1. Real

Daryl se tira de la corbata por enésima vez, odia estar trajeado, y sus amigos lo saben, todos se han sorprendido de que haya ido a la boda vestido así, a las anteriores fue más informal, pero su esposa se ha empeñado en que vaya elegante, y lleve corbata a juego con su vestido, que es amarillo, nada más y nada menos y de tela tan delicada que tiene prohibido abrazarla, no vaya a ser que lo arrugue.
Mira a su hermano Merle, bailando el baile nupcial junto a su esposa Andrea. Están radiantes los dos. Quién le iba a decir que lo vería bailar. Y lo cierto es que lo hace de pena...
Llevan más de veinte años juntos, y tres hijos en común, pero es ahora cuando han decidido pasar por el altar.
Están realmente enamorados, aunque lo cierto es que la mayoría de sus amigos han sido alcanzados por las flechas de Cupido, como por ejemplo Rick y Michonne, los cuales están sentados frente a él. Llevaban años enamorados, se conocían de toda la vida, estudiaron juntos, trabajan juntos manteniendo el orden en la ciudad, y siempre hubo mucha química entre ambos, pero por alguna razón, él se casó con Lori.
Siempre supo que ese matrimonio estaba destinado al fracaso, no tenían nada en común, siempre discutían, pasaban semanas sin verse... tuvieron a Carl en un desesperado intento de enderezar ese matrimonio, pero no funcionó, la responsabilidad de criar un hijo sentenció esa relación, así que se divorciaron cuando Carl tenía 6 meses. Estuvo dos años de "celibato" como Abraham solía llamarlo, y finalmente comenzó a salir con Michonne, con quien lleva doce años, y tiene una niña en común de tres años llamada Judith.
Se alegra por él, hacen una muy buena pareja.

Mira a Abraham y Sasha, compartiendo sonrisas cómplices. Ella está embarazada, es un niño lo que espera, él ya tiene otros dos hijos de un matrimonio anterior, pero ese fin de semana les toca pasarlo con su madre, así que no están en la boda; A su lado están sentados Glenn y Maggie, que también serán padres en unos meses, aunque aún no conocen el sexo del bebé. Él es todo nervios, temiendo no ser un buen padre, pero está seguro de que lo será.
Tara está con Denise, no llevan mucho saliendo, por lo que están en esa etapa de la relación en la cual todo es precioso y se pasan los días de lo más acarameladas.
Y luego está Eugene, que no sabe como describirlo, nunca lo ha visto en una relación, en su día le tiró los tejos a Tara, pero como era de esperar, ella lo rechazó con un "Me gustan las chicas", él lo entendió, y esa fue la última vez que lo vio intentando ligar.

Observa a la gente que se encuentra en ese enorme salón de bodas. Muchos de los invitados son familiares y compañeros del trabajo de ambos; Andrea es cuidadora infantil en un centro para niños con problemas, y Merle es bombero, al igual que él. Trabajan codo con codo, y ya está hasta las narices de escuchar a su hermano bromear sobre lo larga que tiene la manguera. Un día de esto se traga el extintor.
Otros invitados son amistades que no conocía. Prácticamente se acaba de enterar de que su hermano tiene amigos en Alemania. Y joder con los alemanes, como tragan, el idioma no lo controlarán, pero la gastronomía...

— Deja de tirarte de la corbata, vas a dar de sí el nudo —le regaña Janet, su esposa.
Es una mujer atractiva, un par de años más joven que él, cuerpo esbelto, cabello largo y castaño, ojos color avellana y con un futuro prometedor como directora de una empresa de marketing a la que le dedica todo su tiempo.

Llevan siete años casados, la quiere, está bien con ella, aunque siempre pensó que el amor sería otra cosa.
A lo largo de sus 40 años ha salido con varias mujeres, pero nunca llegó a sentir algo realmente especial por ellas, en ningún momento dijo "ella es mi otra mitad", ni siquiera con Janet.
Supone que sobrevaloró el amor, y eso de las mariposas en el estómago no son más que gilipolleces de películas románticas.
Pasó tanto tiempo esperando sentir algo de eso que los años se le pasaron volando, viendo a sus amigos casarse y tener hijos, mientras él esperaba como un idiota a que su amor verdadero apareciese por arte de magia.
Le asustaba la idea de quedarse solo, por lo que, cuando conoció a Janet durante el peritaje de un incendio en su empresa decidió lanzarse e invitarla a salir, y tras dos años de citas, sexo y acompañamientos a sus viajes de negocios, decidió pedirle matrimonio.

Están bien, ella trabaja mucho, por lo que pasan poco tiempo juntos durante la semana, pero todos los sábados salen a cenar, y de vez en cuando se reúnen con las otras parejas para pasar el rato, tomar unas copas y charlar, aunque ella no es una mujer muy participativa, siempre debe estar pendiente del móvil por si surge algo en el trabajo, como ahora mismo.

Mira a su lado, donde su sobrina de 6 años juega con la comida.
—¿Tú no deberías estar en la mesa de los niños, renacuaja? —pregunta removiéndole el pelo.

Lilly lo mira con odio, clavando sus ojos azules en él y se vuelve a peinar su cabello castaño, adornado con una trenza que cumple la función de diadema.
—Esa mesa es para los bebés, yo no soy un bebé, quiero estar aquí contigo -refunfuña ella cruzándose de brazos molesta.

Es increíble, de los tres hermanos ella es la que más se parece físicamente a su madre, pero ha sacado todo el genio de su padre. Cabezota y gruñona.

—Vale, como quieras, pero... ¿Qué pasará cuando papá termine de bailar con mamá?—pregunta, quitándole el cuchillo que ha cogido de la mesa.

—Que se vaya él a la mesa de los bebés —responde con un encogimiento de hombros, agarrando el tenedor.

Daryl se echa a reír, tendrá el genio de su padre pero es lista como Andrea.
La mira con ternura. Adora a sus sobrinos, como dice el refrán: A quién Dios no da hijos el diablo les da sobrinos.
Ha perdido la cuenta de la de veces que se los ha llevado al cine, la playa, la feria, cualquier sitio divertido, o las veces que se han quedado a dormir en su casa, aunque los dos mayores, Sam y Matthew, de 15 y 18 años están en una edad que ya no quieren saber nada de la familia, que es algo normal, es una etapa por la que deben pasar, aunque duela.
Lilly vino de sorpresa, no pretendían tener más hijos pero unas copas de más y un Merle borracho intentando ponerse un preservativo dieron como resultado a la preciosa Lilly, que es el ojito derecho de su padre.
Siempre quiso tener hijos, pero eso nunca entró en los planes de Janet, por lo que se conforma con sus maravillosos sobrinos, y los hijos de sus amigos, que también lo llaman tío Daryl.

— ¿Qué estás haciendo?— pregunta al verla colocar todas las copas a medio beber en fila, ordenándolas por la cantidad de champán que contienen.

— Voy a hacer música, mi hada me enseñó — responde, y comienza a golpear las copas con el tenedor, produciendo distintos sonidos.

Daryl sonríe, qué mayor parece mordiéndose la lengua toda concentrada tocando una melodía que desconoce, y que pequeña la ve cuando la escucha hablar de su amiga imaginaria.

—¿Ya me has quitado el sitio? —farfulla Merle, agarrando a su hija por las axilas para levantarla de la silla. Ella se queja y patalea, pero se calma en cuanto ve que su padre la sienta sobre su regazo —¿Has visto bailar a papá? —pregunta dando un sorbo a su copa. Jamás imaginó que un baile pudiese ser tan cansado.

— Sí, bailas como el culo— responde distraída, recolocando las copas en fila para volver a tocar su instrumento. Papá le ha jodido una nota.

Merle carraspea y mira a Daryl intentando leer si él ha sido el artífice de ese comentario, pero Daryl alza las manos haciéndole saber que es inocente, y que ese comentario ha sido invención de su niña, que simplemente ha dicho lo que todos piensan.

La música del baile nupcial ha terminado, lo que anuncia que la pista de baile queda abierta para todos los invitados.
Sasha arrastra a Abraham a la pista; Maggie a Glenn; Tara y Denise comparten miradas cómplices; Aaron ofrece su mano a Eric y Rick tendrá que bailar con Michonne y Judith.

— Levanta el culo — ordena Andrea, que le apetece seguir bailando con su marido. Para una vez que consigue que baile...

— En serio, la gente no quiere verme bailar, mujer — se queja él, pero cumple con su petición, dejando a su hija sobre la silla.

Las mesas se han quedado casi vacías, exceptuando unos cuantos adolescentes enganchados al smartphone, un grupo de amigos que charlan animadamente, un par de ancianos y Eugene. — ¿Quieres bailar? —pregunta a Janet,
Su mujer no dice nada, está respondiendo un correo electrónico.

—Yo voy a bailar con mi hada — anuncia Lilly, que abandona lo que estaba haciendo y huye de allí dando unos saltos tan exagerados que hace que el vestido se le levante y hasta puede verle las bragas de Bob Esponja que lleva puestas.

Se echa a reír, su sobrina es un desastre.

—Tu hermano y cuñada deberían hablar con la niña, ya es mayorcita para tener amigos imaginarios — comenta Janet sin levantar la vista del teléfono.

— Tiene seis años, es sólo una etapa, mejor eso a que les pida un hermanito para no jugar sola — la defiende él, pero su esposa ya vuelve a estar centrada en lo suyo.
Besa su sien con amor.
— Voy al baño y luego te traeré una copa -informa, aunque no sabe si lo escuchó, no le ha dicho su típico "vale cariño".

Camina hacia el baño.
—Madre mía —murmura sorprendido cuando ve la cola que hay para entrar al de mujeres. Normal, con esos trajes tan largos seguro que tardan media hora en remangarlos y bajarse las bragas.
Camina hasta la puerta donde la silueta de un muñeco con sombrero sobre la palabra Caballeros le informa que ese es su baño.
—¿Lilly? ¿Qué haces aquí? —pregunta al verla apoyada bajo el quicio de la puerta, moviéndose suavemente al ritmo de la música.

— Mi hada tenía que hacer pis, y como nuestro baño está lleno ha entrado en el tuyo. Dice que no va a ver nada que no haya visto ya, pero a mí no me deja pasar para que no le vea la pilila a los hombres -responde ella, tapándose la boca para ahogar la risita que le produce pronunciar esa palabra.

Daryl se echa a reír. Desde luego imaginación no le falta. Menudas películas se monta con su hada , casi le hace pensar que es...
— Uy, perdona — se disculpa una dulce voz que ha chocado con él.
...real...
La mira, ella le mira a él, y el mundo se detiene. Sólo existe ella.
El sonido de la música no es más que un eco lejano, sólo puede oír su corazón a punto de salirse del pecho, su respiración pesada y un aleteo en su interior, tan poderoso que hace que le duela el estómago.
¿En serio es real? Las potentes luces led del baño la envuelven cubriendo su piel pálida, haciendo que parezca una aparición fruto de su imaginación. Una hermosa aparición que tiene los ojos más azules que ha visto en su vida.
No quiere hablar, tiene miedo de abrir la boca y que ella desaparezca, aunque si quisiera tampoco podría hacerlo, siente que ha perdido la voz y es incapaz de articular palabra. Por suerte para él, ella parece tener exactamente el mismo problema.

Lilly observa a esos dos, mirándose fijamente, con la boca entreabierta y sin decirse absolutamente nada, como si se hubiesen convertido en estatuas de piedra.
—Menuda cara de idiotas tenéis los dos —murmura —¡Venga, que quiero bailar! —gruñe impaciente, agarrando a la mujer del brazo obligándola a salir de allí.

Daryl da un paso atrás para que pueda pasar por su lado, y sus hombros chocan accidentalmente provocando una descarga eléctrica que recorre todo su cuerpo de tal forma que le asusta.
¿Ella es esa famosa hada? Al parecer los amigos imaginarios existen, y las mariposas en el estómago también.
Demasiado tarde...

La observa marchar, ambos se niegan a dejar de mirarse, pero con cada paso que ella da se van perdiendo de vista un poco más.
Ya es incapaz de localizar su cabello plateado, su colorido vestido largo estilo hippie, sus botas altas... La multitud se la ha tragado, y un miedo atroz a no volver a verla recorre sus entrañas.

Va tras ella, olvidándose por completo de lo que iba a hacer en ese baño.
Corre hasta la pista de baile donde debería de estar si Lilly no ha cambiado de planes a mitad de camino. Esa niña es muy impulsiva, más de una vez ha ido a la cocina a por un vaso de agua y ha vuelto con una cacerola en la cabeza para jugar a los Caballeros medievales.
Respira aliviado, está ahí, con su sobrina en brazos, dándole vueltas, haciéndola reír y de paso riendo ella. Tiene una sonrisa preciosa.

— Hey, Darlina — saluda Merle dándole una palmada en la espalda — ¿No sacas a tu chica a bailar? — pregunta mirando a Janet, que sigue con el dichoso teléfono. Esa mujer sólo vive para el trabajo, está seguro de que ni se ha dado cuenta de que está en una boda.

— No, ya está bailando con... — sacude la cabeza. Menuda burrada ha estado a punto de decir. Mira a su hermano.

—¿Algún problema? —pregunta intentando descifrar esa mirada.

— Aquí hay gente que no conozco —responde mirando disimuladamente hacia esa mujer.

Merle se ríe.
—Normal, hay familiares de Andrea que son de fuera y...

—La mujer del cabello plateado ¿Quién es? — interrumpe, preguntando apresurado.

— ¿Cabello plateado? ¿Te refieres a Úrsula, la tía de Andrea? —Responde dudoso.

— No joder, es más joven, ¡La que está bailando con Lilly! — apunta, como si la acabase de localizar, y no llevase un buen rato observándola como un puto pervertido.

Merle busca a su niña, para saber quién está bailando con ella, y vuelve a centrarse en su hermano una vez que ha visto a quién se refiere.
— ¿De verdad no sabes quién es?— pregunta fingiendo estar sorprendido. Daryl niega, y él pasea lentamente la lengua por el interior de la boca mirando a su hermano con diversión.

— ¿Sabes quién es o no? — se impacienta Daryl. Odia que lo mire así, como cuando eran niños y él hablaba emocionado sobre que acababa de conocer a Santa Claus y él lo escuchaba a sabiendas de que no era real. Le está ocultando algo.

— Un momento — se gira y busca a Andrea con la mirada — ¡Ey, cariño, ven aquí! — la llama cuando la localiza unos metros por detrás de él, hablando con Michonne.

— ¿Qué ocurre? — pregunta colgándose del brazo de su marido.

— Mi hermano dice que no conoce a la mujer que está bailando con Lilly ¿A ti te suena de algo? — pregunta compartiendo miradas cómplices con ella.

Andrea mira a la mujer que baila con su hija, y seguidamente asesina a su cuñado con la mirada.
— ¡Qué patada en la boca te voy a dar, Daryl! — gruñe— ¡No la conoces porque nunca quisiste conocerla! ¡Me pasé diez años queriendo presentártela!

Daryl abre los ojos sorprendido.
— ¿Ella era una de las chicas que querías presentarme? — pregunta.
Se ha pasado la vida escuchando a todos sus amigos diciéndole "Conozco tal chica que te gustará, si quieres le doy tu número para quedar, o cenamos los cuatro" pero nunca le gustó eso, siempre lo vio algo forzado. Siempre creyó que se cruzaría con su media naranja por la calle y nada más verla diría "Es ella".
Aunque... quien dice calle dice baño de caballeros...

— No cielo, Carol era la única chica que quería presentarte— responde dándole un par de suaves palmadas en la mejilla antes de marchar de allí.

Daryl graba ese nombre en su memoria"Carol", aunque Dios, ahora recuerda perfectamente a Andrea hablándole de ella y diciéndole que harían buena pareja. Cada vez que se aficionaba a algo, hacía algo, comía algo... le decía "eres igual que mi amiga Carol"

—Y... ¿Por qué Lilly la llama Hada? Todos estos meses he pensado que era su amiga imaginaria, me siento gilipollas — gruñe frustrado.

Merle se echa a reír.
— Pues porque yo rompí accidentalmente la figura de un hada con el pelo gris que tenía decorando su habitación, y en vez de decirle la verdad sobre su desaparición y tener que soportar una de sus rabietas me inventé la trola de que había cobrado vida y se había pirado.
Cuando Carol volvió de Washington un par de meses atrás, tras haber estado fuera diez años y Lilly la vio se le metió en la cabeza que era su hada ¡Cosas de niños! — responde, alzando su copa como si fuera a brindar.

— De niños y de padres mentirosos — farfulla — ¿Por qué no la conocí antes? — se frota los ojos cansado, sintiéndose mal por estar torturándose por no estar con ella, cuando tiene a una preciosa mujer esperando a que vuelva a su lado.

— Pues, porque cuando pudiste no quisiste. Luego ella se mudó, tú te casaste con Janet, ella con Tobin y la vida continuó — responde Merle, dándole una palmada en la espalda, y dejándolo a solas con sus pensamientos.

No deja de mirarla, la elegancia con la que su cuerpo se mueve al ritmo de la música, el estilo tan personal que tiene de vestir, su naturalidad, su sonrisa, sus ojos...
¡Joder! ¿Por qué tuvo que aparecer ahora?
Tan tarde...


Hola, aquí os dejo el capítulo piloto de un posible nuevo fic, a ver que os parece :)

Esta historia estará libre de escenas de maltrato y de auténticos villanos. Habrá humor, amor, sexo, y como es habitual en mí, momentos de frustración XD

El vestido que lleva Carol es parecido al que llevó Melissa a los Saturn Awards en 2015.

Avisadme si en algún párrafo he llamado a Lilly Sophia, no os podéis ni imaginar la de veces que me he confundido XD.

Gracias por leer, espero vuestros comentarios.