su instinto desee poseerla.

Su dulce voz vuelve a escucharse.

-Me dieron tantas comer sandía.

-Jaken... Traesela.

El sirviente detuvo sus quejas ante su fría y demandante mirada que fue a regañadientes a buscar el alimento.

Lejos y más lejos estaba Jaken.

Cerca y más cerca iba a estar Rin.

-Rin... -llamó su voz más ronca cuando supo que Jaken ya no estaba en la cercania- Quiero que me toques.

Sus ojos dorados fijos en los marrones de ella, transmitiéndole así la intensidad de sus emociones contenidas.

Cada segundo que pasaba la tensión entre ellos crecía, como una tormenta a punto de estallar. El demonio la vio contener el aliento, probablemente inconsciente de que un solo movimiento podría desencadenar algo más, y más aún el cumplimiento de su petición, lo cual Rin decidió efectuar. Al poco tiempo y con delicadeza, los dedos de Rin trazaron lentamente el contorno del rostro de Sesshomaru. Comenzaron por su frente, recorriendo las facciones angulosas de su perfil, acariciando sus pómulos y la línea de su mandíbula.

Rin sentía la suavidad y la frialdad de su piel bajo sus yemas, a pesar de la tensión que parecía emanar de Sesshomaru. Sus dedos se deslizaron con deliberada lentitud, explorando cada curva y cada ángulo, como si quisiera memorizar cada rasgo.

Poco a poco, Rin descendió por el cuello de Sesshomaru, sintiendo cómo la piel se estremecía bajo su tacto. La mujer se detuvo como dándose cuenta de lo que verdaderamente estaba haciendo. Agitó sus manos con fuerza sobre su cara roja.

-L-lo sien...

-Sigue-demandó Sesshomaru tomando su muñeca-Puedes seguir.

El demonio la vio tragar saliva y ahora podía llegar a estar consciente de lo que podía ocurrir si seguía. La soltó.

-Si quieres seguir tocandome, te lo permito.

Ella se mordió el labio dudosa pero con mano temblorosa acercó sus dedos hacia la piel de su señor así que siguiendo el camino recorrido, trazó la prominente línea de su garganta, deleitándose con la sensación de su pulso acelerado.

Finalmente, Rin llevó su mano hacia el pecho de Sesshomaru, recorriendo con suavidad el contorno de sus músculos a través de la tela de su ropa. Podía sentir la rigidez de su cuerpo, como si contuviera una fuerza salvaje a punto de desatarse.

Cada caricia, cada roce, parecía encender una llama en el interior de Sesshomaru. Rin sentía cómo la pasión contenida del demonio amenazaba con desbordarse, y ella anhelaba ser consumida por ese fuego abrasador, o eso intuía el demonio que lo podía sentir en sus acelerados latidos, en su respiración pesada e incluso en su boca seca y como se relamia sus apetitosos labios. Quizás ahora Rin estaba caliente pero no por la temperatura del ambiente.

Aún así, el calor abrasador del verano envolvía a Rin, provocando que pequeñas gotas de sudor perlaran su piel, cada caricia de Rin parecía encender una fogata en el interior de Sesshomaru, avivando una pasión que amenazaba con consumirlo por completo. Anhelaba sucumbir a esas caricias, dejar que el calor de Rin lo envolviera y lo arrastrara.

La cercanía de Rin, con su respiración acelerada y su mirada cargada de anhelo, era casi demasiado para Sesshomaru. Sentía cómo su autocontrol se desvanecía, reemplazado por un anhelo apremiante de fundir sus cuerpos en una sola entidad.

En un acto de valentía, Rin entrelazó sus dedos con los de Sesshomaru, sintiendo la calidez de su piel y la firmeza de su agarre. En ese momento, la tensión entre ellos alcanzó un clímax palpable, la pasión ardiendo con una intensidad abrumadora.

Ella estaba caliente y esperaba que no solo sea por el clima.

En ese momento, la pasión contenida se desató entre ellos, consumiéndolos en una danza silenciosa de miradas intensas y roces llenos de anhelo.

En ese momento, Sesshomaru se rindió a la tentación, atrayendo a Rin hacia él, sus labios tan cerca hasta que se unieron en un beso ardiente y profundo, donde la pasión contenida finalmente se desbordaba, desatando una tormenta de sensaciones abrasadoras.

Sesshomaru sentía como si el aire caliente y pesado a su alrededor lo estuviera asfixiando, pero no era solo por el clima sofocante. La cercanía de Rin, con su piel brillante por el sudor y su respiración acelerada, lo estaba consumiendo por dentro.

Cuando los labios de la joven encontraron los suyos en ese beso fogoso, Sesshomaru sintió que perdía el control por completo. El contraste entre la frialdad de su propia piel y el calor abrasador que emanaba de Rin era abrumador.

Las manos temblorosas de Rin recorrían su espalda, dejando un rastro de fuego en su paso. Sesshomaru la atrajo más, aplastando su cuerpo contra el suyo, necesitando eliminar cualquier distancia que los separara. Quería fundirse con ella, dejar que ese calor lo consumiera por completo.

Deslizó sus dedos por la piel sudorosa de Rin, explorando cada curva, cada recoveco de su figura. El sabor de su boca, el aroma de su aliento, todo parecía embriagarle los sentidos, nublando su juicio y su autocontrol. Sesshomaru se estaba perdiendo en un abismo de sensaciones abrumadoras.

Los besos se volvieron más frenéticos, más desesperados, como si buscaran saciar una sed que parecía imposible de apagar. El aire cálido y sofocante que los rodeaba parecía alimentar aún más la fogata de su deseo, envolviéndolos en una atmósfera asfixiante de pasión.

Sesshomaru sentía que le faltaba el aliento, no solo por la intensidad de las caricias de Rin, sino por lo caliente que estaba y el intenso calor parecía robarle el aire. Y aun así, anhelaba ser consumido por completo por esa calentura que lo envolvía.

El cual parecía hacer que las ropas de Sesshomaru y Rin se volvieran más laxas y flojas, el sudor perlando sus pieles y provocando que los delicados tejidos se deslizaran con mayor facilidad.

Cuando la pasión los consumió por completo en aquel beso ardiente, las prendas de ambos comenzaron a perder su alineación y orden. El kimono de Rin se deslizaba suavemente por uno de sus hombros, dejando que su piel brillante por el sudor quedara parcialmente expuesta.

Sesshomaru, dominado por una necesidad imperiosa de sentir más de Rin, deslizó sus dedos con reverencia por ese trozo de piel descubierta, deleitándose con la suavidad y el calor que emanaba de ella. Cada caricia parecía encender una chispa que amenazaba con convertirse en un incendio incontrolable.

Las manos del demonio, se aventuraron a recorrer la figura de Rin, sintiendo cómo la tela cedía y se deslizaba de su cuerpo con cada movimiento. Quería arrancarla por completo, dejar que cayera al suelo y contemplar la visión de Rin en todo su esplendor.

Sesshomaru tuvo que hacer un gran esfuerzo por mantener el control y no sucumbir a esa tentación. En lugar de eso, siguió explorando con agonizante lentitud, deleitándose con cada centímetro de piel que iba quedando expuesta ante sus ojos.

Rin, entregada por completo a la pasión que los consumía, se aferraba a Sesshomaru, acercándolo más y más, como si quisiera fundirse con él. La tela de sus ropas se arrugaba y se deslizaba, creando una visión que solo avivaba aún más el fuego que ardía en el interior del demonio.

En ese momento, Sesshomaru sentía que el mundo a su alrededor se había desvanecido, dejando solo la presencia abrumadora de Rin y el calor que los envolvía. Nada más parecía importar, excepto el anhelo de devorarla por completo, de reclamarla como suya.

Y ese débil rastro de autocontrol que aún quedaba merodeando, finalmente cedio cuando sus labios volvieron a encontrarse. Sesshomaru sintió que todas sus defensas al fin se desmoronaban. La pasión que lo había consumido por dentro durante tanto tiempo se desbordaba, envolviéndolos en una tormenta de sensaciones abrasadoras.

Porque Rin respondia al beso con una entrega absoluta, sus dedos aferrándose a la espalda de Sesshomaru como si quisiera fundirse con él. Tanto como él quería con ella. El calor de su cuerpo parecía irradiarse hacia el demonio, provocando que la piel de Sesshomaru ardiera con cada caricia, con cada roce.

Sesshomaru deslizó sus manos por la delicada figura de Rin, deleitándose con la suavidad de su piel y la forma en que su kimono se deslizaba, dejando más y más de ella expuesta a su mirada ávida. Quería memorizarla, grabar cada curva en su mente para poder evocarla en los momentos en que su pasión lo consumiera.

Los besos se volvieron cada vez más frenéticos, más desesperados, como si buscaran saciar una sed que parecía imposible de calmar. Sesshomaru sentía que le faltaba el aliento, pero no podía detenerse, necesitaba más de Rin, necesitaba saborearla por completo.

Con un último esfuerzo de control, Sesshomaru se separó levemente, sus ojos dorados ardiendo con un fuego interior que parecía consumirlo desde adentro. Rin lo miró con los labios hinchados y la respiración agitada, y Sesshomaru supo que ya no habría vuelta atrás.

Sesshomaru la miraba transmitiéndole todo el deseo que lo devoraba. Suavemente, la recostó sobre el cesped, contemplando con reverencia la visión que se desplegaba ante sus ojos.

Rin, con el cabello revuelto y el kimono casi deslizándose de sus hombros, lo miraba con una mezcla de anhelo y timidez. Sesshomaru sintió que su corazón se aceleraba, latiendo con una fuerza que parecía querer escapar de su pecho.

Con movimientos lentos y deliberados, el demonio comenzó a deslizar la tela del kimono de Rin, exponiendo más y más de su piel suave y aterciopelada. Sus dedos rozaban delicadamente cada porción de piel que iba quedando a la vista, provocando que Rin se estremeciera bajo su toque.

Sesshomaru se inclinó sobre ella, sintiendo cómo el calor del cuerpo de Rin lo envolvía como una llamarada. Sus labios volvieron a encontrarse en un beso profundo y arrebatador, donde la pasión que los consumía se desbordaba sin control.

En ese momento, nada más parecía importar para Sesshomaru, excepto la mujer que yacía bajo él, entregada por completo a la intensidad de sus caricias y sus besos. Todo lo demás había desaparecido, dejando solo la ardiente necesidad de poseer a Rin, de hacerla suya.

Con movimientos lentos y reverentes, Sesshomaru deslizó sus labios desde la boca de Rin, trazando un sendero de besos ardientes a lo largo de su mandíbula y descendiendo por su cuello. Podía sentir el pulso acelerado de la joven bajo su lengua, y el suave gemido que escapó de sus labios solo avivó aún más su deseo.

Sesshomaru se deleitó con la textura y el sabor de la piel de Rin, anhelando grabar cada sensación en su memoria. Deslizó su lengua con delicadeza por la delicada curva del cuello de la joven, sintiendo cómo se estremecía bajo su toque.

Poco a poco, fue descendiendo, explorando con labios y lengua el contorno de su clavícula y el inicio de su hombro, donde el kimono se deslizaba para dejar que más de su piel quedara expuesta. Cada caricia arrancaba suaves suspiros de los labios de Rin, alimentando aún más el fuego que lo consumía por dentro.

Cuando sus labios alcanzaron el comienzo del torso de Rin, Sesshomaru se tomó un momento para deleitarse con la vista que se desplegaba ante él. Contempló con reverencia la piel suave y nívea, la curva delicada de sus senos apenas cubiertos por la tela. Antes de continuar, depositó un beso lento y ardiente justo en el centro de su pecho, sintiendo cómo el corazón de Rin parecía latir en sincronía con el suyo.

La joven se arqueó ligeramente ante el contacto, ofreciéndose a Sesshomaru como una invitación silenciosa a explorar más. El demonio no pudo resistir la tentación y, con sumo cuidado, deslizó la tela por uno de los hombros de Rin, exponiendo aún más de su piel a su mirada hambrienta.

Sesshomaru se inclinó para trazar el contorno del hombro y el nacimiento del seno con su lengua, sintiendo cómo la piel de Rin se erizaba bajo su toque. Cada caricia, cada beso, parecía encender chispas que recorrían el cuerpo de ambos, avivando aún más su deseo. Hasta que llegó al lugar donde la unión de sus cuerpos se encontraba.

Rin se estremeció ante el contacto, su respiración volviéndose más pesada y entrecortada. Sesshomaru, con una mirada hambrienta, observó la reacción de la joven, deleitándose con la forma en que su cuerpo se retorcía bajo sus caricias.

Lentamente, deslizó sus dedos por la zona íntima de Rin, sintiendo cómo la suavidad y la humedad de su piel lo invitaban a explorar más. Un ronco gemido escapó de los labios de la joven, avivando aún más el fuego que consumía a Sesshomaru.

El demonio se deleitó con cada una de las reacciones de Rin, observando cómo su cuerpo respondía a sus atenciones. Sentía cómo su propia excitación crecía, su miembro palpitando con un deseo casi doloroso de unirse a ella una vez más.

Con sumo cuidado, Sesshomaru comenzó a acariciar y estimular el punto más sensible de Rin, arrancando de sus labios una sinfonía de gemidos y suspiros entrecortados. Podía sentir cómo la joven se retorcía y se arqueaba bajo su toque, entregándose por completo al placer que le brindaba.

Rin, abrumada por la intensidad de las sensaciones, se aferró a Sesshomaru, sus uñas dejando marcas en la espalda del demonio. El gruñido gutural que escapó de los labios de Sesshomaru fue la única señal de cuánto estaba disfrutando de aquel momento de intimidad.

Poco a poco, el clímax se aproximaba, inevitable e implacable. Sesshomaru sintió cómo su propio cuerpo se tensaba, la presión en su miembro volviéndose casi insoportable.

En ese momento, Sesshomaru supo que ya no podía contener la pasión que lo consumía. Necesitaba sentir a Rin, reclamarla como suya, fundirse con ella. Lentamente, sus manos comenzaron a deslizar más la tela, exponiendo cada vez más de la piel de la joven a sus ojos hambrientos.

Sesshomaru, dominado por la urgencia de su deseo, comenzó a deslizar lentamente las capas de su elegante kimono, exponiendo más y más de su piel pálida y tonificada. Rin lo observaba con una mezcla de asombro y anhelo, sus ojos recorriendo cada curva y cada músculo que iba quedando al descubierto.

Cuando por fin se despojó por completo de sus ropas, Sesshomaru se inclinó sobre Rin, sintiendo cómo sus pieles desnudas entraban en contacto. El demonio dejó escapar un suave gruñido de satisfacción al sentir la calidez del cuerpo de la joven envolviendo al suyo.

Enterrando su rostro en el cuello de Rin, Sesshomaru inspiró profundamente, deleitándose con el aroma embriagador que emanaba de ella. Sus labios volvieron a recorrer la delicada piel, dejando un rastro de besos ardientes que arrancaban delicados suspiros de los labios de la joven.

Las manos de Sesshomaru se movían con reverencia por la figura de Rin, explorando cada curva, cada recoveco de su cuerpo. Sentía la suavidad de su piel, la sensación de sus senos presionados contra su pecho, y un profundo gruñido de satisfacción se escapó de su garganta.

Rin, embriagada por la pasión, deslizó sus manos por la espalda de Sesshomaru, deleitándose con la dureza de sus músculos y la suavidad de su piel.

Hasta que Sesshomaru beso a Rin, con una urgencia casi desesperada, su lengua explorando cada rincón de su boca. Sentía cómo la joven se arqueaba bajo su toque, ofreciéndose a él por completo, y supo que ya no habría vuelta atrás.

En ese momento, nada más parecía importar, excepto la entrega absoluta que compartían. Con movimientos lentos, Sesshomaru se posicionó sobre Rin, sus ojos dorados mirándola con una intensidad abrasadora. Podía sentir la calidez de su cuerpo, la suavidad de su piel. Tomando el rostro de Rin entre sus manos, Sesshomaru la besó con una pasión abrumadora, transmitiendo en aquel beso todo el anhelo y el deseo que lo consumían. Rin respondió con igual entrega, sus manos aferrándose a la espalda del demonio como si temiera que fuera a desvanecerse.

Lentamente, Sesshomaru fue fundiéndose con Rin, mientras su falo entraba en su cavidad, uniéndose a ella en una danza de cuerpos entrelazados. Cada roce, cada caricia, avivaba aún más el calor que los devoraba por dentro.

Rin se arqueó bajo el peso de Sesshomaru, ofreciéndose a él por completo. El demonio se hundió en ella con suavidad y reverencia, sintiendo cómo sus cuerpos se acoplaban a la perfección, como si hubieran sido creados el uno para el otro.

Un gemido ahogado escapó de los labios de ambos cuando comenzaron a moverse en un ritmo lento y cadencioso, explorando aquella unión íntima y deleitándose con cada sensación. Sesshomaru sentía que se perdía en un abismo de placer, su mente nublada por la embriaguez del momento.

En ese instante, nada más importaba, excepto el vínculo que los unía, el vaiven de sus cuerpos y la entrega completa que compartían.

Poco a poco, el ritmo se fue acelerando, las respiraciones agitadas y los gemidos ahogados llenando el aire. Sesshomaru se hundía en Rin con una pasión ardiente, sintiendo cómo el clímax se aproximaba, inexorable e implacable.

La fuerza de sus embestidas iban en aumento cada vez más hasta que con un último empuje, ambos alcanzaron la cima, fundiéndose en un éxtasis compartido que les robaba el aliento. Sesshomaru reclamó los labios de Rin en un beso profundo y arrebatador, mientras sus cuerpos aún se estremecían por las últimas oleadas de placer.

Cuando por fin se separaron, Sesshomaru envolvió a Rin en un abrazo protector, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono en esa pasión que provocó que la temperatura suba más y que sus cuerpos se acaloren súbitamente.

Rin ya no está caliente (por el clima) Sesshomaru no puede quitarse la calentura solo con una vez.

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Hola!

Escribí esto en la ola de frío para dar calor (?)

Acá en argentina se sufrió y ni hablar de los animalitos :(

Son team verano o invierno? Yo otoño jajaja

Espero que les haya gustado, algunas partes iban hacer para otro capítulo y termine uniendolo acá, así que quedó muy largo :0

Muy pronto tendrán otro capítulo ya lo termino. No creo que tan largo como este (fue una excepción por tardarme más de lo que espere) Cómo mínimo tardare 4 días como máximo a fin de mes. (Pero en verdad me veo como mucho una semana)

Y hoy es la final de la copa América! 0.0

Feliz de que fanfiction se haya arreglado (aunque la aplicación andaba) ya estaba yendome Ao3 (naaa mentira) pero ya me pedí la invitación :/ Pero no creo que lo vaya hacer o haga una trancision muy lenta como forma de proteccion pero voy a seguir acá, (porque tiene que cerrar para que me saquen) y además solo de pensar en pasar como 1300 historias me da pereza...

Nos leemos pronto!