FRAGMENTOS

¡Hola! Nuevo capítulo :)

- Cbt1996: ¡Hola! Me alegra que hayas sentido tantas emociones intensas con el capítulo. La determinación de Inuyasha, la revelación de Izayoi y las risas con Miroku hicieron que todo fuera especial (era lo que se quería y me alegra haberlo logrado). También me intriga lo que se esconde tras las palabras de Naraku, aunque conociéndolo podemos tener una ligera sospecha. ¡Gracias por tu apoyo! Espero que disfrutes de este nuevo capítulo.

- kcar: ¡Hola! Me alegra que estés disfrutando la historia, incluso si no has comentado últimamente, lo entiendo y agradezco tenerte como lectora :) Ahora bien, entiendo las lágrimas y la emoción, espero que las cosas mejoren pronto también. Izayoi tiene ese sentido agudo que pocos tienen y estoy segura que con su ayuda muchas cosas van a cambiar. ¡Gracias por seguir leyendo y por tu apoyo! Nos vemos en la siguiente actualización.

- Annie Perez: ¡Hola! Me alegra que estés tan emocionada por la historia. Este momento es crucial y entiendo tu ansiedad por saber qué más va a suceder (¡yo también los estoy!). Gracias por tu entusiasmo y por seguir leyendo. Nos leemos en el próximo capítulo.

- Karii Taisho: ¡Holaa! Me alegra mucho que el capítulo haya despertado tantas emociones y teorías en ti. Tus pensamientos sobre Naraku, Kikyo, y la posible fecundación in vitro son muy interesantes y definitivamente dan mucho que pensar sobre los próximos giros en la historia. ;) Sobre la situación de Kagome, es cierto que ha sido muy difícil para ella, y es posible que haya escuchado más de lo que pensamos. Me alegra saber que estás tan intrigada por la verdad detrás de esos documentos (todo se sabrá muy pronto). Por otro lado, la conexión entre Sango y Miroku también va a traer sorpresas, ¡y tu entusiasmo por su historia es contagioso! :) La frase final, como bien dices, es clave y espero que traiga la resolución que tanto deseamos. Y no te preocupes, aunque la espera puede ser larga, prometo que lo siguiente valdrá la pena. Gracias por tu increíble apoyo y por compartir todas tus ideas y emociones. ¡Nos vemos en el próximo capítulo!

- joiscar: ¡Hola! Me alegra mucho que hayas encontrado el capítulo tan revelador y emocionante. ¡Definitivamente Inu y Kagome tendrán que trabajar juntos para enfrentar a Naraku y Kikyo! Y sí, Miroku está en un lío con Sango, y estoy segura de que Sesshomaru y Rin también tendrán sus momentos complicados (pero para eso tendrán que suceder varias cositas jeje). Gracias por tu paciencia y por seguir la historia. ¡Espero que disfrutes el próximo capítulo tanto como este!

- Lin Lu Lo Li: ¡Hola! Me alegra que el capítulo te haya dejado con tantas emociones y reflexiones. Tienes razón, lo que dijo Naraku tiene implicaciones complejas, especialmente con la posibilidad de que el bebé revele la verdad. Inuyasha está pasando por un momento muy doloroso, y su sufrimiento sin Moroha es palpable (sufrimos con él). Entiendo tus dudas sobre las leyes; la situación de Kagome es complicada y la intervención de Izayoi y Rin es crucial para Inuyasha. Es cierto, Rin está mostrando su apoyo a Inuyasha, y creo que su intervención es clave para resolver algunas cosas. Y sobre el número... se explicará mejor en este capítulo ;) En cuanto a Miroku y Sango, sí, parece que Miroku está pasando por una etapa de confusión y atracción, veremos cómo evoluciona la relación. ¡Las cosas están bastante intensas! Gracias por tu detallado comentario y por compartir tus pensamientos. ¡El próximo capítulo viene con más sorpresas!

- Rosa. Taisho: ¡Hola, linda! ¡Entiendo completamente tu frustración con Naraku y sus planes malvados! La situación con Kagome y el tener un bebé de Koga está definitivamente en un punto muy crítico (pero me encantó tu cometario jaja). Me alegra mucho saber que te emocionaron las revelaciones y los momentos de la intervención de Izayoi y la frustración de Miroku ¡Siempre me hace feliz que te encanten los giros de la historia! Estoy trabajando en el próximo capítulo, así que espero que te guste tanto como este. ¡Gracias por tus palabras y por estar siempre tan entusiasta! ¡Nos vemos pronto!

- MegoKa: ¡Hola! ¡Qué bueno que te haya emocionado la revelación de Izayoi! La historia se va llenando de intrigas y emociones, ¿verdad? Lo que mencionas sobre el miedo y cómo eso puede afectar a nuestros personajes es muy cierto, y lo estoy explorando profundamente en ellos. Sobre Inuyasha, sí, hay mucho en juego y no está claro aún todo lo que está pasando bajo la superficie. La dinámica entre él y Kagome se está volviendo más complicada con cada capítulo, pero también emocionante. Por otro lado, Miroku y Sango definitivamente tienen una conexión muy especial, y sí, Miroku podría volver a sus maneras traviesas... o tal vez esté evolucionando de alguna manera ¿Quién sabe? jaja. La custodia de Naomi y los papeles firmados por Kagome tienen una historia propia que revelaré más adelante. Todo está enredado, pero no te preocupes, todo tendrá su sentido al final. ¡Gracias por tu entusiasmo y apoyo constante! Estoy trabajando en el próximo capítulo y espero que lo disfrutes tanto como este. Un abrazo enorme para ti también. ¡Nos vemos pronto!

- Kayla Lynnet: ¡Hola! Primero que todo, me alegra mucho que el capítulo haya generado tantas emociones en ti. En cuanto a Naraku, sin duda es un villano temible, y su manipulación ha llevado la trama a un nivel aún más oscuro. Lamento que la escena con Inuyasha y Moroha haya sido tan dolorosa; quería capturar la desesperación de Inuyasha y el impacto de la separación de una manera realista. En cuanto al misterio de la custodia, definitivamente añade un giro intrigante a la historia. La posibilidad de que Naraku haya manipulado a Kagome o a su familia es algo que exploraremos más a fondo. Por otro lado, Izayoi es un personaje clave, y su intuición sobre Kagome es esencial para desentrañar la verdad. Por otro lado, la conversación entre Miroku e Inuyasha fue un toque de humor para equilibrar el drama. Me alegra que te haya hecho reír y aliviado un poco la tensión. Finalmente, la frase final (valga la redundancia) fue pensada para mantenerlas en suspenso. Estoy trabajando arduamente para que el próximo capítulo traiga respuestas y más sorpresas. Gracias por tu comentario tan detallado y por tu paciencia, enserio lo agradezco. ¡Un abrazo grande y cuídate mucho, Kayla! (Por cierto, dame tiempo, muy pronto me pondré al corriente con tu historia, lo prometo)

- moroha23iki: ¡Hola! ¡Entiendo, la espera puede ser dura! Jeje Estoy trabajando en el próximo capítulo con mucho esmero para que la trama siga siendo emocionante y reveladora. Prometo que valdrá la pena y que los nuevos giros te sorprenderán. Mientras tanto, disfruta de esta nueva actualización y los siento por la demora :) ¡Gracias por tu entusiasmo y paciencia!

Esta vez se me ha complicado un poco responder sus comentarios en Facebook, y sé que la actualización ha tardado. Pido disculpas por eso. Estas vacaciones están siendo bastante intensas. Creo que antes tenía mi tiempo bien organizado, sabía cuándo podía escribir, generalmente en los días con menos trabajo. Pero ahora... ufff, estoy de un lado para el otro, viajando y tratando de disfrutar un poco de estas vacaciones. Sin embargo, no me olvido de esta historia ni de ustedes, que sé que esperaban esta actualización con ansias.

Solo diré: Esten listas para todo, estamos entrando en terreno inestable, y cualquier cosa puede pasar, aunque creo haber estado dejando algunos indicios de lo que pasaría jajaja

No soy mala, solo me gusta el drama. Disfruten mucho de este capítulo.

Atte. XideVill


Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.


CAPÍTULO 14.

KAGOME

Finalmente, cuando Izayoi se fue, pude entrar en calma. Me quedé mirando fijamente el pequeño sobre que me entregó. Dentro había algo, una decisión que debía tomar, o al menos eso fue lo que me dijo antes de irse.

Respiré hondo y miré a ambos lados. Una vez que me aseguré de que nadie me estaba observando, abrí el sobre. Encontré una nota con un número de celular. No hacía falta preguntarme de quién era; era evidente que pertenecía a Inuyasha. Dentro del sobre también había un pequeño celular, uno de esos antiguos, con tapa y teclas, que hacía mucho no veía.

Lo pensé mucho. De hecho, pasé varias horas sentada en esta cafetería, dándole vueltas al asunto. Tenía varias llamadas perdidas de Naraku y Koga, seguramente preguntándose dónde estaba, por qué no me comunicaba con ellos o por qué no había asistido a la cita con la modista. Pero no tenía cabeza para nada de eso. En este momento, estaba debatiéndome si enviarle el mensaje a Inuyasha o no. El riesgo que significaba para él, para nuestra hija y toda nuestra familia era enorme.

¡Lo sabía! Claro que lo sabía, pero aun así lo hice. Una vez que envié el mensaje, no hubo marcha atrás. Apagué el celular y me deshice de él de inmediato, temiendo ser descubierta por Naraku. Salí de la cafetería a toda prisa y sin mirar atrás, lo había hecho y no era momento de arrepentimientos.

.

Los minutos pasaban cada vez más lento. Sin embargo, no perdía la esperanza de que él vendría. Pero no fue así. La decepción me invadió con el paso de una hora. El parque comenzaba a vaciarse, el frío se sentía en los huesos, y aún no había señales de Inuyasha.

¿Qué estaba esperando?

Que vendría corriendo solo porque un número desconocido lo citara sospechosamente en un parque. Qué ingenua era. Seguramente, Inuyasha tenía muchas más cosas en qué preocuparse. Solté un suspiro y decidí regresar por el mismo camino por el que había venido.

Faltaba poco para las seis y solo podía pensar en la excusa perfecta que le daría a Naraku por mi repentina desaparición, esperando sonar convincente y no delatarme. Mi celular volvió a sonar y esta vez tuve que contestar.

–Hola…

–¡Bonita! –soltó Koga del otro lado de la línea– ¿Estás bien? ¿Por qué no respondes mis llamadas?

–Sí, bueno… –solté un suspiro– No me sentía muy bien del todo.

–¿Pasó algo?

–Nada… estoy bien…

–Envíame tu dirección –exigió– Iré a buscarte.

–No hace falta, yo…

En ese momento, la figura de Inuyasha apareció a lo lejos. Al verlo, la necesidad de ir a su encuentro me consumió de inmediato.

–Escargot… Escargot ¿estás bien?

–Koga, ¿hablaste con Naraku? –cuestioné mientras caminaba hacia donde había visto a Inuyasha.

–Sí, él me llamó cuando supo que no habías ido a tu cita con la modista. Me preguntó si estaba contigo…

–Puedo pedirte un favor –dije de inmediato y comenzando a hiperventilar.

–¿Te pasa algo? ¿Te encuentras bien…?

–Por favor –rogué.

–Bien, pero dime qué está pasando.

–Te lo diré, pero ahora no…

–Escargot.

–Koga por favor, eres el único que puede ayudarme ahora, ¿puedo confiar en ti?

Escuché un suspiro del otro lado de la línea.

–Puedes, bonita.

Doblé una esquina y entonces lo vi, Inuyasha venía hacia mí, pero por lo que pude observar, estaba tan sumergido en sus propios pensamientos que aún no se había percatado de mi presencia.

–Envíame la dirección de tu casa, iré a buscarte esta noche. Ah, y una cosa más… si Naraku pregunta por mí, dile que estoy contigo, inventa algo por favor.

–Pero…

–Gracias, te lo explicaré todo, lo prometo. Nos vemos.

Y entonces corté la llamada. Mi pulso acelerado me delataba; estaba nerviosa, ansiosa de no saber qué decir ni por dónde empezar. Pero no era momento de acobardarse. Caminé hacia él y, en ese instante, todo se detuvo para mí.

–Hola, ojos bonitos…


INUYASHA

¿Qué era esto?

¿Acaso estaba soñando?

–Ka… Kagome… –musité en voz baja, temiendo que la imagen de ella frente a mí se desvaneciera.

Dio un par de pasos, los suficientes como para sentir el calor de su cuerpo junto al mío.

–Supongo que está bien –dijo ella, mientras peinaba algunos mechones rebeldes que cubrían mi rostro– Te hice esperar cinco años, así que es normal que quieras vengarte haciéndome esperar unas cuantas horas bajo este frío. Supongo que no es nada comparado con lo que te hice pasar ¿verdad?

Estaba soñando, no había otra explicación. Sentí cómo mis ojos se llenaban de lágrimas, pero me esforcé por contenerlas.

Busqué sus manos y me sorprendió lo frías que estaban bajo las mías, como las de un fantasma, como las de un…

–Estás viva… –solté acercándolas a mi boca. Tratando de llenarlas de calor.

–Inuyasha…

–Estás viva…

Ella se soltó y me besó, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello. Sentí un incómodo nudo en la garganta mientras correspondía a aquel beso. Tenía tanto que decir, muchas cosas de las qué hablar, tantas preguntas que hacer, sin embargo, primero me dejé llenar de esta realidad, de la realidad de tenerla junto a mi otra vez, de la realidad de volver a besarla, de sentirla, de saber que estaba viva y que no había muerto aquel día.

–Kagome… –susurré entre sus labios, mientras la abrazaba y me fundía en su cuerpo.

Me sentí como aquel chico de veinticinco años que había perdido todo lo que amaba, y ahora, con un simple beso, lo estaba recuperando.

Cuando nuestros labios se separaron en busca de aire, nos miramos. Sus ojos fijos en los míos me recordaban años de inmensa culpa. Culpa que había cargado por un error mío y de la que siempre me arrepentía hasta hoy.

Kagome recorrió mi mejilla con sus manos y, en un intento por secar mis lágrimas, pude ver las suyas en sus ojos.

–¿No te da gusto verme? –preguntó con la voz rota– Porque yo me estoy muriendo al ver tus ojos bonitos.

Sonreí con tristeza.

–¿Cómo debo llamarte? ¿Kagome o Escargot?

Ella bajó la mirada.

–¿Ya lo sabías…?

Levanté su mentón e hice que me mirara.

–Necesito una explicación, Kagome. Necesito saber el por qué…

–Lo sé –soltó tomando mis manos– Y te lo contaré todo, lo prometo, pero no aquí.

–Aquí ya no hay nadie.

–Pero aun así es peligroso –dijo ella, mirando a la nada.

–Kag…

–Confía en mí, Inuyasha.

Solté un suspiro y asentí con la cabeza. Decidimos ir a un lugar tranquilo, uno que conocíamos bien, y que había sido uno de los muchos refugios que tuvimos cuando éramos solo jóvenes inmaduros que escarban de casa para tener una noche apasionada.

Solo que esta noche estaba lejos de ser apasionada, o placentera.

–Y bien… –Solté cansado, sentándome en la cama– ¿Qué pasó hace cinco años?

Kagome se detuvo a observar la pequeña maceta en el estante del lugar.

–¿Recuerdas cuando rompimos el florero favorito de Izayoi?

–Kagome…

–Se molestó muchísimo –continuó ignorando mi pregunta– Nunca la había visto tan enfadada.

–Sabes bien que no se molestó por el florero.

Ella volteó y me miró con una sonrisa.

–Lo sé.

Recordaba aquella vez en que mi madre nos sorprendió besándonos, y por el susto rompimos el florero al retroceder.

–No fue tu culpa –Kagome se paró frente a mí.

–Yo te besé y…

–No hablo de eso –Me miró fijamente– El accidente, mi supuesta muerte, todo eso, no fue tu culpa.

–¿Qué pasó entonces? ¿De quién fue la culpa? ¿A quién le he estado llorando por años en esa tumba?

–Esa no soy yo.

–Kag, no entiendo nada.

De inmediato se sentó a mi lado tomando mis manos.

–Fue Naraku, él es el único responsable de todo esto.

–¿Naraku? –cuestioné sin entender absolutamente nada.

–Sí, fue él. Hace cinco años planeó el accidente, me secuestró e hizo creer a todos que había muerto, pero no era yo Inu, aquella mujer que encontraron en el auto… ella… Inuyasha, tenía tanto miedo…

La atraje hacia mí, no soportaba verla llorar.

–Ver cómo te lastimaban esos malditos y no poder hacer nada… me destrozó…

–Kag…

–Solo quería que te dejaran en paz… –musitó en mi pecho.

–¿Qué pasó después?

Necesitaba saber, necesitaba respuestas para estar tranquilo.

–Naraku me mantuvo cautiva. Dijo que era parte de su plan…

–¿Qué plan?

Kagome se movió y buscó mi mirada.

–Quiere poder, siempre lo quiso.

–Las empresas de mi familia.

–Entre eso y más –concluyó.

–¿Qué más?¡¿Qué más quiere ese maldito infeliz?! –exclamé comenzando a exaltarme.

–Naraku creó a Escargot con el fin de conseguir las acciones de los Okami.

Ahora lo entendía: la única forma de atrapar al idiota de Koga era ofrecerle a una mujer idéntica a Kagome, la misma mujer que él no pudo tener hace años.

–Naraku lo planeó a la perfección. Con mi muerte logró lo que quería: dividir nuestras familias. Y así, pudo actuar al ver cuánto les afectó.

–Las empresas de mi padre no se pudieron recuperar cuando tu madre rompió las alianzas –fui honesto.

–Salió como él quería. De esa forma podría ofrecerles su ayuda a cambio…

–A cambio de que me casara con Kikyo.

–Y lo hiciste.

–No lo hice porque quería. Las empresas de mi familia dependen de mí, es una carga que tuve que asumir.

–Lo sé… –musitó bajando la cabeza– Yo también estoy haciendo cosas por el bien de mi familia.

Apreté sus manos con cariño y ella me miró.

–Lo siento… –dijo conteniendo un sollozo– No quise que esto pasara.

–Claro que no, mi amor –Volví a atraerla hacia mí– Esto no es tu culpa, Kag…

–Lo es, porque no hice nada cuando te quitaron a Moroha.

Entonces me tensé y recordé lo que mi padre me dijo en la llamada.

–¿Tú firmaste esos papeles?

Kagome me miró.

–¿Qué papeles? –cuestionó mirándome a los ojos.

–Los que le otorgan la custodia total de Moroha a tu madre.

–Yo no firmé ningún papel.

–Kag…

–Yo no firmé nada, lo juro –sonaba desesperada.

–Tranquila, te creo.

–Ese maldito de Naraku, de seguro fue él.

Solté un suspiro y peiné un mechón rebelde de su cabello.

–Lo arreglaremos.

–No quiero que hagas nada.

–Pero, Kag…

–Tengo mucho miedo, Inuyasha. Desde hace cinco años estoy bajo amenaza; la vida de mi madre y de mi hermana está en peligro. Naraku también me amenazó con hacerles daño a ti y a Moroha si digo algo imprudente. ¡Y ahora lo estoy haciendo! Estoy siendo imprudente al contarte todo esto.

La tomé de los hombros.

–Hiciste bien en hacerlo, no te atormentes por eso.

–¿Y si les pasa algo? ¿Y si Naraku ya sabe que estoy aquí contigo? ¿Y si…?

La callé con un beso, lo suficientemente intenso como para que se calmara.

–Quiero ver que intente acercarse a mi hija; lo acabaré.

–Inuyasha…

–Yo las voy a proteger Kagome, ahora estamos juntos en esto. No tengas miedo.

Ella me empujó para que nos tumbáramos en la cama, y aproveché para abrazarla desde la cintura. Kagome se recostó sobre mi pecho, y con una mano sentía mi respiración.

–Te extrañé mucho mis ojos bonitos.

–Y yo extrañé que me llamaras así –dije besando su cabeza.

Si pudiera describir este sentimiento con una palabra, sería felicidad, estaba feliz de tenerla otra vez conmigo, de sentir su cuerpo cálido bajo mi palma. Durante todo este tiempo, había tenido que vivir con la idea de su muerte, de no volver a verla, de no volver a sentirla ni a escuchar su voz.

–¿Cómo fue? –solté sin pensar.

–¿Qué cosa?

–Cuando te enteraste que estabas embarazada.

Sentí un leve temblor en su cuerpo.

–Tenía miedo.

–¿Fue antes del accidente o después?

–Después –dijo de inmediato– Por eso tenía miedo. Temía a Naraku y su reacción, y temía lo que le haría a mi bebé.

La abracé aún más fuerte.

–Debí haber estado contigo, Kag. Contigo y con Moroha.

Ella solo soltó un suspiro.

–Se parece a ti, tiene…

–Mis ojos…

–Tus ojos –dijimos al mismo tiempo y Kagome me miró con una sonrisa– Sí, se parecen mucho.

–La extraño.

–Mi madre no debió actuar de esa manera; estoy segura de que fue un impulso. Ella no es así, tú la conoces. Todo fue planeado por Naraku y Kikyo.

–¿Kikyo? Espera un momento –solté sorprendido– ¿Ella sabía que estabas viva?

–Sí, Kikyo lo sabía…

–No puedo creerlo.

–¿Y por qué no?

–Es que ella, se ha estado portando tan bien con Moroha que…

–En serio creíste su mentira.

–Kag…

–Kikyo solo fingía llevarse bien con Moroha para ganarse tu confianza y obtener lo que quería –aclaró–. No confíes en ella, es igual que su padre. Ambos son iguales.

El silencio se hizo presente y mi mente comenzó a divagar. ¿Kikyo lo sabía todo este tiempo y aun así se casó conmigo? Sonaba increíble, y más aun viniendo de la nueva Kikyo, la que me asustaba y a la vez me sorprendía.

–¿Y si ella es solo una víctima más de Naraku?

Kagome pareció disgustada por aquella pregunta.

–Si lo es o no, sabe fingir muy bien estar del lado de Naraku y no cuestionar sus acciones. Es más, creo que disfruta estar casada contigo. Supongo que de alguna forma tú también lo haces.

Sonreí y la abracé aún más fuerte cuando intentó liberarse.

–No te pongas celosa.

–No tengo por qué estarlo –dijo con ese tono de voz seductor que me encantaba– Después de todo, también entenderé lo que se siente estar casada con alguien a quien no amo y, aun así, confíe en él.

–Koga no es Kikyo –solté molesto.

–Tienes razón –agregó– Koga no sabe que yo soy Kagome, que no morí, y que aun así se casará conmigo. Cierto, Inu. Koga no es Kikyo; Koga solo es otra víctima más de Naraku.

Giré de modo que mi cuerpo quedara sobre el suyo.

–Koga, Koga, Koga –solté dejando besos sobre su cuello– Ya basta de hablar de ese idiota.

–No te pongas celoso.

Utilizó mi frase y entonces sus ojos me derritieron sin poder evitarlo. Bajé la cabeza y besé sus labios.

–Hablaré con mi padre, haremos lo posible para acabar con Naraku.

–Inu…

–Y no quiero que te preocupes por nada, deja que yo me encargue del resto.

–No puedo quedarme contigo.

–Lo harás.

–No, Inu –Acarició mi rostro– Tengo que volver.

–De ninguna manera.

–No tengo opción, la vida de los que amo está en peligro. Tú vida está en peligro, entiéndelo por favor. No tengo salida, al menos no por ahora.

–No me pidas que no haga nada, que me quede de brazos cruzados mientras te casas con ese idiota. No me pidas que no reaccione al ver a mi hija sufrir. Por favor, no me pidas que te deje ir otra vez.

Ella me abrazó y se subió sobre mis piernas.

–No hay forma de que te pida eso, ojos bonitos. Solo te pido tiempo.

–No hay tiempo…

–Lo habrá. Actuaremos sin que Naraku se entere de nada. Fingiremos que todo está bien: yo fingiré ser Escargot y tú fingirás ser el esposo perfecto para su hija. Cuando Naraku esté convencido de que su plan está saliendo justo como él quiere, será el momento de actuar. Lo atraparemos y entonces no tendrá salida.

–Es muy peligroso.

–Es la única forma de no levantar sospechas.

–¿Qué pasará con Moroha? Solo quisiera tenerlas a las dos, encerrarlas en la mansión donde estén seguras, y dejar que todo lo demás se vaya a la mierda.

–Sé lo mucho que lo deseas, pero te prometo que haré lo posible para que Moroha regrese contigo.

–¿Qué harás?

Me besó.

–Déjamelo a mí.

Entonces recorrí sus piernas hasta posar mis manos en sus caderas.

–¿Quieres saber lo que me dijo Moroha el otro día?

Kag me miró curiosa desde donde estaba.

–¿Qué te dijo?

–Me preguntó por qué ella no tenía un hermano.

Vi el rubor en sus mejillas y me moví bajo sus piernas.

–Inu… –soltó a modo de regaño.

–Te he extrañado, hermosa. ¿No me digas que tú no?

Se inclinó para besar mi nariz y con una sonrisa asintió con la cabeza.

–Sí, pero ya tengo que irme.

Me aferré a su cintura y disfruté del placer que me causó aquel rosé.

–Quédate… –pedí en un susurro.

–No puedo, tengo que regresar antes de que Naraku se dé cuenta.

–¿Cómo llegó Moroha a mí?

Intenté cambiar de tema, quería que Kag se olvidara por unos minutos de Naraku.

–Fue Sango, ella me ayudó a sacar a mi hija de esa prisión.

–¿Qué es Sango exactamente? –Mi curiosidad fue mayor.

–Eso ya no importa. Lo que realmente es importante es que ella es una buena persona. Ha estado conmigo siempre, me ha ayudado con Moroha, y la quiere mucho. Es una buena amiga, diría que como una hermana.

–¿Entonces podemos confiar en ella?

–Por supuesto.

–Bien, porque tengo buenas noticias.

Kagome me miró ansiosa y yo le sonreí.

–Sango despertó y parece estar fuera de peligro.

–¡¿Lo dices enserio?!

–Si…

–¡Ay! Inu, esa es una excelente noticia –Kagome me abrazo– No me lo hubiera perdonado si ella…

–Ella está bien ahora, Kag, no te castigues por eso.

Permanecimos en silencio. Kagome parecía pensativa y deseaba saber qué era lo que pasaba en su cabeza en estos momentos.

–Quisiera retroceder el tiempo…–susurró con aquella calidez en su voz–, quisiera no haber discutido contigo aquella noche.

–Y yo quisiera no haber sido tan impulsivo, tal vez así tú…

–No fue tu culpa, Inuyasha. Te lo dije, Naraku lo planeó todo. Seguro manipuló los frenos. Tarde o temprano, discutiendo o no, el accidente habría ocurrido y yo habría muerto para todos.

–Pero no estás muerta –Me aferré a su espalda– Mi Kagome, te he extrañado tanto en estos cinco años.

–Y yo a ti…

Solté un suspiro y besé su cabeza.

–Recién caigo en cuenta de que tenemos una hija –comenté con una sonrisa.

Kag soltó una pequeña risita antes de mirarme.

–Hubiera deseado que la conocieras en otras circunstancias.

–Sin duda, conocerla ha sido lo mejor que me ha pasado, sin importar las circunstancias.

–¿Qué piensas de ella? –preguntó mirando mi mentón.

–Es una niña adorable, la criaste muy bien a pesar de todo.

–Moroha es mi fuerza y mi debilidad. Desde que la tuve en mis brazos, lo supe. Haría lo que fuera por ella, para mantenerla a salvo. Tú y ella son lo que más amo en esta vida.

Besé sus labios con lentitud. Amaba su determinación, amaba cada faceta suya.

–Las protegeré, Kagome.

–Sé que lo harás.

Entonces volví a besarla, pero esta vez fue más intenso. Y cuando menos nos dimos cuenta, ya estábamos desnudos sobre la cama, disfrutando de cada caricia, cada beso, y cada delicioso gemido que escapaba de sus labios.


KAGOME

Tuve que tomar el primer taxi que encontré a esas horas de la madrugada. Le di la dirección al conductor y recé para que Naraku no sospechara nada.

Había dejado a Inuyasha dormido; no quería despertarlo. Después de esta noche, estaba segura de que nada sería igual, y eso me aterraba, porque no sabía si todo saldría bien o mal.

Introduje la clave de la puerta y esta se abrió, para mi sorpresa las luces estaban encendidas y pegué un susto cuando vi a alguien sentado en el sillón.

–¿Bonita?

–Koga –dije adentrándome– Gracias por todo, enserio te lo agradezco…

–¿Dónde estabas? –Koga me alcanzó– ¿Estás bien? ¿Te pasó algo?

–Estoy bien, no me pasó nada.

Él soltó un suspiro y se dirigió a la cocina.

–Naraku no ha dejado de llamar.

–Me lo imagino.

–Le dije que estabas conmigo, pero aun así insistió en querer hablar contigo.

–¿Qué le dijiste? –solté nerviosa.

–Que dejara de molestar, que, si no querías hablar con él, era por algo.

–¿Enserio le dijiste eso?

Koga me sonrió mientras me alcanzaba una taza de café recién hecha.

–Claro que no, pero me hubiera gustado hacerlo.

–Gracias –dije al recibir la taza.

–Le dije que te dolía el estómago y que te quedarías a dormir conmigo. Como eso no pareció alarmarlo, dejó de insistir.

–¿No ha vuelto a llamar?

–Ni una sola vez, parece que estarás tranquila, al menos hasta que amanezca.

Sonreí bebiendo el café caliente.

Koga se acercó, pero antes de que pudiera sujetarme por la cintura, me aparté.

–Koga yo…

–Has estado actuando muy extraña últimamente –comentó con tristeza– ¿Todo está bien?

Lo miré a los ojos y aquel par me robó la calma.

–No… –musité– Nada está bien, hay algo que tienes que saber.

–Qué.

–Bueno…

En ese momento el timbre sonó y por alguna extraña razón mi cuerpo se tensó.

–¿Quién podría ser a estas horas?

–Espera –Lo detuve antes de que fuera a abrir.

–Pero…

–Solo, obedece –Koga me miró confundido– Quítate eso.

–¿Qué?

–Solo quítatelo –demandé y Koga se quitó la camiseta de inmediato.

–Bien, ahora no abras hasta que te lo diga.

El timbre volvió a sonar y me desesperó. Corrí hasta su habitación, me quité el vestido y todo lo que llevaba puesto, y me metí en la cama, tapándome con las sábanas.

–Ya puedes abrir –Le dije desde donde estaba.

Pude escuchar sus pasos dirigiéndose a la puerta y cuando la abrió el silencio reinó por unos segundos.

–¿Dónde está ella?

Esa era la voz de Kikyo. Me aferré a las sábanas lo más que pude.

–Espera, no puedes pasar –escuché a Koga.

–¿Y bien? ¿En dónde está ella?

Abrió los ojos al escuchar la voz gruesa de Naraku.

–Me dijiste que estaba enferma, pero…

–No creo que esté aquí padre –Kikyo sonaba molesta.

Después de un interminable silencio, la puerta de la habitación se abrió de golpe, provocándome un salto de susto.

–Kikyo… –solté tapándome con las sábanas.

Ella se acercó y cuando estuvo lo suficientemente cerca me tomó del cabello.

–¿Dónde está Inuyasha? –susurró cerca de mi rostro.

–No sé de qué hablas, yo… ¡Ay!

Tiró de mi cabello.

–No llegó a dormir esta noche. ¡Dime en dónde está, maldita zorra!

–¡Suéltala! –Koga llegó al rescate– Pero, ¿qué es todo esto? –Cuestionó enojado ¿Estás bien?

Kikyo retrocedió y comenzó a hacer un berrinche en toda la habitación. No fue hasta que llegó Naraku que logró calmarse.

Él me recorrió con la mirada, parecía deleitarse con lo que veía. Solo podía imaginar que estaba satisfecho al verme cumpliendo con su encargo.

–Kikyo… –dijo sin dejar de mirarme– Ya comprobamos que tu hermana está aquí, no hay por qué hacer un escándalo.

–¡¿Mi hermana?! –Ella seguía alterada– Esa no es…

–Suficiente.

–¿Qué es todo esto? –cuestionó Koga– ¿Por qué llegan a mi casa a estas horas y encima lastiman a Escargot?

–Lo sentimos, joven Hirano. Pero no puede culpar a un padre preocupado por su hija.

–Eso lo entiendo, ¿pero por qué agredirla? Ella no ha hecho nada malo –dijo mirando a Kikyo.

–Reitero mis disculpas, pero ya sabe cómo son las familias, nunca faltan las peleas y menos entre hermanas.

–Y asumo que esa fue la razón por la que Escargot se negaba a hablar con usted, ¿o me equivoco?

Naraku me miró y sonrió.

–Sí, ese fue el motivo.

–Padre…

–Ya basta Kikyo, no ves que acabamos de interrumpir algo importante.

–Pero…

–Vámonos –demandó con autoridad.

Y al irse, supe que tal vez me había salvado de esta, pero no podía confiarme del todo; Naraku era malvado, y ya empezaba a sospechar.


INUYASHA

Desperté con una sonrisa en el rostro. Aunque no tenía el cuerpo de Kagome a mi lado, sabía que muy pronto la tendría de vuelta.

Nuestra conversación de anoche se extendió, hablamos de todo, recordamos viejos tiempos y sobre todo, aclaramos asuntos pendientes. Creo que no se saltó ni un solo detalle de lo que pasó en estos cinco años.

Kagome había sido clara en su decisión de no formar una relación sólida con los Hirano, lo que incluía la idea de no tener un hijo con Kikyo. La tranquilicé diciéndole que no tenía por qué preocuparse. Que los rumores que escuchó, solo eran eso, rumores. No había forma de que Kikyo estuviera embarazada o que hubiera un hijo que llevaría el apellido Taisho y Hirano.

Ahora que conocía el plan de Naraku, era evidente que mi relación con Kikyo cambiaría. Después de todo, entre ella y yo no había pasado nada, así que la idea de un hijo era imposible.

Ahora solo necesitaba concentrarme en encontrar una solución. Debía mantener a salvo a Kagome y a mi hija sin que nadie resultara herido. Lo primero y más importante era mantener informado a mi padre; tenía que contarle todo.

.

–¿Y Kikyo? –pregunté al adentrarme en el comedor.

Para mi sorpresa, mis padres y mi hermano estaban sentados en sus lugares habituales, pero había un sitio adicional en la mesa que lo ocupaba una mujer. Y ella era Kagura Hirano. ¿Qué hacía ella aquí?

–Bien, creo que ya estamos todos –dijo Sesshomaru.

–¿Qué pasa? –pregunté mirando a mi madre.

Ella me invitó a sentarme con una mirada. Lo hice, pero la tensión en el ambiente me hizo saber que algo no andaba bien. Esto no me gustaba.

–Padre, querida madre. Lamento que las cosas hayan tenido que suceder de este modo –Sesshomaru se oía muy serio y yo solo podía quedarme mirando a la mujer que sujetaba su mano– Hubiéramos deseado que las cosas fueran diferentes, pero… supongo que no hay más que hacer.

–No entiendo –solté confundido.

Sesshomaru soltó un suspiro antes de mirar a Kagura.

–Kagura y yo seremos padres…

Continuará...