Probar
En la cálida penumbra de la habitación, los suaves resplandores de las velas danzaban en las paredes, creando un ambiente íntimo y sugerente. Akeno se encontraba sentada en el borde de la cama, su postura elegante y su mirada penetrante enfocada en Xenovia, quien estaba de pie junto a la puerta, insegura y nerviosa, lo cual resultaba impactante de ver ya que ella siempre se había mostrado segura de todo, sin temor ni vergüenza.
—Akeno, no estoy segura de esto... —murmuró Xenovia, jugueteando con el borde de su uniforme.
Había algo en la mirada de Akeno que siempre le había producido una mezcla de admiración y temor. Akeno sonrió suavemente, con ese aire de confianza que siempre la rodeaba.
—Xenovia, no hay nada de qué preocuparse. Sólo quiero mostrarte algo diferente. Algo que creo que te gustará.
Xenovia respiró hondo, recordando las frustraciones recientes. Su deseo de tener hijos había sido rechazado repetidamente por los chicos del grupo, y aunque apreciaba su amistad, sus negativas habían dejado un vacío. Tal vez, pensó, esto podría llenar ese espacio de alguna manera.
—Está bien —dijo finalmente, acercándose con pasos lentos y medidos—. Pero esto es nuevo para mí. No sé qué esperar.
Akeno se levantó con gracia felina y se acercó a Xenovia, levantando una mano para acariciar suavemente su mejilla.
—Ufufufú, eso es lo divertido. No hay expectativas, solo sensaciones. Déjate llevar.
Con esas palabras, Akeno se inclinó y capturó los labios de Xenovia en un beso suave pero insistente. Xenovia se tensó al principio, pues era la primera vez que besaba a alguien. Alguna vez, desde que se volvió demonio, pensó en besar a un chico, pero por su mente nunca pasó el posible evento de que fuera alguien de su mismo género quien probara sus labios. Xenovia cerró los ojos e intentó relajarse, dejarse llevar. Si bien las relaciones homosexuales estaban totalmente prohibidas y mal vistas dentro de su círculo eclesiástico, en verdad comprobó que no le parecía que estuviera haciendo algo malo. Es mas, le estaba gustando, por lo que pronto se encontró respondiendo, sus labios moviéndose torpemente al principio, hasta que el ritmo y la intensidad de Akeno la guiaron a una danza más armoniosa.
Las manos de Akeno se movieron con seguridad, desabrochando el uniforme de Xenovia con una destreza que hablaba de experiencia. Cada botón que se abría revelaba más de la piel suave y cálida de Xenovia, y cada pulgada expuesta era saludada por caricias y besos.
Xenovia jadeó cuando los labios de Akeno se deslizaron por su cuello, dejando un rastro de calor y deseo.
—Akeno —los suspiros salían de sus labios casi de seguido—, esto es... nunca pensé que...
—Eso es porque nunca has permitido que alguien te adore de esta manera —susurró Akeno contra su piel, sus manos explorando con delicadeza, descubriendo los puntos que hacían que Xenovia se estremeciera y gimiera.
Las ropas pronto quedaron olvidadas en el suelo, y ambas mujeres se encontraron en la cama, enredadas en una maraña de miembros y suspiros. Akeno, siempre la cuidadosa guía, llevó a Xenovia a descubrir placeres que nunca había imaginado. Sus manos y labios trazaron caminos de fuego por el cuerpo de Xenovia, encendiendo una pasión que había estado dormida.
—Esto es... tan intenso —jadeó Xenovia, su cuerpo arqueándose bajo las atenciones de Akeno.
—Ufufú, esto es solo el comienzo —respondió Akeno con una sonrisa traviesa, sus ojos brillando con deseo y satisfacción—. Hay tanto más que quiero mostrarte, tanto más que podemos explorar juntas.
Esa noche, la habitación se llenó de susurros, risas y gemidos, mientras Akeno y Xenovia se entregaban al descubrimiento de un nuevo tipo de intimidad. Para Akeno, era un placer ver cómo la antigua exorcista, una vez tan rígida y disciplinada, se entregaba a la lujuria y al placer. Para Xenovia, era una revelación, un despertar a un mundo de sensaciones que nunca había conocido.
Firma
El enamorado
Moraleja: ninguna, solo me apetecía probar algo nuevo :D
