Capítulo 17: Jinetes de Dragón

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Draco recordaba mucho a Anthony, recordaba a ese niño que conoció cuando tenía 11 años y que lo había ayudado a traducir ese libro aun cuando no tenía que hacerlo. Que había parecido confundido de que prefiriera pasar el rato con él en lugar de los Slytherin y que no lo menosprecio por ser un mestizo. Recuerda al niño que tenía esa habilidad para sonreír y jugar video juegos.

Pero ya no está.

Piensa en Padma, su querida amiga que se había vuelto su pilar y que siempre tomo su mano, aun cuando la niña de 11 años que conoció había estado aterrada de subirse en una escoba, había viajado sobre el lomo de un dragón solo para acompañarlo luego de la perdida de Anthony. Había ido a una misión suicida, abandonando a sus padres y su hermana solo por ayudarle, había estado rota y manteniéndose firme solo por él.

No sabe dónde está.

Terry el niño que parecía siempre tener una pared a su alrededor y que los seguía solo porque no parecía tener opción, quien fue el único del grupo en lograr estabilizar la teoría para poder hacer trasladores que fueran seguros e indetectables, también era el mismo que se enojó una mañana en su segundo año porque no hicieron huevos como quería comer en el desayuno.

Ahora tampoco estaba cerca.

Michael quien había llorado cuando se hicieron amigos por su padre, era ahora un hombre lobo capaz de asesinar si eso significaba proteger a sus amigos. El niño que siempre buscaba abrazos o que era rechazado por chicas, ahora estaba luchando en alguna parte y siempre protegía a sus amigos, interponiéndose entre cualquiera para poder apoyarlos.

Tenía que estar bien.

Luna.

Luna…ella vino con él. El alma rencarnada de su hermana, la niña que desde que lo vio parecía comprende algo que Draco no hizo, que siempre estaba al pendiente de él y lo ayudaba a pesar que todo parecía una locura. La única junto con Harry que pudo reconocerlo cuando algo estaba mal en tercer año con él. La niña que no dudo en sacrificarse por sus amigos.

Estaba en alguna parte del castillo que estaba siendo atacado.

Tiene que hacer algo.

Tiene miedo.

Tiene que luchar.

¿Por qué siempre él?

¿Ya no había pagado suficiente?

—Hey—la voz de alguien hizo que levantara la cabeza, estaba en medio ahora de un campo lleno de flores, a diferencia de hace unos momentos donde todo había sido oscuridad.

Es como el campo donde había estado Orion en sus recuerdos de aquellos primeros años.

Se medio incorpora, se siente cansado, siente el peso de la culpa de cada una de sus acciones, que parece menguar cuando alguien aparece frente a él. Sus ojos se abren sorprendido cuando ve a un niño, bueno, no, no era el niño que últimamente parecía atormentarlo cuando llegaba a este estado mental. Ahora parecía un adolescente, con el cabello rubio claro algo rizado y grandes ojos verdes que lo miraban con ropas bastante muggles.

Lo miraba intensamente.

15 o 16 años.

La misma edad que tenía Draco cuando toda su vida se fue a la mierda probablemente. A diferencia de él que sabe que debe verse destruido por la vida, este chico parece bastante tranquilo, lo cual de alguna forma es un fastidio y tranquilidad.

No todos tienen que sufrir su mierda.

—Tú de nuevo—habla cansado, porque estaban en medio de un ataque y ya sabe, necesita regresar a la realidad.

El chico solamente se acerca y aunque Draco odia el toque de las personas, este simplemente lo ayuda a enderezarse para limpiarle la suciedad de su ropa; es casi tan maternal que Draco quiere maldecirlo y alejarle, porque es algo que su madre haría.

Su madre muerta.

El ambiente del lugar cambia, todo se vuelve casi oscuro y siente como si la oscuridad de la sombra a sus pies, quisiera consumirlo.

Unas manos sujetando sus brazos hacen que levante la mirada, los grandes ojos verdes tan iguales a los de Harry lo dejan sin aliento.

¿Quién es este chico?

—Tienes que volver, esto no acaba, tienes que ir y luchar papá—el chico habla con firmeza y Draco esta por rechazar su idea, antes de congelarse un momento.

Hay un silencio y casi podría escuchar la respiración a la distancia.

—¿Papá? —pregunta confundido como si esto fuera un extraño sueño.

Si.

Se ha vuelto loco.

La cordura eventualmente se perdería supone.

—Mi nombre es Scorpius—bien ahora ese nombre le parece terrorífico, siente que hace algunos años hizo una broma de ponerle así a su hijo, su propia mente podría estar jugándole una pasada—ya sabes, tu hijo en el futuro, al menos eso dijo esto—habla el chico levantando de su mano lo que parece un espejo.

Un espejo que conoce bien.

—Debe ser una maldita broma—es todo lo que dice cuando en el espejo aparece el reflejo de Narcisa luciendo casi divertida, una imagen que no recuerda alguna vez tuviera su madre.

Aun quiere destruirlo, de verdad quiere ver a ese hijo de perra muy muerto.

—Vaya, pero si es el pequeño Orion, se ve tan joven y destruido, buenos tiempo—dice su madre y Draco rápidamente lo ignora por su propia salud mental.

Mejor ve al chico.

No es algo mejor que ver, pero bueno no hay muchas opciones ahora.

Scorpius, ahora sabe el nombre del niño y si bien cualquier pregunta sobre su nacimiento o ser concebido suena muy tentador, Draco solamente ve al chico. Su piel es clara, pero un poco más bronceada que la de Draco, su cabello es de su mismo color, pelo rizado y esos grandes ojos verdes sin duda solo pueden pertenecer a una persona.

Tiene dudas.

Preguntas.

Inquietudes.

¿Esto es solo un producto de su mente?

En el pasado había visto cosas del pasado de Orion, no duda ahora que podría ser un poco de este estúpido espejo involucrado desde el inicio, así que el romper las barreras del espacio y tiempo para ver el futuro tampoco sonaba como algo demasiado descabellado. Voltea a ver al espejo casi con recelo, notando que la imagen de su madre lejos de parecer traumarlo o atormentarlo, parece casi relajada lo cual es un poco confuso ya que bueno.

Es raro.

Que espejo más raro.

Es un espejo.

Pero incluso siendo un objeto inanimado, parece extraño.

Diferente.

—Papá—llama Scorpius y Draco lo ve con dudas, la mirada del chico parece volverse más cálida—sé que es difícil, aun ahora, sé que es difícil cuando recuerdas; pero te prometo que todo valdrá la pena, sé que eres feliz, así que esfuérzate un poco más, ya casi estas ahí—aprieta los puños como si quisiera animarlo y aunque se supone que es su hijo o una alucinación mental.

Draco no es tan fuerte.

—Estoy cansado—admite temeroso de verse débil, pero, aunque es estúpido, su imagen mental de un niño que claramente no existe, sonríe animándolo.

Todo esto es un extraño sueño.

Muy extraño.

—Lo sé—las palabras de Scorpius lo hacen abrir ligeramente más los ojos—y tampoco me gusta lo que pasara, pero sé que lo harás, porque siempre luchaste por el futuro; siempre me dijiste que el deseo de ser feliz alguna vez te impulso y lo obtendrás, solo, ocupas seguir un poco más adelante—asegura el chico antes de tomar sus manos.

Son cálidas, suaves y sin ninguna cicatriz en estas que hace que Draco levante la mirada. La sonrisa de Scorpius no es la suya, definitivamente es la de Harry.

Tiene preguntas.

Muchas.

Pero todo desaparece a su alrededor y comienza a caer, con un último vistazo de Scorpius y del espejo de Oesed que parece sonreír con el rostro de su madre; como si fuera un regalo para él, que temía haberla olvidado por un instante.

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Despierta con un jadeo nervioso cuando alguien arroja agua a su rostro, se limpia el rostro molesto solo para ver a Theo y McGonagall a su lado en el pasillo. Los niños parecen haber desaparecido, pero están en el pasillo que llevaba a la cámara de los secretos, se medió incorpora en el suelo y Theo termina por ayudarle a ponerse de pie cuando la jefa de casa Gryffindor indica que todos fueron evacuados de manera correcta, como que también varios miembros de la orden estaban llegando ahora mismo.

—También parecen haber visto al señor Potter, parece estar buscando algo con la señora Lovegood—algo en su pecho se aliviana al escuchar que Harry está vivo.

Aquí.

Con Luna.

Voltea a ver a Theo, que solo niega con la cabeza, sorprendentemente aun con la capacidad de poder leerlo de alguna manera a pesar de todo lo que han vivido.

—Solo te desplomaste como cinco o diez minutos—le dice como lo hubiera hecho Luna y sonríe un poco cansado.

Y lo ve.

No literalmente porque no hay nadie, pero ve al niño o, mejor dicho, el adolescente en sus zonas mentales, sonriendo como si quisiera impulsarlo un poco más. Todo este tiempo la venganza fue siempre su último empujón, luego lo fueron sus amigos, Draco prefería morir mil veces antes que alguno de ellos estuviera cerca de morir.

¿Fue solo un sueño?

¿De verdad podría ser feliz?

Piensa en Harry diciéndole que se case con él, piensa en Padma diciéndole que viva a su lado, en Luna tratándolo como un hermano, Terry siempre intentando que siga comiendo o como Michael parece capaz de acompañarlo como alguna vez lo hizo Anthony.

¿Tiene un futuro después de todo esto?

Otra explosión golpea contra el escudo mágico, Voldemort tiene la varita de sauco y es peligroso, así que no puede darse el lujo de mantenerse aquí soñando despierto por mucho tiempo. Así que tiene algo que hacer y ya se había preparado para esto, quiere mucho correr donde Harry y Luna están, pero tiene que salir de aquí.

—Tenemos dragones—habla, lo cual hace que la boca de McGonagall se abra ligeramente sorprendida, antes que Theo lo vea incrédulo.

Si.

No había dicho eso antes.

Pero ahora con la lucha aquí, no hay muchas opciones.

—Tienes que ir por ellos—otra explosión suena a lo lejos, aún no han entrado por la barrera, pero era cuestión de tiempo.

Draco asiente decidido, casi puede ver en su mente la imagen mental de Scorpius dándole ánimos y de alguna forma es el último empujón que necesita.

—Iremos a la retaguardia, intentaremos eliminar a los objetivos más grandes—habla Draco con seriedad, McGonagall parece indecisa en dejarlos ir, como un adulto responsable y joder que es refrescante poder ver uno que realmente no quiera dejarlos luchar.

Solo porque son niños.

La mujer al final asiente.

—No se arriesgue demasiado señor Malfoy—

—Siempre fue la mejor profesora de Hogwarts, prometo obtener una placa con su nombre—

McGonagall parece levemente conmovida por sus palabras, pero Draco solo siente la adrenalina cuando comienza a correr escaleras abajo con Anthony detrás de él. Esta por empezar a saltar otras escaleras, cuando un pequeño parpadeo aparece frente a él, haciéndolo tropezar sin caer.

Sonríe.

—Twinky—la pequeña elfina aparece al lado de Dobby y Kreacher que parecen listos para pelar, como si fueran pequeños héroes.

—Amo Draco me alegra verlo de nuevo—y aunque quiere decirle que es mejor irse, que es mejor que no esté aquí.

Draco solo se acerca para abrazarle, el elfo parece conmocionado, pero le da palmaditas en la espalda mientras que Dobby salta diciendo que es hora de luchar. Kreacher parece ver mal a ambos elfos, como si hubieran cometido traición por tratarlo de esa forma, pero no importa.

—Ocupamos ayuda Twinky, tenemos que ir con Dora, pero también ocupamos que ayuden a la orden del fénix a entrar lo más pronto posible—

Los tres elfos asienten.

Draco solo sonríe, cansado, pero animado.

Es hora de luchar.

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Norberta no parece sorprendida cuando lo ve aparecer con Twinky, Theo aunque quiere ir con él, sabe que en la lucha con dragones sería inútil, así que con Dobby y Kreacher parece ir a buscar ayudar a los demás; aún tiene un poco de dudas, pero quiere creer en él en el final de todo. Ala Negra y Alnair parecen estar estirando sus alas listos para el ataque, no están dentro del terreno del castillo así que solamente gracias a la magia de elfo es que pudieron llegar hasta aquí. Aun es un largo camino y ya está la lucha, así que es hora de entrar en acción antes que el escudo termine de romperse; también tienen que quedarse para lograr dar la mayor cantidad de bajas a los monstruos del lado de Voldemort.

Será una masacre.

Draco aprieta el puño.

—La lucha ya inicio—dictamina Draco con seriedad, así que Dora solo asiente antes de ir con Ala Negra, quien le deja al final del día saltar a su cuello para acomodarse mejor para la lucha.

Le da las gracias a Twinky otra vez, diciéndole que se oculte con los elfos para que no salgan heridos, pero por la mirada de esta duda que le haga caso.

Norberta está ahí.

Su enorme cuerpo, agachándose para que se ponga sobre su cuello, antes que con un potente aletazo al aire se eleve seguido de Ala Negra y Alnair. Es diferente a volar con escoba, pero es mucho más natural para Draco cuando comienzan a elevarse entre los árboles y pronto levantándose entre las nubes.

Están lejos.

Pero puede ver la lluvia de magia cerca del castillo ahora, ya que cada ataque de los Mortifagos, que deberían ser un ejército chocaba contra la barrera de magia que protegía Hogwarts.

Increíble.

Sin duda los viejos fundadores habían hecho algo bien después de todo.

—¿Cuál es el plan? —apenas si escucho el grito de Dora sobre el aire que se generaba por el vuelo, Draco trago saliva mientras se sujetaba con sus cadenas de plata de Norberta.

Dora parecía haber creado algo con magia que también le permitió mantenerse sobre Ala Negra.

Alnair iba detrás de ellos bostezando y pareciendo moverse como si quisiera despertarse.

—Los objetivos más grandes, inmovilizarlos, no acercarnos a Voldemort por ahora—no era su lucha le había dicho Ollivander, aunque con la varita de Orion en sus manos.

Estaba casi tentado.

Pero algo le dice que es mejor escuchar a los mayores, al menos por ahora, especialmente si tienen esas cosas raras de don de ver varitas.

Si.

Es raro.

Pero bueno.

Dora asiente mientras sobrevuelan sobre las nubes, el sonido del escudo de la escuela sigue presente, pero solamente es cuestión de tiempo. Se pregunta si de alguna manera podrían sobresalir con tres dragones, deben ir a la parte trasera de la lucha y solamente estarán ellos; pero tienen que reducir esos números. Piensa un momento sobre los estudiantes que están en la cámara de los secretos ocultos y su rostro se amarga un poco, ellos no tienen la culpa.

Mientras más enemigos logren abatir.

Será más seguro.

Aun así, aunque son tres enormes dragones con suficientes hechizos aturdidores podrían arrojarlos contra el suelo y con la gran cantidad de ejercito que había obtenido Voldemort, tendrían que tener cuidado. Sobrevuelan un largo camino, sobre las nubes parecen mantener una especie de seguridad; pero Draco esta tenso. En el momento que sean avistados por los Mortifagos, podrían cambiar de opinión y atacarlos a ellos, lo cual podría ser muy problemático.

Están solos.

Claro con 3 enormes dragones, pero solos.

Ve a Dora a su espalda, quien parece tensa sujetando al dragón por el cuello y por su expresión puede ver que esta nerviosa. Quisiera decirle que se fuera, que lo dejara aquí a solas, que realmente es mejor por su cuenta porque simplemente.

No quiere ver a nadie más morir.

Y esta noche, muchos podrían morir.

Norberta hace un movimiento, se asoma solo un poco bajo la cortina de nubes y aunque Draco siente el frio a su alrededor, se mantiene cerca de Norberta. Se han alejado bastante del castillo y donde la mayoría de Mortifagos incluido Voldemort con la varita de Sauco se encuentran.

Ha dividido su ejército.

En la parte final, parece que hay mayor concentración de gigantes y Wendigos que hacen que todo el cuerpo de Draco se estremezca contra su voluntad, siguen sin ser una gran experiencia y puede notar cuando Norberta voltea a verle sabiendo que esta es la hora.

Traga saliva.

Piensa en que, a pesar de todo, siguen siendo criaturas vivas, del lado enemigo y que quieren atacarlos, pero si los atacan con fuego es probablemente que mueran más seres vivos. Una parte de él no quiere hacerlo, otra le susurra es hora de actuar y que, si quiere que sus amigos sobrevivan, tiene que tomar una elección ahora. No quiere ver a Dora, casi seguro que ella tomara la elección que elija y eso solo hace que la carga sobre sus hombros sea aún peor.

Alguien tiene que hacerlo.

¿Por qué siempre es él?

Aprieta el cuello de Norberta, quien le da una mirada de reojo y antes que pueda arrepentirse, asiente.

La llamarada de fuego sale de la boca de Norberta, Draco se sujeta incrédulo cuando el fuego cae contra parte del ejercito logrando sorprender a los gigantes. Hay gritos, hay fuego y luego alguien lanza un hechizo; al parecer Voldemort no fue tan idiota para dejar gigantes, Wendigos y otras criaturas de aspecto muy dudoso que solamente Hagrid podría diferir solas en este lugar con la oscuridad.

Ala negra es quien suelta otro estallido de fuego y su rugido parece estremecer a las criaturas por su forma tan demandante y poderosa de sonar.

Bien.

Draco cubre su rostro con una mano, el fuego comienza a elevarse, hay un caos en el campamento bajo él, deben llevar al menos algunas horas aquí esperando y Draco se estremece al pensar que tan cerca estuvieron de encontrarse hace solo unas horas.

Usa sus cadenas de plata cuando un gigante lanzo una enorme piedra, esta logra desviarse de Alnair quien da un giro demasiado elegante en el cielo para tomar la piedra con sus patas y lanzarla sin piedad contra un gigante. Es bastante desagradable como este muere de golpe, las escamas de Alnair de un blanco puro y brillante se manchan con sangre cuando el Dragon le arranca la cabeza al gigante antes de alzarse al vuelo con un enorme estallido de llamas.

Vaya.

Está bien.

Ahora entiende porque vino con ellos.

Eso fue jodidamente aterrador, asqueroso, traumantes, pero los dragones sin duda ayudaran.

Y tiene miedo de ponerse en su contra.

Los gigantes a pesar de todos logran reubicarse y aunque hay varios que ya han muerto por el fuego, aún sigue habiendo una gran cantidad considerable de Wendigos o gigantes, es como si solamente hubieran podido crear el caos y estaban preparados.

Maldita sea.

Ese hijo de perra de Voldemort debe saber algo, porque cuando están intentando girarse sobre el bosque, hay magos que parecían estar esperando y al menos 20 hechizos se lanzan sobre ellos. Draco no duda cuando Norberta rápidamente alcanza el vuelo para impedir que ataquen tanto a Alnair como Ala negra sean lastimados, porque ella es un líder, como Draco y prefiere salir herida antes que alguien más lo haga.

Uno de los suyos.

—¡DRACO! —grita Dora, pero tiene que manejar a Ala negra cuando los gigantes parecen reubicarse para atacarles, puede que sean dos dragones, pero contra cientos de gigantes, claramente tienen que tener cuidado.

No tiene tiempo de procesar, el golpe es bastante contundente, pero, aunque Norberta cae de espalda, logra maniobrarse para que Draco no sea aplastado de ella al caer en medio del bosque. Hay varios cortes en su rostro cuando se incorpora y su pierna arde, justo a tiempo para ver a la distancia como el escudo que había estado cubriendo a Hogwarts.

Desaparece.

Joder.

Ocupan ir ahí ahora.

Pero no puede dejar a Norberta que parece aturdida en el suelo, se medió incorpora con la varita en alto y las sombras nadando alrededor de la noche, lista para asesinar a los magos que parecen desde el costado de los árboles. Su rostro se vuelve asesino y cuando esta por lanzarse a la lucha, sin importarle si es superado o no en número.

Algo grotesco suena.

Es como cuando un cuerpo es aplastado contra algo, los huesos rompiéndose, la piel aplastada, el grito de agonía.

Hechizos saltan a su alrededor, pero, aunque pensaría que es contra Draco y un enorme dragón a sus pies, en realidad parece que están luchando con algo más dentro del bosque. Algo que tal vez no es enorme como un dragón, pero por las siluetas que ve, por la sensación en el aire, es algo que está matando a los magos que habían estado colocados para causar caos.

Norberta se medió incorpora adolorida, pero alguien más aparece, Draco levanta la varita listo para luchar y…se congela.

—Draco—es la voz agradecida de Padma, quien luce una ropa algo desordenada, un corte en su costado por su vientre, pero que corre hacía él para abrazarlo.

Lo hace confundido.

Algo temeroso.

¿Esta inconsciente y esto es una alucinación?

—¿Padma? —cuestiona al mismo tiempo que Norberta levanta la cabeza, la sacude, tiene un corte en su cabeza, pero parece que sana ahí frente a sus ojos.

El dragón no ve a Norberta, ve a la otra silueta que aparece por el claro, bueno, las otras dos siluetas. Draco parpadea confundido ante la mujer de cabello blanquecido por las canas en una cola alta, con ropas como si estuviera lista para ir a una expedición por la montaña, con guantes en sus manos y una sonrisa bastante complaciente mientras camina tranquila. Una enorme criatura iba detrás de ella, era de colores casi negros y grandes ojos azules que parecía ser un Wendigo, pero mucho más grande y con mayor cantidad de músculos; aunque sus enormes dientes y garras hicieron que se congelara.

Sujeto a Padma contra él por instinto, pero aunque Norberta gruñe a la criatura un poco, parece bastante dócil cuando la mujer le acaricia y…la reconoce.

—Lyra Black—musita Draco sorprendido, la mujer solamente sonríe.

—Ha pasado tiempo tesoro, veo que montas dragones como papá, sin duda en la sangre—luego voltea a ver a Norberta—hola a ti cariño, ha pasado unos años sin verte, veo que encontraste el alma de tu vinculo—explica con calma a lo cual Norberta mueve su cola.

O bueno.

Rencarnaciones, no importa.

Un estruendo sobre su espalda, Ala negra cae al claro sin parecer importarle que su enorme peso derrumbara los árboles y Alnair parece seguirle de forma más elegante. Dora salta del cuello del dragón, viéndolo preocupado y aliviado un momento, antes de levantar la varita para señalar a Lyra y el Wendigo gigante que ahora puede reconocer como la criatura que estuvo siguiéndolos en sus primeros días de viaje en Rusia.

El esposo de Lyra.

Perseus Black.

Hubo gritos, aunque una enorme muralla de fuego parecía contener a las criaturas, era cuestión de tiempo que vinieran por ellos.

—No hay tiempo que explicar—es Padma quien salta rápidamente—vinimos con un traslador, Michael y Terry fueron al castillo, tenemos que ir con ellos rápido—habla con confianza y seguridad, como si no importara que fuera solo un mago común, entre dragones, rencarnaciones, criaturas místicas y una combinación de humano-dragón-sirena.

Draco asiente aturdido antes de ver a Lyra, quien sonríe de forma encantadora.

—Que los dragones primordiales no estén aquí, no significa que no pueda ayudar, además…—toca el cuello del enorme Wendigo, por un momento este cambia de forma, un hombre desnudo (Padma se sonroja abochornada como Dora) de cabellera larga con muchas canas y con ojos azules aparece un momento besando a la mujer en la mejilla, para luego transformarse casi en un parpadeo en el Wendigo—la maldición de Vodník se ha ido, así que pensé que debería ayudar—añade con una sonrisa divertida.

Se siente un poco tenso.

No es que no quiera la ayuda de una enorme criatura mágica con el potencial de un Wendigo, es solo que tiene un poco de miedo por Lyra.

Lo que parece un Wendigo atraviesa la cortina de fuego, antes que Norberta la más cercana pudiera atacarlo con los colmillos, la sombra de un árbol cobra vida. Draco queda paralizado como muchos en el claro, cuando la sombra en forma de pica atraviesa el cráneo del Wendigo, congelándolo en el aire, antes de desaparecer causando que la parte del cuerpo del Wendigo caiga de forma asquerosa.

Sangre por todos lados, cuerpos con espasmos involuntarios.

Lyra con una sonrisa un poco oscura, la mano levantada y todas las sombras a su alrededor agitándose como si tuvieran vida.

Draco puede sentirlas.

Traga saliva.

—¿Las sombras…? —dice Dora algo nerviosa a su lado, casi temblorosa, pero Lyra no parece tener esa expresión asesina por ellos.

Eso no evita que sea menos perturbador.

—Oh cariño puede que no sea el famoso Orion Blake, pero mi abuelo era el dragón primordial de la oscuridad y llevo mil años viviendo, tengo mucho que enseñarte, veo que ahora eres un usuario de sombras, pero por ahora yo me encargo de la retaguardia con mi tesoro—habla la mujer con calma dándole una suave caricia al Wendigo sin sentir miedo o asco—aunque podrían dejar al dragón negro, sin duda ocuparemos ayuda para contener un poco el caos—añade con una sonrisa cálida, no la de una posible asesina mientras señala a Ala Negra.

El dragón le ve curioso, a lo cual Draco asiente antes de palmear el hombro de Dora, que parece gemir antes de asegurarse una vez más que este bien, antes de subirse al enorme dragón.

Draco ve a Norberta, ya no está aturdida y es el dragón quien prácticamente lo obliga a subir sobre su cuello, le da la mano a Padma quien no duda en tomarla para subirse en su espalda con una agilidad bastante sorprendente.

Cuando Norberta alza el vuelo, Alnair la sigue rápidamente, pueden ver el caos que hay por todos lados a la cercanía. Pero ningún mago puede seguirlos realmente, desde la distancia, puede ver como Lyra Black un mago que probablemente muchos consideraron muertos, parece invocar lo que parece un ejército de sombras junto con su esposo Wendigo que comienzan asaltar la retaguardia de Voldemort.

O vaya.

Abraza más la mano de Padma en su cintura, vuelan camino a Hogwarts, la batalla principal está ahí, pero al menos Voldemort esta por perder una parte importante de su ejército.

Draco sonríe casi de forma psicópata.

Lyra Black es capaz de caer el ejército en su espalda.

Confía en ella.

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Todo es un maldito caos, piensa Draco algo alterado y para qué negarlo, lleno de adrenalina cuando sobrevuelan parte del ejército de Voldemort, que aunque se queda momentáneamente confundido porque hay dos putos dragones sobre ellos; en algún momento tendrían que atacar. Alnair deja salir una llamarada sobre los Mortifagos, pero deben tener algunas personas aun hábiles que logran formar escudos mientras ellos sobre vuelvan sus cabezas. Padma es la más rápida en hacer un escudo cuando algunos contra hechizos se lanzan debajo de ellos y Draco apenas logra lanzar uno contra Alnair para que este no sea atacado.

El hermoso (demasiado arrogante) dragón le ve de reojo, pero no dice nada mientras se eleva un poco escapando de la mayoría de hechizos.

Hay uno que roza la pierna de Norberta y ella estalla una llamarada de fuego que no se pueden defender.

Huele a piel quemada.

Joder.

No pienses en eso.

No ahora.

Ve a Norberta con la boca abierta sin poder decir nada cuando caen, pero sujeta con fuerza a Padma cuando el dragón sobre ellos cae en picada. Alnair sigue el vuelo, Draco grita con Padma cuando se acercan al suelo, entonces Norberta desaparece. Draco cae al suelo con Padma de forma no tan dolorosa por la cercanía, pero cuando se pone de pie rápidamente con instinto con la varita en alto, Norberta se ha transformado en su versión humana.

No es que sea un secreto.

¿Lo es?

No ahora, aunque tal vez sí.

Norberta usa sus garras para cortar gargantas de Mortifagos, escaparse de sus hechizos y literalmente abrirlos por el pecho o su vientre. Es una vista completamente horrible y bastante asquerosa con el olor a piel quemada que se levanta por el aire. Pero Norberta sigue masacrando Mortifagos y no es hasta que una mirada rojiza aparece que Draco salta al lado de Norberta para protegerlos con un escudo.

Casi cae de espalda, su brazo suele por el impacto del escudo rechazando al atacante y no es hasta que la magia se evapora que lo ve.

Voldemort.

Contuvo un golpe directo de Voldemort.

Su boca se abre anta la clara incredulidad del mago tenebroso, pero antes que pueda procesar que hizo o la rabia del hombre, Norberta se vuelve a transformar en un dragón bajo sus pies, manteniéndolo sobre su cuello al tiempo que sus enormes garras toman a Padma que se sujeta mientras se alejan de la batalla.

Draco puede ver la incredulidad del mago tenebroso, al tiempo que se elevan cerca de Hogwarts.

Ve su varita con duda.

Oh mierda.

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Cae de trasero contra el suelo cuando llegan al castillo, Norberta literalmente muerde a un Wendigo por la mitad antes de escupir una llamarada alejando a los Mortifagos que se habían logrado adentrar. Hay gritos por todos lados, fuego que no desaparece y luchas a su alrededor que no puede enfocar. Solamente se pone de pie cuando Padma lo empuja y Norberta toma otra vez su forma humana para correr con ellos dentro del castillo. Alnair se ha posicionado en una de las torres gruñendo y lanzando llamas por todos lados, espera que no ataque a sus aliados, pero en este punto no hay mucho que pueda hacer para controlarlo.

La pierna de Norberta esta con sangre verdosa, pero aun así la imagen de la niña no parece alterarse y sigue corriendo a su alrededor.

Usa sus cadenas de platas con unos Mortifagos, mientras que Padma salta sobre un estudiante de Hogwarts que estaba en el suelo. Todavía con vida, pero con mucha sangre saliendo de su cabeza, así que terminan con este sobre la espalda de Draco mientras corren esperando encontrar el lugar donde tengan la enfermería improvisada.

Otro estallido en alguna torre.

Joder.

—¿Draco? —dice una voz, Draco casi se derrite de alegría cuando ve que es Michael quien corre hacía él seguido rápidamente de Terry, ambos luciendo bien.

Aunque con heridas y un corte en el costado de Michael que parece vendado. Quiere abrazarlos, pero en su lugar Terry lo empuja a un pasillo, donde se ha presentado lo que parece una enfermería de emergencia y puede ver a Pomfrey junto otros magos que están trabajando las heridas de algunos estudiantes o magos que han venido ayudarles.

Puede ver a Lupin trabajando diligentemente al lado de Fleur, mientras que Sirius está arrastrando lo que parece un estudiante.

Esta muerto, piensa Draco apartando la mirada cuando ve que le falta parte del cuerpo y quiere vomitar.

Michael lo sostiene.

Hay gritos en todas direcciones.

—Han llegado miembros de la orden del fénix, aurores, algunos antiguos estudiantes—habla Terry rápidamente a Padma que simplemente asiente antes de correr a Pomfrey.

Es casi hipnótico como la mujer ladra ordenes que Padma logra seguir de forma inmediata, como si fuera simplemente una parte de ella haciendo lo que tiene que hacer. Siempre supo que era una sanadora, pero no es hasta que la ve ahí luchando por aquellos que están necesitados y ocupan ayuda, que nota que tan afanada estaba la chica por aprender sobre magia curativa.

Un momento.

Sirius.

—¡Sirius! —grita llamando a su tío, que solamente toma aire con la varita en alto como si ocupara luchar, aunque al verlo lo abraza con fuerza, y claramente Draco quisiera poder disfrutar de este momento.

No hay tiempo.

Nunca hay tiempo últimamente.

Los gritos, las luchas y la guerra no te dejan disfrutar del tiempo con tus seres queridos, pero al menos puede tener un momento para alegrarse que Michael y Terry sigan con vida.

—Cachorro—saluda Sirius completamente emocionado, pero Draco se aparta para sujetarlo de la camisa emocionado por otra cosa.

—Sirius genial, te estaba buscando, tenemos un dragón y ocupo que lo montes—

—¿Qué? —dice tanto Sirius, como Michael, Terry y Remus que dejo de curar a alguien para verlos conmocionado, antes que Fleur lo empuje de regreso a la sanación.

—¿Dónde está Teddy? —pregunta preocupado de alguna forma, Remus responde antes que Sirius.

—Andrómeda, logramos comunicarnos con ella, Teddy está a salvo—

—¿Un dragón? ¿Quién es esta niña? —pregunta señalando a Norberta que sigue siseando a Pomfrey que parecía querer ayudar, sin preguntar mucho en su sangre verde o que pasa con ella.

Bueno, un sanador siempre es un sanador por lo que puede ver.

Si todo esto termina y tiene dinero, le pagara toda la puta carrera a Padma de ser necesario.

—¿A dónde van? —cuestiona Michael luciendo preocupado cuando comienza a arrastrar a Sirius.

—Defensa aérea, cuida de Padma y busquen a Luna, nosotros nos encargamos de los grandes—

—¿Nosotros? —tristemente para Draco, Sirius luce más emocionado que preocupado, lo cual puede decir mucho de como su familia simplemente está loca.

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Sirius parece encantado con Alnair, lo que claramente alegra al dragón que parece feliz de ser notado y Draco simplemente se repite que toda su familia está loca. Norberta vuelve a su forma normal, lo que hace a Sirius chillar y Draco se lanza sobre el cuello de su amiga; Sirius como todo Gryffindor estúpido se lanza sobre Alnair y casi cae de no ser porque el dragón se compadeció de este para ayudarle. La sangre de los Black parece ser lo que hizo que Alnair respetara a Sirius suficiente para no querer verlo muerto, así que cuando alzan el vuelo Draco le grita para que proteja a Alnair de cualquier ataque a lo que Sirius asiente de manera emocionada.

Antes de lanzarse a la lucha.

Con giros demasiado pretenciosos y un grito de guerra.

—Es una vergüenza—gruñe Norberta y tristemente no hay nada que Draco pueda decir para contradecirla, además de lanzarse al ataque para intentar que tanto dragón como humano en su equipo no mueran.

Entonces.

Hay personas en escobas, pero no están en su contra, Draco abre los ojos cuando puede ver a varias personas que han jugado quidditch en Hogwarts, tanto de Gryffindor como de otras casas. Puede jurar que ve a Eliza su antigua capitana de equipo durante su segundo año volar al lado de Oliver, con varias bombas que parecen ser producto de los gemelos mientras otros magos luchan en la parte inferior.

Sirius y Alnair queman un puente mientras este primero suelta un grito de guerra.

Si.

No debió darle el honor de montar un dragón, ve a Alnair gruñir, aunque varios Mortifagos intentan atacarlo, Sirius realmente es rápido para proteger a su nuevo mejor amigo.

Si.

No le contara esto tampoco a Remus.

Un frio llego a su cuerpo, maldijo por bajo mientras Norberta también gruñía, ninguno de ellos particularmente emocionado por la sensación de dementores acercándose y comenzando a aparecer. Busco entre todos los Mortifagos, pero a la distancia simplemente no pudo ver a Voldemort, lo cual le hizo preocupar sobre su visión o si este se había terminado retirando alguna parte donde no pudiera luchar.

Aun tenían una lucha pendiente.

Sus manos temblaron.

Cierto, dementores, primero dementores.

Era un poco difícil pensar en Dementores, pensar en cosas felices cuando Norberta está haciendo giros alocados por el aire, esquivándolos y lanzando fuego que no parecía afectarle. Volteo a ver a Alnair que parece alejarse con Sirius cerca del bosque, antes de elevarse y seguir manteniendo el perímetro bastante controlado, lo cual podría ayudar más a las personas luchando dentro del castillo a que no tengan más enemigos de los que enfrentarse.

Claro que los Dementores pensaban que Draco era una presa fácil, lo era, incluso con un dragón de su lado.

Estaba cansado, era la realidad, esta estúpida lucha había durado demasiado y Draco simplemente quiere dormir. Intenta pensar en las cosas que le aconsejo Luna para invocar un patronus, sobre imaginar un futuro feliz, sobre ver a sus amigos en la lucha con vida, sobre Lyra que había venido ayudar y que gracias a eso la mayor cantidad de monstruos y criaturas que logro reunir Voldemort no se habían acercado, logrando que el ejército fuera manejable.

Pero nada.

Su cuerpo tiembla, Norberta gruñe por su nombre para que se mantenga despierto, pero puede notar a la dragona comenzar aletear cansada como si estuviera siendo afectada.

Maldita sea.

Entonces.

Luz.

Un rugido que hace a Draco despertar, sujetarse del cuello de Norberta que parece tan confundida como él, cuando de repente un enorme dragón nuevo aparece. Pero lejos de ser Alnair o Ala negra, este dragón es completamente transparente y plateado, un patronus decide Draco; uno como él que había tenido. Sus ojos se desvían momentáneamente hacía el castillo, viendo sorprendido como el propio Harry Potter está ahí, al lado de Luna, Hermione y Ron, con la varita extendida y maldita sea.

Este patronus es suyo.

Como Draco había cambiado de patronus adoptando el de Harry, este en algún momento también había cambiado adoptando el suyo.

Se queda boquiabierto un instante, entonces Norberta gruñe y Draco recuerda muy tarde, que simplemente en el campo de batalla no se debe descuidar. Puede ver el momento donde Harry grita acompañado de Luna, pero Draco se encuentra cayendo pensando que se había visto tan genial, antes que todo se vuelva negro.

.

.

No hay sueño.

Solo.

Frio.

.

.

Cuando Draco abre los ojos de golpe, se encuentra un momento congelado, antes de sentir algo frio alrededor de su cuerpo. Gimotea un poco, pero cuando puede procesar que a su alrededor hay una serpiente que lo tiene atrapado, al menos su instinto hace que detenga su lucha. Se sorprende cuando siente su varita en su bolsillo, difícil de tocar por sus obvias ataduras, pero se había preguntado porque carajo no se la habrían quitado. No es que fuera necesario, sus ojos se abren incrédulos al ver a Norberta, en su forma media humana, siendo sujetada por una cadena en su cuello a la pared, totalmente inconsciente mientras al lado de esta en una silla que parecía un trono.

Voldemort.

¿Es en serio?

Draco maldice su suerte de ser capturado, otra vez, a este punto en realidad ya no se sorprende que este hombre tenga un extraño fetiche con secuestros.

¿Por qué no lo asesina?

Claramente Voldemort no es tan inteligente como a este le gustaría hacerle creer.

—Maestro—dice el hijo de perra de Dolohov, pero Voldemort solo levanta una mano silenciándolo, mientras la varita de Sauco se sigue moviendo en su mano.

Traga saliva.

Vale pudo protegerse con su varita, pero eso no significa que la varita de Sauco no sea intimidante solo por su cuenta.

—Bueno niño de Orion—bien ese nombre hizo que se escalofriara—es la tercera vez que te tengo en mi poder, dos veces escapaste de la muerte, me pregunto si habrá una tercera que puedas eludirla—a diferencia de otras veces no parecía fascinado con él.

Molesto.

Enojado.

Indiferente.

Draco comenzó a sudar frio, porque esta vez sí fue consciente de que cualquier comentario de su parte sin duda podría ser visto como una posible muerte segura; era un Ravenclaw después de todo, así que no era tan idiota como algunos pensaban de él.

Voldemort espero, pero Draco permaneció calmado.

—Hicimos un alto al fuego, esta noche, hasta que Potter se entregue—

—Harry no se entregaría—

—Saben que te tenemos, le ofrecí libérate si viene—

—Mierda—sisea por bajo, porque, aunque le gustaría pensar que Harry no era un idiota, bueno, las pruebas pueden apuntar en su contra.

El lado bueno es que no se ha entregado todavía, el lado malo es que teme que el idiota que tiene por novio ¿no novio? ¿prometido?, pensar sobre nombres entre ellos ya era suficientemente complicado para que pueda darse una idea. También está el hecho del vínculo mental que hay entre Voldemort y Harry, así que es probable que, a pesar de todo, sepa que efectivamente tienen a Draco, lo cual nunca es positivo.

Con suerte piense en lugar de entregarse en bandeja de plata.

¿Tiene alguna posibilidad?

Espera que sí.

—Espera, pensé que querías mis super poderes para esquivar la muerte, ¿por qué entregarme tan fácil? —comento un poco estúpidamente, vale, era un Ravenclaw inteligente, pero también uno curioso.

Supuso que en el otro lado de la muerte si Anthony pudiera verlo, estaría negando con la cabeza con su madre al ver la estupidez que acaba de hacer.

Bueno.

Que no se diga que no es curioso.

—Claramente no revelas tu información y el imperio no funciona contigo, pensé en veritaserum, pero la realidad es que estoy ocupado con Potter en este momento; tu existencia me es irrelevante ahora—bien eso fue un poco ofensivo, Draco hizo un puchero, antes de congelarse cuando detrás de Dolohov entro Lucius Malfoy, quien no volteo a verlo en ningún momento, su pecho arde por eso—cuando acabe con Potter me encargare de ti—

Lindo.

Draco ve fijamente a su padre, antes de ver a Norberta que sigue dormida en un sueño que parece profundo.

¿Dónde están?

Parece la cabaña de los sustos, pero Draco no puede confirmarlo realmente.

—Leíste sobre Orion—musita Draco aun algo preocupado, Voldemort lo ve fijamente.

—Lo hice—

—No pareces sorprendido—

—Me sorprende más tu varita sin duda, un mito, pero que no se puede retirar de tus manos—acepta la cosa, porque no es un hombre, no sabe si esta con vida siquiera como humano o mago—ya lograre convertirte en una marioneta de ser necesario y si no, en realidad tengo muchas ganas de torturarte cuando todo acabe—continua con una mirada claramente desagradable.

Draco gruñe, pero el ser solamente da media vuelta antes de irse, ordenándole a su serpiente mantenerse con él y haciendo que se mueva incomodo.

—Nos esperan en el bosque señor—habla Lucius nuevamente sin mirar a Draco y esta vez gruñe, impotente, esperando que su padre lo vea.

No lo hace.

Lo quiere maldecir.

—Bien, Dolohov y Nagini se quedarán con el traidor, o, mejor dicho, mi futura mascota—habla Voldemort con una sonrisa antes de irse.

Cuando se marcha.

Draco grita.

Pero nadie parece escucharlo.

.

.

Draco se pregunta vagamente si se ha vuelto loco, porque está encerrado en medio de una serpiente, mientras Dolohov lo admira desde la silla frente a él; lo cual, si lo piensa un poco, si puede verse como una locura. Pero el problema es que al lado de Dolohov había un hombre, pero no cualquier hombre. Draco traga saliva al ver el cuerpo de Rodolphus Lestrange luciendo demasiado pálido, con unas marcas de cadenas sobre su cuello que lo hacen estremecer más que la serpiente a su alrededor. Si sabe que debería estar aterrado de la propia Nagini, pero le recuerda un poco a Steven y si no estuviera tan aterrado por la imagen de un muerto, tal vez podría pensar en su querida serpiente erizo que debe estar a salvo al otro lado del mundo.

Como si fuera algo que tal vez algún día podría obtener.

Si no muere.

Pero ha llegado lejos sin morir.

Sigue sorprendiéndole como ha pensado eso y como no está aún muerto.

—Mírate aquí, atrapado, con suerte al fin mueras—la voz de Rodolphus lo hace ver con un poco de incomodidad el hombre muerto.

No puede estar ahí.

Tiene que ser una broma.

Sea vuelto loco.

—No digas eso, el mocoso no ha sufrido lo suficiente, merece morir como el perro que es—gruñe la voz de su tía Bellatrix distorsionada en su oreja, que lo hace gruñir por bajo, pero al voltear solo puede ver sombras como si no estuviera ahí y solo un dementor lo esperara.

La serpiente se aprieta más contra su cuerpo al tiempo que Dolohov levanta la varita, pero Draco apenas si presta atención porque se siente ahogado. Es como estar en este mundo, es parte de él, pero al mismo tiempo es como si se fundiera en la realidad de sus pesadillas; las paredes parecen sangrar. Su cabeza no deja de palpitar mientras Dolohov levanta la varita luciendo alterado, pero ya no parece verlo a él.

Se pregunta que ve.

¿Tendrá sus propias pesadillas?

¿Sus propios demonios?

¿Draco alguna vez podrá descansar de sus peores errores?

—Solo es un niño—interviene una voz, que provoca que Draco levante la vista, sus ojos se llenan de lágrimas al ver a Viktor sentado tranquilamente contra una pared, llena de sangre, con su rostro pálido y ojos casi sin vida.

Abre la boca.

No dice nada.

Nagini está apretándolo con demasiada fuerza, tal vez la falta de aire es lo que le hace alucinar. Gruñe un poco, pero no dice nada cuando siente unas manos sobre su cabeza, sus ojos parecen borrosos cuando ve a su madre acunando su rostro, todo parece a su alrededor lleno de sangre y oscuridad, sombras por todos lados que no puede ver.

Gritos de Dolohov.

Nagini le suelta ligeramente.

Cae de rodillas, pero la serpiente no está, solamente Draco jadeando en el suelo con su madre aun sosteniendo su rostro.

—Mi pequeño dragón, tan brillante—su voz es cálida y casi quiere llorar, porque siente que por un momento la había olvidado—recuerda la profecía, no tienes que luchar solo—dice los retazos de su madre que le hacen agitarse por un poco de aire.

No puede tener paz.

Solo un momento.

Sujeta su cabeza alejándose de su madre, porque ella está muerta, ella no se encuentra aquí. Tiene que aceptar que ella se encuentra muerta, porque esto no está ayudando, están en medio de una guerra; prometió darle un final adecuado cuando todo termine.

Un poco más.

—Solo una basura más—la voz de Greyback suena a diferencia de su madre, luciendo como si estuviera cortado en todo su cuerpo.

Lo odia.

Su pecho grita en odio, porque no pudo matarlo y es algo que le falta en su vida, para poder ser feliz tuvo que haberlo matado; o tal vez para caer una vez por todas en la oscuridad que es su vida. Intenta ponerse de pie, pero no puede, porque algo lo detiene; voltea a ver dónde se supone que debería estar Anthony, pero solo parece haber una silueta brillante y gruñe.

Como si no pudiera estar aquí.

No es justo.

Quiere verlo una vez más.

¿Por qué no está aquí con él?

Debería estar aquí con él.

Habían prometido estar juntos.

—Su alma siguió adelante, decidió rencarnar—la voz de Barty duele más de lo que debería, porque sabe que su muerte fue para ayudarle.

Voltea a ver a regañadientes y en sufrimiento al hombre, que permanece ahí, con la apariencia de la última vez que los ayudo y sin lucir totalmente muerto. Todos los otros espectros e incluso la especie de luz que representan a Anthony lo observan. Draco quiere gritarle que todo esto es una muestra de su imaginación, que se encuentra loco, pero entonces es como si pudiera verlo detrás de Barty.

En la pared.

Como un velo negro que conoce.

El velo de la muerte.

Espera un momento.

Se intenta poner de pie, pero sus pies simplemente no le ayudan.

—La profecía Draco, recuerda la profecía—susurra su madre apresuradamente a su lado, Draco voltea a verla con ojos llenos de lágrimas, sin saber que es real o que es mentira.

Queriendo que fuera verdad.

Que esto no fuera un sueño.

—Mamá—suplica, pero Narcisa, aunque tiene sus ojos llenos de cariño y amor que recuerda, parece más preocupada por otra cosa.

—Sabes, es curioso, incluso Voldemort no puede verlo, aun ahora, aun tan cerca; pero supongo que solo los espectros podemos verlo ahora—musita Barty con curiosidad, haciendo que Draco deje de ver a su madre en contra de su voluntad para verlo—tu alma, unida ahora mismo—se arrodilla frente a Draco tocando su pecho que se estremece al tocarlo.

No entiende que pasa, no entiende que hay en su pecho, porque la maldición de Vodník ya debió ser liberada hace mucho tiempo. Greyback gruñe molesto a su espalda, mientras Rodolphus parece cruzarse de brazos molesto, Viktor solo sonríe con tristeza, el espectro de su tía solo se agita y Narcisa toma su mano.

Confuso.

7 almas.

Su cabeza duele.

—¿Qué tiene que ver mi alma? —gruñe Draco con incomodidad, pero Barty solamente le da una mirada que le recuerda un poco a Luna y algo en su garganta se seca.

—Por eso es difícil irse, por eso solo tu amigo que tu dejaste ir pudo marcharse—continua y Draco, aunque pensaba que no podría, se pone de pie alterado.

Su cuerpo se mueve incomodo, antes de mantenerse firme, Barty lo ve desde el suelo con una media sonrisa mientras Draco se encuentra agitado.

Esta alucinando, esto no es verdad.

—¡Habla claro! —

—El maestro de la muerte—habla Barty deteniendo a Draco—Orion Blake fue el maestro de la muerte, su padre le dio esa potestad sobre la muerte que ahora reside en tu alma Draco Malfoy; por eso no podemos irnos, tu alma nos tiene atados a este mundo incluso aunque no estemos vivos. Todo este tiempo has estado cargando con nosotros, porque te niegas a dejarnos ir—añade poniéndose de pie, pero Draco no puede escucharlo.

No tiene sentido.

Gira su rostro a su madre, que parece suspirar mientras se coloca sobre sus pies, luciendo hermosa, radiante, una joya en espera de ser admirada y amada por todos.

Quiere decir algo.

¿Esto es real?

—La profecía Draco, tienes que cumplirla, para que puedas ser feliz; nosotros no somos necesarios, tienes que dejarnos ir—habla su madre a los otros espectros que, durante mucho tiempo, pensó que solamente eran sus culpas en su espalda.

Tal vez lo era.

¿No se habían podido marchar?

¿Era su culpa?

Maldita sea, un minuto de tranquilidad no es mucho pedir.

—Yo…—ni siquiera sabe que decir, solo que algo es su culpa, de nuevo y tiene que arreglarlo.

Una parte egoísta dentro de él, la misma que no quería dejar ir, solamente quiere aferrarse a la idea que demencia o no, esta podría ser su madre. Levanta el rostro con lágrimas en sus ojos, queriendo descansar y al mismo tiempo solo llorar.

Guerra.

Esta en una guerra.

No hay tiempo para llorar.

—Estarás bien—las palabras de Viktor lo sorprenden, este se pone de pie con tranquilidad y la culpa de su muerte sigue ahí—eres un campeón del torneo, el cáliz eligió tu nombre por algo—porque había hecho trampa—y actuaste como un campeón—añade como si leyera su mente.

Quiere hablarle sobre sus padres, como su muerte les había destruido y ahora vivían deprimidos; tal vez ya o sabía, si su rostro triste parecía indicar algo.

Bajo la vista, viendo de reojo a Rodolphus con incomodidad y a Greyback casi con odio, pero después de todos, ambos a su manera habían sido muertes que género; aunque aún había querido matar a Greyback. Casi se alegró de no ver aquí a Dumbledore, simplemente era alguien que incluso en este momento no quería ver.

Ve a Barty, que parece esperar y se pregunta si piensa en Evan.

—No pienso olvidarlos—habla en voz clara luego de tragar saliva, sentir un nudo en su garganta y ver a cada uno de los espectros o restos de alma—yo…no pienso olvidar a nadie, pero tengo que ir a luchar, estamos en guerra y yo no puedo quedarme, yo…—se queda congelado cuando su madre lo abraza, provocando que su rostro se vuelva a poner rojo con ganas de llorar.

No quería llorar.

No debería llorar.

Abraza a su madre una última vez.

Entonces, por un momento, mientras ve el lugar donde la luz de Anthony esta, escuchando una risa que de alguna forma parece familiar casi infantil de maneras que no entiende.

Solamente.

Los deja ir.

Y es como si le dieran un puñetazo en el vientre, que lo arroja volando contra el suelo y piensa en una profecía dicha hace mucho tiempo.

.

.

"En los albores de la oscuridad, en el filo del destino pendiendo, Las piezas se ensamblan, el legado completo vislumbrando. Hijo de antiguos linajes, elegido por el tiempo, En su camino tortuoso, se enfrentará a pruebas sin clemencia.

En su corazón yace el dilema eterno, la sombra y la luz en pugna, El dragón dormido despierta, su esencia antigua se difunde. En sus venas fluye la pasión, herencia de la estirpe alada, Sabiduría ancestral, su guía en la jornada.

Sus decisiones forjarán el destino de muchos, Libertad o abismo, su nombre será el yunque. En el viaje, pasado y presente se entrelazarán, Misterios ocultos, secretos milenarios desvelarán.

En el punto culminante, cuando la oscuridad alcance su cumbre, El dragón y el león se alzarán juntos en deslumbre. En tus decisiones, pasado y futuro se reconciliarán, Un nuevo amanecer, el destino finalmente se revelará."

.

.

Continuará…

Entonces este es el último capítulo antes de finalizar la primera parte de este libro. La segunda parte no tiene fecha de actualización, la iré haciendo poco a poco ya que tomara momentos de post guerra que no están del todo entrelazados de forma lineal, solo que tendrán momentos después de la guerra probablemente de diferentes POV de los personajes, no solamente de Draco.

Así que solo un capítulo más.

Es raro.

Como nació esta historia, como creció, como se volvió uno de mis primeros proyectos totalmente ambiciosos. Sus risas, sus lágrimas, momentos felices y momentos tristes.

Hay nostalgia.

Hay nervios.

Tengo mucho que editar aun de estos capítulos antes de publicarlos, pero ahora que el inevitable final está en el siguiente capitulo me pregunto.

¿Valió la pena?

Quiero pensar que sí.

En este capítulo vemos como Draco ha cargado con el peso de 7 muertes voluntarias o involuntarias hasta ahora, la culpa de ellas nunca se irán, pero tal vez ahora pueda dejar descansar a sus almas en paz.

El maestro de la muerte nunca estuvo destinado a ser de Draco o Harry, el maestro de la muerte que creo el velo y pudo pasar por esta, hasta regresar otra vida siempre estuvo destinado a Orion Blake.