¡Hola a todos! Esta historia solía llamarse "Amor Inesperado", no me pregunten por qué le coloqué un nombre con tan poco estilo porque no tengo idea... Hace un par de años pensaba de una manera distinta a la de ahora y a la vez, era una escritora inexperta tanto escribiendo Fanfictions como en esta página. No puedo decir que ahora iguale a mis escritores favoritos pero me gusta pensar que ahora tengo más experiencia para reformar esta obra hasta pulirla y dejarla brillante. Por eso eliminé los 21 capítulos que tenía, por eso cambié el nombre, por eso la estoy reescribiendo. A ti lector que no tenías idea de la antigua historia "Amor Inesperado" ¡felicidades! Tus ojos no sangraron por mis imperdonables errores ortográficos y mis cliché. Y si tú, entrañable lector que me sigues desde el inicio de mis tiempos estás aquí y aún crees en mi talento, ¡Gracias! Y espero esta vez, sorprenderte con está nueva adaptación...

Disclaimer: Los libros de How To Train Your Dragon no me pertenecen, su creadora es Cressida Cowell y más tarde Dreamworks la adaptó en unas impresionantes películas y series. Yo solo utilizo los personajes por diversión, en un universo paralelo y moderno. También quiero dar créditos al creador o creadora de la hermosa imagen que uso para identificar la historia.

Enjoy


Capitulo 1:

Los Ángeles, Estados Unidos. Casa de los Hofferson 07:21 A. M.

Era sábado y Astrid aún dormía entre el montón de almohadas de su cama. Los cálidos rayos de Sol que se filtraban por la ventana de su habitación le alumbraban fastidiosamente el rostro pero no quería levantarse a correr las cortinas, así que escondió su cara bajo la almohada pero su teléfono que estaba allí vibró y la volvió a despertar. Ella apartó el cojín de un tirón y lo tomó, tenía al menos 25 mensajes. Todos eran de felicitación por su décimo noveno cumpleaño, ella sonrió y su creciente mal humor se disipó dando paso a la ilusión. Era un día muy importante y tenía muchas cosas que hacer.

Se levantó animada y luego de haberse duchado, y arreglado, la chica bajó la escaleras para ir a desayunar pero se detuvo en seco antes de entrar al comedor porque escuchó a sus padres hablando algo airados, Astrid se acercó lentamente y de forma silenciosa con la intención de escuchar algo de la conversación.

— Erin, los Haddock nos están pidiendo que cumplamos con el trato, ya Astrid tiene 19 años —Habló su padre con un tono de voz fuerte, inusual en é

— Lo sé, pero pienso que nunca debimos hacer ese trato... —Contestó ella con pesar

— Lo hicimos para que en un futuro la empresa no estuviera en problemas —argumentó

— Eso lo entiendo pero, ¿qué crees que piense Astrid, Hans? —comentó de repente ella— Nunca la tomamos en cuenta y eso fue egoísta

Antes de que su padre pudiera responder, Astrid irrumpió en la habitación aparentando no haber escuchado nada y con una sonrisa, ambos adultos la miraron y cambiaron sus caras de angustia por unas sonrisas que a la joven le parecieron más bien muecas. Lo que sea que ambos estaban escondiendo era muy malo.

— ¡Cariño, feliz cumpleaños! —exclamó Erin acercándose para darle un abrazo

— Gracias, mamá —respondió esbozando una falsa sonrisa, su buen humor la había abandonado dando paso a cruda preocupación

— Feliz cumpleaños, princesa —expresó Hans y la abrazo con fuerza

— Gracias…

Astrid tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas y dotes teatrales para fingir que todo estaba de maravilla y su cumpleaños la emocionaba. Hubiesen dado resultado si sus padres no hubiesen estado todo el desayuno intercambiando miradas culpables que la preocupaban cada vez más, algo estaba jodidamente mal y tenía que ver con ella, tenía que descubrir lo que pasaba porque no estaría tranquila nunca. ¿De qué trato estaban hablando y quiénes eran los Haddock?

Londres, Inglaterra. Departamento de Heather. 01:08 P. M.

— ¡Espera! ¿Quieres que vaya a Los Ángeles esta semana? —exclamó Hiccup confundido— ¿Por qué?

— No es algo que deba decírtelo en una llamada —dijo Stoick— Tenemos que hablar en persona

— Papá, llegué hace tres días a Londres y ¿pretendes que me vaya tan rápido? —habló el chico pellizcándose el puente de la nariz— ¡Me hubieses dicho esto cuando aún estaba en New York! ¡Cuando aún estaba en el país!

— Hiccup, no estoy de humor para mantener esta conversación. Quiero vengas a Los Ángeles mañana mismo si es posible —ordenó el hombre

— Papá existen las videos llamadas, si les hago tanta falta podemos concretar una... —sugirió Hiccup

— Te he dicho que tiene que ser en persona, ¿es que acaso no me escuchas?

— ¡Qué excentricidad la tuya al querer que gaste dinero en un boleto de avión con destino a Los Ángeles cuando acabo de llegar, no somos la maldita Taylor Swift!

— ¡Hiccup Haddock, ten más respeto! —tronó Stoick con un creciente mal humor

— ¡Los niños se mueren de hambre porque no tienen dinero y nosotros lo desperdiciamos!

— Tienes dos días para llegar aquí, te espero —sentenció Stoick con voz fría y cortó la llamada

Hiccup miro su teléfono y se lanzó a la cama mientras se llevaba las manos a la cabeza soltando un gruñido de frustración, su pequeño gato negro se subió con él y comenzó a restregarse contra su pierna.

— Así es, Toothless. Nos vamos a Los Ángeles —profirió acariciando a su mascota que ronroneó complacido— El viejo parece estar perdiendo la cordura, no veo qué cosa puede ser tan urgente como para hacerme abandonar todo. ¡Son mis vacaciones! Estudié como un loco en New York, tú mismo lo sabes, me merezco al menos unas dos semanas con mi novia, ¿no crees?

Hiccup se levantó de la cama y fue hasta la pequeña nevera que tenía el apartamento de Heather y sacó una botella de agua. Toothless lo siguió y comenzó a pasearse entre las piernas de su amo.

— A Heather no le gustará nada... —habló él y se frotó los ojos

— ¿Qué es lo que no va a gustarme? —preguntó ella entrando al apartamento con bolsas de comida china en cada mano

— ¡Ah! Hola, querida... —dijo Hiccup con nerviosismo

— ¿Qué está pasando, Hiccup? —volvió a preguntar ella enarcando una ceja mientras dejaba los envases de comida sobre la encimera de la pequeña cocina

— Pues... Mi padre quiere que vaya a casa cuanto antes —soltó él afligido— Lo siento

— ¡Pero acabas de llegar! Se supone que estarías conmigo todo el verano —replicó Heather disgustada

— Lo sé... Y realmente lo siento pero ya sabes cómo es mi padre —dijo el chico con frustración

— Hiccup he sido muy paciente. Vivimos en países diferentes y he tenido que conformarme con verte solo un par de veces al año He estado esperándote mucho tiempo y no quiero dejarte ir tan pronto

— Heather...

— ¡Pensé que en estas vacaciones podríamos disfrutar más tiempo juntos! —exclamó Heather desilusionada

— Créeme yo también estaba muy ilusionado por estos días contigo —dijo Hiccup acomodándole un mechón de cabello a su novia

— Como sea, hablaremos cuando vuelvas a tener tiempo —espetó Heather separándose de su novio

— Oye, no me rechaces. Sabes que no es mí culpa —masculló él y la abrazó por la cintura

— No tendrás nada de mí hoy —replicó ella evitando mirar al chico

— ¿Ni siquiera si te digo que se me acaba de ocurrir una manera para no separarnos? —inquirió él con una sonrisa de lado

— ¿Qué idea?

— Ven a Los Ángeles conmigo

— Sabes que no puedo, no tengo dinero para costearme el viaje ahora —respondió e intentó zafarse pero él la abrazó más fuerte

— Yo pagaré todo, solo ven conmigo

— No estoy segura

— Si no vienes entonces te perderás de mis besos —murmuró él y estampó sus labios contra los de ella— ¿Realmente estás dispuesta a perder esto?

— Eso no es justo —contestó ella con diversión e Hiccup volvió a besarla

— No es justo que te pierdas de esto y otras cosas que podríamos hacer —argumentó el joven paseando sus manos por las curvas de su novia

— ¿Qué cosas? —inquirió con fingida inocencia

— Dime que sí y te las enseño —Heather echó la cabeza hacia atrás y comenzó a reír

— Puede más mi curiosidad

— ¿Eso es un sí? —preguntó Hiccup

Heather lo besó con fuerza aferrándose a su novio y eso fue toda la respuesta que Hiccup necesitó.

Los Ángeles, Estados Unidos. Hotel de los Thompson. 03:49 P. M.

Astrid estaba en uno de los hoteles a la orilla de la playa de la familia de su amigo Patapez, personas se paseaban delante de ella apresurados pues estaban terminando los preparativos para su fiesta. Para su decimonoveno cumpleaños había escogido el área de las piscinas para celebrarlo y la decoración estaba casi lista, también había una tarima enorme sobre la alberca más grande donde se presentarían algunos artistas famosos. Sabía que todo estaba costando mucho dinero pero su extravagante fiesta serviría para recoger dinero y así ayudar a una fundación de mujeres maltratadas. Se sintió satisfecha de cómo estaba quedando todo y con una sonrisa genuina se sentó a disfrutar de una limonada.

— ¡Vaya, pero si es la Reina de la Fiesta! —exclamó el recién llegado y Astrid saltó de la emoción

— ¡Dave! —profirió ella abrazándolo

— Feliz cumpleaños, bonita —dijo el chicho rubio tendiéndole un sobre

— Gracias —contestó

Astrid abrió el regalo y dentro se encontraba un cheque con una ingente cantidad de dinero. Una cuantiosa donación para la fundación y sus víctimas.

— ¡Oh, Dave! ¡Gracias, gracias, gracias! —chilló ella emocionada y él sonrió complacido

— Agradéceme dándome un beso ¿sí?

Astrid no tuvo que pensarlo dos veces y poniéndose de puntillas alcanzó los labios de su novio.


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Actualizado: 15/05/24