Capítulo 18: En los albores de la oscuridad Un nuevo amanecer, el destino finalmente se revelará.

Draco cae con fuerza contra el suelo, siente dolor en su vientre y aunque su interior aún se encuentra confundido por lo que paso, levanta su rostro furioso para luchar. No hay necesidad, su mirada se sorprende al ver a Dolohov inconsciente en una esquina donde Severus se encuentra ahí con una varita en su mano restante, mientras que un confundido Neville esta jadeante con lo que parece la espada de Gryffindor en sus manos. Sin duda es la imagen y combinación más extraña que puede pensar, pero la ignora para abalanzarse hacía Norberta que sigue inconsciente. Es curioso las sombras acuden a él sin tanta dificultad, aunque se siente más cansado cuando estas llegan a Norberta y destruyen las cadenas fácilmente.

La varita tiembla en sus manos y parece burlarse un poco de que Voldemort no se la pudo quitar, aunque lo intento.

Ojalá hubiera podido obtener este poder antes y desarrollarlo.

Pero entiende porque no paso.

Había ocupado asesinar primero y Draco realmente no está feliz con esa parte de él ahora.

Se incorpora con dificultad, pero con Norberta en sus brazos totalmente inconsciente, es mucho más pesada en esta forma de la que había meditado, no es que importe.

Duerme.

Pero su pierna no deja de sangrar, lo cual le preocupa.

Sigue viendo entre Neville y Severus, el primero luce totalmente destruido como lo encontró cuando llegaron al castillo, aunque algo de verlo con esa espada y su mirada llena de decisión para la lucha es un poco caliente. Su padrino por otro lado parece sudoroso, pálido y sin duda no debería estar despierto luego de que le amputo el brazo; pero tiene una terquedad que lo hace verse un poco similar a Neville.

Tiene tantas preguntas.

Sujeta con más fuerza a Norberta contra él.

—Potter desapareció—anuncia su padrino y Draco muerde un poco su labio.

Ese idiota abnegado.

Quiere golpearlo cuando lo vea.

Va a asesinarlo si muere.

—Hay un alto al fuego, pero Hermione nos dijo que lo último que Harry vio en sus memorias fue este lugar…yo…bueno el profesor Snape venía para aquí solo—hay una especie de reproche en la voz de Neville, que Severus ignora para verlo de forma desaprobatoria.

El mundo es extraño.

Tal vez esta en otra dimensión.

—Dijeron que te tenían, le ofrecieron a Potter liberarte si se sacrificaba; no sé cómo pudo caer en una trampa tan obvia cuando está claro que nunca ibas a ser liberado—maldice por bajo y Draco aprieta un poco a Norberta contra su cuerpo.

Si.

Eso jamás iba a funcionar.

Aun así.

Solamente Potter podría hacer algo tan ridículo como ponerse en bandeja de plata por él, cuando claramente era una trampa. Bueno ya sabía que su novio (o lo que fueran) no era un Ravenclaw, pero al menos había pensado que tendría un poco de inteligencia.

Gryffindor estúpido, piensa alarmado.

—Hay que volver al castillo, están…contando las bajas—musita Neville con rostro triste lo que hace que Draco se congele.

Bajas.

Muertes.

Piensa en lo que acaba de pasar, pero se lo traga antes de caminar detrás de Neville mientras Severus va unos pasos alejados de ambos como si estuviera cuidando la retaguardia. Sus piernas tiemblan un poco, se pregunta si todo fue un sueño o tal vez, solo tal vez, lo que imagino era real.

El maestro de la muerte.

Estúpido Orion, sin duda aun ocultando secretos a pesar de todo este tiempo.

.

.

Lo primero que ve al llegar es a Padma de rodillas llorando, Draco se queda congelado porque por un momento, piensa que es Padma la que está en el suelo muerta, pero no lo es, el cabello largo revela el cabello de Parvati Patil sin vida en el suelo mientras Padma está llorando de forma desgarradora sobre el cadáver de su hermana. Su espalda se estremece, porque están en medio de una guerra, porque hay perdidas, hay muertes y Draco siente que su cuerpo va a colapsar ante la idea de alguien más muerto. Michael es quien aparece primero, luciendo aliviado de verlo y corriendo para abrazarlo, aunque sujeta un poco a Norberta cuando las piernas de Draco ceden.

Está cansado.

Terry llega a él, lo ayuda a ponerse de pie junto con Luna, tiene solo un momento para exhalar de alivio, cuando ve las vendas en el rostro de Terry donde debería estar su ojo; no sabe si está ahí. Por otra parte, Luna solamente le ayuda a ponerse de pie con heridas en todo su cuello y hombros que reconoce rápidamente.

Su rostro se vuelve pálido.

Ella sonríe suavemente.

—Estuve inconsciente hasta hace poco, yo, supongo que algunos hombres lobo lograron colarse; Pomfrey tenía pócimas así que todo estará bien—musita está ocultando un poco mejor la mordida de su hombro, pero Draco lo ha visto.

Ve a Michael, este solo hace una mueca.

Neville pasa apresuradamente aun con la espada en su mano, grita sobre la profesora McGonagall y Draco no entiende de que habla, hasta que la ve. Su garganta se aprieta cuando ve el cuerpo de la antigua jefa de casa acostado suavemente sobre el suelo, con un rostro como alguien que está durmiendo, pero Draco sabe mejor que nadie que realmente no está dormida.

Lo puede sentir en el aire.

Muerte.

Por todos lados.

¿Esta es la guerra?

Traga saliva.

—¿Quién más? —pregunta con voz ahogada, mientras Terry lo ayuda ahora a sentarse, ni siquiera llama a Padma que sigue llorando con Lavender sobre el cuerpo de Parvati.

Siente que es Padma.

Se siente horrible.

Porque está feliz una parte de él, que Padma sigue aquí y sabe que está mal.

—Varios estudiantes de diferentes casas, Bill Weasley y Percy Weasley tampoco lo lograron—musita Michael colocando a una inconsciente Norberta junto al suelo y Draco siente que el pecho se ahoga de dolor.

Tristemente no puede decir mucho de Percy Weasley, pero Bill, aun puede recordar al mismo hombre que le ayudo cuando era niño y se perdió en el ministerio. El mismo hombre que les había brindado una casa para la cual ocultarse y que fue como un pequeño descanso en la guerra.

Busca con la mirada entre la gran cantidad de personas el rostro de Fleur.

Se sorprende de verla limpiándose el rostro, pero sigue tratando a los demás con ayuda de Remus que no deja tampoco de ayudar a los estudiantes; puede ver a Theo a lo lejos, hablando con Blaise y Pansy que parecen totalmente heridos por las luchas.

Ve a Astoria Greengrass llorar cuando sujeta la mano de Daphne.

Muerta.

Intenta buscar más rostros que hubieran sido heridos, pero es como si su cabeza no quisiera procesar más de lo que sucede o rostros que no dejan de llorar. Cuerpos que no dejan de ser cubiertos por mantas demostrando que ya no se encuentran en este mundo.

Su garganta se aprieta al ver a Sirius, pero este no está muerto, aunque si vendado en su vientre y gruñendo mientras Pomfrey parece sanarlo lo mejor que puede. No sabe que pensar, todo es demasiado rápido y cuando voltea a un lado sus manos tiemblan porque también ve el cuerpo sin vida de Flitwick y solamente quiere vomitar.

¿Por qué?

¿Por qué esto está pasando?

Sujeta una mano contra su boca queriendo vomitar, porque de alguna forma el interior de su pecho solamente parece un agujero vacío que con cada rostro conocido que murió, solamente siente que su interior se llena de vacío al pensar que es su culpa.

No lo es.

Es una guerra.

Y aun así cuando Draco levanta el rostro con lágrimas, Terry lo abraza con fuerza llorando también contra él.

Se pregunta si no murió.

A veces se siente como tal.

.

.

Draco pasa un tiempo preocupantemente largo al lado del cuerpo sin vida de Parvati Patil, mientras Padma por otro lado llora contra su hombro; a veces mira a la familia Weasley que parece tan perdida y confundida como el propio Draco se siente, luego de perder dos de sus miembros. Ve la varita en sus manos con duda, porque a pesar de obtenerla, al final de cuentas no había podido hacer nada; Alnair descansaba en una de las torres del castillo como vigilante, mientras Norberta seguía inconsciente entre los heridos. La mayoría de personas no estaban en condiciones de luchar, tampoco había visto a Lyra, pero está seguro por los susurros de algunas personas que se dicen que gran parte del ejército de Wendigos había sido masacrado; nadie sabe por quién.

Han perdido vidas de ambos bandos.

Escucha por bajo a Luna hablar sobre la propia batalla en el castillo, sobre las luchas, sobre Neville y Seamus explotando un puente.

¿Alguien realmente se sorprende por eso?

—Hay muchos muertos—musita Terry preocupado, pero Draco ni siquiera quiere verlos más.

No quiere recordar sus caras.

Al mismo tiempo que quiere hacerlo.

Michael solamente está sentado también ahora, viendo hacía la distancia con ojos fijos, casi esperando que alguien los ataque y probablemente no está equivocado.

Es cuestión de tiempo.

Traga saliva, piensa en Harry, su pecho se oprime de incertidumbre sobre que podría haber pasado y solamente quiere que esta maldita noche termine de una vez por todas. Lo que habían parecido solo unos segundos, en realidad fueron largas horas y el amanecer está cerca, pero duda que eso sea el final de la lucha indiferente de que pase en el bosque.

Deben seguir luchando.

Piensa en la profecía, su madre se lo pidió o sus vestigios.

Nunca lo hizo realmente.

¿Por qué lo haría?

No había sido importante ahora para él.

…En los albores de la oscuridad, en el filo del destino pendiendo, Las piezas se ensamblan, el legado completo vislumbrando. Hijo de antiguos linajes, elegido por el tiempo, En su camino tortuoso, se enfrentará a pruebas sin clemencia…

Draco quiere reírse con amargura sobre esa parte, porque había sido jodidamente cierto, prueba tras prueba desde que tiene memoria, es como si la vida solamente quisiera reírse en su cara por cada cosa nueva que quería hacer.

No solo por Orion.

Vodník también había usado la maldición para llevarlo por un camino de torturas.

…En su corazón yace el dilema eterno, la sombra y la luz en pugna, El dragón dormido despierta, su esencia antigua se difunde. En sus venas fluye la pasión, herencia de la estirpe alada, Sabiduría ancestral, su guía en la jornada…

Odiaba esta parte, como su vida parecía siempre estar entre la luz y la oscuridad, sin estar seguro cual ganaría. La vida le demostró que era amar a alguien, que era perder, que era ver la muerte, que era ver el nacimiento una y otra vez. Probablemente lo de la pasión en sus venas, hable sobre la sangre de Dragon y la maldición que solamente le permitiría amar una vez.

…Sus decisiones forjarán el destino de muchos, Libertad o abismo, su nombre será el yunque. En el viaje, pasado y presente se entrelazarán, Misterios ocultos, secretos milenarios desvelarán…

¿Por qué tendría que ser él?

Cada una de sus decisiones, buenas o malas, parecían influenciar en otros y era tan injusto que esta carga fuera sobre él. La forma en que hablaba del pasado y presente, podría tener relevancia porque hasta ahora las memorias de Orion sin duda han unido mucho el pasado del presente.

Ha descubierto todo el libro de Orion, traducido ahora en su mochila olvidada en la sala de los menesteres, mientras que algunos secretos de años ya no parecen tan secretos.

Mira a Norberta inconsciente, piensa en los dragones primordiales, en Vodník o en Lyra.

…En el punto culminante, cuando la oscuridad alcance su cumbre, El dragón y el león se alzarán juntos en deslumbre. En tus decisiones, pasado y futuro se reconciliarán, Un nuevo amanecer, el destino finalmente se revelará…

Su corazón se apiña incomodo contra su pecho ante la última parte de la profecía.

¿Oscuridad?

Todo ahora parece oscuro, la muerte sobre Hogwarts, la manera en cómo a pesar de tener dos jodidos dragones y la ayuda de una mestiza que era sangre dragón y Sirena habían perdido a tantas personas. También la parte de que habla sobre el dragón y el león lo tiene un poco nervioso, ignorando la parte del pasado y futuro porque realmente no sabe que pasara a partir de mañana.

O dentro de una hora.

Solo puede ver el amanecer con temor.

Todo está por terminar.

¿Cuál será su papel en esto?

Había logrado detener un momento a Voldemort con esta varita, pero la idea de enfrentarlo aún lo llenaba de preocupación. Claro que tiene una ira ciega por querer asesinarlo, desea poder acabar con él con sus propias manos y con esta varita debería poder hacerlo.

Pero aún no lo hace.

Sus manos tiemblan de impotencia.

Pensó en el agua que había ido a buscar con Theo, pensó que esto podría ayudarles, pero tampoco fue de nada útil hasta ahora.

Sujeta su cabeza frustrado.

Nada de lo que hizo funciono.

—Tal vez ese no sea tu destino Draco Malfoy—susurra la voz en su ropa, confundido, porque no había pensado en dicho espejo desde el inicio de la lucha lo saca de su ropa.

Todos los Ravenclaw admiran a su alrededor, no sabe en qué estado mental se encuentran, probablemente estén incluso peor de lo que esperaba.

Joder.

Las guerras eran un asco.

—¿De qué hablas? —cuestiona Terry un poco a la defensiva, mientras Padma con ojos rojos voltea a ver al espejo y Draco solamente quiere abrazarla.

Porque sabe que es perder un hermano, sabe que es perder alguien que es la mitad de ti. Puede que nunca entienda el verdadero lazo de los gemelos, pero sin duda, hay algo en el lazo que tuvo con Anthony que tampoco puede comprender o explicar.

Había sido suyo.

Pero ya no.

Está viviendo una vida, ni siquiera los retazos de su alma quedaron con Draco más, fue un alma que no pudo capturar porque dejo que se fuera.

—Orion odio a Vodník de todo corazón, pero no fue su destino asesinarlo, tal vez eso pase con Draco; odio a Greyback pero tampoco pudo asesinarlo—era la voz de Anthony quien hablaba, Draco admiro la imagen pensativo—el destino es minucioso, pero no puedo ver que seas tu quien acabe con ese tipo sin nariz, al igual que Orion algunas cosas están destinadas a repetirse—

—No es justo—gruñe Draco.

Por un momento Anthony lo ve casi divertido, como si quisiera decirle "la vida no es justa", pero antes que pudiera quejarse los sonidos de Alnair parecen atraer la atención de los demás. Se pregunto porque daban por sentado que un dragón simplemente estuviera de su lado, pero no quiso preguntar más cuando aquellos que pudieron se pusieron de pie alertados.

La lucha probablemente se reanudaría.

Tomo la mano de Padma, que parecía dudar un poco sobre quedarse con el cadáver de su hermana, antes de apretar la mano de Draco. Caminaron por los pasillos, algunos apresurados, otros cojeando y Draco simplemente no distinguió bien que pasaba. En la entrada del castillo se encontraba Ala Negra que no tenía una pata herida, mientras Dora a su lado estaba con el rostro congelado.

Draco siguió su mirada.

Dos gigantes lideraron la marcha, mientras los Mortifagos se apiñaban a su alrededor, y mientras Hagrid sollozaba salvajemente al caminar. Como si fuera la procesión victoriosa marchaban desde la distancia hacia ellos. Su cuerpo se escalofrió cuando pudo ver a Hagrid bien, o mejor dicho el cuerpo que traía en sus manos, que hizo que todo el cuerpo de Draco se tensara.

No.

Eso no era verdad.

Simplemente no era verdad.

Ciertamente parecía como tal, inerte, ojos cerrados, gafas en su rostro y una postura bastante incomoda. Una parte de él se negó a creerlo de buenas a primeras, porque no tiene sentido que Harry estuviera muerto, simplemente es algo que no cuadra en la historia como tal.

No se muere.

El protagonista no se muere.

Pero esta no es una historia de una película o un libro, es el mundo real para Draco.

Piensa que ya no debería doler, que el dolor de una posible muerte no debería afectarlo, pero al igual que cuando sintió que perdió a Luna, todo su interior grita de ardor por dentro por venganza. No entiende como el espejo puede decir que no siente que no es su lugar matar a ese idiota.

Otra vez.

Otra vez le quito lo que más amaba.

—Alto—gruñe Voldemort a la cabeza de todos, viendo fijamente a Draco casi con curiosidad y solo un deje de preocupación.

Nagini.

Debe estar pensando en la serpiente, pero a Draco no le importa.

—Michael—susurra Luna preocupada, pero su amigo hombre lobo solo gruñe de impotencia a su lado.

—No sé, todo huele a muerte, no puedo saber si…si está muerto—dice con tanta impotencia que el ardor sigue calando en su interior.

Lo matara.

No importa que tenga que irse a la muerte, Draco piensa matar a ese ser con su último aliento, sujeta la varita con fuerza en su mano, analizando cuando sería el mejor momento para simplemente lanzarse a la lucha nuevamente.

—Harry Potter está muerto. Le maté mientras huía, intentando salvarse mientras vosotros sacrificabais vuestras vidas por él. Traemos su cuerpo como prueba de que vuestro héroe ha muerto—mostrando su cuerpo como si fuera un botín de guerra, Draco puede sentir que no es el único que se eriza a su alrededor al respecto—La batalla está ganada. Habéis perdido a la mitad de vuestros combatientes. Mis Mortifagos os superan en número, y El Chico que Vivió está acabado. La guerra debe acabar. Cualquiera que continue resistiéndose, hombre, mujer, o niño, será masacrado, al igual que cada miembro de su familia. Salid del castillo ahora, arrodillaos ante mí, y seréis absueltos. Vuestros padres e hijos, vuestros hermanos y hermanos vivirán y serán perdonados, y os uniréis a mí en un nuevo mundo que construiremos juntos—

Draco lo mira incrédulo.

Esta loco.

Simplemente demente si piensa que alguien va hacerle caso, hay más personas que comienzan a salir del castillo, mientras Ala Negra aun en el suelo gruñe amenazadoramente a los Mortifagos, donde nota Draco, aún quedan varios gigantes y Wendigos que podrían ser un problema para la lucha.

Hombres lobo también.

Su rostro se fija en su padre con amargura, porque al final después de todo, aún estaba ahí al lado del hombre que asesino a su esposa. Siente que lo odia, siente que quiere gritarle que era un maldito hipócrita y que desearía que estuviera muerto en lugar de su madre.

Tal vez lo haga.

Pero antes de dar un paso, puede ver el rostro de su padre, una fría mascara de indiferencia, que solamente niega con la cabeza tan ligeramente que siente que lo ha imaginado; sus ojos parecen querer decirle algo que hace a Draco retroceder incrédulo.

Su boca se abre ligeramente antes que su atención sea regresada a Hagrid.

—Harry —sollozaba Hagrid—. Oh, Harry... Harry—

Entonces más personas salieron.

—¡No! ¡No! ¡Harry! ¡HARRY! — Las voces de Ron, Hermione y Ginny fueron las primeras que escucho Draco mientras todos a su alrededor estaban en la entrada del castillo.

En la esplanada donde muchas veces solo hicieron juegos ridículos y que ahora parecía ser el final para la lucha.

Draco vio a su padre una vez más, como si este tuviera una súplica en su mirada y debatió sobre si era correcto, una última vez confiar en él.

—¿Draco? —cuestiono Padma por bajo temblando, pero solamente vio a su padre, antes de tragarse sus ideas y voltear a ver a Voldemort con el rostro lleno de ira asesina.

No hizo nada.

Se pregunto que debería esperar.

—¡SILENCIO! —gritó Voldemort, un destello de luz brillante y silencio obligaron a callar a todos—. ¡Se acabó! ¡Déjale, Hagrid, a mis pies, donde debe estar! —

Trago saliva incomodo, viendo el cuerpo de Harry con un escalofrió y terror en su ser.

Las sombras se mueven bajo sus pies, tentándolas a usarles, a destruir todo una vez como prometió como con Anthony.

¿Qué lo detenía?

Volteo a ver a su padre, este volvió a negar con los ojos y Draco se mordió el labio sintiéndose temblar.

—¿Véis? —dijo Voldemort, pero solamente viendo a Draco como si quisiera burlarse de él—. ¡Potter está muerto! Lo entendéis ahora, ¿verdad, ilusos? ¡No era nada, nunca lo fue, más que un niño que confiaba en que los demás se sacrificaran por él! —

—¡Se enfrentó a ti! —gritó Ron, y el hechizo se rompió, y los defensores de Hogwarts gritaron y chillaron de nuevo hasta que una segunda y más poderosa explosión extinguió sus voces una vez más.

Pero era suficiente.

Draco estaba con el rostro firme ante Voldemort como todos los demás magos de este lado, incluso aunque Harry estuviera muerto estaban dejando claro que iban a seguir luchando y no importa que pasara ese día.

Voldemort iba a morir.

Tenía que serlo.

—Murió mientras intentaba salir a hurtadillas de los terrenos del castillo —dijo Voldemort, y hubo una inflexión en su voz por la mentira— Muerto mientras intentaba salvarse a sí mismo... — Pero Voldemort se interrumpió.

Draco no pudo detener cuando Neville había salido hacía Voldemort y se odio por no detenerlo cuando fue impactado por un hechizo que lo envió volando. Hannah Abbott y Ginny Weasley rápidamente corrieron hacía este para ayudarle a ponerse de pie.

Estaba desarmado, Voldemort lanzaba la varita de su oponente a un lado y reía.

—¿Y quién es este? —dijo con un su suave siseo serpentino—. ¿Quién se ha ofrecido voluntario para demostrar lo que ocurre a los que continúan luchando cuando la batalla está perdida? —

Un mortifago soltó una risa casi demente.

—¡Es Neville Longbottom, mi Señor! El chico que ha estado dando a los Carrow tantos problemas! El hijo de los Aurores, ¿recuerda? —

—Ah, si, recuerdo, —dijo Voldemort, bajando la mirada hacia Neville, que estaba luchando por volver a ponerse en pie ahora con ayuda de Hannah mientras Ginny gruñía a su lado, desarmado, de pie en la tierra de nadie entre los supervivientes y los Mortifagos—. Pero eres un pura sangre, ¿verdad, mi valiente muchacho? —preguntó Voldemort a Neville, que le enfrentaba con las manos vacías, cerrados los puños.

—¿Y qué si lo soy? —dijo Neville ruidosamente.

—Muestras espíritu y valor, y provienes de un linaje noble. Serás un mortifago de gran valor. Necesitamos gente como tú, Neville Longbottom—

Como si no hubiera matado a otros sangre pura por menos.

Hipócrita.

Idiota.

Lo odio tanto en este momento.

El asesino de su madre.

Draco ni siquiera se ofendió del sonido incrédulo que sale de la boca de Michael, quien puede ver mejor que un tipo sin nariz lo que iba a suceder.

De todas las personas fue por Neville.

Idiota.

No por nada el chico había sido elegido en Gryffindor.

—Me uniré a ti cundo el infierno se congele, —dijo Neville—. ¡Ejército de Dumbledore! —gritó, y hubo vítores en respuesta entre la multitud, a la que los Encantamientos Silenciadores de Voldemort parecían incapaces de contener.

—Muy bien, —dijo Voldemort—. Si esa es tu decisión, Longbottom, volveremos al plan original. Allá, —dijo tranquilamente— tú—

Voldemort comenzó a ondear su varita.

Segundos después, saliendo de una de las ventanas del castillo, algo que parecía un pájaro deforme voló a través de las ventanas y en la luz tenue y aterrizó en la mano de Voldemort. Este cogió el enmohecido objeto por el extremo y lo sacudió, vacío y desgarrado, el Sombrero Seleccionador.

—No habrá más Sombrero Seleccionador en la Escuela Hogwarts, —dijo Voldemort—. No habrá más Casas. El emblema, escudo y colores de mi nombre ancestro, Salazar Slytherin, servirá a todo el mundo. ¿verdad, Neville Longbotton? —

Apuntó su varita hacia Neville quien se alejó de Hannah y Ginny quienes se quejaron, luego frente a Voldemort se quedó rígido e inmóvil, después embutió el sombrero en la cabeza de Neville, de forma que se deslizó hacia abajo cubriéndole los ojos. Hubo movimientos en la multitud de observadores delante del castillo, y como uno, los Mortifagos alzaron sus varitas, manteniendo a raya a los luchadores de Hogwarts.

—Neville va a demostrar ahora lo que le ocurrirá a cualquiera lo suficientemente estúpido como para continuar oponiéndose a mí, —dijo Voldemort, y con un ondeo de su varita, hizo que el Sombrero Seleccionador ardiera en llamas.

Hijo de perra.

Esta vez, aunque su padre claramente no quería que hiciera nada, la varita se mueve en sus manos rápidamente y las cadenas de plata sujetan a Neville atrayéndolo hacía ellos rápidamente. Cae entre los brazos de Michael que lo sujeta con fuerza, al tiempo que Padma y Luna se apresuran para extinguir cualquier hechizo sobre este.

Voldemort no parecía impresionado, casi miraba aburrido a Draco con la varita sujeta en alto.

—Draco Malfoy, me preguntaba, cuando volverías a meterte en mi camino; veo tu utilidad, pero tal vez después de todo debí acabar tu vida ese día en el cementerio…no cometeré ese error nuevamente; muchas oportunidades que desperdiciaste—explica el hombre con una sonrisa brillante.

Como si todo lo que hubiera impedido que lo matara por algún motivo fuera el cuerpo muerto de Harry y eso lo hizo estremecerse.

Bien.

Iba a luchar.

Entonces muchas cosas ocurrieron a la vez. Oyeron alzarse un rugido de los límites distantes de la escuela que sonaba como si un enjambre de cientos de personas estuvieran derramándose sobre los muros exteriores y vertiéndose hacia el castillo, bramando gritos de guerra. Al mismo tiempo, Grawp había aparecido rodeando una esquina del castillo con su andar torpe y gritando "¡HAGGER!.

Su llamada fue respondida por los rugidos de los gigantes de Voldemort. Corrieron hacia Grawp como elefantes a la carga haciendo que la tierra se estremeciera.

Después llegaron los cascos, los tañidos de arcos y las flechas de repente caían entre los Mortifagos que rompieron filas, gritando de sorpresa. Ala negra que aún seguía sin poder moverse lanzo llamaradas de fuego, mientras Alnair era quien detenía a quien se acercara demasiado al dragón que no parecía poder volar ahora.

La lucha se reanuda.

Entonces Harry está ahí, moviéndose y por un momento mientras todo el caos se avecina alrededor de todos en una última lucha.

Puede verlo.

Los ojos de Harry brillantes que aun quieren seguir luchando y como si fuera un león dispuesto a lanzarse contra Voldemort para terminar esto.

Tiene sentido.

Ahí.

En medio de la lucha fin que todos sabían que ocurriría, donde por algún estúpido motivo del destino, solamente podría ser entre Voldemort y Harry.

—¡HARRY! —grita antes de sujetar con fuerza su varita, casi como una orden, tiene que protegerlo es todo lo que piensa cuando el chico gira a verle sorprendido.

¿Cómo pudo escucharlo en todo el escándalo no tiene idea?

Pero este solo levanta las manos cuando la varita es enviada hacía él con reflejos de buscador, por suerte no tan lejos como había temido y con la varita de Orion en su mano viéndose incrédulo, comparten una última mirada antes que sacara lo que parece ser la capa de invisibilidad.

Bien.

Algo se estalla contra su costado, Draco cae al suelo gruñendo y temeroso de que fuera un Mortifago, curiosamente aunque lo es, no tiene miedo.

—¿Padre? —cuestiona incrédulo cuando la tacleada de Lucius lo protegió del golpe de un gigante, Lucius solamente gruñe una maldición antes de pasarle la varita que había caído de su bolsillo.

No la de Orion.

Que ahora mismo debería estar al mando de Harry, temporalmente, espera volver a verla, pero esta era la varita de su madre.

La que le dio el día que murió.

—Levántate, escapa de aquí—gruñe Lucius, pero no es como si Draco fuera hacerle caso.

Un mortifago grita algo como traidor a Lucius, aunque antes que pueda hacer algo para defenderse, una forma humanoide de Norberta salta de entre la multitud para apretar la cabeza del mortifago y estamparla contra el suelo.

Otro salto y termina al lado de Hagrid, que probablemente no le reconoce, pero Norberta descuartiza sin dudar al gigante que había querido atacar a Hagrid.

Joder.

—¡DRACO! —grita Terry obligándolo a ponerse de pie, ve a Lucius, antes de encogerse de hombros y usar el hechizo escudo para evitar algunos ataques.

Joder.

Denle un descanso.

Hagrid gritó más alto que todos:—¡HARRY! —gritó Hagrid—. ¡HARRY!... ¿DONDE ESTÁ HARRY? —

Reinaba el caos. Los centauros a la carga estaban dispersando a los Mortifagos, todos sentían los pies retumbantes de los gigantes, y cada vez más y más cerca el estruendo de los refuerzos que había venido de quién sabía dónde. Harry vio grandes criaturas aladas sobrevolando las cabezas de los gigantes de Voldemort, los Thestral y Buckbeak el hipogrifo arañaban sus ojos mientras Grawp les golpeaba y mordía y ahora los magos, defensores de Hogwarts y mortífagos por igual estaban siendo forzados a volver a entrar en el castillo.

Los dragones también aumentaban el caos y las llamas en todo el lugar.

Hechizos volaban por todos lados.

Caos.

Una absoluta danza de caos, pero en medio de todo eso parecían como si estuvieran obligados a entrar al castillo, donde cada lucha seguía incrementando, aunque de preferencia al lado de ellos y sin duda con algunos ataques que nadie pudo descubrir de dónde venía.

Muchos vieron con duda cuando Draco arrojo a su padre al suelo para protegerlo con la varita de su madre, que nunca había funcionado tan bien con cadenas de plata a su alrededor; pero no pensaba dejar morir a su padre.

Si hace unos momentos lo quiso muerto.

La vida daba giros muy extraños.

—No pueden llegar a la enfermería improvisada—escucho que gritaba Remus quien había saltado a proteger a Dora, quien también utilizaba su magia para cuidar de cualquier chico que viera con una mirada que solo un auror podría tener.

Sin una pierna, su prima sigue siendo una maga increíble.

—Hay que apresurarnos—gruñe Michael antes de patear con fuerza a un mortifago y todo es un caos cuando llegaron al vestíbulo.

Los centauros Bane, Ronan y Magorian irrumpieron en el vestíbulo con un gran crepitar de cascos, y detrás de Draco la puerta que conducía a las cocinas fue golpeada hasta sacarla de sus goznes. Los elfos domésticos de Hogwarts inundaron el vestíbulo de entrada, gritando y ondeando cuchillos de carnicero de trinchar, y a la cabeza de los mismos, con el guardapelo de Regulus Black rebotando en su pecho, estaba Kreacher, su voz de rana era audible incluso sobre este alboroto:

—¡Luchad! ¡Luchad! ¡Luchad por mi Amor, defensor de los elfos domésticos! ¡Luchad con el Señor Tenebroso, en nombre del Valiente Regulus! ¡Luchad! —

Estaban asaltando y apuñalando los tobillos y pantorrillas de los Mortifagos con sus diminutas caras iluminadas de malicia, y mirara donde mirara Draco veía Mortifagos doblegados por el puro peso del número, superados por hechizos, sacándose flechas de heridas, apuñalados en las piernas por los elfos, o simplemente intentando escapar, pero tragados por la horda que se aproximada.

Pero esto no había acabado aún.

Todo parece una especie de locura, explosiones sobre sus cabezas, Luna sacando hechizos junto con Terry, mientras Michael empuja a cualquiera que se acerque con sus reflejos y Padma solamente algo perdida, decide que es tiempo de luchar a pesar de las perdidas.

Draco siente que es locura todo, usa sus cadenas con agilidad para librarse de cualquier mortifago cercano, deteniendo a su padre detrás de él.

El Gran Salón.

Voldemort estaba en el centro de la batalla, atacando y golpeando a todo el que se ponía a su alcance.

El Gran Salón se fue abarrotando más y más con cada uno que conseguía forzar su entrada. Draco vio a Yaxley derribado en el suelo por George, Fred y Lee Jordan, vio a Mortifagos caer con un grito a manos de Sprout, vio a Walden Macnair lanzado al otro lado de la habitación por Hagrid, golpear la pared opuesta, y deslizarse inconsciente hasta el suelo.

Gritos.

Luchas.

Norberta estaba afuera con los dragones, escuchaba sus gruñidos hasta aquí y veía llamaradas por los agujeros del techo.

Un hechizo directo a él pareció rebotar con la nada, pero Draco no pensó mucho al respecto.

Era un Ravenclaw.

Pero ocupaba no pensar en algunas cosas ahora mismo o se volvería loco.

Vio a Ron y Neville derrotando a hombres lobo mientras Draco tenía que detener sus propias luchas a su alrededor, Aberforht quien parecía demasiado a Dumbledore para su gusto aturdiendo a Rookwood, Arthur y Charlie rodeaban a Thicknesse. Voldemort estaba ahora luchando contra Slughorn y Kingsley, todos a la vez, y había un odio frío en su cara mientras ondeaban y amagaban alrededor, incapaces de acabar con él.

Voldemort gritó.

Vio a Kingsley y Slughorn salir despedidos hacia atrás, agitándose y contorsionándose en el aire, cuando la furia de Voldemort ante la caída de su última y mejor lugarteniente explotó con la fuerza de una bomba. Voldemort alzó la varita y la apuntó hacia Molly Weasley.

—¡Protego! —rugió alguien desde la distancia, y el Encantamiento Escudo se expandió en medio del Salón, y Voldemort miró alrededor en busca de la fuente mientras Harry se quitaba la Capa de Invisibilidad al fin.

Draco jadeo aliviado.

El chillido de sorpresa, los vítores, los gritos de por todos lados: "¡Harry! ¡ESTÁ VIVO!" fueron ahogados de inmediato. La multitud tenía miedo, y el silencio cayó abrupta y completamente cuando Voldemort y Harry se miraron el uno al otro, y empezaron, al mismo tiempo, a girar en círculos.

Cliché.

Draco se tensó, sintiendo a su padre de pie a su lado, casi como si quisiera sacarlo de ahí, pero Draco se quedó inmóvil.

Viendo la varita que tenía Harry en sus manos.

La varita de Orion.

La varita del que alguna vez fue el maestro de la muerte y ahora…estaba en manos de Harry. Quien también tenía la capa de invisibilidad de uno de los hermanos de Orion.

Que irónico es el destino.

—No quiero que ningún otro ayude, —dijo Harry en voz alta, y en el silencio absoluto su voz sonó como la llamada de una trompeta—. Así es como debe ser. Tengo que ser yo—casi quiere irse encima de él para golpearlo.

Porque sinceramente suena tan malditamente dramático que quiere darle una paliza, pero no se puede mover. Es como si estuviera viendo una vieja película frente a sus ojos, al final tal vez el espejo no tenía equivocación, esta lucha final no era suya.

Vio la varita de dragón y sirena en las manos de Harry brillando de forma viva, como si quisiera que supiera que estaba bien.

Protegería a Harry.

Voldemort siseó.

Draco tampoco pudo participar, lo que le recordó mucho a su primer año, espectador de todo y se sintió ahogado. Queriendo que al menos, todo lo que hizo estos años, todos sus traumas y toda esta aventura realmente sirviera de algo.

Miro la varita otra vez.

No era alguien religioso.

Pero esperaba que algún dragón primordial se pusiera del lado de ellos otra vez.

—Potter no quiere decir eso, —dijo, sus ojos rojos estaban abiertos de par en par—. Así no es cómo funciona, ¿verdad? ¿A quién vas a utilizar como escudo hoy, Potter? —

Casi como si quisiera verlo de reojo, pero Harry estaba frente a él y no era tan idiota para darle ventaja.

—A nadie, —dijo Harry simplemente—. No hay más Horrocrux. Solos tú y yo. Ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva, y uno de nosotros está a punto de desaparecer para siempre—

Siempre había sido así.

Draco lo sabía.

Dumbledore lo sabía.

Ahora todos lo saben,

Harry lo sabe y su cuerpo se estremece preocupado, de que tantos cambios había terminado generando en este mundo y que significaba para este día.

¿Sobrevivirían?

—¿Uno de nosotros? —se burló Voldemort, y todo su cuerpo estaba tenso y sus ojos rojos fijos, una serpiente a punto de atacar.

—¿Crees que serás tú, eh, el chico que ha sobrevivido por accidente, y porque Dumbledore tiraba de sus cuerdas? —

—¿Fue un accidente, cuando me salvó mi madre? —preguntó Harry.

Se movían lentamente de lado, ambos, en un círculo perfecto, manteniendo la misma distancia el uno del otro, y para Harry no existía más cara que la de Voldemort.

En cambio, todos en la sala estaban congelados.

Nadie podría moverse y Draco quiso vomitar por algún motivo.

—¡Accidente! —gritó Voldemort, pero aun así no atacaba, y la multitud de observadores estaba congelada, como Petrificados, y los cientos de personas del Vestíbulo, nadie parecía respirar—. Accidente y casualidades y el hecho de que te escondes y gimoteas tras las faldas de grandes hombres y mujeres, ¡y me permites matarlos en tu lugar! —

—No matarás a nadie más esta noche—dijo Harry mientras giraban, y se miraban directamente a los ojos, verde contra rojo— No podrás volver a matar nunca a ninguno de ellos. ¿No lo coges? Estaba preparado para morir para evitar que hicieras daño a esta gente...—

—¡Pero no lo hiciste! —

—...tenía intención de hacerlo, y eso es lo que cuenta. Hice lo que hizo mi madre. Protegerles de ti, siempre he protegido a Draco de ti. ¿No has notado como ninguno de los hechizos que les has lanzado les han tocado? No puedes torturarles. No puedes tocarles. Nunca podrás matar a Draco. No has aprendido de tus errores, Ridley, ¿verdad? —

Técnicamente Draco fue secuestrado tres veces.

¿Pero quién lo cuenta?

—Te atreves... —

—Si, me atrevo —dijo Harry—. Sé cosas que tú no sabes, Tom Ridley. Sé un montón de cosas que tú no. ¿Quieres oír algunas, antes de cometer otro gran error? —

Voldemort no habló, pero rondaba en círculos, y todos parecían que sabían que le tenía temporalmente hipnotizado, contenido por la idea de que hubiera la más mínima posibilidad de que Harry pudiera saber un secreto definitivo.

Draco se preguntó porque no intentaba matarlo.

Había visto al hombre hacerlo con muchas personas, pero siempre cuando eran Draco o Harry, parecía casi temeroso de intentarlo y al final del día, esto podría ser su perdición.

—¿El amor de nuevo? —dijo Voldemort, su cara de serpiente se burlaba—La solución favorita de Dumbledore, que él afirmaba conquistaba a la muerte, aunque el amor no evitó que cayera de la torre y se rompiera como un muñeco de cera vieja. Amor, que no evitó que aplastara a tu madre sangre sucia como a una cucaracha, Potter... y nadie parece amarte a ti lo suficiente como para adelantarse estaba vez e interceptar mi maldición. ¿Qué evitará entonces que mueras esta vez cuando ataque? —

Draco intento moverse esta vez, pero tanto Lucius como Padma lo sujetaron de cada lado de su cuerpo, Draco no sabía si gruñir.

Si moverse.

Que debería hacer.

—Solo una cosa —dijo Harry, y siguieron rodeándose el uno al otro, absortos el uno en el otro, separados solo por el último secreto.

—Si no es el amor lo que te salvará esta vez, —dijo Voldemort— debes creer que tienes una magia que yo no tengo, o alguna otra cosa, ¿un arma más poderosa que la mía? —

—Las dos cosas, creo —dijo Harry, y vio el destello de sorpresa cruzar la cara de serpiente, aunque se disipó instantáneamente.

Voldemort empezó a reír, y el sonido fue más aterrador que sus gritos, enloquecido y sin humor, y resonó a través del silencioso Salón.

Draco recordó la muerte de su madre.

La de Anthony.

La de Viktor.

Greyback.

Rodolphus.

Bellatrix.

Muertes silenciosas a su manera que hicieron que se sintiera mareado.

—¿Crees que conoces magia que yo no? —dijo—. ¿Que yo, que Lord Voldemort, que ha realizado magia con la que ni siquiera el propio Dumbledore habría soñado jamás? —

—Oh, soñó con ella, —dijo Harry— pero sabía más que tú, sabía lo suficiente para no hacer lo que tú—

—¡Quieres decir que era débil! —gritó Voldemort—. Demasiado débil como para atreverse, demasiado débil como para coger lo que podría haber sido suyo, ¡lo que será mío! —

—No, era más astuto que tú, —dijo Harry— mejor mago, y mejor hombre—

—¡Yo mate a Albus Dumbledore! —

—Si, podrías haberlo hecho—dijo Harry— pero estás equivocado—

Por primera vez, la multitud de observadores se movió cuando cientos de personas alrededor de las paredes respiraron como una.

—¡Dumbledore está muerto! —Voldemort arrojó las palabras a Harry como si estas le causaran un dolor insoportable—. Su cuerpo se pudre en una tumba de mármol en los terrenos de este castillo. Yo le vi, Potter, ¡y no volverá! —

—Si, Dumbledore está muerto, —dijo Harry tranquilamente—. pero no fuiste tú quien lo mató. Eligió su propia forma de morir, la eligió meses antes de morir, lo arregló todo para morir cuando pensó que era necesario—

—¿Que sueño infantil es este? —dijo Voldemort, pero todavía no atacaba, y sus ojos rojos no se separaban de los de Harry.

—Severus Snape no era uno de tus hombres—dijo Harry, Draco voltea curioso a Severus que está al lado de Neville y sigue viéndose extraño—. Lo era de Dumbledore. De Dumbledore desde el momento en que empezarse a perseguir a mi madre. Al igual que Barty Jr tampoco fue leal contigo al final—

Voldemort no respondió. Continuaron girando uno alrededor del otro como lobos dispuestos a hacer trizas al otro.

Se veía furioso.

—No son leales a ti —dijo Harry— lo eran a las personas que amaban a quienes deseaban proteger—dijo cuando vio llamear las fosas nasales de Voldemort.

—La deseaba, eso era todo, —dijo Voldemort con desprecio— placeres carnales irrelevantes, mate a Barty con mis propias manos y lo hare con Severus cuando termine esto—

Luna cerca de él parece lista para irse sobre él, pero es detenida por Michael que luce preocupado ante toda la situación.

—Por supuesto—dijo Harry—. pero fue espía de Dumbledore desde el momento en que la amenazaste, y ha estado trabajando contra ti desde entonces! ¡Dumbledore ya se estaba muriendo cuando acabaste con él! y Barty ayudo a mis amigos hasta el final sin tenerte miedo—

—¡Eso no importa! —chilló Voldemort, que había seguido cada palabra con absorta atención, pero ahora dejó escapar un cacareo de risa enloquecida—. ¡No importa si Snape era mío o de Dumbledore, o que mezquinos obstáculos trató de poner en mi camino! Los aplastare como aplasté a tu madre, ¡el supuesto gran amor de Snape! ¡Oh, pero todo cobra sentido, Potter, y de formas que no tú no entiendes! ¡Dumbledore estaba intentando mantener la Varita de Sauco lejos de mí! ¡Su intención era que Snape fuera el auténtico amo de la varita! Pero yo voy por delante de ti, muchachito. ¡Cogí la varita antes de que consiguieras poner sus manos en ella ya que yo mate a Dumbledore! ¡Entendí la verdad antes que tú! ¡La Varita de Sauco, la Vara de la Muerte, la Varita del Destino es verdaderamente mía! ¡El último plan de Dumbledore salió mal, Harry Potter! —

—Si, lo hizo —dijo Harry—. Tienes razón. Pero antes de que me mates, te aconsejo que pienses en lo que has hecho... Piensa, e intenta sentir algo de remordimiento, Ridley... —

—¿Qué es esto? —

De todas las cosas que Harry le había dicho, más allá de cualquier revelación o burla, nada había sorprendido a Voldemort como esto. Harry vio sus pupilas contraerse en las finas rendijas, vio la piel alrededor de sus ojos quedarse blanca.

—Es tu última oportunidad, —dijo Harry—, todo lo que te queda... he visto lo que hubieras sido de otro modo... Sé un hombro... inténtalo... Intenta sentir algún remordimiento... —

—¿Te atreves...? —dijo Voldemort de nuevo.

—Si, me atrevo, —dijo Harry—, porque el último plan de Dumbledore no se ha vuelto contra mí en absoluto. Se ha vuelto contra ti, Ridley—

La mano de Voldemort estaba temblando sobre la Varita de Sauco, y Harry aferraba la de Draco/Orion muy firmemente. El momento, lo sabía, estaba a solo segundos.

Todos lo sabían.

Pero Draco pudo ver en el rostro de Harry que no había miedo, solo contemplación.

—La varita funciona apropiadamente para ti. Eres su dueño, pero no tiene tu lealtad—

—Yo le mate... —

—Si y estarías en la posesión de la varita más poderosa de todas, pero aun así no será suficiente, no puedes amar Ridley no entiendes el poder de aquellos que te aman y es por eso que no vas a ganar—

—¡Pero entonces, Potter, Dumbledore fue tan amable de darme la varita! —la voz de Voldemort se sacudía con malicioso placer— ¡La cogí contra los deseos del último amo! ¡El poder es mío! —

—¿Todavía no lo coges, verdad, Ridley? ¡La posesión de la varita no es suficiente! Sujetarla, utilizarla, no la hace realmente tuya. ¿No oíste a Ollivander? La varita elige al mago... La Varita de Sauco jamás te aceptara—

El pecho de Voldemort se alzaba y caía rápidamente.

Draco vio la varita en la mano de Harry, deseando, que todo su estúpido viaje este año hubiera funcionado para este momento.

Porque Voldemort tiene una varita poderosa.

Pero tal vez.

Solo tal vez.

Orion hizo algo bueno en su vida para variar, una única cosa que no jodiera la vida de Draco no era mucho pedir, solo una vez que las cosas funcionaran para él.

—Sabes que me dijo Dumbledore, me dijo que había una varita más poderosa que la de Sauco, no lo entendí, pero lo se ahora—

Una sorpresa estupefacta se mostró por un momento en la cara de Voldemort, pero entonces desapareció.

Bajo la vista a la varita de Harry, antes de voltear a ver a Draco (más específicamente a la que tenía ahora en sus manos) con incredulidad por primera vez viendo algo más que Harry para variar.

Draco sonrió sin poder evitarlo.

—¿Y qué importa eso? —dijo suavemente—. Incluso si tienes razón, Potter, eso no supone ninguna diferencia entre tú y yo. Esa varita en tus manos, un desecho fallido de un medio hermano perdido en el tiempo que nadie merece recordar—

—No lo entiendes aun, no entiendes que al final del día, pasado, presente y futuro están entrelazados; Orion Blake sigue siendo importante al igual que tú vas a volver a fallar—

No sabe cómo sentirse al respecto de que hablen de su primera vida, pero solo se queda inmóvil viendo el final de todo frente a sus ojos

—Así que todo se reduce a eso, ¿verdad? —susurró Harry— una varita robada contra la varita que Draco tanto se esforzó en encontrar—

Un rayo rojo estalló repentinamente cruzando el cielo encantado sobre ellos cuando el borde del sol deslumbrante apareció sobre el alféizar de la ventana más cercana. La luz golpeó ambas caras al mismo tiempo, haciendo que la de Voldemort pareciera repentinamente un borrón llameante. Harry oyó a la voz más aguda gritar y también el gritó esperando lo mejor, apuntando la varita de Draco.

—¡Avada Kedavra! —

—¡Expelliarmus! —

Durante un segundo que todo se congelo, Draco pensó:

¿En serio Potter?

¿Un Expelliarmus?

Tantos buenos hechizos y elige ese.

Luego el tiempo regreso a la normalidad.

La explosión fue como el disparo de un cañón, y las llamas doradas que estallaron entre ellos, marcando el centro del círculo que habían estado trazando, en el punto donde los hechizos colisionaron. Harry vio el rayo verde de Voldemort encontrarse con su propio hechizo regresándoselo de alguna forma, vio la Varita de Sauco aquella que parecía ser la más poderosa de todas salir volando de la mano de su dueño desarmada por los reflejos de Harry y la varita de Orion, oscura contra el amanecer, girando por el techo encantado como una Snitch, dando vueltas a través del aire hacia el chico que había hecho lo imposible.

Joder.

¿Por qué cuando él lo intento las cosas no salían tan bien?

En la lucha contra Voldemort solo pudo protegerse, las cosas habrían sido diferentes si hubiera podido robarle la varita.

Pero como dijo el espejo.

Tal vez no era su momento.

No era su papel.

Y Harry, con la habilidad infalible de un Buscador, cogió la varita con la mano libre mientras Voldemort retrocedía, con los brazos abiertos y los ojos escarlata de pupilas verticales mirando hacia arriba.

Tom Ridley golpeó el suelo con mundana banalidad, su cuerpo débil y encogido, las manos blancas vacías, la cara de serpiente vacía e ignorante.

Voldemort estaba muerto, muerto por su propia maldición rebotada, y Harry estaba en pie con dos varitas en las manos, mirando al cadáver de su enemigo.

Un estremecedor segundo de silencio, la sorpresa del momento quedó suspendida, y después el tumulto estalló alrededor de Harry mientras gritos, vítores y rugidos de los observadores llenaban el aire.

¿Ya está?

Draco admira desde la distancia como Harry parece tan sorprendido como él, mientras baja la mirada a su varita y por otro lado Draco intenta no ver tanto a Voldemort.

O lo que queda de él.

Con el rostro en blanco.

La ferocidad del nuevo sol atravesaba las ventanas cuando corrieron hacia Harry y los primeros en alcanzarle fueron Ron y Hermione, y fueron sus brazos los que le rodearon, sus gritos incomprensibles los que le ensordecieron. Los de Ginny, Neville, y Luna estaban allí, y todos los Weasley y Hagrid, y Kingsley y Sprout, y Draco no podía oír ni una palabra de que lo todos estaban gritando, ni decir que manos estrechaban las suyas, tirando de él, intentando abrazar alguna parte de él, cientos de ellos presionando, todos decididos a tocar al Chico Que Vivió, la razón de que todo hubiera acabado al fin.

—¿Draco? —susurra Padma a su lado viéndole preocupada.

Draco abre la boca sin saber que decirle, antes que su padre deba sujetarlo en sus brazos cuando sus piernas fallan.

—Draco mantente despierto—rápidamente grita Michael a su lado, pero, aunque no ha luchado tanto, su cuerpo simplemente piensa que es un buen momento para colapsar ante los gritos de victoria de una lucha, que había parecido eterna.

Quiere dormir.

Todo termino.

De forma extraña, un puto Expelliarmus, una varita perdida en el tiempo y mucha de la sanidad mental de Draco y amigos.

.

.

Es curioso como algunos lugares solo vuelven a casa, Draco camina nervioso por lo que parece un enorme campo que ha visto cientos de veces en sus sueños. El inicio y el final parece lo mismo, pero mientras que Draco camina por el lugar, que ahora sabe alguna vez fue el antiguo hogar de Orion, se detiene cuando ve a dos siluetas. El propio Orion luciendo más joven que nunca, sentado a la orilla de un lago mientras que Esmeralda está ahí también como una sirena dentro del lago viendo el atardecer. Pensó que no los volvería a ver, tal vez todo esto son muchas alucinaciones.

Luego de todo lo vivido, volverse loco no sería tan descabellado.

Camina y cuando llega hacía ellos, ambos voltean a verle con miradas tranquilas.

Muertos.

Ambos están muertos.

Entonces baja la vista a su mano, no tiene la varita, esa la tiene Harry, en su lugar hay una pequeña piedra azulada con verde que parece tener una forma curiosa similar a una lagrima. Sujeta su pecho sintiéndolo un poco más ligero, antes de ver la piedra en sus manos.

—Supongo que ya está hecho—la voz de Esmeralda es simplemente preciosa, piensa un poco aturdido antes de asentir.

Orion sonríe y al verlo, puede notar que luce bastante joven, aunque duda que pudiera ser Orion.

Son sus recuerdos.

Vestigios.

Porque es su alma de alguna forma y estos dos ya no pueden estar juntos, porque su vida ya termino, pero tal vez en algún lugar del espacio, exista un lugar, aunque sean en sus memorias que puedan estar juntos. Tal vez solo son vestigios de su interior, como lo fue su madre la última vez que hablo con ella o Barty que parecía más que todo un ente en medio de dos mundos.

—Gracias—habla extendiendo la lagrima, haciendo que Esmeralda la tome entre sus manos con una sonrisa.

Es un poco solitario decirle adiós a algo que nunca había visto, pero supone que todo inicio es un final y todo final es un nuevo inicio. Se pregunta si esto significa que ha terminado con extraños sueños o recuerdos de una vida que ya no son suyas. No quieres decirles adiós, lo cual es sumamente hipócrita, porque la mayor parte de la vida la paso diciendo que odiaba a Orion.

Su vida era totalmente complicada.

Ha perdido a tantos que amo.

Siente el peso de ser un asesino.

Y aun así…piensa en todas las aventuras a lo largo de su vida con sus amigos y no puede evitar pensar que en toda la oscuridad de su existencia.

También hay luz.

—Mi alma ya no te protegerá Draco Malfoy, si me entregas esta gema—

—Mereces una nueva vida Esmeralda, me has ayudado más veces de las que podría desear, es hora que tengas tu siguiente camino—

Durante un segundo Esmeralda lo ve fijamente con una sonrisa, ve la piedra entre sus manos con un poco de timidez antes de sujetarla con fuerza y esta…silenciosamente se rompe. Los tres ven un momento como la gema que le había salvado la vida y probablemente funcionara como incrementador de fuerza mágica desapareciera en un pequeño brillo.

Si.

Esto es difícil.

La sirena sonríe antes de ver a Orion, quien parece un poco pensativo viendo a la distancia.

—Lamento todo lo que paso, en mi defensa fue por amor, aunque claramente arruino mucho tu vida—admite Orion casi con un suspiro cansado.

Eso sería quedarse corto.

Aun así.

Draco mira a la distancia.

—Lyra ayudo—ambos, Orion y Esmeralda giran a verle con ojos sorprendidos—su hija, sigue con vida, ya no está maldita, rompí la maldición y ella…ella nos ayudó en la lucha final—añade porque siente que debe decirlo.

Orion lo ve fijamente, mientras Esmeralda sonríe con cariño sujetando sus manos contra su pecho y por un momento nadie dice nada. Se pregunta si es lo correcto a decir, se pregunta qué clase de despedida puede significar esta.

Pero cuando Orion sonríe.

Draco no puede evitar sonreír también.

.

.

Abre los ojos en lo que parece una eternidad, pero no fue más que una hora inconsciente, Pomfrey amablemente le dice que ya se encuentra bien y que debería marcharse mientras sigue atendiendo personas. Ignora las mantas sobre los cadáveres cuando la primera en encontrarlo es Luna, ya que ella no se había alejado demasiado y lo abraza aliviada. Solo había sido un desgaste mágico, pero cuando Draco toca su pecho sintiéndolo vacío, duda que todo lo que viera solo fuera un sueño.

El sol se había alzado completamente sobre Hogwarts, y el Gran Salón hervía de vida y luz. Había una indispensable de mezcla de efusiones de júbilo y luto, de pena y celebración.

Entonces Luna conto las noticias mientras tomaba su mano.

Que por todas partes del país los maldecidos por la Maldición Imperius habían vuelto a su verdadero ser, que los Mortifagos se daban a la fuga o estaban siendo capturados, que los inocentes de Azkaban serían liberados en cualquier momento, y que Kingsley Shacklebot había sido nombrado temporalmente ministro de Magia.

Movieron el cuerpo de Voldemort y lo tendieron en una cámara junto al Vestíbulo, lejos de los cuerpos de Bill, Percy, Flitwick, McGonagall, Daphne Greengrass, y cincuenta estudiantes más que habían muerto luchando. Sprout había vuelto a colocar las mesas de las Casas, pero ya nadie se sentaba de acuerdo con su Casa.

Estaban todos apiñados juntos, profesores y pupilos, fantasmas y padres, centauros y elfos domésticos, y Firenze yacía recuperándose en una esquina, y Grawp espiaba a través de una ventana destrozada, y la gente se tiraba comida a las bocas sonrientes.

Ala negra estaba afuera durmiendo con Alnair, mientras que Norberta en su forma de dragón estaba sentada siendo observada por Hagrid que mantenía la distancia, pero se veía emocionado por ver a su antigua dragona haber crecido tanto.

Divisó a Ginny a dos mesas de distancia, estaba sentada con la cabeza sobre el hombro de su madre. Vio a Neville, la espada de Gryffindor yacía junto a su plato mientras comía, rodeado por un grupo de fervientes admiradores.

Quiere avanzar, antes que un grupo de personas se abalancen contra él, gruñe en su cuerpo, pero se deja abrazar cuando ve que con Michael y Terry que se han hecho una bola de carne humana contra él. Padma está ahí, luciendo totalmente derrotada y cansada, pero feliz de verle, por lo que intenta no pensar mucho en Parvati muerta.

Está muerta.

Como Anthony.

No quiere pensar en las similitudes.

No solamente ellos vienen, Pansy junto con Blaise y un arrastrado Theo rápidamente se unen a sus amigos Ravenclaw luciendo emocionados por verlo. Mira un segundo a Theo que parece dudoso cuando Pansy y Blaise lo abrazan, pero Draco solamente lo atrae a ellos recordando hace algunos años como los Slytherin habían sido tan unidos.

Ahora.

Una guerra ha hecho muchas cosas diferentes.

—Tu padre esta retenido, tendrá un juicio, Potter hizo un escándalo para que no lo llevaran a ningún lugar y…creo que esta con Tonks—explica Theo con calma cuando le dan un poco de agua en la mesa, hay varias personas que lo reconocen, saludan.

Hay niños, los han sacado de la cámara de los secretos y aunque pudo ver algunos llorando por las pérdidas de estudiantes de años menores, todos parecen bien lo que hace que Draco se sienta un poco tranquilo. Por otro lado, todo parece un desastre en el castillo.

Ve de reojo a Severus caminar con Fitch ladrando órdenes y aunque duda que alguien realmente lo aprecie, es el director interino hasta ahora y parece que la lucha de Harry contra Voldemort gritando que este nunca había estado de su lado.

Bueno.

Tal vez lo vean mejor ahora.

Sujeta su pecho.

—Sirius esta con Remus, se han ido a buscar a Teddy, pero querían verte lo antes posible—habla Michael con varios panecillos que comienza a meter en su boca, Terry a su lado hace una mueca de asco, pero solo suspira antes de parecer cansado.

Gira a ver a Padma, toma su mano y una parte egoísta dentro de él, está feliz de verlo a ellos con vida.

Incluso si eso significo la muerte de otras personas.

Piensa en su madre y Anthony, piensa en Viktor y Barty, su pecho se hunde un poco mientras mira el tejado lleno de agujeros del gran salón. Una parte de él no sabe que debería sentir, la idea de que al final toda la guerra habría terminado, le hace sentir un poco inseguro por dentro. Durante años había estado siempre en movimiento, con locuras sobre su espalda y una meta que debería alcanzar.

Ahora todo parece un final.

—Un nuevo inicio—corrige Luna como si pudiera leer su mente.

Si.

Algo nuevo.

Draco ve el techo una vez más pensativo.

.

.

Cuando camina hacía el corredor que tantas veces había visto en años anteriores, se sorprende de ver que había sobrevivido bastante bien. Toca las paredes con una leve sonrisa indecisa, pero el castillo ha soportado bien la lucha así que le dará un punto por eso. Sus pasos son lentos, había pedido consejo a Padma y esta le había guiado hacía el lugar donde sin duda estaría Harry; ella había regresado a la enfermería y Draco ocupaba solo un momento antes de volver con ellos.

Con sus Ravenclaw.

Camina pensando en su primer año, en cómo había pensado que estar en Ravenclaw sería el fin de su mundo, que todo sería malo y que sus padres probablemente podrían repudiarlo. Recuerda esos primeros días indeciso, recuerda mucho a Anthony de 11 años a su lado indeciso o Padma uniéndose luego de ayudarla aprender a volar sin caer. El rostro de Michael cuando lloro por su padre o como Terry estaría ahí silenciosamente, como deseo no acercarse a Luna y al final adoptándola porque era Selena, incluso entonces lo sabía.

Detiene sus pasos.

—Es curioso, la vista sigue siendo preciosa incluso con todo el desastre—habla la voz de Harry, sentado en el ventanal que muchas veces antes estuvieron juntos.

Luce destruido, cansado, con ropa demasiado grande para un cuerpo muy delgado. Sus anteojos parecen haber sido reparados nuevamente, aunque parecen un poco torcidos mientras el chico mira descuidadamente hacía el exterior.

Draco toma asiento, en su lugar.

Admira la ventana que tiene un poco de polvo, Draco puede ver su reflejo y no se ve mejor que Harry, ropa desgarrada en algunos lugares, lleno de sangre en otras partes y con una mancha morada en su frente de algún golpe que no había notado hasta ahora. Su cabello es un desastre que nunca pensó que tendría, enredado en algunas partes, tieso en otras y hasta sus hombros necesitando un corte.

O un baño.

Largo.

Con acondicionador.

—Toma—dice Harry y cuando Draco voltea a ver, toma la varita de Orion entre sus manos con calidez antes de acomodarse mejor contra la pared en su espalda para ver el exterior.

Puede ver a los dragones desde aquí y eso de alguna forma le hace sentir tranquilo, sujeta la varita como una vieja amiga mientras piensa en su pecho vacío sin sentir la lagrima de la sirena. Curioso de saber que puede hacer, cierra los ojos antes de que la varita libere una pequeña cadena de plata, pero no siente dolor al hacerlo así que supone que aún sigue obteniendo una gran cantidad de magia propia.

No intentara las sombras por ahora.

—¿Por fin ha terminado? —pregunta Draco confundido a Harry, quien parece igual de perdido que él antes de ver al exterior otra vez.

—Si, se siente extraño, use la varita de Sauco para reparar la mía…ojalá hubiera podido reparar la tuya que se rompió—habla en voz baja pensativo.

No importa.

Claro que había querido su primera varita con cariño, pero al final del día, mientras admiraba esta varita en sus manos sabe que es completamente suya. Piensa en los vestigios de Orion y Esmeralda una última vez, esperando que al fin pudieran descansar en cualquier lugar del cual pertenecieran.

Pensó en Lyra que no se había visto, aunque Luna había susurrado que Dora le dijo que esta se marchó en medio de la lucha luego de acabar con la principal fuerza de Voldemort.

Espera verla otra vez en el futuro.

—Está bien, esta es ahora mi varita—musita en voz baja algo triste que realmente no pudiera hacerla brillar como Harry.

Un pequeño cosquillo en su mano le hace sonreír al ver la varita vibrar contra él, como si estuviera emocionada de estar a su lado.

¿Que sigue ahora?

Ve a la ventana con expresión preocupada.

¿Cuál será el siguiente misterio que deba investigar?

¿Debería investigar algo?

—Fui al despacho de Dumbledore, este se disculpó por lo que hizo conmigo y también quería hablar contigo, aunque dudo que eso te emocione—habla Harry con una sonrisa cansada, Draco le da una vaga mirada que hace al chico reírse un poco.

Lo conoce bien.

—Para ser honestos, creo que ya he tenido suficientes problemas para toda una vida—

—Por favor Draco, te aseguro que no tardaras más de unos días antes de encontrar algún misterio o meterte en un problema—

Le da una mirada de muerte, el chico responde con una sonrisa un poco más brillante y cuando va a quejarse, la mano de Harry serpentea en la distancia que los divide, para poder sujetar su mano y entrelazar sus dedos. Ve las manos unidas más tiempo del que debería, pensando en muchas cosas, en recuerdos juntos y al mismo tiempo en nada más que la sensación de calidez en su mano.

Levanta la vista, Harry ladea un poco su cabeza.

¿Esto es todo?

¿Se le permite ser feliz ahora?

Draco no quiere, la verdad que no quiere, quiere solamente sonreír.

Pero su boca se tuerce en un puchero y siente sus ojos pesados como si viera borroso, el rostro de Harry se vuelve comprensivo antes de arrastrarlo contra él. Draco se deja acunar por los brazos de Harry, su pecho parece un poco esquelético aun y sabe que tiene que obligarlo a comer; pero por este momento no importa. Solo se abraza al chico, sintiéndose perdido, asustado, confundido, mientras entierra el rostro contra el pecho de este quien solamente acaricia su espalda con calma.

Dándole palabras tranquilizadoras.

—Está bien Draco, todo termino—intenta consolarlo, mientras Draco solamente se deja acunar por este como si fuera un niño.

No.

No termino.

Solamente, volvió a iniciar.

Por un momento puede entender la frase del libro de Orion, porque esto es lo que siente ahora mismo por Harry. Porque en un mundo donde todo ha sido cambiado, destruido, re construido, esta es la única verdad que su universo necesita ahora mismo.

"Mi querida amada, espero el día que nos volvamos a encontrar dentro de este basto universo de posibilidades.

Porque un amor el nuestro, está destinado a encontrarse en esta vida o después de la muerte"

Fin

Antes que se asusten, este es el final de la historia principal, así que no piensen que ya no tendremos más de esta historia. Dentro de este mismo libro tendremos partes como epilogo y post war, no totalmente lineales, tendremos muchos saltos en el tiempo y no es una historia como tal de seguimiento.

Son solo cosas que siento que faltaron a esta historia, que podremos ver desde el POV de Draco y otros personajes.

Tuvimos vestigios del pasado y futuro en esta historia, con Orion y Scorpius que sin duda se verán más adelante en partes.

Esta historia nació cuando leía muchas novelas coreanas de rencarnaciones y comenzaba a leer Drarry en fics, quise hacer una idea combinada y nació la idea de Orion. Pensé inicialmente que seria un proyecto con el cual duraría años, porque era muy ambicioso, pero al final solamente duro poco más de un año y medio, lo cual me sorprende, pero me deja un poco perdida.

Durante meses esta historia siempre estuvo ahí, incluso si no escribía tan seguido estaba ahí.

Es mi primer gran proyecto ambicioso, durante años pensé en hacer sagas, pero nunca me atreví y esta fue la primera que dije, lo hare y lo hice.

Me robaron la historia una vez, obtuve críticas, no todos la amaron, pero Orion y Draco tienen un lugar especial en mi corazón, que espero también lo tengan en el suyo.

Esta historia es tanto suya como mía, ya que sin ustedes no habríamos llegado aquí.

Como dije tendremos capítulos tiernos, felices y tal vez un poco tristes, pero principalmente felices de que paso después de la guerra hasta que lleguemos probablemente a Scorpius.

Gracias.

Es todo lo que puedo decir de ustedes, por ver conmigo un poco de este universo que compartí.