Yuru-Cycle – Capítulo 8

Tercer Día de Viaje – Recompensa en las Aguas Termales

Campamento al pie de la montaña

Al pasar el medio día a eso de las tres de la tarde, las chicas y yo finalmente terminamos de bajar de la montaña y al llegar al campamento, todas caemos rendidas sin podernos creer lo cansadas que estamos.

– ¡Kyaaa! ¡Estoy agotada!

– Ya no quiero hacer nada más por el resto del día.

Reo de plano tan pronto llegó al campamento, cayó al suelo y ahora se encuentra en una especie de coma. Incluso Mai, quien es la que tiene más energía de nuestro grupo, también cae agotada cuando llegamos, después de haber tenido que cargar a Reo en su espalda la mitad del camino desde el primer al segundo mirador.

De todas nosotras, la única quien aún parece tener algo de energía es Satsuki, quien aún se mantiene de pie y nos dice.

– ¡Muchas felicidades, chicas! Lograron ir y volver de la montaña, una hazaña que no logra cualquiera ¿Cómo se sienten con eso?

Sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones, la mayoría de nosotras esta agotada, por lo que no recibe respuesta de ninguna.

Al vernos así de cansadas, por una parte considera ya dar por terminado el día para dejarnos descansar y dormir a gusto. Sin embargo, aún con lo cansadas que estamos, todavía es muy temprano para que nos vayamos a dormir (aún quedan unas cuantas horas hasta que el sol se oculte), así que sugiere.

– ¡Ya sé! ¿Qué les parece si como recompensa por su esfuerzo, vamos a unos baños termales todas juntas para relajarnos? Vi que hay unos aquí cerca del campamento, a solo unos cuantos metros caminando ¿Qué dicen?

Nuevamente no recibe respuesta alguna, así que comenta.

– Igual, podemos preguntar en la recepción si nos pueden llevar en su camioneta.

– ¡Vamos!


Vestidores

Así, después de habernos traído en la camioneta del campamento por una pequeña tarifa extra, llegamos a unas muy bonitas aguas termales ocultas en el medio del bosque.

Al entrar nos registramos con la recepcionista y una vez guardamos nuestras pertenencias y cosas de valor en unos lockers, pasamos a los vestidores para desvestirnos y disfrutar al máximo del calor de las aguas termales en nuestros cuerpos.

– Asegúrense de dejar bien doblada su ropa para que no vaya arrugar.

Nos dice Satsuki mientras deja caer y desliza sus panties por sus largas y esbeltas piernas, quedando ya así completamente desnuda.

Mientras dobla su ropa y la guarda en su lugar, por un momento no puedo evitar quedarme viendo al esplendoroso cuerpo atlético de Satsuki, especialmente me le quedo viendo a lo redondo de sus tetas y lo bien formado de su trasero. Tal y como se esperaría de una ciclista universitaria como ella.

"Me pregunto… si sigo haciendo tanto ejercicio como el de hoy, si algún día podré tener un cuerpo tan increíble como el de ella".

Miya voltea a verme mientras la observo, pero decide no decir nada aguantándose los celos (después de todo, ella no esta tan desarrollada como Satsuki y lo sabe).

Ya que ha terminado, se pone una toalla a la altura de sus pechos para cubrir su cuerpo desnudo y nos pregunta.

– Listo ¿Ya están listas, chicas?

– ¡Seguro! Vayamos, Satsuki-senpai.

Rikka y Sayuki son las únicas que le responden al ser las únicas que ya se terminaron de desvestir y ya tienen su toalla puesta para las aguas.

– ¡Muy bien! En ese caso, nos iremos adelantando para alcanzar una alberca vacía. En un momento nos vemos, chicas.

– Sí, esta bien.

Dicho eso, Satsuki, Rikka y Sayuki salen de los vestidores, mientras Mai y Reo también se terminan de preparar.

Mai ya se ha desvestido y guardado su ropa, e incluso también ya lleva puesta su toalla amarrada a la altura de sus pechos. Sin embargo Reo, quien también ya esta desnuda y con su ropa guardada, se esta peleando con su toalla, ya que no la puede ajustar para que se quede amarrada a la altura de sus pechos.

– Vamos… estúpida toalla, quédate ahí…

Sin embargo, al momento que suelta la toalla se le cae al suelo, revelando su plano cuerpo desnudo ante nosotras.

Al ver esta escena, Mai no puede evitar soltar una pequeña risa.

– Vamos, Reo, ya deja de intentar eso. Para que la toalla se quede ahí, necesitarías tener algo de pecho y bueno…

– ¡Tarada! ¡No necesito unas estúpidas bolas de grasa para que esta tonta toalla se quede fija! Sólo tengo que amarrarla con un poco más de fuerza y… ¡Ya esta!

Nos muestra triunfante su toalla amarrada alrededor de su cuerpo, ya sin agarrarla pero aguantando la respiración para inflar el pecho y que la toalla no se le caiga.

– ¿Lo ven? Les dije que no necesitaba unas tontas bolas de grasa para que esta toalla se quedara…

Sin embargo mientras dice esto, ya no aguanta la respiración y cuando respira, la toalla cae al suelo, revelando nuevamente su pequeño cuerpo desnudo ante nosotras.

Mai solamente ríe ante este nuevo intento fallido de su novia y va con ella para recoger su toalla del suelo y tomarla de la mano.

– Vamos, llevaré tu toalla por ti y ya te la podrás volver a intentar poner cuando salgamos. Nos vemos en un rato, chicas.

– De acuerdo, Mai-senpai.

– Vamos, Reo.

– Como sea.

Salen de la sala tomadas de la mano, dejándonos a Miya y a mí solas en los vestidores.

– Cielos, por un momento creí que esto acabaría a los golpes.

Ya que se han salido, me termino de quitar la ropa interior para guardarla junto con el resto de mi ropa y ya con mi toalla puesta.

– Será mejor que vayamos a alcanzar al resto de nuestras amigas ¿Te parece, Miya? ¡Kyaaa, Miya!

Miya me agarra de las muñecas por detrás, aplastándome contra los casilleros de los vestidores y empieza a pegar su cuerpo una y otra vez contra el mío.

– ¡Kyaaa! Qué… ¿Qué estás haciendo, Miya?

– ¿Crees que no te vi? Mirando a Satsuki y a Mai-senpai de esa manera tan lasciva sus cuerpos desnudos. Eres una pervertida, Risa.

– ¡¿Eh?! Yo… no soy una pervertida, sólo las estaba viendo porque… ¡Kyaaa, Miya!

Antes de que pueda decir algo más, Miya mete sus manos por debajo de mi toalla, usando su mano izquierda para aplastar y masajear una de mis tetas, al tiempo que usa su otra mano a acariciar mi clítoris y pétalos allá abajo.

– Ahhh… Miya ¿Qué haces? ¿De verdad quieres hacerlo en lugar como este? Esto es malo, va a entrar alguien y nos va a descubrir.

– No te preocupes, mi Risa. Nadie va a entrar ahora. Estamos sólo tú y yo a solas, disfrutemos del momento.

– ¡Aaaaaahhh, Miya!

Dicho eso, Miya desamarra mi toalla y la deja caer al suelo, revelando mi cuerpo desnudo ante ella.

Una vez así, toma una de mis piernas y la levanta, alzándola en el aire para así tener una vista perfecta de mi vagina abierta y comienza a estrellar la suya una y otra vez contra la mía.

– Risa… Risa…

– Ahhh, Miya, tonta… Mira que hacerlo en un lugar como este… eres una pervertida, Baka…

– Sí, Risa, podrás decirme eso todo lo que quieras, pero ¿Acaso no estás tú igual de mojada aquí abajo? Me pregunto ¿Qué pasará si yo hago… esto?

– ¡Aaaaaaahhh!

Con su mano libre (la que no esta levantando mi pierna) aprovecha para aplastar aún más mis tetas e incluso masajear mis pezones ahora erectos, al tiempo que se acerca para besarme en los labios al mismo tiempo que continuamos chocando nuestras caderas e intercambiando nuestros jugos allá abajo.

– Ahhh, Miya, Miya, Miya…

– Risa, Risa…

Aunque al principio estaba en contra, ahora que estamos en esto no quiero que pare y me entrego al momento dejando que Miya haga con mi cuerpo lo que le plazca.

Continuamos así por unos segundos que se sienten como minutos enteros. Sentimos que ya estamos a sólo unas embestidas para llegar al clímax cuando en ese momento.

– Cielos, Reo ¿En serio necesitas volver por ellos?

– ¡Diablos!

Escuchamos a Mai y a Reo quienes se acercan caminando a la puertas.

– ¡Ay no! ¿Qué hacemos?

– Ocúltate Risa, aquí.

– ¡Kyaaa! ¿Qué…?

Antes de que pueda decir algo, Miya me toma del brazo y me mete con ella adentro de uno de los casilleros, justo a tiempo para cuando Mai y Reo entran a los vestidores.

– Cielos, Reo. Te estoy diciendo que la piscina de las aguas no esta tan profunda, no necesitas tus flotadores.

– No me importa, no voy a dejar que se burlen de mí por estarme ahogando como la última vez con la tonta de Eris.

– Jajaja, ya en retrospectiva, fue algo muy gracioso ¿Quién iba a pensar que en realidad las tablas no flotan?

– ¡¿Qué rayos dijiste, idiota?!

– ¡Kyaaaa, Reo!

Súper ofendida por su comentario, Reo se lanza contra Mai tirándola sobre una de las bancas de los vestidores y de paso tirándole la toalla, dejando su hermoso cuerpo desnudo frente a ella.

– Tarada, te crees la gran cosa por este par de bolas grandes que tienes colgadas en el pecho ¿No es así? Bueno, a ver si aún se siguen sintiendo tan bien cuando les haga esto.

– ¡Aaaaaahhh, Reo!

Reo se sienta sobre ella para que no escape y comienza a aplastarle y apretarle las tetas desnudas a Mai con sus manos, quien continúa acostada boca arriba sobre la banca donde están gimiendo por el masaje que su novia le esta dando.

Todo esto sin ser consientes de que en realidad no están solas, ya que Miya y yo nos encontramos ahí con ellas, encerradas en uno de los casilleros demasiado pegadas una con la otra y sin nuestras toallas por lo que sentimos todo lo del cuerpo de la otra.

– Risa…

– ¡Shhh! No digas nada – le susurro lo más bajo que puedo para que no nos oigan.

Sin embargo, el sonido de los gemidos de Mai más los insultos de Reo mientras le aplasta las tetas, evitan por completo que nos escuchen.

Miya se da cuenta de esto y con una sonrisa comienza a frotar su muslo contra mi entrepierna provocándome un pequeño gemido.

– ¡Iiiiih!

De inmediato cubro mi boca y ya que me aseguro que no nos han escuchado, le reclamo.

– ¡Tarada! – le grito susurrando – ¿Qué crees que haces?

– Sólo termino lo que empezamos hace un rato o acaso ¿Tú no querías llegar al clímax?

– ¡No ahorita! ¡No con ellas ahí!

Contesto refiriéndome a nuestras amigas quienes ya se han entregado por completo al momento y ahora, Reo ha soltado las tetas de Mai para alzarle la pierna y así estrellar su vagina contra la de ella una y otra vez.

– ¡Ah Reo, se siente muy bien! Sigue así, mi Reo ¡Aaaah, Aaaaaaaaahhh!

Mai no se contiene nada con sus gemidos, lo que no hace más incrementar aún más mi excitación, sobretodo teniendo a Miya desnuda aquí pegada frente a mí, sintiendo sus pezones erectos chocando contra mis tetas y levantando su muslo izquierdo arriba abajo para que roce con mi vagina.

– Miya… ya basta, en serio.

– Vamos, Risa, hagámoslo, ellas no se van a dar cuenta. Yo también quiero sentir tu amor, Risa.

– Miya…

Veo como Miya también empieza a rozar su entrepierna contra mi muslo derecho y al sentir como sus propios jugos empiezan a correr por mi muslo, veo que ella también en serio quiere hacerlo. Como su novia, no puedo dejarla así como esta. Tengo que hacerlo por ella.

– Esta bien, pero al primer ruido que hagas, lo dejamos ¿De acuerdo?

– Sí, está bien, Risa.

– De acuerdo.

Dicho esto, yo también empiezo a frotar mi muslo contra la entrepierna de Miya, dándonos así las dos un rico masaje con el muslo de la otra a nuestras vaginas.

Continuamos haciendo esto por un buen rato mientras seguimos pegando aún más de cerca nuestro cuerpo desnudo con el de la otra, aplastadas y encerradas, tratando de guardar el mayor silencio posible dentro de aquel casillero, mientras nuestras senpais del tercer año continúan teniendo su sesión de amor afuera de donde estamos.

– Risa… ya no voy a aguantar mucho más…

– Tampoco yo, Miya…

Para este punto la excitación en ambas ya es tanta que dejamos de intentar ocultar nuestros gemidos. Lo bueno es que Mai y Reo también están tan metidas en lo suyo por lo que sus gemidos terminan cubriendo los nuestros y no nos escuchan mientras lo hacemos.

– Mai… estoy tan cerca, ya casi, ya casi voy a acabar.

– También yo, Reo. Sígueme tocando así, sólo un poco más y llegaré ahí también.

– ¡Aaaaahhh! Ya no aguanto más, Mai ¡Aquí viene! ¡Aaaaaaaaaahhhhhhh!

– ¡Aaaaaaaaaahhhhhhh!

En ese momento tanto Mai como Reo llegan al orgasmo y expulsan sus jugos del amor de sus vaginas, al mismo tiempo que Miya y yo también llegamos al nuestros y nuestros jugos salen disparados y corren por los muslos de la otra hasta llegar a nuestros pies descalzos.

Al estar todavía dentro del casillero, al terminar el orgasmo nos quedamos ahí de pie todavía apoyándonos en las paredes del casillero para recargarnos y recuperarnos de la intensidad del mismo.

Mientras tanto allá afuera, ya que se ha recuperado Mai y Reo se levantan y toman sus respectivas toallas del suelo para secarse las piernas cubrir sus cuerpos desnudos.

– Cielos, fuiste demasiado intensa, tal como esperaba de mi pequeña leoncita.

– Grrrr… en verdad no puedo creer que me hayas convencido de hacer esto ¿Qué tal si alguien entraba y nos descubría?

– Ara, yo no te convencí de nada ¿Acaso no fuiste tú la que se me abalanzo y me empezó a tocar de esa manera como una depredadora con su presa?

– ¡Sólo lo hice porque tú me provocaste primero, tarada!

– Tranquila, Reo que ya acabamos y no pasó nada, nadie se enterará nunca de lo que hicimos aquí dentro, será nuestro secretito.

Dice Mai al tiempo que se inclina con ella y le da un pequeño beso en los labios.

Al separarse, Mai voltea al suelo y por primera vez nota nuestras toallas tiradas en el suelo de cuando comenzamos a hacerlo antes de que ellas entraran.

– ¿Y estás toallas?

Curiosa, Mai las recoge del suelo y las analiza.

– Reo ¿Sabes si estas toallas ya estaban aquí cuando entramos?

– Debían estarlo, nadie más entró mientras… lo hacíamos.

– Que raro ¿De quienes serán? – se pregunta.

"¡Diablos! ¡Si Mai abre el casillero para guardarlas estamos muertas!"

Justo cuando creemos que va a abrir el casillero y descubrirnos, Mai se da la vuelta y deja las toallas sobre la banca diciendo.

– Cielos, seguro que unas chicas las dejaron aquí cuando salieron pensando que el personal vendría por ellas a recogerlas, que desconsideradas. Ven Reo, llevémoslas a la recepción antes de regresar a las aguas.

– Como sea.

Dicho eso, Mai y Reo salen de los vestidores con nuestras toallas y una vez que han salido, Miya y yo por fin salimos del casillero donde me dejo caer de rodillas debido al susto de casi ser descubiertas.

– Estuvo frente a nosotras, por poco se da cuenta de que las vimos todo el tiempo mientras lo hacían.

– Descuida que al final no se dio cuenta de nada. Ahora si me lo preguntas, tenemos otro pequeño problema entre manos.

– ¿Uh? ¿De qué hablas?

– ¿No te has dado cuenta, Risa? – pregunta Miya divertida – ¿Te parece si nos vamos ya a las aguas termales?

– Sí, seguro. Sólo déjame tomar mi toalla para…

Es entonces cuando me doy cuenta.

– ¡¿Eeeeeeeeehhhhhhh?!

– Veo que ya lo entendiste.

– ¡Esto es terrible! ¡Miya, Tarada! ¿Cómo no pensaste en tomar las toallas con nosotras cuando nos ocultaste? ¡Baka, baka, baka, baka, baaaaaka!

Miya solo ríe ante mi preocupación y contesta.

– Tranquila Risa, que no es nada tan grave. Sólo tendremos que ir a la recepción a pedir que nos den unas toallas nuevas y eso es todo.

– ¿Y cómo esperas que lleguemos hasta la recepción? No podemos salir estando así, podríamos toparos… a alguien.

– Descuida, que no creo que nadie más venga aquí a estas horas. Ahora andando, que entre más lo pensemos, más tarde se hará y se preguntarán por qué no hemos llegado ¡Andando!

Miya sale corriendo de los vestidores tomándome de la muñeca para llevarme con ella al mismo tiempo que se cubre las tetas con la otra mano.

– ¡E-Espera!

Apenas alcanzo a cubrirme mis partes íntimas con las manos para cuando salimos corriendo y llegamos a la recepción.

"Por lo que más quieras, por favor, que no nos pregunten qué fue lo que le pasó a nuestras toallas"


En las Aguas termales

Ya con nuestras toallas puestas y amarradas alrededor, iniciamos nuestro camino a las aguas termales para encontrarnos con nuestras amigas, ocultando mi rostro completamente rojo por la vergüenza de lo que acaba de suceder.

– Dios mío, no puedo creer que en verdad todas ellas nos vieran.

Resulta que en el momento que llegamos a la recepción, un grupo de niñas exploradoras con sus maestras entraron a la recepción y nos vieron todas así desnudas como estábamos.

– Ya no nos vamos a poder casar – murmuro sollozando.

– Tranquila, pudo ser mucho peor, al menos era un grupo de niñas pequeñas y no había ningún hombre entre ellas, ya se les olvidará cuando crezcan. Además, no te preocupes por nuestra boda que aún nos vamos a casar después de esto ¿No es así? Será una historia muy divertida para contar a nuestras nietas.

– ¡De ninguna manera dejaré que manches las memorias de nuestras nietas con esto!

Platicando sobre esto, en pocos segundos entramos a la zona de aguas termales para chicas y en una de las piscinas al fondo, encontramos a nuestras amigas quienes ya están disfrutando de la dulce agua caliente de la misma.

– Risa, Miya, por fin llegan ¿Dónde estaban? Estaba a punto de salir a buscarlas – nos comenta Satsuki.

– Sentimos llegar tarde, pero queríamos ir al baño antes de venir a las aguas y no los encontrábamos por ningún lugar.

– Hmm, seguro que se quedaron a hacerlo en los baños, pervertidas – comenta Reo.

"Si supieras lo que sabemos sobre ustedes, Reo-senpai" digo para mis adentros forzando mi mejor sonrisa.

Ya dicho eso nos quitamos nuestras toallas e ingresamos a las aguas termales con el resto de nuestras amigas.

– ¡Ah, están tan deliciosas!

Disfrutamos de la cálida sensación que las aguas dan a nuestra piel iniciando por los dedos de nuestros pies, después las plantas, las piernas, el abdomen, los pechos y finalmente nos terminamos de meter hasta que las aguas nos cubren a la altura de nuestros hombros.

– Que relajantes…

– Lo sé.

– ¿Por qué no hicimos esto desde un principio? – pregunta Reo.

– Porque seguro estas aguas, no se sentirían tan bien de no ser por todo el ejercicio que hicimos antes.

Le responde Mai con una sonrisa por la cual Miya y yo nos sonrojamos al saber nosotras que no se refiere al ejercicio de las bicicletas.

Una vez dentro de las aguas, nos hundimos en ellas, dejándonos llevar por la cálida sensación que da, sintiendo como todo el estrés y cansancio de antes abandonan nuestros cuerpos, siendo estos reemplazados por una cálida sensación acogedora y de relajación.

Mientras descansamos, observamos a nuestras amigas quienes también disfrutan de la cálida relajación en estas aguas.

Satsuki esta platicando con Mai. Reo se encuentra nadando aprovechando los flotadores en los brazos que trae puestos, y Rikka y Sayuki se encuentran descansando recargando su cabeza en el hombro de la otra. Especialmente ellas dos se me hacen muy lindas juntas.

Sin embargo mientras Satsuki platica alegremente con Mai, no puedo evitar voltear a ver la línea entre los pechos de esta última, la cual sobresale encima de las aguas.

"Esas son las tetas que Reo estuvo aplastando una y otra vez hace sólo unos minutos"

La cara y los gemidos que emitía Mai mientras se las aplastaban acostada sobre aquella banca no logran salir de mi cabeza.

"Es mi senpai, no debo pensar en ella de esa manera. Y sin embargo…"

Vuelo a voltear a verlas, lo cual Mai vuelve a notar y me pregunta amablemente.

– ¿Sucede algo, Risa-chan?

– ¿Uh?

– Es solo que he notado que… te les has quedado viendo mucho jaja – menciona cubriéndoselas un poco.

– ¡¿EEEHH?! ¡Claro que no! Yo para nada...

– Cielos Risa, eso no está nada bien – me responde Miya – ¿Acaso no sabes que no está bien quedársele viendo a los pechos de otra chica? Especialmente los que no son de tu novia. ¿Acaso mis pechos no son suficientes para ti? O será que ¿Las estás viendo porque te recuerdan… a algo que viste recientemente?

"¡MIYA, GUARDA SILENCIO!"

Cuando dice esto me congelo, temblando de miedo de que Miya diga algo más.

Afortunadamente soy salvada cuando Rikka abre los ojos, voltea a ver el cielo y comenta.

– ¡Miren todas! ¡Volteen a ver arriba!

– ¡Wow!

Un precioso atardecer naranja iluminado por los últimos rayos del sol apunto de ocultarse.

– Que hermoso.

Todas dejamos de hacer lo que sea que estuviéramos haciendo para observarlo y nos recargamos del hombro de nuestra respectiva novia.

– Muchas gracias por haber venido a este tour campamento chicas, nos divertimos muchos.

– Gracias también a ti, Satsuki-senpai.

Continuamos observando el atardecer hasta que el sol se ha ocultado y una vez que empiezan a salir las estrellas, todas las luces de las aguas se encienden iluminando el lugar con los más bellos colores.

Ha sido el cierre perfecto para un increíble viaje juntas.