La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.
Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.
Apartamento vacío
Capítulo 2. Primeras clases
...
—Así que este el salón de Historia. El nombre del maestro es el Sr. Ray, él es muy amable, siempre y cuando no hagas demasiado escándalo —Isabella explicó señalando la puerta del aula.
Una vez que terminó de explicar, los tres estudiantes entraron.
—¡Hola, Sr. Ray! —Isabella saludó alegremente. Habían llegado tan temprano que eran los únicos en el aula a parte del profesor.
—Hola, señor Ray —Phineas saluda un segundo después de Isabella.
—¡Hola, niños! ¿Cómo van las cosas? Veo que tienen un nuevo amigo —el hombre dijo sonriendo a los niños. El Sr. Ray era un hombre un poco más grande, con una barba canosa y espesa. Llevaba gafas, un chaleco rojo y una corbata a juego.
—Sí, él es Ferb. Acaba de ser transferido —Isabella dijo señalando al británico.
—Oh, señor Fletcher, lo hemos estado esperando por un tiempo —el hombre dijo señalando con un dedo a Ferb.
—Problemas de mudanza —Ferb suspira.
—Ya veo. Bueno, en mi clase, por lo general, organizó a los estudiantes dependiendo de su comportamiento. Descubrirás muy rápidamente que los que causan desorden se sientan adelante, así puedo vigilarlos. Por supuesto, ya que apenas llegaste te daré el beneficio de la duda y quiero suponer que no eres un busca problemas. Puede sentarse detrás de Phineas. Si tiene problemas para ponerse al día con lo que estamos haciendo, no dude en preguntarle —dijo Ray antes de señalar el asiento correspondiente. Cuando Ferb lo miro no pudo evitar notar la forma en la que Phineas se rascó el cuello nervioso—. Y, por supuesto, si tienes alguna pregunta, puedes hablar conmigo después de clase.
Ferb le dio una señal de aprobación al profesor antes de ir a sentarse, seguido de Phineas e Isabella.
Una vez que se sentaron, Isabella se encargó de entablar una conversación con Ferb.
—Entonces, ¿de dónde vienes? Sé que tienes acento inglés, pero no sé si de ahí te mudaste —Isabella preguntó suavemente.
Es una chica agradable. Sin duda no era alguien de la cual debería preocuparse.
—Me mudé a Estados Unidos cuando tenía catorce años y me acabo de mudar aquí desde Winsplain —Ferb respondió, deseando que la chica dejara de interrogarlo.
—¡Oh, Winsplain! No estabas tan lejos de aquí —Isabella dijo de buen humor.
Ferb se encogió de hombros.
—¿Estás nervioso de comenzar en una nueva escuela? —Isabella preguntó, tratando de mantener la conversación fluyendo, sin saber que Ferb deseaba que parara.
—Nada fuera de lo normal —dijo jugando con el lápiz.
—Oh... —dijo Isabella, sin saber que más responder— Bueno, estoy segura de que te agradara estar aquí.
Ferb simplemente asintió, sin molestarse en mirarla.
—¿Entonces, dónde vives? —Isabella pregunto.
—Izzie, vas a interrogarlo hasta la muerte —Phineas habló, sintiendo que Ferb se estaba irritando.
—Oh, probablemente tengas razón. Lo siento Ferb. ¿Hay algo de lo que quieras hablar? ¿Alguna pregunta? —Isabella habló, siendo amable y educada.
—No —Ferb respondió, seco.
Isabella parecía un poco sorprendida, pero un segundo después sonó la campana y sonrió antes de mirar hacia adelante en su asiento que estaba al lado del de su novio.
Después de que sonó la campana, los alumnos comenzaron a ingresar en el aula, la mayoría de ellos no se dieron cuenta de la presencia de Ferb a pesar de que su cabello verde sobresalía por no decir mucho.
Los alumnos una vez ya estando en sus asientos, el Sr. Ray caminó hacia el frente de la sala.
—Muy bien chicos, hoy vamos a hablar más sobre la rama judicial, pero primero quiero presentarles a nuestro nuevo estudiante. Ferb, ¿Puede venir un segundo? —el maestro preguntó a Ferb con una gran sonrisa.
Era obvio que quería decirle que no. No sería la primera vez que rechazaría la solicitud de algún profesor. Ferb no era exactamente un estudiante modelo. Sus calificaciones siempre fueron perfectas, eso nunca había sido un problema, pero su comportamiento no era exactamente lo que los maestros esperaban de un alumno. El Sr. Ray debió sentar a Ferb frente de la clase desde el principio.
Se debatió consigo mismo por un segundo, pero al final se levantó y caminó al frente de la clase. Debería pasar al menos la mitad del primer día tomando clases antes de ser enviado a la oficina del director.
—Él es Ferb Fletcher, ¿Por qué no le cuentas algo a la clase acerca de ti? —el Sr. Ray preguntó.
El hombre había asumido que Ferb era tímido.
Estaba tan equivocado.
Ferb rodó los ojos antes de contestar, recibiendo algunas risitas.
—Tengo diez dedos en los pies —dijo sin ninguna sonrisa en el rostro, sin embargo todos rieron.
—Está bien, es suficiente —dijo Ray con una sonrisa—. ¿Alguien tiene alguna pregunta, para el Sr. Fletcher?
Una chica que estaba cerca, levantó la mano.
—¿Sí, Milly? —el Sr. Ray llamó.
—¿Eres británico? —la chica morena preguntó.
—No, el acento es falso —dijo sarcásticamente, mirando a la chica como si fuera una estúpida.
La morena se encogió un poco ante la respuesta.
—Está bien. Tome asiento, señor Fletcher —el Sr. Ray le dijo señalando hacia el fondo de la sala.
Cuando regresó a su asiento, vio que algunas personas lo veían como si fuera un imbécil. Ferb sonrió.
No quería agradarle a nadie; hacía mucho tiempo que alguien lo había hecho. Habían pasado años desde que tuvo un amigo de verdad. Ferb no era del tipo que le gustaba hacer amigos para poder conversar. Cuando era joven, siempre había tenido un millón de pensamientos corriendo por su cabeza, y siempre le había tomado un tiempo decidir qué pensamiento era el apropiado. A medida que crecía, se volvió bueno diciendo las palabras en los momentos indicados, pero también se dio cuenta de que la mayoría de las personas no eran tan inteligentes como él. De hecho, Ferb pensaba que la mayoría de las personas eran idiotas.
A veces, sentía que mantener una conversación era una tarea ardua. La gente nunca fue lo suficientemente inteligente como para mantener conversaciones significativas. Y lo peor de todo, es que algunas se creían inteligentes cuando en realidad no lo eran. Era tan irritante. Era como si viviera con neandertales. La gente nunca cumplió con sus expectativas.
No era como si Ferb estuviera buscando a alguien que fuera más listo que él, diablos, ni siquiera necesitaba a alguien con la misma inteligencia, pero alguien cercano. Solo deseo poder encontrar a alguien a quien no creyera tan malditamente estúpido. Por supuesto que había abandonado esa búsqueda hace mucho tiempo.
El caso era que Ferb no era bueno para hacer amigos, y no se molestó en intentarlo. Estaba feliz por como iban las cosas. No le importaba que pensaran que era un imbécil. Estaba contento de que algunos fueran intimidados por él.
Ferb mantuvo la altura de 1.85, y tenía una complexión muscular. Sus hombros eran anchos, y parecía que podía defenderse en una pelea. Su nariz parecía que se había roto, dando la apariencia de solía pelear a menudo. Parecía más viejo. A sus dieciocho años parecía que podría pasar por lo menos de veintidós. Tenía el pelo un poco descuidado, y una sombra ligera de vello estaba en su rostro ya que no se había molestado en afeitarse esa mañana. Sus ojos azules eran de tonos muy oscuros, y siempre parecían intensos. Lucía aterrador para ser solo un chico de secundaria.
Llevaba una chaqueta de cuero marrón desgastada, con jeans azul oscuro y una camisa morada con un emblema de la bandera británica. Su oreja izquierda estaba llena de aros plateados, y traía unas botas negras.
Una vez que Ferb tomó su asiento, el Sr. Ray comenzó a enseñar sobre el sistema judicial. Él ya sabía todo sobre el sistema judicial y no se molestó en prestar mucha atención pasó su tiempo en clase leyendo "Catcher in the Rye", un libro que había leído varias veces.
Una vez que sonó la campana, Ferb se levanto con la esperanza de abandonar a Phineas e Isabella, pero está última lo intercepto de inmediato.
—Phineas tiene su próxima clase contigo, él te puede mostrar dónde está. Nos vemos luego, Ferb —dijo Isabella antes de volver a dirigirse hacia Phineas—. Adiós Phineas —dijo dándole un apretón a su mano.
—Adiós Izzie —dijo el pelirrojo con un gesto. Una vez que la chica de ojos azul rey se fue, Phineas se dirigió hacia Ferb.
—Por aquí —Ferb comenzó a caminar detrás de Phineas, apreciando que el pelirrojo no le dirigía la palabra. Una vez que llegaron al aula, ambos chicos entraron. Phineas se fue a su asiento, mientras Ferb se dirigió al escritorio donde estaba sentada una mujer mayor.
La mujer llevaba gafas rojas de un estilo algo antiguo, y su cabello que alguna vez fue de un reluciente rojo estaba canoso. Vestía una blusa blanca con volantes y una falda de color rosa claro. Ferb supuso que tendría sesenta y tantos años.
—¿Puedo ayudarle? —la mujer mayor preguntó. Su voz era aguda e hizo que Ferb quisiera estremecerse.
—Soy Ferb, soy nuevo —Ferb dijo mirando a la mujer.
—¿Y cuál es tu verdadero nombre? —la mujer preguntó, mirando por encima de las gafas.
—Ferb —dijo con ligera irritación.
—¿Es el diminutivo de algo? —la maestra preguntó como si pensara que Ferb era un idiota.
—Sí, así es —Ferb dijo lentamente, mientras asentía con la cabeza y sonreía.
—¿Y eso sería? —la mujer preguntó irritada.
—Un nombre por el cual no respondería —dijo convirtiendo su expresión facial en una mirada fulminante.
—No aceptaré ese tipo de conducta de un estudiante, joven —la maestra dijo con una mirada igual a la suya.
—Anotado —Ferb respondió.
—Bien. Ahora, ¿Cuál es tu nombre? —ella preguntó de nuevo.
—Ferb Fletcher —dijo sin humor en su tono de voz.
—¿Quieres ir a la oficina del director, joven? —la mujer preguntó con enojo.
—No, no creo —Ferb respondió con facilidad.
—Ve a sentarte, joven Fletcher —dijo con el rostro enrojecido de ira.
Ferb se encogió de hombros y se dio la vuelta. Caminando hacia un asiento desocupado en la parte posterior cuando la maestra lo detuvo.
—No, no en la parte de atrás. Está fila, todos retroceden un asiento. Estás al frente, Ferb —dijo, pronunciando su nombre como si fuera una maldición.
Ferb puso los ojos en blanco y se sentó, por pura casualidad, al frente de Phineas.
—Ahora, hoy, vamos a hablar sobre los informes de su libro —la mujer comenzó, antes de darse la vuelta para escribir en la pizarra.
—Es la Sra. Clearwater, ella puede ser un poco... temperamental —el chico sentado a su lado susurró.
Ferb dejó escapar un suave bufido. Él ya se había dado cuenta de eso.
—Soy Django Brown —ofreció su nombre, presentándose.
Ferb miró al chico sentado a su lado. Tenía el pelo largo, castaño y ojos color marrón oscuro. Su piel estaba bronceada. Apostaría cualquier cosa a que surfeaba.
Ferb solo asintió, feliz de saber los nombres de los profesores, pero sin querer conversar.
—Se puede hablar siempre y cuando ella esté de espaldas, es prácticamente sorda —el surfista le dijo, dando la bienvenida a Ferb para comenzar una conversación con él.
—Lo tendré en cuenta para la próxima vez que quiera hablar —Ferb sabía que estaba siendo cruel, pero de alguna manera todavía se encontraba sonriendo mientras el moreno fruncía el ceño y miraba hacia adelante.
Ferb se dio vuelta y se echó hacia atrás, escuchando a medias lo que la profesora tenía que decir.
—Ferb , ¿Cuántas palabras tiene que tener tú análisis del libro? —la señora Clearwater preguntó, la expresión de su rostro indicaba que creía que Ferb no podría responder la pregunta.
—De quinientas a ochocientas palabras, doble espaciado, fuente de doce puntos, Times New Roman —Ferb hablo sin problemas.
—Correcto —la mujer respondió como si le causara dolor.
Ferb pudo escuchar a Phineas tratando de contener una risita detrás de él. El resto de la clase la profesora no reparó en la presencia de Ferb, y tampoco lo hizo nadie más. El británico se la paso garabateando una imagen de un ornitorrinco. Fue bastante bueno en su opinión.
Una vez que sonó la campana, se levantó y se desperezó antes de salir del aula sin molestarse en preguntar si Phineas tenía clase con él otra vez. Si Ferb tenía suerte podría alejar a Phineas e Isabella antes de llegar al final de la semana, y tal vez la situación de Danville High School podía parecerse a la de su antigua escuela.
Miró su horario y vio que tenía clase de francés en el aula 310. Su clase de inglés estaba en el aula 209, así que solo tenía que caminar un poco. Empezó a caminar por el pasillo asegurándose de no mirar a los ojos a nadie. Podía ver que las personas lo miraban, lo que no era sorprendente. Era un rostro nuevo con cabellera verde y una presencia un tanto intimidante.
Una vez que encontró la clase correcta, entró y miró a su alrededor. Había carteles con palabras escritas en francés en la pared, así como algunos mapas que mostraban al país de Francia.
También había una chica con cabello negro y ondulante que lo saludaba desde la esquina izquierda de la sala. Quería ignorarla y sentarse en otro lugar, pero luego de una observación más profunda se dio cuenta de que estaba sentada al lado del único asiento vacío del salón.
Frunció el ceño, caminó hacia el asiento vacío y se sentó.
—Chicos, él es Ferb —dijo Isabella a los dos hombres—. Ferb, ellos son Buford y Baljeet.
El que Isabella señaló como Buford era un chico muy grande. Podría decirse que era alto, probablemente Ferb solo estaba una o dos pulgadas debajo de él. Su rostro tenía una mezcla de enojo y aburrimiento. Vestía una camiseta negra y jeans holgados. También llevaba una chaqueta escolar, aunque Ferb no vio ninguna letra en ella. Su cabello era castaño que contrastaba con su piel pálida.
El otro chico, Baljeet, era mucho más pequeño. Era flaco y mucho más bajo que el chico sentado a su lado. Ferb supuso que tenía la misma altura que Isabella, como 1.70. Tenía el pelo negro rizado y sus ojos era de un color marrón oscuro. Vestía una camisa azul de manga larga abotonada con un chaleco de argyle encima. También vestía pantalones caqui y un reloj plateado con el aspecto de ser caro.
—Si si lo que sea —Buford dijo moviendo una mano en dirección a Ferb como si le estuviera diciendo que se fuera. Ferb le sonrió con sorna. Ya podría decir que Buford era un imbécil, pero eso solo funcionaría a favor de Ferb.
—¡Buford! —Isabella gritó de una manera reprimida.
—¿Qué? —Buford preguntó como si estuviera desconcertado por el motivo por el cual le gritaban.
Suspiró Baljeet— Por favor, no le hagas caso a Buford, puede ser bastante grosero a veces. Lo que quiso decir es que es un placer conocerte —dijo el chico con un acento distintivo, supo de inmediato de que era hindú.
Ferb solo tarareó y asintió con la cabeza.
—No hablas mucho, ¿verdad? —el chico más grande preguntó.
—Solo si es necesario —Ferb le dijo al chico sentado frente a él.
—Bueno, tal vez nos llevemos bien después de todo —Buford dijo asintiendo a Ferb.
—Probablemente no —dijo Ferb frunciendo el ceño. No quería saber si se llevarían bien o no. Además, él podría adivinar que no lo harían. Buford parecía el tipo de persona que daba declaraciones sin sentido y ofensivas hasta llegar el punto de querer golpeado.
Isabella y Baljeet se rieron cuando Buford frunció el ceño. Ellos pensaron que estaba bromeando.
Ferb estaba a punto de informarles que él había hablando en serio, cuando la maestra entró a la sala.
Era una mujer más joven, probablemente estaba en sus últimos años veinte o principios de los treinta. Tenía el pelo corto y negro, y llevaba una boina. Vestía un suéter con cuello alto negro y un par de jeans azul oscuro. Ella sonrió alegremente mientras entraba al aula.
—¡Bonjour classe! —la mujer pronunció alegre mientras miraba a sus estudiantes. Hasta que sus ojos dieron con Ferb.
—¡Bonjour Sra. Daphne! —la clase habló en unísono.
—Je vois que nous avons un nouvel élève! Quel est votrenom? (¡Veo que tenemos un estudiante nuevo! ¿Cuál es su nombre?) —la maestra preguntó con un acento francés muy convincente.
—Espero que seas bueno en francés porque ella no habla nada de inglés —Ferb escuchó a Buford farfullar de nuevo hacia él.
—Ferb.
—Oh, tu es anglais! Comme c'est fascinant! ! Avez-vous déménagé d'Angleterre? (Oh, ¡eres inglés! ¡que fascinante! ¿Te mudaste de Inglaterra?) —la Sra. Daphne preguntó con entusiasmo.
—No, dans Winsplain (No, de Winsplain) —Ferb respondió simplemente.
—Oh, je vois! Vous, êtes très bon en français, oui? (¡Oh, ya veo! Eres bueno en francés ¿cierto?) —preguntó señalando con un dedo a Ferb con aprobación.
Ferb se encogió de hombros— Je vais bien (Estoy bien).
—J'aime votre modestie (Me encanta tu modestia) —dijo con una sonrisa antes de caminar hacia la pizarra para comenzar a escribir.
—Eso fue impresionante —Baljeet susurró a Isabella.
—Él podría ser tan bueno como Buford —Isabella dijo asintiendo.
—Oye, soy fluido —dijo señalando a sí mismo.
—J'ai entendu parler! (¡Los escucho hablar!) —la señora Daphne canturreo hacia la esquina del salón.
—Désolé (Lo siento) —Buford murmuró.
El resto de la clase la pasó escuchando a la Sra. Daphne enseñar sobre la conjugación de verbos más difíciles. Ferb realmente no le prestó mucha atención. No hablaba con fluidez como Buford había dicho que lo hacía, pero tenía una comprensión básica de muchos idiomas, incluido el francés. Realmente, pensó que la parte más difícil del lenguaje era corregir la pronunciación.
La clase duró media hora, y la profesora rara vez hablaba en inglés. Cuando la campana estaba a punto de sonar, termino la clase y empezó a dejar tarea. Justo cuando terminaba de decir en páginas estaba la tarea, sonó la campana.
—Adieu la classe! Avoir un bon repos de la journée! (¡Adiós clase! ¡Que el resto de su día sea bueno!) —la maestra de francés se despidió cuando los estudiantes se levantaron y caminaron hacia la puerta.
—Entonces, ¿Qué tienes como próxima clase, Ferb? —pregunto el chico hindú.
Ferb puso los ojos en blanco—. Sala de estudio —respondió antes de salir por la puerta rápidamente y dirigirse a la sala que ya había memorizado.
