¡TRADUCCIÓN!
— NOTAS DE LA TRADUCTORA —
*Advertencias*
Ninguna.
*Derechos de autor*
La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.
Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.
¡Apartamento Vacío!
Capítulo 17. Finalmente Viendo el Panorama
…
Lunes, 24 de febrero.
Cuando llegó el lunes, Ferb camino a la escuela igual que todos los días desde que se mudo a Danville. El ambiente se había vuelto un poco más cálido durante el fin de semana, pero aun traía su chaqueta de cuero marrón. Después de todo, todavía era febrero, y el aire frío todavía hacía cosquillas al peliverde. Aunque, no era tan malo como el clima de Inglaterra. Chelsea estaba helado hasta las pelotas en febrero, por no hablar de la lluvia.
Durante todo el fin de semana la paso pensando en solo una cosa, o más bien… en alguien.
Phineas Flynn.
Era tan extraño. Era un experto en ocultar sus emociones, un genio brillante y sagaz. Todo eso basándose en los bocetos que Ferb había visto en su pared.
Esos tres días se debatió mentalmente sobre si en verdad le importaba una mierda. Quería estar solo. Al fin estaba a punto de conseguir que los amigos de Phineas lo dejaran en paz. Estuvo a punto de romper el contacto.
Pero tenía curiosidad, Tenía mucha curiosidad.
Al igual que la mayoría de los seres humanos en el planeta, conocía la frase "la curiosidad mató al gato", pero nunca creyó vivirlo en carne propia. Ferb era el tipo de persona que solo se preocupaba por sus propios asuntos siempre que era posible. Se guardó para sí mismo. Pero también era el tipo de persona que vivía de armar rompecabezas.
Le encantaba juntar cosas y desarmarlas; saber como funcionaban. Por eso disfrutaba tanto de la mecánica. Le gustaba averiguar que hacían y luego hacer que hicieran otras cosas más.
Ese interés por lo general no se trasladaba a la gente. A Ferb no le gustaban las personas, y las personas no gustaban de él. Pero a veces solo las cosas suceden. A veces, podrías encontrar a alguien interesante en el camino.
Pasaron años desde que tuvo un problema igual.
Siempre trato de no relacionarse con los demás. Era problemático. Demasiado en realidad, porque había una delgada línea entre estar interesado y tener una preocupación real por alguien.
Y no, él no le importaba ni se preocuparía por Phineas Flynn. Eso no significaba que no sucedería lo contrario. Y eso si seria un dolor en el trasero.
Aun así, quería saber más. Phineas era interesante y eso no era algo que desaparecería hasta que Ferb lo averiguara. Una vez que entendiera al pelirrojo, la curiosidad cesaría, así de simple.
Tenía un mal presentimiento al respecto, pero eso nunca antes había detenido a Ferb. Iba a estudiar la cabeza de Phineas. Iba a explorar todo de él.
Llegó a la escuela un poco más tarde de lo habitual y cuando llegó a su casillero, el pasillo estaba casi vacío debido a que los demás se estaban retirando a sus aulas. Tiró su mochila en la taquilla, agarró las cosas que necesitaba antes de cerrarla y voltear para ir a clase.
Solo dio unos pasos antes de notar una cabellera pelirroja que se dirigía a él.
El adolescente más pequeño parecía que se apresuraba hacia su casillero y cuando se dio cuenta de que Ferb disminuyó un poco la velocidad.
—Hey… —dijo Phineas mientras pasaba a su lado para llegar a la taquilla. Ferb asintió y se volteó para ver al pelirrojo abrir el casillero. Phineas pareció un poco sorprendido de que el peliverde no siguiera caminando, pero no mencionó nada. En su lugar, decidió dar una explicación de su prisa—. Deje mi cuaderno de historia en mi casillero por accidente.
Nuevamente el otro solo asintió, y cuando Phineas cerró el locker, Ferb comenzó a caminar a clase con él. Fue extraño para ambos.
—Probé el soplete que me diste. Es genial —dijo mientras caminaban por el pasillo.
—Mm, no en la tubería, espero —respondió.
Ríe—. No, la plomería está intacta. Mi mamá está muy contenta de que esté arreglada —mencionó, sintiéndose cada vez más cómodo con la conversación.
—Mi papá se alegra de que tu mamá viva en la ciudad —sintió que no debería hablar de esa manera, pero aún así el otro se rio un poco.
—Es bastante fortuito —señaló antes de entrar a la clase de historia. La campana sonó un segundo después.
Los dos chicos tomaron asiento y poco después el Sr. Ray comenzó a impartir la clase.
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El día continuó con bastante normalidad, a lo que Ferb respecta. El asunto de Phineas no lo traía tan loco.
Todavía no quería ser amigo de él ni de ninguno de sus amigos; simplemente no estaba apartando al pelirrojo como solía hacer. Supuso que estaba siendo un poco más educado.
La llave estaba en balance. Y la mayor parte de ese balance incluía escuchar en lugar de tratar de desconectar a la gente. Fue una lucha ya que todavía no le importaba la mayor parte de lo que decían. Pero Ferb era un tipo observador cuando se lo propone.
Lo primero que pareció notar fue a Buford y Baljeet.
Tras su primera observación, habría dicho que eran dos personas que que habían juntado. Imagino que los chicos habían sido amigos de Phineas e/o Isabella antes de que estos empezaran a salir. Habría supuesto que los dos adolescentes pasaban tiempo juntos por sus amigos mutuos, no porque fueran amigos.
Su suposición desde que los conoció había sido que pasaban mucho tiempo juntos porque Phineas e Isabella siempre estaban buscando tiempo a solas.
Nunca hubiera adivinado que los dos chicos preferían la compañía del otro, pero después de un día de no ignorarlos se volvió obvio.
Siempre se sentía tan jodidamente estúpido cuando no notaba algo tan obvio. Incluso con el sintonizándolos, sintió que debería haberlo sabido. Era así de obvio.
Los dos habían estado discutiendo mientras lavaban los platos; Ferb todavía estaba guardando los ingredientes de su plato.
—Buford, por favor, asegúrate de sacar toda la comida de los platos. No tiene sentido lavarlos si no lo haces —reprendió al otro mientras secaba los platos y los amontonaba.
—Lo hago. Esta no es la primera vez que lavo platos —parecía molesto, pero empezó a lavar los platos más a fondo.
—Ok, solo estoy tratando de ayudar —dijo en el mismo tono de Buford.
—¿Quieres cambiar o que? —pregunto, levantando los brazos en el proceso.
—Si no te importa —respondió, solo para que le lanzaran un trapo unos segundos después—. ¡No tenías que aventarlo! —dice mientras cambia de lugar.
—Como sea. Solo lava los platos, nerd.
Si lo vieran a simple vista parecía una conversación típica, pero algunas partes sobresalían. Por un lado, Buford siempre se enfureció cuando tenía que secar los platos; eso era algo que Ferb no podía haber pasado por alto. Era más peculiar que Buford se hubiera ofrecido a cambiar.
Buford no era el tipo de persona que hacía cosas solo porque hacía feliz a otra, pero parecía que de vez en cuando lo hacía por Baljeet.
—Gracias por cambiar —murmullo, pero Ferb logró escucharlo a la perfección. Buford solo se encogió de hombros en respuesta como si no quisiera admitir que lo hizo.
Cuando Ferb terminó de guardar los últimos suministros, pensó que Buford y Baljeet estaban más cerca de lo habitual. Aun no eran interesantes, Buford seguía siendo un idiota ignorante y Baljeet un nerd cerebrito, pero algo que había notado.
La campana sonó justo cuando Buford había terminado de secar el último plato. Los tres chicos salieron del aula para almorzar.
—Entonces, Ferb, ¿Phineas y tú terminaron el proyecto de inglés?
El peliverde imagino que quería preguntarlo desde la clase de francés, pero era difícil hablar allí a menos que hablaras el idioma. Baljeet era muy bueno en francés en lo que respecta al entorno del aula, pero le costaba hablar en oraciones que eran relativas.
—Si, el viernes —respondió con facilidad.
—Ah, ¿el proyecto al que la Sra. Clearwater te envió a la oficina del director? —preguntó Buford.
—Ese mismo.
—Buford se alegra de no tenerla este año, habla de ser una bolsa —dijo Buford, hablando en tercera persona. Lo hacía muy a menudo.
—¡Buford! Es una maestra, por no mencionar que es una dama —el moreno lo reprendió.
—No sé de quien estás hablando, pero la Sra. Clearwater no es una dama —dice sacudiendo la cabeza.
Ferb estaba de acuerdo con él, pero no lo mencionó. Estaba empezando a tener dolor de cabeza.
Los tres muchachos fueron a la fila del almuerzo y consiguieron su comida. Ferb no necesitaba fumar, por lo que no se preocupó por conseguir comida portátil o rápida. Cogí un plato de sopa de tomate, dos sándwiches de queso a la plancha, una taza de gruta y una botella de Pepsi.
Dios, tenía hambre.
Buford y Baljeet parecían sorprendidos, pero no dijeron nada mientras se dirigían a su mesa.
Ferb se sentó e Isabella lo miró con sorpresa—. Hola Ferb —decidió no mencionar que el peliverde estaba actuando de manera extraña.
Bien, porque no estaba de humor para eso.
Él asintió con la cabeza en respuesta antes de comenzar a comer. Isabella sonrió mientras lo imitaba. Parecía feliz de que Ferb se hubiera unido a ellos. Eso o ella estaba feliz de que él no estuviera pasando su hora de almuerzo inhalando humo. Pero estaba seguro de que era uno de esos.
—Entonces, ¿Cómo estuvo la clase de economía doméstica? —pregunto la morena.
—El Sr. Anderson se vio nuevamente complacido con nuestro trabajo de hoy. Lo estamos haciendo muy bien —dice Baljeet feliz.
—Eso es increíble, Baljeet. Sigue así y obtendrás una "A" segura —dice siendo amable con el chico.
—¡Por supuesto que obtendré una "A"! ¡Nunca obtuve una "A"! ¿Por que no obtendría una "A" esta vez? —despotrico mientras alzaba los brazos al aire.
Isabella soltó una risita—. Lo siento, no lo dije de manera negativa.
—Creo que lo que quiso decir es que estábamos jodidos antes de que apareciera Polo de Frijol —dijo Buford mientras comía. Estaba prestando más atención a la pizza en su bandeja que a la conversación que traían entre manos.
Baljeet se burló, pero no estuvo en desacuerdo. Solo murmuró—. Es tu culpa de que necesitáramos ayuda.
Pero el otro no parecía estar escuchando. Phineas e Isabella se rieron. Era el primer ruido que había hecho Phineas desde que Ferb se unió al almuerzo con ellos.
—¿Qué tenían que hacer hoy chicos? —pregunto Phineas.
Se estaban dirigiendo a los tres, pero miraba a Ferb como si esperara ser quien respondiera.
—Pastel de carne —respondió el peliverde, pero no levantó la vista de su sopa.
—Me encanta el pastel de carne —le siguió el pelirrojo.
—Eso es porque tu mamá es increíble —dijo la morena con entusiasmo.
—¿No cantó Tiny Cowboy sobre pastel de carne en el festival en el que tu madre fue juez? —preguntó Buford habiéndose reincorporado a la conversación una vez que terminó su comida.
—Si. Si lo hicieron —respondió.
—Ellos también juzgaron, ¿no? —preguntó Isabella.
—Si —dijo asintiendo con la cabeza.
—¿No era Candace una gran fan de ellos? —pregunta nuevamente Buford.
—Por supuesto que recordarías a su banda favorita —el chico hindú lo mencionó como si recordarlo fuera un crimen.
—Bueno, para ser justos, su banda favorita es The Betty's —señaló Phineas—. Pero si, a ella también le gustan.
—¿Qué tan mayor es tu hermana que tu? —pregunto Ferb.
Phineas parecía encantado de que le hiciera preguntas.
—Casi seis. Ella está en su último semestre de universidad ahora —respondió con felicidad.
—Y luego tendrá la boda del siglo —dice la morena con una sonrisa.
—Y tener dos hijos llamados Xavier y Amanda —dijo Phineas mientras se reía. Luego se volvió para mirar a Ferb—. Mi hermana ha tenido todo planeado desde los dieciséis años.
El peliverde asintió. Estaba sorprendido de que las cosas iban según sus planes. En la experiencia de Ferb, los planes realizados desde la niñez no solían significar una mierda. Casi expresó esa opinión en voz alta; podría haberlo hecho si Isabella no hubiera hablado primero.
—Estoy feliz de que todo le esté saliendo bien. Jeremy y ella son perfectos juntos —mencionó la morena mientras enlazaba su mano derecha con la izquierda de Phineas.
—Ese es el nombre de su prometido —segundo Baljeet.
Ferb puso los ojos en blanco.
No jodas.
Las pistas del contexto habían sido suficientes para que él entendiera eso. ¿Baljeet pensó que era un idiota?
El dolor de cabeza de Ferb empeoró. Había pasado un tiempo desde que realmente escucho lo que otros tenían que decir.
—Creo que eso lo captó muy bien, Jeet —dijo Phineas con una sonrisa mostrando que no estaba tratando de burlarse del chico hindu.
—Oh, por supuesto. No estaba seguro de cuanto sabías sobre Candace. No pensé que le hubieras hablado mucho de ella —dice disculpándose.
—No, pero mencione a Candace cuando vino a trabajar en nuestro proyecto de inglés —le dijo a Baljeet.
La mano de Phineas se levantó de la mesa, pero la volvió a dejar abajo un segundo después. Nadie más que Ferb pareció darse cuenta.
—Nunca me dijiste como te fue —le recordó Isabella.
—Oh, estuvo bien. La obra se llama El Crisol —no sonó de manera diferente cuando lo dijo, pero se rascó el hombro.
—¿De qué trata? —preguntó Buford.
—Chicas adolescentes cachondas y mentirosas —respondió Ferb mientras terminaba el último bocado de su comida.
Isabella y Baljeet parecieron sorprendidos por su respuesta, pero Phineas solo se rio.
—Espero que no sea eso lo que escribiste —murmuró Baljeet en un tono preocupado.
—Palabra por maldita palabra —dijo con sarcasmo.
Buford y Phineas se rieron de eso.
—No, en realidad no escribimos eso. Y Buford, se trata de personas acusadas de ser brujas durante los juicios de Salem —explico el pelirrojo.
—Las personas acusadas con más frecuencia de ser brujas eran ancianas que vivían solas, a menudo con gatos —mencionó Ferb.
No fue hasta después de que lo dijo que se dio cuenta de que no era necesariamente relevante. Cuando se ponía a hablar, a menudo terminaba diciendo hechos al azar.
La mayoría del grupo lo miró fijamente esperando que fuera una broma.
—¿Estás llamando bruja a mi abuela? —dijo Buford entre dientes, enojado.
Phineas se rio—. No se refería a tu abuela, Buford. La gente en los juicios por brujería a menudo acusaba a otras personas de tomar el control de sus tierras. Hoy en día nos sentimos mal por robar tierras a mujeres mayores, pero en ese entonces la actitud era diferente —dijo de forma divertida.
—Como sea. La abuela Van Stomm no es una bruja —dijo con severidad.
—Y nadie la llamaría así. Es una dama muy agradable —mencionó Isabella tratando de calmarlo.
Ferb sintió que fue por la gracia de Dios que sonó la campana, dando fin al almuerzo. Estaba más que dispuesto a alejarse del grupo.
Tiró su basura sin decir una palabra. Sabía que Phineas lo vio hacerlo.
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Fue un absoluto placer tener física después del periodo de almuerzo que tuvo. La física siempre fue sencilla para Ferb. Bueno, la mayoría de las cosas le eran sencillas para el joven británico, pero sin duda esta materia lo era más. Debido a que era su tema favorito.
El Sr. Harvey todavía estaba contento con dejar que Ferb leyera en clase. Dado que en su última prueba le fue bien, borró cualquier duda que el hombre tuviera acerca de que el peliverde conocía el material. El profesor era un hombre relajado aunque un poco sarcástico con un ingenio rápido. No le importaba mucho lo que hicieran los demás, pero si alguien necesitaba ayuda, estaba más que dispuesto a hacerlo. El mayor problema del hombre era su voz monótona. La gente a menudo dormía en su clase.
—Hoy vamos a hacer un laboratorio —dijo Harvey antes de comenzar a escribir en la pizarra—. Está en la página 82. Debes trabajar en grupos de dos. Si necesitas ayuda o tienes preguntas, estaré caminando.
Ferb gimió por dentro. Odiaba los proyectos grupales. Elegir a su pareja no ayudó en nada. No era como si fuera amigo de alguno de ellos. Pero había diez chicos en la clase y todos estaban presentes, por lo que tendría que trabajar con alguien.
Los chicos comenzaron a levantarse y dirigirse a las mesas del laboratorio. Ferb se levanto y miro a su alrededor para ver con que estudiante estaría trabajando.
Gretchen se acercó a él antes de que tuviera la oportunidad de mirar todas las mesas.
—Somos los últimos —habló la pelirroja, aunque no parecía que eso la molestara. Estaba hecho.
—Bien —dijo mientras se dirigían a una estación de laboratorio. Una vez que se sentaron, ambos abrieron sus libros.
—Si haces el experimento de la semilla de trigo germinado, yo haré el no germinado —sugirió Gretchen. Ferb ya había terminado de leer la práctica.
Ferb asintió en respuesta mientras iba a buscar los suministros.
El experimento fue sencillo. Solo tenían que ver como las semillas de trigo germinadas pasaban por la respiración celular. Las semillas de trigo no germinadas estaban en control.
Ferb ya sabía que la respuesta era sí. Por supuesto que pasaban por la respiración celular. Ni siquiera sabía porque estaban haciendo el experimento. Era más biología que física.
Gretchen y él prepararon el experimento en poco tiempo para después volver a sentarse, y esperar a que ocurriera la reacción. Mientras esperaban, el peliverde comenzó a completar las respuestas a las preguntas en su libro de laboratorio. Ya sabía lo que pasaría y por que, así que no era gran cosa.
Gretchen lo observó durante un rato antes de sacar su cuaderno y empezar a escribir las respuestas con cuidado.
Ninguno de los dos hablaba mientras escribían. Un par de minutos después, el experimento demostró que todas las respuestas eran correctas. Mientras observaban el experimento final, el Sr. Harvey se acercó.
—Veo que ya terminaron con el experimento y el laboratorio —dijo el profesor mientras miraba los papeles con una sonrisa. Ferb no podía adivinar si estaba impresionado con su trabajo o divertido porque pensaba que estaban haciendo trampa.
—Si, así es —mencionó la pelirroja con una sonrisa.
El Sr. Harvey negó con la cabeza, pero se alejó sonriendo.
Después de que se fue, Ferb y Gretchen comenzaron a guardar los suministros. Fueron la primera pareja en terminar. Una vez guardado, se sentaron de nuevo en su mesa de laboratorio.
—¿Has hecho este experimento antes en tu antigua escuela? —preguntó Gretchen mientras cerraba su libro.
—No —respondió Ferb, cerrando de igual forma su cuaderno—. Es sentido común.
Gretchen miró a su alrededor para ver si alguien lo había escuchado, pero ya estaba sonriendo como si estuviera de acuerdo.
Cuando dejó la clase, ambos habían terminado quince minutos antes.
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Cuando Ferb entró a la clase de matemáticas, su dolor de cabeza había desaparecido. Lo bueno de hacer la práctica de física es que no tuvo que escuchar al Sr. Harvey. Además, Gretchen estuvo callada todo ese tiempo.
Tomó asiento en la clase de matemáticas; Phineas y Baljeet ya estaban sentados allí hablando sobre la clase de hoy.
—Estudié anoche e hice muchos problemas matemáticos —le estaba diciendo Baljeet al pelirrojo—. ¡Hola, Ferb! ¿Estudiaste para el examen de matemáticas? —pregunto al verlo llegar.
—No —respondió con facilidad. No recordaba la última vez que estudio algo.
—Oh, ¿no lo hiciste? ¿Estás preocupado? —preguntó el moreno, inquieto.
—No, son solo matemáticas.
Las matemáticas solo involucran fórmulas simples. Fue incluso más fácil que la física.
El comentario hizo que el rostro de Baljeet se contrajera de horror—. ¿Solo matemáticas?
Phineas trató de ocultar su risa.
—Si, son solo eso —dijo, sin importarle si había ofendido al adolescente hindú.
Phineas palmeo el hombro de Baljeet tratando de animarlo.
Un segundo después, el señor Richardson dio a conocer su presencia.
—Hola chicos. Voy a pasar los exámenes y las calculadoras. Tienen toda la clase, así que tómense su tiempo para responder las preguntas. ¡Buena suerte a todos! —dijo antes de empezar a repartir los papeles.
Una vez conseguido el examen y la calculadora, resolvió con rapidez los problemas. Rara vez usaba la calculadora, pero la tenía abierta. Solo le tomó siete minutos completar la prueba, así que se dirigió al escritorio del Sr. Richardson para entregar su trabajo.
—¿Tienes una pregunta? —preguntó el profesor. No le hacían preguntas a menudo.
—No, he terminado —mencionó mientras le indicaba al maestro que tomara los papeles.
—¿Está seguro de que ya ha terminado, Sr. Fletcher? —pregunto esperando a que el muchacho lo reconsiderara.
—Si —dijo dejando caer el papel en el escritorio y regresando a su asiento. No iba a fingir que necesitaba más tiempo de lo estimado.
Ferb se sentó y apoyó la cabeza entre las manos. Había terminado el último libro que había estado leyendo en la sala de estudio.
Dejó que sus ojos vagaran por la habitación. Primero aterrizaron en Baljeet. El adolescente hindú tecleaba frenético la calculadora y se aseguraba de anotar cada paso que daba. El propio Ferb apenas escribió algo del procedimiento. Si el maestro no averiguo como resolvió el problema, entonces el maestro no era tan bueno.
Luego miro a Phineas.
Le tomó un poco de tiempo darse cuenta de lo que estaba haciendo el pelirrojo, pero una vez que lo hizo, se rio por dentro.
Phineas estaba resolviendo cada problema en su cabeza antes de apuntar la respuesta. La calculadora del pelirrojo estaba abierta, pero ni siquiera estaba encendida. Observo como miraba cada problema, escribía la respuesta al final del espacio en blanco y luego completaba el procedimiento que había hecho en su cabeza.
Si tan solo hubiera imitado el proceder de Ferb, ya estaría terminando.
Phineas escribía con lentitud, como si supiera que terminará más rápido que los demás. Eso hizo que se preguntara porque le importaba. Quizás no quería tratar con el Sr. Richardson, o quizás no quería superar a Baljeet. De cualquier manera, más información que apilar sobre Phineas.
Observó por un rato. El pelirrojo logró terminar su prueba antes que los demás a pesar de su lentitud.
Lo vio dibujar una nave espacial en la esquina de su prueba. No dejó de garabatear cuando Baljeet se levantó para entregar su examen. Incluso continuó después de que el chico volviera a su asiento.
Unos minutos más tarde, cuando los demás hicieron lo mismo, Phineas borró su dibujo. Se levantó y entregó sus hojas. El Sr. Richardson le sonrió mientras lo entregaba, y al sentarse de nuevo, Baljeet le dedicó otra sonrisa. El pelirrojo se la devolvió, pero al segundo que Baljeet volteo la cabeza, su expresión cambió. Miro hacia arriba y fue cuando noto que Ferb lo estaba mirando.
Phineas forzó una pequeña sonrisa, pero el peliverde solo se encogió de hombros. Estaba muy lejos de juzgar a Phineas por verse alterado y agotado.
Phineas en ese momento pareció saber con exactitud lo que estaba pensando Ferb y asintió en respuesta. Luego sacó una hoja de papel y apoyó la cabeza en sus brazos —que estaban sobre el escritorio—, antes de comenzar a garabatear.
Fue solo unos segundos después cuando Phineas mostró un dibujo de un ornitorrinco. Ferb lo miró, pero no hizo ninguna expresión facial. No parecía que le importara, el pelirrojo estaba feliz de que al menos se hubiera molestado en mirar.
Ferb no quería reconocer el hecho de que probablemente eran los únicos chicos en la escuela que garabateaba ornitorrincos cuando estaban aburridos.
— NOTAS DE LA TRADUCTORA —
Un nuevo capítulo traducido. No olviden visitar la historia original.
Besos y abrazos, mis amores.
Historia Original:
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