— NOTAS DE LA TRADUCTORA —

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


Apartamento vacío

Capítulo 30. Obligado a cerrar la puerta

—¿Crees que Baljeet estaba actuando raro hoy? —Isabella le preguntó a Phineas desde su lugar a su lado en la cama.

Era la primera vez en algunas semanas que Isabella caminaba a casa con él. La primera vez en bastante tiempo que Phineas no caminaba a casa con Ferb.

—Tal vez un poco —respondió mientras tocaba algunas notas en su guitarra. Había estado trabajando en una nueva canción, aunque todo lo que tenía en ese momento eran unos pocos acordes.

—En especial actuó muy raro alrededor de Buford —señaló.

Phineas era bastante observador; trato de mantener vigilancia constante con sus amigos y asegurarse de que todo iba bien. Sin embargo, realmente no había notado nada tan extraño. En todo caso, Baljeet y Buford parecían llevarse muy bien. Por supuesto, eso era inusual en ellos.

—¿Quieres decir que Buford y él estaban en buenos términos?

Isabella rio.

—Supongo que también eso fue extraño. Pero estaba hablando de como Baljeet estaba un poco… No sé… ¿Inquieto, tal vez? Como si hubiera momentos en los que no miraba a nadie a los ojos. Parecía que intentaba esconder algo —explicó.

Phineas asintió mientras pensaba en ello. Isabella era realmente una periodista despiadada. Es probable que sea la mejor observadora que haya conocido. Por eso siempre tenía tanto miedo a su alrededor. Si ella incluso pensara que algo andaba mal con él, sería capaz de resolverlo todo. Lo único mantenía a salvo era la cantidad de confianza que ella tenía en él.

Y ese conocimiento hizo que Phineas se sintiera horrible.

—No me di cuenta, pero si tú lo notaste es probable que si suceda algo —mencionó.

—Puede que no sea nada. Aunque escuche que se saltaron el cuarto periodo juntos.

Phineas apartó la mirada de su guitarra para verla.

—¿Baljeet faltó a clase? —pregunto sorprendido. Baljeet nunca faltaba. Incluso si estaba enfermo, siempre se presentaba a clase.

—Mm hum. Katie me pregunto porque no estaban alli, y dado que ambos estaban en Economía Doméstica con Ferb, supongo que faltaron.

—Vaya, eso es raro… —respondió Phineas, haciendo una pausa—. ¿Qué crees que estaban haciendo?

—Bueno, se llevan muy bien, así que tal vez solo estaban poniéndose al día a solas —adivino, poniéndose incómoda cerca del final de la oración.

Hablar de la relación entre Buford y Baljeet siempre fue incómodo. Ninguno de los dos había dicho algo sobre estar juntos, pero era la cuestión de todos los días. Discutían como un viejo matrimonio, pero la tensión era palpable.

Ocultarlo nunca fue una opción; la escandalosa cantidad de celos que ambos mostraban cada vez que el otro estaba involucrado con otra persona eran inimaginables. Cuando Baljeet había salido brevemente con Ginger durante el primer año, Buford colapsó. Estuvo amargado hasta que Baljeet la dejó. Luego estaba la forma en que Buford actuaba cada vez que Mishti estaba de visita. Mishti era una chica muy agradable, pero sin importar lo que dijera o hiciese, él dejó muy claro su desagrado. Sin embargo, la chica actuaba como si no se diera cuenta.

Y la manera en la que actuaba Baljeet cada vez que Buford mencionaba a una chica. Ya fuera Milly, de quien el bravucón parecía obtener todos sus chismes; o Candace, de quien Isabella teorizó que Buford estuvo enamorado en la infancia. Baljeet odiaba escuchar sobre ellas.

Para cualquiera fue difícil determinar aquella relación tan curiosa. Nadie tuvo la valentía de preguntarle a Buford sobre ello por temor a como reaccionaría; y tampoco le preguntaron a Baljeet desde que se enteraron de su situación de matrimonio arreglado con Mishti.

Era muy incómodo.

—Bueno, supongo que eso es bueno. Siempre parecen más felices cuando tienen tiempo para ellos mismos —dijo Phineas mientras frotaba su hombro con una mano, mientras sostenía su guitarra con la otra.

—Hablando de ser más feliz con un tiempo a solas, me alegro de que finalmente tengamos algo de eso. Extrañaba esto —habló Isabella mientras movía una mano para tocar la rodilla de Phineas.

Phineas forzó una sonrisa mientras la miraba a los ojos.

Isabella era una chica impresionante. Siempre tenía muchas maneras de sorprenderlo sin siquiera intentarlo, y era genial tenerla cerca. Pero sin importar lo que ella hiciera, él nunca pudo verla de la forma que necesitaba.

—Si, ha pasado demasiado tiempo.

—Entonces, ¿en que estás trabajando? —preguntó la morena señalando la guitarra y quitando la mano de su rodilla.

—Oh, no lo sé todavía. Hasta ahora son solo algunos acordes. ¿Quieres escuchar lo que tengo hasta ahora? —preguntó, sintiéndose más cómodo hablando de música.

—Por supuesto —respondió con alegría mientras se movía para sentarse al estilo indio en la cama frente a Phineas.

Phineas sonrió antes de comenzar a tocar la canción en la que estaba trabajando. Tocó durante unos minutos antes de girarse para mirar a Isabella, esperando su entrada. Isabella estaba sentada con los ojos cerrados; escuchaba atenta aquella melodía tan hermosa.

—Es muy bonita, Phineas —dijo mientras abría los ojos—. No puedo esperar a escuchar las palabras que pondrás en ella.

—Yo tampoco. Tengo mucha curiosidad por saber que tipo de canción será —dijo riendo. Era extraña la forma en que podía escribir los acordes de una canción y aun no tener idea de que se trataba.

—Independiente de que tipo sea la canción, estoy segura que será increíble —dijo la morena deslizando su mano una vez más a la rodilla del pelirrojo.

Phineas tuvo que volver a forzar una sonrisa mientras dejaba su guitarra en el suelo. Luego agarró la mano que Isabella tenía sobre su rodilla y la sostuvo.

—Me alegra que estés aquí —mencionó mientras frotaba la mano con su pulgar.

Que gran mentira.

Estar a solas con Isabella era una de las cosas más estresantes para Phineas. Cuando otras personas estaban cerca, no era tan malo. Siempre fue más fácil fingir sus sentimientos cuando no tenía que mirarla a los ojos.

Mentirle era tan horrible. Ella lo amaba con todo lo que tenía y él seguía mintiendo. Pero aun seguía tratando de convencerse de que eso era lo mejor. Porque estaba seguro que algún día la vería con los mismos ojos. Caerá enamorado y ambos serán felices.

No tenía opción.

Ignoro la parte que le decía que eso jamás sucedería. Ignoro la parte en la que ambos se conocían de toda la vida y aun no se sentía de esa forma. Ignoro la parte en que… nunca amaría a una mujer.

—Yo también —respondió antes de inclinarse para besarlo.

Phineas sintió que su estómago se revolvía de una manera desagradable. De la misma forma que siempre sucedía cuando Isabella lo besaba; aun asi la acerca más a él.

Isabella se acercó mientras se levantaba para arrodillarse antes de empujar suavemente a Phineas hacia la cama, rompiéndo el beso. El pelirrojo se acostó en la cama mientras la morena se movió para sentarse a horcajadas sobre su cintura para después inclinarse para besarlo.

Solo pasaron unos segundos antes de que Phineas e Isabella abrieron la boca, permitiendo que sus lenguas se encontraran. Isabella movió su boca para profundizar el beso mientras el chico pasaba sus dedos por su espeso cabello negro.

Phineas puso todo de sí para besar a la chica que estaba encima de él. Podía sentir las manos de ella moviéndose para meterse debajo de su camisa y tarareo en aprobación. Las manos recorrieron su pecho lentamente, sintiendo cada ágil músculo a lo largo del camino mientras continuaban besándose.

Era sorprendente lo bien que Phineas podía fingir disfrutar de la acción. Todo lo que estaban haciendo se sentía mal; con ese pensamiento en mente, solo apretó a la chica con fuerza para compensarla de alguna forma.

Sabría que tendría que detenerla con el engaño de que se estaba excitando demasiado, pero en verdad no estaba seguro si podría hacer tal cosa por ella.

Isabella se levantó de repente y Phineas estaba bastante seguro de que ella se estaba moviendo para quitarse la blusa cuando su codo golpeó la pared, derribando algunos planos sueltos de la pared.

Los miró con rapidez, esperando que no pareciera que se preocupaba por ellos.

Isabella dejó lo que estaba haciendo al ver la mirada de preocupación en los ojos de Phineas. En lugar de eso, recogió los dibujos antes de mover la pierna para ya no estar a horcajadas.

—Tengo un portal a Marte y una casa de árbol-robot —dijo Isabella con una sonrisa divertida en su rostro—. Ambos en perfecto estado.

—Gracias Isabella —dijo antes de tomar los dibujos de sus manos y alisarlos.

—Tienes que ser el chico más creativo que jamás haya existido —mencionó de buen humor, pero Phineas sabía que incluso ella pensaba que era extraño.

Todos lo hicieron.

Todo menos Ferb.

Phineas se levantó y fue a su tocador para agarrar el rollo de cinta que estaba allí.

—Si, supongo que lo soy —dijo mientras se obligaba a sonreír y regresaba a la cama.

Isabella lo observó mientras pegaba los planos a la pared, pero él no la miró a los ojos, porque no quería ver el juicio que sabía que ella disimulaba. Hizo todo lo posible para apoyar todo lo que él hacía; pero —en el fondo— ella pensaba y lo miraba como todos los demás.. con rareza.

Excepto Ferb.

Ese pensamiento lo seguía a donde fuera. Ferb no pensaba que sus inventos fueran extraños. Ferb los llamó brillantes. Ferb lo había llamado brillante.

Cuanto deseaba que Ferb fuera el que estuviera con él en ese momento.

Una vez que los dibujos estuvieron de nuevo en la pared, Isabella tomó la cinta y caminó hacia la cómoda para sentarse.

—Deberíamos ver una película —sugirió la morena.

Phineas asintió sabiendo que esperaba que bajaran las escaleras.

—Si, eso suena bien —estuvo de acuerdo mientras se levantaba, cogía la guitarra que había dejado en el suelo antes y se movía para colocarla en el soporte. Luego camino hacia la puerta donde le indico a Isabella que saliera primero.

Cuando ella salió, volvió a mirar los planos en las paredes antes de apagar la luz y cerrar la puerta.