¡HOLA MIS BELLAS!
¿Quien dijo que las cosas empezaban a calmarse?... (jajaja... Risa maléfica)
Capi intenso. Pero, Bella va dejando su encierro.
Hay un pequeño párrafo, que he añadido en honor a "Rini Chiba". Pedía un capi especial, y aunque no lo he podido incluir, si que he cambiado una parte de este, para añadir una pequeña dosis de lo que querías (guiño de ojo) El párrafo en cuetión empieza con un asterisco (*)
Espero que todas lo disfruteis.
CAPÍTULO 31
Esa noche tuvo una pesadilla angustiosa:
Soñó con Edward:
La protegía de los lobos. La tomaba entre sus brazos, sacándola del peligro. Corriendo veloz, lejos de los animales, con ella entre sus brazos, protegida. Cuando la tuvo a solas, comenzó a seducirla, besándola como había echo aquel día, aquel único día; cuando estuvo rendida a él, sus colmillos se alargaron y con una mirada aterradora, bajó su cabeza, y con violencia, la mordió en el cuello. Sintió como succionaba, ocasionándole un gran dolor. Paró, sintiendo como rasgaba su piel al sacar sus colmillos de su carótida, y le susurró al oído, con tono malévolo:
- Eres mía… Solo mía. Para mi disfrute… No puedes evitarme. -
Despertó sobre saltada y con el cuerpo perlado de sudor. Su respiración se entrecortaba al recordar tan espeluznante sueño y unas ganas tremendas de llorar, se apoderaron de sus ojos.
Se metió en la ducha, para intentar sacarse esas horribles imágenes de la cabeza, pero lo único que consiguió fue lanzarse a llorar desconsolada.
Sabía que el sueño le había echo sacar ese temor por ellos, el que guardaba celosamente, pero lo que realmente la hacía llorar de esa forma, era pensar que ese sueño fuera, en parte, cierto.
Que el amor que Edward decía jurarle, fuese solo deseo. Deseo por su cuerpo, por su sangre y, por la posesión.
Salió del baño, se puso un pijama tipo "estar en casa" y se fue a paso lento hacía el salón, para tomar su salida privada a la cocina. Con un buen café, esperaba ver las cosas de otra forma.
- ¡Joder…. Edward! - Al verlo quieto como una estatua, en su salón, la hizo dar un salto y llevarse la mano al pecho. - ¿Qué parte de que no eres…? - Edward la cortó. Estaba desesperado y su cara lo reflejaba claramente.
- Bella… - Gimió. Ella abrió los ojos con pánico. Pero no era miedo a él, si no, por él.
- Edward… - Susurró con la voz tomada por los nervios. Notaba como su corazón bombeaba frenético.
- Por favor… Te suplico, que olvides esa pesadilla. - Bella apretó los ojos; la veracidad llenó su mente, golpeándola. - Es mentira. Estás sugestionada, y por eso esa pesadilla.
- No sé porque me extraño… Era lógico que subieras. - Soltó con veneno en la voz. Sentía rabia. Sentía decepción. Sentía… desamor.
Edward acortó la distancia que los separaba sin que Bella fuese consciente del movimiento. Un momento lo tenía a dos metros y al otro estaba a treinta centímetros; con un mínimo movimiento, sus ropas podrían rozarse.
- ¡Ah! - Jadeó. - ¿Por qué tienes que hacer eso? ¿Disfrutas asustándome?
Y sin previo aviso, una imagen se coló en su mente; en la de ambos: Era el rostro de Edward, el vampiro sanguinario. Con esos ojos terroríficos.
Bella apretó los ojos con fuerza, jadeando. Edward también hizo lo mismo, con un dolor más que obvio en su rostro.
- Por favor… por favor… - le suplicó mientras ella seguía con los ojos cerrados. - No me veas así… yo no te quiero así… Era una pesadilla… Por favor, Bella… abre los ojos y mírame. - Ella obedeció, abriéndolos despacio, mirándose fijo el uno al otro. - ¿Crees en serio que ese, puedo llegar a ser yo? - Los ojos de Bella brillaron por las lágrimas que comenzaban a formarse. Los de Edward, le transmitían el dolor que estaba sintiendo, y también una dulzura enternecedora - Se que solo fue un día… pero fue el mejor día de toda mi existencia. El que me declararas tu amor, mirándome a los ojos… mientras hacíamos el amor, fue la mejor experiencia de mi larga vida.
Dos lágrimas cayeron, como dos gotas de agua callendo desde el alero de un tejado. Edward alzó la mano, despacio, y con sus pulgares las limpió.
Bella se estremeció. Ambos sabían que no fue a causa de miedo ni frío.
El contacto del vampiro, la superaba. No era capaz a resistirse… Como en el sueño.
- Odio verte llorar… Y más, si es por mi culpa… No puedo soportarlo… - Corazón expuesto.
-Edward... - Gimió. Su voz y su rostro, debastados. En sus ojos brillaba claramente la derrota.
*Edward, al verla así, rendida y expuesta, tan cerca de él, no lo pudo soportar. Sus propios sentimientos lo dominaron y en un movimiento rápido, se acercó a un más a ella. Paso una de sus manos por la cintura de ella y la otra a la nuca, atrayéndola con posesión. Para cuando Bella quiso darse cuenta del movimiento, los labios de Edward estaban sobre los suyos.
Ella le devolvió el beso. No tenía opción. Su cerebro y su corazón se alinearon, dejándola sin má opciones. Una de sus manos se apoyó en uno de los brazos de Edward, el otro lo llevó a la nuca, al sedoso pelo de su vampiro.
La recatadez del beso comenzó a cambiar, la temperatura de la sala, se alteró; el calor los invadió sintiéndose arder. Hasta que Edward dejó escapar un gemido en la boca de Bella que la hizo estremecer de deseo. Eso, fue la que la hizo reaccionar: Cortó el beso y lo miró con horror; pero el peor sentimiento que mostraban sus ojos era miedo.
Edward se apartó un paso hacía atrás, aunque la mano que le sostenía la cintura a Bella, no la había apartado.
- Lo que yo no soporto, es que me toques. - Soltó Bella. Fría, hiriente. Edward jadeó y apartó las manos de inmediato. - No… No quiero que vuelvas a tocarme, y menos que te trevas a besarme... ¡Nunca, jamás! - Alzó la voz, y su mirada rozó la repulsa. Dio un paso de espaldas, distanciándose. - Voy a bajar a desayunar, y tu, no estarás en la cocina.
Edward también dio un par de pasos hacía atrás, marcando más distancia.
- De acuerdo. No te molestaré más… - En su voz, había una promesa que Bella no supo entender. Solo racionalizó el tono duro que él había usado.
- Espero que lo cumplas… - Murmuró mirándolo fija e intensamente.
Sin darle tiempo a pestañear, Edward ya no estaba allí. Solo una brisa fría, como un recordatorio, quedó en la estancia.
Se tragó las lágrimas y la opresión en su pecho, alzó la cabeza y se dirigió a la cocina.
·
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Una vez abajo, Esme y Rosalie, pululaban por la estancia colocando lo que parecía nuevos cacharros para la cocina. Ambas la miraron con pena, pero también había un punto de decepción en sus ojos.
- Buenos días. - Saludó.
- Buenos días hija. - Le respondió Esme. Rosalie se limitó a dedicarle un gesto con la cara.
Se sirvió el café y tomó un cruasán, sentándose en el desayunador.
Las sentía murmurar, de sus cosas, y un fino ruido procedía del salón, pero había silencio. Uno que te absorbía y se enredaba en el cerebro, asfixiándote.
- Esme. - la llamó Rosalie cuando salía - Alice y yo vamos a ir a cazar, ¿por qué no vienes? Hace tiempo que no vamos las tres juntas. - Esme miró para Rose y luego a Bella, con duda. - Elish no está y Bella puede acabar de preparar su comida - Añadió de forma fortante Rose.
- Sí… por supuesto. Esme, vete sin problema - Bella se sintió cohibida. Algo parecido a la culpa.
Sabía muy bien de donde venía ese sentimiento.
Ya en la puerta, Rosalie se volteó.
- Rose, no… - Intentó pararla Esme, pero Rosalie con un movimiento de la mano, la hizo callar.
- No se que imágenes vería Edward, pero hacía tiempo que no lo veía tan desquiciado, tan preocupado. - Bella apretó los dientes y contuvo la respiración - Él subió para calmarte a ti, tragándose su orgullo y su propio malestar - Bella jadeaba, mirando para la vampira con angustia - Y tu, le has lanzado una daga envenenada… Hiriéndolo. Y que lo apartarás así... cuando te besó... - Rose la miró envenenada. Bella apretó los ojos acongojada. - Tu - recalcó - Fuiste más vampira ahí arriba, que él mismo.
- Rose… Ya está. No vale la pena… - Murmuró Esme, sin mirar a Bella. Su rostro afligido.
- Si, tienes razón… Creo que no vale la pena. - Soltó rozando el asco. Le dedicó una última mirada, mostrándole el mismo sentimiento.
Bella se quedó sola en la cocina, completamente turbada. Los fortísimos latidos de su corazón, retumbaban por toda la casa.
"¡Oh Dios! Creo… que me he pasado… Pero, ¡No entienden nada! No es simple miedo… Se que no pueden ser tan pacíficos… Pero, no es miedo como tal cual. Es… pánico hacía él; hacía lo que me hace sentir... y si me toca, y cuando me besó... Pierdo el control y no quiero ser su juguete, no podría soportar la decepción"
Recogió lo ensuciado y se volvió al apartamento. No quería encontrarse con nadie más, y ver en sus ojos esa mirada; ese reproche disfrazado de pena.
Sabía que se había pasado, se había superado a sí misma, y llevar seis días encerrada en su zona, no era normal.
Tal como le dijo Carlisle, no era una prisionera y todo podía ser como antes; o con palabras de Elish:
- Puede ser mejor, ahora que sabes nuestro secreto. -
Respiró profundo y tomó una determinación. Las cosas no serían como antes en unas horas, ni en unos días, pero tenía que intentarlo.
Darles la oportunidad de mostrarse con naturalidad y darse a sí misma la opción de volver a conocerlos, de que las cosas volvieran a fluir.
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Se cambió y se puso un atuendo de baile. Para esa vez, se decidió por un modelo más recatado. No sabía dónde andaba Edward, pero lo que menos quería era provocarlo.
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Jasper alzó la mirada hacía arriba, al sentir una oleada de nervios por parte de Bella. Eran diferentes a lo que había captado estos días; estos eran "nervios escénicos"
Edward, que ya había regresado de correr y así calmarse tras su discusión y su acaloramiento con Bella, siguió la mirada de su hermano. Emmet dejó su lectura y copió el gesto de los otros dos.
"Su estado de ánimo ha cambiado. Se siente… segura de algo, pero la rodea una sensación de nervios"
Unos minutos después, los tres varones pudieron escuchar la puerta de Bella abrirse.
- ¿Va a bajar? - Preguntó Emmet sorprendido.
- Parece ser que si.
Edward inhaló un innecesario, pero calmante, oxígeno.
- Calma Edward… - Lo avisó Emmet. - Ya que ha bajado, no la alteres.
- No creo que venga aquí. Sabe que las chicas han salido. - Comentó Edward convencido. - No creo que quiera ni mirarme... - Suspiró entre apenado y enfadadol.
- Ese beso, fue un gesto un tanto arriesgado - Jasper lo miró con una ceja alzada. - Pero entiendo que las sensaciones nos superan, perfectamente.
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Con paso decidido, pero sintiéndose muerta de nervios, se encaminó escaleras abajo, pensando en que Emmet bien podía haber puesto la puerta de acceso a la sala de baile por otro lado que no fuese el salón.
Edward se puso, metafóricamente hablando, lívido.
- Creo… Creo que va a la sala de baile. - Era tal su asombro, que casi no le salían las palabras - Está protestando de que no pusieras la entrada por otro lado. - Reveló Edward a Emmet.
El vampiro calculó mal los tiempos, y justo cuando se giraba para irse, se encontró frente a frente con Bella, que en ese momento cruzaba la puerta del salón.
- Buenos días - Saludó tímida. Emmet la miró de arriba a abajo, con una sonrisa enorme.
- Buenos días - La saludó Jasper.
- ¿Vas a bailar? - Le preguntó Emmet emocionado. Bella asintió.
- ¿Mucha tensión que eliminar, Bella? - Le preguntó el empático con una sonrisita.
- No se para que me preguntas, si debes saberlo mejor que yo misma - Le respondió inclinando la cabeza a un lado, mostrando un gesto divertido.
- Tu ché - Respondió alzando la cabeza, a modo de reconocimiento.
Edward se había congelado. Se quedó tieso como un palo, mirándola serio. Aunque por dentro se sentía desfallecer por ella. Se había puesto un conjunto más recatado, pero igualmente, marcaba sus curvas; curvas que él conocía bien.
En ningún momento ella podría haber adivinado que el deseo nublaba su mente, ya que le había dicho que no podía ni quería que la tocara más. Fue hiriente a propósito; más aun cuando él le respondió que no la molestaría más, y ella contestó con: "Espero que lo cumplas".
¿Quería que se alejara de ella? Pues iba a cumplir su promesa.
"Edward… Cálmate. A parte de que estoy sintiendo todo tu dolor y tu enfado, te estoy viendo la cara… ¿No querrás asustarla más, verdad?"
Edward se giró, y sin soltar ni un simple "adiós", tomó la puerta trasera del salón, la que llevaba al jardín y salió.
Bella se sintió de mil formas diferentes. Horrible, sería una buena palabra para definirlos.
Edward estaba cumpliendo lo que ella le había pedido, pero… ¿Por qué se sentía entonces tan mal? ¿Tan hundida y dolida?
Al girar la cabeza, se encontró con Jasper mirándola fijamente, y sintió un estremecimiento recorrer su espalda.
Estaba segura de que él, estaba captando cada estado de ánimo.
- Voy a la sala… Si os molesta la música, decírmelo y la bajo.
- No hay problema, Bellita. Si quieres compañía, solo has de llamarme - le guiñó un ojo. Asintió, de forma débil.
Emmet sabía que, por lo menos hoy, no sería llamado. Pero que ella bajase, tras semejante bronca con Edward y tragar el duro sermón que le había regalado Rose, era a tener en cuenta. Con eso, bastaba.
·
Comenzó la sesión despacio. Llevaba más de una semana sin ejercitarse y la tensión y descontrol de estos últimos días, la tenían floja.
Pero la música la invadió, como le pasaba siempre, y comenzó a exigirse más. Bailó, danzó, y saltó y se contorsionó hasta la extenuación.
Dio un giro, y por puro agotamiento, se dejó caer al suelo, tumbándose y estirando los brazos, respirando pesadamente.
Tras unos minutos, recuperando una respiración y pulsaciones normales, se levantó y se pasó una toalla por el cuello y la cara.
Justo cuando paró la música, picaron en la puerta.
- Pase.
- Hola - Una sonriente y dulce Elish, se asomó. - ¡Has bajado a bailar! Me alegro mucho - Su rostro era la felicidad en estado puro.
- Otro día te aviso… Pero hoy, prefería entrenar sola. - La miró con disculpa.
- ¡Genial! - La cara de Elish se deformó a una de duda y temor. Bella frunció el ceño en respuesta. - Tienes, una visita. - Bella abrió los ojos con sorpresa.
- ¿Una visita?
- ¿Puede pasar aquí?
- Pero… - gesticuló confusa. - Si… bueno…
Elish se volteó hacía atrás, e hizo un gesto con la mano, llamando a alguien.
Cuando tuvo frente a ella a su visita, los ojos se le abrieron y su corazón se saltó un latido.
Jacob Black, el lobo gigante, el que quería beneficiarse a su niña, estaba allí. Delante de ella.
- Os dejo solos. - Elish les lanzó miradas amorosas a ambos.
Se mantuvieron uno frente a otro, sin pronunciar una sola palabra durante casi un minuto, hasta que Bella entendió que él esperaba que ella diese acceso a comenzar a hablar.
- Tu dirás. - Se volteó, intentando controlar su genio.
- Me gustaría hablar contigo de un asunto. - Jake le habló con voz amistosa, y espero hasta que Bella se volteó y lo encaró. - Elish ha intentando explicarte la imprimación que existe entre nosotros, pero ni ella, ni Carlisle y Edward han conseguido que lo entiendas. Yo podría intentarlo, pero… creo que no me escucharías con la atención precisa. - Bella alzó una ceja, dándole a entender que no iba desencaminado. - Así que, he hablado con los ancianos de la tribu - Bella pestañeó aturdida ante las palabras del chucho. - Son los jefes, para que me entiendas - Jake sonrió ante su explicación, y Bella le devolvió un mohín con los labios. - Y te recibirán mañana en la Push, para explicarte nuestras leyendas, concretamente la imprimación.
Volvió a hacerse el silencio. Bella lo miraba fijamente a los ojos, controlando la respiración. Casi un minuto.
- ¿No me lo dirás en serio? - Le preguntó mordaz.
- Si. Completamente. Para Elish es importantísimo que tu entiendas nuestro amor, y lo aceptes. Y su felicidad, es la mía propia. - Soltó solemne.
- Ya le dije que era mayorcita para saber lo que hace y con quién lo hace. Si su padre, y su familia están de acuerdo, yo no soy nadie para interferir. - Voz fría, mirada helada.
- No es cuestión de aceptar. Cuando se produce la imprimación, la opinión del resto del mundo, no importa. - Bella achinó los ojos, con un destello de dolor - Pero de una manera que no puedo entender, es imperativo que tu lo aceptes… y…
- ¡Basta! Estais enamorados y no se puede hacer nada. Entendido. No necesito más explicaciones.
- No lo entiendes en absoluto. - Respondió él con paciencia. - Sube mañana y todo te quedará más claro.
- No voy a subir a ningún sitio… contigo - escupió. - Y menos allí, rodeada de chu…- apretó los dientes. - de lobos gigantes. Si me disculpas…
Bella dio unos pasos, dispuesta a irse de forma triunfal, pero Jake no había dado la conversación por terminada; así que la sujetó del brazo para que no huyera; porque eso exactamente estaba haciendo.
- ¡No vuelvas a tocarme! - Bella dio un quite, soltándose, y lanzándole una mirada repleta de odio.
- ¿No lo harás por ella? Por Elish. - Bella cerró los ojos con fuerza, durante dos segundos.
- No uses eso contra mí. - Gruñó envenenada.
- Viendo tu actitud, no se que ha visto Elish tan especial en ti… Eres solo una simple humana, egoísta y cerrada de mente, como todos. - Le espetó Jake, provocándola a propósito.
- Debería despellejarte y hacerte desaparecer… - Murmuró entre dientes, meneando la cabeza, dándose cuenta de que comenzaba a peder los papeles.
Salió a paso rápido de la sala. No podía seguir allí, porque su lengua comenzaba a arder y cuando eso pasaba, soltaba lo más hiriente que le venía a la mente.
- Bella… Espera. Dame un segundo…
- La simple humana, no tiene nada que escuchar a un tío que da un espasmo y se convierte un chucho gigante. - La rabia y el asco quedaron patentes.
En ese momento estaban en el salón, con ocho espectadores muy atentos y atónitos y Bella parecía no haberse percatado de su presencia.
Jake se estaba poniendo intenso y Bella, sacaba sus habituales agallas, no dejándose apabullar por él.
- Eres una terca. - Le soltó molesto. - No aceptas algo que no entiendes… y tampoco te esfuerzas por intentarlo. Si quieres llegar a pertenecer a nuestro mundo, deberás abrir tu mente…
- Perdona, ¿qué? ¿Qué dices? ¿Qué mundo? - gesticuló con los brazos, alzando la voz - Como bien acabas de decir, soy una simple humana, y así seguirá siendo.
- Vamos Bella… ¿A quien pretendes engañar? - Le soltó risueño, mitigando su enfado inicial. Bella gesticuló desconcertada. - ¿En serio te irías? ¿Serías capaz de dejarla, a ella? Y… - Se acercó un paso largo a ella, quedando a menos de un metro, bajó un poco la cabeza y lo soltó - ¿A él? - Le alzó la cejas, travieso.
- Pero… - Respiró profundo - Pero, ¿Qué sabrás tú? No sabes ¡nada! - Gritó encolerizada.
- Lo supe desde el principio… Aunque pareciese que Edward y tu no os soportabais - solo con la mención de ese nombre, Bella se estremeció y por su rostro pasó un rayo de dolor. - mandabais señales claras. Y el día de la barbacoa ayudando a los mayores… - Jake sonrió enseñando todos los dientes, divertido; al borde de la risa. - No dejabais de miraros, de estar pendientes el uno del otro… buscándoos.
- No… No era… - El pulso de Bella estaba por las nubes y su pecho subía y bajaba intentando retener oxígeno. - No tienes idea de lo que dices. - Intentó mostrarse dura, inflexible, pero su rostro destilaba tensión y nerviosismo.
- ¿Por qué crees que Seth no volvió a intentar nada contigo? - Bella abrió la boca, rozando el estado de shock. - Porque él también vio lo mismo que yo. Que tu y Edward estabais…
- ¡NOOO! - Gritó con toda la fuerza que su garganta le permitió; más bien, el nudo que se la tenía agarrotada. Sus ojos brillaban por las lágrimas que comenzaron a formarse. - No lo digas en voz alta… No te lo permito.
- Bella… - La llamó con lástima.
"Él también… Tan, ¿tan obvia soy? No… No puedo amarlo. Tengo que sacarlo de mi cabeza… Pero… ¿Cómo?"
Se llevó las manos a la cabeza, ante la fuerza de su propio pensamiento.
·
Estaba tan alterada, tan frustrada, que desde que Jake había aparecido, Edward no la había podido volver a escuchar; hasta ese momento. Hasta ese pensamiento.
Eso es lo que necesitaba para volver a darle ánimos a su maltrecho corazón.
·
Cuando separó las manos de la cabeza, hizo un movimiento y entonces vio la audiencia que tenían.
Toda la familia estaba allí, incluido Edward.
Cerró los ojos abatida. Exhausta. Vencida.
- Bella… Por favor… ¿Subirás? - La dulce y suplicante voz de Elish, fue su golpe certero.
- Si. - Respondió inspirando hondo. - Me voy arriba… Estoy… - Volvió a inspirar - Agotada. - Murmuró con un hilo de voz.
- Bella… ¿Te encuentras bien? Estás pálida. - Le preguntó Carlisle preocupado; ella asintió con un meneó extraño de cabeza.
Se giró y cuando llevaba dos pasos andados, un mareo la hizo desequilibrarse y tener que sujetarse a la estantería que, oportunamente, tenía a su derecha.
- ¡Bella! - Gritaron todos.
Carlisle salió como un obús a por ella, ante el riesgo de que se desmayara. Todos se acercaron, preocupados.
Incluso Edward, que se había propuesto castigarla y hacerla ver que cumplía su promesa de mantenerse alejado, no pudo evitar volar hacía ella. Pero dejó a Carlisle que se encargara.
El doctor la sujeto, atrapándola por la cintura y alzándola entre sus brazos.
- Te voy a subir a la sala…
- No… a la sala de la muerte, no… - Murmuró. Todos sonrieron.
Edward frunció el ceño.
"Así la llama ella. Lo empezó a hacer cuando te fuiste"
Le explicó Alice.
- Edward, lleva mi maletín al dormitorio de Bella.
"Se que estás dolido y quieres darle una lección a Bella, pero ahora no es el momento de orgullos maltrechos ni juegos"
Edward asintió con la cabeza y salió hacía el despacho de Carlisle.
"Espero que solo sea la tensión de estos días. No come bien, no descansa y hoy se ha dado una paliza en la sala de baile… y llega Jacob… Espero con toda mi alma que sea eso…"
Al salir Edward del salón, el pensamiento se le escapó inconscientemente. Al que le llegó de forma clara y consciente fue a él, dejandolo sobrecogido.
Habían pasado siete días desde que ellos se acostaron la primera vez… Ese mareo, ¿podría ser un síntoma?
·
Carlisle la subió al dormitorio y allí le hizo un examen básico. Edward se quedó en el salón del apartamento. No quiso que Bella lo viese, pero no podía alejarse.
- Tienes la tensión algo baja y un poco descompensada. Estás algo deshidratada y has perdido peso en estos días. Mucho estrés - Carlisle la miró de lado.
- ¿Y cómo estarías tu? Se que me pongo como una loca, y muy ofensiva… - rodó los ojos. - Pero no puedo evitarlo. No puedo, ni quiero, ser una damisela en apuros. No puedo ser débil y dejarme ganar.
- Bella… siento decirte que tu eres la frágil, no la débil. - puntualizó - No tienes porque sacar ese genio endemoniado a cada cosa que descubres o pasa. Se que no te gusta ser inferior en nada, - Sonrió travieso, - pero esta vez, es así, pero nadie quiere ganarte en nada - la miró con intención - Aunque también te entiendo, eso no lo dudes.
Se mantuvieron en silencio durante unos instantes.
- Te voy a poner un suero con glucosa, para paliar esa deshidratación, ¿de acuerdo? - Bella asintió. - Y te subirán comida. También te daré algo para descansar… Más suave que el del otro día, pero así, no habrá pesadillas. - Bella bajó la cabeza angustiada mientras asentía.
- Mañana… ¿Subirás tu conmigo? - Había tanta súplica en esa simple frase, que partía el alma. - No tengo fuerzas ni… valor, para ir sola. Necesito alguien que se ponga de mi parte.
-¡Oh, Bella! Por supuesto, será un honor acompañarte. Y… cielo, aunque no te lo parezca, todos estamos de tu parte.
Carlisle le puso una vía y le administró todo lo que le dijo. A los pocos minutos, Elish apareció con la bandeja de su cena.
- Elish… - la avisó Carlisle.
- No voy a decir nada… Necesitas descansar - le habló a Bella directamente - Solo te subo la cena y vengo a hacerte compañía.
- Métete aquí. - Bella subió el edredón - Hace tiempo que no dormimos juntas. - Ambas se sonrieron. - Y… necesito mimos - Sus ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente.
- Bella… Mi chica dura… - murmuró Elish abrazándola y dejándola llorar.
Poco a poco, el sedante comenzó a hacer efecto en el sistema de la humana y los ojos comenzaron a pesarle.
Elish durmió junto a su adorada amiga, aunque ahora solo lo hacía unas pocas horas, pero estando en compañía de Bella, le supieron a gloria.
·
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A la mañana siguiente, se despertó mucho mejor. La hidratación, el descansar y cenar tranquila, le dieron fuerzas renovadas a su sistema.
Se duchó, se lavó el pelo y se puso un pijama cómodo para bajar a desayunar.
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- Buenos días - Soltó casi cantarina entrando en la cocina.
Inconscientemente, contuvo el aire al ver lo abarrotada que estaba la estancia esa mañana.
Esme y Elish cacharreando y Rose, Emmet, Alice y… Edward estaban sentados en la mesa grande.
·
- Menuda audiencia - Soltó, más que nada por decir algo.
Se acercó a Elish y pasándole una mano por la cintura, que hizo a la audiencia casi hasta jadear, se pusieron a hablar sobre el desayuno.
Picó una tortita y se relamió.
- Ummm - Gimió de placer. - Cada vez te salen mejor, nena. - Elish apretó los labios, mal escondiendo un gesto divertido y, pícaro.
- Yo no las he preparado… - Bella miró a Esme, que negó.
- Te las ha preparado papá. - Bella pestañeó lento, y respiró profundo.
- Gracias - murmuró, girando un poco la cabeza en su dirección.
- De nada. - respondió él breve y un tanto serio. - Subiremos a la reserva después de comer, te aviso por si querías hacer algo. Hemos quedado allí a las 4.
- Pero… - notaba como sus pulsaciones comenzaban a acelerarse - ¿Y Carlisle? - Preguntó con pánico.
- Él también subirá. Le pediste a él, que fuese contigo… Tu abogado defensor, ¿no? - Bella lo miró dos segundos a los ojos, y bajó la mirada asintiendo.
- ¿No te parece lógico que quisiera un abogado defensor? - le contestó con una pregunta.
- Si, por supuesto.
Bella tomó asiento en el desayunador. Cambió su asiento habitual, poniéndose al otro lado para estar de cara a los que estaban sentados en la mesa grande.
Esme tuvo que rectificar sus pasos, ya que contaba que ella se sentaría con el resto.
- Siempre desayuno aquí. - Comentó Bella sin matices en su voz. - No os estoy haciendo ningún desprecio.
- Es cierto, Bella. - Esme miró hacía sus hijos con severidad. - Nadie tiene porqué decir nada.
Elish tomó asiento enfrente a Bella.
- Bueno… darme información… - Soltó tras un rato en silencio. - ¿Tengo que hacer alguna reverencia o formalidad ante los ancianos de la tribu? - Hizo un mohín con la boca, conteniendo la risa.
Emmet soltó unas carcajadas y Rose y Alice sonrieron. Edward aguantó estoicamente, manteniéndose serio, pero por dentro no podía dejar de hacerle gracia.
- Lo digo, porque como ayer Jacob lo dijo de forma tan solemne… - Su tonito cargado de sarcasmo. Elish bajó la cabeza, y Bella rodó los ojos con cierta culpa.
- Bella, deberías tomarte esto un poco más en serio - la reprendió Esme.
- ¿Que me lo tome en serio? - Abrió los ojos, pasmada, pero su voz con un deje cercano a la burla. - Esme… habláis de unas cosas, que… - gesticuló mostrando su asombro - Esto es como una novela de ciencia ficción… Y por favor… que nadie se sienta ofendido… Es agotador - bufó y rodó los ojos.
- No tienes que hacer ninguna reverencia - contestó Edward - Solo mostrar respeto y cerrar esa boquita ofensiva que tienes. - La miró con una ceja alzada y una sonrisa socarrona.
"Y, ¡aquí está! El Edward prepotente… Hacía tiempo que no le veía esa sonrisita arrogante… Completo gilipollas"
- No te voy a entrar al juego. Me voy a limitar a callarme la boquita - Lo miró con la misma cara que él a ella.
- Por favor… No empecéis. Parecéis niños. - Regañó Esme.
- Bella, - la llamó Esme, sentándose a su lado - Los ancianos, los jefes de la tribu, son muy supersticiosos y muy fieles a sus creencias y leyendas. Que dejen subir a alguien ajeno a la tribu, es un honor. - Le explicó. - Con nosotros, les costó muchísimo aceptarnos, pero tras ayudarlos con un problema nos empezaron a ver con otros ojos.
- ¿Un problema? ¿Otro vampiro como el que se tragó a Michael? - Esme asintió con cuidado - Esme, llamemos a las cosas por su nombre, ¿ok?
- Exacto - Tomó la palabra Edward. - Tenían problemas con un grupo de tres vampiros nómadas, más agresivos que el que tu conociste en el bosque. Esos, si eran como el de tu sueño - La miró con el rostro tenso. Bella resopló. - Cuando Jake y Elish se imprimaron, las rencillas quedaron zanjadas, pero… les costó tragar. Aunque contra una imprimación, y más si es del alfa de la manada, no se puede hacer nada. - Acabó la explicación Edward.
- ¿Jacob es… el jefe de los chuchos? - Preguntó sin pensar. Alzó la mirada a Elish, con disculpa.
- Perdona nena… Es que… es… - Gesticuló - No encuentro nombre.
- Solo por ver en que equipo juegas, voy a dejar de mirarte con asco - Soltó Rose sonriendo con arrogancia.
- ¿Equipo?
- Si… el nuestro. Juegas con los vampiros. - le alzó las cejas y Bella le dedicó un alzamiento de cejas, cómplice.
"Quiero a muerte a una semi vampira, estoy dentro de una familia de vampiros y me he acostado… le he declarado mi amor a uno… ¡Claro que juego con vosotros!"
Bella inclinó los hombros y asintió. Prefirió no abrir la boca, y quedar en evidencia.
- Y… De verdad que no quiero resultar ofensiva, pero… ¿una vampira y un licántropo? ¿La saga Underworld, está basada en vosotros?
- Es la primera vez que ocurre. - Contestó Edward, meneando la cabeza por el ejemplo - Según las leyendas de los Quileutes. Nosotros tampoco tenemos referencias sobre esto. Pero creemos que al tener Elish una parte humana, por eso saltó la magia.
- Entonces… si vas a comprometerte… casarte… unirte, a un hombre lobo, ¿tú en que equipo jugarás?
- No hay equipos Bella… Gracias a esta imprimación, eso se acabó. - Respondió Elish.
- Nena… siempre hay dos equipos. Sin excepción. Que nadie te engañe… - la miró con intención. - Por mucho que vivas en un mundo literario, el mundo real, sigue imponiéndose. Y siempre - reseñó - hay que elegir un equipo. - Elish pestañeó compungida.
- ¿Lo crees así en serio? - Le preguntó Edward, mirándola directamente.
- Por supuesto.
- Y tu, entonces… ¿En qué equipo juegas?
- En el vuestro. Por supuesto. - Contestó segura. - Rose ya lo dejó claro. - Ambas se miraron cómplices.
"¡Joder! He contestado demasiado rápido… Soluciona esto… No des a entender lo que no es"
Edward la miró con una sonrisa y una mirada rozando lo prepotente. Bella bufó, alzándole una ceja como una gata.
En ese mismo momento, Alice se quedó ida por unos segundos. Su mirada se dirigió a Bella, lanzándole una sonrisa cegadora, la cual dejó descompuesta a Bella.
- Sea lo que sea, no tienes permiso para decirlo en voz alta… Ni a pensarlo. - Soltó la chica apresurada, mirando a Edward de reojo.
- No iba a hacerlo - la miró divertida Alice - Solo que una de las muchas visiones que tenía tuyas, ha subido posiciones.
- ¿Solo por decir que juego en vuestro equipo?
- Eso, es una decisión… y una, lleva de forma inconsciente, a otra.
- Tiene sentido - Todos se quedaron sorprendidos ante ese comentario - Pero, recuerdo que sigo siendo humana. - La miró con intención.
Se instauró el silencio en la cocina, uno un tanto pesado. Hasta que Elish lo rompió.
- Bella, cuando tu defiendes una idea así… Se que te has callado parte de tu explicación por no ofenderme… - Bella respiró con calma.
- Elish, todas las decisiones, tienen unas consecuencias… Unas repercusiones, que cambiaran el rumbo de tu vida. Hay veces que son accidentales… - Inspiró - Cuando yo me quedé embarazada de Michael - Todos abrieron los ojos como platos, esa era la primera vez que Bella lo hablaba de forma abierta; natural. - Fue un total accidente, jamás hubiera decidido tener un hijo con él… No lo quería, como debería amar a un hombre para compartir mi maternidad con él… Es la unión perfecta, de confianza y amor incondicional con un hombre, y él, no era el elegido - Alzó los ojos - Tener un hijo con alguien, debe ser una decisión meditada, valorando los pros y los contras… No me malinterpretes, no es como comprarse una casa - Sonrió, quitándole hierro a su discurso - El amor por esa persona, suele hacernos perder la cabeza y hacer salir los instintos de reproducción… - Meneó la cabeza casi divertida por su explicación. - Pero hay que lanzar un ojo al futuro… Conocer los defectos del otro, y tener muy claro que en unos años, esos defectos no harán mella en el amor que sentimos ahora.
- Pero tu… tenías una relación con él. - Contraatacó Elish.
- Eso de relación, es decir mucho. - Rodó los ojos. - Te explique la diferencia entre sexo por diversión y sexo por amor… ¿recuerdas esa conversación? - Elish asintió. - Debe ser siempre divertido… - Rió pícara - Pero uno lleva sentimientos de amor, y el otro no. Haz tus propias cábalas.
- ¿Me intentas decir, que no tenga un hijo con Jake? - Bella pestañeó abrumada por la pregunta, y sobretodo, por la responsabilidad de la respuesta.
- Yo no soy quien para decir eso, Elish. Entiendo que todavía eres humana, y que milagrosamente has ovulado. También entiendo que el tiempo corre en tu contra… Pero… Jacob es un hombre lobo, el Alfa de una manada de licántropos. ¿Qué pasaría si, por una suposición, esa imprimación se debilitara? Y si cuando seas más vampira, ¿vuestras especies naturales os alejan? - Todos los presentes contenían la respiración. Estaban presenciando una "clase" entre tutora y alumna. Entre… madre e hija. - ¿Qué pasaría entonces con vuestro hijo? Supongo que el hijo que tu tengas, de él, será su heredero… El que continuara el linaje de su padre. Entonces… ¿En que equipo jugarás tu? - La miró gesticulando con los ojos.
Bella se tomó su último bocado de tortitas, dejando a Elish procesar.
Se levantó y recogió, metiendo la vajilla en el lavavajillas.
- ¿Tu qué harías? - Le preguntó Elish.
- Yo no…
- Por favor… ponte en el caso…
"¿Qué haría yo, teniendo un hijo con Edward? En un plano humano, sería el padre perfecto, pero…"
- Yo no tendría un hijo a voluntad propia con tu padre. - Tragó hondo. Elish abrió los ojos, entre herida y asombrada. Sus pupilas se movieron detrás de ella; Edward estaba justo allí, pero no se movió, no podría hacer frente a la cara que él hubiese puesto ante sus palabras. - Pero por el simple hecho de que moriría al parirlo. No quiero ser cruel, pero, te recuerdo como murió tu madre… - la miró con ojos enternecidos.
- Una última pregunta…
- No me pongas más de ejemplo… Tu padre está aquí, y no quiero ser hiriente. - Dijo con tono suave. Elish asintió.
- No es con mi padre… Si eso que dices, de que pudiésemos distanciarnos, y que el reclamase al niño como su heredero… ¿Tu que harías en ese caso?
- ¿Ante el riesgo de que me quitara a mi bebé? - Elish asintió.
- Tu tía y yo, creo que podríamos darte la misma respuesta - Rose sonrió con maldad, dándose por aludida. - Matarlo. - Elish abrió los ojos, sobrecogida. Rose no pudo evitar asentir - Sería mi bebé… - Bella dulcificó su rostro ante sus propias palabras. - Mataría a quien fuese, que quisiera arrebatármelo. - Elish estaba casi en shock. - Pero, ¡eh! Eso no va a pasar… por lo que quise entender, una imprimación no se puede romper. No es simplemente amor… Es… ¡magia! - Gesticuló con los brazos. - Si él, te hiere, se hace daño a si mismo, ¿no? Pues ahí tienes la respuesta. Él no te hará elegir… Sabe que eres una vampira, o lo serás…
Se giró para su público.
- Avisarme a qué hora vamos a salir, para estar lista. Nos vemos luego.
Miró a Elish y le susurró, aunque en el fondo sabía que el resto la escucharía:
- Te quiero… y estaré ahí, para ti.
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He repasado varias veces esa conversación entre Elish y Bella. Porque me parecía importante, pero teniendo cuidado en las palabras de Bella.
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