Sí – dijo tomando el libro algo torpe y lee el título "El guardián de las llaves"

BUM. Llamaron otra vez. Dudley se despertó de golpe.

-¿Dónde está el cañón? -preguntó estúpidamente.

Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Vernon apareció en la habitación. Llevaba un rifle en las manos: ya sabían lo que contenía el paquete alargado que había llevado.

-¿Quién está ahí? -gritó-. ¡Le advierto: estoy armado!

Hubo una pausa. Luego...

¡ZAS!

La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y, con el golpe sordo, aterrizó en el suelo.

Un hombre gigantesco apareció en el umbral. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.

El gigante se metió a duras penas en el interior de la cabaña inclinándose para que su cabeza sólo rozara el techo. Se agachó, cogió la puerta y, sin esfuerzo, volvió a ponerla en su lugar. El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.

-Podríamos prepararnos una taza de té, ¿verdad? No ha sido un viaje fácil...

Se acercó a grandes zancadas al sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo.

-Levántate, bola de grasa -dijo el desconocido.

Eso fue grosero, Hagrid - dijo la profesora McGonagall, haciendo que el mencionado se sonrojara y otros riéndose de lo que dijo sobre Dudley.

Dudley chilló y corrió a esconderse detrás de su madre, que estaba agazapada, aterrorizada, detrás de tío Vernon.

-¡Ah! ¡Aquí está Harry! -dijo el gigante.

Harry levantó la vista ante el rostro, feroz, salvaje y peludo, y vio que los ojos negros le sonreían arrugados.

-La última vez que te vi eras sólo una criatura –dijo el gigante-. Te pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.

Tío Vernon dejó escapar un curioso sonido.

-¡Le exijo que se vaya enseguida, señor! -dijo-. ¡Esto es allanamiento de morada!

-Bah, cierra la boca, Dursley, grandísimo majadero –dijo el gigante.

Se estiró, arrebató el rifle a tío Vernon, lo retorció como si fuera goma y lo arrojó a un rincón de la habitación.

Tío Vernon hizo un ruido extraño, como un ratón al pisarlo.

-De todos modos, Harry -dijo el gigante, dando la espalda a los Dursley-, te deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Tal vez me he sentado encima en algún momento, pero tiene buen sabor.

Del bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada. Harry la abrió con dedos temblorosos. En el interior había un gran pastel de chocolate pegajoso, con "Feliz Cumpleaños, Harry" escrito en verde.

Harry miró al gigante. Iba darle las gracias, pero las palabras se perdieron en su garganta y, en lugar de eso, dijo:

-¿Quién es usted?

El gigante rió entre dientes.

-Es cierto, no me he presentado. Soy Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y terrenos de Hogwarts.

Extendió una mano gigantesca y sacudió todo el brazo de Harry.

-¿Qué tal ese té, entonces? -dijo, frotándose las manos-. Aunque no diría que no si tienen algo más fuerte.

Sus ojos se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas fritas arrugadas, y dejó escapar una risa despectiva. Se inclinó ante la chimenea. Los demás no podían ver qué estaba haciendo, pero, cuando un momento después se dio la vuelta, había fuego encendido, que inundó de luz parpadeante toda la húmeda cabaña. Harry sintió que el calor lo cubría como si estuviera metido en un baño caliente.

El gigante volvió a sentarse en el sofá, que se hundió bajo su peso, y comenzó a sacar toda clase de cosas de los bolsillos de su abrigo: un hervidor de cobre, un paquete de salchichas, un atizador, una tetera, varias tazas agrietadas y una botella de un líquido color ámbar, de la que tomó un trago antes de empezar a preparar el té. Muy pronto, la cabaña estaba llena del aroma de las salchichas chisporroteantes. Nadie dijo una palabra mientras el gigante trabajaba, pero, cuando sacó del atizador las primeras seis salchichas grasientas, jugosas y ligeramente quemadas, Dudley comenzó a impacientarse. Tío Vernon dijo en tono cortante:

-No toques nada que él te dé, Dudley.

El gigante lanzó una risa sombría.

-Ese gordo pastel que es su hijo no necesita engordar más, Dursley, no se preocupe.

-¡Hagrid! - le reclamó otra vez la profesora McGonagall.

-Perdón - dijo Hagrid, pero unos en sus pensamientos le dieron la razón a Hagrid, el señor Vernon se sigue sintiendo más incómodo y enojado por los comentarios que tiran y Dudley se sonrojo de vergüenza.

Le sirvió las salchichas a Harry, el cual estaba tan hambriento que pensó que nunca había probado algo tan maravilloso. Por último, como nadie parecía dispuesto a explicar nada, dijo:

-Lo siento, pero todavía sigo sin saber quién es usted.

El gigante tomó un sorbo de té y se secó la boca con el torso de la mano.

-Llámame Hagrid -contestó-. Todos lo hacen. Y como te he dicho, soy Guardián de las Llaves de Hogwarts. Ya lo sabrás todo sobre Hogwarts, por supuesto.

-Pues... yo no... -dijo Harry.

Hagrid parecía estupefacto.

-Lo lamento –dijo rápidamente Harry.

-¿Lo lamento? -preguntó Hagrid, volviéndose a mirar a los Dursley, que retrocedieron hasta quedar ocultos por las sombras-. ¡Ellos son los que tienen que disculparse! Sabía que no estabas recibiendo las cartas, pero nunca pensé que no supieras nada de Hogwarts. ¿Nunca te has preguntado dónde habían aprendido todo tus padres?

-¿El qué? -preguntó Harry.

-¿EL QUÉ? -bramó Hagrid-. ¡Espera un segundo!

Se puso de pie de un salto. En su furia parecía llenar toda la habitación. Los Dursley estaban agazapados contra la pared.

Lily miraba cada vez con más decepción a su hermana y Petunia cada vez más roja estaba.

-¿Me van a decir -rugió a los Dursley- que este muchacho, ¡este muchacho!, no sabe nada... sobre NADA?

Harry pensó que aquello iba demasiado lejos. Después de todo, había ido al colegio y sus notas no eran tan malas.

-Sé algunas cosas -afirmó-. Sé sumar y restar y todo eso.

Pero Hagrid simplemente agitó la mano.

-Me refiero a nuestro mundo. Tu mundo. Mi mundo. El mundo de tus padres.

-¿Qué mundo?

Parecía que Hagrid fuera a estallar.

-¡DURSLEY! -bramó

Tío Vernon, que estaba muy pálido, susurro algo que sonaba como mimblewimble. Hagrid, enfurecido, contempló a Harry.

-Pero tú tienes que saber algo sobre tu madre y tu padre -dijo-. Quiero decir, son famosos. Tú eres famoso.

-¿Cómo? ¿Mi...Mi madre y padre...eran famosos? ¿En serio?

-No sabías... no sabías... -Hagrid se pasó los dedos por el pelo, clavándole una mirada de asombro-. ¿De verdad no sabes quién eres? -dijo por último.

De pronto, Tío Vernon recuperó la voz.

-¡Deténgase! -ordenó-. ¡Deténgase ahora mismo, señor! ¡Le prohíbo que le diga nada al muchacho!

Un hombre más valiente que Vernon Dursley se habría acobardado ante la mirada furiosa que le dirigió Hagrid. Cuando éste habló, cada sílaba temblaba de rabia.

-¿No se lo ha dicho? ¿No le ha hablado sobre el contenido de la carta de Dumbledore le dejó? ¡Yo estaba allí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba, Dursley! ¿Y se la ha ocultado durante todos estos años?

-¿Qué es lo que me han ocultado? -dijo Harry en tono anhelante.

-¡DETÉNGASE! ¡SE LO PROHÍBO! -rugió tío Vernon, aterrado.

-Voy a romperles la cabeza -dijo Hagrid-. Harry, eres un mago.

Que directa forma de decirlo, Hagrid - mencionó con una sonrisa James.

Se produjo un silencio en la cabaña. Sólo podía oírse el mar y el silbido del viento.

-¿Que soy qué? -dijo Harry con voz entrecortada.

-Un mago -respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió-. Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado un poco. Con unos padres como los tuyos, ¿qué otra cosa podías ser? Y creo que ya es hora de que leas la carta.

Harry extendió una mano para coger, finalmente, el sobre amarillento, dirigido, con tinta verde esmeralda, al "señor H. Potter, El Suelo, Cabaña en la Roca, El Mar". Sacó la carta y leyó:

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Director: Albus Dumbledore

(Orden de Merlín, primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos)

Querido señor Potter:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Le adjuntamos la lista del equipo y los libros necesarios.

Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su búho antes del 31 de Julio.

Muy cordialmente, Minerva McGonagall

Directora adjunta

Las preguntas estallaban en la cabeza de Harry como fuegos artificiales, y no sabía por cuál empezar. Después de unos minutos, tartamudeó:

-¿Qué quiere decir eso de que esperan mi búho?

-Gorgonas galopantes, ahora me acuerdo -dijo Hagrid, golpeándose la frente con tanta fuerza como para derribar un caballo.

De otro bolsillo sacó un búho (un búho de verdad, vivo y con las plumas algo erizadas), una gran pluma y un rollo de pergamino. Con la lengua entre los dientes, escribió una nota que Harry pudo leer al revés.

Querido Señor Dumbledore:

He entregado a Harry su carta. Lo llevo mañana a comprar sus cosas. El tiempo es horrible. Espero que usted esté bien.

Hagrid

Hagrid enrolló la nota y se la dio al búho, que la cogió con el pico. Después fue hasta la puerta y lanzó al búho en la tormenta. Entonces volvió y se sentó, como si aquello fuera tan normal como hablar por teléfono.

Harry se dio cuenta de que tenía la boca abierta y la cerró rápidamente.

-¿Por dónde iba? -dijo Hagrid.

Pero en aquel momento tío Vernon, todavía con el rostro color ceniza pero muy enfadado, se acercó a la chimenea.

-Él no irá -dijo.

Hagrid gruñó.

-Me gustaría ver a un muggle como usted deteniéndolo -dijo.

-¿Un qué? -preguntó Harry, interesado.

-Un muggle -respondió Hagrid-. Es como llamamos a la gente "no mágica" como ellos. Y tuviste la mala suerte de crecer en una familia de los más grandes muggles que haya visto.

Muchos le dieron la razón a Hagrid.

-Cuando lo adoptamos, juramos que íbamos a detener toda esa porquería -dijo tío Vernon-. ¡Juramos que íbamos a sacarla de él! ¡Un mago, nada menos!

-¿Vosotros lo sabíais? -preguntó Harry-. ¿Vosotros sabíais que yo era... un mago?

-¡Saber! -chilló de pronto tía Petunia-. ¡Saber! ¡Por supuesto que lo sabíamos! ¿Cómo no ibas a serlo, siendo lo que era mi condenada hermana? Oh, ella recibió una carta como ésta de ese... ese colegio, y desapareció, y volvía a casa para las vacaciones con los bolsillos llenos de ranas, y convertía las tazas de té en ratas. Yo era la única que la veía tal como era: ¡una monstruosidad! Pero para mi madre y mi padre, oh, no, para ellos era "Lily hizo esto" y "Lily hizo aquello". ¡Estaban orgullosos de tener una bruja en la familia!

Muchos magos y brujas se ofendieron por cómo los llamó y la miraron mal.

Eso se llama celos de hermanos – dijo James para molestarla más, y algunos confirmaron lo que dijo.

Se detuvo para respirar profundamente y luego continuó. Parecía que hacía años que deseaba decir todo aquello.

-Luego conoció a ese Potter en el colegio y se fueron y se casaron y te tuvieron a ti, y por supuesto que yo sabía que ibas a ser igual, igual de raro, igual de... de anormal. ¡Y luego, como si fuera poco, hubo una explosión y nosotros tuvimos que quedarnos contigo!

Harry se había puesto muy pálido. Tan pronto como recuperó la voz, preguntó:

-¿Explosión? ¡Me dijiste que habían muerto en un accidente de coche!

-¿ACCIDENTE DE COCHE? -rugió Hagrid dando un salto, tan enfadado que los Dursley volvieron al rincón-. ¿Cómo iban a poder morir Lily y James en un accidente de coche? ¡Eso es un ultraje! ¡Un escándalo! ¡Qué Harry Potter no conozca su propia historia, cuando todos los chicos de nuestro mundo conocen su nombre!

-Pero ¿por qué? ¿Qué sucedió? -preguntó Harry con tono de apremio.

La furia se desvaneció del rostro de Hagrid. De pronto parecía nervioso.

-Nunca habría esperado algo así -dijo en voz baja y con aire preocupado-. Cuando Dumbledore me dijo que podía tener problemas para recogerte, no tenía idea de cuánto ignorabas. Ah, Harry, no sé si soy la persona apropiada para decírtelo, pero alguien debe hacerlo. No puedes ir a Hogwarts sin saberlo.

Lanzó una mirada despectiva a los Dursley.

-Bueno, es mejor que sepas todo lo que yo puedo decirte... porque no puedo decírtelo todo. Es un gran misterio, al menos una parte...

Se sentó, miró fijamente al fuego unos instantes y luego continuó.

-Comienza, supongo, con... con una persona llamada... Pero es increíble que no sepas su nombre, todos en nuestro mundo lo saben...

-¿Quién?

-Bueno... no me gusta decir el nombre si puedo evitarlo. Nadie lo dice.

-¿Por qué no?

-Gárgolas galopantes, Harry, la gente todavía tiene miedo. Vaya, esto es difícil. Mira, estaba ese mago que se volvió... malo. Tan malo como te puedas imaginar. Peor. Peor que peor. Su nombre era...

Hagrid tragó, pero no le salía la voz.

-¿Puede escribirlo? -sugirió Harry.

-No... No sé cómo se escribe. Está bien... Voldemort. -Hagrid se estremeció-. No me lo hagas repetir. De todos modos, este... este mago, hace unos veinte años, comenzó a buscar seguidores. Y los consiguió; algunos lo siguieron porque le tenían miedo, otros sólo querían un poco de poder, porque él era cada vez más poderoso. Eran días negros, Harry. No se sabía en quién confiar, uno no se animaba a hacerse amigo de magos o brujas desconocidos... Sucedían cosas terribles. Se estaba apoderando de todo. Por supuesto, algunos se le opusieron y él los mató. De manera horrible. Uno de los pocos lugares que permanecieron seguros era Hogwarts. Hay que considerar que Dumbledore era el único al que Quién-tú-sabes temía. No se atrevía a apoderarse del colegio, no entonces, al menos

"Ahora bien, tu madre y tu padre eran la mejor bruja y el mejor mago que he conocido nunca. ¡En su época de Hogwarts eran los primeros! Supongo que el misterio es por qué Quién-tú-sabes nunca había tratado de ponerlos de su parte... Probablemente sabía que estaban demasiado cerca de Dumbledore para querer tener algo que ver con el lado tenebroso.

"Tal vez pensó que podía persuadirlos... O quizá simplemente quería quitarlos de en medio. Lo que todos saben es que apareció en el pueblo donde vivíais, el día de Halloween, hace diez años. Tú tenías un año. Fue a vuestra casa y... y...

De pronto, Hagrid sacó un pañuelo muy sucio y se sonó la nariz con un sonido como el de una corneta.

-Lo siento –dijo-. Pero es tan triste... pensar que tu madre y padre, las mejores personas que podrías encontrar en el mundo... En fin...

"Quién-tú-sabes los mató. Y entonces... Y ése es el verdadero misterio del asunto... también trató de matarte a ti. Supongo que quería hacer un trabajo limpio, o tal vez, para entonces, disfrutaba matando. Pero no lo consiguió. ¿Nunca te has preguntado cómo te hiciste esa marca en la frente? No es un corte. Sucedió cuando una poderosa maldición diabólica te tocó; terminó con tu madre, tu padre e incluso la casa, pero no funcionó contigo, y por eso eres famoso, Harry. Nadie a quien él hubiera decidido matar sobrevivió, nadie excepto tú, y eso que acabó con algunos de los mejores magos y brujas de su tiempo (los McKinnon, los Bones, los Prewett...)

La mirada de Molly se entristeció al mencionar a los Prewett, y la hicieron recordar a sus hermanos.

Algo muy doloroso estaba sucediendo en la mente de Harry. Mientras Hagrid iba contando la historia, vio otra vez la cegadora luz verde, con más claridad de lo que había recordado antes, y por primera vez en su vida se acordó de algo más, de una risa cruel, aguda y fría.

Hagrid lo miraba con tristeza.

-Yo mismo te saqué de la casa en ruinas, por orden de Dumbledore. Y te llevé con esta gente...

-Una sarta de disparates –dijo tío Vernon.

Harry dio un respingo. Casi había olvidado que los Dursley estaban allí. Tío Vernon parecía haber recuperado su valor. Miraba con rabia a Hagrid y tenía los puños apretados.

-Ahora escucha esto, chico -gruñó-: acepto que hay algo extraño en ti, probablemente nada que no hubiera curado una buena paliza. Y todo eso sobre tus padres, bien, eran raros, no lo niego, y, en mi opinión, el mundo está mejor sin ellos... Recibieron lo que buscaban, al mezclarse con eso brujos... Es lo que yo esperaba: siempre supe que iban a terminar mal...

Muchos casi se abalanzan sobre la morsa muggle, pero pensaron que era mejor al terminar el capítulo.

En aquel momento Hagrid se levantó del sofá y sacó de su abrigo un paraguas rosado. Apuntándolo hacia tío Vernon, como con una espada, dijo:

-Se lo advierto, Dursley, se lo advierto, una palabra más y...

Ante el peligro de ser alcanzado con la punta de un paraguas empuñado por un gigante barbudo, el valor de tío Vernon desapareció otra vez. Se aplastó contra la pared y permaneció en silencio.

-Así está mejor –dijo Hagrid, respirando con dificultad y sentándose de nuevo en el sofá, que aquella vez se aplastó hasta el suelo.

Harry, entretanto, todavía tenía preguntas que hacer, cientos de ellas.

-Pero ¿qué sucedió con Vol… perdón, quiero decir con Quién-usted-sabe?

Bueno, ya sabemos que papá nunca tuvo problemas para decir su nombre o medio decirlo - dijo una voz femenina.

Lily, lo dijiste algo alto, unos nos están viendo - dijo un encapuchado susurrando.

Ups - dijo Lily.

Se quedaron con la duda, ya que se la podrían preguntar a Harry.

-Buena pregunta Harry. Desapareció, se esfumó. La misma noche que trató de matarte. Eso te hizo aún más famoso. Ése es el mayor misterio, ¿sabes?... Se estaba volviendo más y más poderoso… ¿Por qué se fue?

"Algunos dicen que murió. Tonterías, en mi opinión. No creo que le quede suficiente de humano para morir. Otros dicen que todavía está por ahí, esperando el momento, pero no lo creo. La gente que estaba de su lado volvió con nosotros. Algunos salieron de un trance. No creen que pudieran volver a hacerlo si él regresara.

"La mayor parte de nosotros piensa que todavía está en alguna parte, pero que perdió sus poderes. Que está demasiado débil para seguir adelante. Porque algo relacionado contigo.

Harry acabó con él. Algo sucedió aquella noche con lo que él no contaba, no sé qué fue, nadie lo sabe… pero algo relacionado contigo lo confundió.

Hagrid miró a Harry con afecto y respeto brillando en sus ojos, pero Harry, en su lugar de sentirse complacido y orgulloso, estaba casi seguro de que había una terrible equivocación. ¿Un mago? ¿Él? ¿Cómo era posible? Se había pasado la vida bajo los golpes de Dudley y amenazado por su tía Petunia y tío Vernon. Si realmente era un mago, ¿por qué no se había convertido en sapos llenos de verrugas cada vez que habían intentado encerrarlo en la alacena? Si alguna vez derrotó al brujo más grande del mundo, ¿cómo es que Dudley siempre podía pegarle patadas como a una pelota?

-Hagrid -dijo con calma-, me parece que está equivocado. No creo que yo pueda ser un mago.

Para sorpresa, Hagrid se rió entre dientes.

-No eres un mago, ¿eh? ¿Nunca haces que sucedan cosas cuando estás asustado o enfadado?

Harry contempló el fuego. Si pensaba en ello… todas las cosas raras que habían hecho que sus tíos se enfadaran con él habían sucedido cuando él, Harry, estaba molesto o enfadado: perseguido por la banda de Dudley, de golpe se habían encontrado fuera de su alcance; temeroso de ir al colegio con aquel ridículo corte de pelo, se las había arreglado para hacerlo crecer de nuevo… y la última vez que Dudley le pegó, ¿no se vengó de él, aunque sin darse cuenta de que estaba haciéndolo? ¿No le había soltado encima una boa constrictora?

Harry miró de nuevo a Hagrid, sonriendo, y vio que el gigante lo miraba radiante.

-¿Te das cuenta? -dijo Hagrid-. Conque Harry Potter no es un mago... Ya verás, serás muy famoso en Hogwarts.

-¿No le hemos dicho que no irá? -dijo entre dientes-. Irá al instituto Stonewall y nos dará las gracias por ello. Ya he leído esas cartas y necesitará toda clase de porquerías: libros de hechizos, varitas y…

-Si él quiere ir, un gran muggle como usted no lo detendrá -gruñó Hagrid-. ¡Detener al hijo de Lily y James Potter para que no vaya a Hogwarts! Está loco. Su nombre está apuntado casi desde que nació. Irá al mejor colegio de magia del mundo. Siete años allí y no se conocerá a sí mismo. Estará con jóvenes de su misma clase, para variar, y con el mejor director que Hogwarts haya tenido: Albus Dumbled…

-¡NO VOY A PAGAR PARA QHE UN CHIFLADO VIEJO TONTO LE ENSEÑE TRUCOS DE MAGIA! -gritó tío Vernon.

Pero aquella vez había ido demasiado lejos. Hagrid empuñó su paraguas y lo blandió sobre su cabeza.

-¡NUNCA… -brama- INSULTE-A-ALBUS-DUMBLEDORE-EN-MI-PRESENCIA!

Bajo el paraguas, que silbó en el aire, para aguantar a Dudley. Se produjo un relámpago de luz violeta, un sonido como de un petardo, un agudo chillido y, al momento siguiente, Dudley bailaba con las manos en su gordo trasero mientras gemía de dolor. Cuando les dio la espalda, Harry vio una rizada cola de cerdo que salía a través de un agujero en los pantalones.

Poco a poco el Gran Comedor se llenó de risas por imaginar a Dudley con una cola así.

Tío Vernon rugió. Empuja a tía Petunia y a Dudley a la otra habitación, lanzó una última mirada aterrorizada a Hagrid y cerró con fuerza la puerta tras ellos.

Hagrid miró su paraguas y se tiró de la barba.

-No debería haberme enfadado -dijo con pesar-. De todos modos, no ha funcionado. He querido convertirlo en un cerdo, pero supongo que ya se parece mucho a un cerdo y no había mucho que hacer.

Miró de reojo a Harry, bajo sus cejas pobladas.

-Te agradecería que no le mencionaras esto a nadie de Hogwarts -dijo-. Yo… bien, no me está permitido hacer magia, hablando estrictamente. Conseguí permiso para hacer un poquito, para que te llegarán las cartas y todo eso… Era una de las razones por las que quería este trabajo…

-¿Por qué no le está permitido hacer magia? -preguntó Harry.

-Bueno… yo también fui a Hogwarts y, si he de ser francos me expulsaron. En el tercer año. Me rompieron la varita en dos y todo eso. Pero Dumbledore dejó que me quedara como guardabosques. Es un gran hombre.

-¿Por qué lo expulsaron?

-Se está haciendo tarde y tenemos muchas cosas que hacer mañana -dijo Hagrid alzando la voz-. Tenemos que ir a la ciudad y conseguirte los libros y todo lo demás.

Se quitó el grueso abrigo negro y se lo entregó a Harry.

-Puedes taparte con esto -dijo-. No te preocupes si algo se agita. Creo que todavía tengo limones en un bolsillo. – Terminó de leer Hagrid.

Ya casi vamos a responder sus preguntas, solo un capítulo más - dijo Harry.

Yo quiero leerlo - dijo…

~ Espero que les haya gustado el capítulo ~}

El viernes no lo puede publicar, ya que la página web no me funciono hasta hoy.