[Enero.2024]
Notas de escritura: Es la primera vez en todo el tiempo que llevo haciendo fanfics que tengo la oportunidad de meter un capítulo (este) en medio de capítulos ya escritos. Es porque antes siempre publicaba lo que iba escribiendo al momento, sin tener capítulos de colchón y el espacio para reflexionar en la historia y editar y editar hacia atrás. Me gusta porque me ayuda a pulir la trama, pero a la vez me toma demasiado tiempo x.x
Este es un capítulo de transición y anticipación. Hace falta para darle cuerpo a lo siguiente. Espero que les guste!
Gracias a Andrea Nathalia por los reviews! Ayy en serio que me emociona mucho que te esté gustando mucho el fic. Claro que te reconocí en cuanto vi tu review! jeje Me imagino que otres autores hacen lo mismo, pero yo siempre regreso a leerme a mí misma y los comentarios de los lectores. A veces es difícil seguir escribiendo, sobre todo cuando pasa mucho tiempo. Siento que, como dije en el capítulo anterior, esta plataforma esta decayendo un poco en términos de tráfico de lectores y reviews, y es muy difícil motivarse sin eso. En especial cuando con anterioridad a este u otros fics les ha ido mejor en términos de números. Creo que una espera que haya la misma respuesta pero no la hay. Así que al final, una tiene que escribir y seguir publicando casi que por amor al arte. He aprendido a aceptar que en primer lugar escribo esto para mí misma, esperando que luego encuentre audiencia. Y qué maravilla saber que hay lectores que de repente llegan y conectan con la historia y se emocionan y están al pendiente. Creéme que tengo las ganas y la decisión de terminar esta historia, aunque una nunca sabe lo que a veces se interpone en la vida, pero sí, de verdad espero terminar este fic porque ha estado demasiado tiempo en mi cabeza y planes (aunque interesantemente ha cambiado mucho de cómo lo planeé al inicio! jeje). Y bueno, gracias otra vez, y espero que te guste este capítulo!
P.D. También se me olvidó escribir al inicio del capítulo anterior que los reviews lo son todo, porque ese POV de Harry aceptando sus sentimientos por Ginny está creado con todos los reviews que recibí en este fic cuando lo comencé hace casi diez! años. Las especulaciones e ideas de mis lectoras están allí. Porque al final escribir y compartir un fic es una cosa de dos partes. La audiencia es super importante. No sólo para motivar sino para darle forma a la historia de vez en cuando. A todes quienes me dejaron review con teorías y sospechas de los sentimientos de Harry y Ginny por el otro, muchísimas gracias.
Le prometeré la luna
By Aurum Black
Capítulo 13: El novio de Ginny
Abril se había terminado en un abrir y cerrar de ojos.
Harry sentía que su vida se había paralizado, cuando el mundo entero seguía girando a su alrededor. Y no había nada que él pudiera hacer para detenerlo.
Suspiró abatido mientras terminaba de vestirse, aunque en realidad lo único que quería era meterse a su cama y dormir. O al menos, irse a su bar favorito y ahogarse en whisky. Enseguida, un rítmico y entusiasta toque a su puerta. Harry suspiró de nuevo.
–¿Harry? – dijo la voz de Ginny al otro lado
– Ya voy... – dijo él casi de mala gana
Ella abrió la puerta, primero con timidez y luego asomó la cabeza con una sonrisa en su rostro.
–Ya casi vamos tarde
–Aún falta mucho, Gin – le dijo él, aunque se dejó apresurar. Tomó una sudadera ligera y se la puso sin muchos ánimos.
–Ya sé, pero quiero agarrar un buen lugar en la parte de arriba.
Ginny miró su reloj de pulsera, mientras se mordía un labio.
–Ya voy...
–¿Puedes sonar un poco menos emocionado? –le dijo Ginny rodándo los ojos
–Es lo adecuado para la ¿cuarta? vez que vemos a las Brujas de Macbeth
–Es sólo la tercera, exagerado. Y es la primera que vamos todos juntos. Perdóname por estar emocionada
Harry sintió un hueco en el estómago. No dijo nada más y sólo la siguió fuera de su habitación donde Derek se encontraba esperándolos. Salieron y se aparecieron en el lugar donde el concierto de las brujas iba a suceder, en tan solo 2 horas más. Allí ya los esperaban Ron y Hermione, y para su sorpresa, también George y Angelina.
Perfecto, pensó Harry. No había nada peor que hacer mal tercio o mal quinteto. Ahora hacía el mal septeto. Patético. Harry Potter era el hombre más patético de aquel lugar. Apenas los saludó a todos de mala gana, y no pudo evitar quejarse de que habían llegado muy temprano. Luego les recordó a todos que la cerveza de aquel lugar sabía a orines.
–Te pudiste haber quedado en casa a rascarte las pelotas, campeón –lo provocó George, quien fue regañado por Angelina. –Sólo digo... nadie lo está obligando a venir y tener esa actitud de perros.
Harry le hizo una seña obscena con la mano. Ginny se sonrojó y miró hacia el escenario sin prestar atención al comentario de su hermano. Como bien lo había planeado, habían conseguido la parte de enfrente en el balcón semicircular que rodeaba el escenario y la pista bajo ellos.
–¿Alguien quiere algo del bar? – preguntó él intentando ignorar que Derek abrazaba a Ginny por detrás.
Ron y él se fueron al bar que se encontraba en el piso de abajo, de aquel lugar que poco a poco comenzaba a llenarse de gente. Tuvieron que gritar sus órdenes, puesto que habían puesto música de fondo y el ruido iba aumentando.
–¿Cómo se porta Derek con Ginny? –le preguntó Ron de pronto mientras esperaban sus tragos
–¿Acaso soy su niñera? –soltó con fastidio
–Qué humor traes, Harry. En serio, no tenías que venir si no querías...
Harry suspiró enojado porque estaba perdiendo el control, y aquel concierto aún ni empezaba.
–Lo siento –dijo él suspirando. Se mordió la lengua por un segundo.
–Si quieres irte me puedo inventar una excusa...
Harry negó con la cabeza y miró a su mejor amigo a los ojos.
–Ginny prácticamente me rogó para que viniera –Ron frunció el ceño confundido. – Quiere que convivamos todos juntos y eso...
–Ya... –dijo Ron dedicándole una mirada como de lástima – Bueno, sabes que no tienes que cumplirle todos sus caprichos.
–Lo sé...
–A veces siento que la tenemos muy malcriada – dijo sacudiendo la cabeza
Harry soltó una risa corta.
–No es como que se sale con las suyas todo el tiempo.
–Ya sé que no, pero ese afán de querer controlar la situación, siempre me ha sacado de quicio. Incluso cuando era niña, necesitaba sentir que las cosas iban a salir como las planeaba. Y cuando no, hacía tremendos berrinches...
Harry se sintió contrariado ante aquellas cavilaciones de su amigo. Como si Ginny tuviera un plan maestro bajo la manga.
–Sólo es que no quiere que me sienta desplazado ¿no?
–Supongo...
–¿Supones?
Ron suspiró cansado.
–No sé, Harry. Si tuviera un galeón por cada vez que intentó entender lo que pasa por la cabeza de mi hermana, sería millonario.
Tomaron los tragos de la barra y se dirigieron de vuelta al balcón. Harry se colocó entre Ron y Hermione. A su lado, George y Angelina platicaban con Derek y Ginny que se encontraban junto a ellos, del otro lado. Supuso que aquel grupo más grande le ayudaba a mezclarse sin tener que estar todo el tiempo interactuando directamente con ellos. Así que agradeció un poco por ser el mal septeto. Intuyó que aquello había sido idea de Hermione.
Harry pensó que se tenía que ir acostumbrando a aquella mierda. Una cosa era tenerlo siempre en el departamento, yendo por Ginny o pasando horas allí con ella. Pero otra muy diferente era tenerlo conviviendo con todos en esas circunstancias más familiares. Porque lo volvía todo más formal y serio. Agradecía que al menos no había ningún cumpleaños o celebración importante pronto. No estaba listo para soportar que Ginny llevara a Derek a la madriguera con todo el clan Weasley allí. Sabía que Ginny lo había llevado a conocer a sus padres un fin de semana que Harry decidió hacer guardia en el cuartel. Obviamente tomó la decisión cuando Ginny lo invitó a comer con ellos. No es que no se alegrara por ella o que fuera a entrometerse, pero tampoco quería estarle oliendo los pedos a Derek. No quería escuchar los comentarios, el sarcasmo, y los chistes 'inocentes' a costa suya. No quería que los demás le restregaran en la cara lo que en el fondo él sabía bien. Que Ginny se había cansado de esperarlo. De esperar algo que nunca iba a pasar. Así que simplemente prefería hacerse a un lado mientras aquella introducción de Derek a la vida de Ginny sucedía, siempre y cuando él no tuviera que presenciar el show. No era la primera vez que Ginny llevaba novios a su casa y se los presentaba a su familia. Si de algo pecaba, era que se ilusionaba de más y muy pronto, aunque no quisiera reconocerlo. Ginny era una romántica empedernida. Apenas unas cuantas palabras y caía rendida. El último novio había sido André Menzotti, y en qué había acabado todo aquello. Muy mal. Harry sabía que era él quien iba a tener que recoger los pedazos de lo que quedara de Ginny cuando Derek le rompiera el corazón.
Pero Ginny le hacía las cosas un poco difíciles. Como aquella noche, en que quería que todos salieran y se divirtieran juntos. En que quería que todos fueran amigos de Derek. Harry había logrado evadir otros eventos y planes de Ginny, pero esa vez algo más sucedió. Claro que se había negado y Ginny le había insistido mucho. Pero también Harry había sentido cierto derecho de antigüedad. Los conciertos de las brujas eran algo muy de ellos dos. ¿Por qué tenía que ser él quien dejara de ir a esos conciertos? Se sintió un poco fastidiado porque Harry creía que era una tradición que podrían haber mantenido por su cuenta, sin Derek, ni nadie más. Y no es que él fuera fan de la banda por su cuenta, pero era algo que era de los dos y nadie más.
Celos. Claro que se moría de celos y de envidia. ¿Pero qué podía hacer? No había nada, más que esperar pacientemente.
Y tal vez distraerse.
Se terminó lo que quedaba en su vaso de aquella cerveza de baja calidad y se fue de nuevo al bar, esta vez por su cuenta y esta vez por un trago más fuerte.
Las horas pasaron y cuando por fin las brujas de Macbeth salieron al escenario el lugar estaba a reventar. Harry volteó a ver hacia donde estaba Ginny, aún atrapada entre los brazos de orangután de Derek, y pudo ver su rostro iluminarse. Pero luego la vio contenerse. Recordó la vez anterior que fueron a ver a las brujas y en como Ginny había bailado, gritado, brincado y cantado como si no hubiera mañana. Y en como le había contagiado su entusiasmo. Ambos se habían divertido tanto... Y ahora era todo tan diferente. Todos estaban casi petrificados, tan sólo moviendo un poco la cabeza, apenas susurrando los coros de la canción. Todo era tan... adulto. Y aburrido.
Después de varias canciones más, Harry volvió al bar, una vez más. Pero después de pedirse un whiskey con coca cola, se quedo en la planta baja y sin pensarlo mucho, sólo comenzó a deambular entre la multitud, recordando otros tiempos. Se adentró entre la gente y al final se recargó junto a una de las columnas que sostenían el balcón del segundo piso. Volteó casi de forma instantánea hacia donde estaba su grupo de amigos. Sólo el rostro de Ginny destacaba por el balcón ya que se encontraba frente a Derek quien no dejaba de abrazarla por la cintura. ¿Qué no se cansaban de estar como pretzels todo el concierto?
Harry hizo el esfuerzo para dejar de verla y se dedicó a escanear a la multitud. Una chica no muy lejos de él le sonrió. Llevaba el cabello pintado de rosa y un piercing en el labio. Por lo general, Harry no era tan directo y dejaba que el juego se desenvolviera solo, pero esta vez no tenía la paciencia de antes. Así que la siguiente vez que se miraron y sonrieron, Harry se terminó el whiskey en su vaso y luego caminó hacia ella.
–Voy a ir al bar –le dijo acercándose a su oído para que la escuchara entre la música y la gente cantando –¿me dejarías invitarte un trago?
Ella le sonrió ampliamente, mostrándole su impecable dentadura, y asintió.
Exactamente tres canciones después, Harry probaba el sabor a chicle de su labial y jugueteaba con aquel piercing en el labio inferior de aquella chica. Ella le metía la lengua de lleno a la boca mientras le acariciaba la espalda. Harry no supo si era la efusividad de aquella joven o que hacía tanto que no se besaba con alguna extraña, pero se calentó de inmediato. Se dio cuenta que la última vez que besó a alguien fue a Cho, esa vez que Ginny los interrumpió, y ni siquiera recordaba la última vez que tuvo sexo. Tal vez esa era la causa de sus problemas. Necesitaba algo de acción. Le preguntó si quería irse de allí, pero ella sugirió meterse al baño. Harry no encontró razón para oponerse. No recordaba si alguna vez lo había hecho en un baño público. Suponía que siempre había una primera vez para algo.
...
–¿Vas a querer que te de mi número o prefieres que sólo quede en esto? –le dijo la joven de forma muy natural mientras ambos se acomodaban la ropa, como si no acabaran de hacerlo en aquel pequeño cubículo.
–Está bien –le dijo él mientras se abrochaba el cinturón y aún trataba de recobrar la respiración. Había sido bueno, pero sentía que se había corrido muy pronto. Su ego estaba un poco herido y quería, tal vez, darle una segunda prueba a aquella chica. No recordaba su nombre. No sabía si se lo había dicho. Ella salió del cubículo y se dedicó a retocarse el labial frente al espejo. Harry sólo se quedó detrás de ella mirándose el alborotado cabello en el espejo.
La puerta del baño se abrió.
–¡Harry! –Volteó para encontrar a George y Derek entrando al baño de hombres. –Pensamos que te habías ido... –George se detuvo de golpe al darse cuenta de la situación. Miró a Harry y luego a la chica, que estaba impasible. Ella guardó su labial en su pequeño bolso, se arregló un poco el cabello y luego le dio a Harry un papel con su número. Le dedicó una sonrisa y le guiñó el ojo antes de salir, pasando al lado de George y Derek sin inmutarse. Ellos soltaron ruidos y risas, casi vitoreándolo.
Al parecer el concierto había terminado. Harry regresó con ellos. George no dejaba de hacerle preguntas que él evadía y Derek, aunque no estaba siendo igual de entrometido, hacía comentarios y reía ante la situación. Por alguna extraña razón, Harry se sintió relajado. Derek le cayó un poco mejor en ese momento, aunque tal vez era sólo la tranquilidad post-orgasmo.
–¡Harry! Pensamos que te habías ido... –repitió Hermione al verlos llegar con el resto del grupo
–Estaba muy ocupado– dijo George con una sonrisa pícara
–¿En serio ligaste durante el concierto? –dijo un Ron muy incrédulo.
Harry se encogió de hombros, metiendo las manos en los bolsillos, sin poder ocultar su sonrisa.
–Harry siempre viene a eso a los conciertos de las brujas –dijo Ginny como explicando lo obvio
Harry la miró. Ginny no sonreía, pero tampoco se veía triste. Sus miradas se cruzaron por un par de segundos, luego los dos miraron hacia otro lado.
Luego, se dirigieron todos a la salida. George iba contando la historia de minutos atrás cuando encontraron a Harry en el baño. No sabía si Ginny iba escuchando todo aquello y no podía ni siquiera verla, ya que Derek y ella iban al frente, con él rodeándole los hombros con un brazo.
Terminaron cenando en Olliverius, uno de los restaurantes favoritos de Harry y Ginny. Justamente el lugar a donde habían ido juntos el año anterior después del concierto de las brujas. Parecía una eternidad entera desde aquella vez. Harry no entendía porque Ginny había reservado una mesa en aquel lugar precisamente. Era como si quisiera rastrear cada uno de sus pasos y llenarlo de nuevos momentos, con más personas, con Derek... era como si quisiera olvidar cuando sólo eran ellos dos. Después, durante la cena, se enteró que Ginny había llevado a Derek allí en un par de ocasiones antes, y que había sido él quien había sugerido ir a aquel lugar.
Harry quería sentarse lo más lejos posible de Ginny y Derek, pero al final quedó frente a ellos. No pudo más que bloquear esa parte de su ser que quería salir corriendo, o aferrarse al pasado, que quería resistir a los cambios del tiempo y de la vida. Que quería que Ginny y él existieran en una burbuja. Pero nada de eso podía ser. Tenía ganas de odiar a Derek, pero no encontraba ninguna buena razón. Era un buen tipo. Y tal vez eso era lo que le agradaba, a final de cuentas. Que no era el clásico hombre que quería ser perfecto. Sólo era un hombre común y corriente. No era feo, sino bien parecido y musculoso a causa del quidditch, pero vaya, no era el soltero más codiciado del deporte mágico. Harry sabía que Derek sabía, y que tal vez todos sabían, que no estaba al nivel de Ginny. Ella era demasiado atractiva para él. Ese punto no estaba a discusión.
Sin embargo, por sobre todas las cosas, Derek tenía buenas intenciones con Ginny. De eso no había dudas. Lo veía escucharla atento mientras ella parloteaba sin parar y Harry aceptó en su interior, que Derek era bueno para ella. O al menos intentó convencerse de ello.
Una de las buenas consecuencias que trajo Derek, fue que Ginny cada vez tenía menos tiempo para Marie. Entre su nuevo novio, su mejor amigo, su familia y los entrenamientos y partidos, Ginny dejó de tener espacio para pasarlo con su amiga del equipo. Poco a poco se fueron distanciando. Incluso cuando Ginny intentaba hacer tiempo para ella y salir juntas, Marie tendía a 'estar ocupada'. Ginny creía que era algo temporal, pero Harry tenía un mal presentimiento. En una cena en casa de Ron y Hermione, Derek les contó que el entrenador quería mover a Valerie a la posición de cazadora.
–Uf, seguramente la noticia no te cayó muy bien –le dijo Harry a Ginny, con preocupación.
Ginny se encogió de hombros abatida.
–La verdad es que me preocupa más Marie. Siento que ha jugado tanto haciendo dupla con Valerie, que no sé si podrá mantener su posición de golpeadora si le ponen a alguien diferente como pareja.
Los siguientes partidos, Valerie fue alternando posición, de golpeadora a cazadora. Era indudable que tenía un talento nato para anotar puntos, más que golpear la bludger. Y Marie, simplemente había sido muy inconsistente. A veces jugando bien, a veces jugando muy mal. Después de varios partidos, la pusieron en la banca. Harry supo que Ginny intentó acercarse a ella y hablarle, ayudarle, pero Marie se sentía muy humillada y claramente tenía problemas íntimos con Valerie, ya que vivían juntas y todo aquello estaba afectando su relación y convivencia. Pero Marie no dejó que Ginny se acercara, en su lugar se aisló de ella y del resto del equipo. Y Ginny no supo qué más hacer. Por más que trató acercarse y decirle que ahí estaba para apoyarla, Marie sólo puso una barrera. Tanto Harry como Derek intentaron reconfortarla, pero Ginny estaba muy abatida por la situación y la actitud de Marie. Derek le había recomendado que le diera su espacio por un rato. Harry le había dicho que siempre le había caído mal.
Parecía que todo exacerbaba la situación. Ginny había sido invitada a participar como modelo en un calendario de quidditch de la revista The Quidditch Times, y después de que Harry la convenció de participar meses atrás, los de la revista habían propuesto que Ginny, Valerie y Marie tuvieran la sesión de fotos juntas. Pero ahora con Marie distanciada, la propuesta se había quedado en el aire. Ginny no quiso contactar ni a Marie ni a Valerie para retomar el plan, ya que sintió que sería como echarle sal a la herida, así que les dijo que sería sólo ella.
Lo siguiente que Harry supo fue que Derek la había acompañado a la sesión de fotos, ya que como él se creía fotógrafo amateur, quería "aprender del mundo profesional". Y como una cosa llevó a la otra, resultó que al final también los fotografiaron juntos para otras secciones de la revista.
Cuando Harry sentía que poco a poco iba sobrellevando la presencia de Derek en la vida de Ginny, de pronto su relación saltó a la fama. Por alguna extraña razón que ni siquiera ellos comprendieron, la gente de la revista decidió ponerlos en la portada del siguiente número. Harry los vio una mañana que pasaba por el atrio principal del ministerio de magia. El cabello pelirrojo de Ginny, que aparecía en una fila de revistas en un pequeño kiosko de periódicos, capturó su atención. Se acercó como en piloto automático. Reconocería esa cabellera en cualquier lado, desde cualquier distancia. Desde todas esas portadas, Ginny se encontraba entre los brazos de Derek, quien se inclinaba sobre ella y la besaba, luego se soltaban y reían, mirándose uno al otro, como si no estuvieran conscientes de la cámara, como si sus ojos estuvieran presenciando un momento privado. La escena se repetía en bucle una y otra vez. Los dos se encontraban vistiendo su uniforme de las avispas. Harry tomó una de las revistas y después de mirar como por minutos enteros la portada, hojeó el número completo. No había nada más de ellos dentro. Ningún artículo, ni referencia, ni siquiera algún titular en la portada. Sólo en los créditos internos una pequeña leyenda "En portada: Derek Wilson y Ginny Weasley, por Nicolle Mathews".
Harry pagó por la revista y se la llevó a su oficina.
¿Por qué no me dijiste que ibas a salir en la portada?
Le escribió a Ginny por mensaje en su teléfono.
?
Fue todo lo que ella contestó. Sabía que Ginny debía estarse preparando para irse a su entrenamiento y que seguramente ya iba tarde.
Harry sólo le mandó la foto de la portada como respuesta.
QUEEEEEEEEE, DONDE VISTE ESTO?¡
¿En el puesto de revistas? ¿No te dijeron que saldrías en la revista?
NO! Bueno, sabía que saldríamos en algún momento, pero no nos avisaron cuando ni cómo...
Es la única foto de ustedes
¿En serio? Nos tomaron muchas...
Como aquella sesión de fotos había sido imprevista, la revista no había planeado ningún artículo a su alrededor. Quien fuera que vio la foto y decidió mandarla a la portada seguramente recibió un muy buen bono, ya que ese número de la revista se agotó de inmediato. Por alguna razón los fans del quidditch se enamoraron de ellos como pareja. De repente empezaron a recibir invitaciones para salir en otras revistas y periódicos. Se volvieron, en un abrir y cerrar de ojos, la pareja del momento. Un par de veces, tuvieron un fotógrafo rondándolos cuando salían juntos. Ginny no estaba segura de que hacer con aquella atención, mientras que Derek la recibió de buena gana. Harry no sabía que sentir. Por un lado se sentía aliviado que Ginny estaba en el reflector y por primera vez no era su culpa, pero a la vez sentía un vacío en el estómago que no sabía entender. Harry se alegraba de ver su nombre en la prensa, y no porque la llamaran la amiga interesada de Harry Potter. Pero no sabía que sentir al verlos juntos y felices en esas fotos. No era como si él quisiera estar en el lugar de Derek. Aquella vida pública y abierta, aquella exposición y escrutinio de su relación, era algo que Harry nunca soportaría. Además la prensa y Harry no se llevaban bien, ellos nunca le darían el trato amable que le estaban dando a Derek.
Pero el ver la sonrisa de Ginny, a veces tímida y aveces radiante... Harry daría todo por ser él quien provocaba que ella se viera así de feliz. Por primera vez, después de tantísimo tiempo, Harry se encontró deseando no ser Harry Potter.
A pesar de todo, su amistad con Ginny se mantuvo constante. Era como si la presencia de Derek le hubiera devuelto a su mejor amiga. Las cosas entre ambos habían en teoría vuelto a ser lo de antes. Ginny procuraba pasar tiempo con él, tal como antes lo hacían. Las palabras y muestras de cariño entre ellos estaban ahí, aunque mesuradas en presencia de Derek. Las risas, las bromas, los juegos, todo era como tiempo atrás. Pero aunque todo parecía lo mismo, Harry no sentía lo mismo. No quería indagar en su cerebro y en sus sentimientos por explicaciones. No quería abrir una lata de gusanos que no iba a poder controlar. Así que él también volvió a la normalidad, saliendo con mujeres sin parar.
No se podía quejar. Estaba muy bien ocupado y entretenido, así que lo único que tenía que hacer era aprovechar el ser un soltero codiciado. No es que le importara mucho, pero estaba muy consciente de que estaba rompiendo su récord de citas y de encuentros sexuales. Se estaba enfocando en disfrutar el momento y simplemente no pensar.
Agradecía también que Ginny no lo había hecho a un lado. A pesar de que ahora Derek estaba en el mapa, Ginny siempre se preocupaba y ocupaba de darle su lugar, tiempo y espacio a Harry. Y Derek parecía muy de acuerdo con aquello. Era como si Ginny se encontrara balanceando su vida entre Harry Derek, tratando de ser justa con ambos. Si Harry fuera menos egoísta, le habría dicho que no tenía por qué hacer aquello. Pero en realidad lo que sucedía es que Harry saboreaba cada momento en que Ginny lo elegía antes que a Derek. Como cuando un día a finales de Mayo, Ginny se apareció a medio día tocando con desesperación la puerta de su oficina.
–¿Ginny?
La vio entrar su oficina, con el cabello mojado claramente habiendo salido de la ducha apenas unos minutos antes y vestida al apuro con unos jeans y sudadera. Su rostro estaba como en shock. Harry se levantó y llegó junto a ella en dos segundos. La ayudó a sentarse en el sofá junto a su librero.
–¿Qué pasa?
–Lo siento, debo estar espantándote horrores. Es una estupidez –rió nerviosa. Se sacó un sobre arrugado del bolsillo de la sudadera y se lo entregó a Harry, quién lo tomó y lo examinó. Decía el nombre de Ginny y nada más.
–¿Qué es? –Ginny no pudo articular palabra. Harry vió en la parte de atrás que estaba escrito el nombre del remitente –¿Mark Bagman?
Intentó recordar el nombre. Bagman... como Ludo Bagman.
–Su primo –dijo Ginny como leyéndole el pensamiento
–De las arpías de Holyhead... –dijo Harry entendiéndolo. Lo entendió todo en un segundo. Podía significar todo. O podía significar nada. –¿Estabas esperando respuesta de algo o...? – Ginny sacudió la cabeza. Así que lo que hubiera en aquel sobre, era inesperado. Harry se dio cuenta que el sobre estaba intacto, sin abrir. Y que seguramente Ginny estaba tranquila en el departamento, en su día libre, tal vez saliendo de bañarse cuando recibió la carta y entró en pánico. Pudo imaginársela, vistiéndose a trompicones, con apuración. Apareciéndose en el ministerio sin pensarlo. Yendo hacia él como su primer instinto. Corriendo hacia él y nadie más. Harry quiso abrazarla. Pero prefirió primero sacarla de su miseria. Lo más seguro es que los nervios e incertidumbre la estaban matando por dentro. Sin decir más, Harry abrió el sobre y lo leyó.
–¿Harry?– lo apremió con un hilo de voz
Alzó un dedo pidiéndole un segundo. Quería estar seguro de que había leído todo el texto, antes de darle la noticia. Luego, bajó la carta y le sonrió.
–Quieren que audiciones para las arpías.
Los ojos de Ginny se abrieron con gran sorpresa, se cubrió la boca incrédula.
–¿Qué...? –susurró sacudiendo la cabeza, aún como sin entender.
–Es en un mes. – ella seguía en trance. Harry le sonrió y la envolvió en sus brazos– Felicidades, Gin... Sabía que lo ibas a lograr.
Ginny sorbió contra su pecho. Claro que estaba llorando. Harry la apretó más fuerte y le acarició la cabeza.
–Aún no logro nada
–Bueno, pero cada vez estás un paso más cerca.
–No lo puedo creer...
–¿Sabes que te va a ayudar a procesar esto?
–¿Qué?
Harry se separó de ella y se levantó, tomando su abrigo del perchero. Ginny estaba muy confundida. Con los ojos llorosos se veía adorable.
–¿Shots de tequila? –le dijo él con una gran sonrisa. Hacía tanto tiempo que no salían a tomar los dos juntos. Claro que hacían cosas juntos, pero nunca con alcohol de por medio. No se había dado cuenta de aquello hasta ese momento –¿Por los viejos tiempos? –apremió él y entonces ella le sonrió de vuelta, levantándose.
Cuando salieron de su oficina juntos, apenas eran las doce y medía del día.
