Disclaimer:Todos los personajes, así como lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling.
Flashback 63
La noche comenzaba a caer cuando Draco y Hermione salieron por fin de la habitación impulsados por un hambre atroz tras haber pasado el día entero sin salir de la cama. Hermione no había pasado un día así en su vida; Los recuerdos de Draco acariciándola, abrazándola y haciéndole el amor una y otra vez venían a su mente mientras cortaba cebolla y tomates para preparar la salsa de la pasta que estaba hirviendo en una cazuela mientras Draco terminaba de darse una ducha de la que Hermione tuvo que salir a regañadientes o no comerían nada y volvería a enredarse una vez más en las finas manos del rubio.
- ¡Auch! – gritó Hermione al cortarse con el cuchillo; se había distraído al ver a Draco entrar en la cocina sin camiseta y con el pelo húmedo derramando gotas de agua por sus pectorales; la sangre comenzó a brotar del dedo de la chica-.
- Eres bruja, no se por que te empeñas en cocinar de la forma muggle- gruñó Draco mientras se metía el dedo de la chica en la boca y limpiaba su sangre. – Ahora nuestras sangres están mezcladas- una sonrisa plena se dibujó en el rostro del chico-.
- Tus antepasados estarán retorciéndose en las tumbas…- dijo Hermione mientras lanzaba un Episkey para sanar el pequeño corte-.
- Granger…- río Draco con descaro- creo que ya no les queda nada por lo que retorcerse después de lo de anoche, esta mañana, esta tarde…-la atrajo hacia si y la besó con ternura-. ¿Conoces el cuento de La Fuente de La Buena Fortuna? Sé que todos los niños magos lo conocen pero al ser hija de muggles…
- Claro que lo conozco- Hermione lo miró confusa- Dumbledore me dejó una versión de los cuentos de Beedle el Bardo en su testamento…
- Por supuesto.- el chico río divertido; ¿Cómo no iba a conocer la marisabidilla de Hermione los cuentos de Beedle el Bardo?-. El motivo de mi pregunta es que al mencionar a mis antepasados…me he acordado de ese cuento. De pequeño era uno de mis favoritos, mi abuela Druella me lo contaba cada noche…- Hermione lo miró con ternura mientras intentaba imaginar a un Draco pequeño escuchar a su abuela relatarle el cuento- pero cuando crecí llegué a odiarlo porque representaba la mezcla de sangres. Incluso mi padre comenzó una trifulca contra Dumbledore para que lo retirase del colegio alegando que podría confundirme.- el rostro de Draco se ensombreció al recordar a su padre- no le sirvió de mucho ¿No crees?
Hermione sonrió y lo besó. Draco suspiró; jamás se había disculpado con nadie sinceramente pero sentía que tenía que hacerlo con ella. No es que él se hubiera levantado ese día con ese objetivo, la conversación que el quería tener con ella desde que llegaron a Marsella era otra…pero el rumbo de las cosas lo habían llevado a sentir esa necesidad de disculpa. Los años que había pasado insultándola por su estatus de sangre ahora le parecían ridículos y quería que ella lo supiera.
La sangre de Hermione era tan roja como la suya…y por Merlin, cuando se metió el dedo en la boca para chupar su sangre deseó que sus sangres se mezclasen de todas las maneras posibles y terminar así con el linaje puro de los Malfoy que tanto daño había traído a su vida.
· Hoy cuando te has cortado, al ver tu sangre, he sentido vergüenza de lo mal que me porté contigo en el colegio…esto que nos está pasando me hace cuestionarme muchas cosas sobre mi educación…tú eres la fuente de mi buena fortuna. Gracias a tí he dejado mi pasado atrás, me has aceptado como soy. Me he esforzado por llegar a tí y eso me ha hecho tenerte a mi lado…igual que sir Desventura tiene a Amata.
Hermione se quedó callada; era la demostración de amor más perfecta que había escuchado en su vida, y más viniendo de una persona como Draco Malfoy; tan frío y calculador, sin espacio para demostrar sentimientos.
Ella sabía que para Draco ya no tenía sentido el estatus de sangre, se lo había demostrado con cada caricia que le daba, cada mirada que le regalaba y cada vez que había puesto su propia vida en peligro para salvarla.
· Me encanta ser tu Amata…- dijo la chica mientras se acercaba a su boca y mientras sus labios se rozaban lentamente, dejo escapar un susurro- Yo también te quiero-.
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Narcissa estaba muerta de preocupación. Llevaban dos días en Inglaterra y nadie sabía que se encontraban allí, ni si quiera su hermana. Desde que Draco se marchó el día anterior a buscar a Hermione se había quedado sola en ese apartamento del Londres muggle donde se habían instalado a expensas de poder contactar con la Orden sin levantar sospechas.
Miró por la ventana que daba a un callejón repleto de pubs. La zona de Camden era muy popular entre los turistas muggles por su mercado y Draco pensó que sería el sitio perfecto para pasar desapercibidos. Narcissa ya estaba cansada de huir; estaba cansada de ir de un sitio a otro. El último refugio donde habían estado por casi cinco meses en España había resultado ser una auténtica ratonera. Una base militar abandonada donde no había comodidades, ella nunca se imaginó vivir en un sitio así.
Pensó en su mansión. En la paz que sentía cuando cuidaba sus flores en el jardín, en como paseaba con Lucius…recordó aquellas tardes de verano donde Draco corría y reía junto a ella. Recordó a su madre, leyéndole cuentos a Draco, tirados en la alfombra persa de la biblioteca…ahí empezó la pasión de Draco por la lectura…
Muchos recuerdos felices que luego se vieron truncados por el horror que trajo El Señor Tenebroso a manos de los mortifagos y su propio marido a su hogar.
Un hogar que estaba destruido, al que no sabía cuando podrían volver.
Se acercó a la ventana para ver como la noche envolvía las calles del norte de Londres; el apartamento se encontraba justo encima del Regent's Canal. Narcissa cogió su varita, la guardó en el interior de una chaqueta muggle que había traído desde España y bajó a aspirar un poco de aire fresco.
Paseó por las calles que se encontraban llenas de jóvenes buscando diversión en los pubs que se encontraban en los alrededores; bajó hasta el canal y se sentó al borde. Se descalzó y suspiró mirando al cielo, pensando en Lucius y en lo que diría si la viera en esa situación.
Una risa burlona la sacó de sus pensamientos. Se puso en alerta de inmediato, levantándose y sacando su varita.
· Parece que hoy es mi día de suerte- Narcissa no podía ver bien por la oscuridad que había en el canal pero conocía perfectamente esa voz, la había escuchado miles de veces en el salón de su casa- ¿Quién me iba a decir que al venir a buscar algún bocadito esta noche encontraría este manjar?- Narcissa comenzó a temblar violentamente, nunca había lanzado una imperdonable pero era su vida o la de ese horrendo ser-.
· Avada….
· ¡Expelliarmus!¡Incarcerous!
Narcissa quedó totalmente desarmada y apresada. El miedo empezó a apoderarse de ella, está vez sí que había llegado su momento.
· Te faltan agallas para lanzar una imperdonable, al amo le encantará saber lo que he encontrado mientras iba de caza.- el licántropo se relamió nada más de imaginar que como recompensa podría morder a la mujer- ¡Vamos! No me hagas lanzar un Imperio para que me obedezcas.
Y así, entre la oscuridad del canal que atravesaba Candem y la ignorancia de todos los que bebían y reían en las puertas de los pubs por encima del canal; Narcissa Malfoy se desaparecía junto a su captor: Fenrir Greyback.
