NOTAS DE LA TRADUCTORA —

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


Apartamento vacío

Capítulo 21. Distráeme de las mentiras que tejo

...

Ferb salió del salón de clases sin pensarlo. Ha pasado todo el periodo trabajando en su proyecto de collage. Solo había traído pocas revistas, pero eso no importaba. Terminó intercambiando imágenes con Phineas todo el tiempo.

Tal vez debió haberse sorprendido lo bien que sus revistas parecían encajar con los intereses del pelirrojo, pero no fue así. Podía tener una ligera compresión de lo que le gustaba a Phineas pero no entendía su razonamiento.

No estaba ciego ante el hecho de que el proyecto de arte le molestaba al más chico, pero no sabia porque.

A él no le importaba mucho, era fácil y podía usar lo que quisiera para expresarse. No entendía que tenía tan molesto a Phineas. Tampoco entendía porque se calmó cuando comenzó a hacer intercambios con él.

No pensó en Phineas mientras caminaba hacia su casillero. Por el momento, sus datos no eran concluyentes y pensar más en ello solo servirá molestarlo. No le gustaba no entender las cosas y ciertamente no estaba acostumbrado.

Cuando llegó a su casillero, vio una cabellera oscura. Sin duda alguna, debía ser Isabella.

Isabella era una de las personas más agradables que había conocido. Su amabilidad con todos era genuina y casi siempre tenía una sonrisa en el rostro. Por supuesto, toda su personalidad no se limitaba a ser amable.

Era difícil pasar por alto a la gente hablando de Isabella una vez que decidió empezar a escuchar; ella estaba involucrada en casi todo. Fue directora del periodico escolar, una hábil voleibolista, miembro del personal del anuario y coro de la escuela, del club de francés y presidenta de la clase junior.

Ella estaba en todas partes. Sin mencionar que parecía manejar todo a la perfección. Era una líder natural, pero siempre estaba abierta a las opiniones de los demás. Era inteligente, en lo que Ferb consideraba normal. Agradable, bonita y valiente.

En pocas palabras, ella era un acto de clase.

Ferb todavía no se preocupaba por ella, aunque la verdad nunca se había preocupado por alguien de esa escuela secundaria, pero ella se fue por el camino equivocado. Era demasiado agradable para su gusto ya que se había tomado como desafío el hacer una amistad con él. Obstinada era otra palabra que utilizaría para describirla.

—Hola Ferb —lo saludo cuando abrió su casillero. Él asintió en respuesta.

Agarro su chaqueta de cuero negro, todavía con el olor a humo, y se la puso. Había demasiados alumnos en el pasillo para que alguien se diera cuenta de donde venía el olor.

—Entonces, ¿escuche que hubo algunos problemas en la clase de matemáticas? —la azabache trajo el asunto a colación.

—La palabra viaja rápido —respondió mientras se echaba la mochila al hombro.

—Es la escuela secundaria —señaló—. Sin mencionar que están hablando con una de las mejores periodistas de la escuela.

—¿Periodista o chismosa? —pregunto sin más.

—Tienes que filtrar las mentiras para encontrar la verdad —dijo con una sonrisa. Parecía disfrutar hablando con él.

—Supongo que sí —dijo mientras se preparaba para irse. Se giró sólo para estar pecho a pecho contra Phineas.

—Hey… —hablo con absoluta calma.

Ferb solo lo observo en silencio.

—Hola Phineas —saludo mientras se movía para pararse al lado de Ferb.

—Hola Isabella —respondió con una sonrisa.

—Me preguntaba si querías venir. Todos recibieron sus historias a principios de esta semana y Gretchen dijo que ella podría manejar la edición esta noche —mencionó aquello muy emocionada.

Phineas parecía un poco preocupado.

Ferb quería irse, así que dio un paso hacia atrás para rodear a Isabella.

—Lo siento, necesito trabajar en el proyecto de arte que asignó la señorita Mulberry. Estoy muy atrasado —menciona con el ceño fruncido.

Exagerado, piensa Ferb.

—Oh, no sabia que estabas atrasado —dijo entrando en modo novia cariñosa—. ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

—No, en realidad no —dijo mientras metía la mano izquierda profundamente en el bolsillo.

Ferb comenzó a caminar alrededor de ellos. Era obvio que el pelirrojo no quería pasar tiempo con Isabella.

—No me lo imaginaba. El arte no es mi punto fuerte como lo es para ti —lo felicitó.

—Bueno, sin embargo, sería bueno tener algo de ayuda —hablo más rápido de lo que creyó.

Oh no, el peliverde sabía lo que vendría después.

—Bueno, ¿Qué hay de Ferb? —la morena logro formular la pregunta antes de que el mencionado pudiera salir del alcance del oído.

Sin remedio, se dio la vuelta para observarlos.

—Solo si no estás ocupado —dijo Phineas dirigiéndose a el.

Ferb sabía que el contrario había llevado la conversación hasta ese punto. El pelirrojo quería que Isabella sacará el tema porque sabía que el más alto diría que no si le preguntaba directamente. Quería preguntarle a Phineas si realmente pensaba que estaba siendo astuto. Engañar a su novia ignorante al parecer no era un verdadero desafío. Además, no se trataba de quién preguntaba, se trataba de dejar claro los límites.

Ellos no son amigos.

Por supuesto, tenía curiosidad. Quería saber el motivo del engaño hacia esa pobre ignorante. Quería saber porque de la insistencia de estar cerca del peliverde. No tendría sexo de nuevo, pero eso no era precisamente lo que buscaba el otro.

Al final, la curiosidad triunfó.

—Lo que sea —mencionó encogiéndose de hombros. Esperaba que la mirada que le estaba dando al pelirrojo dejará claro que estaba muy consciente de su juego.

—Super —dijo Isabella con una sonrisa dirigida a Ferb. Luego volvió hacia Phineas—. Si terminan temprano, no dudes en venir a verme, ¿de acuerdo? —dijo antes de plantarle un beso en la mejilla.

—Si, claro —respondió con felicidad—. En verdad lo siento, me quedé atascado en esto.

—Está bien, estoy segura que a Holly le hará falta un poco de compañía —mencionó de forma alegre mientras señalaba a la chica en cuestión que se dirigía a la salida por casualidad—. ¡Los veré luego muchachos! —exclamó antes de ir con su amiga y ponerse al día.

—Adiós Izzie —respondió con un ademán de mano. Ferb no dijo nada.

Una vez que se fue, Phineas dirigió su mirada al peliverde el cual solo sacudió ligeramente la cabeza antes de comenzar a caminar por el pasillo. Con rapidez el pelirrojo metió sus libros en el casillero antes de seguirlo.

Ninguno de los dos dijo algo hasta que estuvieron a una distancia considerable de la escuela.

—¿Así que necesitas mi ayuda para pegar imágenes en una hoja de papel? —preguntó Ferb, aunque era obvio para ambos que tal pregunta no necesitaba respuesta.

—Eh, no exactamente… —el otro respondió mirando a la acera.

—Solo quería dejar en claro que no soy estúpido para creer algo así —mencionó mientras giraba un poco los ojos.

—Lo lamento… —al fin dijo mientras miraba a Ferb a la cara.

El contrario solo se encogió de hombros—. No necesitas ayuda, ¿querías alejarte de Isabella?

—Eso no es… Bueno, solo quería una distracción —terminó sin convicción.

—¿Y ella no puede distraerte?

—No, supongo no —respondió con un suspiro, como si le doliera admitirlo.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó Ferb. Su voz estaba vacía de emoción al igual que su rostro.

—Se que no somos amigos —hablo con voz baja—. Pero eso es bueno, porque en este momento no quiero estar cerca de ninguno de los míos. No quiero estar solo, pero tampoco quiero estar con ellos. Solo… necesito a alguien

Ferb lo miró y se encogió de hombros—. Solo creó alrededor del cincuenta por ciento de eso —respondió con honestidad.

Phineas no respondió mientras continuaban caminando.

—Pero realmente no me importa si me mientes.

El pelirrojo se rio de manera entrecortada, sonaba triste—. Miento demasiado.

—Eso no me sorprende —respondió. No había juicio en su voz; bien podría haber dicho que la hierba era verde.

—¿Así que te parece bien pasar el rato?

—En la escuela dije que te ayudaría con el proyecto —se encogió de hombros—. Solo asegúrate de tomar esto por lo que es.

—Captado —dijo con un ligero asentimiento.

Ferb no pudo evitar sentir que algo había cambiado.