Disclaimer: Todo lo que puedan reconocer, lamentablemente no es mío (sería rica o pasarían cosas muy diferentes).


Un par de malas decisiones

MissKaro


Prólogo


El primer día de la universidad era bastante apabullante, sobre todo para una persona como Kotoko, pero a ella la ilusión le estaba ayudando para superar la enormidad de las cosas que afrontaría en el futuro. El beso con Irie-kun se trataba de la perfecta fórmula mágica a sus problemas, que teñía en rosa el mundo a su alrededor, poniendo corazones y estrellas brillantes para enmarcar el posible comienzo de su historia de amor.

Él no había mencionado nada al respecto desde la noche de su fiesta de graduación, aunque bien podía admitir era debido a la ausencia de tiempo para ello; habían permanecido centrados en su ingreso a la escuela superior y las fugaces vacaciones familiares, sin un pequeño minuto para estar a solas. Ahora que eso había terminado y contaban con la "privacidad" que les daba el campus, podrían encontrar el momento necesario y concretar lo suyo, desde el punto de aclarar lo sucedido.

Ella no era tan tonta, esas palabras finales de la noche no auguraban un inicio perfecto, pero lo conocía y sabía que él no besaría a nadie sin que le gustara, mucho menos si la chica en cuestión acababa de decir que pasaría página. En el amor, a veces ella sabía leer entre líneas.

Así pues, todo fue cuestión de aguardar por él, tras fallidos intentos al buscarlo (espiarle y seguirle, de lo que siempre parecía perdérsele). Y lo consiguió, después de huir de unos aspirantes a mangakas y optar por un acercamiento que no la pusiera tan en peligro.

En la entrada del campus era imposible de evitar, como él debió darse cuenta al verla y detenerse en seco.

Kotoko acercó a él sonriendo tímidamente, sujetando el asa de su bolso con la fuerza de su nerviosismo. Era como volver a casi un año atrás, armándose de valor para entregar su primera carta de amor.

—Irie-kun —pronunció alzando una mano.

—¿Qué quieres? —respondió él con un tono escueto que la hizo tragar saliva. Lucía como un mal momento, solo que no iba a desanimarse; probablemente no habría mejor oportunidad que esa.

—Preguntarte una cosa.

Las cejas de él se juntaron antes de asentir.

—Ummm, ¿no muy en público? —pidió espiando a los lados, donde gran número de estudiantes vagaba, la mayoría saliendo de las instalaciones. Afortunadamente no era tan conocido como en la preparatoria y atraía menos atención, ni ella con su visible traje rosado.

Al suspiro de él le siguió su caminata a la entrada, dejándole a ella la opción de seguirle. Lo hizo aplaudiéndose internamente, hasta que ambos estuvieron a cuadras de la escuela, en un parque sin demasiada concurrencia.

Transcurrieron los minutos y ella notó cómo la impaciencia crecía en él, mientras reunía el coraje suficiente y formulaba en su mente la manera adecuada de decir lo que quería.

—No voy a esperar toda la noche.

Bajó la mirada hacia sus pies, sintiendo que sus orejas se enrojecían.

—Yo… el beso… ¿te gusto? ¿seré tu novia?

Se crispó internamente, pensando lo torpes que sonaban sus palabras.

En contra del ruido citadino, un silencio pesado se instaló entre los dos, opresivo para su corazón. Sintiendo fuego en los ojos, se dio cuenta que acababa de cometer un terrible error y que los pasados días había alimentado vanas esperanzas.

—¿No se besan... las personas que se gustan? —se aseguró.

No quiso mirarlo, angustiada de la expresión de burla o de lástima que vería en su rostro… o aún peor, la notable indiferencia que rompería más su alma.

—Lo hice para darte una lección, percibimos las cosas de forma distinta.

Ella se mordió el labio, asintiendo.

—Ya… veo, todo depende de cómo percibe cada quien algo —consiguió replicar, sacando fuerza y dignidad de donde no sabía que tenía.

Sin esperar respuesta, lo rodeó y se alejó con pasos sosegados, tratando de procesar la situación que acababa de ocurrir. Quizá también soñando que él se diera vuelta y la detuviera.

No obstante, él la dejó ir.


NA: ¡Hola!

Seguramente pensaban "esta ya no vuelve", ¿cómo creen? La vida de autora me sigue relajando ja,ja.

Quise publicar para dejarles en claro que sigo aquí, aunque no tan activa como me haría feliz. Este pequeño corto es el prólogo de una idea que estoy trabajando, pero con sinceridad no sé si estará publicado este año; de momento, o si las cosas no me salen bien, se puede leer como una viñeta de final abierto, así que ya queda en la página je,je. Tengo dos capítulos y sé muy bien a dónde quiero llegar, pero nunca se sabe.

El título podría haber sido "un puñado de malas decisiones", pero el que le di me sonó con más caché, o bien lo que que quiero hacer puede resumirse a eso ja,ja,ja.

Gracias por leer, yo seré muy feliz con saber de ustedes, o tener sus opiniones sobre esto.

Besos, Karo.