Perdiendo lo virgen
Capítulo 2.
Después de finalizar la siguiente clase, Inuyasha se armó de valor y decidió que era el momento de acercarse a Kagome, sin embargo esta rápidamente se encontró nuevamente rodeada por un grupo de compañeros, cosa que alejó a Inuyasha y decidió que sería mejor acercarse después cuando estuviera sola. Sin embargo, el peli plateado, de una forma nada discreta, acechaba a la chica desde una esquina del salón esperando ese momento a solas.
Por otro lado, Kagome se sentía bastante abrumada con la atención repentina que recibía de sus nuevos compañeros de clase, quienes la bombardearon con preguntas de cualquier tipo y para empeorar su incomodidad notó la presencia de Inuyasha que observaba desde la distancia. En un momento sus miradas chocaron a lo que ella, casi por reflejo, giró el rostro de manera brusca, gesto que ofendió bastante al chico, quien parecía que había olvidado que apenas esa mañana la había llamado ordinaria.
Miroku, estaba aparentemente tranquilo respecto a la apuesta, Inuyasha era un tipo muy brusco y tímido con las chicas; en todos estos años apenas había tenido un par de roces con muchachas y sólo una relación con aquella chica Kykio, de la que no sabía mucho. Sin embargo, recordó que después de todo Inuyasha era un tipo atractivo, adinerado y en general, si no era popular o hubiera tenido alguna novia era porque nunca se había realmente esforzado, pero si ahora tenía la meta clara tal vez tenía oportunidad de conseguir algo.
Después de reflexionarlo unos minutos, a pesar de sentirse un poco culpable, finalmente decidió sabotear a su amigo y se acercó a la esquina donde estaba Inuyasha,, se inclinó hacia él y comenzó a susurrarle malintencionadamente.
—Inuyasha, ¿ves cómo Kagome está hablando con todos? —dijo Miroku con una sonrisa malévola.
—Sí, ¿y qué? —respondió Inuyasha, frunciendo el ceño.
—Deberías hacer algo pronto para llamar su atención, mira a Hojo, se te va a adelantar.
Inuyasha notó rápidamente que evidentemente el chico parecía muy interesado con Kagome y se puso tenso.
—¡Ya sé! Deberías presumir de tu fuerza. A las chicas les encantan los chicos fuertes —sugirió Miroku.
—¿De verdad crees que eso funcionará? —preguntó ingenuamente Inuyasha.
—Claro, claro. Haz algo impresionante, como cargar algo muy pesado —continuó Miroku, disfrutando el engaño.
—Está bien, lo haré —dijo Inuyasha, confiando en el consejo de su amigo.
—Recuerda, hazlo con confianza. No puede resistirse a un hombre seguro de sí mismo —añadió Miroku, tratando de contener la risa.
Inuyasha asintió y en un movimiento rápido empujó a Miroku sobre un pupitre y de un solo impulso levantó el mueble con una sola mano mientras emitía un grito que lo ayudó a proyectar su fuerza. De cierta forma el consejo de Miroku había funcionado, pero no exactamente de la manera que había deseado, pues no sólo logró captar la atención de la chica sino de todos los estudiantes que la rodeaban.
—¡Esto no es nada para mí! —dijo Inuyasha con una sonrisa confiada.
—¡Inuyasha, ¿qué estás haciendo?! ¡Bájame de aquí! —gritó Miroku, asustado y tratando de mantener el equilibrio.
Todo el salón tenía los ojos clavados en Inuyasha, mientras Kagome, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, miraba a Inuyasha como si no pudiera creer lo que acababa de hacer.
Decidido a impresionar a Kagome, Inuyasha comenzó a girar lentamente el pupitre en el aire, balanceando a Miroku de un lado a otro y sus compañeros que miraban boquiabiertos, algunos comenzaron a aplaudir, mientras otros se apartaban por miedo a que algo saliera mal.
—¡Inuyasha, esto es peligroso! ¡Bájame ahora! —suplicó Miroku, aferrándose con fuerza al pupitre.
—¡No te preocupes, Miroku! ¡Todo está bajo control! —dijo Inuyasha riendo de una forma bastante exagerada.
Por su lado, Kagome frunció el ceño frustrada ante una escena tan ridícula.
—¡Detente! Esto es peligroso —ordenó, con un tono muy serio al mismo tiempo que se paraba.
Los murmullos y risas se desvanecieron rápidamente, reemplazados por un silencio incómodo y ahora todos los estudiantes miraban con desaprobación la imprudencia de Inuyasha, quien hasta ese momento finalmente sintió el peso de cada par de ojos sobre él.
—¡¿Qué están mirando?! — grito rojo de vergüenza, mientras aún sostenía en el aire a Miroku.
—Mejor dicho, ¿qué diablos haces, Inuyasha? —respondió uno de ellos, rompiendo el silencio incómodo.
Se dio cuenta de que había ido demasiado lejos en su intento de impresionar a Kagome y ahora se encontraba en una situación bastante estúpida frente a todos. Tratando de recuperar algo de compostura, bajó a su amigo e intentó salir rápidamente del salón, sin embargo recibió un golpe con un libro muy grande en su cabeza.
—Ni creas que te vas a brincar mi clase, Taisho, tengo mis ojos puestos en ti —le decía la profesora Umineko mientras jalaba al chico de la oreja hasta su lugar —más te vale comportarse.
Rápidamente todos se fueron a su lugar y Miroku como pudo tomó su lugar acerca a Inuyasha con una mezcla de incredulidad en su expresión.
—¿Qué mierda fue eso, Inuyasha?
— No sé de qué estás hablando — le respondió evasivo Inuyasha
—Vamos, Inuyasha— dijo Miroku milesto—. Todo este movimiento extraño en el que casi me matas. ¿Estabas practicando para una obra de teatro o algo así?
—Supongo que me dejé llevar. Solo estaba tratando de... no sé, romper el hielo con Kagome.
—Bueno, si esa era tu estrategia, diría que fue muy... memorable, por no decir tremendamente estúpida, no me sorprende tu estado de virgen
— No tiene gracia, Miroku —frunció el ceño Inuyasha
— Está bien, está bien — Levantó sus manos en un gesto de tregua —Pero en serio, amigo, no vuelvas a hacer eso, intenta impresionar si hacernos pasar el ridículo
—Creo que solo quería llamar su atención de alguna manera —se encogió de hombros Inuyasha, luego al recordar lo vergonzoso del momento se puso ambas manos en la cara —No lo sé, no fue mi mejor momento.
—Bueno, todos tenemos nuestros momentos de... improvisación, supongo. Solo asegúrate de no hacerlo en medio de todos. —lo dijo claramente irritado, pues Inuyasha lo arrastró a su circo.
Inuyasha sabía que era el hazme reir y que definitivamente su primera y segunda impresión a la chica habían sido terribles. Así que de momento había decidido no acercarse más a ella hasta pensar en una mejor estrategia. Le dirigió una última mirada a Kagome, irritado como lo había regañado frente a todos un poco rencoroso al respecto.
Fin del capitulo 2.
Hola queridos amigos lectores. Me alegra ver que algunas personas han leído el primer capítulo; esto me motiva mucho a continuar.
Gracias a Jalil aunque yo no veo la lujuria aún jaja, pero si, definitivamente habrá episodios lujuriosos (guiño guiño)
Annie, muchas gracias a ti por tu comentario, espero que hayas disfrutado este capitulo ¿dime que opinas?
Yo pienso que Inuyasha es un tonto, Miroku no se muy bien si es un buen o pésimo amigo. Ya quiero que Inuyasha tenga una interacción más cercana a Kagome, pero ahora quiero enfocarme en Kagome, hasta ahora ha sido todo desde la perspectiva de Inu virginal.
