Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CullensTwiMistress, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to CullensTwiMistress. I'm only translating with her permission.


Capítulo 17

El teléfono suena, suena y suena antes de que alguien, en alguna parte dentro de la casa lo conteste.

Entrecierro los ojos, dejando que se acostumbren a la suave luz que se filtra en mi cuarto.

Cuando el brazo que rodea mi cintura intensifica su agarre, los recuerdos de la noche anterior se filtran detrás de mis párpados, haciéndome sonreír y hundir mi rostro más en la curva del cuello de Edward.

Jamás he sido alguien que duerme acurrucada contra alguien, pero aparentemente algunas cosas cambian dependiendo con quién estás. ¿Quién lo sabía?

Por alguna razón, que Edward me toque no me molesta tanto. Lo quiero; lo anhelo. No puedo tener suficiente de ello, tanto que parezco gravitar hacia él mientras duermo.

—Mamá, la tía Rose está al teléfono —dice Ellie mientras golpea suavemente la puerta de la habitación.

Suspiro y dejo un beso en el hombro de Edward.

—Ya lo contesto, cielo. Gracias.

Sonrío cuando me encuentro con los ojos de Edward. Aparentemente, él me ha estado mirando.

—Creo que será mejor que atiendas eso —dice con un bostezo, su voz llena de sueño. Dios, eso suena un poco sexy.

Me estiro hacia su otro costado, dándole una vista completa de mis tetas mientras las presiono contra su pecho, y me río cuando suelta un gemido.

¡Ja, toma eso, señor!

—Hola, Rose, ¿qué pasa? —Me río mientras Edward cierra los ojos y se frota el rostro con las manos.

Aparentemente, no estoy teniendo una buena mañana como tú, hermana.

Me siento un poco para sujetar mejor el teléfono.

—Probablemente no, pero de nuevo, no te acaba de despertar tu hermana mayor con una molesta llamada a las —echo un vistazo al despertador— nueve de la mañana.

Bueno, es mejor ser interrumpida por mí que por mamá, jovencita. Ella me llamó hace una hora y me mantuvo en el teléfono. Ella no quería preparar la cena del domingo y como era mi turno de ser la anfitriona, tenía que elegir el restaurante, así que decidí que un brunch sería más divertido.

Mierda. Bueno, el brunch sería divertido. Tocino. Huevos. Tostadas. Panqueques. De hecho, cualquier cosa que no haya hecho yo mismo sería genial.

—¿A qué hora? —Justo mientras hago la pregunta, mi estómago gruñe, indicando que está de acuerdo con esto.

Alrededor de las diez treinta en el Lodge, ¿cómo suena eso? Y asegúrate de invitar a Edward. Él está allí, ¿verdad?

Poniendo los ojos en blanco, miro a Edward y sonrío. Él está acostado boca arriba con la sábana apenas cubriendo su cintura y sus brazos doblados detrás de su cabeza. Cielos, vaya espectáculo.

—¿Quieres ir a comer brunch en el Lodge con nosotros?

Él se rasca la barba del día, como si estuviera contemplándolo mientras que yo pongo los ojos en blanco.

—Sí, Rose, lo llevaré conmigo.

Asegúrate de llevar a mi hija, ¿sí? A menos que los dos la hayan logrado traumar completamente de por vida con sus momentos sexys, entonces quédatela. La cuenta de la terapia es toda tuya.

—Vete al diablo, Rose. En todo caso, probablemente lo hayas hecho tú misma. No creas que no he visto la manera en que te comes con la mirada a Emmett todo el maldito tiempo. Viví con ustedes, ¿recuerdas? —contesto sarcásticamente mientras veo a Edward observarme.

Agh, casi lo olvido. Supongo que no puedo hacer que pagues la cuenta de su terapia, ¿eh?

—Eh, no. ¿Terminó esta conversación? Porque tengo algunas cosas de las que ocuparme. —Muevo mis cejas juguetonamente hacia Edward, haciéndolo reír—. Estaremos allí en una hora.

Está bien. Quieres seguir disfrutando, lo entiendo. No tienes...

—Adiós, Rose. —Cuelgo el teléfono y paso una mano por el pecho de Edward, ganándome un suave gemido—. ¿Crees que podemos hacer esto rápido, cariño? —digo con voz ronca.

Me siento juguetona y descarada esta mañana. Me gusta esta parte de mí. Tomar el mando y tomar lo que quiero es divertido. Muy divertido.

Edward sonríe y me jala hacia él para sentarme a horcajadas sobre su cintura sobre la sábana que está cubriendo su mitad inferior. La sábana que cubre su mitad inferior y forma una pequeña carpa.

—Creo que podemos arreglárnoslas —dice con voz ronca.

Inclinándome, presiono besos en su clavícula y cuello.

—¿Te duchas conmigo? Mataremos a dos pájaros con una piedra —susurro.

El agarre de Edward se intensifica en mi cintura y mueve sus caderas, dejándome saber lo... emocionado que está con mi plan.

—Me parece un buen plan.

Me pongo de pie y extiendo mi mano hacia él, viendo como él levanta la sábana de su cuerpo desnudo y se para... en toda su gloria desnuda.

—Sí, un muy buen plan. —Mis ojos están pegados a su polla, la cual miro descaradamente.

Jamás he sido una de esas chicas que miran pornografía y realmente disfrutan mirar a los hombres desnudos, pero Edward es bastante lindo de mirar.

—Ehm, ¿Bella? —Edward da un paso y me saca de mi trance.

—¿Sí? —Mis ojos se disparan a su rostro... y él está sonriendo. Increíble. Siento mi rostro sonrojarse de vergüenza y estiro mis labios en una sonrisa tímida.

Cielos, ¿qué me está haciendo este hombre? Lo conozco desde hace poco más de un mes, sin embargo siento que lo conozco de toda mi vida y aparentemente no tengo ningún reparo en mirarlo. Cada parte de él. Desnudo.

Edward da otro paso y me envuelve en sus brazos, jalándome hacia él, atrapando su polla entre nosotros. Es como una cálida barra de acero presionada contra mi vientre.

Un escalofrío me recorre mientras acaricia mi espalda suavemente. Me relajo en su abrazo y beso su pecho.

—No llevaremos a la ducha si sigues haciendo eso, Bella.

—No llegaremos allí si no me sueltas, Edward —contesto juguetonamente mientras me aparto de él y abro la puerta del baño.

~ALLO~

Cuarenta y cinco minutos y una ducha sexy bastante increíble después, estamos limpios, vestidos y bajando las escaleras. Se puede escuchar a Ellie y Alice reír y susurrar entre ellas, y la sala está libre de palomitas de maíz.

—¿Están listas para partir, chicas?

Ambas levantan la mirada al mismo tiempo y el rostro de Alice se ilumina cuando sus ojos se mueven de mí a la figura que está a mi lado.

Edward rodea mi cintura con su brazo y veo a Ellie arrugar su rostro ligeramente. En vez de decir algo, lo guardo en el cajón lleno de cosas que necesitamos discutir. Pero entonces, ni bien mis pensamientos se van a otro lugar donde Ellie está completamente en contra de esto y que todo esto está sucediendo demasiado rápido para ella, su rostro se relaja y sonríe mientras inclina la cabeza, al parecer complacida con lo que ve.

Suelto un suspiro de alivio y me permito fundirme en el abrazo de Edward, contenta de que el estrés de la situación se haya evitado y que todo esté bien.

—Sí. Ehm, subiré en busca de mi cartera —dice Ellie, levantándose del suelo y tomando la mano de Alice—. Ven conmigo, Al, necesito tu ayuda con algo.

Se apresuran a subir las escaleras, riéndose al hacerlo y giro en los brazos de Edward, hundiendo mi rostro en su pecho.

—Esto es incómodo.

Él se ríe.

—Un poco, pero no tan malo como hubiera pensado.

—Supongo que podría haber sido peor. —Me encojo de hombros y doy un paso atrás, tomando mi cartera y mi chaqueta.

—Sí, podrían habernos tomado por sorpresa —susurra Edward en broma.

—Agh, por favor, no vayamos allí —contesto, atando mis zapatillas.

Edward había traído su bolso que tenía ropa interior y una camisa limpias. Él es como un niño explorador, completamente preparado y todo.

Resoplo ante la idea y hago que las cejas de Edward se alcen en su frente. Sacudo la cabeza, estudiando el bolso en su mano.

—Solo te imagino en un uniforme de niño explorador.

Él sonríe adorablemente, mordiéndose el labio.

—¿Esa es...? ¿Es una fantasía tuya, Bella? —Las puntas de sus orejas están rojas, lo que me hace reír.

Me inclino más cerca de él.

—¿Quizás.

Él respira profundamente, sus ojos se oscurecen y su lengua se asoma, deslizándose por su labio inferior.

Pero antes de que podamos explorar esta conversación un poco más, las chicas bajan las escaleras con pasos fuertes y carcajadas aún más altas.

~ALLO~

—Y bien, supongo que las chicas no hicieron muchas preguntas esta mañana —dice Rose antes de beber un trago de su mimosa.

Hemos estado en el Lodge por alrededor de media hora. Desafortunadamente, no pudimos sentarnos los ocho juntos, así que mamá y papá están sentados con Alice y Ellie mientras que Rose, Emmett, Edward y yo estamos sentados juntos.

Niego con la cabeza.

—Nah, creí que una de ella lo haría pero estaban muy ocupadas riéndose y susurrando. Supongo que no fue una gran sorpresa.

—La adolescencia es una edad divertida. Puedes hablar con ellos como si fueran personas reales y realmente lo aprecian —dice Edward, dándole un mordisco a su salchicha.

—Oye, ¿cómo es que no tienes hijos, Ed? ¿Los nadadores no nadan bien? —Emmett se ríe despreocupadamente, sonriendo y metiendo comida en su boca.

Y todo lo que puedo hacer es mirarlo. Quiero decir, no es un tema que hayamos abordado mucho. Es algo que necesitamos hablar, cierto, pero diablos, el gran idiota se me adelantó.

—Emmett —le reprende Rose, dándole "la mirada".

—¿Qué? Es una pregunta simple. ¡Cielos, mujer, relájate! —Le guiña un ojo a su esposa y se encoge de hombros.

Aún no he dicho una palabra y ni siquiera puedo mirar en dirección a Edward. Tengo miedo de lo que veré.

Sé que no tiene hijos, obviamente. Él ha dicho en el pasado que su ex simplemente no quería tenerlos. Pero en la realidad, ¿quizás él sí? ¿Quizás querrá alguno? ¿Quizás querrá alguno conmigo?

No quiero más bebés. Estoy demasiado vieja para bebés. ¿No tuve esta conversación con alguien hace poco tiempo?

—Yo... Uhm, mi exesposa quedó embarazada —comienza y mis ojos vuelan a los suyos, y casi dejo caer mi tenedor. No tenía idea. Él aparta la mirada y mira en dirección a Emmett—. Cuando recién nos casamos alrededor de doce años atrás. Ella lo perdió y le dijeron que sería demasiado peligroso para su salud siquiera tratar de quedar embarazada de nuevo. —Se encoge de hombros, toma un bocado de huevos y lo lleva a su boca.

No sé qué decir. Es como... ¿cómo proceso esto? No puedo imaginar mi vida sin Ellie.

—Oh, amigo, lo siento mucho —susurra Emmett. Él deja de masticar por un momento y parece estar realmente arrepentido. Es refrescante, no creo haberlo visto alguna vez así.

—Está bien, fue hace mucho tiempo. Hice las paces con ello y simplemente me metí de lleno en mi trabajo. Me encantan los niños a los que doy clase como si fueran míos excepto que puedo saltarme la terrible edad de los dos años y todos los pañales. —Edward se ríe y toma un sorbo de su jugo de naranja como si no fuera gran cosa—. Supongo que, sabiendo entonces lo que sé ahora, quizás hubieran sido diferentes pero simplemente no ha funcionado de esa manera. —Se encoge de hombros y sigue comiendo como si acabara de explicar la diferencia entre afecto y efecto.

Como si fuera solo otro tema de conversación.

Estiro una mano bajo la mesa y llevo mi mano a la suya, dándole un ligero apretón.

—Pero aún puedes tenerlos, ¿cierto? —pregunta Rose, enarcando una ceja en mi dirección. No puedo imaginar cómo me veo ahora mismo.

Estoy un poco asustada para ser honesta, no estoy segura de qué hacer o pensar, en serio.

—Sí, los nadadores funcionan bien, supongo. Solo... No me estoy haciendo joven, ¿sabes? —Se mueve incómodamente en su silla y sus ojos finalmente se encuentran con los míos mientras le devuelve el apretón a mi mano.

Y de repente, todo tiene sentido. No importa la edad que tengamos ni lo que pase, la verdad es que, si él quisiera un hijo; si nosotros quisiéramos un hijo, probablemente le daría uno. Ambos estamos sanos y muchas mujeres tienen bebés en sus treintas. Ellie ya va a tener un hermano y no se ha asustado. Ella es la mejor niña del mundo así que supongo que podría hacer esto de nuevo.

Sonrío y sus ojos se arrugan en las esquinas mientras sus labios copian los míos. Hablaremos de ello en algún momento, pero no ahora mismo con todos a nuestro alrededor.

—Eres un profesor maravilloso, Edward. Hubieras sido un padre maravilloso —le digo y le doy un apretón a su mano, frotando mi pulgar por su palma.

—¿Eso crees? —Sus dedos juegan con los míos, entrelazándolos bajo la mesa. Su pulgar frota suavemente mis nudillos, haciéndome relajar bajo su caricia.

Asiento tontamente y me muerdo el labio.

—Sí, eso creo... Solo no... Ya sabes... Es un poco pronto para...

Él me interrumpe.

—Sí, definitivamente... no de inmediato.

Asiento y sonrío.

—Y bien, tórtolos, ¿tienen planes para Acción de Gracias? —pregunta Rose, sacándonos de nuestra burbuja y cambiando de tema.

Diablos, no había pensado en eso.

—Supongo que podemos hacer comida a la canasta en mi casa de nuevo este año. —El año pasado, preparé el pavo mientras que todos los demás trajeron el resto de las guarniciones. Fue increíble, y realmente genial.

—Mis padres seguramente vengan de visita. Te van a conocer esta vez, Bella —bromea Edward.

—Mientras más seamos, mejor, y tu mamá no tiene que traer nada. Ni siquiera tiene que cocinar. —Corto mi tostada francesa y la sumerjo en un poco de almíbar. Diablos, eso está bueno. Después de la charla sobre bebés, temía haber perdido el apetito.

—Eso suena increíble, E. No solo podrán conocer a Bella, también podrán conocer al resto de la familia. —Emmett mastica con la boca abierta, sonriendo como un idiota.

—No será tan malo, Bella. No dejaré que él te avergüence. —Rose pone los ojos en blanco y sacude la cabeza mientras envuelve el antebrazo de su marido con su pequeña mano.

Edward sonríe.

—Mientras haya pavo y fútbol, papá estará bien.

—Ese es mi tipo de hombre. ¿Ves, Bella? Todo estará bien. —Por alguna razón, las palabras de Emmett no son para nada reconfortantes.

No estoy nerviosa por conocer a sus padres. Supongo que debía conocerlos semanas atrás, pero mi momento de pánico me impidió hacerlo. Pero estoy contenta de poder conocerlos ahora. Hemos declarado nuestros sentimientos en voz alta y hay una conexión entre nosotros que simplemente está allí. No puede ser explicado, en serio, y nada que sus padres digan o hagan harán que deje de amarlo y sé, solo sé, que él siente lo mismo por mí.

Estoy preocupada por lo que hará Emmett. Él siempre tiene platos con temática de fútbol que hace que Rose prepare. Ruego que no sean "Pelotas Azules Hawaianas" de nuevo este año. No estoy segura de poder sobrevivir a la insinuación. De nuevo.

Él sonríe, y sé por la expresión en su rostro que él sabe lo que estaba pensando.

—No, Emmett, ¿por favor?

—Aww, Bella, vamos. No seas tan puritana. Deja que Eddie te relaje un poco. —Sus ojos brillan con picardía y muero.

Mil muertes.

Negando con la cabeza, respiro hondo.

—Solo nada de pelotas azules esta vez, ¿de acuerdo?

Él asiente.

—No hay problema.

Y por alguna razón, sé que estoy jodida de todos modos.

~ALLO~

Edward nos lleva a Ellie y a mí a casa, y no puedo evitar pensar en todo lo que se mencionó durante el brunch. Ellie y Edward discuten sobre un evento que habrá el lunes en la escuela mientras que yo finjo escuchar, solo que no lo hago.

Bebés, Acción de Gracias, conocer padres... ¡Por Dios! Es demasiada información para una mañana de domingo.

Él estaciona el coche y todos nos bajamos, pero Edward toma mi mano y me jala hacia el columpio del porche mientras que Ellie solo se despide y entra.

—Oye, ¿qué está pasando, Bella? Estás muy callada. —Se sienta y me lleva a su regazo mientras yo froto mi nariz contra su cuello, inhalando profundamente. Él huele a primavera irlandesa y a Edward. Me encanta.

—Es mucho, eso es todo. Quiero decir, bebés, padres, Emmett... Solo necesito un momento para procesarlo. —Me muevo en su regazo y rodeo su cuello con mis brazos.

Él se ríe.

—Lo sé. Si hubiera sabido que estabas allí en el mundo, hubiera esperado toda la vida por ti, Bella.

Mi garganta se cierra mientras parpadeo para contener las lágrimas que se acumulan detrás de mis párpados. Él es tan increíble y dulce.

—Quiero mucho de todo contigo. Sé que es muy pronto para discutir algunas de estas cosas, en serio, pero supongo que tengo miedo. No creí que tendría más hijos después de Ellie. Alec fue un buen padre pero fue difícil encargarse de la casa y el trabajo cuando ella era pequeña, además simplemente nunca pasó. —Me encogí de hombros—. Supongo que soy como tú, en cierto modo, quiero decir, la tuve y creí que ya estaba.

Sus brazos me rodean en un abrazo y sus dedos juegan con las puntas de mi cabello.

—Iremos paso a paso, Bella. Honestamente, me encantaría tener hijos propios, pero no siento que me estoy perdiendo de algo. Amo a los chicos que le doy clases y amo a tu hija. Todo esto también me asusta, cariño. No es solo nuestra edad, es el hecho de que podemos disfrutar de estar juntos de una manera que no podríamos si tuviéramos un pequeño. —Suspira y se lame los labios, contemplando—. Pero entonces, la idea de ver a mi hijo crecer dentro de ti... eso genera algo en mí, nena. —Su voz es ronca mientras desliza su mano para tomar mi mejilla, haciéndome mirarlo a los ojos, los cuales son sinceros y abiertos; color verde claro con unas pizcas de gris—. Te amo, cariño. ¿Qué tal si comenzamos con Acción de Gracias y vemos cómo siguen las cosas a partir de allí?

Beso sus labios suavemente.

—Me gusta eso. También te amo, Edward. Mucho.

Él inclina la cabeza y me besa profundamente, enredando su lengua con la mía. No nos estamos frotando ni nada, solo besando; sus labios acarician los míos cariñosamente, succionando suavemente y mordisqueando. Es suave, lento y muy dulce. Solo nosotros y esto, y nada más.

Nos estamos besando en el porche de mi casa, y sinceramente no me importa una mierda.

Hasta que Ellie vuelve a salir y carraspea.

Me río y entierro mi rostro en el pecho de Edward, mientras él la mira y simplemente se encoge de hombros con una sonrisa en sus labios hinchados.

—Mamá, papá está en el teléfono. Necesita hablar contigo. Dice que es urgente.