Notas Iniciales: ¡Hola gentes! He salido de la alcantarilla para traerles este fic Giyuutan, cuya idea ya tiene sus años, pero no sabía a que ship usarla Xd espero que les guste. Ya está terminado, pero lo publicaré de poco a poco hasta que termine. No será muy largo, a lo mucho unos 6 capítulos. No planeo extenderme mucho.
Pairing: Giyuu Tomioka x Tanjirou Kamado.
Advertencias: Boys Love. HurtxConfort. Tragedia. Final triste. Temática ángeles (No los que son según la biblia y Tiktok sino ángeles antropómorfos xD), leve angst.
Sin nada más que agregar, los dejo con la lectura.
GUARDIAN — CAPÍTULO 1
En un pueblo en la zona rural de Japón, un joven de cabellos castaños rojizos con una cicatriz notoria en la frente, sale de una modesta casa ubicada a orilla de la calle y por ende de la parada de autobús. Sale a su trabajo ubicado en una tienda de conveniencia, la única más cercana de la zona. Ha trabajado ahí desde que cumplió la mayoría de edad y desde que se cambió desde el orfanato hacia su hogar, la herencia que le dejó su padre.
Ha vivido una trágica vida desde que era un chico. Su familia era numerosa, La pareja Kie y Tanjuro Kamado había sido bendecido con seis hijos sanos y fuertes, dos niñas y cuatro niños. Eran respetados por el pueblo ya que eran muy amables y se podía contar con ellos para lo que fuera. Tanjuro Kamado trabajaba en una panadería que él mismo había iniciado. Había sido la primera en el pueblo y desde el principio todo iba muy bien. Su esposa, Kie, le ayudaba desde bien temprano a preparar y hornear el pan para venderlo y por la tarde, sus hijos mayores le ayudaban a venderlo por unas horas mientras ella se encargaba de cuidar a los más pequeños.
Eran muy felices entre ellos y se cuidaban los unos a los otros. Los demás habitantes del pueblo envidiaban, en buena manera, el amor que se tenían entre ellos deseándoles la mejor prosperidad del mundo.
Pero a veces, puede que más de alguno les hubiera deseado el mal.
Todo sucedió tan repentino. Era un viaje familiar. Irían a pasar un día en la playa. Tanjuro Kamado había rentado una camioneta para llevar a toda su familia y que fueran cómodos durante el viaje. El error que cometió fue no haber revisado el vehículo confiando en las palabras del dueño al decirle que estaba en buenas condiciones. Al principio todo iba bien, nada de qué preocuparse. Hasta que un camión iba en sentido contrario en la carretera a toda velocidad y sin poder frenar a tiempo, se estrellan frente del camión haciendo girar fuertemente la camioneta hasta quedar muy destruida a un lado de la carretera. El conductor del camión, al ver lo que había causado por su estupidez, simplemente acelera el motor y sale rápidamente del lugar. Todos los miembros de la familia quedaron muy lastimados e inconscientes. Poco a poco y al no recibir la asistencia inmediata, fueron muriendo poco a poco, salvo una persona. El hijo mayor.
Dos horas más tarde llegó la policía, alertada por la llamada de los otros vehículos que pasaban por ahí. Con mucha dificultad fueron sacando los cuerpos, reconociéndolos como fallecidos, hasta que llegaron al de un chico, el que, según ellos, sería el mayor de los seis menores, respiraba con mucha dificultad. Con la ambulancia, le dieron la asistencia necesaria y sacando lo más que pudieron las pertenencias para dárselas al joven, lo llevaron al hospital más cercano mientras que a los demás los llevaron a la morgue.
No fue fácil para el chico asimilar la noticia dos semanas después de que despertara del coma al que estaba, y no fue fácil tampoco cuando, una vez recuperado, lo llevaran ante un juez junto con un abogado, para decidir qué hacer con él. Afortunadamente su padre era un hombre que siempre sabía estar preparado para todo, por lo que desde que él nació dejó un testamento con su casa a su nombre y el negocio junto con unos ahorros que había juntado durante toda su vida. También lo hizo beneficiario de varios seguros que él y su madre habían conseguido. Por lo que una vez que llegara a su vida adulta, le sería fácil poder vivir unos días hasta que pueda valerse por sí mismo.
Sin embargo, el juez decidió que joven viviría en un orfanato hasta que cumpla la mayoría de edad, y así fue. Durante ocho largos años, el joven Tanjirou Kamado vivió en completa soledad en ese orfanato. Al principio los demás niños se le acercaban por curiosidad, pero al ver que éste no les hacía caso, optaron por alejarse de él. Durante los días, su rutina consistía en medio desayunar, ir a sus clases poniendo la mayor de las atenciones con tal de no revivir el recuerdo de su familia, y en las tardes encerrarse en un ático que usaba como habitación. No soportaba tener que dormir con otros niños. Temía pasarles su mala suerte, porque consideraba que el accidente había sido su culpa al haber sido el único sobreviviente.
No habló con nadie ni emitió una palabra. Las únicas veces en las que se le escuchaba su voz era en las noches, cuando lloraba suavemente diciendo el nombre de sus hermanos y de sus padres.
Cuando finalmente cumplió la mayoría de edad, no se despidió de nadie y el abogado ya lo estaba esperando para llevarlo a su oficina y hacerle la entrega de su herencia: sus documentos y las llaves de su hogar, las cuales las recibió sin emitir ninguna palabra. Y solitariamente se marchó hacia su casa.
Cuando llegó a ella no pudo evitar llorar al verla tan gris y vacía. Podía escuchar a lo lejos las voces de sus hermanos jugando de un lado a otro, la de su madre llamando su nombre, el de su padre saludándolo por las mañanas. Era tan doloroso. Pero tenía que conservar su memoria y restaurar lo que le dejó su padre, reparando su hogar de los daños ocasionados con el paso del tiempo. Lavar y guardar la ropa de sus hermanos. De limpiar lo que fue la panadería, aunque no tuvo el valor de abrirla de nuevo. No se creía capaz de volver a empezar con su padre, aun así, le arregló lo que estaba deteriorado.
Tampoco fue fácil llegar al pueblo y al supermercado. Las miradas se sentían demasiado pesadas a su alrededor. Todos susurrando a sus espaldas y mirando la cicatriz horrible que le dejó el accidente, como un amargo recuerdo de lo sucedido y como si el mismo destino le recordara una y otra vez el fatídico día. Incluso alcanzó a escuchar que el chico estaba maldito al haber sido el único sobreviviente.
Cuando llega al supermercado, el dueño lo reconoce al instante y tras ofrecerle sus condolencias trata de atenderlo lo mejor que puede, dándole productos sin cobrarle ni nada. Incluso lo defendió cuando una señora murmuró que el chico había sido el causante del accidente. Tanjirou agradeció el gesto, pero se prometió a sí mismo ir cada semana con tal de evitar ser una molestia.
Así fue en los siguientes días. Todos los días se lo pasaba recostado en la que fue su cama. A veces ajustaba la ropa de su padre para poder usarla él, limpiaba su casa a pesar de no ensuciarla mucho. Pero lo que realmente lo preocupó es sorprenderse hablando solo llamando a sus hermanos, como si estuviera con ellos. Realmente el encierro autoimpuesto no le estaba ayudando.
Un fin de semana fue al supermercado y el dueño, tan amable como siempre le preguntó sobre qué hacía en su tiempo libre, y al no obtener respuesta del mismo, le ofreció darle un trabajo en el supermercado, ya que había crecido tanto que le hacía difícil poder manejarlo solo. Sin dudarlo, Tanjirou aceptó. Pensó que le haría bien distraerse un poco.
Y así ha sucedido desde ese día. Ya ha sido casi dos años desde que comenzó a trabajar para el dueño del supermercado. Todos los días va a trabajar, descansando un día a la semana. Su aspecto ha mejorado un poco desde aquel entonces. Ya no se ve demacrado ni pálido, y aunque no tiene el brillo en sus ojos, al menos se ven un poco amables. La gente del pueblo se ha acostumbrado poco a poco al joven reconociendo que no volverá a ser el mismo niño amable y tenaz que era. Aunque su carácter amable todavía lo conserva, se le nota de lejos que no quiere contacto con nadie, y los demás han respetado eso.
Durante su tiempo libre en casa y con tal de estar distraído, ha retomado el huerto que su madre le dejó, cuidándolo como si fuera lo más apreciado, y viendo series de televisión, con tal de no pensar en ellos. Pero en las noches, como si fuera una especia de ritual, se sienta en la sala de su casa y habla en voz alta mencionando el nombre de sus hermanos y sus padres, como si estuviera conversando con ellos. Cada día el dolor de su corazón se hace más grande.
Termina su turno a las ocho de la noche como lo habitual. Las calles del pueblo están completamente vacías y oscuras, salvo por las débiles luces. Uno que otro vehículo pasan a medida que él camina hacia la salida del pueblo. Camina a paso ligero, sin detenerse mucho. Ha sido un día normal sin nada particular, salvo por un cliente que entró tres veces en todo el día y en esas tres veces paseando entre los estantes del supermercado. Algo extraño, pero más allá de eso, todo normal.
Sin mirar a los lados, pasa por un cruce completamente oscuro y trata de pasarlo corriendo, cuando de repente siente que alguien lo toma bruscamente del brazo y lo jala hacia un lado, dentro de un callejón más oscuro. Siente una sucia mano tapar su boca y aunque intenta luchar para zafarse, se da cuenta que la persona que lo tiene acorralado es más fuerte que él. Sin embargo, no deja de forcejear para poder liberarse.
—Shhhh… tranquilo pequeño. No te haré daño. —dice la voz susurrando en su oído y aplicando más fuerza. Tanjirou reconoce la voz de un hombre. —No queremos que salgas lastimado. —dice el sujeto y con fuerza lo aprisiona contra la pared. Tanjirou siente la aspereza rozar con su rostro y la fuerza detrás suyo le hace imposible poder moverse.
—¿Sabes? Te veías bien lindo trabajando el día de hoy, aunque me hubiese gustado que me regalaras una sonrisa. Seguramente deben ser muy bonitas. Pasé tres veces ahora para que pudieras notarme. —dice el hombre haciendo que Tanjirou abriera los ojos sorprendido. —Pero en ninguna de esas me miraste tan siquiera. ¡Eres muy cruel! —exclama mientras pasa su lengua en su oreja. Tanjirou sintió unas intensas ganas de vomitar.
—¿Sabes? Hace mucho tiempo, su padre me quitó todo lo que yo quería. Me quitó a Kie, me quitó las ganas de ser exitoso, me quitó una familia bonita. Todo me quitó. ¿Quién iba a pensar que el destino se lo cobraría al quitarle la vida? Pero nadie esperaba que tú regresaras, así que considera esto como pago por la deuda de tu padre.
El hombre quitó la mano de la boca de Tanjirou y trató de gritar, pero por más que lo intentara, la voz no le salía. Luego sintió las manos del tipo tratando de quitar sus pantalones. Tanjirou quedó paralizado del miedo y su cuerpo no le respondía a pesar de que internamente luchaba por poder moverse.
—Me encanta que te parezcas más a tu madre. Es como si de alguna forma ella está conmigo. Como si el destino me recompensara por haberlo perdido todo. No te preocupes. Ya verás que te terminará gustando.
Tanjirou, lo único que siente son las lágrimas correr por su rostro. Su cuerpo completamente inmóvil y su garganta sin poder emitir un sonido. Ruega al cielo para que alguien lo salve.
De repente se escucha un golpe seco y la fuerza que lo presionaba contra la pared desaparece haciendo que caiga de rodillas al suelo. Luego otro y otro golpe seco. No logra ver bien por lo oscuro, pero escucha los quejidos del tipo que estaba a punto de hacerle daño. Alguien lo está golpeando. Alguien se dio cuenta de que estaba en peligro. Quizá el cielo escuchó sus plegarias.
Sin poder ver bien en la oscuridad, emite un susurro diciendo "gracias" y finalmente cae desmayado.
No siente cuando el extraño que lo salvó deja casi moribundo al abusador. No siente cuando el extraño se acerca para cerciorarse que esté bien ni mucho menos cuando le intenta acomodar lo más que puede la ropa. No siente cuando el extraño, lo carga en sus brazos y lo lleva hasta su hogar, al parecer es alguien que ya sabe dónde vive. No siente cuando lo recuesta en una cama y se queda a su lado acariciando su cabello.
CONTINUARÁ…
Notas Finales: Ok gentes, eso ha sido todo por este capítulo, espero que les haya gustado. Me dicen por favor qué les pareció y de antemano muchas gracias por el apoyo. Un abrazo enorme.
