Notas Iniciales: ¡Hola gentes! Vengo con el tercer capítulo de este fic. ¡Muchas gracias por sus lecturas! Un abrazo enorme.

Sin nada más que agregar los dejo con la lectura.


GUARDIAN — CAPÍTULO 3

Los ángeles no tienen las mismas necesidades que las humanas. No pueden sentir hambre, sueño, dolor. Tampoco tienen emociones humanas. Los guardianes, al estar más cerca de los humanos pueden comprenderlas, pero jamás se ha demostrado que un ángel tenga tales sentimientos por un humano. Eso es algo que, desde que se convirtió en uno, Giyuu ha tenido grabado en su mente. Sin embargo, aún no puede entender qué es lo que le pasa. Desde que su protegido nació, se le encomendó la tarea de cuidarlo hasta el día de su muerte, y a pesar de haber estado con él todo el tiempo observándolo y cuidándolo, aún no puede entender por qué se materializó enfrente de él cuando ese sujeto estaba a punto de hacerle daño, o cuando justo en ese instante, a su lado, mirándolo dormir, quisiera permanecer así todo el tiempo.

Toda la noche pasó velando su sueño. Acariciando sus cabellos, y dándole pequeños besos en la frente. Se supone que un ángel no debería hacer eso, pero él no puede evitarlo. Puede sentir su dolor al sentirse solo en el mundo y al recordar que perdió su familia en un horrible accidente.

La mañana llega y la luz se cuela por la ventana a un lado sin llegar al rostro de su protegido. La alarma suena. Al ver que Tanjirou se remueve tratando de mover sus manos para apagar el escandaloso sonido, Giyuu se separa de él y se desaparece para irse hacia la sala para luego hacerse visible nuevamente con tal de no asustarlo.

Tanjirou siente el sonido insoportable interrumpir su sueño y con mucha pesadez, saca su mano de entre las cobijas (las cuales no recuerda haberse puesto encima) y apaga la alarma. Luego se levanta y a paso lento se dirige al baño para enjuagarse la cara y poder despertarse por completo. El espejo le da una imagen demacrada de su rostro. Bolsas oscuras cuelgan de sus ojos y éstos mismos parecen estar irritados. Consecuencia de haber llorado toda la noche.

Se termina de asear y vestirse y se dirige hacia la cocina para prepararse algo ligero para comer. Justo cuando pisa el último escalón, se encuentra con ese sujeto y todos los recuerdos del día anterior llegan.

—Buenos días. —saluda Giyuu con voz suave pero no recibe respuesta. Tanjirou se le queda viendo y simplemente lo ignora. Giyuu de alguna forma se esperaba esa reacción. Así que se queda sentado en el sofá.

Tanjirou se prepara sólo una tostada con mantequilla y café, y se sienta a comer tratando de ignorar al ángel. No le agrada la idea de que ese ángel sea egoísta y no haya podido salvar a su familia.

—Siempre quise decirte esto. —dice Giyuu levantándose del sofá para acercarse a la mesa y ver a Tanjirou comer. —No es sano sólo comer pan y café. Más tarde te dará hambre.

Tanjirou lo ignora nuevamente y pretende que no escuchó nada. Giyuu solo suspira y se queda a su lado hasta que su protegido termina de comer.

Luego Tanjirou lava los platos y se prepara para salir, sintiéndose observado por Giyuu y se le hace muy incómodo por lo que le dice: —¿Siempre te quedarás ahí mirándome? Es de mala educación, ¿sabías?

—No puedo dejar de hacerlo. Siempre debo estar observándote. —responde Giyuu con tranquilidad.

—¡Pues no lo hagas! ¡Vete ya! ¡No te quiero ver aquí!

—Te repito que no puedo hacerlo. Debo estar a tu lado hasta el día de tu muerte. Hasta entonces siempre estaré a tu lado.

—Supongo que tendré que terminar con mi vida, ¿no? —responde Tanjirou con sarcasmo, —con tal de no tener que verte. Tal vez sólo así pueda estar con mi familia. La que no pudiste salvar.

—¡No digas eso! —Exclama Giyuu mientras cierra los ojos como si recordara algo horrible y luego los vuelve a abrir para mirar a Tanjirou con tristeza. —¡Ni siquiera lo pienses! ¡Así no funcionan las cosas! Creo que no debí decirte la verdad. Por esta razón no nos presentamos ante los humanos. No son capaces de comprender nada.

—Gracias por decirme tonto. —responde Tanjirou con el mismo tono anterior. —Entonces, ¡no te quiero volver a ver! ¡Que todo vuelva a ser como antes! Como cuando estaba solo. —y sin esperar respuesta, sale de la casa dando un portazo. Inmediatamente Giyuu se hace invisible y camina a lado de él, y puede ver las lágrimas de su protegido correr por sus mejillas, por lo que decide ya no volverse a ser visible ante él para no causarle más dolor.


Los días pasan y Giyuu ya no se hizo visible desde esa mañana. Tanjirou, a pesar de haberse sentido mal por haberle gritado al que lo salvó una vez que tenía la mente fría, ya no volvió a llamarlo. Esa noche, cuando llegó de trabajar, se dio cuenta de que él "ya no estaba", aunque recordó sus palabras que siempre estaría con él aunque no lo viera.

Poco a poco la rutina volvió a hacer la misma de antes. Sólo que esta vez, Tanjirou era consciente de que él estaría ahí mirándolo. A veces saludaba en las mañanas cuando se despertara o se despedía cuando se iba a trabajar y muy en su interior deseaba que dichos saludos le fueran respondidos.

"Y pensar que él quería pasar tiempo conmigo, y que yo también deseaba lo mismo". Eran sus pensamientos. "Lo extraño."

Aunque solamente haya sido un día, el hecho de que si vivienda estuviera iluminada cuando él llegaba de trabajar, hizo que sintiera un calor crecer en su pecho. Habían pasado muchos años desde la última vez que se sintió así. O el imaginarse tener a alguien con quien charlar de cualquier cosa, con tal de que no sintiera esa soledad tan asfixiante. Por primera vez en mucho tiempo se olvidó de dicha tristeza y soledad al saber que ya había alguien que siempre ha estado a su lado, y que dicha "persona" le haya transmitido mucha paz y confianza con solo su voz.

Por lo que, en una noche, luego de llegar del trabajo y medio cenar, se recuesta en su habitación y mientras mira hacia el techo, recuerda los pocos momentos que tuvo con Giyuu. Aunque le duele que no haya podido ser capaz de salvar a su familia, ha entendido que no ha sido su culpa y como su guardián dijo, era cosa del destino.

Sólo de saberse completamente solo en el mundo empieza a llorar y abraza una de sus almohadas mientras llama el nombre de sus padres y hermanos. Pero lo último que dice entre llanto es:

—¡Giyuu-san! ¡Giyuu-san! ¡Por favor! ¡perdóneme! ¡No quería tratarlo mal! ¡No quería hablarle de ese modo! ¡Por favor! ¡déjeme verlo! —y sigue llorando al saber que su guardián no vendría ni le haría compañía. Pero cuando siente un peso cálido en su cabeza se queda quieto y más aún cuando sus cabellos son acariciados de un lado a otro.

—Tranquilo. Ya estoy aquí. —dice la calmada voz. —No voy a irme a ningún lado.

Tanjirou, que estaba boca abajo, se da la vuelta y lo que ve es a su guardián sonriéndole mientras le mira con ternura. Tanjirou se levanta y lo primero que hace es abrazarlo. Sabe que es un impulso y que a pesar de haber estado con él un día, se sintió como un vació más en su corazón que justo en ese instante fue llenado nuevamente. Llora en su pecho pidiéndole perdón una y otra vez mientras siente la mano de su guardián en su cabeza consolándolo.

—No hay nada que perdonar, Tanjirou. Estas dolido por la muerte de tu familia. Lo entiendo.

—¡Pero es que me sentía tan solo hasta que usted llegó! —gimotea Tajero contra su pecho. Giyuu solo se ríe suavemente y le responde.

—Recuerda que nunca me he ido de tu lado. Sólo no podías verme. Siempre estaré contigo Tanjirou. No lo olvides.

Tanjirou sigue llorando hasta el cansancio y Giyuu siente que se queda dormido en su pecho. Por lo que lo recuesta, pero se da cuenta de que su protegido está fuertemente aferrado a él. No le queda más remedio que recostarse junto a él y se arropan juntos. Luego se queda velando su sueño toda la noche.


A la mañana siguiente, Tanjirou se despierta dándose cuenta de lo aferrado que estaba a Giyuu con sus brazos. Alza la mirada y se encuentra con la de Giyuu mirándolo fijamente.

—Buenos días ¿dormiste bien? —pregunta el guardián.

—Buenos días. Sólo me duele un poco la cabeza. —y se suelta apenado pensando que Giyuu durmió incómodo, y luego le pregunta: —¿Usted durmió bien? Lamento si lo incomodé anoche.

—No te preocupes por mí. Yo no duermo. Y trátame de tú. No soy más que nadie. Sólo soy tu guardián.

—B-bueno. Giyuu-san. Muchas gracias por todo. Por estar a mi lado y protegerme. Me sentí muy solo en los días en los que no te podía ver.

—Sí, lo sé. Pero me desaparecí porque tú me lo pediste.

—¡Perdón por eso! Sólo querías ayudarme. Perdóname por haberte gritado.

—Ya te dije que no hay nada que perdonar. Es más, a quien tienes que pedirle perdón es a ti mismo.

Tanjirou lo mira extrañado y le pregunta con la mirada. Giyuu se sienta en la cama y se le queda mirando fijamente a Tanjirou, quien también se sienta enfrente a él.

—Escúchame bien. Jamás debes atentar contra tu propia vida. Ni siquiera decirlo en broma. —Dice Giyuu seriamente al recordar las palabras que Tanjirou dijo esa mañana. Mismas palabras que su protegido también recuerda y se ríe amargamente.

—Bueno, no es la primera vez que sucede. Desde ese accidente lo he pensado varias veces. —dice con una sonrisa triste mientras mira hacia otro lado.

—Entonces ya no lo hagas más. El suicidio jamás será una salida. Sólo empeora las cosas. —responde Giyuu mientras cierra los ojos, así como en esa mañana. Tanjirou lo recuerda muy bien. Al parecer ese tema hace que su guardián se sienta mal y le da mucha pena preguntar.

Se quedan en un incómodo silencio por unos minutos y Tanjirou se levanta para tomar un baño y alistarse para ir a trabajar. Giyuu lo sigue con la mirada y mejor se dirige hacia la cocina para prepararle un desayuno. Al cabo de unos minutos, le sirve su plato en la mesa y se sienta a la par mientras espera. Tanjirou baja ya vestido y ve el delicioso desayuno que su guardián le preparó.

—Vaya… se ve delicioso.

—Por favor, cómetelo. No me gusta que sólo desayunes un pan y ya. Debes alimentarte bien.

Tanjirou se ríe y exclama: —¿Vienes a protegerme o ser mi niñera?

—Lo he sido desde que eras un niño. Así que no tienes derecho a reclamarme nada. Vamos, que se enfría.

El desayuno constaba de un omurice con kétchup encima y unos vegetales. A la par su tazón de arroz y un jugo de naranja. Tanjirou se sienta y prueba el primer bocado y exclama:

—¡Está delicioso!

Giyuu solo sonríe y observa a Tanjirou comer. Por su parte, su protegido se siente incómodo al verse el único disfrutando el desayuno y le pregunta:

—¿Estás seguro de que no puedes comer nada?

—No lo necesito Tanjirou. Estoy bien así, de verdad. Además, con solo verlo puedo recordar el sabor.

"Recordar".

Con eso Tanjirou logra unir finalmente su rompecabezas en su mente.

Su guardián al parecer fue humano.

¿Qué habrá pasado?

Teme preguntarle y hacerle sentir incómodo. Mejor se termina su desayuno. Lava los platos y se prepara para ir a trabajar. Se despide de Giyuu y se va caminando por la calle. Unos metros más adelante. Giyuu cierra fuertemente la puerta, se hace invisible y camina al lado de Tanjirou sin que este lo pueda ver. Así transcurre el día.

CONTINUARÁ.


Notas Finales: Espero que les haya gustado. Una disculpa por cualquier error de dedo.