[Julio.2023] Gracias por leer!


Le prometeré la luna

By Aurum Black

Capítulo 5: Con cualquier imbécil

Harry se quedó observando a Ginny con una cierta mezcla de asombro y orgullo, mientras ella vaciaba en su boca el contenido de la botella a una velocidad sorprendente para alguien de su tamaño. Cuando llegó al final del líquido, apretó los ojos con fuerza como si fuera lo más difícil que alguien podía hacer en la vida, pero decidida a terminar con la labor y en un par de segundos más la bottela quedó vacía. Con una mano se limpió la comisura de la boca por donde se había escurrido un hilo de Whiskey de Fuego y sin advertirlo un eructo bastante sonoro salió de esa misma boca. Ginny se cubrió con ambas manos, soltando el recipiente y dejando que se rompiera contra el piso, mientras sus compañeros soltaban risas y aplausos. Pero fue la risa de Harry la que retumbó por todo el lugar haciendo que los demás notaran su presencia. Cuando Ginny lo vio, se tambaleó de la mesita de centro y cayó al piso. Entre varias chicas la ayudaron a levantarse, mientras ella no paraba de repetir que se encontraba bien. Sin embargo, él la conocía mejor que a la palma de su mano y sabía que se encontraba lejos de estar bien, o mejor dicho, se encontraba demasiado bien. Ella se acercó hacia donde estaba él, intentando arreglar un poco su alborotado cabello pelirrojo y él sonrió al ver sus mejillas ligeramente sonrojadas, producto del alcohol.

–Estás borracha –dijo subiendo la voz para que pudiera escucharlo por sobre el ruido de la música y decenas de conversaciones diferentes

–Un poco –admitió con una sonrisa pícara, para luego convocar con su varita dos botellas más de whiskey y darle una a Harry.

–¿Y bien? –preguntó él sin saber qué esperar, sintiendo en su estómago que cualquier opción podía ser factible, pero deseando con todas sus fuerzas que una de ellas fuera la verdadera.

–Pues...

–¿Qué?

–Estás frente a la cazadora estrella novata de las avispas –contestó mientras una radiante sonrisa aparecía en su rostro.

–¡Ginny! –exclamó extasiado, sintiendo una inmensa calidez en el pecho – ¿Que pasó? ¿Ganaron?

Ella asintió muy efusivamente con una alegría que hacía que sus ojos se encogieran.

– Jugué el partido de mi vida. Necesitábamos al menos 200 puntos de diferencia, pero entre la dos anotamos ¡380!

–¡Sabía que ibas a lograrlo! ¡Lo sabía!– Entonces la abrazó con fuerza, encogiendo un poco su cuerpo para rodear el de ella y levantándola unos centímetros del piso, dando vueltas con emoción.

–Espera... –contestó entre risas –Estás tirando el whiskey

–Qué más da, que limpie la dueña del lugar...

–¡Oye!

Entonces la bajó y se separó un poco de ella, rompiendo el abrazo.

–Por cierto, ¿por qué no me invitaste a tu fiesta?

–Porque no fue mi idea, fue Marie –y entonces señaló hacia la mesa, donde una chica ocupaba el lugar que Ginny había dejado y que vaciaba una botella de whiskey de manera más veloz que ella –No fue planeado, todo pasó tan rápido. Después de la pelea que se armó a los 20 minutos de empezar el partido, pensamos que estaba todo perdido. Aún tengo la piel chinita. No sé ni cómo ganamos. La verdad es que no estoy muy segura de cómo accedí a esto –dijo confundida frunciendo el ceño –Creo que estaba demasiado emocionada... Espero que no te moleste.

–¿Por qué habría de hacerlo?

–Porque es tu departamento...

–Es tuyo, tu vives aquí.

–Yo sólo lo rento, tu eres el dueño...

–Calabaza, eso da igual. No tengo problema con nada de lo que tu hagas. Salvo...

–¿Salvo qué?

–Nada. Es tu fiesta, vamos a divertirnos...

–Harry... –Él no quería hablar. Se le había escapado un pequeño matiz de queja pero ahora se retractaba puesto que no quería arruinar ni por un segundo la noche de Ginny. Sin embargo ella lo conocía demasiado bien y se quedó observándolo con esa penetrante mirada chocolate que era difícil de evadir. –¿Qué pasa?

–Nada... Es una tontería

–Pues dímela.

Él suspiró sintiéndose derrotado por ella.

–Es sólo que... me hubiera gustado que me hubieras avisado del resultado antes que cualquier otra cosa.

–¡Lo hice! –dijo elevando la voz y abriendo mucho los ojos de forma graciosa –Más bien, lo intenté. Te marqué como diez mil veces y como no contestaste te escribí una nota y la mandé con...

–Déjame adivinar –interrumpió él –¿Mini Errol?

Ella asintió con desgana.

Ginny tenía una pequeña lechuza muy parecida a Pigwidgeon, la lechuza de Ron; sin embargo el parecido era aún mayor con Errol, la vieja lechuza de los Weasley que se caracterizaba por perderse frecuentemente, además de tardar bastante con la mensajería. Era por eso que aunque la lechuza de Ginny se llamaba Higgs, Harry no dejaba de llamarla Mini Errol y en situaciones como esa siempre terminaba por darle la razón.

–Lo siento

–No importa ya –contestó él pasando un brazo por su hombro y dirigiéndola a la barra que conectaba la sala con la cocina.

–Iba a avisarte de la fiesta pero recordé qué día era y por eso ya no quise molestarte...

–¿Qué día era? ¡Ah! Olvidé que hoy es viernes de conquista

Ginny rio sorprendida.

–¿De verdad?

–Sí, con todo el trabajo y estrés que tuve olvidé todo...

–¿qué tal te fue en la junta?

–Muy bien. Aunque ya le advertí a Kingsley que cuando me vuelva a poner frente a algo así, renuncio–Entonces miró su reloj de pulsera arrugando la frente–Diablos, creo que es algo tarde para cancelar mi cita de hoy, Lauren ya debe estar en el restaurant.

–¿Irás a...?

–No –dijo despreocupado – En algún momento se dará cuenta que no llegaré.

Ginny lo miró con el ceño fruncido, sintiendo enfado por su actitud pero a la vez sintiéndose contenta de que se quedara con ella.

–Eres despreciable –murmuró antes de dar un gran trago de su botella.

–Y tu una pequeña ebria. ¿Cómo te atreves a tomar sin mi supervisión?

Ella se encogió de hombros y lo miró con ojos de culpa, como pidiéndole perdón. Harry y ella tenían un acuerdo que habían hecho un par de años atrás en el que en ese tipo de fiestas, sólo uno de los dos tendría permitido tomar desenfrenadamente, mientras el otro lo hacía con moderación para cuidar al primero y evitar que cometiera locuras o le ocurriera algo desagradable.

–Ya te dije que no lo planeé...– se defendió apenada

–Está bien, sólo no lo vuelvas a hacer –dijo pellizcando juguetonamente la nariz de Ginny, que después de quejarse le soltó un puñetazo en el abdomen. A pesar de todo, Ginny sabía que Harry tenía razón en reprenderla. Aunque su acuerdo de cuidarse cuando tomaban, funcionaba la mayor parte del tiempo a favor de Harry, ella también había tenido ocasiones para quedar ebria hasta no poder más. Y la experiencia les decía que ella era una de esas borrachas necias y con las que era difícil lidiar. Sin embargo por sobre todas las personas en el mundo, era Harry el único que sabía manejarla muy bien en su peor estado. Por algo era su mejor amigo en el mundo –Vamos, Calabaza –le dijo alzando su botella –Es tu fiesta y te toca celebrar, yo te cuido.

Ambos chocaron botellas y bebieron un largo trago.

–No lo sé –dijo Ginny un poco después –No quiero pasarme de copas, ya sabes como me pongo de difícil...

–¡La ocasión lo amerita! Vamos... –Y volvió a chocar su botella con el de ella, instándola a seguir tomando. Después de vaciar el recipiente añadió:– No todos los días juegas el partido de tu vida– Y entonces con una maniobra de varita, volvió a llenar las botellas de whiskey –Por cierto... ¿quién más jugó contigo?

– ¿Cómo?

– En tu mensaje, dijiste que no había más cazadores... pero acabas de decirme que entre las dos anotaron 380 puntos...

–No vas a creerlo.

–¿Quién...? ¡Noooo! –dijo en un murmullo comprendiéndolo

–Sí –contestó ella haciendo un mohín

–¿Valerie Van der Voldemort?

Ginny escupió el líquido que tenía en la boca y comenzó a reír de forma inesperada, sin poder parar durante varios segundos.

–Van der Voldemort –susurró ella entre risas recargándose en la barra para no caer. Harry supo entonces que Ginny comenzaba a entrar en la fase de ebriedad pues reconocía esa risa tonta – La verdad es que ella también dio el juego de su vida... no me extrañaría que la muevan de posición –dijo haciendo un puchero que a Harry le pareció tierno

–¿Y qué vas a hacer con ella?

–¿De qué?

–De que la odias.

–Pues nada, ignorarla como me alguien me aconsejó –dijo recobrando la compostura –Debo aprender que no puedo estrangular a las personas con las que trabajo. Ni sacarles los ojos ni nada por el estilo.

–Qué buen consejo. Quien te lo dio debe ser muy inteligente.

–Sí. Aunque igual es muy feo y de seguro no se le para.

–¡Hey! –dijo ofendido empujándola con el cuerpo, haciendo que ella se tambaleara más de lo planeado.

–¡Ginny! ¡Ven! –Le gritaron varias chicas desde el centro de la sala interrumpiéndolos.

–Ve –la animó Harry con una sonrisa– Yo aquí me quedaré.

Y entonces ella se dirigió hacia donde estaban sus amigas, mientras Harry la observaba desde allí, tomando ligeros sorbos del whiskey. De alguna parte, alguien sacó una botella de tequila y comenzó a llenar pequeños shots a lo largo de la mesa. Harry dio un gemido de angustia, sintiendo lástima por Ginny y por lo que se le veía venir. Seguramente iban a hacer que se tomara un shot con cada uno de sus compañeros. Ella intentó negarse ya que como ambos sabían, su historial con el tequila no era muy agraciado. Por un segundo Harry se arrepintió de tener que cuidarla, pero después recordó todas las incontables veces que ella lo había cuidado en muchísimo peores estados, así que no volvió a dejar que su mente pusiera objeción alguna. A pesar de sus esfuerzos no pudo contra la presión de todos los demás, en especial de una chica entusiasta de larga cabellera negra, que se había desabotonado la camisa y la llevaba en un nudo encima del ombligo, quien seguramente era Marie Deschamps. Antes de comenzar con los shots, Ginny buscó su mirada y le dedicó una expresión de sufrimiento. Él le sonrió intentando infundirle valor y con su mano libre le mostró el pulgar levantado como signo de su aprobación. Ella se pasó la mano por el cabello con preocupación y después comenzó su fiesta.


La estaban torturando. Aquellos mal nacidos la estaban torturando por haber jugado tan bien. Ginny sentía arder todo su tracto digestivo y eso que apenas llevaba cuatro shots de tequila. Se exprimió dos limones más en la lengua mientras apretaba los ojos con fuerza. Aún le faltaban cuatro shots más. Afortunadamente no todos los presentes accedieron a tomar el shot con ella, porque sino seguramente acabaría muerta. Cuando abrió los ojos pudo ver a unos cuantos metros a Harry, aún en la barra que daba hacia la cocina, mirándola con una sonrisa que le indicaba lo mucho que se estaba divirtiendo con su sufrimiento.

–Esperen un segundo, ahora vuelvo –les dijo a sus amigos y tomando dos shots se fue a donde estaba Harry –Cierra el pico y deja de reírte de mí –Con la varita hizo llegar la sal y los limones y sin más preámbulos los dos echaron sal a su lengua, tomaron el shot de un sólo jalón y al final exprimieron el limón entre los dientes, todo en sincronía, como si tuvieran ensayada la coreografía a la perfección y la verdad era que la practicaban bastante seguido.

–Por Merlín –dijo Harry jalándose el cuello de la camisa, abriéndola un poco de la parte superior –No te están dando tequila sino veneno para rata...

– Creo que en serio quieren matarme –La cara de Harry se puso seria en un segundo –Era broma –añadió de inmediato ella –Ven, intégrate con nosotros –Y entonces lo jaló hacia donde estaban sus compañeros de equipo –Avispas, este es mi mejor amigo, Harry. Sí sí –dijo exasperada – Es ese Harry. ¡Por Dios qué sorpresa! ¡Qué honor! ¡Harry Potter! ¡Me desmayo! Blah blah –dijo haciendo un gesto despreocupado con la mano –Da igual, es un imbécil. Sépanlo desde ahora... Harry –dijo dirigiéndose a él –Estos son mis avispas, quiero decir, mi equipo de avispas... tu me entiendes.

–Un placer –dijo él dirigiéndose a todos, con una sonrisa en el rostro.

–Sigamos con esto – pero algunos, quienes no sabían de la relación de Harry y Ginny se encontraban aún un poco sorprendidos por la presencia de él. Ginny vio a Marie un poco nerviosa – Ya lo sé, que te lo podrías comer entero de un mordizco, ¿podemos volver a lo que estábamos?

–¡Ginny! –chilló Marie avergonzada mientras todos los de los shots reían

–Lo siento. Es tu culpa por inventar este juego o reto o lo que sea. Me pongo imprudente cuando bebo, ahora lo sabes.

Y sin esperar compañero de trago, se bebió de un tirón otro de los shots que estaban servidos en la mesa, sabiendo en algún rincón de su conciencia que ya estaba más que ebria.

Cuando el organismo de Ginny cobró factura por todo el alcohol ingerido, muchísimos shots después, fue obviamente Harry quien le sostuvo el cabello mientras ella se hincaba frente al inodoro en el baño al que sólo se podía entrar desde la habitación de Ginny. Después de un rato en esa misma posición, Ginny se sentó en el piso, recargándose en la pared, mientras Harry limpiaba el lugar y a ella misma.

–¿Cómo te sientes?

–Como si hubiera escupido babosas gigantes

–Pues no veo mucha diferencia... –murmuró limpiando una mancha particularmente fea y luego se agachó en cuclillas frente a ella, para limpiar su cara con una toalla húmeda y luego levantarla para que se lavara los dientes.

–¿Puedo seguir bebiendo? –Harry la miró reprensivamente –¿Qué? Recuerda que no todos los días doy el juego de mi vida

–Pues eso no servirá de nada si te mueres de una congestión alcohólica

–No voy a morir, ya no tomaré de ese veneno para ratas

–Revisé esa botella. Estoy seguro de que no es veneno, pero sí es uno de los tequilas más baratos del mundo. Tal vez el peor de todos... Tienes prohibido volver a tomar de eso ¿ok?

–Sí señor –dijo llevándose la mano a la frente como si fuera un soldado –Sólo quiero un poco más de whiskey. Delicioso, delicioso whiskey –dijo riendo tontamente

Harry no pudo reprimir la sonrisa y entonces la ayudó a secarse la cara.

–Pero sólo un vaso más ¿entendido? –Ella asintió –Un vaso y ya. Y te lo llevas despacio ¿ok?

–Un vaso y ya.

Ginny tomó tres vasos más a escondidas de Harry, a parte del que tenía permitido. Se escurría por los rincones, fuera de su alcance visual bajo el pretexto de tener pláticas amenas con sus compañeros, pero lo cierto era que ni siquiera recordaba de lo que hablaba dos segundos antes. Afortunadamente después de un rato, cuando ella se quedó inocentemente sentada en uno de los sillones sin prestar atención a la plática de los que estaban allí, Harry parecía haber encontrado un grupo de hombres con los que discutía sobre algún tema del ministerio y para su fortuna cada que volteaba a verlo, él parecía ya no estarle prestando la misma atención. Fue entonces cuando vio entrar a su departamento una esbelta figura de perfectos rizos pelirrojos.

–¿Qué diablos hace Valerie aquí? –musitó en voz baja, dirigiéndose a Marie que estaba sentada junto a ella.

–Pues... todos estaban invitados, Ginny. Además, ella también tiene por qué celebrar ¿no?

Ginny resopló y antes de que Valerie llegara ante ella, se levantó y se fue a la cocina por algo de comer, y de paso para tomarse a escondidas otra vaso de whiskey. Entonces recordó que la cocina tenía vista hacia la sala y dejó caer el vaso que tenía en la mano, esparciendo el líquido por el suelo.

–Mierda– musitó sintiéndose mareada. Se agachó un poco para limpiar pero entonces resbaló, estrellando la cadera en el piso, quedando tirada y absorbiendo con su pantalón el líquido regado –Mierda... así limpio yo –dijo a nadie en particular, ya que se encontraba sola y parecía que nadie se había dado cuenta de su caída. Se intentó levantar pero no tenía la lucidez necesaria, así que mejor se arrastró hasta la pared para sentarse recargada en ella. No supo cuanto tiempo pasó, pero cuando abrió los ojos, supo que se había estado durmiendo en el piso de la cocina. Avergonzada, hizo un enorme esfuerzo para levantarse y al ponerse de pie se encontró a Marie.

–Harry preguntó por ti y le dije que estabas durmiendo.

–Yo no estaba...

–¿Roncando? Sí, bastante fuerte.

–¿Cuánto tiempo pasó?

–Como dos minutos nadamás. ¿Quieres irte a dormir ya?

–Creo que sí... sólo debo ver a Harry antes... –caminó un poco hacia la barra y a través de la especie de ventana que daba de la cocina a la sala, pudo ver a lo lejos que su mejor amigo estaba con una pelirroja que no era ella. Era Valerie. Estaban platicando, pero ella lo conocía demasiado bien como para saber que aquello era más que una simple e inocente conversación, ya que él tenía su pose de conquista y se desordenaba el cabello con la mano de forma despreocupada como si lo hiciera espontáneamente, pero ella sabía perfectamente que todos sus movimientos eran premeditados. En un segundo sintió sus sentidos despertar, olvidando por completo el sueño que había sentido unos segundos antes–¿Qué hace esa perra con Harry? ¡Mírala! ¡Le está coqueteando!

–Honestamente creo que el que le coquetea es él –intervino Marie intentando sonar despreocupada, pero Ginny pudo notar cierto fastidio en su voz.

–Tienes que alejarlo de ella

–¿Qué? ¿Y yo por qué?

–Porque todo esto es culpa tuya, tu la invitaste.

–¿Y qué quieres que haga?

–No lo sé, mátala o algo. –Marie enarcó la ceja contrariada, casi divertida– Róbale a Harry, coquetéale tu. Pon en práctica todos tus dotes de come hombres de los que tanto presumes.

–Sí claro, como si pudiera seducir a Harry Potter.

–No es tan difícil. Sólo le enseñas las tetas y ya, con eso lo tendrás encima.

–No voy a hacer eso...

–¿Por qué no? Imagina en tu historial de hombres a Harry Potter. Es una historia que podrías contar a tus nietos...

Marie la miró con extrañeza.

–¿Y a ti por qué te importa tanto?

–¡Porque no soporto a esa mujer! ¡No puedo permitir que Harry se meta en esa vagina holandesa! ¡no señor!

Marie soltó una risa divertida.

–Está bien. Pero si lo hago... si intentó distraer a Harry, ¿qué harás tu por mí?

–Lo que sea... –Marie enarcó una ceja

–¿Me dirías tus secretos más obscuros? –Ginny se quedó en silencio, casi como si estuviera petrificada, mirándola fijamente sin comprender. Sin querer comprender las palabras de Marie. Entonces la chica soltó una risa burlona –Era una broma, Ginny.

–Como sea, entonces ve por Harry –insistió señalando hacia la sala

–Siempre y cuando tu vayas por Derek

–¿Qué?

–Yo seduciré a Harry si tu seduces a Derek.

–Pero...

–Es fácil, sólo enséñale las tetas y ya, tu lo has dicho.

–Pero...

–¿Qué te pasa valiente y audaz Ginny? ¿Te dan miedo los hombres?

–Claro que no–chilló ofuscada–Pero...

–¿Quieres que le quite de encima a Valerie sí o no? ¿Acaso la quieres de novia de Harry?

Ginny frunció el ceño y le dedicó una mueca de fastidio. Le quitó el vaso de la mano y se lo tomó de un tiro. Esta vez ni siquiera supo cuál era el contenido. Entonces salieron de la cocina, dirigiéndose cada una a su objetivo. Marie interrumpiendo la conversación de Valerie y Harry, y ella llegando a donde estaba Derek junto a otros chicos. Ella tuvo éxito de inmediato, pues como le habían advertido las chicas, el muchacho ya tenía la mira puesta en ella; sin embargo para Marie las cosas no parecían estar funcionando y después de varios minutos de insistir se alejó de ellos con evidente molestia ya que Harry la había ignorado colosalmente. Ginny sintió hervir fuego dentro de ella, no sabía si del coraje o a causa del alcohol. Pensó en dejar a Derek a media plática pues no tenía sentido cumplir la condición de Marie, pero justo en ese momento vio como Harry se acercaba a Valerie en uno de sus movimientos clave para entrar en contacto físico con ella. Entonces una chispa de locura se apoderó de ella, y sin pensarlo se acercó a Derek. Ginny sabía cómo coquetear, pues en ese juego era muy diestra. Era momento de olvidarse de las sutilezas y todo el estúpido juego previo. Se puso de espaldas a Harry y Valerie y como al descuido se echó aire con una mano argumentando que tenía mucho calor. Acto seguido se desabrochó dos botones de su blusa, dejando ver el nacimiento de sus pechos, perfectamente consciente de que Derek los estaba observando. Entonces se puso de puntillas y le susurró en el oído "Te espero en el baño" y entonces se fue.

Marie la miró estupefacta, sorprendida de lo que Ginny hacía. "Te dan miedo los hombres" JA. Los hombres deberían temer por Ginny Weasley. Entonces entró al pequeño baño del departamento, que estaba junto a la segunda habitación que nadie habitaba y que habían estado usando los invitados. Un escaso minuto después llegó Derek. Le puso el seguro a la puerta y sin palabras, sin gestos, sin nada más, él se abalanzó sobre ella, estrechándola entre sus brazos y besándola apasionadamente. Ginny debía reconocer que aquella situación tenía un aura de excitación. El estar apretujada en un baño con un casi desconocido, dejándose llevar por el alcohol, mientras él llegaba a lugares donde ni su novio más formal había llegado. Además claro que debía agradecer por lo guapo que era el hombre frente a ella, con un cuerpo definido y ejercitado, producto del quidditch. Todo eso hubiera sido perfecto de no ser porque de pronto recordó que esa sería su primera vez. Allí en el pequeño baño de su departamento, sentada sobre una cajonera, con muchas personas al otro lado de la pared, estando en completo estado de ebriedad, con el pantalón sucio y con alguien de quien no recordaba ni el apellido. Algo en el fondo de su corazón le decía que ese momento no debería ser así, pero entonces recordó las palabras de Marie y las demás chicas diciendo que la primera vez nunca era especial, que mientras más pronto comenzara sería mejor.

De pronto alguien tocó la puerta sobresaltándola.

–Ocupado–vociferó Derek para después volver a atacar el cuello de Ginny y tras forcejear con su pantalón sucio, dejarla en ropa interior.

No podía quejarse de las caricias de Derek, que a pesar de no ser especialmente suaves, por lo menos eran hábiles. Ginny lidiaba entre el deseo y la indecisión, mientras su mente daba mil vueltas. No quería hacerlo en ese momento ni en ese lugar, pero todo indicaba que así sucedería. Y entonces por un segundo pensó en Harry ¿qué pensaría él de todo aquello? De pronto Derek le desabrochó el sostén, dejando libres sus pechos y entonces sus pensamientos se desenfocaron. ¿Qué mierda importaba el mundo entero? Tomó a Derek del cuello y lo besó con intensidad mientras las manos de él masajeaban sus senos. Sus alientos combinados eran un cóctel asqueroso de alcohol pero ya nada importaba.

Y entonces hubo un ruido muy fuerte, como de una explosión. Derek y ella se separaron asustados, escuchando gritos provenientes de fuera. Con un ágil movimiento volvió a ponerse el sostén, pero antes de poder seguirse vistiendo, Derek había abierto la puerta y aún estando en ropa interior asomó la cabeza hacia afuera.

–¡Policía! ¡Quédense donde están! –escucharon decir a un par de graves voces al unísono

Sin siquiera despedirse, Derek tomó su ropa y desapareció del lugar. Hubo más murmullos y entonces supo que como habitante del departamento y anfitriona de la fiesta, debía dar la cara. Sin embargo aún estaba tan borracha que se le olvidó vestirse y salió a la sala en ropa interior, encontrándose con Harry tomando el control de la situación. Había mandado a todos fuera, terminando la fiesta y estaba hablando con el par de oficiales muggles que habían llegado.

–Los vecinos hablaron para quejarse del ruido –dijo uno de ellos

–Lo entiendo, pero ya no hay de que preocuparse, ya se acabó todo esto...

–Pero hubo una explosión...

–No fue nada, todo está bien... –y entonces se interrumpió a sí mismo al ver de reojo a Ginny. Muy deprisa tomó lo primero que encontró y se acercó hasta ella para cubrirla, envolviéndola con una gran gabardina que alguno de los hombres había dejado olvidada, y luego la guió hasta el sillón y la sentó, dedicándole una mirada que ella interpretó como "Quédate aquí mientras arreglo todo tu desorden" y ella obedeció mientras Harry regresaba con los hombres –Mire oficial yo soy el dueño del edificio, les recompensaré por las molestias a todos los habitantes. Les pondré protecciones nuevas o jardineras en las ventanas...

Y después de otro largo rato en que seguramente había sobornado a los oficiales o algo por el estilo, fue cuando cerró la puerta a su espalda quedándose a solas con ella. Con un movimiento de varita limpió todo el desorden y juntó toda la basura, dejando el departamento impecable. Unos minutos después llegó a sentarse a su lado, ofreciéndole una taza de café para que se le bajara la borrachera aunque con el tiempo que había pasado y con el susto que se había llevado, ya se encontraba bastante lúcida; sin embargo aceptó la taza de buena gana.

–¿Qué fue lo que pasó?–le preguntó con preocupación

Él se quedó unos momentos en silencio hasta que suspiró con fuerza y luego dijo:

–¿Quieres que te diga la verdad o una mentira?

Ginny lo observó nerviosa, dejando la taza en la mesa de centro.

–La verdad...

–Fui yo.

–¿Qué? ¿Por qué diablos... ?

Él resopló con un dejo de indignación

–¿Y aún lo preguntas? ¿Crees que iba a dejar que lo hicieras en el baño con ese imbécil?

Ginny abrió la boca sorprendida y sintió enrojecer sus mejillas.

–Yo...yo... no iba a hacer nada...

–Ni siquiera intentes mentirme –la cortó él mirándola con reproche–que en este juego yo soy el maestro y lo sabes bien. –Ella suspiró cansada y avergonzada, tomando conciencia de lo que había estado apunto de hacer, pero no dijo más –Calabaza–dijo suavizando su tono –yo no soy otro de tus hermanos y no te voy a detener de hacer lo que desees, pero tampoco voy a dejar que cometas estupideces...

–Lo sé, fue una idiotez. Me pasé de tragos esta vez...

–Eres una tonta ¿de verdad creíste que no iba a darme cuenta?

Y entonces Ginny recordó por qué había estado tan molesta antes de que se acabara la fiesta.

–Pues te veías bastante ocupado–le dijo mirándolo con reproche

–Oh, así que eres tu la que está ofendida...

–Obviamente –contestó rodando los ojos levemente pero se arrepintió al instante porque aún se sentía un poco mareada.

–¿Y se puede saber por qué?

Ginny jadeó indignada.

–Querías treparte encima de Valerie, ¿te parece poco?

–¿De quién?

–¡De Valerie! La mujer que más odio en estos momentos.

–¿Valerie?– Repitió él confundido

–¡La pelirroja de rizos inmensos! –dijo exasperada

–¡Ahhh! ¿Esa es Valerie?

–Pues sí ¿No lo sabías? ¿Acaso no le preguntaste su nombre? Ah por supuesto que no, porque eso es lo último que te importa. ¿Pero cómo no la reconociste? ¿Cómo pudiste traicionarme así?

Harry la dejó balbucear sin interrumpirla hasta que ella guardó silencio.

–Para empezar – comenzó a decir muy serio – sólo te has dedicado a hablar pestes de Valerie, nunca me dijiste cómo era o nada en específico para que yo pudiera reconocerla. – Ginny hizo amago de replicar pero Harry alzó la mano para detenerla y continuó – Y hoy, platiqué con ella como cinco minutos solamente, de nada en particular, y no tuve tiempo de preguntarle absolutamente nada personal, porque primero llegó tu molesta amiga Marie a interrumpir, y luego tuve que ir a evitar que le dieras tu virginidad a ese troll... –Ginny bajó la cabeza apenada sin saber qué decir –Hice explotar una de las bengalas de Sortilegios Weasley, no creí que fuera a pasar algo grave, sólo quería que salieras del baño pero tus invitados estaban tan ebrios que comenzaron a gritar y a desaparecer creyendo que era un incendio o un ataque... y para colmo los vecinos habían llamado a la policía y llegaron justo a tiempo para escuchar todo el alboroto. Ahora tengo que sobornar a todo el edificio...

–Yo cubriré todos esos gastos...

–Eso es lo que menos me importa –dijo recargando la cabeza en el respaldo del sillón. Luego la volteó a ver desde esa posición –Lo que me molesta es que de verdad hayas estado dispuesta a hacerlo en esas condiciones. Tu no eres así.

–Lo sé, yo... –y entonces se interrumpió sin saber qué más decir

–¿Qué estabas pensando? –preguntó más con curiosidad que con enfado

–No lo sé... –respondió recargándose en el sillón igual que Harry y luego las palabras comenzaron a salir de sus labios–Estaba molesta porque Valerie llegó a la fiesta y luego me enojé más porque estaba contigo y luego Marie me hizo enfadar aún más porque no te enseñó las tetas y luego dijo que "me daban miedo los hombres" –musitó haciendo una mueca – y entonces me retó a seducir a Derek y... no pensé claramente, sólo... estaba muy ebria y ya sabes cómo me pongo de necia...

–Lo sé, por eso tuve que recurrir a la bengala... –Los dos se quedaron unos momentos en silencio mirando el techo. Ginny se encogió dentro de aquella gabardina perteneciente a sabría Merlín quién, sintiéndose muy tonta con lo que acababa de decir–No me gusta Marie –dijo Harry de pronto

–Lo noté. La que te gusta es Valerie...

–No me refiero a eso. Quiero decir que no me gusta que sea tu amiga. Me da una vibra rara.

–¿Por qué? –preguntó extrañada ya que Marie le agradaba bastante.

–Porque creo que el incidente con el tal Derek tiene que ver con ella y sus dichosas "pláticas de hombres" de las que tanto hablas...

–No hablo tanto de ellas... –Ginny se irguió frunciendo el ceño un poco molesta. –y además no veo que hay de malo en querer tener sexo con alguien... tú lo haces todo el tiempo...

–Es diferente...

–¿Por qué? ¿Porque eres hombre?

–Porque eres virgen.

Ginny se sintió sonrojar por un segundo.

–Eso da igual, todas mis compañeras coincidieron en que la primera vez no importa y que al final ni la recuerdan. Todas, no sólo Marie.

–Porque seguramente lo hicieron en el baño de alguna fiesta... –dijo rodando los ojos y luego se irguió también, para mirarla de frente –Gin... mira, sé que tal vez suene trillado o hasta tal vez estúpido pero como tu mejor amigo de verdad te pido que no eches a perder esa experiencia, porque es algo realmente único y... –se detuvo un segundo como calculando sus palabras – creo que lo más bonito que puede sucederte en la vida es que lo hagas por amor. Al menos la primera vez...

–Pero las chicas dicen...

–Lo que sea que digan ellas no importa, si ninguna de ellas tiene recuerdos memorables no tiene porque ser así contigo...

–Pero...

–Créeme que va a llegar un día en que querrás recordar ese momento y te arrepentirás de no haberlo hecho especial. No digo que debas encontrar al hombre perfecto para hacerlo, porque eso es imposible. Lo que quiero decir es que... intentes hacerlo con alguien que te quiera, o que por lo menos le importes lo suficiente como para hacerte sentir cómoda. Sólo... –y entonces suspiró con fuerza mirándola directamente a los ojos– no lo hagas con cualquier imbécil. –Ginny sintió un pesar en el estómago, porque justo eso es lo que habría sucedido esa noche de no ser por Harry –Sé que tal vez sientes presión o sientes prisa, pero no las hay... cuando menos te lo esperes encontrarás a alguien que te merezca –Ella lo miró sintiendo un profundo cariño por él –Y mientras ese alguien llega, puedes venir por consejos conmigo y no con tus amigas tontas... –dijo volteando los ojos, haciéndola sonreír.

Adoraba a Harry y su amistad. Adoraba esas pláticas tan transparentes y sinceras. Adoraba que su mejor amigo la protegiera y buscara siempre lo mejor para ella. Adoraba sentir que podía preguntarle cualquier cosa que se le ocurriera.

–¿Harry?

–¿Sí?

–¿Puedo preguntar algo?

–Sabes que sí.

–¿Con quién fue tu primera vez?

Ginny nunca lo había preguntado y aunque durante un tiempo había sentido bastante curiosidad, con los años dejó de preguntárselo y hasta llegó a olvidar que no lo sabía. Hasta ahora. El sonrió ante su pregunta, como si la hubiera esperado toda una vida.

–Linda Summers

–¿Quién?

– Una auror estadounidense.

– Oh... – susurró Ginny intentando recordar si la conocía – ¿Y ustedes... salieron juntos un tiempo o algo así?

–No, claro que no. Tu lo sabrías de haber sido así.

–Pero entonces...

–¿Qué?

–¿Cómo fue?

–Completamente sin significado. –Ginny se quedó en silencio como queriendo preguntar más detalles, pero no tuvo que hacerlo ya que Harry siguió hablando –Cuando ella vino comisionada a cuidar al ministro de magia de Estados Unidos en su visita, hubo una cena con el cuartel de aurores y allí fue. Se acercó a mí y me pidió bailar, como no quise entonces me dijo que fuéramos a su auto rentado y allí lo hicimos –Harry volvió a recargarse en el respaldo y subió los pies a la mesita de centro–No duró mucho y ni siquiera recuerdo que haya sido particularmente bueno. Enseguida salimos del auto y regresamos a la cena como si sólo hubiéramos salido a caminar. Días después ella regresó a su país y no volví a verla.

Ambos se quedaron en absoluto silencio, como procesando la historia que Harry acababa de contar.

–Pensé que lo habías hecho con alguien especial.

–No, por eso digo que tu sí debes hacerlo. Porque se siente feo no haberlo hecho de esa forma. Es muy triste voltear al pasado y encontrar sólo vacío donde debería estar algo único, y me arrepiento enormemente de no haberlo hecho por amor...

–Wow...

–¿Qué? –preguntó volteando a verla

–Que es raro oírte hablar así, tan sentimental...

–¡Oye! Yo también tengo mi corazoncito.

Ella rió.

–Pues sí pero, tu sabes. Siempre estás hablando de no establecer lazos emocionales y de no mezclar sentimientos con el sexo, que es tan increíblemente extraño pensar en que lo has hecho por amor...

–Nunca lo he hecho por amor.

–¿Cómo? Pero acabas de decirme que es lo más bonito que puede sucederle a alguien en la vida –replicó contrariada

–Y creo que lo es.

–¿Y cómo lo sabes?

Él se encogió de hombros.

–No lo sé. Sólo sé que cuando intento pensar en ello, sólo encuentro vacío y... a veces quisiera que hubiera algo más – Ginny frunció el ceño como sin creerle del todo –Además, me lo ha dicho Ron. Cuando le pregunto una y otra vez por qué soporta tantas peleas con Hermione y toda esa inestabilidad como pareja, me responde que cuando lo hace con ella se olvida del mundo entero y que es cuando la ama más que nunca. Que se siente invencible y se siente la persona más feliz en el universo... No sé – se encogió de hombros – Lo describe tan increíble que a veces pienso en sentar cabeza... lo bueno es que enseguida vuelven a pelearse y se me quitan las ganas –dijo riendo –pero te juro que al final me queda la curiosidad de saber cómo se siente hacerlo por amor. Espero que algún día en unos cuantos años pueda sucederme... y si no pasa, pues bueno, por lo menos me divertiré tratando de encontrar a la adecuada...

–¿Por eso lo haces con tantas mujeres? ¿Para buscar a tu pareja ideal?

–No, para nada. Eso lo hago porque el sexo es increíblemente delicioso.

Ginny soltó una carcajada y ambos siguieron riendo por unos cuantos minutos.

–Perdón –dijo él de pronto –Por lo de Valerie. Si hubiera sabido que era ella no habría intentado "treparme encima de ella".

–Eres un tonto –dijo riendo –¿Conseguiste su teléfono o una cita?

–Nop. No soy su tipo.

–¿Por qué lo dices? –preguntó muy sorprendida

–Porque no soy el tipo de persona que ella busca.

Ginny lo observó extrañada, frunciendo el ceño, hasta que lo comprendió y comenzó a reírse.

–Te rechazó ¿verdad?

–No –dijo rodando los ojos

–¡Te rechazó! –exclamó riendo aún más fuerte.

–Ok, está bien, me rechazó ¿contenta? Pero quiero dejar claro que no fue por causa mía, sino de ella.

–Sí, claro...

–Es verdad. Valerie no está interesada en lo que yo pueda ofrecerle, ella busca alguien más parecida a sí misma...

–¿De qué hablas?

–Que tu archi enemiga vuela para el lado contrario

–¿Cómo dices?

–Que le gustan las mujeres

–¿De qué mierda hablas?

–No es ninguna mierda, es la verdad.

–¿Y cómo lo sabes?

–Intuición masculina –dijo señalándose la sien con un dedo.

–¡Harry!–exclamó ella riendo –Eres un idiota... Por un segundo casi te creo.

–Es verd–

–No, no lo es. El hecho de que una mujer te haya rechazado no la convierte en lesbiana.

–Claro que sí –contestó indignado pero ante la risa de Ginny sólo se limitó a resoplar– Pues bien, no me creas, pero yo sé lo que te digo –Luego, miró su reloj de pulsera sin sorprenderse de haber pasado la última hora platicando con Ginny –Creo que ya hay que dormir. Me quedaré aquí aunque no lo quieras.

–Claro que lo quiero, este es tu departamento y eres bien recibido en cualquier momento.

–El lugar es tuyo, ya te lo dije mil veces.

–Pero tu eres el dueño...

–Oh cállate y vete a dormir.

–Iré a prepararte la otra habitación.

Y entonces se levantó y se dirigió a la recámara en la que no dormía nadie, pero que entre los dos habían remodelado el fin de semana anterior. Ginny había pensado en ofrecer el lugar a alguien más para que no viviera sola y su primera opción había sido Marie; sin embargo ahora que Harry había confesado su desagrado por ella, ya no creía poder decirle. Aparte sabía que Marie y Valerie compartían departamento y no querría crear más problemas. Tendría que pensar en alguien más.

Ginny hizo aparecer un par de mantas para ponérselas a la cama, pero cuando fue por Harry, enseguida se dio cuenta que ya se encontraba acomodado en el sillón.

–¿Qué haces? Ve a la habitación

–Me gusta este sillón

–No seas necio

–No lo soy, pero me quedo aquí. Ya vete a dormir.

Ginny suspiró cansada y simplemente le echó encima una de las mantas, mientras él se sacaba los zapatos con sus propios pies.

–Hasta mañana, Calabaza

Ella sólo le desordenó el cabello con la mano.

–Hasta mañana, Harry.

Y entonces apagó las luces con la varita mientras caminaba hacia su propia habitación.