ES MI SUEÑO
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Nueva York, una ciudad donde el arte y el espectáculo es parte de la vida cotidiana de las personas; una ciudad que hace realidad los sueños de todos aquellos que quieren triunfar y destacar como artistas. Es la ciudad donde un grupo de jóvenes se esfuerzan día a día para destacar y ser los mejores de su clase y así lograr alcanzar sus sueños.
-Lista? – estaba frente al edificio donde esperaba hacer realidad su sueño.
-Eso creo… - dijo dudosa.
-Te irá bien cariño, no tengas miedo – su madre le daba ánimos – recuerda que la señorita Sullivan dio buenas referencias sobre ti, eres su mejor estudiante.
-Sí allá; pero aquí debe haber muchas chicas con talento.
-Annie, no te desanimes, ya verás que te irá de maravilla. – Annie Brither, una joven de cabellos lacios y tan oscuros como la noche, soñaba con ser una bailarina profesional de ballet.
-Gracias mamá. - le dio un abrazo mientras escuchaban llegar a alguien más.
-Cariño, apresúrate ya es tarde.
-Ya voy mamá.
-No puedo creerlo Candy, es demasiado tarde. – Candice White, de cabello rubio y rizado, era una talentosa estudiante de ballet en una prestigiosa academia de ballet clásico de Nueva York. – por eso no me gusta que te desveles.
-Lo siento mamá – se disculpó la menor. – pero no podía faltar, era el cumpleaños de papá.
-Pues es un irresponsable – dijo molesta - claramente le dije que no debías develarte. Vamos, Robert ya debe estar esperándonos.
Madre e hija ingresaron al edifico, la rubia miró de reojo a la morena, quien no perdió detalle de su presencia; poco después, Annie acompañada de su madre las siguieron.
Varias jóvenes estaban en el pasillo, nerviosas porque en un par de horas se decidiría sus futuros, sí avanzaban o no a un nivel más profesional, si estarían o no más cerca de alcanzar sus sueños.
-Buenos días. – escucharon la voz del director y dueño de la academia de ballet, al que todas aquellas jovencitas querían pertenecer. – Hoy será la última prueba para decidir quiénes pertenecerán a la academia de ballet clásico de Nueva York.
Se escucharon aplausos y murmullos de parte de los presentes, algunas se pusieron aún más nerviosa y otras, aquellas que confiaban en su talento, estaban ansiosas y emocionadas.
-Ok, para la prueba ingresarán en grupos de diez, de cada grupo sólo se escogerán a las mejores, las que no queden podrán intentarlo el próximo año. – un grupo de personas pegaron las listas en la pizarra – los acompañantes pueden esperar en el vestíbulo - diciendo eso el dueño de la compañía ingresó al salón.
Los minutos pasaron y estos se convirtieron en horas antes de que el último grupo ingresara, entre ellos Annie y Candy. Las jóvenes estaban nerviosas, frente a ellas, cinco personas las observaban, tres mujeres y dos varones, uno de ellos justamente el director.
Otros minutos más de espera y finalmente vieron las puertas abrirse y salir a la secretaria de Robert, en sus manos llevaba una hoja con los nombres de quienes pertenecerían como estudiantes, a partir de ese momento, a tan prestigiosa academia.
-Y…? – una madre estaba ansiosa por saber los resultados.
-Estoy dentro.
-Sabía que lo lograrías mi amor, eres la mejor bailarina de la academia.
-Ya basta mamá – desvió la mirada – Paty! – se acercó a su amiga – cómo te fue?
-Lo logré! – dijo feliz, Patricia O'Brian, una joven castaña, compañera y amiga de la rubia – Candy… - se soltó del abrazo.
-Qué sucede?
-Elisa, Susana y Luisa también están dentro.
-Ya me lo imaginaba, Elisa estaba en mi grupo y lo hizo bien.
-Ahj!… qué mala suerte, creí que este año nos libraríamos de ella y su grupito.
Las jóvenes estaban comentando sobre lo emocionadas que estaban por estar dentro, con pena miraron a las jovencitas que llorando dejaban el lugar. Estaban a punto de despedirse cuando oyeron un llamado.
-Su atención por favor! - escucharon la voz del director – como pudieron notar… – habló al tener la atención de las jóvenes – este año las listas de integrantes son amplias – todas se miraron entre sí – eso indica que hay mucho talento – sonrió satisfecho – es por eso que no sólo habrá una presentación, sino dos. – Candy ya se imaginaba eso y lo que vendría después – es decir que en junio tendremos una presentación donde sólo quedarán las mejores… de las mejores.
-Qué? – dijo una de las jóvenes – no es justo! Ya estamos dentro, por qué deberíamos seguir compitiendo!?
-Sí no está de acuerdo con este método? Puedes retirarte ahora, no necesito a personas mediocres que se conforman con tan poco y sólo pretenden ser igual a su competencia.
Avergonzada la joven bajó la mirada y dio un paso hacia atrás, sus compañeras, las que estaban al frente o a su lado, también bajaron la cabeza, tratando de evitar la mirada del director.
-Si no hay nadie que quiera retirarse en este momento – miró a las estudiantes – pues nos veremos el lunes a primera hora. – el mayor se giró y entró a su oficina.
-Ya me sentía segura. – dijo la castaña – tendré que esforzarme mucho para permanecer aquí, no quiero ser una de las primeras en ser echada.
-No lo serás – la rubia la abrazó – eres una de las mejores Paty, no tienes que preocuparte; aunque… - miró a su alrededor – habrá mucha presión.
-Tienes razón, seis meses pasan muy rápido. – dejó escapar un suspiro. – supongo que nos dividirán en grupos, ojalá no esté en el mismo que aquel grupito. – señaló con la mirada al grupo de Elisa.
-Yo tampoco; pero qué podemos hacer si eso pasa? – dijo con simpleza.
-Nada… bueno, nos vemos el lunes – se despidió la castaña – mi madre ya me espera.
-De acuerdo, te llamo el domingo. – vio a su amiga partir.
Pronto comenzaría una nueva etapa en la vida de varios jóvenes, quienes, ese año, debían prepararse para su presentación de fin de año, y si todo salía bien, tendrían la oportunidad de pertenecer definitivamente, como profesionales, a la academia de Nueva York o en el mejor de los casos, serían invitados para pertenecer a la compañía de ballet del Bolshoi de Moscú o al Royal Ballet de Londres, grandes compañías que los ayudarían a ser reconocidos mundialmente.
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Finalmente los nuevos estudiantes estaban en el salón, algunos aún no lo creían, pensaban que solo se trataba de un sueño y temían despertar.
-Eres nueva? – Annie escuchó una voz detrás de ella.
-Eh… sí – sonrió – soy Annie Brither. – se presentó, mas no fue correspondida.
-Al parecer te perdiste – había burla en aquella voz – claramente estás fuera de tu lugar.
-Eh… yo…
-Deja de molestarla Susana. – escuchó la voz detrás de ella.
-Ya te estabas tardando en aparecer. – la miró con desafío.
-Y tú no pierdes el tiempo para molestar e intimidar a los demás. – se acercó más a ella – y… dónde está tu grupito? – buscó alrededor – acaso ya se cansaron de ti y te abandonaron?
-Mejor aléjate, nadie te llamó.
-Ya veo lo que pasa – sonrió – supiste que ella es mejor que tú y por eso quieres que se marche. No te servirá de nada, aquí hay más estudiantes y mucho más talentosos que tú – Annie sólo miraba, no se atrevía a decir nada.
-Estúpida! Te crees mucho sólo porque te dejaron participar en la cenicienta el año pasado, verdad?
-Tú hubieras deseado estar en mi lugar, cierto? – antes de que la rubia pudiera contestar la maestra ingresó al salón.
-Todos formen una fila! – Todos los presentes obedecieron. – para los que no me conocen soy Juliette Schull, este año seré su maestra.
-Wow… - susurraba Annie para sí– nunca imagine que Juliette Schull sería mi maestra.
Candy y Patricia la habían escuchado y solo sonrieron de lo fascinada que se veía Annie al tener frente a ella a quien parecía ser su ídolo.
-Hola, mi nombre es Candy y ella es Paty. – la rubia se acercó a Annie cuando estaba tomando su bolso para marcharse.
-Hola, soy Annie Brither. – sonrió tímidamente, pues vio la competitividad entre compañeras.
-Eres muy buena – dijo Paty – tienes buena postura.
-Gracias. – bajó la mirada apenada.
-Paty tiene razón – Candy era fuerte y segura, nada tímida, algo que admiró la morena – en la prueba, estuve en el mismo grupo que tú, tienes mucho talento.
-Nada parecido al tuyo – sonrió – fuiste la mejor de nuestro grupo.
-El año pasado, Candy participó en la Cenicienta con los profesionales – señaló Paty - fue la única de nuestra academia que lo hizo.
-En serio?
-Es por eso que Elisa y su grupo están molestas, ellas también audicionaron y no quedaron, ni para relleno.
-Ya basta Paty. – a Candy no le gustaba hablar mucho de aquello – que les parece si vamos a tomar un café en la cafetería de la esquina. – las jóvenes aceptaron emocionadas.
A partir de ese día las tres se hicieron amigas. Elisa, Susana y Luisa trataban de molestarlas; pero Candy y Paty, quienes ya las conocían, no se los permitían.
-Estoy emocionada! - Estaban en la cafetería cerca de la academia – nunca asistí a una fiesta y menos en mi honor. – Candy y Paty solo se miraron con una leve sonrisa.
-Annie – Candy la interrumpió – le llaman fiesta en honor a los nuevos integrantes de la academia; pero en realidad no somos agasajadas, sino, que nosotros estamos ahí para ayudar en la atención.
-Cómo? Pero dijeron… – no entendía.
-Es decir, que mientras Robert, Juliette y los otros maestros y miembros importantes de la compañía beben champagne y disfrutan de la fiesta, los nuevos aspirantes a profesionales, repartimos los recuerdos y flores a los posibles inversionistas para la presentación de fin de año.
-Oh! – sus mejillas se tiñeron de un tenue rojo – no tenía idea de eso.
-Mejor olvidemos eso – dijo Paty – sabes quién se unirá a la compañía la próxima semana? – miró a la rubia. – Anthony!
-Anthony vendrá?
-Stear me lo dijo. – miró a Annie – Stear es mi novio – informó – y Anthony es su primo, es tres años mayor que nosotras, también baila, pertenece a los profesionales de la academia, está enamorado de Candy y a ella le gusta. – dijo sonriendo.
-Paty! – dijo sonrojada.
-Es verdad Candy, no trates de negarlo. – le divertía molestar a su amiga – es por eso que Elisa y su grupo nos molestan, a ella le gusta Anthony, incluso se le declaró el año pasado; pero él la rechazó.
-Y él es tu novio? – miró a la rubia.
-Claro que no – dijo algo desanimada – no puedo desconcentrarme de "mi objetivo". – hizo el ademan con los dedos.
-No entiendo?
-Mi madre quiere que me concentre en el ballet y que nada, mucho menos un chico, me distraiga de mi meta.
-Pero ya eres buena, es decir… eres la mejor de todos! – estaba sorprendida.
-Para mamá no es suficiente. – había un dejo de tristeza en su voz – pero no importa, no estoy interesada en tener algo con Anthony – miró con advertencia a Patricia.
-Bueno, de todos modos regresará la próxima semana para incorporarse en la compañía.
-Me alegrará verlo, es un buen amigo.
-Sí claro! – jugueteó la castaña.
Annie sonreía al ver la relación entre Candy y Paty, internamente deseó tener ese mismo trato con ellas, aunque sabía que esa amistad era el producto de años de convivencia.
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La fiesta se desarrollaba como había sido planeada, todo estaba en orden. Los invitados estaban contentos disfrutando de la presentación de algunos integrantes de grupo de profesionales.
-Son muy buenos. – observó Annie con ilusión.
-Por algo son los profesionales – murmuró Patricia, el grupo terminaba su presentación y enseguida se escucharon los aplausos.
-Hola gatita. – las tres jóvenes escucharon la voz de un joven detrás de ellas.
-Archie! – la rubia lo saludó con un abrazo – lo hiciste de maravilla, felicidades!
-Sabes que solo me importa tu opinión, si dices que lo hice bien con eso me basta.
-Pues créelo.
-Candy tiene razón, lo hicieron muy bien.
-Gracias Paty. – sonrió satisfecho – no vi a mi hermano, no vino?
-Dijo que tenía trabajo, que vendría a recogerme.
-Por la presentación no lo vi muy seguido y tampoco pude comunicarme con él.
-Archie… - Candy pidió su atención – quiero presentarte a Annie, es la nueva integrante de la compañía – presentó a la morena, quien se veía sumamente cohibida por la presencia del joven.
-Mucho gusto, Archivald Cornwell para servirte.
-Ho-hola… soy Annie Britter. – parecía un tomate, sus amigas sonrieron entre sí, fue claro que la morena se vio atraída por su amigo.
Los jóvenes conversaban amenamente sobre las próximas presentaciones del grupo profesional, por suerte para Candy, Paty y Annie, su trabajo ya había terminado.
-Archie! – escucharon la voz de una mujer detrás de ellos.
-Hola Luisa. – saludó el joven al verla detrás de él. – cómo estás?
-Bien – sonreía exageradamente – me gustó mucho tu presentación. – dijo de manera coqueta.
-Pues gracias.
-Bueno… iremos a una fiesta con unos amigos y quería invitarte para que nos acompañaras.
-Gracias; pero ya tengo un compromiso con alguien especial – pasó su brazo por los hombros de Candy – invité a cenar a esta preciosura y finalmente me aceptó.
Luisa no supo que decir, su rostro se desfiguró al escuchar que Candy salía con el chico que le gustaba, incluso podía jurar que lo amaba.
-Bu-bueno… tal vez en otra oportunidad. – se giró y se alejó corriendo.
Vieron salir a Luisa seguida de sus amigas, quienes habían presenciado todo desde lejos, Paty, Candy y Archie sonrieron por la travesura del joven, sin darse cuenta que alguien de su grupo tenía una mirada desilusionada.
-Te das cuenta de lo que acabas de hacer?
-No – el joven sonreía - hice algo malo? – cuestionó con inocencia.
-Pues simplemente echaste leña al fuego. – aunque Candy le reprochaba al castaño, tenía una sonrisa en el rostro – ahora sí, se pondrán más fastidiosas.
-No te enfades conmigo gatita – la acercó más a él – sé que sabrás defenderte; pero si se ponen más pesadas… me lo dices.
Annie notó lo cariñoso que Archie era con Candy, se sintió mal, pues a la morena le había gustado aquel joven apuesto, de cabellera castaño claro, ojos almendrados y porte elegante.
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La fiesta estaba por terminar y los invitados poco a poco se retiraban. Candy seguía en aquella velada; Patricia ya se había ido, su novio la había ido a recoger hace media hora; Annie fue la primera en marcharse, su madre había sido muy puntual en ir por ella.
-Quieres que te lleve a casa gatita?
-No te preocupes – sonrió – veo que estás bien acompañado – miró a la joven detrás de él que claramente lo esperaba.
-Puedo hacer una parada en tu casa.
-No te preocupes casanova – se acercó para abrazarlo – mamá ya está en camino.
-Bueno, si es así, entonces me voy tranquilo. – Archie sabía que la madre de Candy era puntual y que siempre la recogía a tiempo.
-Te veo el lunes.
-Claro, tendré muchas historias que contarte.
-Créeme, no querré oírlas. – se despidieron con un beso en la mejilla. Poco después Candy escuchó el timbre de su celular – mamá… cómo? Pero… de acuerdo.
Candy sabía que la situación entre sus padres no andaba bien, la llamada de su madre le confirmó que tuvieron otra discusión, pues la voz de su progenitora sonó muy alterada y afectada. Su madre le había informado que no podría ir por ella y que pidiera a uno de sus amigos que la llevara a casa.
Candy miró alrededor y de sus amigos no quedaba nadie, si estaban algunos compañeros de clase; pero no tenía mucha confianza con ellos, tampoco podía llamar a Archie y pedirle que se regresara para llevarla a casa; así que sólo tenía una opción, tomar por primera vez un taxi sola.
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Estaba más de cuarenta minutos parada en calle esperando el taxi que pidió. Reconoció a las personas que habían asistido a la fiesta mientras estos pasaban en sus coches ignorándola.
-Por qué tarda tanto? – dijo con frustración – supongo que tendré que parar uno que pase por la avenida. – dijo molesta.
Vio su reloj y se preocupó al ver la hora, casi las dos de la mañana, le pareció raro que su madre no le llamara para preguntar a qué hora llegaría o con quien regresaría a casa.
Ahí estaba ella en la acera de la calle, agitando la mano para llamar la atención de alguno de los taxis que pasaban, aunque creía que era en vano, pues en Nueva York era raro encontrar un taxi disponible un sábado en la noche.
-Rayos! – dijo molesta. – lo que me faltada… - miró su vestido salpicado de agua que había en la calle – ahora qué!? Acaso lloverá? – dijo mirando al cielo, pero no había ninguna nube que cubriera el cielo nocturno.
-Necesitas ayuda?
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Nueva historia! Primer proyecto del 2024… espero que me salga bien y no decepcionarlas.
Estoy emocionada por volver después de unos meses que me parecieron años! Ojalá no me hayan olvidado y que sigan esta nueva historia de nuestros amados rebeldes.
