Más problemas

Rin trataba de despertarse siempre antes que Len. Particularmente, no era muy buena en esto, no era precisamente una persona activa en las mañanas, pues necesitaba de doce alertas en su celular para poder despertar, y ni aún así podía anteponerse a su hermano. La primera excusa que ella usaba era que la belleza necesitaba más tiempo para reposar... la segunda excusa, sin embargo, se relacionaba con el sexo que tenían al irse a dormir, que iniciaba en cuanto se lavaban los dientes y terminaba cuando los dos se tomaban de la mano y sus cuerpos relajados por el clímax del momento se entregaban a la tranquilidad de una noche citadina.

Pero eso había cambiado desde hace una semana, porque ahora las mañanas era de sentirse mal. Dolores en el vientre, malestares, un inescapable deseo de vomitar, todo eso luego de haber hecho los actos más apasionados con su propio hermano, eso no sonaba congruente. Solo se levantaba con la urgencia de vomitar y esperaba a que eso terminara con los malestares. Lo hacía, pero solo temporalmente.

La fatiga, sus pechos sensibles y en especial, la falta de menstruación... Rin se arrodillo mietras se percataba de cual era el problema, acariciando su propio vientre.

-No puede ser... -se dijo a si misma, pensando en todo lo que ello implicaria.


Len, por su parte, no era ningún tonto, de hecho, él estaba más al tanto de lo que su hermana tenía en su cuerpo; después de todo, él se dedicaba a contar los días fértiles de su hermana, y aunque los había contado bien... sus instintos seguían actuando por si mismos...

No pudo evitarlo, ciertamente pensó que las probabilidades no estaban tan en su contra, o que el efecto de las pastillas anticonceptivas sería más duradero de lo que pensaba. Pero cuando se dio cuenta de lo que pasaba (y se dio cuenta antes que la misma Rin), el mundo se le vino abajo. Solo tenían 14 años de edad y la paternidad no sonaba como la clase de cosas que poner en tu solicitud universitaria, y mucho menos en el historial de un Idol que buscaba llegar a lo grande.

-Len... creo que es hora de conversar de esto... al menos de una manera más seria... -dijo Rin mientras que suspiraba.

-Oye... yo siempre me he tomado en serio esta relación... lamento mucho si no lo ha parecido, pero de verdad es algo que me importa -trató Len de colocarse en una posición que no le fuera opuesta a su hermana.

-Eso lo sé, pero no me refiero a eso... -se contuvo Rin-. ¿Puedo hacerte una pregunta? -se contuvo un poco de todo lo que deseaba decir.

-Claro que si -contestó Len, todavía con sus mejillas sorojadas por pensar en todo lo que podría ocurrir.

-¿Puedo hacerte una pregunto bastante personal? -preguntó ahora Rin, como si se tratara de niveles de confianza o algo así.

-Si, Rin, puedes hacer todas las preguntas que desees, no tienes que limitarte... -dijo Len con gusto, o al menos finjiendo que lo tenía por una conversación tan circular como esa.

-Bueno... dime ¿Cómo te sentirías si supieras que estoy embarazada? -dijo Rin mientras miraba el suelo, decidiendo soltarlo todo de una buena vez.

Len se contuvo de decir cualquier cosa. ¿Cómo lo debería tomar un chico de 14 años? Claro, no era sencillo, pero era bien merecido por haberse creído un adulto y haber hecho cosas que solo los adultos deberían hacer. Y adultos bien metidos dentro de una relación formal. Una relación formal que no debería formarse entre... hermanos.

-Yo... a decir verdad -comenzó Len a decir-. La verdad es que me llenaría de orgullo y vería la forma de empezar una vida contigo, cuidar a nuestro bebé, y de ser posible... casarnos, y tener más hijos -Len sintió que eso era lo que haría un hombre, y lo dijo con toda claridad.

-Es... ¿Es en serio? -preguntó Rin con voz temblorosa, todavía sintiendo el nerviosismo de haber preguntado aquello en primer lugar.

-Rin... no es algo que se tome a la ligera, y creo ue podría sonar como pura palabrería... pero es lo que yo he decidido, es lo que he pensado que es lo correcto... -se detuvo un rato, pues acababa de añadir un nuevo concepto similar a la moral, algo que ni él mismo podría explicarse-. Yo... lo siento en mi corazón.

-Entiendo... dentro de mi empiezo a sentirlo también -dijo Rin mientras que se abrazaba el vientre, mirado poco a poco a su hermano-. no sé si hicimos lo correcto o no, pero sé que lo que quiero hacer de ahora en adelante es mantener esta vida... ¿Está bien? -dijo mientras que veía a Len con cariño.

-Rin... tal vez debimos cuidarnos mejor... me habría gustado mantener nuestra relación de forma más prolongada antes de esto -recapacitó Len, comenzaba a llorar, no de un llanto desesperado, sino de percatarse de todo lo que ocurría a su alrededor por su pronta y apresurada decisión.

-Está bien, Len, te prometo que seré una buena madre -muy pocas veces en su vida habría Rin hablado con tanta determinación.

Esa conversación realmente cambió la relación entre ambos, aunque todavía no sabían al grado al que lo iba a hacer. Len se acercó a su hermaa y besó sus labios. Tal vez podrían haber tenido una reunión más hermosa, tal vez su relación podría haber iniciado de alguna otra manera, pero ahora estaban en esa misma situación, preparados o no.

-¿No tienes miedo de lo que le vaya a pasar a tu cuerpo? -preguntó Len mientras que sentía el vientre de su hermana.

-No creo, digo, mamá nos tuvo a los dos y sigue teniendo un cuerpo fenomenal... -dijo Rin comprendiendo de pronto que más gente se involucraría en lo que habían hecho.

Pronto su madre estaría en casa, y se llevaría una sorpresa un poco disinta a la que ellos estaban acostumbrados a darle. Ya no era solo que habían reprobado una clase, o que los había castigado por culpa de romper una ventana en un juego de Soccer. Los dos eran buenos chicos, pero no por eso se metían en problemas que los muchachos de su edad tendrían sin duda alguna. Aunque... esta clase de problemas eran inusuales.

Escucharon la puerta abrirse, su madre llegaba del trabajo que tenía que tomar los sábados.

-Hijos, ya estoy aquí... -dijo ella mientras que se acercaba a los dos desde la puerta de entrada.

Len y Rin la miraron con atención, no sabían como iniciar siquiera esa conversación.


El nombre de esa mujer era Yoko, se había casado joven, tan pronto como terminó el instituto, y se había convertido en madre soltera cuando encotró a su esposo siendole infiel con una compañera de su trabajo, bastante típico, quizá debi mantenerse callada, pensaba a veces, o tal vez debió perdonarlo, dejarlo pasar solamente para que volviera a ocurrir de nuevo y de nuevo y una vez más cuando la relación ya estuviera más que muerta y solo los mantuviera una ruin fachada melancólica de lo que nunca pudo haber sido. Pero decidió ser una madre soltera.

Siempre pensó que algo malo le pasaría por eso, siempre consideró que había faltado a algua clase de dolorosa norma social obligatoria, y que no podría llevar una vida tranquila por romper esa apariencia. Tan solo en su trabajo la despidieron, pese a que sus hijos eran pequeños, y tuvo que dedicarse a otra cosa, siempre cuidando a sus bebés, Len y Rin. Aunque de alguna manera, siempre tuvo la esperanza de que ellos fuesen más independientes de lo que ella deseaba, pensaba que ella sería solo como un nido, y que con las grandes aspiraciones musciales que los dos tenían, podrían llegar lejos, pese a que ella quedara atrás.

Y ahora... recibía esta noticia... porque Len y Rin no se contuvieron en nada.

Empezaron admitiendo que siempre habían sido demasiado unidos, diciendo que no se imaginaban la vida de otra manera que no fuera pasándola juntos. Luego hablaron de cómo las cosas fueron escalando entre los dos (omitiendo los detalles que relacionaran su atación sexual), y finalmente, cuando Yoko apenas trataba de comprender de forma completa todo lo que acababa de decir... empezó a escuchar la diluída explicación de Rin acerca de su "primera vez", con tan pocos detalles que lo hacía parecer que era ella la que explicaba lo que era el sexo a una niña que apenas estaba en la edad de aprender de esos asuntos. Pronto, pese a que Yoko trató de decir otra cosa, Len se lanzó con el compromiso, a decir que cuidaría al bebé, fuera lo que fuera...

-Es mucha información para asimilarlo todo -Yoko no era una mujer muy grande, ni siquiera era demasiado competente en lo que hacía, pero lo compensaba con fidelidad y entrega -¿Estas completamente segura de que estás embarazada? -parecía ser su única pregunta.

-He tenido varias semanas desde que me llegó mi periodo... no sé que más pueda ser... -dijo Rin.

-Pero incluso si no lo estuvieras -dijo Yoko, mirando a sus hijos-. No cambiaría nada de lo que sienten... ¿Verdad? Ustedes dos seguirían en esta relación, como si tuvieran que pelear contra todo el mundo para poder mantenerla...

-No es eso, mamá... no deseamos pelear contra nadie... -dijo Len.

-Por eso te lo estamos diciendo, y bueno... por un instante pensé que no lo tomarías tan mal -dijo Rin en lo que se resentía.

-Hija mía... espero que nunca tengas que sentir esto que siento ahora... no sé cómo esperarías a que tomara algo como esto -añadió mientras que se levantaba de su asiento-. Si me opongo, entonces soy la mala, y ustedes dos se escapan con todo deseo de formar su propia vida y su madre se volverá en un punto negro en su historia de amor y de romance, ¿No es así?

Len y Rin se miraron, no les había pasado por la cabeza la entera posibilidad de escapar... de haber sido forzados a separarse, tal vez lo habrían hecho.

-Entonces... ¿Nos dejarás estar juntos? ¿Tal vez hasta casarnos? -dijo Rin mientras sostenía la mano de su hermano.

-Bueno... ya lo dije, no podría impedirlo, hagan lo que deseen... supongo que debo estar feliz de poder tener nietos -y después de decir esto, ella simplemente se retiró a su habitación.

Len y Rin se quedaron solos, pero no querían pensar en eso.

Unos días después, el asunto ya era conocido entre sus amigos. A diferencia de cuando se habían dado a conocer más chismes, en este caso, Miku se había mantenido silenciosa con el resto de la escuela.

De todos los amigos, muy pocos lo tomaron de buena manera, pese a todo el aprecio. Miku estaba preocupada por la salud de su amiga, y más que nada, por la presentación frente a una audiencia que harían el mes próximo. Mientras tanto, Luka se había puesto pálida al enterarse, no habló con nadie durante todo el día, y para cuando volvió a hablar con Rin, solo le ofreció una palmada en la espalda, un pulgar arriba y las palabras:

-Tranquila, amiga, te ayudaremos con todo -con un tono completamene honesto, como si fuera a cumplir con una misión sagrada.

Mientras tanto, los amigos de Len no paraban de bromear con él, pero siempre de una forma respetuosa, hasta cierto punto, sin poder eludir el hecho de que su amigo se había encargado de embarazar a su propia hermana.

-Bueno, Len, parece ser que tendrás toda una vida llena de una familia amorosa -decía Piko mientras caminaban por el pasillo, no podía creer todavía que su amig fuera a ser padre, pero al menos podía creer que era facil burlarse de él.

-Ya sé, supongo que terminé por nacer con la mujer que se iba a volver mi esposa... -añadió él con un tono que trataba de ser entre serio y entregado completamente a esa idea.

-Que conveniente, desearía haber nacido con esa suerte -decía Kaito.

Oliver solo se mantenía detrás de ellos, un poco silencioso.

Siguieron conversando un rato más hasta llegar al patio del recreo, en donde Gakupo miró a Len.

-Realmente tienes mucha suerte, imagina que tienes una hija, podrías formar un harem de incesto -dijo él con tranquilidad.

-Gakupo, eso ya es pasarse de enfermo -dijo Piko con una mirada de desprecio mientras que Len se ponía serio de igual manera.

-Oh vamos, uno pensaría lo mismo del incesto entre hermanos...

-¡Eso no me importa! -dijo Len con furia-. Yo no deseaba tener hijos para abusar de ellos, de hecho, mi relación con Rin no se basa en el control o en alguna cosa como en la que esas relaciones incestuosas de padres e hijos tienen -se dedicó a defender su postura, por más inmoral que fuera para otros, él se seguía manteniendo.

-Está bien, esta bien, no digo nada más... -dijo Gakupo.

Pasados unos segundos, Oliver le dijo a Gaupo.

-Por alguna razón, no espero a que llegues a tener hijos.


Fin del capítulo 3