Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 365. ¿Cómo Está? (1)
McKenna tenía un buen criterio de Warner porque había ayudado en el caso de Kate. Así que se acercó a Warner y le saludó como si fueran cercanos. Si podía ayudarle con sus problemas, lo haría.
Warner le devolvió el saludo con arrogancia, pero McKenna preguntó sin ningún disgusto.
—¿Te preocupa algo? No tienes una buena expresión.
Tú tienes tus propias preocupaciones.
James respondió con sinceridad sólo en su interior, y sonrió falsamente con frialdad.
De hecho, el ceño fruncido de James se debió a que el nombre de Isabella apareció varias veces en los pensamientos de McKenna.
McKenna no fue el único. Últimamente, la gente pensaba tanto en Isabella que era difícil caminar por las calles.
—Bueno, parece que no quieres contármelo a mí.
McKenna sonrió avergonzado ante la reacción de James.
Una vez que McKenna se marchó, James volvió a recostarse contra el árbol y cerró los ojos.
El primer equipo había hecho un gran trabajo, y el segundo equipo lo estaba haciendo mucho mejor, por lo que estaba ansioso por el futuro, pero no con la misma alegría que los demás.
James estaba sufriendo al no poder hacer nada frente al dolor en su corazón, hasta el punto de pensar que sería mejor que Isabella congelara su corazón.
Justo en ese momento, escuchó la voz de Isabella cerca.
James se levantó de un salto involuntariamente. Sintió como si una luz se acercara a lo lejos.
Extrañamente, no pude mirar a Edward a la cara después de decirle 'te amo'. El simple hecho de estar frente a él hacía que mi corazón se estremeciera, y se dibujara una leve sonrisa en mis labios.
De todos modos, volverá por la noche.
Mientras daba un paseo para apaciguar los latidos de mi corazón, vi al Gran Duque Warner no muy lejos, entre los frondosos árboles.
Su cabello se balanceaba suavemente a medida que el viento soplaba. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, su expresión tranquila se distorsionó.
Debe haber leído mi mente, porque estaba pensando en Edward.
Pero más que miedo, sentí lástima.
Me dio lástima que Warner tuviera que pasar cada día por el mismo dolor que yo experimenté cuando malinterpreté a la Princesa Victoria.
El Gran Duque Warner acabó alejándose como si huyera, y Leah, que estaba a mi lado, refunfuñó disgustada.
—¿Por qué ese hombre ni siquiera se acercó a saludar a Su Majestad? Eso me hace molestar.
Lauren regañó a Leah por esto.
—Puede que no lo haya visto. ¿No te has dado cuenta de que has tratado agresivamente a las personas desde ayer?
—No. Definitivamente no es así.
—Desde que llegó ayer la Princesa Victoria, has tenido una mala cara.
—Eso...
—¿Acaso es porque la Princesa Victoria quiere casarse con Sir Jacob?
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué me importaría eso?! ¡¿Qué tengo que ver con él?!
Leah refutó inmediatamente, pero se mostró muy alterada. Sus gritos me sorprendieron mientras trataba de controlar mis emociones. Mirando a un lado, la cara de Leah estaba sonrojada.
—¿Señorita Leah? ¿Está bien?
—Yo, yo realmente no pensé en eso.
Cuando le pregunté preocupada, Leah respondió extrañamente.
—Sólo me interesan las personas fuertes. Sir Jacob es débil e ingenuo, ¡no me importa si Sir Jacob se casa o no!
Viendo lo nerviosa que estaba ahora me pareció un poco sospechoso. ¿Podría ser que a Leah le gustaba mi hermano?
Normalmente, Leah habría sido clara en su posición, '¡Es inevitable que me guste el hermano de la Emperatriz!', '¡Es inevitable que me guste porque es un hombre fuerte!', O '¡Absolutamente no!'
Pero antes de que pudiera indagar, Leah ya se había alejado. Mirando su espalda, Lauren murmuró con los brazos cruzados.
—Es sospechoso.
—Emperatriz, ¿Qué hará si Leah está enamorada de Sir Jacob?
Preguntó la Condesa Jubel, aunque a diferencia de la seriedad de Lauren, pareció encontrarlo divertido. Sabiendo que mi hermano tenía una mala reputación en el Imperio Oriental, la situación le resultó graciosa.
Por la misma razón, Jessica dijo con una sonrisa.
—En cuanto a la personalidad, creo que harían buena pareja.
Pero Lauren se resistía, murmurando con firmeza y preocupación.
—Leah es una buena chica, pero es un poco torpe. Además, no creo que Leah sea de una familia digna de casarse con Sir Jacob...
Las damas de compañía dejaron de hablar y todas me miraron.
—La opinión de mi hermano es lo más importante.
A decir verdad, ambas tenían sus puntos fuertes y débiles.
La Princesa Victoria era inteligente y decidida, por lo que sería capaz de controlar bien a mi temperamental hermano, y tenía el estatus de princesa, por lo que sería un honor casarse con ella.
Al mismo tiempo, debido a que mi hermano se enojaba fácilmente, sería tanto una ventaja como una desventaja que se convirtiera en el yerno del Rey de Whitemond.
Por otro lado, a Leah le gustaban las espadas y se entendía bien con mi hermano, pero ambos se enojaban con facilidad, por lo que nadie podría detenerlos si causaban un problema...
En cualquier caso, mis padres estaban aquí. No había necesidad de intervenir. Aun así, esa noche le pregunté directamente a mi hermano.
—¿Te enteraste que la Princesa Victoria quiere casarse contigo?
—Sí...
—¿Qué quieres hacer? ¿Quieres casarte con la princesa, o quieres casarte con otra joven noble?
Mi hermano se mostró un poco tímido, ni siquiera me miró a los ojos, por lo que tardó en responder.
—No me interesa el matrimonio, pero si quiero apoyar a la familia, tendré que hacerlo. En ese caso... creo que la Princesa Victoria es la mejor opción.
—¿Conoces a la Princesa Victoria?
—No, pero ayudará a la familia.
Eso es cierto.
—Aunque podría ser muy aburrido.
Me preocupaba porque mi hermano vivía muy libremente. Mi hermano era mucho más libre que la mayoría de los jóvenes nobles, temía que no pudiera soportar una vida tradicional.
—Odiaba tanto quedarme quieto que causé muchos problemas por vivir a mi manera. Nunca ayudé a nuestros padres ni a la familia. Ahora también quiero ser útil.
—…
—Pero una vez que me case con la princesa, tendré que vivir en Whitemond. Será una pena no poder ver a mi sobrino tan a menudo. Sin duda será un bebé encantador.
Me sentí inexplicablemente conmovida. Este sentimiento no desapareció incluso después de que mi hermano se marchara. Me senté frente al tocador durante mucho tiempo, mirándome en el espejo. Hasta que oí que llamaron a la puerta.
—Adelante.
Por mucho que esperé, nadie entró. Sin embargo, estaba segura de que alguien había llamado a la puerta hace un momento.
Era extraño. Normalmente, mis damas de compañía y guardias se anunciaban primero antes de llamar a la puerta.
¿Será Edward? Desconcertada, me levanté y abrí personalmente la puerta. Lo sabía, Edward estaba ahí de pie sosteniendo un plato de mi comida favorita.
