Así que el capítulo 3 ya está listo. Vaya, pensé que iba a pasar la maldición de bloqueo de escritor. Afortunadamente tengo ya todo planeado para este así que no me voy a dejar bloquear.
Marshall no cabía en sí de preocupación mientras Ryder levantaba suavemente a Skye en brazos y la llevaba a la ambulancia. Ryder corrió, con la preocupación grabada en su rostro.
"Skye, aguanta, vamos a conseguirte la ayuda que necesitas", la tranquilizó Ryder mientras Skye gritaba del dolor.
Mientras la ambulancia se dirigía a la clínica veterinaria, Marshall sujetaba con fuerza la pata de Skye. "Eres fuerte Skye. ¡Resiste por favor!
Finalmente llegaron a la veterinaria de Katie.
Katie corrió al lado de Skye, con los ojos llenos de preocupación. "¿¡Qué ha pasado!?" Preguntó la chica rubia de manera preocupada.
"Estábamos en una misión apagando un juego en un laboratorio. Pero mientras calle estaba en su helicóptero le llegó unos químicos extraños a los ojos y ahora no puede ver. Hasta parece que sus ojos rosados se han vuelto rojos. Respondió Ryder, esperando que esa información pudiera dar vista sobre qué químico le probó la ceguera a Skye.
"Ahorita le voy a hacer unos exámenes y luego te digo cuáles fueron los resultados".Respondió la chica mientras llevó a la perrita al quirófano. Lo más probable que iban a hacer una cirugía de lavado de ojos.
Katie condujo rápidamente a Skye al quirófano para evaluar la situación. Realizó una serie de pruebas para determinar el alcance de los daños causados por los productos químicos en los ojos de Skye. El equipo esperaba ansioso los resultados, con el corazón encogido por la preocupación.
Sin embargo, la preocupación de Ryder era el más evidente. No quería perder a un miembro del equipo. Aunque trataba de ser fuerte. Fuerte por los demás cachorros.
Marshall se sentía impotente, su corazón latía con fuerza mientras esperaba fuera del quirófano. La imagen de Skye sufriendo era insoportable, y la idea de que pudiera perder la vista lo llenaba de un miedo que nunca había conocido.
"No te preocupes, Marshall". Dijo Ryder, poniendo una mano sobre su hombro. Katie es la mejor, y si alguien puede ayudar a Skye, es ella.
Marshall asintió, pero no podía evitar sentirse nervioso. La espera se hacía eterna, cada segundo era un martirio.
Al cabo de una eternidad, Katie salió del quirófano con expresión de preocupación. Rápidamente los cachorros y Ryder se abalanzaron hacia ella con miles de preguntas.
"Los productos químicos han causado graves daños en los ojos de Skye", explicó con voz preocupada. "Tendremos que realizar un lavado ocular de urgencia para intentar salvarle la vista".
Ryder vaciló un poco hasta que asintió la cabeza. "Haz lo que sea necesario, Katie. Todos estamos aquí por Skye".
El equipo siguió a Katie al quirófano, con el corazón encogido de preocupación. Observaron cómo Katie realizaba hábilmente el lavado de ojos, con sus esperanzas pendientes de cada movimiento que hacía.
Después de lo que pareció una eternidad, los ojos de Skye empezaron a mostrar signos de mejoría. El equipo dejó escapar un suspiro colectivo de alivio cuando Katie terminó el procedimiento.
"¿Se pondrá bien, Katie?". preguntó Marshall, con voz preocupada.
Katie sonrió, sus ojos llenos de tranquilidad. "Es una cachorra dura, Marshall. Con tiempo y cuidados, se recuperará por completo".
Cuando la solución lavaojos inundó los ojos de Skye, no pudo evitar estremecerse ante la sensación. El escozor fue desapareciendo poco a poco, sustituido por una sensación fría y relajante que calmó sus nervios. Manteniendo los ojos cerrados, confió en la experiencia de Katie y en el apoyo de los amigos que la rodeaban.
La silenciosa vos de Katie llenaban la habitación, mezclando en el aire palabras de ánimo y preocupación. "Que bien que despertaste Skye. Por fin hemos terminado tu cirugía".
Katie, le indicó suavemente a Skye que abriera los ojos. Lentamente, Skye obedeció, parpadeando contra el resplandor de las luces del techo.
"Skye, ¿puedes ver algo?" preguntó Ryder, con voz preocupada.
Skye parpadeó un par de veces más antes de asentir lentamente. "Puedo ver... formas borrosas. Pero es mejor que antes", dijo con un deje de alivio en la voz.
Marshall dejó escapar un suspiro de alivio. "Menos mal. Todos estábamos muy preocupados por ti, Skye".
Katie sonrió cálidamente. "Tardarás algún tiempo en recuperar totalmente la visión, pero vas por buen camino, Skye. Tómatelo con calma y sigue mis instrucciones".
"¿Y porqué los ojos de Skye son rojos? Y no me refiero a tus Esclera. Sino de tu Iris. Preguntó Marshall.
Katie se sentó, preparándose para explicar la situación con la mayor claridad posible. "Lo que ha sucedido con los ojos de Skye es una reacción a los químicos a los que estuvo expuesta. El cambio de color en el iris se debe a una alteración en los pigmentos que normalmente le dan su color característico."
Marshall escuchaba atentamente, su preocupación por Skye evidente en su expresión.
"Cuando Skye entró en contacto con esos químicos, su cuerpo reaccionó de manera defensiva. Los pigmentos en sus ojos, que son sensibles a cambios químicos, reaccionaron cambiando de color. Es similar a cómo una hoja cambia de color en otoño debido a los cambios en su ambiente," continuó Katie.
"¿Entonces los ojos de Skye volverán a ser rosados?" preguntó Marshall, esperanzado.
Katie asintió. "Sí, es muy probable. El cuerpo tiene una capacidad asombrosa de recuperarse, y con el tratamiento adecuado, esperamos que los pigmentos de sus ojos vuelvan a su estado normal."
Skye, que había estado escuchando, finalmente habló. "Gracias, Katie. Y gracias a todos por cuidar de mí."
Marshall se acercó a Skye y le dio un abrazo reconfortante. "Siempre estaremos aquí para ti, Skye. Siempre."
Los siguientes días fueron cruciales para la recuperación de Skye. Marshall permaneció al lado de Skye durante su recuperación, llevándole sus dulces favoritas y leyéndole cuentos para levantarle el ánimo.
"Gracias, Marshall, por estar a mi lado en todo este momento", dijo Skye, con los ojos llenos de gratitud.
"De nada mi amiga ojos de demonio". Respondió de manera cómica Marshall. No obstante, al ver la cara de tristeza de Skye rápidamente se retrató. "Lo siento mucho, no te quería lastimar".
Sus disculpas por interrumpida por una risa de la cachorra. "Jajaja, Te crees muy gracioso mi payaso personal".
La habitación se llenó de una calidez palpable, la risa de Skye resonando como música para los oídos de todos. Marshall, aliviado por la reacción de Skye, continuó con su papel de payaso personal, aunque esta vez con una mayor dosis de ternura.
"No te preocupes, Skye. Si tus ojos siguen siendo rojos, simplemente diremos que eres nuestra supercachorra con visión láser". bromeó Marshall, guiñando un ojo.
Skye sonrió. "Eso suena bastante genial, ¿no crees? Podría seguir compitiendo contigo para ver quién tiene los ojos más hermosos".
"Ojos de diamantes vs ojos de rubí. Te recuerdo que el azul siempre le gana al rojo", respondió Marshall, obviamente pensando que esto era Star Wars.
"Crees que no podría tener visión láser. Ya tengo la capacidad de volar con superpoderes".
"Skye, la visión láser solo la puede tener alguien con poderes de fuego como yo". Respondió Marshall de manera cómica.
Ambos se miraron y estallaron en risas.
"De acuerdo, Skye. Hagamos un trato," dijo Marshall, extendiendo su pata. "No importa quién tenga los ojos más hermosos o los superpoderes más impresionantes. Lo importante es que te recuperes y tengas la seguridad de estar en público.
Skye tocó su pata con la suya, sellando el acuerdo. "Siempre, Marshall. Y ahora, ¿qué dices si vamos a volar un poco? ¿O qué, te cagas del miedo?
Marshall al ver el reto que le había puesto Skye sonrió.
"Veo que esos ojos sí te agregaron una maldad diabólica" bromeo Marshall mientras aceptó ir con Skye.
La brisa de la tarde acariciaba sus pelajes mientras Skye y Marshall se elevaban por encima de Bahía Aventura, el mundo debajo de ellos parecía un tapiz de colores.
"¡Mira, Marshall! ¡Desde aquí todo parece tan pequeño!" exclamó Skye, señalando hacia el parque donde los niños jugaban.
"Hey, son los sobrinos de la alcaldesa Goodway. Vamos a saludarlos".
Al voltear, vio el rostro de Skye, la cual mostraba inseguridad. "¿Qué tienes, Skye?"
"No quiero que me vean con mis ojos rojos". Respondió Skye mientras se impulsó más alto en el cielo.
Marshall alcanzó a Skye entre las nubes, su mirada llena de comprensión. "Skye, no importa el color de tus ojos. Eres increíble tal y como eres, y todos en Bahía Aventura te adoran."
Skye miró hacia abajo, viendo la alegría inocente de los niños jugando. "Tienes razón, Marshall. Vamos a darles una sorpresa."
Con un giro ágil, Skye descendió en espiral, con Marshall siguiéndola de cerca. Al aterrizar, los niños se reunieron alrededor, sus ojos llenos de asombro. "¡Skye, tus ojos están llenos de sangre!" exclamó uno de ellos.
Skye le dio un poco de pena. Esas palabras se lo había tomado muy personal. No quería que la gente le dijera algo sobre sus ojos. Así que se fue volando rápidamente.
"¡Skye!" gritó Marshall tratando de seguir a su compañera.
Finalmente, en la tranquilidad de un claro en el bosque, Skye aterrizó, sus cuerpo temblando ligeramente. Marshall llegó poco después, jadeando por el esfuerzo. "Skye, por favor, no huyas. Eres perfecta para nosotros, no importa qué," dijo, acercándose a ella con cuidado.
Skye levantó la mirada, sus ojos rosados brillando con lágrimas no derramadas. "Pero Marshall, ¿y si nunca vuelven a ser como antes? ¿Y si se quedan rojo permanentemente?"
Marshall se sentó junto a ella, su pata sobre sus hombros. "Skye, ser diferente no es malo. Es lo que te hace única, lo que te hace ser tú. Y eso es lo que todos amamos."
Las palabras de Marshall calaron hondo, y Skye se permitió un pequeño sollozo antes de secarse las lágrimas. "Gracias, Marshall. Necesitaba escuchar eso."
Juntos, regresaron al parque, donde los niños los recibieron con abrazos y exclamaciones de alegría. "¡Skye, eres nuestra heroína, no importa el color de tus ojos!" gritaron, y en ese momento, Skye supo que todo estaría bien.
Total, el cambio de color de ojos era temporal.
¿O no?
