Hija favorita
Hanako había pasado de ser una pequeña mocosa a ser una linda chica a sus doce años de edad. Paseaba de un lado al otro, a veces moviendo su cuerpo como si estuviera en un baile constate. Era delgada, con piernas largas y caderas bien definidas, y siempre que bailaba movía su trasero de un lado al otro con cualquier ritmo que le pusieran. Su ropa favorita era siempre la ropa ligera, y en especial la de colores rojos. Tenía un top que decía "little Devil" con un par de alitas demoniacas y si podía, jamás usaba zapatos o calcetines.
Era una suerte que Len fuera un adulto responsable, él jamás se molestaba incluso cuando su hija se paseaba en paños menores frente a él, pese a que veía que Haru siempre se sonrojaba y se sorprendía. Suspiró, pensando en que, si su hijo deseaba hacer incesto, no podría detenerlo... solo deseaba que el muchacho se esperase un poco para eso.
Llegaba de hacer ejercicio, comenzaba ser más más activo físicamente, pues el tiempo lo estaba alcanzando poco a poco y veía como su cuerpo se hacía más debil, ya casi iba a llegar a los 40 años, y se sentía más que preparado para lo que tendría que enfrentar, aunque ni su cabello ni su cara sentian ninguno de los efectos de la edad, al contrario, a excepción de una barba rebelde que le salía de vez en cuando. Y para él, la vida aun tenía mucho que ofrecer.
Len entró a la casa, encontrándose con un pequeño tiradero de ropa a mitad de la sala. Sabía que a Hanako le encantaba hacer cosas raras con su ropa y sus fuertes, así que empezó a caminar.
-Hanako, hija, estoy en casa -dijo mientras cruzaba por el portal que daba a la sala.
-¡Ah! ¡Papá! -escuchó a Hanako gritar, solo para verla después escondida detrás del sofá, solo con los ojos descubiertos.
-Hanako, tienes hecho un desastre, ¿Acaso no le dijimos a tu madre que la casa estaría en orden? -dijo él entre risas, empezando a levantar la ropa para llevarla al cesto de la ropa sucia.
-L-lo siento -dijo la pequeña estando bastante apenada, se veía que solo se descubrían sus hombros, los cuales no llevaban nada puesto.
-Hanako... ¿Estás desnuda? -dijo Len sorprendido.
-P-puede que si -admitió ella con pena mientras volvía a ocultarse.
Len se sonrojó un poco, su hija a veces era una desnudista en la comodiad de la casa, pero eso era algo que tenía que acabar, pese a que el incidente fuera cada vez más frecuentes.
-Hanako, sé que es tu liberad y todo y deberías poder expresarte como tu quieras... pero desnudarte... no creo que sea bueno -dijo él en lo que le lanzaba su ropa para que se la pusiera de nuevo.
-No quería que me vieras... es que hacía calor -dijo ella mietras se ponía la ropa nuevamente, con sus mejillas completamente rojas.
-Como sea, solo vístete, me daré un baño antes de hacer la cena, ¿Que se te anotoja? -dijo Len mientras se daba la vuelta.
-¡Ah! Acabo de recordar, yo quería prepararte la cena el día de hoy, papá -dijo ella con alegría mientras que se ponía suficientes prendas para salir de su escondite.
-¿De verdad? -preguntó Len extrañado, sabía que su hija empezaba a tomar gustos por la cocina, pero se le hacía raro que fuera a preparar comida de verdad, con la intención de comerla.
-Claro que si -dijo ella saltando ya con su short y su top puestos, acercándose a su papá y abrazándolo con mucho cariño, casi como si quisiera exprimirlo-. Después de todo, te lo meceres, tu haces la comida casi todos los días, y eres el que más trabaja, mereces mucho más amor y aprecio, papá -dijo Hanako con sinceridad.
-Bueno... supongo que tienes razón -a Len se le derretía siempre elcorazón cuando su pequeña lo abrazaba, no pudo evitar corresponder mientras le acariciaba el cabello-. Muchas gracias, tengo a la mejor hija del mundo -dijo mientras la sujetaba de la cintura y besaba su mejilla para luego hacerle cariños en el cabello como si fuera un tierno peluche.
-Y yo al mejor papá del mundo -Hanako se cuelga de Len con los brazos alrededor de su cuello y luego con sus piernas alrededor de su cintura, era una forma de abrazarse que a los dos les encantaba.
-Está bien, voy a darme un baño, que huelo mucho a sudor -dijo Len.
-Pero tu sudor huele rico -dijo Hanako con una sonrisa.
-Jeje, hablo en serio, estás consiguiendo gustos muy raros, pequeña -dijo Len, bajándola de sus brazos.
-¿Podemos bañarnos juntos? -preguntó Hanako levantando un poco su top y a punto de bajar su short.
-¡No! -le detuvo Len antes de que se desnudara por completo-. Ya tienes edad suficiente para no hacer esas cosas -dijo Len mientras que se lo negaba y comenzaba a caminar escaleras arriba-. Mejor empieza a hacer la comida, por favor.
Dicho esto, comenzó a caminar hacia arriba, pensando en lo que había pasado. La casa seguía siendo la misma, y casi como por instinto abrió la puerta del baño y empezó a desnudarse. Justamente cuando su ropa interior caía al suelo, se acercó a la bañera. Miró que en la orilla, justamente en donde puso la mano, estaba la ropa interior de su hija. Len la tomó en sus manos... eran tan suave, tan pequeña e inocente...
Rápidamente la lanzó cerca de la puerta, en donde estaba el cesto de la ropa sucia. No podía creerlo, estuvo a punto de olfatearla, como si fuera... un incestuoso ¡¿Qué rayos le pasa?! Si, es verdad, él y Rin lo hicieron, y fue justamente en un baño, pero había sido con circunstancias diferentes, muy diferentes, y en especial porque sus edades eran distintas, él tenía más de 20 años de diferencia con su hija... Y además, ¡Era su hija!
Se metió a la bañera, ya cansado de pensar en eso. No era justo, en su mometo él rompió esos tabúes con Rin porque fue lo que ambos quería, pero con Hanako... ella era tan inocente y a la vez tan torpe en muchas cosas. Incluso si en sus años de juventud habría caído al instante por una chica así de alegre y juvenil, ahora mismo ella era su hija, y él tenía una posición demasiado ventajosa sobre ella, así que cualquier intensión de su lado hacia ella sería tomada de mala manera. Ni siquiera podía creer lo que estaba pensando... cortejar a su hija...
Abrió los ojos al darse cuenta de lo duro que su miembro estaba... tuvo que controlarse antes de salir.
Salió del baño luego de que su erección se bajó, tuvo que evitar tocarse de cualquier manera, y en cuanto salió del baño alguien le llamó a sus espaldas.
-Ah, papá, ya saliste, la cena está lista... -dijo Hanako con su voz tranquila-. Ven, o se va a enfrirar.
Len levantó la mirada, pues seguía limpiandose y secándo su cabello para encontrarse con la pequeña Hanako parada frente a él, pero no pudo evitar sonrojarse de sobremanera al momento de verla. Su pequeña hija llevaba puestas unas medias de color blanco con rosa claro, repartido en lineas y que llegaban hasta sus muslos, y los apretaba de manera ligera; después de eso, llevaba una pequeña prenda de ropa interior, igualmente de color rosado con un corazón con encaje en el centro, y un par de cordones rojos a los lados, y para la parte de arriba de su torso, solamente ub ligero y sensual babydoll que le llegaba hasta el ombigo y que tenía un lazo de color rojo en forma de corazón. ¿Alguna otra cosa que tenía? Solo que su largo cabello rubio tenía un pequeño moño que caía detras de sus orejas, eso era todo.
-¿Qué pasa? -dijo Hanako mientras se movía tranquilamente, como haciendo un pequeño bailecito.
-¿Hanako... de donde sacaste esa ropa? -dijo Len con el sonrojo más fuerte de su vida.
-Jeje, las pedí por internet, aunque el babydoll es un poquito grande -dijo ella mientras lo movia con el giro de su cuerpo-. ¿No te gusta? -dijo ella mientras miraba a su padre a los ojos.
-No es eso... es solo que... -Len no sabía ni siquiera que decirle a su hija, trató de decir algo-. Eh... se ve demasiado sexy...
-G-gracias -se sonrojó Hanakó, sintiendo su corazón palpitar a mi por hora, sin entender que Len lo había dicho con un intento de hacerlo ver como algo malo.
Len, como por instinto, siguió a su hija escaleras abajo, viendo de vez en cuado sus gluteos tan bien formados en esa ropa interior, tratando de desviar la mirada una y otra vez. Se sintió asqueado por no poder evitar eso... pero es que Hanao se veía demasiado diferente en esa ropa, mucho más crecida y madura. Trató de no pensar en esas cosas, tendría que castrarse a si mismo si volvía a pensar en algo así con su propia hija.
-Aqui está -escuchó la voz de Hanako, sacándolo de sus pensamientos.
Frente a ella se encontraba una mesa en una luz tenue, iluminada con velas y con un gran ramo de rosas rojas en el centro, pero no demasiado para cubrir las miradas. Len recordaba esa mesa y ese mantel, era el que usaban en las cenas caras de la familia. Len miró la comida, era lasaña bien preparada junto con una ensalada y un postre.
-¿Hanako... preparaste todo esto tu sola? -dijo impresionado, dejando de lado el tono... romántico de todo.
-Si, de verdad me esforcé en la lasaña, la ensalada fue sencilla y el postre tuve que comprarlo porque sigo siendo mala en los panes de hojaldre... -dijo ella un poco triste, sentándose en la silla.
-De todos modos, esto está muy bien hecho -dijo asombrádnose de lo bien gratinada que estaba la cubierta de la lasaña y los pequeños panes que iban en la ensalada.
-Gracias... fue todo por ti... -dijo ella tomando la mano de su padre, haciendo que se sentara-. p-puedes empezar a comer, ¿Te gustaría? -dijo ella sin saber si había hecho bien las cosas.
-Si, hija, está bien... -dijo Len mientras se sentaba y empezaba a comer con tranquilidad.
En un inicio pensó que sería imposible poder distraerse de lo que había visto antes, pero tan pronto como empezaron a comer, volvieron a llevarse bie como antes, conversando, haciendo bromas, con Hanako siempre encontrando algo divertido que le había pasado en su dia y siempre riendose de las bromas que Len hacía. Parecía que estaban en una especie de cita... o al menos esa era la forma en la que Hanako hablaba.
-Dime, ¿Te gusta la lasaña? -dijo ella mientras veía que su papá estaba por terminarla.
-Si, es bastante buena -dijo él mientras sentía algo de calor en el cuello, aunque estuviera aun sin camisa y nada más y solo con la toalla en la cintura y en el cuello, pero no era la primera vez que comía de esa forma.
-La hice con mucho amor para ti... -dijo Hanako, tomádole de la mano, acariciando sus dedos.
La sensación de la cálida y suave mano de su hija entrelazando con la suya... Len empezó a sentir más calor, empezando a levantarse.
-Ah... creo que será mejor que acabemos la comida ahora... -dijo él terminando el postre casi de un par de mordidas.
-¡Espera! -dijo Hanako como si se sintiera herida-. Falta la mejor parte de la cena... -dijo ella mientras se movía en su asiento con ansias.
-¿Que es lo que pasa? -dijo él sin saber muy bien que decirle a su hija.
-Dime... ¿Puedo decirte algo? -preguntó Hanako-. Pero me refiero a algo muy personal que no le dirías ni siquiera a mamá... -su respiración se ponía más pesada.
-C-claro que puedes decirme lo que sea... -aseguró Len, entonces empezó a sentir entre sus piernas los pies de su hija cubiertos por las medias, ella se estiró y le tomó de la mano.
-Papá... estoy... estoy enamorada de ti... muy, muy enamorada -hizo énfasis en eso, tratando de sonar lo más seria posible-. No es solo como una hija ama a su padre... de verdad estoy muy enamorada de ti... -parecía que iba a perder el aliento en cuaquier momento.
-Pero Hanako... soy tu padre... -dijo Len como su último argumento en contra de lo que su hija acababa de decir.
-¡Ya lo sé, nunca podré olvidar eso! -dijo ella molesta-. Pero tampoco podré dejar de estar enamorada de ti... -tomó la mano de su papá e hizo que él le acariciara la mejilla-. ¿Es mi amor correspondido? -dijo mietras frotaba su piel entre los dedos del mayor, pasando sus manos por la punta del pulgar.
¿Era un sueño eso? Len creía que era un sueño. La suave piel de Hanako, sus sensuales y pequeños labios, lo caliente de su respiración y de su forma de verlo tan... sensual. Len sintió como algo se ponía duro en su toalla, y trató de levantarse.
-Hanako... hija, perdón pero... esto no es correcto -dijo él al tratar de levantarse, intentando cubrirse bien con la toalla.
-¡¿Cómo puedes decir eso?! -dijo ella ofendida, siguendolo muy de cerca hasta abrazar su brazo con cariño, mientras Len trataba de no pensar en eso, de mantener la fidelidad a Rin.
-¡Eres mi hija, eres todavía una niña, y estoy casado ya! -dijo él mientras se detenía y miraba a la pequeña, la cual mostraba la mirada más penosa y lastimosa del mundo.
-Nunca te molestó hacerlo con tu propia hermana... -respondió ella con furia, aunque parecía más un berrinche, jalando a su padre más hacia ella-. Segundo, ya no soy tan niña, ya tuve mi primer periodo, y mamá tenía más o menos mi edad cuando tu y ella tuvieron a Haru -le recordó a Len-. Y bueno... siempre puede haber divorcios.
-¿Cómo que un divorcio? -respondió Len ofendido mientras trataba de apartar a su hija,el calor que sentía en su cuerpo era demasiado-. Mi matrimonio funciona muy bien, no tengo necesidad de algo como el adulterio o como una infidelidad.
-¡Entonces puedo convencer a mamá de que seamos una pareja poliamorosa! -Dijo Hanako con emoción, dijo jalando la toalla de la cintura de su padre, liberando su miembro ya casi erecto por completo.
Len se quedó quiero, su sangre se puso helada por unos momentos para luego ser reemplazado por una sensación de liberación pero de un poco de asco a la vez. Jamás pensó que estaría parado a mitad de la sala con su erección siendo vista tan de cerca por su hija.
-P-papá... -dijo Hanako mientras sus mejillas se ponían rojas y admiraba aquel pene tan grande y duro-. ¿Y-yo te puse así? -dijo con un poco de orgullo, deseando tocar la puntita.
-¡No! -respondió Len alejándose y tratando de cubrirse-. Es una reacción natural a estar desnudo y al calor que hay aqui y a esa ropa que usas... -dijo él tratando de justificarse.
Hanako comenzó a sonreir, pensando en que ya lo tenía. Alcanzó a abrazar a su padre por la espalda, con mucha firmesa, tratando de que este no alejara.
-Ya veo... así que el afrodisiaco que puse en la comida funcionó muy bien -dijo en un tono seductor mientras le besaba la espalda.
-¡¿Afrodisiaco?! -dijo Len alarmado, sintiendo su pene más erecto aún.
-Si... es potente pero natural, más que nada saca tus verdaderos deseos, y parece ser que estos deseos van dirigidos a mi... -dijo la niña en lo que tocaba las manos de su padre y alcanzaba a tocar parte de su pene-. Está tan duro...
-Hanako... eso no estuvi bien... no puedes ponerme esas cosas en la comida... -dijo Len rindiendose un poco, dejando que su hija tocara su pene, dejándose llevar por los ligeros toques de su hija.
-Pero papá... ese afrodisiaco es natural, significa que ya sentías algo por mi... ¿No crees? -dijo mientras que lo tocaba con más intensidad, pasando sus dos manos suaves por toda la extensión de su pene-. Mira lo duro que te pones por tu hija... ¿Ya te habías puesto así antes por mi? ¿Es porque siempre estoy con poca ropa en la casa? -añadió con una risa.
-Si... es tu culpa... tus muslos, tus piernas... tus pies -empezó a admitir Len mietras que sentía un escalofrío que luego desembocaba en un placer inigualable-. Tan solo la forma en la que estás vestida ahora... es muy seductora.
-Me alegra saber que funcionó, sabía que mi papá era todo un loliconero -dijo ella con una sonrosa, a este punto ya Len simplemente se dejaba llevar por el intenso placer que le provocaban las manos de su hija-. Bueno... hoy estamos completamente solos... no sé tú, pero puedes hacerme el amor toda la noche...
Con esas palabras, Len sintió demasiada excitación, su pene palpitó más justamente mientras Hanako le tocaba la punta del glande y se llenaba de fluido preseminal. Sintió cómo este eyaculaba en su mano, caliente, espeso y completamente blanco, la niña experimento el sentir del espermade su padre de primera mano, sintiendo un poco de miedo, pero curiosidad, y luego orgullo y satisfacción por provocarle tanto placer.
-H-hanako -gimió Len, sintiendo la abundante descarga de semen... hacía meses que no tenía un orgasmo tan intenso que casi lo hacía tambalearse.
-Vaya... papá se excitó mucho con las manos de su hija -para Hanako aquella era la primera victoria.
Dejó que su papáse sentara en el sofá, todavía excitado a más no poder, pese a que habían sido solo unos pequeños toques. Hanako no sabía muy bien que hacer con el semen de su padre; lo miró un poco, trató de que no escurriera nada de entre sus dedos y al suelo, para luego olfatearlo. El olor era muy fuerte, pero era completamente nuevo para ella, era repugnante, si, pero era la semilla de su padre. Hanako procedió a consumirla, primero lamiendo un poco y luego bebiendola como si fuera un elixir.
Tuvo que ir a tomar un poco de agua y a limparse los remanentes de sus manos luego de eso. Len, por su parte, seguía sentado en el sofá, pensando en lo que había dicho y hecho con su hija. ¿Su vida se había acabado? Lo más seguro era que si. Muchas veces le dijeron que eso podría pasar en una familia incestuosa... si él y Rin eran hermanos y ya hacían todo ese tipo de cosas ¿cómo no iba a ser lo mismo añadiendo a otra mujer a la ecuación? Peor aún, con su propia hija. Len sentía un deseo de vomitar por eso, pero a la vez había un deseo intenso que lo enganchaba a la idea de estar con Hanako, de finalmente poder mirarle el trasero, las piernas, de poder tocarla como sus instintos le permitieran... y lo peor es que la niña conocía bien esto y lo iba a usar.
-Papi... -escuchó la voz de Hanako, descubriendo sus ojos y mirando a la chica que estaba ahora sobre su regazo, en su mano derecha sosteniendo sus bragas mientras que con la otra tocaba la mejilla de su padre.
-¡Hanako, vuelve a ponerte eso! -dijo él mientras que le tomaba de la muñeca derecha y sostenía las bragas en una orilla.
-Es que... se mojaron mucho... -dijo ella mietras sostenía la otra orilla de las bragas, mostrando como estaban humedecidas del centro, pero no con orina o alguna cosa similar, sino de un fluido viscoso y transparente, de un olor muy suave pero muy... "íntimo", o así lo sintió Len-. Es de haberte tocado... yo también comí ese afrodisiaco...
-Hanako... no debiste hacer eso... -dijo Len entrecortado mientras sentía su miembro rozar el suave vientre de su hija, sintiendo lo caliente que estaba su piel.
-No podía soportarlo... quería mostrarte cuanto te amo, papá... -dijo ella acercándose a Len, lentamente uniendo sus labios a los de él.
Era la primera vez que su hija le besaba en los labios, aunque ya antes le había besado muchas veces en la mejilla, ahora se sentía como algo completamente serio y diferente. La chica era tímida, pero sus labios eran firmes y deseosos de explorar la boca de su padre. Len trató de retroceder, pero ella le abrazó del cuello y lo pegó más hacia si misma. Una lengua pequeña pero curiosa se deslizó entre sus labios. A Len le provocó ternura y e incluso le pareción hilarante cómo esa lengua se movía y exploraba igual que como si hija se comportaba, lanzándose con todo el deseo de aprender, y moviendose dentro de su boca. Len lentamente empezó a dejarse llevar, correspondiendo al beso, frotando esa pequeña lengua con la suya como si deseara protegerla, acariciandola, saboreandola, sintiendo que era su deber como su papá enseñarle a besar.
Hanako sintió su corazón alegrarse, de pronto ese tierno beso se volvía como un juego entre los dos, como muchos de los otros que tenían con sus manos o con sus bailes. Ella se inclinó más hacia su padre, subiendose mejor, sintiendo como el pene de este se había puesto tan duro como anes, asegurándose de que descansara entre sus muslos. Siguieron besándose, de pronto se había vuelto un juego para los dos. Len la sostuvo más de cerca a su cuerpo... era su niña, si hija, su doncella, su adorada Hanako, su flor hermosa... de alguna manera... la merecía... ¿No?
Hanako se separó de él, sentía la saliva en sus labios. Len la miró,los labios de su hija eran tan perfectos, tan suaves... trató de no lanzarse hacia ella con otro beso cuando sintió como se frotaba... frotaba su parte íntima, humedecida y caliente, en contra de la punta de su pene.
-Papá... de verdad te amo... -dijo ella dándole otro beso a su padre.
-Hanako... yo... no puedo decir que no te amo... pero no sé si puedo darte ese trato, no sé si puedo volver ese sentimiento que tengo por ti en algo erótico... -dijo con un extraño sentimiento en su corazón.
-Tranquilo, papá... entiendo que te parezca raro.. -dijo ella mientras lo acariciaba-. pero sé que tu ya lo hiciste una vez... una vez ya quisiste hacer eso con mamá, ella era tu hermana, la amabas como a tu gemela, y aun así volviste ese sentimiento en algo que superó todo... -Hanako decía mientras que seguía abrazándolo del cuello.
-Pero en aquel entonces los dos estábamos en la misma condición... no era lo mismo ser un adolecente experimentando a ser tu papá... y tener ventaja sobre ti... -dijo él considerado lo que ya había pensado.
-Papá... tranquilo... yo sé que tu nunca me tratarías con ventaja o con crueldad... -dijo ella mientras que le miraba a los ojos-. Al contrario, es porque sé que tu me cuidarías con mucho cariño y nunca e aprovecharás de mi... es que deseo que seas mi novio... -dijo mientras lo veía a los ojos.
-Hanako... yo no sé si podría... -dijo Len, pero en ese instante sintió como su hija tomaba su pene, frotándo la punta contra tuda su parte íntima, finalmente sintiendo el punto exacto en donde podría entrar.
-Tranquilo, papi... yo sé que tu no eres una mala persona, pero sé que sabes cómo hacer que una chica se sienta muy bien -dijo Hanako, comenzando a mover su cadera, sentándose lentamente sobre el pene de su padre.
Len sintió una presión y una sensación inigualables. El virginal interior de su hija lo recibía con deseo y cariño, era un poco dificil entrar, pero también era húmedo y se podía deslizar dentro de ella.
-¡Hanako! -gritó Len al sentir una oleada de placer, sosteniendo la cintura de la pequeña, ajustándola a la posición correcta para que su miembro pudiera entrar bien.
-¡Papá! -gritó Hanako a Len mientras lo sentía entrar por completo dentro de ella, hasta que su interior lo sintió por completo, el calor, la pulsación, la suavidad de su piel y la dureza de la erección, todo dentro de su interior.
Los dos se quedaron así, unidos como uno solo, pese a todo lo que hubiera en sus trasfondos, Len y Hanako, padre e hija, ahora se encontraban unidos en la intimidad y la pasión del coito. Hanako podía sentir el pene de su padre (mucho más grande de lo que lo imaginaba), acariciando y luego besando la entrada de su útero, un punto que jamás había tocado con nada. Mientras que Len podía sentir las suaves paredes vaginales de su hija masajeando su interior, moviendose levemente para causarle más placer.
-Jeje... estamos completamente unidos... -dijo Hanako mientras dejaba ver bien como entraba su padre dentro de ella-. Mira papá... somos uno solo... -dijo con amor y cariño mientras lo abrazaba.
-Lo sé... se siete muy bien -no pudo evitar admitir Len-. creo que este es el sueño de todo padre inestuoso...
-¿Poder desvirgar a tu propia hija? -dijo ella mientras se reía un poco, abrazándose todavía de él.
-Si... nunca en mi imaginación esto se sentiría tan increible... -dijo comenzando a moverse un poco, sintiendo a su hija reaccionar al instante.
-¡Ah! ¿Se siente mejor que con mamá? -preguntó ella, pensando que había ganado.
-Si... un poco mejor, tu interior es más ajustado y más cálido -para ese momento, una parte del cerebro de Len se había aceptado como prisionera de los instintos despertados por el afrodisiaco, y ahora podía decir no solo la verdad, sino también liberar todos los pensamientos ocultos y nuevas ideas que surgirían por el camino-. Sin duda, tu interior es lo mejor que he sentido en la vida...
-También es porque me amas, ¿verdad? -dijo abrazándolo, de nuevo, Len era tan debil a los dulces y tiernos encantos de su hija, no podía apenas controlarse cuando ella le miraba de esa forma, y lo abrazaba como a un peluche.
En el pasado esa misma mirada le había convencido para comprarle un nuevo juego de video o para poder ir a un concierto de su banda de idols infantiles favoritos, pero ahora le convencía de seguir con ese incesto.
-Si, así es... Eres la persona que más amo en este mundo... más que a tu madre... -dijo Len sin poder contenerse, sujetándola de los gluteos y comenzand a moverse-. Mi pequeña Hanako, te amo...
-Ah... ah... papá... se siente increible cuando te mueves así... -dijo ella mientras que su padre se movía lentamente dentro de ella.
Hanako se empezaba a sentir un intenso placer, más que el de antes, una caliente sensación que lograría quemar todo su interior. su miembro era conocedor de la forma en la que funcionaba el cuerpo femenino, sabía cómo, con esfuerzo, podía hacerla llegar al orgasmo. Empezó tambien a besarla, lamiendole el suave cuello y los pezones, solo para enrojecerlos a chupetones y mordidas.
-Papi... disfruta de mi cuerpo -dijo Hanako sintiendose complacida, ahora sus gluteos rebotaban contra las caderas de su padre, y estaba experimentando una sensación orgásmica continua.
-Hija, siempre me daba rabia imaginar a algun chico haciendo este tipo de cosas contigo, no pensaba que nadie fuera digno de ti... -dijo Len aumentando la velocidad de sus vaderas, besando el cuello y los labios de su hija.
-Y ahora tu puedes hacerlo... Y me haces sentir muy, muy bien -gimió sin parar, tratando de sostenerse mejor de él para colaborar con el movimineto, pero su cuerpo pequeño no podía contenerse, liberaba intensas oleadas de placer.
La pequeña Hanako Kagamine tenía tantos orgasmos como cualquier otra mujer mayor, y disfrutaba al máximo de hacer el amor con el hombre que más amaba. Salivaba y dejaba que las lágrimas salieran, el placer era increible. Para Len lo incorrecto había dejado de serlo,sostenía a su hija y le hacía el amor con cariño y deseo, sosteiendola de los gluteos, arremetiendo en su interior con cariño y movimiento tal que podía escucharla gemir en cada instante. Len la dejó que ella se moviera un poco, como si le estuviera dando una linda lección en sexo.
-¡Eres increble, papá! -dijo ella, todavía dándole sentones a su padre, entrelazando sus dedos con los de él-. Quiero que los dos lleguemos juntos... -dijo Hanako mirándolo a los ojos.
-Espera, Hanako... todavía no sabemos bien de tus días, podría ser arriesgado -dijo Len mientras trataba de detener a la pequeña, él mismo se sentía al borde del orgasmo.
-Lo sé... la verdad es que mi más grande sueño es poder tener a tu bebé... un bebé de mi padre... -dijo ella mientras acariciaba su vientre y se movía mucho más, acercádose a Len de forma seductora-. ¿Dime, papíto... no deseas embarazar a tu hijita?
Esas palabras fueron como un switch especial para Len, la sensación y la idea de poder concebir con su pequeña Hanako lo llenaron de deseos de hacerlo a toda velocidad. Ya ni siquiera había nada dentro de su mente que le tratara de decir que eso estaba mal, al contrario, esas voces se habían silenciado, y ahora el instinto animal se había adueñado de él.
-¡Si, eso de verdad lo deseo! !Recibe mi semen, ten a mi bebé, embarázate de tu padre mi pequeña Hanako! -dijo mientras se esforzaba más en producir su orgasmo.
-¡Dámelo, papá! ¡Dame tu lechita! -gritó ella sintiendo como el mimebro de su padre palpitaba con fuerza dentro de ella, haciendose cada vez más grande hasta finalmente eyacular en su interior.
Len arqueó la espalda, sintiendo su semen dispararse con fuerza con una liberación tan intensa que le hizo soltar un fuerte bramido de placer, sujetándo a su hija como si deseara mantenerla lo más cerca posible para darle hasta la última gota de su esperma en su fertil útero. Hanako sintió su cuerpo entero temblando, desde los dedos de sus pies hasta la cabeza el fuerte orgasmo le causo después un cansancio extremo, en su interior, la calidez se propagaba, jamás había sentido nada más delicioso que el semen de su padre entrando en su interior.
-P-papá... -gimió ella mientras lo besaba de última forma, para luego caer contra su pecho, los dos en el sofá.
-Hija mia... -dijo Len, por un instante de claridad mental después de ese orgasmo, tan fuere e intenso que no se comparaba a ninguno que hubiera tenido antes en su vida.
Por ese corto instante, Len sintió su miembro, todavía algo duro, bien dentro de su pequeña hija, aun sintiendo la punta derramar el semen dentro de ella. Por ese corto instante alcanzó la sanidad, y se dio cuenta de que acababa de tener sexo con su propia sangre... Era como si su mente no pudiera simplemente completar esa idea. Él, un papá amoroso y cariñoso... acababa de desvirgar a su pequeña hija, le había sido infiel a su mujer, acababa de destruir su hogar...
-Papá... -escuchó a la pequeña Hanako decir mientras le acariciaba la mejilla-. Te prometo que seré la mejor novia del mundo... te amo-dijo ella, besándolo en los labios, con tanto cariño como si fuera el objeto más delicado del mundo.
-Hanako... yo también te amo... -dijo él correspondiendo el beso, como si fuera otro de sus juegos de princesas y castillos o de la casita con sus muñecas, pero conteniendo ese amor de siempre que ahora se volvía algo más grande-. mi hija hermosa... nunca te dejaré
-Gracias papito... ni yo a ti...
Len la abrazó con mucho cariño, pensaba que había todavía algo del efecto del afrodisiaco dentro de él. Pero de todos modos, amar as a su familia, no era algo nuevo para él.
Fin Capítulo 15
