Hola mis queridos lectores!

Lamento mucho la espera por esta actualización, pero como se habrán dado cuenta, la plataforma cayó, y fue hasta hoy que se arregló la situación.

Quiero comenzar, agradeciendo a cada uno sus reviews:

Cbt1996: Lamentablemente, esto que le pasó a Inuyasha, es un claro ejemplo de actuar sin pensar; y sí, se lo reprochó, pero en el fondo no se arrepiente de haberse escapado con Kag esa noche jajaja, ya sabes como es este hombrecito. Nuestro querido amo bonito es estricto con todos y más con su hermano; por lo sucedido tenía que hacer que pagara las consecuencias, o los demás elementos podrían perder el respeto a la autoridad; pero ese cambio que le dio hasta Nara no fue nada más porque sí, ya lo verás. Y Naraku, exactamente, esa es la pregunta principal, ¿Héroe o villano? Dejaré que lo descubras poco a poco, siento que con todas las ideas que tengo, este Fanfic te hará desempolvar los sartenes muy seguido, por ejemplo, en el capítulo de hoy, sólo no me dejes sin villano antes de tiempoooo.

Lin Lu Lo Li: A veces no nos damos cuenta de que nuestras acciones siempre traerán consecuencias, y es lo que pasó con Inuyasha, le tocó perder. Como dicen por ahí, las cosas suelen suceder donde y cuando menos te lo esperes, y quizás, Nara tenga más de lo que él crea. ¡Gracias por leer!

Rosa Taisho: Exactamente, Inuyasha no perdió su trabajo, solamente lo bajaron de categoría. Es de esos momentos en los que avanzas y de la nada encuentras una piedra que te hace tropezar y caer; pues algo así fue lo que sucedió con él; y está enojado, claro que lo está, pero en el fondo está hipnotizado con la bella Kag. ¿Se volverán a ver? Ojalá que sí porque está decidido a ya no buscarla por ese pequeño detalle de que está casada. Mi Inuyasha es muy respetuoso, se le olvidó con las copas de más, pero el respeta el estado civil de Kag (¬¬ más te vale que así sea Inuyasha o ya no podré defenderte). Ay Rosita, tu apuesta ya me dio miedo, pero la acepto, ok no jajaja. Este Fanfic trae muchísimas sorpresas, no podemos confiar en nadie, ni en la misma escritora. Mi querida Sango, y es que sabiendo que Kag está o estaba muy enamorada, se sorprendió con lo que hizo. Ahora, ¿quién es el hombre que llegó? Dejaré que lo descubras por ti misma.

Annie Perez: Hay tantas dudas que se irán aclarando poco a poco en los siguientes capítulos. Por lo pronto, hoy sabremos quien es el hombre misterioso y qué es lo que está haciendo en el trabajo de Kagome.

Karii Taisho: ¡Te lo dije! No sé que espera la CÍA para reclutarte. Bankotsu es lo peor que pudo encontrarse la pobre Kag, a él no le importa si lo encuentran o no con otra, es más, podría asegurar que lo hizo intencionalmente, aunque esa teoría queda descartada con este capítulo jajaja. Solo te puedo decir que saques los Kayla sartenes, porque créeme, los vas a necesitar. Respecto a quien es el jefe de la organización, también es algo incierto para mí, hay cosas extrañas, como dijiste, Naraku es el mejor amigo de Inuyasha, Onigumo un simple achichincle, pero ¿cómo supo Onigumo que debía cambiar el horario de llegada al bar? Es obvio que hay un traidor, solo falta descubrir quién es; será algo difícil de saber, aunque conforme se vaya desarrollando la historia, habrá indicios que nos lleve por distintos caminos. Sango y, por supuesto que Kikyo, serán un gran apoyo para Kag en lo que está por suceder. En este capítulo estás por descubrir quién es el hombre que llegó; pero por si acaso, te mando dos juegos de Kayla sartenes, esos van por parte de la casa jajajaja. Ah, por cierto, Chiba fue lo primero que vino a mi mente jajajaja, y siii será difícil asociarlo con un villano, pero en este mundo todo puede pasar jajaja.

Guest: Hola, me da gusto que estés por aquí, y sobre todo que te haya gustado la historia, espero que me sigas acompañando en esta travesía que, promete mucho drama y romance.

Shikon de Oz: En esta nueva historia, habrá cosas diferentes, ya sabes, la magia de los Fanfics donde puedes hacer lo que quieras jajaja. Gracias por leer. Siento que, en este nuevo capítulo, odiarás a un personaje en especial, o eso creo

Ferdy Arevalo: Hola, me da mucho gusto leerte en esta nueva historia. Creo que en lugar de Kag, para justificar la perdida de ese anillo, yo diría "Pero no me acuerdo, no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasóoooo" jajajaja. Esperemos a ver el momento en que alguien se de cuenta que ya no lo tiene, que pretexto tendrá Kag. Muchas gracias por tus bellas palabras, me alegra que te esté gustando y que puedas imaginar las escenas, eso es lo que busco al hacer estos sencillos escrito.

ValentineHigurashi: Hola, muchas gracias por leer y me alegra que te haya gustado esta historia. Así es, comenzamos candentes ese primer capítulo, y claro que promete mucho más, desde erotismo, traiciones, misterios y drama. En verdad muchas gracias por llegar hasta aquí, y espero seguir leyéndonos.

Insisto, Fanfiction nos hizo sufrir con su caída y por ende, el retraso deestá actualización, pero por fin, aquí estamos. En facebook les dejé un fragmento, así que prepárense para saber más de ese doloroso recuerdo y tengan listos sus sartenes, porque sé que más de uno querrá utilizarlos.


CAPÍTULO 3: COBARDE

KAGOME

No podía creer que él estuviera parado frente a mí, vestido con unos sencillos jeans de mezclilla y una camisa azul de manga larga. Era un look casual que, aunque diferente a su habitual estilo más formal y pulido, no dejaba de resaltar su atractivo. Su porte relajado y confiado, acompañado por esa sonrisa deslumbrante, iluminaba toda la habitación y hacía difícil apartar la mirada de él. Pero debajo de esa fachada relajada, pude percibir una tensión que contrastaba con su sonrisa. Mis pensamientos se arremolinaron, mezclando la confusión y la incomodidad de su repentina aparición.

-¡Mi amor! -exclamó con gran emoción- Marqué a tu celular, pero…

-¿Qué demonios haces aquí? -preguntó Sango interrumpiéndolo bruscamente. Su tono era una mezcla de desconfianza y odio, claramente molestia por su inesperada llegada como si nada estuviera pasando

Bankotsu se volvió hacia ella, su mirada se endureció y su sonrisa se desvaneció, reemplazándola por una expresión fría y despectiva.

-Vine a hablar con 'mi esposa', - respondió con desprecio, poniendo énfasis en la última palabra-. Así que lárgate y déjanos solos, ahora, Konishi.

-¿Todavía tienes el descaro de llamarla 'esposa' después de lo que hiciste? - Sango cruzó los brazos manteniendo su postura desafiante-. La traicionaste de la peor manera.

-¡No te metas donde no te llaman, estúpida! -exclamó Bankotsu con rabia

-¡CÁLMENSE LOS DOS! -grité exasperada. Cerré los ojos y solté el aire contenido, tratando de calmar el torbellino de emociones que me envolvía.

El silencio que siguió a mi grito fue ensordecedor. Abrí los ojos lentamente, mirando a ambos con mucha seriedad. Sentía que mi paciencia estaba al límite, pero también sabía que necesitaba mantener la calma para enfrentar esta situación.

-Sango, por favor -dije con voz más suave pero firme-. Necesito hablar con Bankotsu a solas. Agradezco tu preocupación, amiga; pero tengo que arreglar... esto.

Sango me miró con inquietud, pero finalmente asintió y se dirigió hacia la puerta, lanzándole a Bankotsu una última mirada de advertencia antes de salir.

-Estaré afuera por si me necesitas, Kag.

El silencio llenó la habitación una vez que Sango cerró la puerta. Sentí un nudo en el estómago mientras miraba a Bankotsu, quien había recuperado su sonrisa, aunque ahora parecía más una mueca falsa.

-¿Qué quieres, Bankotsu? -pregunté muy indiferente, intentando mantener mi voz estable.

-¿De verdad tengo que explicarlo? -respondió con sarcasmo-. Necesitamos hablar sobre lo que están inventando en los medios-. Suspiré, sintiendo la presión de sus palabras.

-Está bien, hablemos -dije, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura y aunque lo intenté, no pude controlarme-. ¿Qué es lo que quieres decirme? ¿Qué nada de lo que vi es cierto? O quizás, ¿Qué esa modelo es otra prima de la que no sabías de su existencia? -Bankotsu frunció el ceño, visiblemente molesto por mis palabras, pero trató de mantener la calma.

-Kagome, por favor, déjame explicarte -dijo, acercándose un poco más-. No es lo que piensas.

-Ah, ¿no? -repliqué, cruzando los brazos-. Entonces, ¿qué es? Porque lo que vi fue bastante claro.

-¿Vas a creerle más a ese programa de chismes? -suspiró, pasando una mano por su cabello en señal de frustración-. -Fue un malentendido, te lo juro. Esa mujer... Sólo fue una situación fuera de contexto.

-¿Fuera de contexto? -repetí, incrédula-. Bankotsu, ¡Maldita sea! Estabas besándola. Eso no parece muy fuera de contexto.

-Cariño… -me tomó por la cintura y me alejé rápidamente- Tú eres la única en mi vida.

-¡Oh! Ya lo creo -le dije con firmeza- Soy la única estúpida en tu vida. ¿Con cuántas más Bankotsu? ¿Con cuántas más me has engañado?

-¿De verdad crees que soy el único culpable aquí? -dijo con amargura-. Tú tampoco has sido perfecta, Kagome. Siempre estás ocupada, siempre preocupada por tus cosas. Me dejaste solo muchas veces con tal de conseguir reconocimiento, fama, quisiste ser alguien importante. Tú me llevaste a buscar en otras lo que tú no me das.

-Espera, ¿Me estás culpando a mí por tus errores? -dije, con voz temblorosa-. ¡No seas cobarde! No intentes darme la vuelta, Bankotsu. Tú tomaste esa decisión. Tú fuiste el que me traicionó. -Respondí con gran tristeza, intentando defenderme de su falsa acusación-. Bankotsu, antes tú solías escucharme, solías preocuparte por mis sueños y mis miedos. Pero después de la boda, todo cambió; te volviste frío y distante, como si yo fuera solo un trofeo en tu vida que podías ignorar y dejar arrinconado en algún estante. -Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, pero no estaba dispuesta a que me viera así de vulnerable-. ¿Sabes cuántas noches pasé sola en nuestra cama, esperando a que volvieras de tu trabajo? Un trabajo del que no sé nada, por cierto.

-Por favor, Kagome -intervino Bankotsu burlándose de cada una de mis palabras-, ¿qué es lo que querías? ¿Qué te dijera exactamente dónde estoy y lo que hago? ¿Acaso querías que cada vez que se te antojara, te follara como a una zorra?

Esto era lo único que me faltaba, que el muy imbécil me insultara en mi propia cara. El sonido de la bofetada que le propiné resonó en toda la oficina.

-¡¿CÓMO TE ATREVES A HABLARME ASÍ?! -exclamé, mi voz estaba llena de indignación y dolor-. Te di todo, Bankotsu. Mi amor, mi confianza, mi vida. Y tú, ¿qué me diste a cambio? Mentiras, desprecio, traiciones y ahora, insultos.

Él se llevó una mano a la mejilla, sorprendido por mi reacción. Pero yo no había terminado, necesitaba desahogarme, sacar todo lo que tenía acumulado.

-Me has engañado muchas veces, aunque no tenga pruebas contundes, sé que lo has hecho, y esto que pasó con la modelo, me lo comprueba. -El dolor en mis palabras se mezcló con la rabia y la decepción-. Nunca me hiciste sentir deseada, Bankotsu. Nunca me hiciste sentir hermosa. Te preocupabas más por tus supuestos negocios, tus amigos, tus propios deseos. Yo era solo una sombra en tu vida.

Sorprendentemente, las imágenes de la noche anterior surgieron en mi mente, junto con la sensación de haberme sentido deseada por primera vez después de mucho tiempo. Esa memoria hizo que mis palabras se volvieran aún más amargas mientras continuaba.

-¿Cómo esperas que actúe como si nada, cuando nunca me diste lo que merecía? Siempre fui yo quien tuvo que adaptarse, quien tuvo que soportar, mientras tú hacías lo que querías-. Él trató de interrumpir, pero levanté la mano para detenerlo-. No, déjame terminar. Me cansé de ser siempre la que cede, la que comprende. Yo también merezco ser amada, ser apreciada. Pero tú nunca me diste eso. Y ahora…ya no puedo seguir con esta situación. -respiré profundamente, tomando el suficiente valor para lo que iba a decir-. Creo que lo mejor será separarnos. ¡Bankotsu, quiero el divorcio!

-¿Qué? -musitó preocupado-. ¡No! Kagome, no puedes hacerme esto. -Se acercó a mí y yo retrocedí los pasos necesarios para mantener la distancia-. Mi amor, yo te amo…

-Eres una persona narcisista. Sólo te amas a ti mismo -lo interrumpí con una pequeña lágrima bajando por mi mejilla-. Bankotsu, ya no nos hagamos más daño. Tú quieres vivir libre y yo… Yo ya no puedo perdonarte más.

-¡Estás loca! -exclamó en medio de una risa nerviosa-. Hablas así porque estás enojada- dio media vuelta y caminó hacia la puerta-. Esperaré a que te relajes y platicaremos con más calma en la casa. -Salió de la oficina, cerrando de un portazo.

Me dejé caer en la silla giratoria, comenzando a llorar en silencio por los siete años de soledad que había vivido al lado de Bankotsu. Me sorprendía haber soportado tanta falta de amor; había estado demasiado ciega para ver las señales de advertencia en nuestra relación. Durante nuestro noviazgo, él se encargó de mostrarme a una persona diferente, haciéndome creer que nuestro matrimonio sería maravilloso, pero cruelmente no fue así.

El día de nuestra boda, que debería ser un recuerdo feliz, se fue transformando en una pesadilla que no quise ver.

Flash Back

-Por el poder me confiere el estado, los declaro ¡Marido y Mujer! Señor, puede besar a la novia -los aplausos de los invitados no se hicieron esperar.

Bankotsu tomó mi rostro entre sus manos y me dio un ligero y extraño beso en los labios, como si fuera una obligación. Sin embargo, decidí ignorar ese hecho pensando que se trataba de los nervios, así que simplemente sonreí y lo abracé, acto que también repitió con fastidio.

Lo peor fue durante la recepción de la boda, se la pasó con sus amigos tomando, fumando, burlándose de todo y de todos, mientras yo estaba abandonada en la mesa principal. Intenté justificarlo repitiéndome a mí misma que era normal que atendiera a sus invitados, así que me puse de pie y me fui a sentar con mi familia.

-¡Mi niña hermosa! ¿Estás bien? -preguntó mi madre muy preocupada.

-Si mamá, todo está bien, ¿Por qué lo preguntas? -fingí demencia. Por supuesto que sabía el porqué de su preocupación.

-Bueno, es que Bankotsu…

-Tranquila, mami -intervine-. Ambos acordamos que cada uno atendería a sus invitados. Además, es mejor que se despeje, estaba muy nervioso antes de la boda.

-Kag, Bankotsu se está comportando como un idiota -expresó mi hermana un tanto molesta

-¡Eso no es cierto, Kikyo! -exclamé, aunque era obvio que ella tenía razón.

-Es el día de SU boda, y te dejó sola como si fueras un objeto. -Eso me dolió, pero no tenía manera de replicar a su afirmación-. Kag, no te dejes cegar por el amor que tú si sientes hacia él.-nuevamente me quedé muda ante sus palabras-. ¡Papá, dile algo!

-Hija, si algo falla en tu matrimonio, no dudes en separarte de él - expresó mi padre con suma preocupación y temor, algo que me sorprendió.

-¡Papá! -exclamó mi hermano- Kag se acaba de casar, no es posible que tú y Kikyo le digan eso el día de su boda.

-Así es, cariño. Sota tiene razón -dijo mi madre- Obviamente serán la pareja más feliz de este universo. Ellos se aman.

-Solamente… no confíes ciegamente en él -su mirada fue hacia Bankotsu y me pareció que lo vio con desprecio. Quizás solo fue mi imaginación.

-Tranquilo, papá -tomé su mano y sonreí- Todo está bien, te lo prometo. Bankotsu me ama y por supuesto que yo también lo amo con locura.

-.-.-

Pasaba de medianoche cuando me acerqué a Bankotsu y sus amigos, solamente para ser humillada.

-¡Mi amor! -lo abracé por detrás, pero el rechazó mi abrazo.

-¿Qué quieres Kagome? -preguntó con fastidio.

-Creo que… es hora de irnos -le dije con cierta picardía, pensando ilusamente que respondería con un poco de complicidad.

Él soltó una risa burlona, lo cual provocó las risas de sus amigos también.

-¿Irnos? -dijo con desprecio, mirando a sus amigos

-Mira, Kagome, -dijo uno de sus ellos, intentando sonar comprensivo, pero claramente divirtiéndose con la situación-. Bankotsu está teniendo una noche de chicos. Deberías entenderlo.

-No hay problema, Ryu -intervino Bankotsu-. Mi esposita tiene razón. -Me sujetó por el mentón y continuó-. Tengo que cumplir con mi papel de esposo y follarla toda la noche.

Le di un golpe en la mano para que me soltara. Lo miré con desprecio al mismo tiempo que sus amigos se burlaban de mí.

-¡Eres un idiota, Bankotsu! -Las personas que estaban cerca murmuraban, claramente incómodas ante la escena.

Apenas había avanzado unos metros cuando Bankotsu me alcanzó y me abrazó por la cintura, besando mi cuello.

-¡Perdóname, hermosa! -dijo suplicante acariciando mis brazos-. Solo estoy nervioso… es todo, bebé.

-¿Nervioso? -pregunté molesta sin siquiera mirarlo-. ¡Ya estamos casados! Te entendería si aún estuviéramos por pasar la ceremonia. No entiendo por qué estás nervioso ahora.

-Quiero que la fiesta salga bien, aunque… -posó sus manos a la altura de mi cadera y susurró en mi oído- …lo mejor será irnos, preciosa. Tengo ganas de quitarte este vestido y hacerte gritar de placer.

Bankotsu dio un ligero mordisco en mi oreja, y cerré los ojos por la increíble sensación que me provocó. Mi molestia desapareció al instante, después de todo estaba perdidamente enamorada, y no tenía ni la más mínima idea de lo que se aproximaba.

Sonreí y giré para besarlo; está vez si fui correspondida con un beso lleno de pasión y lujuria.

-¡Vámonos ahora, Kagome! -Me tomó de la mano y caminamos de prisa hacia el hotel.

Nuestra boda había sido en el salón del Hotel Feudal Haven, uno de los hoteles más lujosos de todo Japón, el cual pagué con mis ahorros, al igual que la reservación para la noche de bodas en la suite nupcial. Subimos por el elevador hasta el vigésimo piso y, al abrirse las puertas, el lujo del lugar me envolvió en un sentimiento de satisfacción que lamentablemente duraría muy poco.

Entramos a la suite, y apenas cerramos la puerta, Bankotsu me empujó suavemente contra la pared y comenzó a besarme con desesperación. Sus manos recorrieron mi cuerpo, y en ese momento sentí una chispa de esperanza, creyendo que todo sería como antes de casarnos. No era la primera vez que hacíamos el amor; siempre se había comportado tierno y considerado, cuidando cada detalle para hacerme sentir especial. Pero esa noche, había algo diferente en su toque, algo que no había notado antes. La urgencia en sus movimientos, la manera en que sus labios se movían contra los míos, como si quisiera devorarme, no correspondía con el hombre amoroso que había conocido.

-Te necesito, Kagome -murmuró contra mi cuello, sus palabras eran una mezcla de deseo y desesperación. Sus caricias se volvieron más intensas, casi frenéticas. Me llevó a la cama y empezó a desabrochar mi vestido de novia con una rapidez inusual, como si estuviera ansioso por deshacerse de cualquier barrera entre nosotros.

Sentí una mezcla de emociones, un nudo en el estómago que no lograba desatarse. Traté de concentrarme en el momento, en la idea de que quizás, solo quizás, esto podría ser el inicio de algo nuevo, una señal de que todo mejoraría entre nosotros. Pero la forma en que me miraba, como si yo fuera un objeto que debía poseer, me dejó un sabor amargo.

-Te amo -susurré, esperando que mis palabras pudieran traer de vuelta al hombre del que me había enamorado. Pero su respuesta fue un gruñido, y sus besos se hicieron más demandantes.

La noche continuó, y aunque hubo momentos de placer, no pude dejar de sentirme vacía, desconectada. Bankotsu estaba ahí, pero era como si una parte de él estuviera en otro lugar, un lugar donde yo no era más que una simple espectadora. Al final, me quedé mirando el techo, escuchando su respiración pesada a mi lado. Sentí una lágrima rodar por mi mejilla mientras me daba cuenta de que la chispa de esperanza que había sentido se había desvanecido por completo.

Fin Flash Back

El primer foco rojo había aparecido en el día de nuestra boda, y ahora, mirando hacia atrás, entendía que esa noche en la suite del Hotel Feudal Haven fue el inicio de una serie de desencantos que marcaron nuestro matrimonio. Incluso mis amigas, Sango y Ayame, se dieron cuenta de que nada estaba bien y aunque quisieron abrirme los ojos, estúpidamente me aferré a un amor que creía aún existía.

-¡KAGOME! -el grito de Sango me regreso a la realidad

-¿Qué pasa Sango? -pregunté asustada

-Toqué la puerta y no me respondiste, creí que algo te había pasado. -respondió soltando un suspiro de alivio.

-Le pedí el divorcio a Bankotsu -solté sin previo aviso y Sango me miró con los ojos bien abiertos.

-¿De verdad? -asentí en respuesta-. Fue la mejor decisión que pudiste tomar amiga.

Sango me abrazó y unas nuevas lágrimas se escaparon. No quería llorar, él no lo merecía.

-Estaba recordando el día de mi boda. Sango, tú y Ayame me lo dijeron, Bankotsu no es una buena persona, mi hermana también me lo dijo, y mi papá... incluso antes de morir me pidió que tuviera cuidado con él.

No soporté más y me solté a llorar, a pesar de mi decisión, me dolía saber que después de 7 años de un amor unilateral, todo lo que había hecho por salvar mi matrimonio no había servido de nada; sin embargo no me lo reproché, porque en esta etapa, sólo era 'yo', y Bankotsu parecía nunca haber existido.

-Estabas enamorada, Kag -dijo Sango con la intención de consolarme.

-Señorita Konishi -interrumpió Eri, su secretaria-. La necesitan con urgencia en el Departamento de Logística.

-Está bien, Eri, en seguida voy. Muchas gracias.

Eri se despidió con una pequeña reverencia y cerró la puerta.

-Trata de tranquilizarte, todo estará bien, Kag. Sólo hiciste lo correcto.

-Gracias amiga.

Sango salió lo más rápido rumbo a Logística, mientras mis pensamientos regresaron a los viejos recuerdos, y por más que increíble que pareciera, solo tenía recuerdos dolorosos.

A medida que pasaron los días después de la boda, la convivencia con él se había vuelto más pesada, y las señales que ustedes sí vieron, se hicieron más evidentes. Las llamadas y mensajes se hicieron menos frecuentes, y cuando llegaba a casa, su atención estaba siempre en cualquier cosa menos en mí.

Flash Back

Una noche, después de otra larga jornada en la oficina, llegué a casa y lo encontré mirando la televisión. Ni siquiera levantó la vista cuando entré.

-¿Cómo te fue hoy? -pregunté, tratando de iniciar una conversación.

-Bien -respondió sin interés, sin apartar la mirada de la pantalla.

Suspiré y me dirigí a la cocina, sintiendo una punzada de soledad. Preparé la cena en silencio, deseando que todo fuera diferente, que él volviera a ser el hombre del que me había enamorado.

Fin Flash Back

Las noches se volvieron una tortura silenciosa. Me acostaba a su lado, sintiendo el abismo que se había abierto entre nosotros. Me daba la espalda y se dormía, mientras yo pasaba horas mirando al techo, preguntándome en qué momento todo había salido mal. Lo que una vez fue un sueño lleno de promesas se convirtió en una realidad amarga, marcada por su indiferencia y mis lágrimas. Recordar estos momentos era doloroso, pero necesario. Me di cuenta de que había pasado demasiado tiempo justificando su comportamiento, perdonando lo imperdonable. Ya no podía seguir así. Era hora de recuperar mi vida, de encontrar mi propio camino, lejos de Bankotsu y su toxicidad.

Como si no fuera suficiente, el recuerdo de aquel hombre llamado Inuyasha volvió a mi mente. Él había sido un rayo de sol en medio de la tormenta, una chispa de vida en mi oscura realidad. Su presencia me había hecho recordar lo que era sentirse viva, deseada y apreciada. Pero al mismo tiempo, me sentía abrumada por la culpa, por haber dejado que otro hombre me poseyera mientras aún estaba casada. Ante la sociedad, eso sería algo reprobatorio, inmoral; incluso podría jurar que me tacharían de "mujerzuela", de pecadora.

Sin embargo, no podía negar lo que sentía; Inuyasha había despertado en mí emociones que creía olvidadas. Estaba atrapada en una contradicción dolorosa, entre el deseo de volver a sentirme viva y la culpa por haberme involucrado con alguien que no era mi esposo.

Tomé una profunda respiración, tratando de aclarar mi mente. Sabía que debía olvidar lo que pasó con Inuyasha; después de todo, fue producto de unas copas de más y de una desesperada necesidad de sentirme amada. Esos momentos solo fueron una mera ilusión, un escape temporal de mi triste realidad, y lo más importante, jamás volvería a verlo.

Inconscientemente llevé mi mano derecha hacia el dedo anular de mi mano izquierda; mi corazón se paralizó por un momento al notar la ausencia del anillo de matrimonio. La ansiedad comenzó a invadirme mientras intentaba recordar dónde podría haberlo perdido; entonces, un pensamiento inquietante cruzó por mi mente ¿lo habré dejado en el departamento de ese tal Inuyasha? Lo último que quería era volver a verlo, así que me resigné e intenté buscar algún pretexto para justificar la ausencia del anillo, pero después recordé que ya no tenía caso si iba a divorciarme.


BANKOTSU

-¡TE DIJE QUE NO! -grité al teléfono-. Por ahora necesito tranquilizar a Kagome y que vuelva a confiar en mí…

Cerré los ojos y resoplé con fastidio al escuchar a la persona del otro lado de la línea, insistir para que nos viéramos.

-¿Eres estúpida? ¿Qué parte del "No" no entiendes? Kagome quiere el divorcio, y por obvias razones no pienso aceptarlo. - Los quejidos de esa mujer me estaban descontrolando- ¡Escúchame bien! Kagome está por llegar, así que no vuelvas a llamarme. Yo te buscaré cuando sea el momento adecuado. Y si por alguna estúpida razón te encuentro cerca de mi esposa; hablaré con el jefe para que se encargue de ti.

Corté la llamada antes de que pudiera decir algo más, dejando que la frustración se deslizara por mi cuerpo. Necesitaba calmarme y planear cómo mantener a Kagome a mi lado, aunque eso significara poner una fachada de cariño y comprensión, al igual que en el pasado. No podía perderla, no cuando ella significaba mucho más que una simple esposa; ella representaba estabilidad y una imagen pública intachable. Perderla significaría perder parte de mi reputación y, en cierto modo, el control sobre mi vida. Ella era una pieza fundamental en mi juego, y no podía permitirme que se fuera.

Debo admitir que, en su momento, sí me enamoré de ella. Nunca fui partidario de los compromisos; siempre pensé que atarse a una persona significaba perder la libertad. Sin embargo, Kagome había sido diferente. Su ternura, su fuerza y su inquebrantable optimismo me habían cautivado. Pero con el pasar del tiempo, esa chispa se fue apagando, y peor aun cuando comenzó a hacer insinuaciones sobre el matrimonio.

Quise desaparecer de su vida, pero al saber que había logrado ser contratada por la gran Kaede Terada, la mejor diseñadora de modas en todo Japón, supe que no podía abandonarla sin más. La empresa de Kaede Terada no solo era la más prestigiosa en el mundo de la moda, sino que también era conocida por empoderar a las mujeres y darles la plataforma para brillar por sí mismas. Este trabajo era mi boleto a la independencia y la libertad que tanto anhelaba.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Kagome al entrar a la casa.

-Estoy en 'nuestra' casa, amor. -respondí fingiendo demencia.

-¡Lárgate! -dijo con determinación-. Te dije que quiero el divorcio, por lo tanto, no tienes nada que hacer en MI casa.

-Escucha, Kagome, -intenté acercarme a ella, pero dio un paso atrás-. No podemos tirar todo lo que hemos construido por un malentendido. Sé que he cometido errores, pero podemos solucionarlo. Te amo, y no quiero perderte.

-No, Bankotsu. Ya no creo en tus mentiras. No puedes simplemente aparecer aquí y actuar como si nada hubiera pasado. Quiero el divorcio y quiero que te vayas de mi vida.

-¿De verdad vas a dejar que todo lo que hemos vivido se vaya a la mierda? -pregunté, tratando de sonar sincero.

Kagome me miró sorprendida, después comenzó a reír con rencor mientras negaba con la cabeza.

-¿Es en serio? Por dios, tú te encargaste de hacer eso desde el día de nuestra boda – Soltó una carcajada y continuó- ¿Lo que hemos tenido? Tu y yo ya no tenemos nada.

-Piénsalo bien, Kagome. Juntos somos fuertes. Podemos superar esto.

-No me manipules -respondió, con una tristeza que no podía esconder-. Ya no somos fuertes juntos. Estoy cansada de las mentiras y de la falta de respeto de un cobarde como tú. Merezco algo mejor. Necesito encontrar mi camino, lejos de ti.

La miré fijamente, sintiendo la desesperación crecer en mi interior. Pero sabía que tenía que jugar bien mis cartas si quería recuperar el control. Tenía que convencerla de que todo volvería a ser como antes, tenía que hacerla creer que todavía la amaba y que todo lo que había sucedido fue un malentendido. Aunque en el fondo sabía que ya no la veía de la misma manera, no estaba dispuesto a dejarla ir sin luchar.

-Veamos cómo te va sin mí, Kagome. -dije, intentando sembrar dudas en su mente-. Pero recuerda, este es nuestro hogar, y siempre lo será. No me rendiré tan fácilmente.

Tomé las llaves del auto y me dirigí hacia la puerta. Antes de salir, volví a mirarla, esperando ver alguna señal de duda en su rostro. Pero sus ojos reflejaban una determinación inquebrantable.

-Esto no ha terminado -murmuré, abriendo la puerta y saliendo al aire frío de la noche.

Mientras caminaba hacia el auto, mi mente trabajaba a toda velocidad, ideando formas de mantener a Kagome bajo mi control. No podía permitir que su independencia arruinara mi vida. Me subí al auto y encendí el motor, decidido a hacer lo que fuera necesario para mantener las apariencias y recuperar mi estabilidad. Al menos por ahora, tenía que darle espacio, hacerla creer que estaba dispuesto a cambiar. Pero en el fondo, sabía que no sería tan fácil dejarla ir. Ella era la clave para mantener mi mundo intacto, y no iba a renunciar a eso sin pelear.

CONTINUARÁ...