¡Aquí me presento con el siguiente capítulo!

Como prometí, aquí está el segundo de los tres capítulos consecutivos. Sinceramente no tengo mucho que agregar, así que vayamos directamente a las reviews:

Bat Dragon: Hay muchos que desprecian el harem por estar hartos de ellos, creeme que no soy uno de ellos. Simplemente esta no es la historia. En lo personal, creo que un harem bien desarrollado puede ser mágico, el problema es que se le debe dedicar mucho más desarrollo para que no quede hecho un mamarracho.

Sin nada más que agregar, es momento de comenzar.

¡Disfruta!

"¿Cómo es que aún sigo con vida?"

Esa no fue la primera vez que Takashi se preguntó qué estaba sucediendo. Fácilmente lo ha hecho unas tres veces a medida que los minutos pasaron y los zombis se movían en la azotea sin un rumbo definido. Probablemente el shock del momento y el encierro al que estaba sometido no le permitía pensar con claridad.

"¿Acaso habrá una forma de salir de aquí con vida?" Los pensamientos de Takashi comenzaron a ordenarse a medida que observaba posibles rutas de escape, todas lucían imposibles. "Ellos están tapando las dos únicas salidas..." Los ojos de Takashi se fueron hacia la katana de Saeko, que estaba muy cerca de su mano derecha. "Creo que las posibilidades son minimas, pero si no intento algo moriré de todos modos." Concluyó el protagonista con dientes apretados, extendiendo su brazo lo más posible sin mover el resto de su cuerpo para que los zombis más cercanos no se dieran cuenta que aún seguía con vida.

Su intento pareció fracasar miserablemente cuando el pie de un zombi se tomó en el recorrido de su brazo, haciendo que se tambaleara y cayera justo enfrente de su rostro, algo que aterró a Takashi.

"¡Mierda!" Takashi cerró los ojos con fuerza, pensando que era su final.

Pero el tiempo pasó, y nada sucedió.

Los ojos de Takashi se abrieron lentamente, hasta que su expresión asustada cambió a una de sorpresa. El estudiante parecía estar mirándolo directamente, aunque sus ojos completamente blancos y sangrantes indicaban otra cosa. El siguiente movimiento del que se percató también lo sorprendió, ya que esa cosa parecía estar olfateando, o eso indicaba su extraño movimiento de nariz.

Después de unos segundos, el estudiante convertido se levantó algo tambaleante y continuó su caminata sin objetivo, algo que sorprendió aún más a Takashi.

"¿Me estaba oliendo?" Fue la primera pregunta que se cruzó por la mente del protagonista, quien no tardó en mirar su cuerpo.

Los cabos sueltos se hilaron muy rápido al notar que su cuerpo estaba cubierto de sangre y vísceras, lo que probablemente lo camufló de alguna manera.

"Pero si existe un camuflaje..." Pensó Takashi, recordando los ojos perdidos del zombi. "¿Eso significa que no pueden verme?" Takashi por fin tomó la katana y observó en completo silencio a los demás estudiantes.

El patrón de todos ellos se había roto, algo que lo sorprendió. Ahora ya no estaban caminando, todos se habían quedado quietos, como si estuvieran esperando algo.

Todos menos el zombi que se había tropezado con él, quien caminaba lento mientras daba unos gruñidos silenciosos, como si se estuviera comunicando con sus semejantes.

"No pueden ver, pero pueden escuchar y oler..." Takashi utilizó la katana para atraer el estuche que aún contenía su bate de béisbol.

"En ese caso, aún hay una forma de escapar."

El único zombi que se encontraba caminando fue empujado por la punta del bate sin previo aviso, haciendo que se cayera del techo y terminara rodando por los conductos. El sonido fue tan fuerte que los demás no dudaron ni un segundo en abalanzarse sobre él como si de una horda hambrienta se tratase. Los pocos zombis que estaban arriba junto al protagonista no tardaron en lanzarse, por lo que el sitio ya estaba completamente despejado, por lo menos allí arriba.

Takashi aprovechó el gran alboroto que ellos mismos estaban causando para quitar el gran cuerpo que estaba sobre él y ponerse de pie.

Los zombis no tardaron mucho más en terminar el alboroto, algo que lo sorprendió. Lentamente el tumulto se separó por leves empujones que se daban entre sí, revelando al cuerpo del estudiante, que aún seguía "vivo", pero una de sus piernas y la mitad de su abdomen estaban hasta los huesos.

"Por lo visto se dieron cuenta." Takashi pensó mientras observaba como varios de ellos estaban masticando la carne de su víctima. "No es suficiente tiempo. tengo que pensar otra cosa..." Pensó Takashi con los dientes apretados.

Después de debatir unos segundos, las soluciones parecían imposibles debido a que se encontraban en un lugar muy estrecho para tanta cantidad de individuos. La idea de golpear algo sobre la cerca para que se cayeran fue rápidamente descartada, ya que dicha cerca de protección era realmente alta.

Cuando se estaba a punto de quedar sin ideas, de pronto recordó las únicas dos salidas con las que disponía.

La mirada de Takashi se fijó en la salida de emergencia. La puerta estaba completamente libre gracias al pequeño alboroto que había generado recientemente. En ese momento una gran idea se cruzó por su cabeza y tomó el estuche con fuerza.

"Espero que esto funcione." Takashi pensó, para luego arrojar el estuche con todas sus fuerzas.

El estuche chocó contra la puerta que conducía a la salida normal de la azotea. El sonido apenas fue audible entre tantos gruñidos, por lo que solo consiguió que todos se quedaran completamente quietos y en silencio, esperando cualquier otra pista sobre una posible presa cercana.

"No fue suficiente." Takashi tenía muchas ganas de chasquear la lengua, pero sabía que no era una idea muy inteligente.

Su mirada fue hacia el bate de béisbol, sus ojos dejaban en claro que no quería perderlo, ya que era un gran recuerdo para él.

Pero parecía que no había otra opción.

Así es, "parecía".

Afortunadamente para él, pudo ver la mitad de la katana de madera que había caído junto a él cuando esas cosas la destruyeron.

A falta del estuche, Takashi colocó una parte del bate por debajo del costado de sus pantalones, para luego agacharse a tomar el arma partida a la mitad. La mirada triste no se hizo esperar, ya que esa katana también era un regalo muy preciado para él.

La imagen de Saeko pasó por su mente, esa imagen cuando ambos habían sido separados por el alboroto desmedido.

La mirada triste de Takashi cambió a una de completa seriedad cuando se aferró a la katana partida con fuerza.

"Es cierto, no es momento de pensar estupideces." Takashi llevó su mirada hacia la puerta, su postura cambió lentamente.

Ahora parecía que estaba preparándose para lanzar una pelota de béisbol, aunque solo la estaba sosteniendo con una mano.

Takashi cerró sus ojos, y todo a su alrededor se volvió oscuro. Por un momento olvidó que estaba rodeado de ex estudiantes que no dudarían en matarlo si fallaba este tiro o si no corría lo suficientemente rápido.

Los ojos de Takashi se abrieron de par en par, y la supuesta pelota fue arrojada con mucha fuerza directo al picaporte, que se encontraba colgando por como Rei había abierto la puerta momentos atrás.

La madera chocó contra el picaporte con mucha fuerza, haciendo que se volviera a partir. Pero la inercia del golpe fue tan fuerte que la perilla redonda terminó de romperse, por lo que cayó al suelo y comenzó a rodar por las escaleras.

El sonido tintineante se escuchó con suma claridad, por lo que esas cosas no tardaron en reaccionar y todos se abalanzaron sobre la salida y comenzaron a rodar por las escaleras.

Takashi no perdió ni un segundo y dio un gran salto para bajar del techo, así comenzando a correr hacia la salida de emergencia.

Algunos zombis que no habían conseguido entrar por la puerta lo escucharon. Desafortunadamente para ellos, Takashi ya estaba demasiado lejos como para que pudieran seguirlo.

La imagen de un Takashi atravesando las escaleras auxiliares con una sonrisa triunfal en su rostro fue lo último que se supo de él antes de que volviera a reunirse con sus amigos.

"¡Seguro que aún están en la enfermería!"

_ CAPÍTULO 11: ¡EL FINAL DE LA PROMESA! _

"¿Cómo es que pasó esto?" Saya fue quien hizo la pregunta que todos tenían en mente.

Allí se encontraban sentados frente a un Hisashi que estaba en una camilla. Su brazo amputado estaba completamente vendado y la hemorragia estaba completamente neutralizada.

"No tengo ni idea. La señorita Miyamoto-san llegó un poco antes que ustedes y no había podido preguntarle." El comentario de Shizuka hizo que todos observaran a la mencionada, quien estaba mucho más callada de lo normal.

"¿Miyamoto-san?" Hirano la volvió a llamar, haciendo que ella despertara del transe.

"Fue un alboroto, realmente..." Las manos de Rei se apretaron con fuerza sobre sus rodillas, hasta el punto de que unas pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos.

"No estás obligada a decirlo." Saeko fue quien habló en esta ocasión, viendo cómo recibía un asentimiento silencioso por parte de la mujer.

"Solo... solo me gustaría entender por qué tuvo que cortarle el brazo..." Rei dijo en un tono bajo, pero todos pudieron escucharla.

"¿Había alguien más con ustedes dos?" Preguntó Saya interesada, y de pronto la mirada de Rei se afiló cuando volvió a mirar a Saeko.

"¡Todo es tu culpa!" La amenaza hizo que Saeko se confundiera. "¡No solo lo volviste tan loco como tú, si no que también llevas un arma a la academia! ¡Por tu culpa él le cortó el brazo a Hisashi, por simples celos!" Esas palabras hicieron que los ojos de la protagonista se ensancharan considerablemente.

"Espera, ¿estás hablando de Takashi?" Saya se levantó de su asiento tras la pregunta, haciendo que Rei apretara los dientes mientras las lágrimas caían.

"¡Por supuesto que estoy hablando de él! ¡¿Que otra persona sería capaz de cortarle un brazo a su amigo además de esa perra loca?!" Rei señaló a Saeko.

"¿En dónde está?" Saeko ni siquiera se vio afectada por sus palabras, solo quería saber si Takashi se encontraba bien.

Esas esperanzas se desplomaron al ver como Rei bajó la cabeza y comenzó a llorar más fuerte.

"Él... él se sacrificó para salvarnos..." El susurró de Rei fue escuchado por todos, quienes no pudieron hacer otra cosa que quedarse en completo silencio.

Había diferentes reacciones.

Shizuka simplemente no entendía lo que estaba sucediendo, aunque intuía que era algo muy triste.

El cuerpo de Saya estaba temblando de gran impotencia, incluso su rostro siempre fuerte estaba demostrando una gran cantidad de lamento.

Hirano simplemente no podía creer lo que acababa de escuchar, su rostro extremadamente desconcertado dejaba todo a la vista.

Pero...

Sin duda alguna, la que estaba más afectada era Saeko.

Su rostro había caído un poco. Sus ojos vacíos estaban más abiertos que nunca y sus labios estaban entreabiertos mientras un aspecto muerto rodeaba su cuerpo.

"No puede ser..." Quien rompió el silencio fue Hirano, expresando lo que sentía.

"Yo... fue en la azotea..." Rei no supo qué otra cosa decir, por lo que el silencio volvió a reinar.

"Ese tipo..." Saeko habló, sus ojos estaban ensombrecidos.

"¿Te refieres a Hisashi?" Preguntó Rei, quien aún lucía muy triste.

"Lo mordieron, por eso Takashi le cortó el brazo." Saeko se puso de pie de forma abrupta, algo que sorprendió a todos.

"Ahora que lo dices, es cierto que recibió una pequeña mordida en su mano. Pero eso no es suficiente justificativo para..."

"¡PLAAAAFF!"

La silla donde estaba Rei cayó al suelo producto de Saeko. Todos estaban observando con los ojos bien abiertos como Saeko había levantado a Rei del cuello. sus piernas no tocaban el suelo, lo único que podía hacer era patalear e intentar soltarse.

"¿No te das cuenta que tu estupido novio se salvó gracias a él?" El tono de Saeko sonaba muy tranquilo, por lo que sus ojos carentes de alma y simpatía daban aún más miedo, si eso era posible.

"¡Gurr, hagg!" Rei intentó contestarle, pero solo salían jadeos ahogados de sus labios.

"También salvó tu vida. Entregó su vida con el fin de que dos basuras como ustedes salieran con vida. Y aun así..." La mano de Saeko se aferró sobre el cuello de Rei con aún más fuerza, hasta el punto que le hizo escupir mucha saliva

"Aún así, ¿te atreves a llamarlo loco?"

Decir que Saya y Shizuka estaban asustadas era poco.

Los ojos de Saeko indicaban que iba a matar a Rei allí mismo.

"Vamos a calmarnos, ¿si?" Hirano llegó para intentar relajar el ambiente, haciendo que Saeko lo mirara de reojo. "Creeme, entiendo como te sientes. Pero esto no es una solución..." Los ojos muertos de Saeko le perforaron el alma, haciendo que el gordito se asustara. "Por favor... estoy seguro que a Takashi no le gustaría esto." Esas palabras parecieron tocar algo en Saeko, ya que su mirada se suavizó considerablemente.

La mujer volvió sus ojos a Rei, quien ya tenía el rostro violeta para estos momentos.

El odio volvió al rostro de Saeko, quien no tardó en arrojar a Rei con todas sus fuerzas, haciendo que la mujer chocara contra una camilla y otros aparatos médicos.

Rei se sentó en el suelo como pudo, tosiendo de dolor mientras se frotaba el cuello que lo tenía al rojo vivo. Saeko ni siquiera le dedicó unas últimas palabras, lo único que hizo fue tomar la funda de su katana y marcharse del lugar con un fuerte portazo.

"Saya-chan..." Comentó Hirano con un aspecto decaído.

"Deja que se desquite." Saya no dudó en responder, sus ojos reflejaban una clara lástima hacia su mejor amiga.

La imagen de Takashi volvió a aparecer en la mente de Saya y Hirano tras que el problema terminó. El gordito solo atinó a sentarse en el suelo con mucha tristeza, mientras que su novia estaba haciendo todo lo posible para contener sus lágrimas.

Fuera de la enfermería, Saeko estaba acabando con cada ser que osaba interponerse en su camino. El pasillo se estaba tiñendo de sangre por cada paso que daba.

Pero en esta ocasión no sentía placer.

En esta ocasión no sentía alegría.

Ahora solo podía sentir como ese gran agujero se agranda más y más dentro de ella.

Era un vacío que nunca más volvería a llenarse.

Ya que, el único que podía llenarla ahora estaba muerto.

Sus dientes se apretaban más, y su aspecto se volvía más y más feroz por cada víctima de sus habilidades.

Esa era su forma de desquitarse.

Sabía que nunca se desquitaria.

Pero por lo menos, su mente se mantendría ocupada y las lágrimas nunca llegarían.

No quería gritar...

No quería llorar...

No quería romperse...

Aunque ya estaba rota.

_ SALTO DE LINEA _

Academia Fujimi

Un par de minutos más tarde...

Saya se encontraba cruzada de brazos, caminando de un lado a otro con clara impaciencia. Afuera de la enfermería estaban Rei y Hirano acompañándola, quienes se encontraban apoyados contra una pared.

Hirano dejó de mirar a saya para mirar a Saeko. Gracias a que las doble puertas estaban abiertas se podía ver como ella estaba sentada en el pasillo mientras miraba por la ventana. Su mirada destrozada estaba enfocada en la azotea, ya que era visible desde esa posición.

"Ha estado así hace 5 minutos..." Pensó Hirano, cerrando sus ojos con tristeza.

"¿Cuánto tiempo va a tardar?" Saya demostró su impaciencia cuando se detuvo.

"No es como si pudieras despertar inmediatamente después de que te corten un brazo..." Rei comentó por lo bajo mientras miraba hacia otro lado.

El ambiente era extremadamente pesado y negativo. Incluso Shizuka; quien se encontraba dentro de la enfermería recolectando ciertos medicamentos que serían importantes; podía sentir eso.

"Entonces..." Rei retomó el habla. "¿Takashi le cortó el brazo para que no se convirtiera en uno de ellos?"

"Así es, y por eso deberías estar agradecida de que Saeko haya traído su katana, si no Hisashi estaría muerto sin lugar a dudas." Declaró Saya con el ceño fruncido.

Rei tan solo miró a Saeko, quien aún se encontraba mirando la azotea con esa mirada destrozada y llena de melancolía. Eso hizo que chasqueara la lengua por lo bajo, para luego esbozar una expresión bastante triste.

"Por lo menos me hubiera gustado agradecerle..." El comentario de Rei hizo que los dientes de Saeko se apretaran.

Rei se asustó cuando los ojos mortíferos de Saeko se fijaron con los de ella. Pero a diferencia de antes, lo único que hizo esta vez fue cerrar la doble puerta con fuerza para tener algo de privacidad.

Ya no quería escuchar la hipocresía de esa mujer.

"Hum, lo entiendo..." Hirano fue el primero en salir del estupor que causó la reacción de Saeko.

"Uff..." Saya suspiró, para luego fijar su mirada en la otra puerta doble. "No son los únicos. A mi también me causaría mucha emoción ver como ese tonto entra por esas puertas con esa molesta sonrisa de idiota en su rostro..." Comentó Saya con una sonrisa muy forzada.

Pero como si Dios hubiera escuchado sus plegarias, la puerta se abrió lentamente.

En un principio se pusieron en guardia al ver como un zombi aparecía allí.

"Lo sabía, era demasiado bueno para ser cierto." Susurró Saya, pero pronto todos se sorprendieron al ver como el zombi caía al suelo sin más.

Probablemente el hecho de que la parte de atrás de su cabeza esté abierta era la causa de ello.

Antes de que alguno se pudiera preguntar qué estaba pasando, la puerta se terminó de abrir y en esta ocasión no pudieron hacer otra cosa más que ensanchar sus ojos como platos.

Takashi dio un par de pasos y también se asombró de verlos, aunque claramente no estaba tan asombrado como ellos.

"¿Ta-Takashi...?" Hirano no podía creer lo que estaba viendo, por lo que su voz apenas fue escuchada.

"Oh, ustedes también están aquí." Comentó Takashi con emoción, pero se aseguró de controlar su voz para no llamar la atención de los zombis circundantes.

"¡Takashi!" A Rei no pareció importarle mucho el silencio.

La mujer no dudó en arrojarse sobre sus brazos mientras lloraba sin parar, algo que sorprendió al protagonista.

"Vamos, no es para tanto..." Takashi le dio un par de palmaditas sobre la cabeza para calmarla, como si se tratara de una niña.

"¿Pero que dices? Estaba segura que moriste." Comentó Rei entre sollozos, quien no dudó en abrazarlo más fuerte.

"Para ser sincero, yo también lo estaba." Comentó Takashi con una sonrisa. "¿Cómo está Hisashi?"

"Shizuka-san se encargó de él." Hirano se acercó a Takashi, el intento que estaba haciendo para aguantar el llanto lo hacía ver bastante gracioso. "¿En serio eres tú, Takashi?" preguntó el gordito con moco suelto.

"Bueno, no creo que haya otro parecido a mi en la academia..." Takashi se frotó su cabello sangriento mientras mantenía una sonrisa idiota en su rostro.

"Allí está esa sonrisa..." El comentario de Saya hizo que Takashi la mirara. "Ni siquiera pienses que voy a darte un abrazo con ese aspecto, tonto." Las palabras de la enana eran duras, pero su sonrisa radiante dejaba a entender que estaba muy feliz.

"¡Oh, es cierto! ¡Apestas!" Rei se separó, aunque no había sido exactamente por el olor o la sangre.

Solo necesitabas ver el enorme rubor que había en su rostro. Por lo visto por fin se dio cuenta que lo estaba abrazando de más.

"Entonces, si ustedes están aquí..." Takashi observó a todos.

"¿Dónde está Saeko?"

Rei volvió a la realidad que ella misma había construido entre ellos tras escuchar ese nombre.

"Oh, ella está detrás de esta puerta." Saya señaló sobre su espalda. "Ella también piensa que estás muerto, así que será mejor que la consueles como se debe." La sonrisita pícara de Saya fue pasado por alto por Takashi, quien no entendió a lo que se refería.

"De acuerdo." El protagonista asintió con inocencia, sin ver como Rei apretaba los puños al ver como Takashi se iba a consolar a esa mujer.

Se supone que ella sería la única para él.

Se supone que esa gata rompe hogares se iba a ir a Estados Unidos.

"¿Por qué tuvo que pasar todo esto?" Pensó Rei con clara molestia.

Saeko escuchó cómo se abrían las puertas, pero ni siquiera se dignó a voltear su rostro.

"Déjenme sola." La voz rota de Saeko resonó en los pasillos cubierto de cadáveres.

Aún seguía arrodillada, su mirada enfocada en la azotea, a pesar de que la sangre en el vidrio impedía gran parte de la vista.

"¿Tú hiciste todo esto?"

Los ojos de Saeko se ensancharon a niveles impensados.

Era imposible que no reconociera esa voz.

Sus ojos recobraron casi todo su brillo tras ese pensamiento.

Aún así, no se atrevió a voltear la mirada.

Su cuerpo reaccionó de manera inconsciente cuando sintió como una mano se posaba sobre su cabeza.

El cariño y la calidez de cada tacto era otra cosa que le era imposible olvidar.

Su cuerpo comenzó a temblar a medida que su rostro giraba lentamente. Sus ojos se ensancharon aún más y sus labios se fruncieron como nunca antes al ver quien estaba parado frente a ella.

"Es bueno verte." Takashi siendo Takashi, no se le ocurrió otra cosa más que decirle.

Tampoco es que lo necesitara.

Lo único que Saeko necesitaba era verlo a él...

Era estar con él...

Era sentirlo...

...

...

...

Justo como lo estaba haciendo ahora.

Los ojos de Saeko se cubrieron de lágrimas, haciendo que Takashi se impresionara.

Takashi abrió su boca para intentar hablar, pero Saeko no se lo permitió. Un pequeño jadeo combinado con un sollozo emergió de los labios de la mujer cuando lo abrazó sin previo aviso, dejando una leve estela de sus lágrimas por el rápido movimiento. Pero eso no se acabó allí, ya que las manos de Saeko se aferraron sobre su espalda como si su vida dependiera de ello, y el fuerte llanto que recayó sobre sus hombros lo dejó completamente inmovil.

Takashi tan solo se detuvo allí, completamente incrédulo.

Saeko se aferró con aún más fuerza mientras lloraba sin parar. Su llanto eran como gritos desesperados, pero eso no le importó.

Solo quería desquitarse.

Solo quería abrazarlo.

Solo quería asegurarse de que esto no fuera un sueño.

Finalmente Takashi reaccionó, por lo que respondió al abrazo con mucho cariño, algo que la hizo llorar aún más fuerte.

"Perdón por preocuparte."

_ SALTO DE LÍNEA _

Academía Fujimi

Unos pocos minutos pasaron después de eso, en los que Takashi no se separó en ningún momento de Saeko, quien ahora ya no estaba llorando, pero aún así no quería separarse. Rei tuvo la intención de separarlos por su cuenta, pero Saya se lo negó diciéndole que tuviera algo de tacto, algo que la disgustó aún más.

"¿Ya te encuentras mejor?" Takashi le susurró al oído, recibiendo un leve asentimiento como respuesta.

"Pensé-pensé que..." Saeko volvió a aferrarse a Takashi con mucha fuerza, algo que sacó una sonrisa en el muchacho.

"¿No lo recuerdas?" Takashi la separó un poco con la intención de mirarla a los ojos.

"Te lo prometí."

Los ojos llorosos de Saeko se ensancharon un poco tras escucharlo.

"Te prometí que nunca me separaría de tu lado."

En esta ocasión no fueron lágrimas.

Saeko sintió como su cuerpo ardía.

Pero a diferencia de antes, no dolía.

No la desesperaba.

No la entristecía.

Era ese ardor que la hacía sentir tan bien...

Pero ahora...

Ahora se sentía tan fuerte que era insoportable...

Si, en esta ocasión no fueron lágrimas...

Los ojos de Saeko brillaron como nunca antes a medida que un enorme sonrojo cubría sus mejillas, algo que Takashi no pasó por desapercibido.

"¿Estás bien?" Saeko respondió a su manera cuando lo volvió a abrazar con mucha fuerza, haciendo que se cayera de trasero al suelo. "¡Wow, wow! ¡Tranquila, no voy a ir a ninguna parte!" Exclamó Takashi con una risita mientras le respondía el abrazo.

Ambos se quedaron en otro silencio realmente cómodo, sintiendo el calor del otro.

Ese calor que tanto les gustaba...

Pero, en esta ocasión, ese momento no duró mucho.

"Ahora que lo pienso..." Takashi se levantó junto con Saeko. "Lo que estamos viviendo es como si hubiera salido de un manga sobre un apocalipsis zombi." A pesar de que ya no estaban abrazados, Saeko se negó a dejar ir las manos de Takashi.

"Ahora que lo dices, tienes algo de razón..." Ambos fijaron su mirada en la ventana, observando como toda la ciudad se había ido al carajo.

"Je..." La risa de Takashi llamó la atención de Saeko.

"¿De que te ries?" Preguntó confundida.

"¿Recuerdas la promesa?"

"Es difícil olvidarlo, siempre te encargas de recordármela."

"¿Eh? ¿Por qué suenas molesta?"

"¿Me escuché así?"

"Juraría que sí. Bueno, da igual..." El rostro de Takashi se puso serio cuando soltó las manos de Saeko. "Simplemente me resulta gracioso..." Takashi colocó una mano sobre el vidrio ensangrentado.

"Me resulta gracioso que la promesa de no volver a enamorarme se rompiera de una manera tan bizarra."

Takashi lucía serio mientras observaba la ciudad, pero no contó con la reacción de Saeko.

Como estaba de espaldas, no pudo mirarla, pero ella tenía una expresión que nunca antes tuvo en su vida.

Sus labios estaban entreabiertos y sus ojos temblaban como pocas veces antes.

"Sin esa promesa..." De repente, ella sintió como todos esos reprimidos hasta la médula comenzaron a explotar dentro de ella.

Todos ordenaban la libertad.

Todos ordenaban la felicidad.

Cada uno y hasta el último de esos deseos reprimidos querían tanto a Takashi que le hacía doler el pecho.

Pero ya no bastaba con tenerlo cerca...

Ya no bastaba con abrazarlo...

Ya no bastaba con acariciarlo...

Ahora quería decir que lo deseaba con locura.

Quería besarlo hasta arrancarle los labios.

Quería...

Ella quería sentir cada centímetro de su cuerpo desnudo sobre el suyo.

Esos deseos tan reprimidos no eran nada más ni nada menos que sus propios sentimientos.

Y esos sentimientos...

Esos sentimientos por fin eran libres.

"Ahora que la promesa no existe... Ahora..." Saeko sintió como sus ojos volvían a humedecerse a medida que sus pensamientos iban a mil por hora.

No le importaba cuánta gente había muerto.

No le importaba que el mundo pudiera estar atravesando su final.

No le importaba nada de eso.

"Ahora puedo amarte sin problemas, ¿verdad?"

_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _

¡Espero que lo hayan disfrutado!

Perdonen si hay algún error aquí y allá, es que no tuve mucho tiempo para corregir el capítulo como es debido. Eso se debe a que estoy preparando mis maletas para irme de vacaciones. No serán muchos días, y aunque esté de viaje subiré el capítulo que tengo pendiente con el buen Lucario. El único inconveniente es que el siguiente capítulo puede ser un poco más corto de lo habitual, pero intentaré que no sea el caso.

En el próximo capítulo llegará uno de los momentos más esperados: la confesión.

Estoy ansioso por escribir esa parte, porque tengo un escenario bastante romantico en mente (bajo lo que se puede hacer en un apocalipsis, por su puesto).

Sin nada más que agregar, es hora de despedirse.

¡Nos vemos en tres días!